Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mitades rotas por angeloDivoglio

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

- ¿quién eres tú?

Pregunto aquel bastardo sorprendido al ver como Death colocaba a afrodita a su espalda

- tu puta peor pesadilla si vuelves a tocarlo.

Le respondió sorprendiendo a afrodita, pues nunca, desde que lo había conocido había visto aquella mirada en Death, era una agresiva, que mostraba lo peligroso que podría llegar a ser.

- ¿lo vas a defender? Solo es una puta barata ¿sabes? Mi propiedad por cierto.

Le dijo con una estúpida sonrisa en el rostro mirando a afrodita quien seguía escondido tras deathmask.

- ve... vete por favor Death, todo estará bien.

Pronuncio por fin tomando un poco de valor, saliendo de su escondite acercándose a aquel hombre, creándole una estúpida sonrisa más esta vez de satisfacción cuando llego a su lado, bajando la mirada, como un pequeño cachorro asustado.

- como vez él es mío, y de nadie más, es mi juguete, mi mayor entretenimiento.

Tomo el cabello del menor con fuerza, obligándolo a alzar la mirada para que viera el rostro de la persona con quien venía.

- suéltalo.

Le ordeno, cerrando su puño, intentando controlarse.

- Por qué, cómo te dije es mi juguete nada más

Una siniestra mueca se formó en sus labios, alertando un poco a aquel hombre más aun así no soltó al peli celeste más bien aumento su agarre lastimándolo aún más.

- Death, solo vete, por favor. - Suplico con desesperación

- suéltalo.

Repitió una vez, comenzando a caminar a su dirección, ignorando las palabras del peli celeste, para así, tomar de cuello a aquel hombre, lastimándolo al momento, haciéndolo soltar a dita, mientras usando su fuerza le obligaba a retroceder, chocando contra el barandal, lastimándolo aún más.

- si vuelves a tocarlo, te juro que te matare, mas no te matare rápido, no... Será lento, de la manera más cruel que puedas imaginar, me bañare en tu puta sangre mientras gritas y me pides que acabe con tu dolor, pero no, no lo hare, te juro que te hare sufrir cada una de las cosas que tu pudiste hacerle a afrodita, te lo juro.

Su rostro ya no reflejaba aquel chico tranquilo y triste que conocía, en aquel momento parecía alguien más, sus facciones, su mirada, parecía más un demente, un psicópata, alguien que mataría a la otra persona sin siquiera dudarlo.

- Death, déjalo por favor.

Le dijo viendo como aun usando su fuerza le había levantado del cuello, haciéndole parecer que pronto le haría caer al suelo.

- Death.

Le grito tomándolo del brazo, obligándolo a retroceder, para que así le soltara.

- lárgate.

Le ordeno sin apartar la vista de aquel despreciable hombre, viéndolo correr.

- te vas arrepentir.

Fue lo único que dijo antes de salir de ahí.

- ¡ja! Que original.

Se burló el italiano al verlo correr.

- el regresara, vendrá con más hombres, ¿por qué demonios has hecho eso?

Decía el peli celeste, sintiendo un nudo en la garganta.

- ven conmigo.

Tomo su mano sin su permiso, comenzando a caminar hasta la azotea del lugar, posándose junto al barandal donde había visto a afrodita queriendo saltar.

- ¿recuerdas ese día? ¿Cuándo estabas por saltar y yo hable contigo por primera vez? ¿Lo recuerdas?

Su voz era fuerte, parecía casi un grito, más aun así no intimidaba al peli celeste quien cruzado de brazos mirando las luce de la cuidad asintió con la cabeza.

- ¿entonces recuerdas como te sentías en ese momento? ¿Recuerdas la soledad, el dolor físico y emocional? ¿Lo recuerdas?

El menor nuevamente asintió sintiendo un nudo en su garganta, comenzando a llorar.

-¿quieres regresar a eso? ¿Quieres volver a sufrir en sus manos? Eso quieres.

- no, no lo quiero. – respondió limpiando sus lágrimas- pero tampoco es como que quiero regresar a la calle, estoy solo Death, fin al cabo estoy solo, si vuelvo a dejarlo, pierdo todo, y tampoco quiero eso.

Death acaricio su cuello intentando calmarse, sintiendo como la ira se apoderaba de él, ante aquella respuesta más aun así controlaba su respiración, intentando entender a afrodita.

- por favor Death, pase lo que pase no vuelvas a hacer eso, no sé qué haría si él te hiciera algo.

Le dijo después de un largo silencio, después de ver como el mayor ni siquiera le miraba, solo veía los edificios de tras fondo, y las luces que iluminaban la ciudad en la oscuridad de la noche.

- entonces me estas pidiendo que deje que te trate como basura frente a mis ojos, ¿quieres que me quede callado sin más?

El menor asintió con la cabeza, dejando aún más confundido al italiano.

