- ¡Iruka! ¡Estás aquí! – Gritó desesperadamente la conocida voz de Kushina Uzumaki.
- ¡¿Por qué esta escuela es ridículamente grande?! – Se quejó con frustración nuevamente la joven.
- ¡Kushina-chan! ¡Compórtate! - -Regañó una voz suave y delicada pero no por eso menos severa, tras ella. – Yahiko- Nii-san dile algo por favor! Antes de que rompa alguna puerta.
-Kushina… Ya nos dijeron que Iruka está descansando, si sigues gritando así solo conseguirás que enferme de nuevo. - Dijo el mayor de los tres pelirrojos en el pasillo con cara de total desinterés por obedecer a un muy estresado Nagato.
- ¡Yahiko-Nii! ¡Estoy muy preocupada! – Replicó con énfasis la joven como si eso fuera suficiente excusa para justificar su exabrupto. El mayor simplemente se encogió de hombros para explicar a un sospechosamente tembloroso Nagato, la falta de control de su melliza menor.
- ¡Nosotros también lo estamos, pero no vamos por ahí abriendo puertas a diestra y siniestra! – Regañó el único doncel del trio que eran con una voz tan suave que provocó cierto pánico en el mayor y terror mal disimulado en la menor que avergonzada y asustada opto por lo más sensato en ese instante… Disculparse.
-Lo siento Nagato-Nii…
–Buena chica. – Elogio el mayor más relajado palmeando la cabeza gacha de la menor como si se tratara de una chiquilla que ha admitido su error.
- La enfermería debería estar por aquí. –Dijo para seguidamente desplazarse con la gracia que su delicada figura de doncel le otorgaba y que Kushina al ser tan enérgica e impulsiva raramente podía imitar.
Pero, ¿Quién podía culparla? ¡Ella era un alma libre que solo podía ser contenida por su música! Y muy recientemente por cierto rubio de ojos azules que solía ocupar la mayoría de sus pensamientos consientes e inconscientes…
Al llegar a la puerta cuyo letrero en efecto rezaba “Enfermería” en el cabezal, la impaciencia se apodero de ella de nuevo y con un potente portazo anuncio su llegada al lugar y revelo una escena que se grabó a fuego en la retina de sus ojos y de sus dos hermanos mayores tras ella.
Creyó que podría tratarse de una especie de equivocación o algo así… Se cuestionó francamente desconcertada la menor del trio Uzumaki, antes de que la sed de sangre se levantara en ella y se sincronizara con sus dos hermanos flanqueando la única salida.
- ¡¿Qué está pasando aquí?! –Berreó sin poder evitar sonar quizás más aterradora que su hermano minutos antes componiendo una sonrisa engañosamente gentil.
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