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La banda: El inicio por TeaPartyWriters

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—¡Matthew, ahí estás! ¿Cuántas veces te tengo que repetir que avises si vas a salir hasta tarde?

 

—Cientos, abuela. Lo siento. 

 

“Cientos” era una respuesta literal. Cada vez que salía, llamaba para avisar y su abuela llevaba semanas olvidando detalles como ése, lo cual tenía preocupado a Matt; era el curso natural de las cosas, lo entendía, pero temía que comenzara a presentar mayores problemas que la memoria, temas que entorpecieran el cuidado de sus hermanas. Le daba igual que lo regañara cada vez que lo viera, necesitaba que pudiera hacerse cargo de las chicas o simplemente le explotaría la cabeza, porque ya no podía tener más responsabilidades encima.

 

—¿Todo bien con Sophie y Hailey? 

 

—Sí, se fueron a la escuela. Y tú, ¿a qué hora pretendes ir a estudiar?

 

—Suspendieron las clases por la mañana.

 

La mujer negó con la cabeza. —Es bueno que tus hermanas estén en un lugar más exigente. ¿Vas a desayunar?

 

—No alcanzo. Iré a ducharme y salgo.

 

—Siempre andas corriendo. Te vas a enfermar. 

 

Matthew prefirió no contestar. Su abuela detestaba que la dejara hablando sola, pero lo que tenía para responder sería peor, pues le fue evidente el comentario detrás de sus palabras: había sido una buena decisión inscribir a sus hermanas en una escuela privada mientras él se dedicaba a trabajar y los estudios quedaban en segundo plano. Incluso si no lo quiso decir de esa manera, para Matt era imposible evitar leer entre líneas, en especial sabiendo que su abuela no era su mayor fan. La había oído en más de una ocasión comentándole a su madre lo raro que le parecía por ser tan callado y que se la pasara encerrado jugando videojuegos o leyendo cómics estando ya pasado en edad para eso. 

 

En una parte muy egoísta de sí mismo, extrañaba la presencia de su madre en la casa para aplacar a su abuela, que ahora era un mal necesario. Si no se hubiera mudado para cuidar de sus hermanas, tendría que contratar una niñera y viéndolo por ese lado, estaba dispuesto a recibir comentarios desagradables a cambio de ahorrar. No era lo peor que hacía por dinero.

 

Subió a su habitación y tomó una ducha rápida, mirando la hora luego de vestirse con ropa limpia. Si salía pronto, se demoraría media hora en llegar a la escuela. Luego observó de reojo la alcancía encima de su cama. No necesitaba volver a leer la nota, se la sabía de memoria y no decía nada nuevo. Le desesperaba no poder hablar con esa persona... y a la vez le tentaba 

sólo usarla. Si se compraba una motocicleta, tendría más tiempo, pues perdía mucho en el transporte público, y más tiempo era dormir. Estaría invirtiendo en horas de sueño.

 

—¡Ya me voy! —exclamó mientras se ataba los cordones de las zapatillas, rezando mentalmente porque esta vez su abuela lo recordara. La mujer lo alcanzó antes de que saliera para entregarle un sandwich, que lo dejó algo desorientado.

 

—Tienes que comer. No vuelvas tarde.

 

Vaya, casi olvidaba esa sensación de que alguien más se preocupara por él. ¿La verdad? No le gustaba. No quería acostumbrarse o recordar cómo era, porque le tocaba ser el adulto en ese hogar y guardar esperanzas de que su madre se recuperaría al 100% y todo volvería a la normalidad era una pérdida de tiempo.

 

Caminó hasta el paradero a esperar el próximo bus que lo llevara a la preparatoria. Como buen sobre pensador, aún le daba vueltas al tema: era dinero extra y una buena inversión a la larga, así que… ¿debería comprarla? 

 

La verdad, ya tenía la decisión tomada, sólo necesitaba sentirse que lo merecía. Con esa intención en mente, le mandó un mensaje a su compañero de laboratorio: "Voy a la escuela, pasaré a ver el proyecto. El sábado podríamos ir juntos a las 10, antes de mi turno en el trabajo, ¿te paso a buscar?", ofreció. Tal vez si usaba la moto para llevar gente lograría alivianar su culpa.