- yo era un niño que tenía todo, una linda casa, un perro, dos padres que me amaban y fue aquel hombre el que me quito todo, me arrebato de mi hogar, matando a mi familia, llevándose a su lado desde que era un niño, usándome a su antojo, clavando en mi cabeza que no podría vivir si él no estaba a mi lado, así que a pesar que ahora tenga la libertad de salir, no me atrevo a contradecirle en nada, tengo miedo, y ahora mi miedo a incrementado al saber que tiene alguien nuevo que quitarme, y si el llegara a hacerte daño, yo no podría perdonarme, te amo angeló... perdón Death mask te amo con todo mi corazón, y es por eso que te pido que no hagas nada, que simplemente finjas que nada pasa, como es tu costumbre, solo déjalo pasar.. Por favor.

Su corazón se detuvo un momento, y su ira se convirtió en sorpresa de un momento a otro, no esperaba que entre lágrimas y en medio de aquella discusión el peli celeste se le confesara.

-¿me... me amas?

Cuestiono con dificultad, viendo como el peli celeste afirmaba con la cabeza, bajando la mira.

- no te estoy pidiendo que me correspondas, pero solo te estoy pidiendo que no hagas nada estúpido,, no me gustaría no verte nunca más, no podría soportar estar sin ti.

El mayor sonrió ligeramente, acercándose al menor tomándolo por la barbilla para que lo viera a la cara, limpiando sus lágrimas, lo acerco a él con ternura, abrazándolo con fuerza, besando su cabellera.

.- nada me pasara, yo estaré a tu lado siempre.

Fue lo único que digo, sintiendo su sonrisa crecer aún más, sin atreverse a soltar un solo segundo a afrodita, quien sintiendo por fin calma, se aferró a aquel abrazo, mirando las luces de la ciudad, encontrando por fin aquella vista hermosa.

Se mantuvieron así algunos segundos, no querían apartarse, no querían regresar a sus departamentos para seguir con sus miserables vidas, Death no soportaría más el desprecio de su madre o las peleas con su padre y afrodita no quería regresar, sabiendo que cuando la noche fuera aún más grande, el regresaría, y le haría pagar por todo aquello que había pasado.

- no regreses con él, no lo hagas, quédate conmigo, se mío como yo quiero ser tuyo, se mi dueño, y tómame a tu antojo, pues a nadie más le permitiría eso, más que a ti, porque yo también te amo, lo he hecho desde hace tiempo, y ahora que has confesado tu amor por mí, no dejare que nada te pase, nadie volverá a lastimarte, tendrá que matarme a mi primero

Aparto un poco al peli celeste, acariciando su mejilla, acercando su rostro con lentitud, esperando que el menor le rechazara, mas no fue así, este solo cerro sus ojos, siendo consciente de lo que aproximaba, sintiendo un poco de nerviosismo, pero sobre todo un fuerte pero reconfortarle hormigueo en sus labios al sentir los del mayor, abrió ligeramente su boca, sintiendo la húmeda y fría lengua del italiano comenzar a jugar con la suya, estremeciendo cada uno de sus sentidos, haciéndole por inercia acercarse mas al mayor, juntando por completo sus cuerpos.

- yo siempre voy a protegerte, solo tienes que aceptarme a tu lado.

Le dijo separándose un instante de su lado, para volver a besarlo con la misma pasión, siendo correspondido por el menor, quien sintiendo por primera vez en su vida lo que era un acto consensuado, un acto que le traía paz, y alejaba el miedo, sintió un enorme deseo, por pertenecer por completo a ese hombre, de ser suyo en cuerpo en alma, hasta el fin de sus días.

- te acepto, pero borra su recuerdo de mí, borra las pesadillas y conviérteme en tuyo.

Death comenzó a besar su cuello, sintiendo una gran desesperación, comenzando entre besos y sin separarlo de él, a llevarlo a donde bien sabía que había un pequeño colchón con algunas sabanas en él, pues muchas veces al ser corrido de su casa por su madre tuvo que dormir ahí, aquello pertenecía a quien solían hacer fiestas en el tejado, pero no le importaba, prefería eso, a permitir que el cuerpo de afrodita tocara el suelo.

Lo recostó con delicadeza, levantándose un momento, para ver su sonrisa, y sus hermosos, ojos.

- hazme olvidar, por favor.

Le pido en pequeña suplica, mientras sensualmente abría sus piernas, desabrochando su pantalón, al tiempo que subía su playera un poco, dejándole ver su abdomen.

El cual el mayor beso, comenzando a lamerlo un poco, bajando hasta descubrir por completo el sexo ya despierto del menor, el que introdujo en su boca, escuchando pequeños gemidos placenteros de su amado sueco.

Mas no se quedó ahí, no, aun quería seguir probando el dulce sabor del peli celeste.

Comenzó a desnudarlo con lentitud, gozando cada momento, extasiándose al sentirlo estremecer por el frio de la noche aunque más aun por el rose de sus manos, que mientras más lo tocaban más gemidos ahogados soltaba.

