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La banda: El inicio por TeaPartyWriters

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—¿Qué? ¿En serio no tienen nombre? —preguntó Matt. —...podría estar durmiendo. Podría estar durmiendo y en su lugar estoy con la seria banda sin nombre. Perfecto.

 

—Sí tenemos nombre, es "banda de Alex".

 

—Oye no, eso era un nombre código. Que tú le diste —alegó Tarik, obviamente a Alex, que era quien se refería así a la banda.

 

—A mí me parece perfecto.

 

—Alex y sus minions. Alex y el resto. Alex y etc —se burló Tarik.

 

—Agh, pero si es tan fácil. Elijan una palabra cualquiera y le ponemos "The" en frente —dijo Matt. —"The Doors", "The Strokes", "The White Stripes", "The... dudes". Whatever.

 

—THE ALEXS.

 

—¡NO, ALEX, NO! —fue la respuesta colectiva.

 

Pasaron un buen rato discutiendo, intentando llegar a puerto con malas ideas e intervenciones completamente inútiles de Alex. Ni se dieron cuenta cuando Darren entró y los quedó mirando con el entrecejo arrugado.

 

—¿Qué pasa? —preguntó al verlos a todos tan ocupados en algo que no entendía. —El show empieza en cinco minutos.

 

—Al parecer, no tenemos nombre —contestó Alex a Darren, pese a que él estuvo convencido todo el tiempo de que sí lo tenían.

 

Y estar discutiendo entre los cuatro era terrible, porque cualquier cosa que dijera Matt era absolutamente rebatida por Tarik, aunque no tuviera sentido su alegato. Resultaba ridículo.

 

—"Alex's band", se los sigo diciendo.

 

—¿Nos ayudas? —pidió Dexter, ignorando al vocalista.

 

Darren se sintió incómodo. El hecho de estar en el puesto de manager era porque no requería de un proceso artístico, sino todo lo que iba alrededor de eso. Sabía que era importante dar su opinión y que los chicos se acostumbraron a que fuera él quien resolvía los problemas.

 

Tendría que esforzarse.

 

—Vale —masculló, sentándose cerca de ellos. —Uh...

 

Silencio. Todas las miradas en Darren.

 

—Uhm…

 

Era el “uhm” más largo que le escucharan a la fecha.

 

—Sky collapsers? —sugirió de pronto Dexter y cuando sintió que todos lo miraban, empezó a dudar. —Ya saben... todos dicen que el cielo es el límite... y... si nosotros... colapsamos...el cielo... ¡Agh, olvídenlo!

 

Ciertamente fue el punto de quiebre en algo muy tenso, puesto que Alex se largó a reír y su risa era por demás contagiosa.

 

—Sólo agrégale "The". "The sky collapsers" —bromeó Matt.

 

—Suena bien —reconoció Tarik, posiblemente queriendo evitar peleas en frente de Darren.

 

—En mi corazón será "Alex and the sky collapsers" —advirtió Alex, levantándose para ir a su puesto de protagonista. Es decir, vocalista.

 

—En... ¿en serio les gustó? —se sorprendió Dexter, mirándolos con estupefacción, que se deformó en una mirada conmovida. —Los quiero mucho… —murmuró, dirigiéndose a su batería.

 

—Suficiente —cortó Darren, moviéndose a un lado para dejarlos ponerse en sus lugares, con un cierto alivio en el fondo de sí mismo. Dicho eso, se bajó del escenario para verlo desde el lado.

 

—Hey, ¿con qué canción abríamos? —preguntó entonces Tarik, colocándose la cinta de la guitarra al hombro.

 

—Con "Are you gonna be my girl" —respondió Matt, ya en su lugar.

 

—Relatable —murmuró el rubio, apenas audible.

 

El telón se abrió y Alex estuvo una vez más radiante, feliz, irradiando todo lo que tenía que irradiar el líder de una banda. Habría sido mejor que alguien más los presentara, pero ya llegaría el día. Ya llegaría el día en que fueran cientos de miles los que estuvieran repitiendo a coro su nombre, ansiosos por escucharlos y cantar sus temas.

 

—¡Bienvenidos, somos The Sky Collapsers!

