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OHANA por Kitty Pasta

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Notas del capitulo:

Tony vuelve al orfanato para confrontar a Wade. Al hacerlo, el destino le cruza a una persona que no esperó conocer.

Wade no se había levantado de la cama en todo el día, tan deprimido y furioso consigo mismo que no sintió deseos de nada, ni siquiera de comer. No podía perdonarse el plantón que le había hecho a Peter, su único amigo, su amor imposible. Sabía que debía haberlo lastimado en lo más hondo al no ir a su cumpleaños, sobre todo porque él en persona había ido al orfanato y había repartido las invitaciones. Pero no pudo evitarlo: no soportó la idea de ir a una fiesta elegante en donde, con toda seguridad, terminaría avergonzándolo y arruinándole la diversión. Peter ahora pertenecía a otro mundo y él solo le estorbaría, así que con profundo dolor se quedó tercamente encerrado en su cuarto cuando la señora Danbury llevó a los demás a la Torre Stark.

“Peter debe estar odiándome” pensó con ganas de golpear la almohada para descargar su frustración. “Debe pensar que soy un traidor, una mierda de amigo… ¿qué se supone que haga? ¡Fue por su bien, él se merece mejores amigos que yo! Pero… aún así…”

-Wade- lo interrumpió repentinamente la directora, sobresaltándolo.

-¡Señora Danbury! ¿Qué hace aquí?

-Hay alguien que quiere verte. Y será mejor que no te escapes, así que por favor, ven conmigo.

“¿Peter?” pensó con un ligero temblor. Pero no era Peter: era su padre Tony Stark, con una expresión pétrea que decía muy a las claras a qué había ido y por qué quería hablar con él. La señora Danbury los dejó a solas y se sintió vulnerable por primera vez.

-Así que tú eres Wade Wilson.- No dijo nada más, pero su primera impresión no fue del todo buena. Aquel chico no parecía de quince, parecía al menos de dieciocho, y se preguntó cómo es que había terminado siendo tan amigo de Peter. Pero su aspecto físico hubiera sido lo de menos.

-Sí, soy yo.- Sonaba casi desafiante, pero no levantó la vista del piso. Tony recordó el consejo de Steve y procuró hablar lo más tranquilo posible, sin prejuzgar a aquel joven aunque por instinto quisiera patearle el trasero.

-Vine solo porque no quería causarle más angustia a Peter. Pero ya sabes por qué estoy aquí. Me gustaría oír alguna razón que justifique lo que hiciste, o lo que no hiciste.- Como Wade continuaba callado, Tony prosiguió ya sin poder ocultar su enojo.- Escúchame bien, chico, yo no te conozco y no tengo derecho a exigirte nada. Pero si es por mi hijo, me tomaré la libertad de exigirte todo lo que se me antoje. ¿Entendiste? Quiero saber por qué no viniste a su cumpleaños.

-Yo… yo no tengo nada que decirle. Es asunto mío.

-Pues no, es asunto mío también porque fue mi niño el que terminó su día especial llorando, y todo porque su querido amigo no fue a la fiesta. ¿Tienes idea de lo mucho que te esperó y lo ilusionado que estaba? Lo defraudaste.

-¡No me diga eso!- estalló Wade quebrándose y cerrando los puños por acto reflejo. Tony no se esperaba aquello y parpadeó, incrédulo.

-¿Que no te diga qué, la verdad? Defraudaste a Peter y eso no te lo voy a perdonar. Mi hijo es demasiado bueno, demasiado como para merecer un desplante así. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué le vuelves la espalda si antes eran tan amigos?

-Yo no quería- aseguró con tanta rabia por sí mismo que casi se echa a llorar.- Nunca fue mi intención que Peter se sintiera mal por mi culpa. Es solo que…

-¿Qué? Te escucho.

Wade vaciló y se sentó con la cabeza gacha, sin poder soportar la imagen mental de Peter llorando. Se había jurado que lo protegería siempre, y que jamás dejaría que se sintiera mal… oh, por favor, ¿qué había hecho?

