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La banda: El inicio por TeaPartyWriters

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Darren y Tarik no solían compartir los mismos espacios. Tarik era de ir a las casas de sus amigos (y tenía cientos de ellos) o colarse a las de gente desconocida. Era raro que se negara a cualquier evento con mucha gente y, ojalá, alcohol. Por el contrario, Darren utilizaba su tiempo de la manera más eficiente posible y cuando necesitaba relajarse, visitaba pubs donde aceptaran su ID falsa (que en realidad era un billete de 100 dólares); prefería por mucho ambientes adultos, incluso para bailar.

 

Parecía lejana la época en que ellos dos fueran amigos.

 

Cuando Darren llegó a mitad de año a la escuela, se pegó a Tarik sin reparos, maravillado con la  capacidad que tenía de aceptar sus silencios y la falta de respuestas de su procedencia. Si bien era bastante tímido, se dio cuenta de que ambos lo eran y en un espacio privado, podían pasarlo bien. Jugaban tanto que su padre bromeaba con adoptar a Darren dentro de la familia, pues francamente se la pasaba más allí que en su propia casa.

 

Por lo mismo, le era difícil a Darren perdonar que Tarik se pusiera tan… idiota. Pensaba que la pubertad lo golpeó demasiado fuerte; en unos meses, pasó de ser un niño flacucho a un adolescente alto y atractivo, lo cual muchas personas comenzaron a hacerle notar y al imbécil se le fueron los humos a la cabeza. Darren opinaba que era mucho más lindo antes, con las mejillas rosaditas y no tenía intenciones de admitir que sí le parecía guapo ahora.

 

Sabía que debajo de toda esa apariencia despreocupada y excesivamente vistosa, quedaban muchas inseguridades, por eso no quería regañarlo demasiado. Tarik se veía feliz rodeado de personas repitiéndole lo bien que se veía y que él se lo dijera no tenía el mismo valor. Su amistad no fue suficiente para subir la autoestima del chico. Le resultaba un tanto amargo.

 

Y se rehusaba a ser parte de su fan club, ni seguir su juego del gran casanova. Estaba consciente de que se le pasó la mano en el último intercambio, pero tenía muchas cosas que guardaba para no herir los sentimientos de Tarik. Era lo mínimo que le pidiera dejarlo fuera de sus “conquistas”.

 

Cuando se encontraron en la fiesta, por un roce fortuito, Darren vio la oportunidad de hacer las paces. Sinceramente, habían pocas cosas que deseara más que retomar su amistad con Tarik.

 

—¿Bailamos? —preguntó, haciendo incluso el esfuerzo de sonreír.

 

El rubio sonrió de vuelta y asintió, colocándose frente a él. Era una canción movida, no había razón para tomar una postura romántica, así que lograron entretenerse un rato y reírse de distintos pasos, tal como hacía con Dexter u otros amigos.

 

El problema era que Darren hacía mucho dejó de ser sólo un amigo para Tarik. A veces pensaba que nunca sintió una amistad verdadera por él, que desde el principio fue alguien que se dedicó a acelerarle el corazón y hacerle sentir las mejillas calientes. Recordaba ser incapaz de sostenerle la mirada… Aún le costaba y se encontraba buscando excusas para ver hacia otro lado.

 

Pero ahora tenía una oportunidad de mostrarle que era una persona digna de considerar como su pareja, ¿o para qué más lo invitaría a bailar? Creía que por fin pensaban en lo mismo.

 

Se acercó a él. La música estaba a un volumen muy alto. En ese tipo de fiestas, lo normal era bailar por un rato y luego escaparse a una habitación, que fue lo que Tarik quiso proponerle. Lamentablemente, Darren también escogió ese momento para decirle algo y tuvo que pensar en pocas palabras para que lo oyera bien.

 

—¡Volvamos a ser amigos! —exclamó, con las manos en la boca para aumentar el volumen.

 

Ver la expresión confundida y decepcionada de Tarik lo hizo dudar de si consiguió hacerse oír. —¡Amigos! —repitió. —¡Tú y yo! —señaló a cada uno.

