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En la guerra y en el amor todo se vale. por Sioa Shun

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Ushuaia, Tierra del Fuego, Argentina. Jueves 2 de Abril del 2020.

En la guerra y en el amor todo se vale.

Capítulo 13: Cuentas claras.

By Sioa Shun Uchiha-san.

Estaba casada, había dormido poco y el día parecía estar en su contra, a la hora del almuerzo había intentado encontrar a Yokozawa en la cafetería pero no había tenido suerte asique tras comer una ensalada envasada acompañada de energizante, santa bebida compañera de cualquier editor que se precie de serlo, regresó a su oficina donde había llamado a su mangaka asignado para averiguar como iba con los cambios que ella había sugerido y había terminado teniendo una discusión telefónica con el temperamental dibujante en la que terminó por intervenir su jefe quien dándole la razón a ella logró convencer al artista de continuar con su trabajo.

Para las cuatro de la tarde la pelea contra el sueño estaba casi perdida sus ojos querían cerrarse por sí solos pero ella era terca y no iba a dejarse vencer tan fácilmente, miró la pantalla con su plan de ventas a medio terminar y sonrió satisfecha con su trabajo, revisó la hora y pensó decidida que esa era una buena excusa para intentar acercarse al temido oso gruñón de marukawa.

Sin pensar mucho imprimió lo que iba de su informe y abandonó la oficina para bajar al piso de ventas, con calma se acercó al cubículo más cercano y le sonrió al chico que estaba enfocado en la pantalla del ordenador. -Disculpa, lamento molestarte pero buscaba a Yokozawa-san.

El hombre levantó la vista por un segundo y le sonrió encantadora e inocentemente. -Oh, disculpa pero él se encuentra en una reunión ahora.- Comentó girando su cuello para ver el reloj de la pared a unos metros de él. -Debe estar por terminar pero podría demorarse ¿Qué necesitas? Quizás yo pueda ayudarte..

-Ah, no, me gustaría hablar personalmente con él pero si está ocupado entonces no tiene remedio. - Contestó ella resoplando resignada, al final su plan se había ido directamente a la basura.

-Bueno, esta en la sala de conferencias H al final de este pasillo, la reunión debe estar por terminar si quieres puedes esperarlo allí afuera. - El joven le señaló la dirección y ella lo pensó por unos segundos, perdido por perdido era mejor arriesgarse.

-Muchas gracias eh… - Dudó al no saber realmente con quién estaba tratando.

-Henmi. - Se presentó él con una leve sonrisa.

-Ah, muchas gracias Henmi-san, entonces iré a esperarlo, por cierto, Soy Shinka Reika, la nueva editora del departamento de shounen manga. - Se presentó ella haciendo una leve reverencia.

-Encantado de conocerla, Shinka-san, pero si me permite aconsejarle, Yokozawa-san ha estado muy molesto todo el día quizás no es el mejor momento para que hable con él. - Admitió con cierto tono de nerviosismo el hombre.

Ella lo pensó por unos segundos, quizás era cierto que no era muy prudente molestar al agente de ventas en un momento como ese pero las cuentas claras forman amistades fuertes, o algo así decía el dicho asique sonrió amable y asintió con su cabeza. -No se preocupe por mi Henmi-san, de todos modos gracias por el concejo. - Contestó mientras hacía una leve reverencia a modo de despedida y encaminó sus pasos a la dichosa sala de conferencias, sintiéndose iluminada por los dioses cuando al estar a pocos pasos la puerta se abrió y vio salir a varias personas entre conversaciones diversas.

-¿Y el humor de perros de hoy a que se debe, Takafumi? - Cuestionó Takano con tono jocoso mientras él y el agente de ventas eran los últimos en salir de la sala de conferencias.

-No estés jodiendome hoy, Masamune.- Reprochó él casi ladrando las palabras de mala gana a su amigo quien divertido alzó los brazos en gesto defensivo.

-Ey, tranquilo, a mi no me muerdas que yo no tengo nada que ver oso rabioso. - Contestó burlista.

-Eres un…

-¡Yokozawa-san! - Se vió interrumpido al escuchar que lo llamaban y giró su rostro frunciendo aún más su ceño al ver detenida frente a él a la dueña de sus malditas angustias, ella estaba ahí frente a él sosteniendo un montón de papeles contra su pecho mientras alisaba un poco la falda de su celeste vestido, viéndose hermosa sin ningún esfuerzo cosa que solo servía para molestarlo aún más ¿Cómo no iba a fijarse Zen en ella? Claramente él no podía ni por asomo verse la mitad de alegre y lindo que esa mujer que indolente a su cólera le sonreía. -Disculpe Yokozawa-san pero ¿Podría robarle unos minutos de su tiempo?

-Estoy ocupado. - Se limitó a gruñir. -Vamos, Masamune. - Gruñó avanzando por el pasillo y arrastrando consigo al inútil de su mejor amigo, al menos podía usarlo de excusa ya que ambos estaban trabajando en ese proyecto juntos.

Takano alzó una ceja deteniendo su mirada almendra por pocos segundos en la mujer que fruncía ahora el ceño por el brusco rechazo y avanzó unos pasos junto a su amigo, claramente el mal humor de Takafumi nuevamente tenía que ver con "la mujer" que según él "quería quitarle" a su pareja en resumidas cuentas, ahora que la veía a la dichosa arpía entendía porque el agente de ventas estaba tan agitado respecto a ese tema.

-Espere Yokozawa-san. - Insistió ella caminando a su lado sin dejar que el agente de ventas se alejara demasiado de ella. -Me gustaría que le diera un vistazo a mi plan de ventas para el siguiente volumen de Makoto-sensei. - Insistió tratando de mantener la discreción y la sutileza pero es que ese terco hombre no la estaba dejando seguir su plan para poder hablar con él de lo que realmente quería.