Le miro hasta que no pudo más, miro sus ojos azules ojos y por primera vez que le conoció estos mostraban un poco de brillo, incluso su sonrisa era genuina, disfrutaba el momento, en verdad que lo hacía.

El tiempo paso lento, más eso fue perfecto para ambos, pues aun desnudos, cubiertos solo por es manta, continuaban tocando su cuerpo, mientras sus labios se unían sin descanso; lo hacían sin prisa, deseando que todo se detuviera y les dejara disfrutar por siempre esa bendita sensación.

Más no fue así, las cosas no se detuvieron y sus cuerpos calientes les exigían más que besos y caricias, les pedían ser uno solo.

El menor entre cerro sus ojos al sentir el sexo de su amado entrar sin prisa dentro suyo, gimiendo al sentirlo inundar cada parte de su ser.

- Ti amo, perché in te ho trovato la mia altra metà

(Te amo, pues en ti he encontrado mi otra mitad)

Susurro en su oído, lamiendo su cuello después, sintiendo al menor estremecerse aún más.

le escucho gemir y repetir su nombre entre embestidas durante toda lo noche, sin descanso, envueltos en sudor, abrazo a su amado hasta terminar exhausto, viéndolo dormir primero en sus brazos, besando su nuca, viendo las luces de los edificios cercanos apagarse una a una.

- Death despierta, el sol está saliendo.

Fue la vos de su amado sueco lo que lo despertó, escuchando de inmediato los otros ruidos ambientales de la ciudad.

- pues entonces veamos el amanecer.

Abrazo más a su amado, cobijándolo con sobreprotección, siendo testigos de cómo la luz iluminaba poco a poco los edificio, frente suyo, comenzando a regalarles un poco de calor.

- siento que podría morir en este momento, y mi alma no añoraría el cielo, pues lo estoy sintiendo entre tus brazos.

dijo el peli celeste sin querer levantarse, acurrucándose más en los brazos del italiano, quien besando su mejilla, susurro en su odio un lindo poema que había escuchado hace tiempo en una canción, más le pareció perfecto para su amado sueco.

- . Podría dejar de beber,

Podría beber de tu copa,

Podría dejar de comer,

Podría comerme tu ropa,

Podría dejar de cantar,

Podría encontrarme en tus notas,

Podría cruzar sin nadar este mar de cristal si me tocas,

Podría dejar de sufrir,

Podría olvidar las derrotas,

Podría dejar de dormir,

Podría soñar si me arropas,

Podría dejar de fumar,

Podría calmarme en tu boca,

Podría matar sin pensar al que toque tus dos alas rotas,

Podría dejar de nadar,

Podría quedarme en tu popa,

Podría dejar de llover,

Podría empaparme en tus gotas,

Podría dejar de buscar,

Podría olvidar cualquier otra,

Podría mil cosas pero...

Detuvo sus palaras un poco soltando un momento a afrodita, para besar sus labios, después de admirar su sonrisa.

- no puedo vivir sin ti, no puedo vivir sin ti...

Sentencio, recibiendo ahora el beso del peli celeste, quien sin notar sintió como una lágrima se resbalaba por su mejilla, más su sonrisa no se borraba, pues aquello era, una lágrima de genuina felicidad.

Todo lo que pasaba era hermoso, más tenían que irse de ahí antes que alguien les viera e hicieran sus problemas aún más grandes.

- tengo dinero guardado para cuando por fin decidiera salirme de casa, así que usemos eso y vayámonos de aquí, vayámonos a donde quieras, y donde nada nunca nos encuentre.

Le decía Death a dita, mientras bajaban las escaleras, intentando controlar su nerviosismo por pensar que tal vez aquel hombre estuviera en su departamento, al cual solo tendría que ir para recoger algunas de sus cosas he irse.

Pero no estaba ahí, aunque en su celular había un mensaje el cual leyó con un poco de miedo.

- ayer solo fui porque por negocios tuve que regresar al país, he vuelto a Suecia, pero aun así estaré una semana más aquí, regresaré como era lo esperado, te digo esto porque espero un mejor comportamiento de tu parte, pues recuerda cachorrito, no importa a donde vayas, cuando tu belleza no le sea suficiente a cualquier hombre en la tierra, cuando se aburran de tu cuerpo y consigan un modelo nuevo, tu regresaras a la calle y por ende a mi... es tu decisión lo que pase de ahora en adelante, pero solo piensa ¿ cuánto crees que dure su amor por ti? Y más importante aún ¿qué harás cuando ese amor acabe?

Evita el sufrimiento cachorrito, y sigue siendo mi juguete favorito.

Tembló un poco al terminar de leer ese mensaje, sintiendo un mal sabor de boca y un dolor en su estómago, pues aquello supo llegar a su cabeza, uno de las razones por las que permanecía aislado de la gente aún más que por el miedo que tenía a su amo, era por que las personas cambian a los demás por tonterías, se olvidan fácilmente de aquellos que algunas vez les juraban amor, el ser humano no era alguien confiable para entregarse en alma.