-Wade- intentó de nuevo Tony con más calma, al ver al adolescente tan desesperado.- Si en algo estimas a Peter, dime la verdad. Él está muy enojado ahora, pero yo sé que cuando se le pase querrá verte de nuevo. Sin embargo, no le permitiré hacerlo a menos que me asegures que tu amistad es genuina. Si no lo es… si ya lo olvidaste…

-¡No!- exclamó con una voz angustiada que surgió del fondo de su corazón.- ¡Yo nunca me olvidaría de Peter! Lo quiero mucho, más que a nadie. Es mi único amigo verdadero, no podría olvidarme de él aunque quisiera. ¡Por favor, no lo aleje de mí!

-Dame una buena razón para no hacerlo.

-Muy bien. Usted gana, se lo diré.- Enterrando su orgullo, Wade dijo:- no falté a su fiesta porque me haya olvidado de él, al contrario, lo extraño cada día un poco más. Él me ha invitado a visitarlo, lo sé, pero pensé que ahora que tiene una nueva vida estaría mejor sin mí.

-¿Qué diablos?

-Peter ahora es su hijo, y usted es alguien importante. Lo envía a un colegio de elite, donde tiene amigos nuevos de su edad y clase, amigos normales, que con toda seguridad se habrían espantado si me aparecía en el cumpleaños. ¿Cómo podía hacerle eso a alguien que aprecio tanto? Peter va a vivir el resto de su vida en un ambiente mejor, no necesita de un perdedor como yo que para colmo de males es…

-Basta- lo frenó Tony con dureza, en el fondo conmovido. Lo miró a los ojos y procuró ser tan franco como pudiera sin que sonara mal.- Escuché lo suficiente como para entender tus motivos, y desde ya te digo que estás muy equivocado.

-Pero…

-Sin peros. Ahora voy a hablar yo.- Respiró hondo.- Si tu apariencia y tu edad no eran un problema antes, no lo son ahora, al menos para Peter. Él se pasó toda la semana hablando de ti con un entusiasmo que pocas veces le he visto. Te quiere; el dinero y los lujos no van a cambiarlo, si lo conocieras mejor lo sabrías. Así que si tu excusa para dejarlo plantado es esa, es una pésima excusa. Si preferiste faltar por miedo al que dirán los otros, no uses a Peter para justificarte. Ese fue tu miedo, no el suyo. Sus sentimientos por ti no cambiaron y no cambiarán, por mucho que vaya a una escuela privada y tenga amigos “normales” como dijiste.

Wade se quedó tan abochornado que no contestó nada, se quedó en silencio con una sensación de presión en el pecho que lo ahogaba. Luego, al ver que Tony se levantaba para marcharse reaccionó y le salió al paso, dispuesto a enmendar su error al precio que fuera.

-Señor Stark. Por favor, créame cuando le digo que nunca quise lastimar a Peter. Se lo juro. Por favor, no me prohíba verlo otra vez. Lo necesito.

A Tony esa frase lo sacudió de una forma que no pudo entender, por lo que lo miró fijo y se dispuso él también a tragarse su orgullo por el bien de Peter. Si por él fuera su hijo no se cruzaría más con ese chico, pero como sabía que los sentimientos del niño eran otros, cedió.

-Muy bien. Hablaré con él para ver que quiere hacer, y si me dice que está dispuesto a escucharte, lo traeré o te pediré que vayas a casa.

-Muchas gracias, señor Stark. Muchas, muchas gracias…

-Lo hago por Peter. Pero ya que estoy te doy un consejo, a ver si te sirve. No dejes que tus temores te limiten. Si permites que tu apariencia defina quien eres, nunca podrás ser feliz de verdad.

Después de eso, Tony se ajustó sus lentes y se retiró en un silencio digno, pensando en que ya había hecho todo lo que estaba en su mano para que su hijo y su amigo se reconciliaran. En lo personal no le agradaba mucho Wade, pero esto no se trataba sobre él. En el jardín delantero se cruzó con Mary Jane y la niña lo saludó con una sonrisa amable.

-¡Hola, señor Stark! ¿Vino con Peter?