 

Sin embargo, Logan tenía sus propios problemas. Para empezar, casi le dio un infarto al oír su celular porque nadie solía enviarle mensajes y se asustó muchísimo, ni reconoció el sonido al principio. Por otro lado, tenía guardado el número de Matt como “Melanie” para no levantar sospechas de sus padres si llegaban a revisar el teléfono y aún así le daba miedo que sucediera, porque sólo tenía cinco contactos guardados, siendo “Melanie” el único fuera de su familia; bastaba con una llamada a ese número para descubrir que se trataba de Matt y… estaría en problemas. Serios problemas. No habría explicación que aplacara a sus padres, no le creerían que era para un trabajo de la escuela. 

 

Detestaba la situación en que se encontraban, pero no había nada que pudiera hacer para reparar esa confianza rota. Sus padres sospechaban de su sexualidad… No, estaban seguros de que era homosexual desde aquel incidente.

 

Se sintió mal de leer el ofrecimiento tan amable de Matt. Le habría encantado decir que sí, darle la dirección y esperar ansiosamente el momento en que llegaría a su casa, aunque fuera para ir ambos a ver un tonto proyecto de ciencias, pero tendría que declinar. Si su familia o vecinos veían que un hombre iba a buscarlo, podría arriesgar a que incluso Matt pasara por un momento incómodo. Lo regañarían por volver a las andadas (que realmente nunca existieron) y decirle frente al peliazul que era una monstruosidad lo que hacían, porque obviamente asumirían cosas. Las imaginaban incluso cuando no había nadie a quién culpar.

 

Pero aún así... Realmente quería verlo, caminar con él al bus, ir juntos... se preguntó si podría hacerlo, arriesgarse una vez. Valía la pena soportar lo que viniera luego en su casa por pasar un día perfecto con Matthew, hablando de plantas y química. No soñaba con una cita como tal, porque eso sería imposible, así que esa salida a ver el estado de su proyecto era lo máximo a lo que podía aspirar.

 

A pesar de que deseaba escribirle tantas cosas, terminó por escribir un mensaje algo ambiguo: "Creo que mis padres me iban a alcanzar, pero si hay cambio de planes te aviso el viernes". Pensó que así ganaría tiempo para encontrar otro punto donde reunirse y que no lo reconocieran. Le daría otra dirección a Matthew.

 

Su corazón latió muy fuerte cuando recibió un “okay” de vuelta. Sí, Matt era ese tipo de persona incapaz de usar emojis porque creía que la comunicación debía ser directo al grano.

 

El peliazul guardó el celular y abrazó su mochila mientras seguía esperando a pasara el bus, bostezando. Si la banda, o más bien Darren, le dejaban la tarde libre de ensayos, podría ir a ver lo de la moto ese mismo día… Aquella idea trajo una sonrisa a su rostro. Pensó también en que las visitas a su madre serían más frecuente y también llevaría a sus hermanas. Mientras más ideas llegaban, más conveniente le parecía.

 

Ojalá pudiera agradecerle a "L", a quien se imaginaba como el personaje de Death Note, porque era uno de sus favoritos y le resultaba imposible no hacer la conexión. Sabía que era ridículo, pero le causaba gracia.

 

Fue más de media hora después que entró agitado a la sala de ensayo, creyendo por un segundo que se había equivocado de lugar, pues el primer rostro con el que se encontró era de alguien desconocido. Pronto vio que Darren estaba sentado a su lado, ignorando todo por teclear rápidamente en su celular.

 

—¡Matt, invité a Mitch! —anunció Dexter, señalando como explicación. —¡Mitch, él es Matt!

 

—Hola —saludó con su característico poco entusiasmo, dedicándole apenas una mirada al chico para luego ir a afinar su bajo y encender el amplificador. A Mitch le dio igual, estaba demasiado emocionado por conocerlos a todos y poder verlos en vivo y exclusivo.

 

Comenzaron pre calentando con unos pocos acordes de algún tema nuevo, sin letra, que salió en uno de los ensayos. Antes de comenzar seriamente con la primera canción completa, Dexter se levantó, interrumpiendo totalmente a Alex para apuntar con las baquetas a Mitch. —¡Este tema va dedicado a ese fan sentado al fondo! ¡Sí, tú! —Darren alzó la mirada. —¡No, no tú, Mitch! 

 

En el fondo de la sala, Mitch se rió y contestó con un entusiasta "¡woooooh!", por el que Darren lo miró con molestia y Matthew negó con la cabeza, pues le costaba creer que justo la noche anterior Dexter estuviera quejándose del chico y ahora lo tuviera en la sala de ensayo.

