Adorable infancia
Corrió lo más rápido que le dieron sus cortas piernas, tenía que ver si o si el entrenamiento de su mejor amigo.
Su madre tenía la culpa de todo.
¿Por qué le había obligado a terminar todas sus verduras antes de ir al partido de practica de Daiki?
¿Su mamá no sabía acaso que ese partido significaba el pase al campeonato infantil de la liga?
Por que se lo había repetido innumerables veces.
¡Ay las madres!
Llegó agotado justo antes de que una de las profesoras fuera a cerrar las puertas del gimnasio.
-Respira, Taiga -dijo la docente mostrando una sonrisa-, aun no empieza el partido.
-Gracias, maestra -dijo respirando apenas, la carrera lo había dejado sin aliento.
Cuando entro en el gimnasio, el lugar estaba lleno de chicos y algunos padres, claro, los padres eran los mas emocionados con sus hijos que jugarían los tan importantes partidos.
Se sentó cerca de la cancha, junto a un amigo de su clase que estaba ahí y que le había guardado un lugar.
Entonces los jugadores salieron a la cancha. El lugar estalló en gritos apoyando a los niños que se paraban firmes contra sus rivales en medio del lugar.
El arbitro dio las indicaciones, nada de golpes mordidas ni empujones o serian expulsados, para los padres era hasta cómico escuchar esto, era realmente tierno ver a niños de entre ocho o nueve años comportándose como jugadores profesionales de basquetbol. Obviamente, el lugar estaba acondicionado a sus alturas, ninguno podría alcanzar las canastas de los adultos.
Taiga creía que su amigo si que podría hacerlo. Era su fan número uno.
La primera vez que conoció a Daiki fue en el jardín de niños y se hicieron amigos desde el primer día. Después fueron creciendo y como Vivian relativamente cerca, su amistad salió de las aulas de clase y pasaban vacaciones y algunas fiestas juntas. Nunca alguno había faltado al cumpleaños del otro. Ni siquiera una vez que Daiki estaba resfriado y se las ingenio para ir al cumpleaños de su amigo sí o sí. Esa vez Taiga se sintió tan agradecido que le dio un beso. Después su madre le daría un discurso que no estaba bien besar en la boca a su amigo, pero para ellos se volvió casi una tradición cuando había que felicitar al otro por algo muy bueno.
Y por cómo iba el marcador del partido y los excelentes tiros de Daiki, probablemente lo besaría al final del partido nuevamente.
Fin
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Adorable infancia
Corrió lo más rápido que le dieron sus cortas piernas, tenía que ver si o si el entrenamiento de su mejor amigo.
Su madre tenía la culpa de todo.
¿Por qué le había obligado a terminar todas sus verduras antes de ir al partido de practica de Daiki?
¿Su mamá no sabía acaso que ese partido significaba el pase al campeonato infantil de la liga?
Por que se lo había repetido innumerables veces.
¡Ay las madres!
Llegó agotado justo antes de que una de las profesoras fuera a cerrar las puertas del gimnasio.
-Respira, Taiga -dijo la docente mostrando una sonrisa-, aun no empieza el partido.
-Gracias, maestra -dijo respirando apenas, la carrera lo había dejado sin aliento.
Cuando entro en el gimnasio, el lugar estaba lleno de chicos y algunos padres, claro, los padres eran los mas emocionados con sus hijos que jugarían los tan importantes partidos.
Se sentó cerca de la cancha, junto a un amigo de su clase que estaba ahí y que le había guardado un lugar.
Entonces los jugadores salieron a la cancha. El lugar estalló en gritos apoyando a los niños que se paraban firmes contra sus rivales en medio del lugar.
El arbitro dio las indicaciones, nada de golpes mordidas ni empujones o serian expulsados, para los padres era hasta cómico escuchar esto, era realmente tierno ver a niños de entre ocho o nueve años comportándose como jugadores profesionales de basquetbol. Obviamente, el lugar estaba acondicionado a sus alturas, ninguno podría alcanzar las canastas de los adultos.
Taiga creía que su amigo si que podría hacerlo. Era su fan número uno.
La primera vez que conoció a Daiki fue en el jardín de niños y se hicieron amigos desde el primer día. Después fueron creciendo y como Vivian relativamente cerca, su amistad salió de las aulas de clase y pasaban vacaciones y algunas fiestas juntas. Nunca alguno había faltado al cumpleaños del otro. Ni siquiera una vez que Daiki estaba resfriado y se las ingenio para ir al cumpleaños de su amigo sí o sí. Esa vez Taiga se sintió tan agradecido que le dio un beso. Después su madre le daría un discurso que no estaba bien besar en la boca a su amigo, pero para ellos se volvió casi una tradición cuando había que felicitar al otro por algo muy bueno.
Y por cómo iba el marcador del partido y los excelentes tiros de Daiki, probablemente lo besaría al final del partido nuevamente.
Fin