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La banda: El inicio por TeaPartyWriters

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Jecht tuvo que sonreír. —Pequeño tramposo.

 

Creyó que con un beso sería suficiente para levantarle el ánimo y tenía ciertas variantes donde podría negociar, si es que quisiera algo más arriesgado, pero al parecer el chico quería ir hasta el final. Por un lado, ¿debería sorprenderle que Dexter se fuera al extremo? Del par de años que lo conocía, era ese tipo de persona y también conocía lo testarudo de su personalidad. Tenía la sensación de que negarse sería estirar lo inevitable.

 

Bueno, también podía estarse haciendo excusas mentales para aceptar… ¿Serían ambas? Sí, ambas. Seguro sería algo cuestionable, pero Dexter era mayor de edad.

 

Además, ya lo había "prometido", ¿no?

 

—¿Estás seguro que quieres eso? —preguntó entonces, levantando una mano para acariciar su mejilla, mirándolo aún a los ojos. —¿No te vas a arrepentir? Sería algo de una sola vez —debía aclarar, pues realmente no podría tener una relación con un amigo de su hijo.

 

—¿Arrepentirme? Nah —respondió con una sonrisa, porque tenía ahí toda la chance e iba a tomarla. No pretendía casarse con él, Dexter vivía en el presente y ese presente era musculoso y… peludo. Pls no kinkshaming. —Una vez es más que suficiente. O sea, podría ser más si quisieras, pero… ¡no, no, una vez! —se corrigió, juntando las palmas de las manos frente a él en petición, ya que Jecht comenzó a levantarse del sillón por escucharlo presionar por más.

 

—Una vez —repitió Jecht, alzando el dedo índice, que Dexter se acercó a lamer, lo cual lo hizo reír. Compartieron un beso que el baterista inició con temor de perder la oportunidad si dejaba que Jecht sopesara la decisión; fue el primero de muchos en esa noche y lo detuvieron por un buen detalle: —No aquí —cortó Jecht, a escasos centímetros de sus labios.

 

Se puso de pie y, rodeándole la cintura con un brazo a Dexter, lo guió a través de la cocina hacia una pieza trasera. Sí, habían más habitaciones y él había mandado a Alex arriba. Podía ser que hubiera anticipado aquello. Allí cerró la puerta y pasó una mano tras la cabeza del chico, besándolo profundamente antes de aclararle una última cosa. —Sólo estoy haciendo esto contigo, no es algo usual. ¿Vale?

 

—Me siento halagado —respondió entretenido Dexter. —No es mi asunto lo que hagas con lil’ Jecht, excepto por hoy —agregó con una sonrisa despreocupada. Claro que no era su asunto con quién se acostaba Jecht, realmente no se trataba de que se pondría celoso si alguna vez tenía pareja porque era lo más obvio y predecible del mundo. 

 

¡Vamos! El tipo debía tener por ahí como cinco o seis amantes.

 

El chico dedicó una mirada rápida dentro de la habitación, ubicando lo más importante: la cama. Luego se giró a ver a Jecht y comenzó a caminar de espaldas a ella, sin perder el contacto visual mientras se quitaba la camiseta que tenía, dejando a la vista sus vendas, que sería un fastidio quitar. Se vio complicado al intentar removerlas; en su defensa, si hubiera sabido que pasaría una noche así con Jecht, no había moda que hubiera mandado por sobre la capacidad de desvestirse en segundos.

 

—Déjalas —instruyó Jecht, quitándose la polera de Iron Maiden para luego acercarse a abrirle los pantalones antes de acostarlo en la cama. Ya allí, tiró de ellos y acarició entre sus piernas sobre la ropa interior, llevando los labios a su torso, tirando algunas vendas con los dientes y besando lo que quedaba libre, hasta encontrar una de sus tetillas, la cual tomó entre sus labios.

 

El baterista estuvo orgulloso de sí mismo. La verdad, había tenido más sexo del que cualquiera pudiera imaginarse y se encontraba en bastante control de sus hormonas, lo suficiente para concentrarse en abrir las piernas y buscar desabrochar sus pantalones con una mano entrenada, mientras Jecht continuaba causando estragos en su pecho. Se mordió el labio inferior y sonrió de lado, notando el calor que comenzó a inundar su cuerpo. Le encantaba llegar a la parte donde nadie tenía que pensar en nada.