 

El guitarrista le hizo un gesto que no le agradó para nada y le dio la espalda, lo cual dejó sumamente ofendido a Darren. Quiso alcanzarlo para aclarar lo dicho, cuando vio que alguien más tomaba por la cintura al rubio y le decía algo al oído. Obviamente era una invitación y se quedó esperando a que Tarik la rechazara. El imbécil no lo hizo.

 

Ahí iba otra vez a follarse a alguien. Daba igual, no podía cambiar lo que era ahora su ex amigo, ¿no?

 

En lugar de dejar de bailar y preocuparse por Tarik, Darren se buscó otra pareja de baile. Lo iba a pasar increíble, como que se llamaba Darren Hunt.

 

**

 

En uno de los baños de esa casa, Tarik analizaba sus propias acciones en lugar de disfrutar el contacto con alguien más.

 

Siempre que besaba a alguien, le gustaba pensar que era Darren. Con las personas que accedía más rápido era con las que se le parecían, en cualquier cosa; si podía encontrar aunque fuera un mínimo detalle, aceptaba. Ese hombre no tenía nada de Darren y era gigante. Nunca se había involucrado con alguien así, realmente distaba de ser su tipo y mientras lo besaba, ya se arrepentía.

 

Ojalá estuviera besando a Darren, ojalá su primer beso hubiera sido con Darren. Fue con alguien que ni siquiera recordaba, por el ofrecimiento enseñarle, porque él quería aprender para poder darle un buen beso a la persona que sí le gustaba. Luego las cosas escalaron, quiso practicar más, y sin fijarse fue perdiendo más "primeros".

Repentinamente sintió una mano internándose en sus pantalones. Eso habría estado bien si no hubiera tocado su trasero de esa forma, como diciéndole que quería tomarlo.

 

—Oye... no. —Se apartó Tarik. Bueno, eso no lo había hecho. No tenía ningún interés en prestarle su trasero a nadie y no dejó de pensar en que de hacerlo, querría que fuera Darren.

 

Lamentablemente no escogió bien su compañía: en un sólo empujón estuvo en el suelo con una bestia encima, a la que ni siquiera un puñetazo en la cara fue suficiente para apartar. Lo que recibió de vuelta fue un golpe en la nariz que le hizo sentir sangre el rostro. Mierda...

 

—¡Bájate! —exclamó, empujándolo, dándole patadas. Ya creía que lo iba a lograr cuando la puerta del baño se abrió y fue Matt quien le quitó al tipo de encima. Perfecto.

 

En cuanto se vio libre, miró a Matt con el ceño fruncido. —Oye, lo tenía bajo control.

 

—¿De verdad? ¿Lo hago entrar de nuevo y cierro la puerta?

 

—...Jódete.

 

—Hey, ten cuidado —advirtió Matthew, al ver que Tarik intentaba levantarse del suelo y se sostenía del lavamanos al perder el equilibrio. —Siéntate —instruyó y lo ayudó a apoyarse con la espalda en la pared, manteniendo la cabeza en alto.

 

— ...te sigo odiando —murmuró Tarik, pese a que el peliazul sostenía el papel higiénico ensangrentado contra su nariz.

 

Matthew ignoró lo dicho, dándose cuenta por las voces de que se empezaba a armar un grupo de curiosos fuera del baño. —Hablemos después —contestó, levantándose para intentar poner orden.

 

Afuera se quedaron Dexter y Alex, quienes se encargaron de sacar al tipo con otros chicos que se detuvieron de bailar para atender a los golpes que se escucharon. Si bien nadie supo los detalles del altercado, bastó con saber que su idol estaba herido para sacar a patadas al tipo de la fiesta, que además nadie conocía.

 

Darren se alejó de su compañero de baile sin decir nada y se asomó a ver lo que ocurría, apartando gente sin cuidado.

 

—Tarik —susurró, sorprendido y miró a Matthew que hablaba con otra gente a su vez, intentando alejarlos. —¿Qué pasó?




Tarik cerró un momento los ojos y cuando los abrió, ahí estaba Darren. —Metí la pata —contestó, bastante mareado.