-Puedes dárselo a Henmi. - Cortó él con poco tacto mirándola por encima de su hombro. -Estoy ocupado el día de hoy, Shinka-san.

Takano ahogó una risa al ver la forma en que el gesto de la mujer se arrugaba con obvia frustración y enojo. -Me gustaría que lo leyera usted, Yokozawa-san, y hablar un momento de esto que tengo algunas dudas que aclarar. - Insistió resaltando las palabras en un intento vano de que el testarudo sujeto entendiera la indirecta pero Takafumi solo chasqueó su lengua.

-En otro momento, Shinka-san. - Declaró deteniéndose junto a Takano en la puerta del ascensor.

El jefe del departamento Emerald arqueó una ceja al ver que la mujer parecía a punto de arrancarse los pelos por las constantes negativas de su amigo, no le había pasado desapercibidas las palabras elegidas por ella y la forma en que las había resaltado al decirlas y volvió a reír por un segundo totalmente divertido, pobre mujer que claramente no estaba al tanto de lo obtuso que era el oso para las indirectas. Pobre patética criatura. Bien, no sabía cuales eran las intenciones de la mujer pero la ayudaría, quizás Yokozawa pudiera aprovechar la ocasión para marcar algo de territorio. -Takafumi, puedes tomarte un descanso, tengo que ver unas cosas en la oficina antes de que vayamos a libros marimo a dejar todo listo asique ve con esta patética mujer a aclararle las dudas del trabajo. - Contestó dándole un leve golpe en el hombro.

-Masamune no tenemos tiempo para.. - Intentó protestar pero se vio nuevamente interrumpido por la de cobrizos cabellos.

-Por favor, Yokozawa-san, solo serán unos minutos. - Insistió ella y resoplando se giró para tomar con algo de brusquedad los papeles que ella cargaba.

-Bien, veamos.- El ascensor se abrió y Takano se subió a él dedicándole una última mirada curiosa a ese par extrañado por el leve gesto de agradecimiento que ella le había dedicado antes de que las puertas metálicas se cerrarán.

Yokozawa comenzó a caminar de regreso a su oficina pero Shinka lo detuvo a mitad de camino. -Creo es mejor que me explique las cosas en privado, Yokozawa-san.

-¿De qué hablas? No tengo tiempo para…- Se interrumpió cuando ella negó con su cabeza y le señalo la puerta de la sala de conferencias de la que él había salido solo hacía unos minutos.

-Por favor, Yokozawa-san. - Tras insistir dirigió sus pasos a la habitación y entró esperando y rogando que el hombre la siguiera cosa que gracias a quien fuera el Dios de turno el otro había hecho.

-No es de tu plan de ventas de lo que quieres hablar ¿Cierto?- Preguntó cruzándose de brazos y apoyándose de mala gana en la mesa de la sala tras haber cerrado la puerta, mirándola con el ceño notoriamente fruncido.

-No, aunque sí agradecería que leyera mi trabajo y si me gustaría que me aclarara algunas cosas de las que no estoy muy seguro pero hay algo más importante que discutir aquí.- Explicó ella soltando un largo suspiro.

-Entonces habla.- Espetó con muy poca educación, ya no tenía ganas, ni tiempo, ni deseos de fingir una actitud civil que en verdad no tenía. -¿Esto se trata de Kirishima-san?

-Si y no.- Contestó ella molesta por el injustificado destrato de parte del hombre, pero no iba a molestarse con él, claramente estaba celoso eso le había quedado claro después de la implícita amenaza que había recibido de él y no podía juzgarlo por intentar defender lo que él creía amenazado. -Más bien se trata de aclararle un par de cosas que está entendiendo usted muy mal Yokozawa-san. - Pronunció alzando una mano para silenciar al sujeto al ver sus intenciones de interrumpirla. -Escuche, muy tonta me tiene que creer si piensa que no me di cuenta de la amenaza de ayer y aún más ingenua me piensa si cree que no sé qué clase de relación tiene con Kirishima-san.

El rostro del agente de ventas repentinamente se sintió acalorado pero no solo por la vergüenza de saberse descubierto sino que también de la ira que la actitud de aquella impertinente estaba desatando en él .-Si sabe que relación tenemos entonces haga caso de mi confeso y aléjese de Zen de una buena vez, él no está interesado. - Escupió sus palabras llenas de rabia. -No voy a dejar venga a causar problemas ¿Entiende? Es mío con un demonio y me importan poco sus sentimientos ¿Está claro? Usted no va a amenazarme a mi.

Boquiabierta la mujer ladeó su cabeza con desconcierto y tuvo que llevar una mano a su boca para ahogar la inoportuna carcajada ¡Dios! ¡Yokozawa era muy bonito así de sonrojado y enojado! Tenía que admitir que su jefe tenía buen gusto, sin embargo para su mala fortuna el agente de ventas no se había tomado a buenas su involuntaria risa.

Sintiéndose vilmente burlado e insultado se aproximó un par de pasos a ella hasta quedar parados frente a frente. -Puede reírse todo lo que quiera Shinka-san, pero no voy a permitir…

-¡No! ¡No! ¡Espere! - Lo silenció ella haciendo exagerados ademanes con sus manos mientras retrocedía un paso, sabía que ese hombre no iba a agredirla pero era mejor poner distancia física solo por si acaso. -Está entendiendo mal las cosas. - Lo interrumpió pasándose una mano por sus cabellos, quitándose la desarmada coleta para rascar luego con nerviosismo su cuero cabelludo. -Yokozawa-san, tiene que entender… Yo no estoy en lo más mínimo interesada en Kirishima-san, es un buen jefe y una persona agradable cuando no está burlandose de mí como el dolor de culo que es, nuestra relación es meramente profesional y a lo mucho puedo decir que fuera del trabajo es un buen vecino y se está volviendo algo así como un buen amigo, nada más.

