UN PEQUEÑO Y TORPE MOMENTO ESPECIAL
Sanji se despertó al escuchar la alarma de su celular sonar, la pantalla del mismo mostraba la hora de las 6:20 a.m.
El joven rubio se levantó de inmediato, él nunca ha tenido problema con levantarse temprano, era todo un ser del día después de todo.
Sanji se acerco a su calendario y tacho el día en curso; “Lunes”, con una leve sonrisa empezó a moverse por toda su gran habitación, le dio play a una pequeña bocina que se encontraba en su escritorio de trabajo y comenzó a sonar la canción “Fifty-Sixty” de Alizée, la canción sonaba y rebotaba por las grandes y altas paredes de la lujosa habitación mientras Sanji habría su closet, que por cierto tenía el tamaño de la cocina de un departamento, el rubio se adentro a este y tomo su uniforme de la preparatoria al mismo tiempo que tarareaba la canción.
El uniforme de la preparatoria Going Merry era bastante simple pero ha Sanji le gustaba bastante, consistía en una camisa blanca con un pequeño logo de lo que parecía ser la cabeza de un chivo, unos pantalones holgados a cuadros color azul marino, una corbata con el mismo color y patrón que los pantalones y un suéter color caqui un tanto holgado también con el pequeño logo.
Una vez había terminado de vestirse se acerco al espejo de cuerpo completo que se encontraba cerca de su escritorio y se vio asimismo regalándose una sonrisa y acomodando sus mechones de cabello para que estos no cubrieran tanto su rostro.
Tomó su mochila que ya había preparado la noche anterior y por fin salió de su habitación.
La habitación de Sanji se encontraba en el segundo piso junto con la de su hermano Yonji, el tercer piso contaba con los cuartos de sus hermanos mayores Ichiji y Niji y en el cuarto y último piso se encontraba las de sus padres y hermana Reiju, era realmente una inmensa mansión, la más grande del todo vecindario.
Sanji bajó por las elegantes escaleras de mármol hasta llegar al enorme comedor donde se encontraban sus cuatro hermanos sentados y comiendo sus desayunos en sus respectivos asientos, sin tomarse la molestia de sin siquiera voltear a verlo, exceptuando a Reiju.
Todos vestían un uniforme bastante elegante de un color blanco con pequeños detalles negros, eran los uniformes de la exclusiva preparatoria Mariejoas, la más costosa de toda la ciudad, si es que no de todo el estado. Todos los Vinsmoke han asistido a esa escuela, desde su padre hasta sus bisabuelos, pero era obvio que Sanji era la excepción, al ser el “fracaso” de la familia Judge ni siquiera se molesto en la idea de pagarle la escuela, es por eso que por intervención de su madre él terminó asistiendo a la escuela pública Going Merry, pero eso estaba perfecto para Sanji, sabía que en Marijoas él no podría ser quien es, seria como revivir su niñez; nadie mas que él contra un mundo lleno de personas que se sentían superior a los demás por su estúpido estatus.
Sanji tomo asiento y la joven cocinera Cosette puso frente a él un plato con su desayuno.
-Gracias Cosette-chan, se ve delicioso.
La chica no dijo nada, solo mostró un sonrojo en sus mejillas mientras sonreía y volvía a la cocina.
Había un gran silencio, lo único que podía escucharse era el movimiento de los cubiertos, pero en esta casa está clase de silencios que muchos considerarían incómodos eran una bendición para Sanji, el silencio cortante era cientos de veces mejor que escuchar ataques a su persona por parte de sus hermanos.
-Ichiji-sama, Niji-sama, Yonji-sama - los llamó Epony, una de las mucamas de la casa - Su limosina esta lista para llevarlos al instituto.
Los tres antes nombrados se levantaron sin decir ni una palabra y se dirigieron hacia la gran puerta principal.
-¿Tú no iras con ellos? - preguntó Sanji por fin rompiendo el silencio.
-No, me iré en mi propia limusina, no quiero ir escuchando las estúpidas historias de como Yonji se acostó con tal o tal chica - Reiju comenzó a explicar - Además, aun tengo algo de tiempo, así tengo la oportunidad de ponerme al día contigo - sonrió picaramente.