 

El peliverde tuvo todas las intenciones de decirle que sí, y mucho, pero no fue capaz de hacerlo al notar que lo pasaba genuinamente mal. Cerró la puerta del baño tras él y tomó otro poco de papel, acercándose a su lado para sostenerle la cabeza con un brazo contra su pecho y limpiarlo con la mano libre, presionando con cuidado el rollo pequeño contra su nariz, intentando controlar el sangrado.

 

—¿Duele? ¿Te quebró?

 

—No, creo que no. —Ya se había quebrado la nariz de niño, cuando no era capaz de participar de la clase de educación física sin salir con alguna herida. No se sentía como una fractura, creía que el mareo venía de haberse golpeado la cabeza contra el suelo. - No te preocupes, no es nada —dijo en voz baja.

 

—...Vale — fue la respuesta del peliverde que lo dejó sostener el papel por sí mismo. Suspiró mientras pensaba en el peligro que pudo haber pasado con ese tipo sólo por quitarse la calentura. Eso lo enfadaba, lo frustraba… Aunque no se acercó más, se quedó unos minutos viéndolo, hasta asegurarse de que no era muy grave.

 

Se debatía entre regañarlo y dejarlo en paz. Quería decirle muchas cosas, repetir eso que quizás no escuchó mientras bailaban y exigirle que se cuidara más, pero no parecía el momento. No sabía cómo lograr que sus palabras llegaran a buen puerto.

 

—Luego te llevo a tu casa —concluyó, dirigiéndose a la puerta. —Sólo… trata de descansar mientras.

 

«¡Quédate!», pensó en decir Tarik, mas no lo hizo. ¿Por qué siempre terminaba diciéndole lo contrario de lo que quería? El chico estaba ahí, preocupándose por él, seguramente guardando el regaño del siglo para ser sensible en ese momento y no se le ocurría nada mejor que apartarlo, ignorar su cariño. Cariño de amigo...

 

Respiró profundo por la boca y se puso de pie como pudo para lavarse la cara, tratando de verse algo más presentable. Si la cabeza no le doliera tanto, habría vuelto a la fiesta. De no ser por eso y que estaba Matthew esperándolo afuera del baño. Entre Alex y Dexter seguían intentado controlar a la gente, así que Tarik subió la escaleras rápidamente con el peliazul tras él.

 

—¿Para qué me sigues? —preguntó Tarik, molesto al sentarse en una cama cualquiera y ver a Matt parado en la puerta.

 

—Temo que te desmayes —contestó Matt, con total honestidad. —Los demás no saben qué pasó, creen que se pelearon. Pero yo sé y creo que cuando te pones en una situación en que un tipo el doble de tu tamaño está por violarte, tienes que dejar de autodestruirte.

 

—...cállate, qué sabes tú.

 

—Sé que he tenido que bancarme tu odio porque hace SEIS PUTOS AÑOS no te quise cambiar el asiento para que te sentaras con Darren en un viaje escolar —soltó Matt, ya más molesto que antes. Y si no estaba seguro de que esa fuera la razón de que Tarik anduviera buscándole pelea, su rostro rojo en ese momento le dio la razón. —¡Era cierto! Oh, puta madre, ¿¿por qué no vas y le dices a Darren...??

 

—¡Lo iba a hacer ese día! —exclamó Tarik, subiendo los pies a la cama, abrazándose las rodillas. —Lo iba a hacer ese día y tú lo arruinaste.

 

Matt lo miró sin entender y francamente un poco harto de intentar entenderlo. —¿No podías hacerlo en otro momento...? -

 

—No, tenía que ser ese día, en ese bus —continuó, terco.

 

Se quedaron en silencio unos momentos, en los que Matt estaba trató de que la vena en su frente no explotara. —Mira... si necesitas odiarme como para justificarte el no tener valor, adelante, pero tienes todas las posibilidades en este mismo momento. Darren estaba preocupado por ti, lo vi entrar a ese baño.

 

Tarik no contestó. Matt optó por no insistir.

 

—Avisa si necesitas algo —fue lo último que dijo, cerrando la puerta tras él.

 

En el primer piso, Darren caminaba como león enjaulado esperando a que bajaran. Ya la fiesta no era lo mismo de antes, en parte porque daban las 3 de la mañana y en otra, porque Alex y Dexter se encargaron de explicar que Tarik estaba fuera de combate; ¿qué era una fiesta sin Tarik?