 

La gente aplaudió con mucha emoción, no especialmente por la banda sino por Tarik y Dexter, que se aseguraron de darles lo que querían al saludar y enviar besos desde el escenario. Cuando Matt comenzó a tocar el solo se oyeron más gritos porque el tema era uno que mucha gente disfrutaba y sintieron que fue un buen inicio.

 

Los chicos llevaban ya un tiempo tocando juntos y siendo amigos, así que fue Matt quien más se fijó en su funcionamiento como banda y lo fácil que le resultó seguirle el ritmo a todos, en especial a Dexter, quien tenía ese rol como prioridad, marcando el paso con su batería. ¡Y no sólo eso! Era un espectáculo en sí mismo verlo tocar. Jugaba con las baquetas, gritaba al público y se las arreglaba para que fuera encantador cuando se equivocaba o perdía una baqueta en el aire.

 

Tarik era el paquete completo de lo que se podía pedir en un guitarrista. Incluso tratándose de covers, encontraba la manera de darle su sello personal a la melodía y mantener la atención de la audiencia en él, ya fuera sorprendidos por los rápidos movimientos de sus dedos en el instrumento o simplemente porque llegaba a ser ridículo lo sexy que se veía en el escenario.

 

Sin embargo, el que seguía robándose la escena era Alex. Por su personalidad y actitud en el día a día era fácil olvidar por qué su papel de vocalista no lo podía hacer nadie más: había nacido para eso. Su carisma y desplante eran cosas que no se aprendían, sino que se llevaban en la sangre, como un gen especial guardado para algunos pocos afortunados. Alexander White era uno de ellos y aunque resultaba insufrible la mayoría del tiempo, tenerle paciencia pagaba sus frutos al verlo en el escenario y ser parte de su actuación. Matt lo entendió, pese a que no se lo diría porque sería insoportable.

 

Contra todo predicamento de un baile escolar, la gente empezó a bailar. Más personas llegaban por la puerta y otros alzaban sus vasos para cantar a coro. Había que admitir que era fácil entusiasmar a adolescentes con ganas de pasarlo bien, pero Darren los miró a todos con orgullo, conforme de lo que fueron capaces de armar a partir de un asunto fortuito. Aprendió una importante lección: no subestimar las oportunidades, ni los contactos de Tarik y Dexter.

 

Habían acordado en partir con temas movidos, así que lo que siguió en la lista fue "Ballroom Blitz", "Juicebox" e incluso "Don’t stop me now" y complementando con otros como “No rest for the wicked” y “Take me out”.

 

Alex se entregaba absolutamente a cada canción que cantaba, fuera movida, romántica o graciosa; daba igual, estaba allí para entretener. La gente que no lo conocía comenzaba a preguntar su nombre y subían videos de su performance.

 

—Y para terminar, un trabajo colectivo de la banda, se llama: "Dream on" —anunció, siendo la canción perfecta para terminar una perfecta noche.

 

La gente pedía más canciones, pero los chicos estaban exhaustos y aún quedaba asistir a la fiesta que prometieron. Volvieron dos veces por un “encore” y luego tocó despedirse. Las sonrisas en sus caras mostraban su satisfacción; tocaron mucho, desde las nueve hasta las doce con cortos períodos de descanso. Dexter no tenía voz prácticamente pero sonreía mucho y saludó al público junto con los demás, envolviendo sus brazos alrededor de Alex y Matt, luego abrazando a Tarik. Todos se sentían muy emocionados por el recibimiento. ¡El gimnasio estaba repleto!

 

—¡¡Esto es increíble!! —gritó el baterista antes de lanzarse al público y ser llevado entre todos los brazos hasta el fondo y de regreso. Cuando se volvió a poner en el escenario se reía muchísimo. —¡Me toquetearon todo! ¡Hahahaha!

 

Tarik se inclinó a chocar algunas manos y recibir uno que otro beso por parte de sus admiradores (que probablemente no tenía nada que ver con sus habilidades musicales).

 

Tras cerrar el telón y dar la despedida final, Darren llegó con una sonrisa y se acercó a felicitarlos, dándole la mano a Matt y a Alex, un abrazo unilateral (por parte de Dexter) a Dexter y una palmada en la espalda a Tarik, que se quedó en silencio.

 

—Buen trabajo —fueron las palabras que acompañaron sus gestos. Casi tenía ganas de ir a la fiesta. Tarik quería ir a la casa de la tal Jen a beber todo el licor que le pusieran al frente.