 

Lo separó de su pecho para atraerlo y besarlo, envolviendo sus caderas con las piernas desnudas para frotarse contra él, mirándolo a los ojos con el único visible que tenía, pues el otro seguía tapado con el parche. Dexter tenía una cicatriz debajo que prefería no mostrar, aunque dejó de prestarle atención al empezar a sentir placer. Jecht disfrutó el repentino roce entre sus hombrías, a través de las últimas prendas que les quedaban puestas. Era muy placentero, y se recostó sobre Dexter, utilizando sus brazos para sostener la mayor parte de su peso, buscando rozarlo sólo con el movimiento de sus caderas. Le encantaba sentir cómo empezaba a humedecerse entre ambos.

 

Se concentró en el delicioso movimiento, en especial cuando movió distinto la cadera y su miembro quedó entre las nalgas de Dexter, quien dejó escapar un ligero gemido por la presión, aún con la tela de por medio. Se aferró con una mano de las mantas y con la otra se bajó el frente de la ropa interior para tocarse ligeramente, aún con las piernas bien enganchadas en la cintura de Jecht.

 

Levantó un tanto la cadera para facilitar que Jecht deslizara su ropa interior hacia abajo y llevó ambas manos a la nuca del mayor para pasar los dedos por su cabello; le encantaba que fuera largo, era muy sexy, como si fuera una fantasía sacada de su porno favorita. Ya se imaginaba el título: “follo al padre de mi mejor amigo”. Bueno, tampoco que quisiera pensar en Tarik en ese momento, tenía que dejar de distraerse.

 

Como si le leyera la mente, Jecht se bajó su propia ropa interior, aunque lo hizo sólo lo suficiente para que su erección tocara directamente la piel del chico atrapado bajo su cuerpo. Era muy invitante la forma en que tenía las piernas alrededor de su cintura y notaba las ansias que tenía de ser penetrado por él; por eso, le gustaba ese leve roce, se sentía caliente y prometía continuar en cuanto acumulara algo más de calor.

 

—¡Nh.. Ah! —fue el quejido de gusto que salió de su boca contra el oído de Jecht cuando nuevamente lo volvió a sentir frotándose a lo largo en su entrada que palpitaba ansiosa. ¿Qué tamaño tendría…? Se esforzó por mirar, incorporándose en la cama y cuando lo distinguió, tuvo que pedir un momento. —Eres… es… vamos a necesitar lubricante… mucho.

 

Buscó en un bolsillo de sus pantalones, tenía condones y unos sobres de lubricante, por los que Jecht lo observó con una sonrisa. —¿Siempre listo?

 

—¡Mejor que no poder sentarse!

 

Entre risas poco apropiadas para el momento, Jecht le indicó a Dexter que se volteara y le levantó las caderas; la  pose facilitaría muchísimo la penetración y Dexter se sostuvo de las mantas, expuesto y ansioso, listo para sentirlo. Humedeció sus dedos y los introdujo paulatinamente en él; era un tipo grande de todos lados, sus dedos también eran algo gruesos, pero eso no fue problema para el experimentado baterista, que desde el inicio disfrutó de sus roces.

 

Al sentirlo ya húmedo y relajado por dentro, Jecht abrió uno de los preservativos y lo deslizó por su erección. Luego se acomodó frente a las caderas del chico y tocó su entrada con la punta de su miembro, empujando de a poco. Dexter apretó entre sus dedos las sábanas y abrió más las piernas para que todo fuera lo más sencillo posible. Había intentado no gemir tan alto en caso de que alguien los oyera, no tenía intenciones de perder amistades esa noche por quitarse las tantas ganas que tenía con el padre de Tarik.

 

—M-más… —susurró, incapaz de contenerse, aunque Jecht hizo como si no lo hubiera oído y continuó lento, permitiéndole acostumbrarse a la invasión.

 

Dexter consiguió estar tranquilo un par de segundos antes de volver a pedirle que continuara, incluso comenzando él a mover las caderas. —¿Seguro que estás bien…?

 

—S-sí… de maravilla —Dex giró el rostro para verlo y alzó el dedo pulgar. 

 

Jecht probó salir lentamente y volver a entrar algo más profundo, con lo que el baterista tuvo que apretar la almohada contra su rostro para contener los gemidos. Cuando se hizo necesario para ambos, aumentó el ritmo y comenzó a poner algo de fuerza en sus caderas. El hecho de que Dexter participara de la acción lo hacía todavía más placentero.

 

Apretó los dientes cuando le pareció que podría gemir. Su voz sonaba muy fuerte en esas ocasiones, era mejor evitarlo, aunque le parecía que los jadeos le serían audibles a Dexter de todas formas, que en realidad estaba concentrado en abrir una de su nalgas con una mano y con la otra cubrirse la boca cuando Jecht comenzó a presionar aquel punto, ése. Era un maldito experto, era lo mejor que hubiese sentido en mucho tiempo. Podía moverlo a antojo, hacerle desear esos pocos segundos que lo tenía alejado y volver a rogarle cuando lo tenía dentro.