 

El único tan feliz como Dex allí era Alex, que adoraba tener público.

 

—Okay, vamos con "Garbage truck" —instruyó.

 

En conjunto habían decidido que la mejor forma de incorporar a Matt en la banda, era tocar como siempre y dejar que aprendiera las canciones en la marcha. Nadie era experto allí, así que no sabían si era el mejor método, pero sí resultaba el más entretenido. Y tocando esa canción, se dieron cuenta de que sonaban bien. Mitch no dejaba de aplaudirlos, maravillado de verlos en acción.

 

Era increíble lo que un único fan podía lograr en una banda que recién comenzaba, porque todos se esforzaron extra ese día, aunque no quisieran admitir que era por la presencia del posible novio de Dex.

 

Todo iba de maravilla hasta que en un coro Tarik negó con la cabeza y se saltó su parte, alegando con voz ronca que lo reemplazara Matthew. De ahí en adelante, no cantó más, lo cual no pasó desapercibido para Darren. 

 

—Es mucho mejor ahora que tenemos un bajista talentoso —comentó Alex en la pausa que se dieron. Matt sonrió, pues empezaba a acostumbrarse a los halagos de Alex. Casi no le molestaban a esas alturas.

 

Luego de algunas canciones más, Matt miró su reloj. —¿Hasta qué hora quieren ensayar? 

 

—¡Ah, ya nos quieres abandonar! —reclamó Dexter, apuntándolo con una baqueta. —No, en realidad yo estoy algo cansado y quiero un café. ¿Vamos, Mitch? —preguntó, levantándose de su batería para ir con el castaño, que al oír su nombre saltó como si fuera un perro al que iba a buscar su dueño. —Vamos a un Starbucks.

 

Darren también vio la hora. En realidad, hubiese preferido que ensayaran unas cinco o seis horas más pero ya veía que se empezaban a distraer. —Okay, podemos seguir en unas horas o mañana, decidan.

 

—Yo necesito dos horas —dijo Matt. Afortunadamente Dexter acababa de hacer planes, así que no se sentía tan culpable de tener que ir a hacer algo más. —Hora y media si me llevas, Darren —agregó, ya que el peliverde solía ofrecer su auto siempre.

 

Tarik frunció el entrecejo rápidamente.

 

—O sea, acompáñenme todos, quiero ir a comprar una moto —anunció.

 

—Wow, bien —sonrió Alex. —Vamos y pasemos a almorzar después, luego podemos ensayar hasta que duela —bromeó. —Pero Tarik, toma algo de gengibre con miel, por favor. 

 

—Vale —contestó el rubio, tratando de hablar poco para no toser y manteniendo en su cabeza las palabrotas dirigidas al maldito de Alex y su bocota que debería usar sólo para cantar.

 

—Bien, guarden las cosas y vamos —aceptó el peliverde, levantándose para esperarlos con la puerta abierta. Era suya la llave de la sala, así que era su responsabilidad cuidar que nada se perdiera. Cuando salieron todos, detuvo al rubio un momento para acariciar su espalda. —Vamos a pasar por la farmacia para que tomes algo también —le informó, asumiendo erróneamente que se trataba de gripe o algo así. —¿Te sientes muy mal?

 

Tarik deseó estar sufriendo de un resfrío para merecer esa atención y poder disfrutar de su novio preocupado. —Estoy bien, es porque fumé un par de cigarros anoche —y esa mañana... —Estaba algo ansioso —se encogió de hombros. Seguía estándolo, entre que se sentía nervioso de arruinarlo todo y ansioso de que llegara el sábado, su cabeza no lo dejaba tranquilo y claro, el tabaco tenía un efecto relajante.

 

Se acercó a Darren y le besó la mejilla. —Gracias por preocuparte. 

 

Ingenuamente, pensó que la escena podría terminar allí. Por supuesto, Darren se encargó de detenerlo y demostrarle que no.

 

—Estuviste fumando —pronunció, de forma seca, mirándolo con enfado aún cuando recibió el beso. —Estuviste fumando —recalcó con un gesto totalmente serio, apretándole la muñeca y con ganas de tirarle un mechón de pelo, o todo el cabello ya que estaban, pero eso no iba a disminuir su enojo por lo oído. —Bien sabes que no puedes, tienes asma, ¡y fumas! ¡¿Por qué diablos fumaste tú?! —reclamó, a lo que la banda y Mitch se quedaron quietos y en pánico. —¡¿Y ustedes que son sus amigos acaso no le dicen nada?! No puedo creerlo —escupió con enfado, frotándose el puente de la nariz.