 

—Vamos a buscar algún auto para llegar a la fiesta —dijo, siendo el primero en bajar del escenario y comenzar a hablar con los invitados.

 

—Vamos en el mío —dijo Darren sin ver a nadie, más preocupado de ordenar y guardar los instrumentos que los demás dejaron tirados.

 

—¡Eh, Tarik, Darren nos lleva! —gritó el chico al rubio, siguiéndolo por si no había oído. Era mejor que fuera toda la banda junta, luego tendrían tiempo de separarse y embriagarse hasta perder el conocimiento.

 

Sin embargo, su amigo lo rechazó rápido: —¡Na! —dijo, apenas girando la cabeza para verlo. —Voy con Tony y Allison, ¡nos vemos allá!

 

Para Dexter, no pasó desapercibido que Tarik quisiera escapar y se disculpó en un grito con Darren para seguirlo. Mucha gente envidió a Tony y Allison por tener el lujo de llevar a dos de los chicos más populares en su auto y llegar con ellos a la fiesta.

 

Mientras, Matt se dedicó a ayudar a Darren y este se dio cuenta de que parecía ajeno a todo lo que sucedía.

 

—Vamos a la fiesta un rato, luego los llevo a todos a sus casas —ofreció. Para Darren, parte importante del éxito de la banda sería ir a eventos sociales, incluso cuando estos fueran de la escuela y sin mérito alguno. El primer paso era el público.

 

Matt suspiró. Alex no dejaba de tener razón en que necesitaba distraerse un poco de su día a día y ahora encima le ofrecían transporte. —No tengo por qué negarme —sonrió, pues parecía que sí quería hacerlo.

 

Alex dio un último vistazo a su primer gran escenario y luego siguió a Darren y Matt hacia el estacionamiento, al Camaro negro de su manager. Se oían felicitaciones y festejos por todas partes. Encendieron la radio una vez arriba y emprendieron marcha a la fiesta. Darren estaba tan contento como ellos y los felicitó un par de veces, guardándose su desagrado porque la banda no se trasladara junta al lugar. En parte, entendía que Tarik lo evitara.

 

¿Acaso debería disculparse por ser tan duro? ¿O era la felicidad ablandando su persona?

 

Al llegar los dejó bajar y llevó su auto al fondo con el resto, escondiéndolo detrás de dos camionetas. La casa estaba toda iluminada y la gente entraba y salía con bebidas, bailando por la música que se oía dentro. El ambiente prometía que aquella casa terminaría destruida, la única forma de medir el éxito en una fiesta adolescente.

 

Sería que Darren había estacionado muy lejos o se encontró con más tráfico, pues Dexter y Tarik llegaron antes a la fiesta y no fue hasta una media hora más tarde que lograron reunirse con el resto de la banda. Dexter fue a su encuentro, mientras que Tarik bromeaba entre un grupo de personas, que le insistía en que cantara algo a cambio de vodka.

 

—¡Pero si es Alex el talentoso de la voz!

 

—Queremos escucharte a ti, anda.

 

Tarik no tenía ni un interés en cantar, hasta que vio de reojo a Darren. Entonces accedió repentinamente, sentándose al borde de una mesa con la guitarra a improvisar una canción, que en realidad no era improvisada, sino que había estado trabajando en ella mucho tiempo.

 

Darren entró luego de Alex y Matt, tomando un trago de cerveza de una bandeja que pasaba cerca de él. Tendría que medirse si quería llevarlos a todos a salvo pero eso no impedía que se quitara la sed y se sentara en un sofá cercano para escuchar la canción de Tarik.

 

Él sabía que era talentoso, lo supo siempre, desde pequeños. Sus letras, las pocas que había oído, siempre le llegaban de alguna forma, aunque no se relacionara con ellas porque no se veía a sí mismo como protagonista de nada, sino soporte. Era una incapacidad de darse cuenta de lo que pasaba cuando le demostraban sentimientos y la actitud de Tarik, siendo tan promiscuo y cariñoso con todo el mundo, no lo ayudaba a entender lo que quería decirle.

 

Tarik se concentró para cantar.

 

—You reject my... advances... and desperate pleas... I won't let you... let me down... so easily. So easily.

 

—¡No cantas tan bien como Alex! —gritó Alex.