Pero ya era tarde, ahora le pertenecía a su italiano y nada cambiaria eso.

Dejo su celular mientras terminaba de guardar su ropa y el resto de sus cosas importantes en una gran mochila esperando que Death viniera por él.

- cuídate mamá, por favor cuídate, te quiero.

Le decía a quien le ignoraba por completo, mostrando que no le importaba ver a su único hijo con una gran mochila en su espalda.

- Ángelo

Susurro su nombre al verlo partir, sintiendo como sus ojos se humedecían sin que ella fuera consiente, y en su corazón un fuerte dolor comenzaba a asfixiarla.

- perdóname.

Dijo al viento, pues su hijo se había marchado ya sin escucharla, se había ido sin saber si lo volvería a ver algún día.

Habían pasado dos meses ya, se encontraban lejos de aquella ciudad, ambos habían logrado conseguir un departamento barato pero reconfortarle, uno donde podían estar ellos dos sin que nadie se metiera en su vida, incluso había logrado conseguir una motocicleta para trasportarse al trabajo.

Todo aquello había sido difícil pero se tenían el uno al otro y no podían pedir más.

Que día era de los últimos del año, el frio era infernal, apenas había terminado de nevar y aun así ellos, estaban desnudos en la cama, hundidos en la pasión que combinar su cuerpo les provocaba, gemidos placenteros retumban por el lugar, junto con el golpeteo de la cama contra la pared.

Había sido así desde que comenzaran a vivir juntos, no había pasado un solo día que no compartieran sus cuerpos, los disfrutaban, el tener simplemente al otro cerca le hacían sentir completos.

- por favor hoy no te vayas, tengo miedo y no sé por qué, pero no quiero quedarme solo.

Le pedía afrodita al mayor mientras este, después de terminar le abrazaba por la espalda mientras besaba con ternura su cuello y su hombro.

- tengo que trabajar, y lo sabes.

Afrodita no dijo nada, no podía hacerlo, no había forma de justificar su miedo sin preocupar a Death ¿cómo podría decirle que sentía que aquel bastardo con el que vivía había amenazado con encontrarlo y hacerle pagar aunque fuera lo único que hiciera?

- por favor, no quiero estar solo.

Death abrazo aún más con fuerza a dita, sintiéndolo temblar y no creía que fuese por el frio.

- está bien solo hoy, me quedare contigo todo el día, olvidándonos de todo.

Afrodita sonrió con ternura al recibir aquella respuesta, sintiendo un poco de alivio pues su corazón y su intuición le pedían a gritos que se fueran de ahí, que aquello ya no era seguro, más al ver las muchas dificultades que tuvieron para poder conseguir un lugar donde vivir, y todos los demás problemas, no quería dejar que tal vez una pequeña paranoia arruinara todo.

se quedaron casi todo el día en cama, disfrutando de sus compañía, haciendo el amor una y otra vez, solo descansando el tiempo que fuese necesario, todo parecía perfecto.

Más no era más allá de las 10 pm cunado el fuerte sonido de alguien golpeando a la puerta les hiso levantarse y vestirse para ir a ver de quien se trataba.

- su pizza señor.

Escucho decir del otro lado de la puerta, abrió sorprendido, pues no había hecho algún pedido, posiblemente el muchacho se había equivocado, así que simplemente le diría que fue un error.

Más no pudo emitir palabra alguna cuando el sentir de un fuerte golpe en su cara, le hiso retroceder solo para ver como 6 hombres vestidos de negro entraban al departamento, más lo que le helo la sangre fue ver que no venían solos, que atrás de ellos, aquel bastardo que había convertido la vida de su amado un infierno les veía con una sonrisa de satisfacción.

Se levantó de inmediato, dispuesto a pelear, esperando que afrodita hubiera escuchado el ruido y se hubiera marchado por la escalera de incendios del cuarto.

- he venido por lo que es mío.

Le digo simplemente aquel hombre, mientras entraba por completo a su hogar, sacando dinero de un gran maletín para dárselo a uno de los hombres de negro.

- busquen a mi cachorro y a el mátenlo.

le escucho decir para así soltar el primer golpe, comenzando a pelear contra esos seis hombres , convirtiendo en minutos su departamento en un caos, cosas rotas o fuera de su lugar se encontraban por doquier, mientras su rostro comenzaba a sangrar, aquellos hombres no eran personas normales, parecían que habían recibido alguna clase de entrenamiento, pues peleaban muy bien.

Escupió sangre al piso, más no se rendiría, seguiría peleando hasta saber que su amado estaba a salvo.

- no te lo llevaras, primero tendrás que matarme antes de que te lo lleves.