-¿Espera que yo le crea?- Ladró molesto y confundido, frunciendo casi dolorosamente el entrecejo al ver a la mujer suspirar y dejar caer sus hombros en ademán derrotado. -Tonto me cree usted a mi si piensa que no he notado que le coquetea, manteniendo estúpidos secretos con él, tirándose miraditas que me enferman, sonrojándose cada vez que él menciona algo, viéndose en su departamento, llevandose bien con Hiyo

-Wow, wow alto ahí.- Acusó ella señalandolo con un dedo ahora ella misma bastante molesta. -¿Está insinuando que me llevo bien con Hiyori para tratar de acercarme a Kirishima-san? - Preguntó profundamente ofendida mientras fruncía su ceño. -Escúchame bien, no tiene ningún derecho de insultarme de esa forma, no soy esa clase de mujer rastrera, nunca lo he sido y no voy a hacerlo y no es quien para ofenderme con algo así, Hiyo-chan es una buena niña y en todo caso mi relación con ella no tiene nada que ver con todo esto.

-Pero todo lo demás no lo niega. - Acusó entrecerrando sus ojos, aún completamente desconfiado, escrutando a la editora frente a él que ahora sacudía sus cabellos cobrizos mientras soltaba un gruñido profundamente frustrado.

-¡Usted es más duro que una pared de ladrillos!- Lo acusó molesta. -Bien, bien, voy a ser brutalmente honesta porque me tiene harta esto.- Expusó masajeando el puente de su nariz en un intento de mantenerse tranquila con sus propias mejillas sonrojadas, odiando el hecho de verse orillada a compartir su vida personal con alguien con quien no tenía prácticamente trato. -Hago esto porque no quiero ocasionar problemas a Kirishima-san, me cae bien, además de que ya estoy grande para estar metida en culebrones que no vienen al caso más aun cuando me puede traer consecuencias en el trabajo.

Yokozawa la miraba ya sin saber qué más esperar y con gesto molesto volvió a apoyarse en la mesa de la sala de conferencias haciendo un ademán molesto con su mano. -Entonces adelante.

-En primera, insisto, mi relación con Hiyo-chan nada tiene que ver con esto y no vuelva a insinuar algo así de mi.- Anunció levantando un dedo. -En segunda yo no coqueteo con Kirishima-san, no me interesa en lo más mínimo, en tercera si me sonrojo cuando él me habla no tiene que ver con nada de lo que está imaginado. - Le aclaró severamente. -Ijuuin-sensei y yo nos hemos vuelto amigos desde que entré a trabajar aquí por motivos que no vienen al caso y como su novio no tiene nada puto mejor que hacer que volver loca a la gente con carácter voluble se la pasa insinuandome cosas de Kyo y yo porque sabe que me pone de los nervios, porque joder, si, me gusta Kyo.- La mujer sintió que su rostro estaba a punto de explotar por el sonrojo que ahora le subía hasta las orejas. -¿O es que acaso está tan ciego que no ha notado que Kirishima-san siempre me lo está mencionando? ¿O que siempre que me molesta Kyo anda cerca?

Yokozawa había enmudecido sus grises ojos se habían abierto a toda su capacidad ante la información que le era revelada y ahora que lo procesaba, si, cuando atrapó a Kirishima mirándola a ella aquella vez en la cafetería estaba ella acompañada de Ijuuin, cuando Kirishima la había saludado aquel sábado tras regresar de su reconciliación ella estaba también acompañada del mangaka, los comentarios que su novio le hacía a esa mujer siempre tenían ese tono juguetón que ahora que lo analizaba era ese mismo tono de mierda que usaba para fastidiarlo a él con cosas vergonzosas, ahora mismo se sentía realmente como un imbécil, más aún al notar lo muy avergonzada que estaba la mujer frente a él al ser forzada a confesar sentimientos tan íntimos en una situación como ella. -Soy un imbécil…- Murmuró cubriendo su rostro con una mano avergonzado por todas las locuras que había estado haciendo en el último tiempo desde que ella se apareció en sus vidas.

-Si, si que lo es.- Acusó ella molesta y nerviosa. -Pero bien, es un imbécil enamorado, es entendible, debí darme cuenta del motivo por el que siempre estaba incómodo alrededor mío antes de que este malentendido se convirtiera en algo tan grande. - Comentó cruzándose de brazos intentando contener su incomodidad.

-De todos modos Shinka-san esto no explica porque…

-¿El secreto?- Cuestionó ella interrumpiendolo y apretó más sus manos sobre sus brazos con el rostro aun en llamas y la mirada desviada. -En serio usted es testarudo, pero bien, solo para que le quede claro y porque estoy poniendo un voto ciego de confianza en usted le voy a contar. Confío en su discreción. - Alegó ella antes de respirar profundo y cerrar sus ojos. -Le pedí a Kirishima-san un favor personal, soy escritora amateur por decirlo de alguna forma, Kyo descubrió eso porque también es un metiche y estuvo metiendo su nariz donde nadie lo llamó, él… él me dio una especie de súbita confianza para animarme a plantearme si vale la pena presentar mi trabajo en alguna editorial pero mi seguridad es muy fragil asi que le pedí a Kirishima-san que como mi colega y bueno, tal vez también como mi amigo, que leyera mi novela y me diera su honesta opinión sobre si es buena o un pedazo de basura.

