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La banda: El inicio por TeaPartyWriters

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Por respuesta la mano de Dexter se entrelazó con la suya y ambos se dirigieron a pedir una partida de volley a los otros muchachos, que aceptaron de inmediato. Fue bueno distraerse con eso, quemando energías y frustraciones saltando y pegándole a la pelota. Era otra de las muchas cosas que tenían en común: ambos necesitaban apartar sus frustraciones con actividades físicas. También resultó que eran demasiado buenos y sus compañeros se aburrieron pronto de perder.


Surfearon un poco más. Los australianos le enseñaron al baterista a dominar ciertos trucos con la tabla que no le fue complicado aprender, todo dentro de la base que Mitch le explicó. Entonces fue que adoró el agua de mar, las olas y simplemente todo lo vasto que era. Mientras los demás seguían surfeando algo lejos de él, Dexter se había quedado sentado a horcajadas en la tabla, mirando a lo lejos con una expresión fascinada en lo que el sol bajaba lentamente.

—Es hermoso —susurró. Le hacía olvidar todos sus problemas... aunque sólo poseía uno, e iba a tener que enfrentarlo pronto.

 

Mitch miró entonces a Dexter, su silueta tocada por los rayos del sol y suspiró. Hacía dos semanas no tenía idea de quién era y ahora quería cambiar toda su vida por él. ¿Sería mucho? ¿Se había vuelto loco? No sabía qué hacer, pero sí estaba seguro de que no podía seguir diciéndole que sí y luego que no. Si tomaba una decisión, tenía que estar seguro de ella y no retractarse.

 

Lo único de lo que estaba seguro en ese momento era que quería aprovechar ese día, así que nadó hacia Dexter, volviendo a tomarle la mano. —Ya empezaron las fogatas —le sonrió.

 

Nadaron para devolverse a la arena y tomar las prendas de ropa que dejaron tiradas al iniciar la jornada. Comenzaba a estar más fresco, aunque seguía siendo un clima agradable, típico de playa en verano. Habían varios grupos de personas y no encontraron nada mejor que ir de la mano para todos lados, presentándose mutuamente como pareja aunque la realidad fuera a caerles como un balde de agua fría al otro día, pero qué rayos. Podían bailar toda la noche, embriagarse y simular todo lo que quisieran, porque nadie les reclamaría.

 

Debió pensar que sería más difícil estar lejos de Dexter luego de probar un día siendo su novio. Era maravilloso y mientras más lo hacían, decía de forma más orgullosa que era su pareja. Incluso algunas veces usó los apodos de Dexter, llamándolo como "boo", "cariño" y hasta "pastelillo", más avanzada la noche.

 

Cuando comenzaron las rondas de alcohol, Mitch aceptó tan sólo un vaso de vodka con jugo de naranja, aún testarudo de mantenerse sobrio para poder recordar todo lo que sucediera. Dexter estaba mucho más metido en la fiesta y bebió un poco más, pasándole el brazo por la cintura a Mitch para bailar con él. 

 

—¡Hey, ellos no saben que estamos saliendo, vamos a contarles! —le dijo a Dexter, riendo al ver gente nueva.

 

Disfrutaron de la fiesta todo cuanto pudieron, haciendo más contactos (“amigos”, como los consideraba genuinamente Dexter) y bailando entre ellos, sonriendo grande cada vez que podía decir “este es mi novio” o “deja que le pregunte a mi novio”. Sonaba bonito y estaban con suficientes personas alrededor como para poder concentrarse en lo agradable que era en lugar de que no sería así para el día siguiente.

 

Estaban siendo demasiado cursis incluso para sí mismos, a ratos reían fuerte para contrastar. El problema fue cuando notaron que varias personas se iban. Era tarde.

 

Mitch pensó que ese era el momento, tenía que hacerlo; quería que la noche terminara de una forma en particular y aunque Dexter le hizo varias indirectas, quería ser… directo, juntar todo el valor que tuviera, que le hubiera dado el alcohol, para pedirle a Dexter que durmieran juntos, de la forma que fuera. Le daba igual si no tenían sexo, sólo quería pasar la noche con él y...