 

Dexter quiso rebatir que él intentó detenerlo, pero mantuvo la boca cerrada por la amistad con Tarik, y porque no pudo controlar lo que hiciera en esas horas que decidió entretenerse a solas con su padre. Suponía que le debía soportar ese regaño, aunque a Tarik no le gustó oír esa parte.

 

—Oye, fue MI decisión de mierda —aclaró, frunciendo el entrecejo. —No es su culpa. Me dijeron lo mismo que me estás diciendo ahora, aunque... esperaría algo más de comprensión de parte de mi novio —soltó.

 

Sí, Darren tenía razón, pero detestaba que le hablara de esa forma y ciertamente sus amigos no tenían la culpa. No necesitaba más gente regañándolo por su estilo de vida; quería cariño, lo había buscado siempre de parte de Darren y quizás estaba particularmente irritable esa mañana, porque se iba enojando rápido y de una manera que nunca antes experimentó hacia el peliverde.

 

—Ni entiendo por qué te enojas tanto después de años de que no te importara lo que yo hiciera —agregó, soltándose del fuerte agarre del peliverde.

 

—Uhm... ¿qué tal si nos vamos? —dijo Mitch en voz baja a Dexter, que dudó un poco, porque tenía que estar del lado de su amigo, pero terminó alejándose un par de pasos, llevándose a Alex y Matthew con ellos; no tan lejos como para ser perdidos de vista, ni tan cerca como para verse dentro de la discusión.

 

Darren también estaba entrando en un estado de furia nunca antes visto.

 

—No te atrevas a decirme que no me he preocupado estos años. Una cosa es que te folles a todo ser vivo y que me acostumbre a eso y otra es que comprometas tu salud con cigarrillos de mierda. Estás loco si crees que voy a dejar pasar eso, ¿o acaso te olvidas de que yo mismo vi cuando te dio una maldita crisis de asma a los once años? 

 

—¿Y qué? ¿Dónde estuviste todas las otras veces? Cuando empecé a fumar, cuando tuve que dejarlo y no podía… cada recaída hasta que pude parar y... —comenzó a enumerar, aunque se detuvo luego, negando con la cabeza. Estaba enojándose por cosas fuera del control de Darren, porque las hizo a escondidas.

 

—¿Entonces qué? ¿No puedo decir nada? ¿Soy tu novio sólo para follar o quieres que me preocupe por ti? Porque Tarik, si es la primera, te juro que terminamos —amenazó, tenso. Le temblaban las manos y su ceño se había fruncido mucho. 

 

Tarik apretó los puños, mirando el suelo.

 

—Deja de... tratarme como un imbécil caliente.

 

Respiró agitado, pensando que incluso decirlo se escuchaba ridículo. Quizás lo era y por eso Darren tenía que ponerle pruebas de mierda. 

 

Volvió a negar con la cabeza. —¡Bueno, por favor empieza a preocuparte por mí y deja de hacerme sentir como la mierda!

 

Darren se cubrió la mitad del rostro con la mano, a la altura de los ojos, y se mantuvo quieto con la cabeza hacia abajo, pensando en lo que le decía. En su mundo, regañarlo era demostrarle que lo quería, que se preocupaba. No era su culpa nunca haber tenido pareja, ni tampoco contar con figuras de padres que le enseñaran cómo medirse con esas cosas, que le dieran un consejo de cómo ser buena pareja o qué hacer cuando tuviera un novio.

 

Y le dolía porque a Tarik le dolía, en especial cuando le enumeró que había comenzado a fumar y nadie lo ayudó se sintió como un golpe en el pecho porque era cierto, él no estuvo cerca de él como para notarlo en el tiempo que se distanciaron y no supo que se había hecho adicto, tampoco vio cuánto le costó salir… Encima lo hacía sentir mal por no saber cómo demostrarle que estaba preocupado y aunque eso no disminuía su enfado por haberse lastimado de aquella forma, llevó el tema demasiado lejos. Parecía que aún no podía quitarse aquellas imágenes de Tarik yendo con todo el mundo; pensó que lo tenía bajo control.