El rostro de la mujer ahora está mucho más rojo que sus propios cabellos y si el agente de ventas antes se sentía un imbécil ahora sentía que podía ganar el premio al idiota del siglo, había forzado a esa mujer a hablar de su vida privada y podía ver por la forma en que ella temblaba de nervios que realmente eran temas delicados, que él se había forzado por sobre la vida privada de ella. Claramente sus inseguridades y sus celos, esta vez totalmente infundado habían llegado demasiado lejos. -Lo siento. - Murmuró sin saber qué más decir, cubriendo su boca después con una mano mientras desviaba su mirada.

-Gracias por sentir, debería. - Se quejó ella aun nerviosa para después inhalar profundamente para calmarse un poco. -Le pedí a Kirishima-san que guardara mi favor como un secreto porque como comprenderá es algo delicado para mi, trabajo como editora, lo último que quiero y rumores de pasillo llamándome escritora frustrada, amo editar, ayudar a que el trabajo y el talento de otros se luzca, no quiero convertir mi lugar de trabajo en una pesadilla.

-Lo entiendo, no debí forzarla a contarme todo esto, su vida privada no es de mi incumbencia en realidad. -Admitió él con un gusto amargo en la boca, odiandose por su remilgosa actitud.

-Yokozawa-san le conté todo esto porque creo que Kirishima-san y usted hacen una hermosa pareja, no quiero estar metida en medio de eso por sus ideas extrañas y preferí hablar directamente con usted para evitar más malentendidos si iba a hablar con Kirishima y usted se enteraba de que nos vimos en privado o algo así. - Se justificó encogiéndose apenas de hombros al notar el gesto sorprendido del hombre. -¿Qué?

-¿Qué acaba de decir? - Preguntó incrédulo, mirándola boquiabierto a pesar de su vergüenza.

Ella guardó silencio, confundida ante ese interrogante pero luego sonrió al entender a qué se refería el hombre. -Yokozawa-san, hay que ser ciego o imbécil para no notar la forma en que ustedes se miran, quizás sea sutil pero está ahí, se aman y en serio lo admiro por eso, digo Kirishima-san claramente tiene buen gusto pero ¿Cómo mierda hace usted para aguantar a ese tipo?

El agente de ventas la miró totalmente sorprendido por sus palabras y sintiendo todo el alivio de golpe bajar por su cuerpo al mismo tiempo que su agitado corazón se sentía sorpresivamente liberado del asfixiante peso que había estado envolviendolo durante las últimas semanas comenzó a reír, reír a carcajadas. -Lo siento, me tomó desprevenido.- Explicó él ante la extrañada mirada de parte de su interlocutora. -Si, Zen es un dolor de culo a veces.- Admitió resignado.

Esta vez fue el turno de ella de reír y más relajadamente se aproximó unos pasos a él y le extendió su mano con ademán alegre. -Empecemos de nuevo, Yokozawa-san, soy Shinka Reika, no tengo interés en robarle al novio ¿Quiere ser mi amigo? - Preguntó divertida.

El agente de ventas la miró extrañado por varios segundos pero terminó por aceptar su mano apretandola un poco mientras se inclinaba en una leve reverencia. -Es un gusto conocerla Shinka-san, soy Yokozawa Takafumi, si, espero que seamos amigos. - Aceptó finalmente.

Tras soltar sus manos la mujer sonrió abiertamente. -Bien, entonces espero que si me ayude con el plan de ventas cuando esté menos ocupado, lo dejaré seguir haciendo su trabajo. - Dijo guiñandole un ojo.

-Espere, Shinka-san… - La detuvo antes de que se marchara. -Respecto a Kirishima-san…

-Ah, no se preocupe por eso.- Contestó ella con calma negando con su cabeza. -Entiendo sus motivos, no diré una palabra pero no tienen que fingir frente a mi, soy su vecina después de todo, no hace falta que disimulen frente a mi y por cierto… Sería muy amable de su parte que le diga a Kirishima-san que me deje en paz con el asunto de Kyo.

-Me temo que no puedo hacer nada respecto a eso, se le parece divertido molestarla entonce está condenada. - Contestó finalmente relajado.

-Demonios, bien, si acabó por matarlo entonces me disculparé con usted. - Contestó ella divertida y ambos abandonaron la habitación para continuar con sus respectivos trabajos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Kyo despertó desorientado cerca del mediodía cuando un gato había decidido q7ue su pecho era un buen trampolín para jugar, casi había escupido sus pulmones mientras veía a ambos felinos corretearse por la habitación saltando sobre la cama para luego salir corriendo por la puerta que daba al pasillo.

-Maldito bicho. - Gruñó girándose para quedar sentado en el borde de la cama con sus piernas fuera de esta y frotó su rostro con una mano al mismo tiempo que tomaba el celular con la otra para comprobar la hora.

Miró a su alrededor, la luz natural entraba por la ventana iluminandolo todo y sonrió al sentir nuevamente el aroma floral y afrutado que lo rodeaba. Estaba en el cuarto de Reika y se sentía estúpidamente bien por despertar dentro de ese espacio aunque estaba sinceramente decepcionado de no verla a ella cerca ni tener mensajes de su parte en el teléfono.

Con andar aletargado se levantó, se vistió y fue directo al baño para lavar su rostro y improvisar un lavado de dientes con su dedo y un poco de pasta dental, al menos para no sentir su propio aliento mañanero que tenía aún el residuo amargo del tabaco que había fumado el día anterior.

Siguió luego su camino a la cocina y sonrió al pasar junto a la mesa y encontrar en ella un trozo de papel con uno de sus lápices sobre él.