 

—¡Cállate! —contestó Tarik, cortando la canción para reírse y aventarle un cojín que tenía al lado.

 

Al segundo se le sentó un chico de otra clase al lado. - ¿Era para mí? - Tarik se encogió de hombros. Darren dejó de mirarlo, rodando los ojos, justo a tiempo para recibir a otra persona.

 

—Hey, ¿quieres bailar? —escuchó que le decían. Conocía al chico, era el capitán del equipo de basket, alguien amable e inteligente. Buen candidato. No encontró motivos para rechazarlo, aunque sí le advirtió que no tenía práctica.

 

La escena fue observada en detalle por Tarik, incapaz de distraerse por mucho que le hablaran y se pelearan por llamar su atención. Era difícil tomar acción, porque sentía cómo el corazón se le apretaba en el pecho al ver a Darren pasarlo bien con alguien más y reír, cuando hacía años él no provocaba ni una sonrisa. Esa misma noche, pese a todo su esfuerzo, sólo consiguió una palmada en la espalda.

 

Se sentía un idiota, todo lo que se le ocurría hacer era ponerse de pie y romperle la cara al otro tipo, sin preguntar ni dar explicaciones. No necesitaba ver el futuro para saber que Darren lo detestaría si llegaba a hacerlo y que tampoco tenía el derecho de interrumpir su diversión.

 

Había una chica que insistía en hablarle, no sabía de qué, tampoco decidió si quería besarla para sentir algo más que angustia o para dejar de escucharla, sólo la tomó por el hombro y se apoderó de sus labios, con una exclamación de decepción de varios alrededor.

 

Alex estaba parado con Matt junto a la mesa de las bebidas.

 

—¿No que Tarik y Darren estaban saliendo? —preguntó el peliazul.

 

—¿Qué? Hahaha, no, ojalá fuera así —rió Alex. —O sea... no, a Tarik definitivamente no le gusta, a menos que te haya confesado lo contrario. Acordemos que yo no dije nada, no quiero que me golpee.

 

Matt se quedó callado. Creía entender un poco más. O un poco menos.

 

Mientras tanto, ajeno a eso Darren seguía bailando con el muchacho y tomando un poco de otro vaso. Se rió discretamente tras su mano cuando el otro le puso las manos en la cintura para guiarlo más.

 

—Lo estoy haciendo terrible —se disculpó el peliverde. El chico, Duncan, se rió con él, le dijo que no era cierto, lo hacía de maravilla, y aprovechó el momento para acercarse.

 

Al terminar la canción Darren se separó. Estaba bien con un tema, el chico le agradaba pero bailar mucho no era lo suyo y tampoco quería bailar dos piezas con la misma persona.

 

—Oye, gracias igual —se despidió de Duncan, sonriente antes dejarlo para ir a servirse algún jugo en la mesa en la que estaban Alex y Matt. —...¿qué? —les preguntó cuando los vio a la cara.

 

—Nada —dijo Matt inmediatamente, ocultándose luego tras su vaso plástico lleno de vodka con una soda horrible de naranja sin marca.

 

—Absolutamente nada —corroboró Alex, con el mismo gesto.

 

—Nope.

 

—Nada.

 

Quizás ninguno de los dos sostenía bien su alcohol, ni querían meterse en los asuntos de Tarik y Darren. Bueno, Alex sí quería, porque se sentía Cupido en potencia, pero no deseaba llamar la atención hacia el rubio que estaba besando a alguien más y después se quejaba de que Darren no se lo tomara en serio.

 

—¡Oigan, juguemos cuarto rey! —dijo alguien entonces.

 

—Perfecto, excusas para emborracharse rápido —celebró Alex.

 

—No voy a seguirlos en eso —advirtió Darren, pues era la persona responsable allí y quería que todos llegaran bien a sus casas, lo cual implicaba estar sobrio. Hizo un paso al costado para sentarse en un sofá cercano y se distrajo bastante con su celular, pensando que grabaría a sus compañeros haciendo cosas idiotas. Él también podía divertirse.

 

Dexter llegó con la ropa algo desordenada y alzó su vaso. Comenzó a beber desde que llegaran y estaba algo mareado ya.