 

Cuando Matt bajó las escaleras, Darren se acercó con intención de preguntar cómo estaba al rubio, pero a mitad de camino se detuvo y terminó poniendo una mano en su brazo.

 

—Gracias por ayudar a Tarik —pronunció, serio, pues se dio cuenta de que también tenía culpa por no prestar atención. Matthew fue el único que acudió en ayuda del guitarrista y no podía entender cómo sucedió algo así sin que él mismo interviniera. —Ya no aguanto aquí, los llevo a casa. Alex, ve al auto. Esto no le hace bien a nadie ya —explicó, antes de girarse a Dexter. —Ve por Tarik, con cuidado.

 

El baterista asintió algo atropellado y se fue hacia arriba a trompicones, dispuesto a buscarlo en cada cuarto. La casa no era demasiado grande, le atinó a la primera, mirando al rubio desde su lugar y acercándose a pasarle los brazos por los hombros, precavido, en un abrazo.

 

—¿Vamos a casa? Darren nos lleva... puedes quedarte en la mía si quieres.

 

—Vale, gracias —contestó, sonriéndole un poco. Le dolía la nariz al hacerlo. Al ponerse de pie, reparó en un detalle. —Hey, ¿no es muy temprano para irnos? ¿Están yéndose por mí?

 

—Nah —fue la respuesta desinteresada del baterista que le sonrió grande, encogiéndose de hombros. —La fiesta ya está aburrida, incluso yo discutí con alguien y Alex ya no tiene más ropa que sacarse así que... meh.

 

Lo vigiló para que no perdiera la estabilidad y miró discretamente que no siguiera sangrando antes de guiarlo escaleras abajo al patio. Algunas personas intentaron hablarle, pero la expresión seria de Dexter las hizo sentir inseguridad de acercarse más. Era raro verlo así.

 

—¿Sabes? Creo que encontré con quién salir, hoy —le comentó entonces al rubio, para llenar el momento con algo. —No, pero salir, salir —puntualizó. —Así que si oyes por ahí que alguien habla mal de Mitch Williams, le das un buen golpe, porque es mío, ¿vale? —se rió.

 

—Por supuesto. —Tarik sonrió, ignorando el dolor y el hecho de que ni conocía a un Mitch. —Me alegro mucho que sea así, Dex —agregó, atrayéndolo para besarle la cabeza, riéndose después. Extrañamente eso le subió el ánimo. Le tenía cariño a Dexter, era una buena noticia.

 

En el auto estaban esperando los demás. Darren se acercó al rubio y le revisó la nariz sin decir mucho, ignorando que desviaba la mirada, y lo guió al asiento de adelante con el que posiblemente era el gesto más preocupado y dolido que se le vio a la fecha. Comenzó a conducir apenas todos tuvieron el cinturón de seguridad puesto.

 

—Okay, ¿quién quiere que cante para el camino de vuelta?

 

—Nadieeeeee —contestó Matt a Alex.

 

—Veo que todos, lo haré entonces —anunció Alex.

 

—¡Noo! —se quejó Dexter, aunque era muy tarde, Alex había comenzado a cantar para desgracia de todos, pues lo hacía pésimo estando ebrio, pero no podía soportar el silencio. Darren rió y apoyó la frente en sus manos cuando se detuvo en un semáforo.

 

—Vale, ya sé a quién dejar primero —anunció entonces, para sorpresa del resto. Estaba... bromeando. Todos pensaban que sería un viaje mortalmente silencioso pero realmente el peliverde no tenía ganas de estar molesto, en especial cuando le preocupaba tanto Tarik.

 

Encendió la radio para tener algún sonido más que la voz de un ebrio Alex. Logró encontrar el tema preferido de cierta banda de Dexter quien se puso a cantar también, bajando las ventanas para que el mundo oyera cuánto le agradaba su canción.

 

Fue un momento en que la tensión terminó de romperse. Matt no se veía ebrio, pero se notaba en lo fuerte que reía. Tarik también rió un poco y ayudó a Dexter a cantar.