Reiju era una chica preciosa, inteligente y refinada, es como la hija perfecta, sin embargo ella también era muy sospechosa y hasta un poco tenebrosa diría Sanji, siempre parecía que sabía algo que los demás no, nunca sabía si Reiju solo estaba jugando con él o si realmente le importaba su bienestar, aunque bueno, Reiju era un ángel con él a diferencia de sus hermanos, eso era algo completamente seguro.
-Pues lo lamento, no creo que este sea el mejor momento de “ponernos al día” - dijo Sanji levantándose de su asiento - Tal vez tú no tienes prisa, pero yo sí.
-No tendrías que irte con tanta prisa si accedieras a dar uso a tu limusina y chófer, sabes que padre no te ha quitado eso aún.
-¿Porqué querría hacer eso? Prefiero caminar, pero bueno, me voy, si mamá baja a desayunar antes de que te vayas, salúdala de mi parte.
Reiju solo respondió a eso con un movimiento de cabeza hasta que solo escucho el sonido de la puerta principal cerrarse.
-No es que solo prefieras caminar, sino que prefieres irte con él - se dijo asimisma la joven pelirosa con una suave sonrisa postrada en sus labios.
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Sanji salió de la enorme casa y camino por el hermoso jardín lleno de flores, flores que su madre había plantado a través de los años, sonrió un poco al recordar que en varias ocasiones desde que era pequeño él la había ayudado a plantar varias de ellas.
Por fin se acerco a la puerta de la alta cerca y esta fue abierta por uno de los hombres del personal de la familia.
-Que tenga buen día Sanji-sama - le dijo de una forma bastante formal.
-Gracias, buen día.
La puerta se cerró detrás de él y se dirigió hacia el sur, hacia el vecindario de Impel Down, el lugar más peligroso de toda la ciudad de Shabondy, era un poco irónico que el vecindario Enies Lobby, el más lujoso y exclusivo de todos estuviera a tan sólo unas calles del peor de todos, lo único que los separaba eran las vías del tren.
Sanji camino dos cuadras desde su hogar hasta llegar a las vías del tren y sonrió al ver que su amigo Zoro ya se encontraba esperándolo al otro lado, Sanji lo observó, típico del marimo, solo traía la camisa blanca, que ni siquiera estaba del todo abotonada debía agregar y los pantalones, ¿Tan difícil era ponerse el uniforme completo?
-Oi cejas, ahora tardaste un poco más de lo habitual - dijo el peliverde quejándose y bostezando.
-Fue sólo que mi hermana y yo hablamos un poco, además tú no eres quien para hablar marimo, tú eres el que siempre llega tarde ya que te pierdes aun cuando las vías del tren solo se encuentran a una calle de tu casa idiota, simplemente hoy tuviste suerte.
-Como sea, como sea, andando.
Zoro y Sanji comenzaron a caminar, eran las 6:40 y la escuela se encontraba en Water 7 a unos 15 minutos caminando, no habría problemas, llegarían antes de las 7:00.
Desde la secundaria ellos siempre se iban juntos, después de todo vivían extremadamente cerca y Yosaku y Johnny le habían rogado a Sanji en secreto que acompañara a Zoro, después de todo el moreno tenía la orientación de una planta, si nadie lo acompañara de seguro llegaría 3 horas tarde a sus clases, él mostró molestia ante esta petición pero obviamente eso era mentira, él adoraba pasar tiempo con Zoro, este era un momento que él sinceramente atesoraba bastante, no le importaba si algunas veces iban peleando o en silencio, era un momento muy importante para él, muy importante.
-Oye cocinero, leí tu lista ayer - comenzó a hablar Zoro.
-¡Ah, es cierto! ¿Qué te pareció? Increíble, ¿cierto? - dijo con mucha seguridad con la frente bien en alto.
-Fue lo más idiota que he leído…
-¿¡Huh!? ¿Pero qué estás diciendo imbécil? - dijo el rubio soltando patadas a diestra y siniestra hacia el moreno.
-Oi, oi - Zoro esquivo las patadas como pudo mientras ambos seguían su camino - ¡Es solo que no hay forma de que yo haga esas estupideces! Yo nunca haría eso.
