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Erfreuliche Folter por EdwardAndLoganx

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Notas del capitulo:

A veces olvido en qué capítulo voy y tengo que checarlo como tres veces. XD

Severus Snape ignoraba completamente la situación en la que estaba el niño-que-vivió. A petición de Harry, el señor oscuro no le comentó absolutamente nada al profesor de pociones, con la vaga justificación de que las mejores sorpresas se preparaban con mucho tiempo de anticipación.

 

Voldemort, evidentemente, no le creyó, mas no dijo nada. — ¿Qué será del niño, si no le molesta que pregunte, mi Lord?

 

— ¿El niño? —Tom respondió distraídamente. Los demás mortífagos que estaban presentes hicieron una mueca de confusión ante el cuestionamiento de Snape. Estaban tan acostumbrados a llamarlo “pequeño señor” o simplemente “Potter” (este último lo cambiaron a “Orion” por petición de Bellatrix y Rodolphus) que olvidaron que seguía siendo un niño, el salvador de la luz.

 

El pocionista relamió sus labios, un poco ansioso. —Potter, mi Lord. —Musitó con simpleza. Esperó pacientemente que alguien dijese algo, siquiera un típico insulto de Bellatrix, pero se vio sorprendido cuando su Lord sonrió.

 

Un gesto aterrador, cabe decir. —Ah… Potter. —El apellido resonó como un suave ronroneo. Severus se paralizó ante eso. —Supongo que lo están buscando desesperadamente. —El profesor de pociones asintió con lentitud. —Cuéntanos sobre eso, Severus.

 

Snape suspiró. —Lo están buscando hasta por debajo de las piedras, mi Lord. La gran mayoría de la población mágica está en shock por su desaparición. Dumbledore tiene la esperanza de que sigue vivo, sin embargo… —Se detuvo abruptamente, incapaz de continuar por el terror de estar en lo cierto.

 

Bellatrix sonrió. —Piensan que el bebito está muerto. —Su falso tono despectivo complació al señor oscuro. Él había ordenado no decir nada del chico frente a Severus, nuevamente por la petición de Harry.

 

—O, en su defecto, siendo horriblemente torturado. —Riddle, con una carcajada, completó. Los demás mortífagos también rieron. —Lo cierto, Severus, es que al niño le esperan grandes cosas, tantas que no podrías imaginártelo.

 

—Está vivo… —Se le escapó decir tras jadear. Su rostro palideció considerablemente, creyendo lo peor.

 

—Lo estará por mucho tiempo, supongo; es divertido jugar con él. —Voldemort mordió su labio inferior, ocultando su sonrisa traviesa. —Pero eso no debe saberse. —Luego de juguetear un poco con su varita, volvió a dirigirse al pocionista. —Tengo una misión para ti, Severus.

 

—Estoy a sus órdenes, mi Lord.

 

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Tom odiaba admitirlo, pero se había vuelto un adicto al sexo.

Ciertamente, encontraba relajante follarse a Harry cada que sus niveles de estrés e ira subían peligrosamente. Era extraño. Le gustaba besar al niño después de que este comiera algún tipo de dulce; no era fan de ellos, pero en la boca de Harry sabían delicioso. Gustaba de platicar con él y exponer cada uno de sus planes, escuchar su consejo y mejorar juntos. Adoraba sentarlo en sus piernas cada que tenía una reunión, marcando silenciosamente territorio frente a todos.

Harry, por estúpido que pareciera, era su cordura, su razón, su consciencia, una de sus posesiones más valiosas.

Desde que tenían sus encuentros carnales, sus seguidores comenzaban a disfrutar, y agradecer, la presencia del chico. Gracias a él, los castigos habían disminuido considerablemente. Ya no se veía a Voldemort lanzando crucios por cada error que cometían, también se le notaba más tranquilo y generoso; pensaba mejor las cosas y actuaba más razonablemente.

Un viernes de octubre, Riddle consideró desquitar su enojo con sus mortífagos, pero optó por hundirse entre las piernas del nuevo integrante de los Lestrange y maltratarlo justo como le gustaba. Estaba furioso con el mundo, con él mismo por no haber hablado de ese tema con Harry.

 

“Tener muchos horrocrux es peligroso”, el niño-que-vivió le dijo al diario una vez, “no estoy en contra de que los haga, por supuesto, eso es algo que me es indiferente. Sin embargo, fue bastante estúpido de su parte esconderlos lejos de él. Tú, por obra del destino, has logrado llegar a mis manos. Decidí protegerte y darte mi palabra de conseguirte cuerpo para cumplir nuestras metas, pero, ¿Quién asegura que en todos los casos será igual? Lo más probable es que terminen destruidos”.

 

Rió histéricamente luego de llegar al clímax y desplomarse sobre el niño. —Soy un idiota. —Susurró, intentando controlar su acelerada respiración. Harry, quien también se encontraba jadeando, lo miró confundido.

 

— ¿Tom?

 

—Siempre tuviste razón, mierda, y yo no quise verlo. —Suspiró, aferrándose a las caderas del chico y enterrando su rostro en el cuello ajeno. Carcajeó con suavidad, aunque no había rastro de humor en el sonido. —Soy sumamente patético, ¿No lo crees?

 

El ojiverde se encogió de hombros, sin saber qué decir. —Dime qué sucedió. —Tom negó, cerrando sus ojos. Más pronto de lo esperado, el sueño se estaba haciendo cargo de él. —Tom… —Harry insistió, sacudiéndolo un poco para que no durmiese.

 

El señor oscuro gruñó. —El anillo. —Con simpleza habló, luego suspiró. —Acompáñame a un lugar mañana. —Torpemente musitó, exponiendo lo cansando que estaba con esa frase.

 

Harry, comprendiendo lo que quiso decir, asintió. —A donde quieras. —El Lord cayó dormido, rodeando posesivamente su cintura. —A veces eres tan idiota, Tom. —Murmuró, sabiendo que Riddle no lo escucharía.

 

La mente del chico comenzó a trabajar rápidamente. El anillo de los Gaunt, según palabras del pedazo de alma que residía en el diario, fue el primero Horrocrux que Tom creó. Si sus suposiciones eran ciertas, el anillo había desaparecido, quizá ya también estaba destruido. Harry rió, sarcástico; Tom, por primera vez, admitió en voz alta que estaba en lo correcto.

Distraídamente, acarició el cabello de su amante. Lo más probable es que fueran a recuperar los demás horrocrux antes de que tuviesen el mismo destino que el primero. Desde luego, recordó que él también era uno. Bufó por lo bajo al presentir que la posesividad y sobreprotección de Riddle aumentaría drásticamente.

Sonrió un poco. Con ese pedazo de alma residiendo en su interior tenía asegurada mucha diversión durante más tiempo. Sabía que Tom no lo mataría, sería contraproducente que lo hiciera, así que ambos harían de las suyas por muchos años.

Con tales pensamientos, cerró los ojos. El día siguiente prometía ser abrumadoramente largo y cansado, sumamente emocionante. Por primera vez, Harry se sintió ansioso de que el mañana llegara.


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