Buenos días, Kyo, espero que hayas descansado bien, desayuna lo que quieras hay cereales, café, leche, fruta, servite estas en tu casa.

Saldré de trabajar cerca de las cinco como ayer, así que regresaré quizás cerca de cinco y media, dejé la puerta sin llave por si quieres marcharte no te preocupes por fuera no abre sin la llave así que puedes dejarla así, pero si quieres quedarte no te molesta, en la heladera hay algunas viandas de comida solo tienes que calentarla en el microondas, intenta no quemar mi apartamento.

Reika.

Leyó la misiva con una sonrisa suave en sus labios, enternecido por la forma en que la mujer parecía empeñarse en que él comiera más decentemente y la implícita invitación a quedarse que no pensaba rechazar. Con ese pensamiento en mente y teniendo en cuenta que pasaban de las once y media de la mañana se dirigió a la heladera para tomar una de las viandas de comida y proceder a calentarla para almorzar.

Esa mujer había llegado como caída del cielo, la situación era un tanto similar a la que había tenido con Misaki pero a la vez era muy diferente, si leía entre líneas podía adivinar que quizás no era el único con aquel inquietante interés por la otra persona, Reika era muy diferente del castaño que había robado su corazón años atrás y lo que sentía cuando estaba con ella también era muy distinto. Misaki había despertado en él una especie de obsesión si lo pensaba un poco, no negaba haberlo amado pero con Reika todo era tan natural, tan cotidiano sentía que tenían cosas en común además de su manga, cosas sutiles como su interés en la literatura, su gusto por el manga, su gusto por los niños porque aunque ella lo negara era obvio después de verla con su ahijado que a esa mujer le encantaban los niños, sus malas experiencias en él amor, que ella también fuera una artista con poca confianza en sus trabajos. Con ella era tan fácil hablar, era tan cómodo trabajar cerca de ella, disfrutar una cena, bromear, reírse todo con ella era sencillo.

El sonido del microondas lo devolvió a la realidad y tomó su tupper con comida ya caliente para llevarlo a la mesa junto a los palillos y un vaso con agua, sentándose para disfrutar de su almuerzo. Quizás no debía pensarlo tanto, era claro que ella le atraía, le gustaba, le causaba una insana curiosidad por saber más de ella, de su vida, de sus gustos, él nunca se había caracterizado por ser alguien muy taimado, era bastante impulsivo a decir verdad y aunque sus decisiones lo habían hecho sufrir más de una vez, en esta ocasión tenía esa ridícula corazonada de que todo iba a salir bien.

Tras terminar de comer volvió a acomodarse en la mesa con todos sus materiales dispuestos, aún faltaban un par de horas para que la dueña de casa regresará asique lo mejor era sentarse y aprovechar el tiempo trabajando.

A las cinco y veinticinco escuchó la puerta abrirse sacándolo a él de su ensimismamiento provocando una nueva sonrisa al escuchar a la mujer pronunciando un agotado. -Ya estoy en casa.

Con calma dejó su lápiz a un lado y se estiró en su asiento. -Bienvenida a casa, Reika.

Entró arrastrando los pies, sosteniendo sus tacones con una mano mientras tenía su portafolios en la otra, sus cabellos estaban sueltos y todo su rostro mostraba sin tapujos el sueño que la acechaba pero aun así la sonrisa dulce estaba en sus labios, estaba feliz de ser recibida al llegar a casa por algo más que el maullido de sus gatos que dicho sea de paso se le acercaron para frotarse en sus piernas al mismo tiempo que lloraban por comida. -Que bueno verte, Kyo. - Saludó dejando su portafolios sobre una de las desocupadas sillas junto a sus zapatos para luego quitarse el blazer y dejarlo sobre el respaldar. -Veo que aún trabajas.

-Si, decidí aprovechar el día, pero por lo que veo a vos te arrolló un camión. - Bromeó arqueando una ceja mientras se levantaba con calma de la silla. -Siéntate ¿Comiste algo?

-Corrección, me arrollaron cinco camiones. - Alegó ella desplomándose desarmada sobre una de las sillas. -Fue un día un tanto estresante. - Admitió desganada. -Pero si, ya comí.

-Entonces prepararé café.- Contestó él divertido al verla tirada la silla en una pose que ni por asomo podía clasificarse como femenina, toda ella estaba desbordada de la silla, con su espalda tirada de cualquier forma sobre el espaldar y su cabeza colgando hacia atrás, sus brazos laxos a sus costados y sus largas piernas estiradas en todo su largo bastante abiertas como para ser mínimamente educado.

-Por favor…- Casi suplicó ella llevando una mano a frotar su cansado rostro. -Dame dos jarras. - Exageró risueña a pesar de su voz arrastrada.

-Creo que comenzaré a ser más considerado, casi me dan pena los editores.- Se mofó divertido viendo como ella alzaba un brazo por encima de su cuerpo con su puño casi totalmente cerrado a excepción del dedo medio que se erguía orgulloso e insultante hacia su persona arrancándole una fuerte carcajada. -¿Tan malo fue tu día?

-Algo así.- Comentó soltando un suspiro bajo. -No sabes lo mucho que agradezco no ser una persona celosa.

Intrigado y confundido por esa aseveración sirvió el café recién hecho en dos tazas y se acercó a ella entregandole una mientras la veía volver a sentarse esta vez como una persona normal. -¿A qué vino eso?