 

Duraron bastante, a decir verdad, o al baterista se le hizo eterno el tiempo que continuaba desesperándolo con su miembro provocando maravillas en su cuerpo. Intentó advertir en voz baja que estaba por... estaba por venirse ya, no iba a soportar mucho, pero su cuerpo lo hizo por él cuando sus interiores calientes comenzaron a palpitar rápidamente contra Jecht dentro de él, anticipando su orgasmo.

 

Se vino en las sábanas con un largo gemido ahogado en el colchón, mojando su pecho y la cama debajo, mirando de reojo al mayor con el rostro más lascivo que podía haber expresado alguna vez. Incluso siguió gimiendo cuando Jecht continuó con un par de embestidas más, pronto decidiendo que no tenía que impresionar a nadie con su duración si su pareja ya se había corrido. Apretó los dedos en sus caderas al experimentar su propio orgasmo, lo cual Dex grabó en su memoria para posteriores noches solitarias.

 

Quizás tuvo que haber elegido sexo infinito cuando le pidió aquella única cosa, porque realmente le había fascinado y se notaba en su respiración agitada, su sonrisa complacida y las piernas temblorosas que colapsaron luego de un rato, quedando recostado de lado, desnudo y débil pero con una felicidad, una paz y una relajación que nunca había sentido; no las tres combinadas luego de una sola sesión de sexo.

 

—Abrazarse es parte de… cosas del sexo —le recordó, como si fuera una ley de la vida absoluta, aunque la verdad era que tenía ganas de apretarse a él un rato.

 

—Estás muy mimado —contestó, negando con la cabeza. No le molestaba, claro, sólo temía quedarse dormido y que lo siguiente que sucediera fuera que justamente a Tarik se le había quedado algo en esa habitación. Aunque estaba acostumbrado a que el rubio se molestara con él, no quería era que perdiera un amigo tan bueno. Le tranquilizaba que Dexter estuviera en su vida.

 

Se recostó de lado tras el chico, abrazando su cuerpo, dándole un beso en el hombro.

 

—Sólo unos minutos —advirtió. Era fácil dormir luego de buen sexo, junto a un cuerpo cálido como ése. Podía ser que lo extrañara un poco.

 

—Vale —Le apretó los brazos alrededor de su cuerpo, disfrutando esa tibieza protectora que le encantaba de Jecht. Podía adivinar que quien tuviera la suerte de estar siempre entre sus brazos nunca temería a nada. Suspiró hondo y dormitó por lo que fueron algo de veinte minutos hasta que se despertó desorientado y comenzó a buscar su ropa para volver a vestirse. Habían pañuelos descartables en un mueble y comenzó a limpiarse de la mejor forma posible. —Gracias —salió de sus labios sin ver al mayor en la cama todavía, mientras se vestía. —¿Sabes…? Bueno, gracias, creo que eso es todo —se encogió de hombros riéndose porque realmente no tenía otra cosa que agregar, no sin parecer un idiota ridículamente cursi. Prefería ser sólo lo primero.

 

—Sí, no te preocupes —contestó al notarlo algo complicado con las palabras. Jecht se quedaba contento con que se viera de mejor humor. También se sentó en la cama y subió su ropa interior, vistiéndose rápidamente. —Te sirve para saber que puedes tener a quien quieras —bromeó, pero era en serio.

 

Fuera de parecerle la broma que era... a Dexter le gustó oírlo. Significaba que era lo suficientemente listo como para torcer las cosas a su agrado. Bueno, sonaba mal, pero le hacía pensar en Mitch... Sí, luego de todo eso que se había quejado y lo que le dolió en el fondo ser rechazado con aquella ridícula excusa de ser heterosexual y no recordar nada, aún así se preguntaba si podría conseguirlo. No como un trofeo, sino su plan original: ser pareja. Mitch y él tenían una química especial, iba más allá de la cama.

 

Vaya, el sexo le aclaraba la mente, mucho. Rió ligeramente al llegar a esa conclusión, negando con la cabeza

 

—¡Bueno, lo intentaré!—sonrió grande, encogiéndose de hombros. —Lo cual no significa que dejaré de coquetearte, ¡advertido estás!

 

Dicho eso avanzó a la puerta y miró que no hubiese nadie que se diera cuenta de sus actos, antes de retirarse a un cuarto vacío para dormir apropiadamente.

 

Jecht se quedó pensando en que Dexter lo hacía reír bastante, por lo que no querría que sus interacciones se vieran afectadas, aunque podía asumir que una vez que tuviera pareja, cambiara en algo su trato con él. Ojalá no, le divertía bastante. 