 

—¡Hey, vamos ya! —interrumpió Dexter sus pensamientos, tirando de su mano. Se ubicó delante de él, caminando de espaldas con una gran sonrisa, moviendo las caderas sin música mientras avanzaban hacia el automóvil. —Te dejaré hacer lo que quieras conmigo hoy. Espero que tengas ideas.

 

Los celestes e inocentes ojos de Mitch seguían la trayectoria de las caderas de Dexter, hipnotizados. —Tengo algunas, sí… —contestó, pues... realmente nunca había pensado tanto en sexo hasta que conoció a Dexter. De hecho, tenía bastantes cosas que sólo había soñado haciendo con él y podría hacer realidad. —Muchas… 

 

Fue difícil no comenzar a besarlo allí. La verdad, fue imposible; se acercó y lo tomó por la cintura, aún caminando mientras lo besaba.

 

Se separaron riendo de nuevo, dándose besos cortos mientras subían las cosas a la van y miradas que iban y venían, algo nerviosas de anticipación. Dex no se contuvo de acariciar la pierna de Mitch mientras conducían, dedicándose a ver por la ventana y de reojo al chico por el espejo. Adoraba ver su rostro sonrojado, seguro lo dejó pensando en muchas cosas.

 

Sacaron la llave de la maceta indicada para entrar a la habitación que arrendaron por Internet. Dex celebró visiblemente al comprobar que tenían una sola cama, aunque ya no fuera necesaria la excusa. Avanzó hasta ella, se recostó de espaldas y le hizo una seña para que se acercara finalmente.

 

Mitch obedeció de inmediato, apoyando las rodillas en la cama, una entre las piernas de Dexter, y comenzó a besarlo, desabrochándole la camisa con dedos más ansiosos que nerviosos. Llevó los labios a su cuello y mientras deslizaba la prenda por sus brazos, aunque las mangas se enredaron sobre sí mismas y quedaron en sus muñecas, casi amarrándolas.

 

El castaño no prestó atención a eso y comenzó a bajar por su cuerpo. La piel de Dexter seguía salada, aunque también tenía su propio sabor, que lo estaba volviendo loco. Pasó la lengua por su cuello, delineó la clavícula y luego se detuvo en una de sus tetillas. Era evidente que mucho pasó desde la noche ebria donde demostró toda su inexperiencia y esa, teniendo tiempo e imaginación como averiguar más sobre aquello y fantasear con lo que haría si pudiera tener a Dexter para él. Y ciertamente lo tenía a su disposición, el chico ni siquiera hizo algo para intentar soltarse los brazos, sino que cerró los ojos, concentrándose en las sensaciones mientras suspiros comenzaban a escapar de sus labios. Sus mejillas se colorearon un poco y cerró los ojos cuando sintió sus labios alrededor de sus tetillas. Soltaba hondos jadeos mientras sentía que sus ansiosas manos se iban a sus caderas.

 

—Mitch... —murmuró, fascinado, abriendo los ojos para verlo, pues no podía creer que estuviera besando sus piernas con tanta dedicación mientras terminaba de quitar su traje de baño. Por un segundo, pensó que la sobriedad del chico podría significar que se apartara de él al ver su entrepierna, recordándole que se trataba de otro hombre.

 

Todo lo contrario. Mitch comenzó a subir con besos por sus muslos, rozando sus labios por cada centímetro que encontró de la parte interna de sus piernas.

 

Definitivamente no era heterosexual. De hecho, probablemente era más homosexual que bi, porque nunca sintió tal deseo de lamer algo como cuando se encontró con lo que había entre las piernas de Dexter. Lo recordaba, borroso, pero ahí estaba en realidad, con sus... bonitos colores. Agh, le encantaba.

 

Abrió la boca y sacó la lengua, lamiendo sus testículos primero para luego subir por su miembro. Extendió entonces un brazo para volver a apretar una de sus tetillas, sintiéndose arder sólo por escucharlo gemir.

 

Y ciertamente lo hacía gemir mucho porque en cuanto comenzó a lamerlo su cuerpo comenzó a experimentar temblores y se contrajo un poco, abriendo más las piernas para él. Quería participar, pero le gustaba también su posición de debilidad frente a él, porque estaba calibrando lo mucho que Mitch lo deseaba.