La editora hizo una leve mueca de inseguridad, no muy segura de si debía comentarle al hombre lo ocurrido pero al ver en sus ojos su genuino interés por el relato de su día soltó un largo suspiro. -Tuve un problema con una compañera de trabajo. -No estaba mintiendo, solo era un leve cambio de género en el asunto. -Ella estaba terriblemente celosa y se pensaba que yo me quería robar a su novio que es un compañero de oficina. -De nuevo, no estaba mintiendo, solo omitía detalles. -El otro día me había soltado una especie de amenaza implícita para que me aleje de él y pues no estoy dispuesta a tener ese tipo de tensión en el trabajo asique hoy hablé con ella para aclararle que no, que ni loca le tocó al macho.

El mangaka rió divertido ante el relato y la miró con una ceja arqueada. -Ya veo ¿Hubo tirones de pelo y escenas de novela? - Preguntó burlista ganándose un leve empujón de parte de su interlocutora.

-No seas dramático, somos adultos. - Alegó ella divertida. -Solo le expliqué que no estoy interesada en ese hombre y ya, se calmó, ser así de celoso debe ser dificil, digo ¿De verdad es necesario ponerse así por nada? No es como si yo me le hubiera tirado al tipo y le hubiera puesto mis tetas en la cara, solo somos buenos colegas, como cualquier otro compañero de trabajo.

El hombre volvió a reír alegremente y se encogió de hombros. -Bueno, en realidad tiene más que ver con las inseguridades de uno mismo.- Comentó pensativo. -Igual, me alegra que hayas solucionado el asunto ¿Ese tipo realmente no te interesa o solo se lo dijiste para que ella no este molestando?

-Me ofendes, Kyo, yo no me voy andar insinuando a un tipo que ya tiene un compromiso.- Alegó ella arqueando una ceja.-Y vamos, que siendo honestos a mi rara vez me ha llamado la atención un hombre, sabes que las mujeres son más lo mío.- Comentó con sus mejillas sonrojadas y desviando la mirada.

Ese había sido un golpe bajo, un doloroso recordatorio. -Cierto… Tenes razón lo había olvidado.- Comentó antes de regresar a su lugar tras su tablero. -Mejor me siento a terminar esto, ve a descansar Reika.

Extrañada por el repentino cambio de actitud del hombre, la editora dio un sorbo a su café y dejó la taza sobre la mesa antes de también apoyarse en ella, o mejor dicho recostarse sobre ella con sus brazos cruzados. -¿Qué pasa, Kyo? ¿Dije algo malo? - Preguntó no muy segura, repasando la conversación que acababan de tener en busca de algo que pudiera ofender al mangaka, y sus mejillas aumentaron su rubor al recaer en la recelosa pregunta del mangaka sobre si ella estaba realmente interesada en el "hombre" de su relato.

-No es nada, Reika, te vas a desmayar de sueño, mejor ve a acostarte, terminaré esta hoja y me iré a casa. - Contestó él en un tono que intentaba ser amable pero que para ella había sonado falso y forzado.

Mordió su labio inferior insegura, podía dejar las cosas como estaban y solo irse a acostar olvidando el asunto o podía arriesgarse un poco y ver qué ocurría. Si troya tenía que arder, entonces que arda. -Sabes… - Comentó mientras tomaba de nuevo su taza para degustar un poco de café y así calmar un poco sus nervios. -Ella tampoco me creyó cuando le dije que su novio no me gustaba.

El mangaka alzó su vista desde detrás de su tablero y arqueó una ceja. -¿Y cómo fue entonces que accedió a dejarte en paz?

Levantándose de la silla se llevó la taza a los labios para tomar otro sorbo, girándose para quedar de espaldas al mangaka mientras ella avanzaba con dirección a la cocina odiándose a sí misma por la estupidez que estaba por decir y que le podía explotar en la cara. -Le dije que me gustabas vos, cuando estás metida en esa clase de problemas lo mejor es decir la verdad, si eres sincero la gente te cree. - Habló quizás algo apresuradamente mientras sus pies continuaban su camino o al menos eso intentaban, pero apenas terminaba de decir la oración cuando sintió unos fuertes brazos sostenerla por las caderas dejándola enmudecida ¿En qué momento Kyo se había acercado así a ella?

-Entonces ¿Te gusto? - Preguntó él con voz pausada soltandola un poco solo para tener espacio suficiente como para girarla y mirarla a la cara.

-No es muy caballeroso hacer que una mujer tenga que repetir dos veces lo que dijo. - Protestó sintiendo que sus mejillas iban explotarle casi literalmente ante la mirada afilada que encontró frente a ella. -¿Kyo…? - Lo llamó nerviosa retrocediendo un paso cuando sintió que él se le acercaba más, sonriéndole y sin dejar de mirarla, arrancándole una especie de ahogado quejido cuando finalmente su espalda chocó contra la mesada de la cocina, dejándola totalmente acorralada.

-Reika hace un tiempo me dijiste que no me cerrara al amor.- Comentó él sin perder detalle de esos hermosos ojos verdes. -Que eventualmente iba a conocer a alguien que iba a corresponderme y que iba a hacerme feliz. - Continuó divertido ante la repentina mudez de la mujer. -No sé si esa persona eres tu, pero si yo te gusto y tu me gustas creo que podríamos intentar averiguarlo ¿No crees?

-¿T-Te…? ¿Te gusto?- Preguntó ella a modo de reflejo totalmente sorprendida de que las cosas hubiera acabado de esa forma.

-¿No dijiste recién que es de mala educación pedirle a alguien que repita dos veces lo mismo? - Se mofó con una sonrisa ladina mientras se inclinaba un poco hacia adelante, salvando la poco diferencia de estatura que había entre ambos y dejando su rostros aún más cercanos.