 

—No te considero… eso que dijiste —susurró, porque en ese momento eran dos personas separadas por una distancia pequeña, pero Darren la sentía más amplia, por su culpa. —No pienso que seas… —intentó repetirlo. —P-perdón, sólo… no sé cómo...

 

Avergonzado y con un nudo en la garganta, se negó a mostrar sus ojos, por miedo a que ver a Tarik fuera suficiente para hacer algo que no hacía desde los cinco años, y eso era llorar. Llorar porque sabía perfectamente bien cómo crear un negocio, pero no desconocía sobre confortar a su novio, y cómo lograr que se preocupara un poco más por sí mismo.

 

—Está… bien —intentó contestar el rubio, buscando tomar una de sus manos. Sabía que Darren sí pensaba mal de él y asumía su culpa en ello, porque debía recordar que él mismo se hizo aquella fama. Era natural que Darren desconfiara, que le pusiera pruebas, que temiera de la razón por la que quisiera estar de manera seria con él. ¿Cómo podría culparlo?

 

Le habría gustado poder decir más, pero temía herirlo. Darren podía parecer muy fuerte por fuera y realmente lo era, pero sabía que habían pocas personas que le importaban y eso hacía que los conflictos resultaran más difíciles de lo normal. Ver su reacción, incluso que le temblara la voz era suficiente prueba de que estaba afectado; eso debería ser prueba suficiente de que lo quería. Tarik sabía esas cosas, decidió estar con Darren pese a ellas y decidió que no podía pedirle que expresara cariño de otra forma que no era la suya. Creer que lo trataría distinto al resto una vez que correspondiera a sus sentimientos era un error. —No me importa —agregó, apretando su mano. —Olvidémonos de esto… ¿vale? No fumaré de nuevo.

 

Parecía una buena resolución, pero Darren no sabía cómo prometerle que no continuaría sintiendo esa inseguridad de encontrar un día a Tarik con alguien más porque se hartó de la prueba o tardó demasiado en decidirse. Era una tontería, podría quitar la condición si no fuera porque de pronto se sentía como algo estúpido y necesario a la vez. Ya no sabía con qué decisión quedarse.

 

Envolvió la mano fría de Tarik y la apretó con firmeza, acercándose a besarlo. Mantenía sus ojos tras ese flequillo que normalmente estaba acomodado para que no molestara en la vista y ahora cubría el hecho de que casi lloraba.

—No te hagas daño… Yo te he herido suficiente en estos años.

 

Sí se sentía mal por los años en que ignoró sus propuestas y lo rechazó sin cansarse día tras día, pero Tarik no le permitió mucho tiempo de arrepentimientos. Lo abrazó y apoyó el mentón en su cabeza, suspirando leve, pues no pensó que llegarían a ese punto.

 

—Eso no es cierto. He pasado más momentos buenos que malos contigo y más buenos que malos. Si fuera todo drama, no te querría tanto — aseguró, causando que Darren esbozara una pequeña sonrisa.

 

La verdad era que ninguno de ellos había tenido pareja antes y además pasaron años alejados, así que... tendrían que aprender a llevarse. Suponía que así como Darren aún no dejaba de lado su pasado, él tampoco se olvidaba de todas las veces que Darren lo rechazó. Estaban ambos aferrándose a resentimientos.

 

Le besó la cabeza, con una nueva resolución: —Deberíamos dedicarnos a ser felices juntos. A la mierda lo que pasó antes.

 

El amor que Tarik le profesaba lo confundía tanto que ya no sabía si agradecerle por ello o dudar acerca de su cordura... 

 

Con toda seguridad, Tarik no tenía idea de lo que podía causarle. Darren nunca creyó que alguien como él, de buen corazón en el fondo y una energía tan atractiva, pudiera quererlo a él con sinceridad. ¿Acaso no se daba cuenta de que era un desperdicio?

 

No quiso decirlo en voz alta. Ni siquiera quería pensarlo. Era Darren Hunt, no debía sentir inseguridad.

 

Terminó correspondiendo al abrazo, apretando su espalda para poder frotarla un par de veces como si eso quitara a los peligros que acosaran a su cuerpo, a sus pulmones delicados, y decidió tomarle la palabra cuando le prometió no volver a hacerlo. Justo era que Darren prometiera no mencionarle su pasado, porque no quería dañarlo de ninguna forma.