Aquel bastardo soltó una fuerte carcajada tras oír esas palabras, sacando un pistola con silenciado, disparando sobre la cabeza de Death, sin siquiera tocarlo.

- podría matarte en el momento que yo quisiera, más quiero verte sufrir primero, pero ya me estoy aburriendo de este juego, termínenlo ya.

Aquello último fue una orden para sus lacayos, quien parecía que hasta el momento solo habían estado jugando con Death, pues sus golpes comenzaron a ser más certeros, más fuertes, haciéndole perder terreno con rapidez.

- suéltalo, por favor te lo suplico, iré contigo pero déjenlo en paz.

Aquella fue la voz de afrodita, quien con lágrimas en los ojos, se arrodillaba frente a todos, pidiendo piedad por su amado.

- idiota, vete, corre, que no te importe lo que a mí me pase, tu solo vete.

Le grito Death desde el piso, recibiendo una fuerte patada en rostro, haciéndole casi perder el conocimiento.

- lo siento mi amor, pero no poder vivir con la idea que has muerto por mi culpa, muchas gracias por todo me hiciste muy feliz.

Le dijo levantándose del piso caminando hasta aquel hombre, pasando de lado de Death, quien con dificultad, le tomo por el pantalón, suplicándole con la mirada que salvara, que aunque él se entregara nada le perdonaría la vida.

- te amo.

Aquel te amo, lleno de dolor, hiso que incluso el italiano comenzara a llorar de la impotencia, más al ver que su amado afrodita, caminaba por medito propio hasta llegar a quien hombre, quien lleno de furia, le golpeo tirándolo al piso de un solo puñetazo.

- conmigo no juegas mocos, tendrás tu castigo, te tocara de nuevo saber que alguien más ha muerto por tu culpa.

Chasqueo los dedos después de eso, dándole a entender a aquellos hombres que terminaran con el trabajo, mientras con fuerza se llevaba a afrodita del lugar, quien entre gritos y sollozos le pedía que dejaran en paz a su italiano.

La lluvia de golpes se intensifico, aquello era más de lo que podía resistir, sentía su sangre brotar con fuerza manchando el piso, sus fuerzas comenzaban a acabarse, más aun así tenía que ir atrás de dita, tenía que salvarlo de aquellas sucias manos que solo lo lastimaban.

- dita, no voy a dejar que te lastimen no lo permitiré.

Escupió esas palabras junto con rastros de sangre, logrando quitarse al tipo de encima, para así levantarse del piso, viendo que no estaba tan lejos de la puerta.

- tengo que ir.

Se dijo a su mismo lleno de desesperación, usando sus últimos suspiros, para correr, sabía que esos hombres no le dejarían hasta matarlo, pero él no podía permitirse morir, no podía hacerlo, no si su amado sufriría por su estupidez.

Comenzó a correr a la puerta, golpeando a los que se les ponían en frente, sintiendo de momento el frio metal de algo impactando contra su brazo, algo que había entrado y logrado salir, rosándolo pero aun así causándole un fuerte dolor, haciéndole perder sangre de inmediato.

intento seguir su camino, más sintió otro impacto en su cuerpo, más este no era de alguna bala, uno de los hombres le había logrado alcanzar, golpeando su pierna, haciéndole caer de rodillas contra el piso, sintiendo así un último golpe más, uno duro uno que al terminar de impactarse contra su cabeza le hiso desmayar.

- apúrate, ya saben que mientras menos evidencia tengan mejor será, quiero terminar con esto ya y largarme de este país.

Escuchaba muy lejanamente esas palabras, mientras sentía como la sangre de su cabeza pasaba por su pecho.

Miraba por todos lados, aquello ya no era su departamento, estaba en una camioneta, parecía que se habían decidido en matarlo en otro lado.

- ja! claro tu solo quieres apurarte por que el jefe ha dicho que nos dejara divertirnos con ese niño cara de muñeca, solo para hacerlo pagar por sus delitos.

Parecía que en ese lugar solo había dos hombres hablando, no lograba escuchar alguien más.

- pues que es lo que esperas, viste como se ve, es una lindura mejor que todas esas mujeres con la que he estado, así que me da igual si es hombre o mujer, con esa carita, no me detendré hasta que grite mi nombre.

Ambos hombres reía, ante aquellas palabras, mientras el sentía que sus sangre ardía por lo que escuchaba, sus sentidos comenzaban a reponerse, todo parecía ser más estable aun.

Intentaba tranquilizarse mientras escuchaba todas las cosas asquerosas de los que esos dos hombres hablan sobre lo que le harían a su sueco.

Vaya que lo intentaba hasta que con suma cautela logro acercarse hasta una pequeña mochila que esos hombres habían dejado ahí, donde una pistola relucía a simple vista.

La cual tomo sin pensarlo, sintiendo como aquellos hombres frenaba alegres al encontrar un lugar adecuado para matar al italiano, uno oscuro, donde nunca darían con su cuerpo.