-No dije eso, dije que es de mala educación hacérselo a una mujer. - Aclaró ahora sonriendo, todavía nerviosa pero más relajada por la jugarreta del hombre.

-¿Me vas a contestar a la pregunta o tengo que besarte para que respondas?- Consultó él absolutamente divertido por la mirada desafiante y traviesa que estaba recibiendo de ella aunque claramente la editora estaba completamente nerviosa.

-Bueno, no eres hombre si no te arriesgas a una bofetada de vez en cuando. - Respondió atreviéndose, tras dejar la taza a un costado de la mesada, a alzar sus brazos para acariciar suavemente los hombros del mangaka, conteniendo el aire en sus pulmones por los torturantes segundos que pasaron hasta que él volvió nulo el espacio entre ellos, apoderándose de su boca en un beso suave pero anhelante.

Se entregó a la caricia, envolviendo el cuello del mangaka con sus brazos mientras correspondía al suave eso, entreabriendo sus labios al sentir la cálida lengua repasar su boca en busca de permiso y dejó que fuera la propia quien le diera la bienvenida a la contraria. Sus ojos se cerraron y todo su cuerpo se relajó al sentir nuevamente las grandes manos del dibujante aprisionando sus caderas.

Él por su parte no podía creer lo que estaba pasando, cierto que había tomado la decisión de intentar algo con Reika pero jamás se le ocurrió que ese mismo día iba a terminar besándose con ella en la cocina, su idea era hacer las cosas bien, invitarla a una cita y ver qué pasaba después, pero al sentir sus suaves manos en su nuca y sus largas uñas rozando su cuero cabelludo no podía sentirse arrepentido ni aunque quisiera.

Su cuerpo se inclinó hacia el frente acorralando aún más a la mujer contra la isla, apegando totalmente sus cuerpos mientras separaba sus bocas por la necesidad de aire, deslizando después sus labios por la delicada línea de su mandíbula, bajando a su cuello donde el aroma de su perfume nubló sus sentidos y dejó a su lengua probar su piel, sonriendo con satisfacción al escucharla ahogar un gemido mientras sus manos se crispaban en su hombro y su nuca, arañando un poco.

-¡Ah! ¡Espe-ra, Kyo!- Protestó bajito, un tanto alarmada por las reacciones de su cuerpo a esos atrevidos avances. -Se nos… se nos está yendo de las manos. - Recalcó intentado traer al mangaka de regreso a la tierra.

Casi gruñendo por haber sido interrumpido se apartó un poco de ella y la miró a los ojos. -¿Segura... ? - Inquirió no muy feliz por la interrupción.

-Segura, pará de una vez o te juro que te pateo. - Lo amenazó, aunque en realidad no estaba en sus planes agredir al hombre.

-Esta bien, esta bien, cuanta violencia. - Bromeó retrocediendo para dejar que la mujer respiraba con normalidad, enternecido al verla tan profundamente avergonzada, nunca la había visto tan abochornada. -Entonce, supongo que aceptas que te invite a una cita.

-Creo que hiciste las cosas un poco al revés ¿no te parece, Kyo? Se supone que el beso viene después de la cita. - Comentó ella intentado hacerse la graciosa para relajarse a sí misma. ¿Cuando había sido la última vez que había besado a alguien? Ya ni lo recordaba.

-Permíteme recordarte que esto es tu culpa. - Contestó divertido. -Vos me desafiaste a besarte.

-¿Y desde cuando me haces caso?- Bromeó ella para después soltar un suspiro largo que venía conteniendo desde hacía un rato y se acercó a él para dejar un suave beso sobre sus labios. -Pero si, acepto salir contigo…

-Entonces déjame sacarte a cenar esta noche. - Pidió acariciando los largos cabellos de ella con suavidad.

-Esta bien, pero necesito dormir un poco. - Aceptó con una suave sonrisa en sus labios.

-Ve a dormir, yo volveré a mi casa ahora pero vendré a buscarte a las ocho ¿No te molesta que deje mis cosas aquí? - Cuestionó sin dejar las caricias.

-No, está bien, deja todo aquí, te esperare a las ocho. - Aceptó finalmente recibiendo un último beso en sus labios.

-Ve a descansar un poco. - Pidió el mangaka y ella asintió alejándose a pasos algo acelerados a su cuarto para luego encerrarse en él dejándose caer boca abajo sobre el colchón. Tenía una cita, ahora sí en serio una cita, no podía creerlo. Estaba reventada, necesitaba dormir. Apresurada sacó su celular del bolsillo del vestido, benditos fueran los diseñadores que inventaron los vestidos con bolsillos, y se puso la alarma para las siete de la tarde, tenía poco menos de una hora para dormir.

Kyo por su parte miró el desastre que había en el comedor y la sala de estar por su culpa y se apresuró a levantar sus desperdicios de papel y a ordenar los libros que había usado el día anterior para su investigación, no demoró mucho en dejar todo presentable y tras ver la hora , comprobando que eran ya casi las seis y media tomó las llaves de su auto y de su casa de su maletín y abandonó el departamento, encontrándose apenas poner un pie fuera del mismo a Yokozawa en el pasillo.

Con gesto amable inclinó un poco su cabeza a él. -Buenas tardes. - Saludó antes de dirigir sus pasos al ascensor.

-Buenas tardes, Ijuuin-sensei. - Contestó parpadeando con sorpresa al ver al autor saliendo del departamento de Shinka "¿Noche ocupada, Shinka-san?" , cómo si se tratara de una burla del destino recordó la escena de esa mañana en el pasillo, el bochorno de la mujer y las palabras de Kirishima a ella, ahora lo entendía, lo entendía perfectamente, el mangaka había pasado la noche en casa de la editora, por eso Kirishima también había mencionado que ella estaría ocupada durante la cena a Hiyori. ¡Diablos! Nuevamente se sentía un imbécil.