-Y ese es exactamente el motivo de tu soltería cabeza de musgo, debes confiar en el príncipe del amor, osea yo, créeme no hay ser en esta tierra que pueda resistirse a las increíbles “NOTAS DE AMOR AMOR“
-¿Príncipe del amor? Más bien el príncipe de los tarados… - susurro Zoro intentando que Sanji no lo escuchara pero fallando y recibiendo una patada de su amigo en la cabeza - ¡Ouch! ¡Idiota, eso duele!
-Cállate marimo, te lo mereces, si tienes tantos problemas con mis consejos ve a pedirle ayuda a alguien más.
Zoro suspiro, no podía pedirle ayuda a nadie más, nadie sabía acerca de sus sentimientos por Luffy y no es que no confiara en sus demás amigos, es solo que confiaba en Sanji cien veces más que en los demás, bueno mil veces más si hablamos de la bruja de Nami, después de todo es su mejor amigo, sabía que aunque el rubio podía llegar a parecer un poco tonto e ingenuo, él era bastante astuto, si Sanji le daba un consejo era porque este era uno bueno.
-Ugh bien, tal vez intente alguno de los puntos de tu estúpida lista… - dijo rindiéndose mientras ponía sus manos atrás de su cabeza.
Sanji sonrió ante esta respuesta.
-Bien dicho marimo-kun, te mereces un premio por ser tan buen chico - dijo Sanji como si estuviera hablando con un perro que por fin había aprendido a dar la patita.
Zoro ignoro el intento de su amigo por molestarlo y volteo a ver al rubio que había sacado una pequeña bolsa de papel de su mochila.
-¿Qué es eso? ¿Es para mi?
-Onigiris y sí, son para ti marimo, se más agradecido idiota - dijo lo último fingiendo molestia - Hice unos cuantos para mamá el otro día y me sobraron unos cuantos así que decidí que era mejor dártelos a ti…uhm sabes que odio desperdiciar.
-Oh entiendo, gracias.
Una pequeña sonrisa se le escapó de los labios al moreno, sabía que lo que había dicho Sanji no era cierto…
Recuerda que una vez cuando eran pequeños en la primaria debido a que Yosaku y Johnny estaban pasando por unos momentos duros no pudo llevar almuerzo y paso hambre durante toda la mañana, Sanji al notar eso al día siguiente le llevó comida que le había preparado y así fue todos los días hasta terminar los 6 años de primaria, Yosaku y Johnny se sentían muy apenados con Sanji y su madre, pero el par de rubios dijeron que no había problema alguno, sino que al contrario, Sanji amaba cocinar para los demás y adoraba aún más cocinar para sus amigos y obviamente Zoro amaba comer la comida de Sanji, el rubio siempre ha sido un cocinero muy talentoso, aún al ser tan pequeño su comida parecía haber sido preparada por un cocinero experto. Cuando entraron a la secundaria Sanji dejo de traerle comida todos los días, pero siempre le llevaba comida al menos dos veces por semana cuando "había preparado de más” y esto continúa hasta el presente en la preparatoria.
Sanji sintió sus mejillas arder cuando noto la sonrisa serena de Zoro pero volteo hacia otro lado antes de que su amigo notara el color en sus mejillas (o eso creía él).
¡Eso estuvo cerca Sanji, debes calmarte!
-O-Oh cierto - volvió el rubio a hablar intentando normalizarse mientras volvía a buscar en su mochila - Ten, también dale estos a Yosaku y Johnny, espero les gusten.
Zoro recibió las otras dos bolsas de Onigiris aun con su pequeña sonrisa y las guardo en su mochila junto con la primera bolsa que recibió del rubio.
-Claro, gracias cocinero.
Sanji pudo comenzar a ver la escuela, al igual que a varios estudiantes caminando por las banquetas, su momento especial con Zoro se había terminado por hoy y el muy idiota de él no podía esperar a mañana en la mañana para poder volver a ver a Zoro al lado de la vías del tren para volver a tener su pequeño y torpe momento especial de nuevo.
Ante este vergonzoso y cursi pensamiento Sanji pudo sentir su rostro arder.
¡Mierda, dije tranquilizate Sanji!
-M-Me iré adelantando marimo, creo que vi a Robin-chan más adelante, iré a saludar, no te vayas a perder idiota - y sin esperar una respuesta del moreno, Sanji salió corriendo en dirección a la preparatoria Going Merry.
CONTINUARA