Más al apenas escucho el abrir de la puerta de donde se encontraban soltó el primer disparo quema ropa, uno fijo y sin titubeos, que arrebatándole la vida aquel hombre lleno de sangre todo a su alrededor.

El segundo disparo fue rápido también no tendría piedad de aquellos hombres, no mientras la vida de afrodita corriera riesgo.

Se levantó rápido, sin mostrar ningún tipo de interés por los cuerpos sin vida que habían caído al piso.

Manejo rápido, sin tener miedo a tener algún accidente por la nieve que había en el piso, eso ya no le importaba, tenía que encontrar a su amado, pasara lo que pasara.

regreso a su departamento, en busca de su celular, pensando que tal vez podría encontrarlo con ayuda del GPS, más no lo logro, el peli celeste había dejado su celular en la misma casa, el cual tomo con desesperación, revisando algo que tal vez podría servirle para ayudarlo a buscarlo.

Más grande fue su sorpresa al notar, en aquellos mensajes que el peli celeste pensó haber borrado más se quedaron en su respaldo, una gran cantidad de mensajes de aquel bastardo hacia su amado, en ellos le decía las innumerables y horribles cosas que le iba a hacer si no regresaba, más no solo eso, también le describía como era que mataría a su ángel.

Aventó el celular contra la pared, rompiéndolo en el proceso, estaba desesperado, asustado, no podía creer que aquello estaba pasado, había prometido salvar a su pequeño, y ahora él estaba lejos, si saber si lo volvería a ver.

- perdóname afrodita, perdóname.

Dijo al viento tirándose de rodillas en el piso, golpeando este con fuerza para así sosegar un poco de su dolor.

Su teléfono comenzó a sonar, por lo que corrió con rapidez esperando que tal vez su pequeño de cabello celeste hubiera encontrado la forma de huir

- ¿afrodita?

Pregunto sin tan siquiera ver el número, esperando oír su voz por el otro lado.

- él está aquí, los he visto en su departamento, y siguen ahí, apresúrate si aún quieres verlo con vida.

Aquella voz, era familiar, la conocía muy bien, pues provenía de la mujer que más lo había odiado en el mundo.

- ¿ma...mamá?

- apúrate.

Colgó la llamada después de eso, haciéndole que sin darse cuenta se comenzara a correr hasta su motocicleta, prendiéndola de golpe acelerando con fuerza, ignorando el frio infernal, ignorando también el dolor que en su cuerpo sentía por los golpes, o la sangre que había parado de fluir, y comenzaba a endurecerse.

Nada de eso le importaba si amenos sabía que afrodita estaba con vida.

Todo aquel camino le pareció una eternidad, paso muchas veces por la amenaza de caer por culpa de la nieve más eso no detuvo sigo su camino.

Bajo casi de un salto de su motocicleta al llegar, dejándola tirada en la calle, corriendo hasta la puerta, no eran más allá de las 3 am, todo estaba oscuro y solo todo a excepción de la puerta donde se veía la silueta de una mujer fumando.

se acercó con cautela, esperando no fuera alguna trampa, más grande fue su sorpresa al notar que no se trataba de eso, pues en la puerta su madre estaba ahí, desviando la mirada al verlo llegar.

- ¿dónde está?

Pregunto sin tomarle importancia a su ojo morado.

- está en su departamento, tienen un par de horas ahí.

Nuevamente los pies de Ángelo comenzaron moverse, deteniéndose solamente por su madre que le impedía entrar, solo veía como estaba lleno de sangre y golpes, haciéndola crear una pequeña sonrisa al ver como a pesar del dolor físico, su hijo era tan fuerte como para seguir luchando por que amaba.

- los homicidios por robo son muy comunes aquí, todos sabemos que aquel idiota era un hombre de dinero, a nadie le extrañara su muerte.

Sentencio haciéndose a un lado dejando que su hijo pasara, el cual totalmente sorprendido solo la miro, asintiendo con la cabeza, agradecida por aquella ayuda, siguiendo su camino.

La mujer solo le vio marchar una vez más, volteando a todos lados en la espera que nadie le hubiera visto entrar.

----

- porque no lo entiendes cachorrito, por que no entiendes que nadie en esta vida estará a tu lado, tu destino es la soledad porque yo así lo he decidido, yo quise esto para ti y así será.

Le gritaba aquel hombre al peli celeste mientras arrancaba su ropa, después de unas horas castigándolo físicamente golpeándolo hasta no poder más.

Afrodita no podía contestar, estaba al borde del desmayo, en el pasado le habían golpeado y tratado de mil maneras, pero en esa ocasión la piedad no estaba de su lado, parecía como si un feroz animal le hubiera atacado con el único afán de quitarle la vida por diversión.

- Death

Aquel nombre salió de sus labios con dolor, mientras comenzaban a desnudarlo como si solo fuera un juguete, tocando los mismos lugares que su amado toco, haciéndole sentir asco de inmediato.