Abriendo la puerta del departamento ingresó con pasos apurados, no quería saber más nada de ese aspecto de la vida de la editora, aunque lo tranquilizaba saber que los ojos de ella estaban puestos muy lejos de Kirishima.

Las luces del departamento estaban apagadas, claramente Zen y Hiyo no estaban en casa, seguramente debían seguir de compras. Las reuniones que había tenido a lo largo del día habían terminado más temprano de lo que esperaba y con los nuevos conocimientos que tenía gracias a Shinka y con su corazón librado de la mayoría de sus dudas había decidido ir al departamento de los Kirishima en lugar de volver al propio, ahora mismo sentía la necesidad latente de ver a su pareja.

Con andar tranquilo entró en la casa encendiendo las luces para luego disponerse a darse una ducha, ponerse algo cómodo, prepararse algo simple para cenar solo sabiendo que probablemente padre e hija comerían fuera y luego le dio de comer a Sorata, sentándose en el sofá a ver la televisión en lo que esperaba a los otros ocupantes del domicilio.

Cerca de las nueve y medía de la noche escuchó la puerta abrirse entre risas alegres y luego la inconfundible voz de Hiyo llamándolo. -¡Ah! ¡Onii-chan está en casa! ¡Onii-chan, ya llegamos!- Se anunció mientras corría por el genkan con dirección a la sala donde él la esperaba ya de pie.

-Bienvenida a casa, Hiyo.- La saludó aceptado el sorpresivo abrazo en que ella lo envolvió.

-¡Papá había dicho que no ibas a venir! ¿Cómo estás? ¿Cómo te fue en el trabajo? - Consultó alegre y enérgica sin soltar el abrazo.

-Bien, fue menos pesado de lo que esperaba por eso pude venir ¿cómo estuvieron las compras? - Consultó acariciando sus cabellos con una sonrisa, sí, definitivamente, su lugar en el mundo estaba justamente ahí, en medio del abrazo de una preadolescente y la sonrisa alegre de su pareja que se acercaba a ellos con andar tranquilo y cargado de bolsas.

-Bien, Hiyo tiene mucha ropa nueva.- Comentó el editor en jefe, dejando las bolsas a un costado para ser él quien acariciaba los cabellos del agente de ventas. -Me alegra que hayas podido venir después de todo, aunque te echamos de menos en las compras.

-Cierto, te habrías divertido mucho Onii-chan. - Comentó alegremente la castaña.

-Es una lastima, quizas pueda ir con ustedes la próxima vez. - Comentó siendo soltado finalmente por la chica.

-Si, sería divertido, la cama que papá compró es muy linda dijeron que iban a enviarla en estos días.

-Si, asique tendré que volver temprano a casa del trabajo para recibirla. -Continuó explicando el mayor. -¿Llegaste hace mucho?

-No, un par de horas, un rato antes de las siete. - Contestó con calma. -¿Ya cenaron?

-Si, Onii-chan, cenamos fuera porque se hacía tarde ¿Vos comiste? - Preguntó la preadolescente mientras tomaba sus bolsas de ropa.

-Si, Hiyo, ya cené, no te preocupes.

-Qué bueno, entonces yo ya me voy a acostar mañana hay escuela. - Se despidió acercándose a sus padres para dejar un beso en la mejilla de cada uno y luego perderse en el pasillo rumbo a su cuarto.

-Asique finalmente viniste.- Comentó Zen haciéndole una seña al agente de ventas para que lo siguiera al balcón donde sacó una cajetilla de cigarrillos de su pantalón y encendió uno. -Me alegra que hayas venido Takafumi, creí que estabas molesto. - Comentó mirándolo de reojo.

-Algo así.- Admitió finalmente el menor, tomando también uno de sus cigarrillos para encenderlo y con ademán algo incómodo y nervioso despeinó sus propios cabellos con una mano. -Estaba pensando en tonterías, pero ya no importa.

-Así que si había algo que te preocupaba. - Lo acusó el castaño entrecerrando sus ojos con suspicacia. -No era solo por mi propuesta de vivir juntos.

Evitando mirarlo a los ojos, a sabiendas que por mucho que intentara era imposible ocultarle algo a Zen resopló entre dientes. - Si, pero ya no importa, puedo arreglar solo mis asuntos Zen.

-Mmmh ¿Seguro de que ya están arreglados?- Preguntó aproximándose a él para tomar su barbilla con una de sus manos, alzandole el rostro para mirarlo a los ojos.

-Te estoy diciendo que si.- Contestó alejando esa mano de él de un leve movimiento de la propia. -Ya no importa.

Sonriendo ladino se inclinó para besar los labios del agente de ventas con un ademán juguetón. -Así que el osito está creciendo y ya arregla sus problemas solo ¿Que ahre? Ya nadie me necesita en esta casa.

-¡Zen! - Protestó molesto apartándose y dándole un golpe en la cabeza no demasiado fuerte al editor. -Soy un adulto ¿De qué rayos hablas? - Protestó, aún más molesto al escuchar al otro reír. -A veces en serio no sé si estás chiflado o solo eres idiota.

-Si, estoy loco, eso es verdad, pero estoy loco por vos Takafumi. - Retrucó volviendo a tomar su barbilla para besar apasionada y demandantemente sus labios.

-Zen, estamos en el balcón… - Intentó recordarle entrecortadamente en medio del beso pero solo consiguió que el castaño intensificara más el beso para no dejar que se quejara.

-.-.-.-.-.- Continuará.


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