 

Su entrada se contraía, sintiéndose vacío y miró al castaño con una mirada lujuriosa y la boca entreabierta.

 

—Quítate la ropa… —pidió, buscando tocar sus shorts con el pie para indicarle que los sacara ya.

 

Ante la petición, el castaño tomó la polera por los bordes y la aventó al suelo. Dexter ya había visto su cuerpo ese día, no había nada nuevo, aunque se sentía distinto en ese momento. Era... raro y... sensual que Dexter lo mirara así, con tanto deseo y cuando tomó el elástico de sus shorts, alcanzó a bajarlos un centímetro antes de decidir que aún no lo haría.

 

—No todavía —contestó, volviendo a lamer entre sus piernas. Bueno, ya que no estaba moviendo las manos, entonces... algo tenía que hacerlo ansiar, ¿no? Talvez había sido muy malo, pero... le gustaba mucho la forma en que lo miraba y le habría quitado la gracia.

 

Levantó sus muslos y los acomodó en sus hombros, internando su cara sin miramientos entre sus piernas, para lamer bajo sus testículos y entre sus nalgas. No, definitivamente no era hetero.

 

—¡Aah! —gimió el muchacho, echando la cabeza hacia atrás cuando comenzó a sentir la humedad de su lengua. No se imaginó que Mitch podía hacer todo eso, lo había creído... algo más inocente… ¡era un excelente cambio!

 

Movió las caderas hacia él, sin aire, y apretó su rostro ligeramente con los muslos.

 

—Por favor… con los dedos… 

 

Toda la maestría que demostraba Mitch se fue a la mierda cuando lo escuchó decir eso y tuvo que llevarse una mano a la entrepierna, apretando su erección sobre los shorts.

 

—Diablos… casi termino… —murmuró, bajando entonces la prenda, que quedó con un hilillo de pre semen antes de ser aventada junto a su polera. 

 

Volvió a colocarse sobre Dexter, metiendo una mano entre sus piernas para tocarlo con los dedos, rozando en círculos su entrada antes de empezar a introducirlos.

 

Lamió su cuello al estar a la altura, se sentía tan... ebrio de él.

 

—Soñé tanto esto… contigo… 

 

Cada cosa que decía Mitch lo excitaba de sobremanera. Esperaba realmente ser lo que había imaginado, que todo fuera tal y como lo había dimensionado en sus ilusiones. ¿Se habría despertado duro por él? ¿Lo haría luego? Era muy delicioso para imaginarlo.

 

—Espera, espera… —susurró. —Ven aquí… déjame probarte —murmuró, relamiéndose los labios un poco. Se le hacía agua la boca.

 

Mitch apretó los labios, recordando lo bien que se sintió eso la vez pasada. Temía venirse demasiado pronto… 

 

—Sólo un poco… —murmuró al acomodar las rodillas a los costados de Dexter y acercar la cadera a su rostro, sujetándose con las manos del respaldo de la cama. Además le encantaba la mezcla de vergüenza y calor que le daba eso, estaba demasiado excitado para que ganara la primera. —Sólo un poco o… me voy a correr.

 

—Okay… —aceptó el baterista, procurando hacer algo de saliva para poder hacer el proceso corto y lamió la punta un par de veces, cerrando los ojos un momento para disfrutar lo bien que sabía. Lo recordaba, el recuerdo que lo acosó luego de esa fiesta. No para soñar con él, pero sí para poder sentirlo en su lengua cuando se le venían a la mente las imágenes del muchacho sentado en la cama con él entre sus piernas.

 

Abrió la boca y se acercó para envolverlo hasta donde pudo y deslizarse hacia atrás para sacarlo lentamente, con una tortuosa suavidad, pasando los dientes ligeramente por la carne tibia sin lastimar.

 

—Aaaah... —jadeó largamente Mitch, aferrándose mejor al respaldo de la cama, pues necesitaba apretar los puños. La boca de Dexter... no había nada como eso, no entendía cómo se suponía que hiciera cualquier otra cosa que no involucrara la boca de Dexter...

 

No, se iba a venir, estaba seguro. No podía ser que pudiera sentirse mejor que aquello, ¿qué podía ser mejor? 

 

Apretó los párpados y respiró profundo, tratando de aguantar. Y es que era virgen, en realidad. Seguía siendo virgen aunque intentara comportarse distinto.