- perdóname.

Lagrimas comenzaron a brotar con fuerza, de tan solo pensar que a esas alturas su amado estaría muerto en cualquier lugar.

- llora tu duelo ahora que puedes, pues tu castigo aun no terminara, no te dejare en paz hasta escuchar mi nombre salir de tus labios pidiéndome que siga.

cerro sus ojos con fuerza mientras el continuaba lo que hacía, intentado imaginar otra cosa, otro lugar, imaginar que estaba con su amado, o cualquier cosa que podía ayudarlo a evadirse.

- suéltalo.

Escucho la voz de Death, el cual aún que le costaba respirar entro por la puerta, quitándole a ese bastardo de encima.

Su mirada se veía llena de odio, incluso su fuerza que mostro al momento parecía sacada de otro mundo, no parecía importarle el dolor o los golpes de su cuerpo, tomo a ese hombre del cuello, comenzando a forcejear con él.

- vete, y pase lo que pase no mires atrás, solo vete dita.

Le ordeno al tiempo que comenzaba golpear al hombre el rostro una y otra vez, llenándose con su sangre los nudillos.

- no.

Contesto firmemente, sin saber qué hacer, viendo como Death, comenzaba a perder el control.

- lo lastimaste maldito, le jodiste la vida, pero te juro que te lo hare pagar, y aun en el infierno te perseguiré y seguiré mi tortura hacia a ti, eso lo juro.

Le decía sin dejar de golpearlo, sintiendo como de pronto aquel hombre en un intento desesperado por soltarse, golpeaba una costilla rota que sus lacayos lastimaron anteriormente.

Logrando tener ventaja por un momento de la situación.

Para así, sacar una navaja de su bolsillo, apuñando a Death en el hombro sin tocar ninguna parte vital, más causándole un dolor aun mayor, provocándole perder una más sangre que con la de aquel balazo.

- Death.

Grito desesperado Afrodita, actuando por fin intentando quitarle a aquel bastardo a su amado, más grande fue su sorpresa al ver como el italiano se sacaba de su propio cuerpo aquella navaja, usándola para con rapidez, enterrarla en el cuello de aquel hombre, viéndolo caer de inmediato. 

- ¿Death?

Repito acercándose a este, rompiendo su camisa para parar la sangre.

- no son heridas graves, tranquilo estaré bien, más ahora que te tengo a mi lado.

Sonrió tras decir esas palabras, tocando la mejilla de afrodita, manchándola con sangre.

- perdóname por no protegerte.

El menor negó esas palabras con la cabeza, su amado no tenía que pedir perdón, todo era su culpa, él lo había metido en eso.

- no mi amor, no es tu culpa, es mía, si yo hubiera saltado ese día, tu no tendrías que haber pasado por esto, yo merezco tu odio y tu desprecio no tus disculpas.

Death beso sus labios para silenciar sus palabras. Abrazando con fuerza.

- no digas eso dita, por favor, si tu hubieras saltado, yo nunca hubiera conocido la felicidad, que pase a tu lado... así que por favor no lo digas.

fue tras ver a su pequeño que sintió un poco de más calma, comenzando a sentir por fin los golpes en su cuerpo, necesitaba un doctor, pero no lo buscaría, no hasta saber que pasaría después de todo lo que había pasado.

- tenemos que irnos - continuó- antes que alguien venga y nos encuentre, antes que pase a mayor esto.

El peli celeste negó con la cabeza, no dejaría que su italiano viviera la vida de fugitivo por haber matado a quien no valía la pena, no sabía si alguien lo había visto entrar, nada estaba en sus manos, y no lo arriesgaría así amado.

- no tu vete, yo me encargare de todo, no puedo dejar que algo te pase.

Le dijo levantándose del lugar caminado hacia su habitación la cual era la que estaba de alado de las escaleras de incendios.

- vete por favor, no dejes que te siga jodiendo con mis errores.

Death no entendía lo que pasaba, no espera que eso terminara así, pensaba que su pequeño le acompañara hasta el fin del mundo, no que dijera lo que para el eran estupideces.

- ni loco, nunca te dejaría yo...

- basta - le interrumpió- la policía nos buscara, él es alguien importante, muy importante su asesinato no quedara solo como uno más, nos cazaran hasta dar con nosotros, y nos harán pagar, pero si yo me entrego todo estará bien para ti, ellos no saben de tu existencia, y todo estará bien.

- no.

Volvió a negar, tomando al peli celeste de la mano, suplicándole con la mirada que le acompañara.

- siempre me trato como basura, muchas personas lo vieron, así que no te preocupes que yo asumiré responsabilidad.

- pero, tu no hiciste nada, todo fue mi culpa.

- lo sé, pero -besando su mano- yo no quiero perderte, no quiero que nada te pase... tranquilo que yo estaré bien.