 

Se tocó la nariz sin fijarse. Estaba caliente, seguro se formaría un hematoma horrible y tendría que ir así a la escuela el lunes. Todos hablarían de eso, tendría que inventar alguna historia mejor... en especial una donde Matt no fuera el héroe. Agh, cómo lo detestaba, aunque... ¿qué habría pasado si no hubiera entrado en ese momento? Quería pensar que lo habría resuelto solo.

 

El primero en bajar fue Matt, que se veía inusualmente relajado y sonriente. —¡Gracias por traerme! —se despidió, dispuesto a dormir unas buenas 5 horas antes de ir a trabajar.

 

—¡Ahí te veeeees! —se despidió Dexter. Darren alzó la mano para despedirlo y arrancó nuevamente para seguir camino hacia la casa de Alex, que no estaba muy lejos, pero aún así aceleró un poco el paso para que ya se dejara de cantar.

 

—Ya, llegamos, deja de berrear —le urgió el peliverde al moreno. Dexter abrazó al vocalista, negando varias veces.

 

—¡Nooo! ¡Estábamos por cantar el estribillo! —se quejó.

 

Todos rieron. Nuevamente Dexter le dejó avisado a Alex que si oía a alguien hablando mal de quien sería su próximo novio, se encargara de defenderlo.

 

Alex no era tan violento como sus amigos, pero le aseguró a Dexter que miraría muy, es que muy feo a quien lo hiciera, así que se despidió con una sonrisa y se fue cantando hasta la puerta de su casa, donde se asomó su hermano a decirle que se callara y aventarle las llaves para que abriera.

 

Así quedaron Dexter, Darren y Tarik en el auto. El último pensó en lo bueno que era quedarse con Dexter, pues así no correría el riesgo de quedarse a solas con su manager, aunque suponía que no le diría nada más.

 

Cuando se detuvo el automóvil, fue el primero en quitarse el cinturón de seguridad y abrir la puerta. —Gracias. Buenas noches.

 

—Tú quédate —ordenó entonces el peliverde, tomándolo del brazo. Dexter iba a decir algo pero Darren negó. —Dame un momento con él.

 

El baterista los miró, inseguro de eso, en especial por la mirada que le dio Tarik pidiendo que se quedara. Al final se bajó del auto y esperó al rubio en la puerta de la casa. Darren cerró las ventanas y detuvo el motor para verlo, sin soltar su brazo.

 

—Lo que pasó hoy… —murmuró. —No quiero que vuelvas a hacerlo.

 

El ambiente pronto se tornó serio y el peliverde suspiró.

 

—Y no digas que no sabes a qué me refiero... Hoy te salvaste, pero si no estuviéramos quién sabe qué te hubieran hecho —y el agarre de su mano resbaló hasta tomar la de Tarik entre sus dedos largos y delgados —, ...quiero que empieces a darte cuenta de lo mucho que nos preocupamos por ti. Lo que me preocupo por ti.

 

«Como manager», dijo una voz en la cabeza de Tarik, que respiró profundo, dejando que las palabras de Darren fueran asimiladas bien por su cerebro y apretó un poco la mano que tenía sobre la suya.

 

—Lo haré —contestó, sin discutir. Creía que tenía razón.

 

Darren lo observó deseando que eso fuera cierto, poder saber que no haría el tonto otra vez y que podría componerse, seriamente, y hacer algo por sí mismo. Se acercó a envolver el brazo libre alrededor del cuello de Tarik y dejar un beso en su frente.

 

—Cuídate —murmuró al separarse. —Aún no me has visto enojado, y prefiero que siga así. —Soltó el seguro de las puertas y lo miró desde su lugar. —Anda, Dex te espera.

 

A decir verdad, él también prefería no tener que ver a Darren enojado, así que le sonrió y volvió a asentir. No tenía mucho más que decirle, estaba tratando de aceptar que había cometido un error muy grave y además que aquel chico sólo lo veía como amigo.

 

Era poco para asimilar, ¿no? Seguramente se haría a la idea en un par de días y se podría olvidar de él. JA. De ninguna manera, estaba más deprimido que nunca, pese a que Darren había sido particularmente dulce con todo eso. A su manera.