 

—Tienes… razón —susurró contra él. —Tú… olvida la estúpida prueba, puedes tocarme lo que quieras… sólo olvídalo.

 

Tarik no esperaba que levantara la prueba, incluso había estado pensando en cancelar lo del sábado, porque se sentía mal de ir a su casa con la sola intención de acostarse con él, cuando una parte de Darren dudaba aún si quería ser su novio solamente para eso. 

 

Obviamente su corazón se aceleró, sólo escuchar la frase "puedes tocarme lo que quieras" fue suficiente para acalorarle el cuerpo. Un poco más y habría tenido una erección, podía sentirlo. Tragó con algo de dificultad y negó con la cabeza. —Mejor… hagámoslo cuando ambos queramos —rebatió, aunque eso significa que fuera cuando Darren tuviera ganas, porque Tarik estaba listo incluso para hacerlo en ese momento, le daba igual si la banda oía desde el pasillo. —Vamos al cine o al acuario el sábado, sólo quiero pasar tiempo contigo.

 

A Darren le daba igual a dónde ir o qué hacer, siempre que pudiera aprender cómo ser un buen novio, una persona a la altura, que no se dejara guiar por los rencores ni los reclamos del pasado que tanto le molestaban. Toda esa gente que estuvo antes que él tendría que ser olvidada. Ya le había prometido, desde el primer momento, que lucharía por esa relación y la haría funcionar.

 

—Okay… —aceptó con un gesto más tranquilo, volviendo a besarlo largamente, con su lengua invadiendo la boca del rubio por largos minutos en los que sólo podía pensar en que todo iba mejorando, que la presión de su cabeza disminuía de a poco. 

 

Darren besaba muy bien, sus labios eran perfectos, tan suaves y cálidos que Tarik quería besarlos en toda oportunidad que se le diera. Lo bueno de ese tipo de besos es que tenían la cualidad de impedirles pensar en algo más, ninguno pudo concentrarse en nada más por lo que duró.

 

Claro que después de compartir un beso así, incluso conociendo la sensación del piercing que tenía Tarik en la lengua, Darren comenzó a dudar de no seguir con sus planes el sábado. ¿Desde cuándo era él quien tenía más ganas…? No se lo diría a Tarik, pero se agradeció a sí mismo quitar esa tonta prueba, porque no habría sido capaz de pasar un mes sin tocarlo. 

 

Miró luego a su costado donde sus amigos estaban mirando a otro lado discretamente y terminó sonriendo. Se había olvidado de ellos por un momento.

 

—Vamos, Matt tiene que ir por su moto todavía —murmuró.

 

—Eh… dame un segundo —contestó el guitarrista, apoyando la frente en el hombro de Darren y respirando lento. ¿Por qué tenía que excitarse justamente cuando quería demostrarle que podía esperar...? Es que sus besos...

 

Volvió a respirar profundo. Estúpido Matt, para qué necesitaba que todos fueran con él... Oh, wow, pensar en Matt realmente le quitaba el calor del cuerpo. —Ya.

 

Darren rió por lo bajo y le dio un roce ligero en los labios antes de ir ambos con sus amigos. Dexter se veía preocupado por ambos, pero al verlos volver bien se acercó a los dos para darles un abrazo en conjunto. Era un alivio que no terminaran a los dos días de empezar su relación.

 

—Chicos, voy a tomar un café con Mitch, los encuentro después.

 

Se despidieron con el acuerdo de almorzar más tarde en un local de comida rápida, pese a las quejas de Darren de que aquello no era sano, y los demás acompañaron a Matt a hacer su compra tan importante. Subieron al automóvil del peliverde, donde Tarik se apoderó del asiento del copiloto y miró feo a Matt pese a que no hizo ningún gesto de querer quitarle el asiento. No cometería ese error una segunda vez.

 

—¿Tienes una concesionaria en mente? —preguntó Darren a Matthew. —Si no quieres dolores de cabeza más adelante, la moto tiene que ser nueva.


—Sí, es cierto —Matt había pensado en eso también y tenía el dinero suficiente, así que simplemente lo haría. Si seguía dudando, se terminaría arrepintiendo. —Estaba entre esta o esta —señaló, mostrándole las direcciones en el celular mientras Tarik buscaba tomarle la mano a su novio y Alex vio la oportunidad de tomarse la selección de música para ese corto viaje.


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