 

—Hell yeah! —exclamó, sentándose en el círculo de al menos veinte personas que se armó. —¡Alex, Matt, vengan! — Les hizo lugar a su lado derecho. Miró a su izquierda y se encontró con un rubio. Él era bueno con los nombres, y se parecía mucho a… —Ah, espera, yo sé quién eres... uhm... espera... ¡Williams! —declaró entonces con una sonrisa. —¡Eres uno de los hermanos Williams! ¡Scott es una puta leyenda!

 

Scott Williams llevaba dos años fuera de la escuela, instalado en la Universidad, mas no por eso dejaban de hablar de él. Hizo conocida a su familia, “los Williams”, decían simplemente y todo el mundo imaginaba al mismo grupo de personas: cuatro hermanos altos, de buen físico, excelente carisma y buenos para los deportes. Sinceramente, muchos pensaban en ellos como un grupo de golden retrievers bien entrenados y a ellos eso no les ofendía. Scott, Mitch, Luke y Randy Williams eran un completo encanto. Tenían un quinto hermano llamado Keith, pero nadie lo contaba dentro por ser un pesado.

 

Dexter tuvo la fortuna de encontrarse con Mitch Williams en el círculo de juego, un excelente ejemplar.

 

En cuanto el chico comenzó a hablarle, Mitch giró hacia él y contuvo la risa mientras lo miraba esforzarse por adivinar su identidad. Por supuesto, Mitch era una persona de naturaleza amistosa, pero también llevaba unos cuantos "cocktails" encima, lo cual sólo provocaba que riera aún más y las personas le parecieran aún más interesante que de costumbre.

 

—Bueno, ¡cualquier amigo de Scotty, es un amigo mío! —declaró, tomándole la mano al tipo para saludarlo. —Soy Mitch, el siguiente en la noble línea de los Williams. —Si bien no era tan rubio como su hermano mayor, tenía los mismos ojos celestes brillantes.

 

—Dexter Wells a tu servicio, Mitch —se presentó a su vez. Alex y Matt saludaron también al chico y a los otros en el círculo, que Dexter les presentó con nombre, apellido y un dato curioso. Era buen baterista, pero ambos pensaron que podría dedicarse a relacionador público.

 

El juego comenzó y para mala suerte de Alex, le tocó ser el primero en recibir una penitencia en lugar de tener que beber.

 

—Aaw, qué mal —se quejó.

 

—Okay, Alex, tu penitencia es... —Redoble de tambores (palmadas en las rodillas) por parte del círculo. —Darnos tu ropa interior. —Risas.

 

—Me encantaría, pero no estoy usando —confesó el moreno. Más risas, uno que otro silbido.

 

—Entonces... er... tu camisa —insistió el que estaba dando la penitencia.

 

—Bueno, pero me la devuelven porque me gusta mucho —accedió Alex, desabrochando la prenda ante la muy pendiente multitud.

 

Luego de unas rondas de alcohol, el siguiente al mando anunció: —Bien, la siguiente penitencia es: Siete minutos en el cielo para los que saquen los dos reyes rojos del mazo.

 

Quienes sacaron esas cartas fueron, extrañamente, Mitch y Dexter; el segundo tomó lo que le quedaba de vodka en el vaso, aunque no fuera la instrucción que le dieron y se levantó, ofreciendo la mano al castaño a su lado.

 

—Anda, Williams, vamos a conocernos más —le guiñó el ojo.

 

—¿Qué? No, no, hay que sacar las cartas de nuevo si salen dos hombres —alegó Mitch, como si fuera algo establecido en las reglas, porque en su cabeza no tenía ningún sentido ir a encerrarse en un armario con otro chico.

 

Los del grupo le contestaron que debía hacerlo, que el dios de las cartas lo decidió así y otras cosas por el estilo, así que terminó aceptando aquello como una broma particularmente mala. Rió y se puso de pie, negando con la cabeza. ¿Acaso a Dexter no le molestaba? Tendría mejor humor que él.

 

Lo empujaron dentro y cerraron la puerta. Había muy poco espacio, apenas cabían dos personas entre todos esos abrigos.

 

—No veo nada, hahaha —rió Mitch.

 

—Shh… —fue la respuesta de Dexter, quien buscó a tientas su rostro para ponerle un dedo sobre los labios y acercarse hasta acorralarlo contra la pared más cercana, pegándose a él con una sonrisa oculta en la oscuridad. —¿Quieres que te bese? —preguntó en un susurro. —¿O quieres besarme tú?

 


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