 

—Buenas noches —se despidió y fue a reunirse con Dexter, viendo de reojo cómo partía el auto.

 

—Vamos, aún tenemos que preparar tu cama — informó Dexter, sonriente, entrando a la casa con sigilo. No que sus padres le reclamaran llegar a esa hora, pero no quería que lo vieran estando algo ebrio y con un Tarik herido.

 

Lo bueno es que tenían todo el fin de semana por delante para reconstruirse y levantarse.

 

**

 

Para Matt fue muy extraño (y molesto) llegar ese lunes a recibir felicitaciones, halagos y palmadas en la espalda. Todo por la banda. La actitud de sus compañeros cambió absolutamente, pese a que él seguía siendo el mismo tipo cansado y malhumorado de antes. Se hablaba mucho también sobre la fiesta; por supuesto recordaba todo, pero para qué hablar de eso. Había sido un buen rato y ya.

 

Esperaba que el resto del día fuera más tranquilo, no quería seguir socializando; sentía que ya tenía para el resto del mes. Sin embargo, se llevó una sorpresa muy grande al abrir su locker y notar que, no sólo alguien lo abrió de alguna manera, sino que le dejaron un regalo.

 

—¿Qué...?

 

Había un bulto grande de forma redondeada envuelto en papel de regalo azul. Matt miró hacia los lados preguntándose si sería para alguien más y luego giró el objeto, tomándolo como si fuera una bomba, para encontrarse con una tarjeta que decía “Matthew Barker”. Él era el único Matthew Barker y no era su cumpleaños ni nada así (aunque era el tipo de persona que ocultaba esa fecha como si fuera su prontuario criminal para que nadie lo saludara).

 

No quedó otra que abrirlo. Le causaba curiosidad con su peso y dentro había una alcancía con forma de cerdito, además de una nota:

 

"Creo que nunca supe realmente para qué ahorré dinero tantos años. Siempre me dijeron que podía comprar algo que me hiciera feliz con él. Hace poco me di cuenta de que mientras tú seas feliz, yo también. Úsalo por favor. L"

 

Dinero, alguien le estaba regalando dinero. ¿Quién era "L"? ¿Alex? Sólo había hablado con Alex sobre comprar algo, esa moto, ¿habría sido él? Darren estaba descartado porque era directo con sus “inversiones” y no podía imaginarlo con ese tipo de alcancía. ¿Quién sería? Le desesperaba no saber y más todavía no poder devolverlo. ¿Cómo aceptar algo así?

 

Decidió dejarlo dentro del casillero hasta encontrar a la persona. Era lo más sensato, por el momento.

 

«...¿a quién diablos le importo tanto?», pensó.

 

Entró bastante más pensativo que de costumbre al laboratorio de ciencia. Ahí estaba su compañero, ese que lo salvó en el bus. —Hey —saludó, sonriéndole un poco.

 

—H-hey Matthew… —saludó Logan de regreso, apenado.

 

Tenía la cara completamente roja e intentaba verse natural tapándose con un libro que no leía. ¿La razón? Fue él quien dejó el paquete misterioso en el locker de Matthew y llevaba un buen rato mirando desde lejos, esperando una reacción. Era incapaz de conseguir un momento de silencio mental, preguntándose si lo aceptaría o se enfadaría. Matt era una persona muy trabajadora y parte de él creía que se ofendería por recibir eso.

 

Sin embargo, quería darle una razón para estar feliz. Al menos intentarlo, porque llevaba varios meses observándolo desde lejos y notaba que pasaba por un momento difícil. Logan era una persona introvertida y bastante tímida, la idea de acercarse a escuchar sus problemas u ofrecerle palabras de aliento conseguían marearlo de nervios.

 

Incluso en ese instante luchaba consigo mismo por decir abrir la boca. «Lamento no poder haber ido a verte, escuché que tocaron muy bien, ¡felicidades!» dijo en su mente y se armó de valor para girarse bruscamente a decirle, cuando el profesor entró al salón y Logan tuvo que volver la mirada a sus anotaciones.