 

—D-dex... —pronunció, casi rogando que lo soltara. O siguiera. Ya no sabía qué quería.

 

Las palpitaciones en el miembro de Mitch le dieron la información que necesitaba y lo liberó de la prisión de su boca luego de una lamida especialmente larga. Se relamió los labios, totalmente colmado de placer y se mordió el labio inferior.

 

—Ya, listo… —concedió, mirando hacia abajo significativamente.—Fóllame, por favor. Lo más fuerte que puedas.

 

Ah, ¿podía? ¿Tan pronto? Miró hacia abajo también, todo el cuerpo de Dexter bajo el suyo, sus piernas abiertas y una vez que se acomodó entre ellas y le levantó las caderas, distinguió el rosado de su entrada y pasó saliva. No estaba ni un poco nervioso, sólo caliente, tan caliente como para no hacerle preguntas al respecto y solamente tomar el condón del bolsillo que le indicó, llevando después su erección húmeda a ese punto rosado que se contraía.

 

Sujetó sus caderas con las manos, enterrando un poco los dedos al ir abriéndose paso. Tenía las rodillas apoyadas en la cama y trató de procesar la orden de que lo hiciera tan fuerte como pudiera. Suponía que... sería como las veces que había embestido el colchón sin fijarse mientras dormía.

 

No sabía realmente si dolía, nunca se había tocado allí, así que no esperó a que se acostumbrara antes de comenzar a moverse, buscando algo de alivio para ese palpitar.

 

Dex se aferró de la camisa que lo mantenía amarrado y se concentró en dejar pasar el ardor porque Mitch se tomó muy en serio y muy pronto aquello de embestirlo con todas sus fuerzas.

 

—Más lento, es muy grande… —indicó, apretando los párpados. —Deja que me… acostumbre… Y bésame —exigió además.

 

Mitch se obligó a abrir los ojos. Dejó de moverse y apoyó los antebrazos en la cama, besándole el rostro a Dexter.

 

—Perdón… —murmuró, con la respiración notoriamente agitada, al igual que el corazón, que parecía que se le saldría del pecho. Llevó una mano al rostro de Dexter, apartándole el cabello. —¿Estás bien…? ¿Lo saco? —preguntó, aún dentro de él, sin moverse, lo cual era tortuoso.

 

—¡No! Sólo… deja que me acostumbre —insistió Dex. Se sentía como si él fuera el virgen, con eso de tener que frenar un poco el momento para poder habituarse, pero sabía que estaba bien pedir un tiempo si lo necesitaba. Definitivamente estaba tranquilo con Mitch.

 

Rato después la lubricación y el pre semen del castaño hicieron que los pequeños movimientos de su cadera fueran muy agradables y lo miró con una sonrisa grande, rozando sus narices. Alzó las piernas para envolverlas en la cintura del castaño.

 

—Okay, sigue… 

 

—Dime… cómo lo quieres… —pidió  Mitch en voz baja, pues comenzó a mover lento las caderas, lo cual extrañamente era más esfuerzo que hacerlo rápido. Le costaba contenerse y ese roce no era suficiente, sólo lo hacía acumular calor. Sentía la piel húmeda.

 

—Sí, yo… sí, lento… —Dex disfrutaba aquel ritmo, sin imaginarse que Mitch estaba desesperándose, y sentirlo palpitando contra sus zonas sensibles era demasiado agradable. Se relamió los labios y ayudó con su cadera hasta que su cuerpo lo urgió.—Ya, ahora… hazme gritar —sonrió. Le gustaba ver la cara que ponía Mitch cuando decía ese tipo de cosas.

 

El chico dudó un momento al escucharlo, pero fue sólo un instante antes de bajar las manos a sus caderas, apretando su trasero al seguir bajando para comenzar a moverse más rápido. No sabía si lograría hacerlo gritar, era primera vez que lo había y probablemente sería terrible. 

 

Al menos no era difícil dejar de pensar en eso con toda la excitación y lo delicioso que era estar dentro de él, pronto su mente estuvo en blanco.