-No, me temo que hoy no, pequeña. ¿Quieres que le mande saludos de tu parte?

-Sí, por favor.- En eso un vendedor de algodón de azúcar pasó por la vereda de enfrente, y la atención de Mary Jane se desvió inmediatamente hacia allí. Tony, con gentileza, le preguntó:

-¿Te gustaría un algodón de azúcar?

-¡Sí, por favor! ¡Muchas gracias, señor Stark!

Tony se sintió un poco mejor al poder hacer un regalito a la amiga de Peter, ya que había visto lo bien que se llevaban. Sin embargo, su atención se dirigió hacia una sombría niña que, parada cerca de la puerta del orfanato, observaba al vendedor con melancolía. Cuando regresó para darle el algodón de azúcar a Mary Jane, la niña salió corriendo como si huyera de él. Intrigado le preguntó a la pequeña pelirroja si conocía a aquella jovencita, y esta asintió.

-Se llama Nébula. Llegó hace poco aquí.

-¿Es amiga tuya?

-No, ella es una niña grande, como de trece o catorce años. No se lleva bien con nadie todavía, y yo no me animo a abordarla.

Después de agradecerle una vez más el regalo, Mary Jane regresó al interior del edificio y Tony se quedó vacilando allí parado sin saber qué hacer. Es decir, tenía que volver a su casa, por supuesto, pero por alguna razón los ojos despechados de la jovencita no dejaban de venir a su mente. Nunca había visto esa mirada en Peter, pero se le ocurrió que tal vez muchos de los niños mayores caían en el resentimiento sin darse cuenta. Si Nébula había llegado hace poco, era probable que aún tuviera consigo el dolor de perder a su familia, o de nunca haberla tenido, o lo que fuera que la había orillado a quedar sola en un orfanato. Se le encogió un poco el corazón al pensarlo. Tomando una repentina decisión, se alejó un poco y no tardó en verla aparecer de nuevo, con rostro dubitativo; entonces reapareció y ella se sobresaltó, sin posibilidad de marcharse de forma discreta.

-¡Hola! Te llamas Nébula, ¿cierto? Mucho gusto. Yo soy Tony Stark.

Nébula no contestó, pero parecía sentirse acorralada. Finalmente lo enfrentó con la mirada y lo desafió, mostrando un espíritu feroz que lo hizo acordarse de sí mismo a esa edad.

-¿Qué quiere? ¿Quién le dijo que podía entrar aquí y hablarme?

-La directora me dejó entrar- respondió sin hacer caso de sus malos modales.- Y creo que no hay nada de malo en ser amable y saludar a las personas.

-Bueno, ya lo hizo. Ya puede marcharse.

Llevaba el pelo corto como un varón, y en algunas zonas estaba tan dañado que se le veía el cuero cabelludo, dejando expuestas varias cicatrices. Tony quedó horrorizado por eso pero no lo mencionó, y en cambio le propuso algo para alegrarla un poco.

-El vendedor aún no se ha ido. ¿Te gustaría un algodón de azúcar a ti también?

-S… no- se rectificó enseguida, pero fue en vano. Se acercó hasta el puesto y compró dos algodones rosas, uno para sí mismo y otro para la rebelde muchacha, que parecía dudar entre arrojarlo al suelo o comérselo. Finalmente se tragó su orgullo y lo probó, y algo parecido a una sonrisa apareció en su cara. Tony, satisfecho con ese pequeño logro, se dirigió de nuevo a la salida.

-Fue un placer, Nébula. Cuídate mucho.- Ella dudó pero asintió en silencio, y regresó adentro con algo de mejor ánimo. Tony, sonriendo, se metió a su auto para volver a la Torre Stark.

Notas finales:

Wade, pobrecito, Wade está simple y sencillamente sufriendo por amor. Pero no se preocupen, pronto las cosas van a empezar a solucionarse entre él y Peter.

En cuanto a Nébula, no sé si se imaginan por donde van los tiros con ella. Probablemente sí. Mi idea original después de todo era que Tony tuviera muchos hijos con Steve... vamos a empezar a trabajar en eso ;)


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