 

Matt, lejos de fijarse en la reacción nerviosa del chico, se lamentó no poder recordar su nombre. Se lo habían dicho el primer día y ahora parecía muy tarde para preguntar, tendría que esperar a que el profesor lo llamara o algo. Maldijo esa memoria suya; era capaz de recordar todos los personajes de Juego de Tronos, pero no el de su compañero de laboratorio.

 

En fin, mientras el chico no supiera, no tendría por qué ofenderse. Ni siquiera era algo personal, como que no le llamara la atención, sino que... estaba muy cansado para prestar siquiera atención. Apenas podía mantenerse al día con las clases, tenía que estudiar en los breaks del trabajo y no tenía tiempo ni para visitar a su madre al hospital, iba sólo cuando algún doctor lo llamaba para tomar una decisión.

 

Al cumplir 18 años, dos meses atrás, recordaba estar contento. Ahora lo detestaba, ¿quién quería ser adulto? Era una mierda.

 

—Barker, quinto elemento de la tabla periódica.

 

—Boro —respondió, conteniendo un bostezo.

 

Logan volvió a girarse, juntando valentía para poder felicitarlo por el concierto, pero apenas llegó a abrir la boca cuando lo interrumpieron.

 

—Hayden, la clase está de este lado —lo llamó el profesor, para risa de algunos —Elemento 46 —indicó.

 

—Uh... lo siento... Paladio —respondió el chico, sonriendo nerviosamente.

 

Las risas hicieron a Matt reaccionar luego de un pestañeo que fue demasiado largo, ¿cuánto más tardaría en hacer efecto el café? Talvez, sin darse cuenta, había ingerido tanto en las últimas semanas que desarrolló una inmunidad nunca antes vista a la cafeína. O sería que la clase era aburrida y él tenía mucho cansancio acumulado.

 

Por su parte, Logan desistió de intentar hablar con Matthew, pues su corazón no resistiría otro regaño en público. Esperó los cuarenta minutos que duró la cátedra y escuchó atentamente las instrucciones para el proyecto a desarrollar, donde debían cultivar ciertas plantas en el invernadero de la escuela. Matt maldijo mentalmente recibir una actividad que requería tiempo y dedicación, ambas cosas que no sabía de dónde podría sacar.

 

Les dieron algo de tiempo en la clase para comenzar el proyecto, por lo que Matt se sentó frente a su compañero, pasando las páginas del libro.

 

—Habrá que venir el fin de semana a regar esto —comentó, desganado.

 

—Yo puedo hacerlo —dijo Logan, sin dejar de tener su mirada en sus anotaciones, que eran miles, puesto que había escrito sin parar los cuarenta minutos. Incluso tuvo que cambiar un lapicero medio vacío sin dejar de escribir hasta tener toda la clase prolijamente traducida en su libreta.

 

Se veía con una pequeña sonrisa y se encogió de hombros.

 

—Es decir... no hago nada los... fines de semana… —Sólo se había autoimpuesto la actividad de leer un capítulo de Juego de Tronos cada sábado. —Luego... uhm, puedo darte mis observaciones, no me molesta.

 

Matt negó de inmediato con la cabeza. —No, no te preocupes, estoy quejándome porque sí —bromeó. Se sentiría mal de aprovecharse de la buena voluntad de ese chico, incluso si no tenía idea de cómo lograría acomodar esa nueva tarea en su agenda.

 

Sonó entonces la campana del receso. —¿Comenzamos hoy después de clases? —ofreció. Probablemente Darren lo regañaría por faltar al ensayo de la banda, pero prefería eso a pensar en dejarle su trabajo a alguien más.

 

—S-seguro —murmuró Logan. —A-aunque de verdad... no me molesta.

 

—Oye —llamó, disimulando que aún no recordaba su nombre con una sonrisa poco usual en él. —Nos asignaron juntos, nos repartimos el trabajo. Hasta que esto termine, soy tu esposo de laboratorio.

 

Alzó una mano para despedirse y le dio la espalda, inevitablemente repasando en su cabeza si fue un buen chiste para el momento o resultó incómodo. No tenía cómo saber que Logan lo veía salir del aula con ojos brillantes, pensando que era la mejor más graciosa del universo y que guardaría ese momento en su corazón para siempre.

 


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