Sentencio dándose la media vuelta, dispuesto a ser el quien declarara a la policía, más los brazos de su amado le rodearon por la espalda, sintiendo inmediatamente su hombro mojado.

- no me dejes, por favor, te lo ruego, no te apartes de mí.

Le suplico, sin soltarlo un solo segundo, mientras el afrodita se aferraba más a aquel abrazo, disfrutando de ese calor tan verdadero.

- es mi turno de defenderte.

Fue lo único que pudo decir, para dar media vuelta besando los labios del moreno, excitándolo con el beso, sin importarle que metros lejos de ellos estuviera el cuerpo sin vida del bastardo con el que vivía.

Eso no le importo en lo absoluto, cuando llevo a Death a la cama, subiéndose encima de él, comenzando a despojarlo de su ropa, tirando también la suya, pidiéndole con deseo que le tomara con fuerza, que le hiciera que todo su cuerpo le recordara para siempre y que guardara en el su huella.

No supo por qué, pero lo hiso, lo hiso sin pensar, lo hiso por deseo, por amor, mas no supo en que momento tras terminar aquel encuentro callo totalmente dormido, sedado por el dolor de su cuerpo.

- dita, dita.

Grito asustado al despertar y no verlo a su lado, vistiéndose de inmediato al ver que con él, solo estaba el cuerpo de aquel hombre despreciable, tirando en el suelo, comenzado a podrirse.

busco su ropa por todos lados, más no la encontró, parecía como si dita se la hubiera llevado para esconderla, así que solo tomo lo primero que encontró, saliendo corriendo del lugar, corriendo sin rumbo fijo, siguiendo su corazón, pensó en ir a la estación de policía , más termino llegando a aquel parque donde solían pasar juntos, disfrutando del momento.

Llegando a su banca, encontrando al peli celeste sentado, mirando al cielo.

Suspiro con tranquilidad al verlo, corriendo a su lado, viendo al instante como sus mejillas estaban húmedas y sus ojos rojos.

- quería ver una última vez este lugar, el lugar donde fui feliz.

Death se sentó a su lado, tomando su mano, quedándose en silencio un instante, mirando también hacia el cielo

- huye conmigo.

Le digo en un susurro, viendo como el pe li celeste negaba con la cabeza.

- yo te protegeré, tu mereces ser feliz, déjame hacerte feliz.

Mas lagrimas se hicieron presentes, sabía que eso era imposible.

- ¿y él?

Cuestiono, sintiendo crecer el nudo en su garganta.

- cuando se den cuenta ya estaremos muy lejos. Incluso teñiré mi cabello, me encantaría ser albino y tú, tu podrías pintarte el cabello de rubio, todo cambiara, yo voy a protegerte nadie te lastimara, lo juro, podremos regresar si quieres a cualquiera de nuestras patrias, si quieres ir a Suecia, o a Italia, no importa, tendremos nuestra propia casa, un perro y tal vez hasta un pequeño, seremos una familia, la familia que siempre soñamos y que nos arrebataron, por eso por favor... ven conmigo.

Sus palabras eras tranquilas, mas demostraban un poco de su desesperación y su impotencia ante la situación, más aun al seguir sintiendo la negatividad del peli celeste.

- no quiero seguir arruinando tu vida.

- maldita sea – le dijo en un grito lleno de desesperación sintiendo por fin sus lágrimas fluir- tú fuiste, eres y serás lo mejor de mi vida...

Se levantó de su asiento colocándose frente a su amado, tomando sus manos con las suyas, suplicándole con la mirada.

- solo tú me mostraste el amor, solo tu afrodita, solo tu...

Coloco su cabeza en las piernas de su amado, intentando controlar sus emociones, pero era imposible, aquello estaba enloqueciéndolo.

- te amo.

Le dijo con dolor y la voz entre cortada.

- no me dejes solo, por favor.

Afrodita no pudo decir nada, las palabras no salían de su boca, así que solamente se arrodillo frente a su amado italiano, pidiéndole que le viera a los ojos, encontrándose con la mirada de aquel chico triste y sin esperanzas, más el mismo chico que le enamoro.

- ven conmigo por favor.

Le dijo en una última suplica, recibiendo por fin lo que tanto esperaba.

- si.

Basto esa palabra para que besara con pasión los labios de su amado, sin importarle quien lo viera o la gente que estaba a su alrededor, lo beso con pasión, pero sobre todo con amor, levantándole y comenzando a caminar tomados de la mano, sin soltarse un solo segundo, pensando con detenimiento que era lo iban a ser para salir de ahí, empezarían robando cada centavo del bastardo aquel, eso sería suficiente para obtener algunos boleos de avión, más lo demás no importaba, su ropa o sus cosas, solo tomarían lo necesario, lo demás ya estaba al destino.

Mas no necesitaban nada, solo se tenían el uno al otro, solo eso bastaba, para que por fin dos mitades rotas, pudieran ser cosidas, para así convertirse en uno solo.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).