 

Sin embargo para Dexter no era sino una sensación por demás agradable, la de sentirlo moverse, probando sus reacciones de esa forma tan inocente que le encantaba de Mitch. Se mordió el labio inferior, exhalando de golpe unos gemidos altos que luego dejaron de estar tan contenidos en su garganta.

 

En un momento soltó una pierna y cayó de lado, levantando la otra para sostenerse mejor de él y de esa gloriosa forma entró más hondo, ciertamente haciéndolo gritar varias veces.

 

—Aah, aah... ¡aah! No pares… 

 

Entrar más profundo le provocó también a Mitch comenzar a gemir más fuerte, tratando de mantener el ritmo, aunque sin darse cuenta lo aumentaba, sujetando la pierna de Dexter para entrar y salir de su cuerpo con más facilidad. La visión de Dexter bajo su cuerpo, gimiendo de esa forma y diciéndole que no se detuviera estaba ciertamente sacada de sus sueños, pero mil veces mejor.

 

—Nh... Dex... —gimió, queriendo decirle que no sabía cuánto más podría seguir, por mucho que le pidiera que no se detuviera y entonces pensó que talvez no volvería a estar de esa forma con él y se mordió el labio para quedarse callado, intentando con todas sus fuerzas continuar hasta que estuviera satisfecho.

 

Dexter no concebía mayor placer y no tenía problema alguno en anunciarlo a toda voz, haciéndole aprender a los inquilinos de los demás cuartos cómo era el nombre de su pareja esa noche. También tenía fija la idea en una parte de su cabeza que esa noche ya no se repetiría, por mucho que jugaran a ser la mejor pareja, la más estable y perfecta del mundo, aunque de lo último eran mucho.

 

Al final no pudo soportarlo, el hecho de no tocarlo estaba desesperándolo y teniéndolo al límite por lo cual mordió las sábanas debajo de él y se corrió sobre ellas, gimiendo por lo alto el nombre del chico. Mitch también consiguió terminar en ese momento y supo entonces que lo que había tenido hacía unos minutos no había estado ni cerca de ser un orgasmo, porque lo que recorrió su cuerpo cuando el interior de Dexter comenzó a contraerse fue una cosa que nunca antes había experimentado, ni soñando, ni tocándose él, ni las pocas veces que otra persona lo tocó. No se comparaba a nada y fueron varios segundos en los que estuvo mordiéndose el labio mientras se sentía eyacular en su interior.

 

También fue difícil distinguir cuándo terminó. Pasó otros momentos respirando agitado, sin notar que se había dejado los dientes marcados en el labio inferior y mirando a Dexter allí, aún bajo su cuerpo y manchado de su propio orgasmo.

 

Se acercó, besándole el hombro, saliendo de su interior. —¿Estás bien…? —preguntó, entrecortado por su agitación.

 

Dexter no se veía bien, pero se sentía increíble. Estaba tirado allí, de piernas abiertas, los brazos atados, la respiración totalmente agitada y la cara roja. Lo miró de reojo y sonrió ligeramente.

 

—Sí… estoy bien… mejor que nunca… —confesó, acalorado. —Uhm, sueltame los brazos, me duelen un poco —dijo, moviéndolos tras su espalda, y una vez libre se giró cayendo pesadamente con los brazos abiertos y atrapándolo entre ellos con una gran sonrisa. —No creas que terminamos esta noche… —susurró en su oído. Necesitaba sólo un poco de aire y volver a empezar, y otra vez y otra más.

 

Se giró con Mitch debajo de él y se sentó encima, acariciando su vientre para poder bailar encima de él sin música, con más energías que antes aunque el acto lo dejó tembloroso y débil.

 

Mitch lo miró con sus ojos celestes cargados de ilusiones e interés por lo que Dexter haría ahí sentado encima de él y, por supuesto, su miembro le respondió en todo lo que quiso, incluso cuando Mitch pensó que ya no podría más. Por años recordaría esa noche y se sonrojaría, sabía que sin importar lo que hiciera, nunca se quitaría del cuerpo las sensaciones que le había dejado Dexter y todo lo que le enseñó, incluso de sí mismo.

 

El despedirse fue lo más difícil, dejarlo en su casa, verlo partir, saber que el último beso que se dieron sería el último y, tal como había predicho, se fue llorando todo el camino de vuelta a su propia casa.

 


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