 

Se giró a sacar las sábanas de la cama, dejándolas en la lavadora antes de ir a su propia habitación, asegurándose de que la alarma estuviera puesta. Los chicos tenían que ir a clases, aunque fuera más tarde. Sería gracioso verlos con resaca.

 

***

 

A eso de las nueve de la mañana, Jecht bajó a hacer desayuno para todos. El primero en aparecer fue Tarik, que se veía algo pálido y traía un cigarrillo en los labios.

 

—Hey, qué te dije sobre eso —alegó el mayor, quitándole el cigarro y apagándolo en el lavaplatos.

 

—Perdón, agh, no puedo parar —contestó, tosiendo inmediatamente después.

 

—¡Le voy a decir a Darren! —amenazó el baterista, que llegó como si hubiese sido invocado en ese momento, apuntándolo con el dedo acusador mientras que con la otra mano se acariciaba la sien. Si bien no había tomado tanto como el resto aún así su cabeza dolía y se sentó en una de las mesas vacías de la cocina. 

 

—¡Oye, tienes que estar de mi lado!

 

—Lo estoy, del lado donde no te mueres de cáncer al pulmón, por eso le diré a Darren —respondió Dexter, levantando la voz después. —¡Matt baja en unos minutos! —gritó. —¿Puedo tener algo de café? —preguntó a Jecht en volumen regular.

 

Tarik notó algo en su padre. —¿Pancakes? ¿Por qué?

 

—¿Por qué no? Siempre hago pancakes —contestó Jecht, apartándose un momento de la sartén para hacer café en la máquina.

 

—No, hace mucho que no preparas —insistió el rubio. —Hace como... dos o tres meses, al menos. Aunque da igual, te quedan bien, sírveme muchos —sonrió.

 

Jecht no dijo nada al respecto, porque Tarik no tenía idea de que solía hacer pancakes cuando estaba de un humor particularmente bueno y eso solía coincidir, casualmente, con haber pasado una buena noche. Hacía también dos o tres meses que eso no pasaba.

 

Matthew y Alex bajaron juntos a la cocina. El último había decidido dormir con él en lugar de Tarik, así que habían tenido un despertar algo... extraño. Ambos estaban algo silenciosos.

 

Jecht puso una taza de café en frente de Dexter.

 

—Gracias, cariño —fue la respuesta melosa y dramática del baterista e iba a agregar algo más para fastidio de Tarik, que hizo gestos de vomitar, cuando su celular sonó. —¡Ah, mira, hablando del Rey de Roma! —Era el manager, por lo cual pidió silencio con un gesto antes de atender. —¡Hola Darren! ¿Qué onda?

 

—Hola, Dex. ¿Por qué Tarik no contesta su teléfono?

 

—¡Ahhh, qué lindo, te estuvo llamando a ti! —anunció al rubio con una sonrisa, pasándole el teléfono. —¡Por cierto, necesito contarte algo después!—recordó, antes de pasarle completamente el celular a su amigo.

 

El rostro de Tarik se iluminó completamente al recibir la llamada. —¡Buenos días! —saludó, contento.

 

—Morning—se escuchó tras la línea, de un Darren que se oía medio dormido. Por la mañana le costaba un poco despertar y varias tazas de café tenían que hacer el truco. —¿Están todos con resaca? Pienso que deberíamos aprovechar estas horas libres—mencionó y se oía ruido de fondo, los típicos murmullos de tráfico, lo cual significaba que iba conduciendo. —Así que voy camino a buscarlos y vamos a ensayar a la escuela, no hay casi nadie.

 

—Yo no estoy con resaca —quiso hacer notar Tarik, pues se sentía orgulloso de sí mismo.—Matt y Alex son otra historia —pensó en voz alta. Lo bueno era que Dexter no parecía sentirse tan mal, en parte se veía radiante. Quizás le hacía bien el tequila. —¿Vienes en camino entonces? ¿Nos veremos pronto?

 

Agh, quería tanto ver a Darren y besarlo... ¿era eso normal?

 

—Sí, estoy a 10 minutos. Tenme café.

 

—Vale, le digo al resto —agregó, tosiendo un poco después. —Nos vemos.

 

—Okay, bye —fue la respuesta del otro lado.


—¡Bien, pancakes para todos! —anunció Jecht, poniendo platos en frente de cada uno de los chicos con resaca en su cocina, además de Tarik. Pronto se llenaron de halagos por la cocina de Jecht, pues el desayuno estaba delicioso y ellos, terriblemente hambrientos. No hablaban mucho porque se notaba que Matt estaba a punto de apuñalar a alguien con su cuchara y Alex se sentía bastante mal.


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