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En la guerra y en el amor todo se vale. por Sioa Shun

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San Miguel de Tucumán, Tucumán, Argentina. Domingo 16 de Junio del 2019.

En la guerra y en el amor todo se vale.

Capítulo 8: Ten a tus amigos cerca y a tus enemigos aun más.

By Sioa Shun Uchiha-san.

Su domingo había sido agradable como todos, lo único destacable fue que Hiyori había ido a ver a Shinka luego de la merienda para devolver los cinco tomos de manga que le habían sido prestados y regresó un rato antes de la cena con otros cinco diferentes y el anuncio para Kirishima de esa mujer que decía que no iba a necesitar que la llevara a trabajar al día siguiente, así que pedía que no esperara por ella, que lo vería en la oficina.

Cenarón en completa tranquila con Hiyo observando la forma en que sus padres discutían ahora no estaba segura de por qué tontería, algo de que al parecer Yokozawa estaría ocupado durante toda la semana por culpa de una firma de mangas de un autor y no iba a poder estar quedándose durante esa semana en casa.

Suspiró, nunca iba a entender cómo podían amarse tanto al mismo tiempo que peleaban como niños, pensó que quizás ese era el asunto, miró a su padre mientras éste estaba molestando con algo a su Onii-chan al parecer señalaba algo, giró apenas su cabeza para ver al agente de ventas totalmente sonrojado mientras cubría instintivamente su cuello y ahogó una risita. ¿Su padre estaba molestandolo por el chupón? ¿En serio? ¡Había que se inmaduro! Ella había visto que su padre tenía dos iguales en su cuello y su clavícula.

Si lo pensaba un poco, su padre era como esos niños molestos de su colegio que en lugar de decirle a una chica que les gusta la molestan tirándole del cabello, robandole cosas y arrojandoles bolitas de papel y saliva a la cabeza para sacarlas de quicio y ganar su atención. Adoraba a su papá, pero en serio que a veces era muy infantil.

Tras la comida ayudó a su querido Yokozawa a limpiar todo antes de irse a su cuarto y tomarse un momento para entrar en la computadora, quería revisar sus redes sociales y verificar si alguna de las autoras que seguía en sus páginas de fanfiction había actualizado pero no estaba prestando realmente atención.

Se preguntaba cuando los supuestos adultos responsables iban a decirles la verdad de su relación, hacía poco más de dos años se había dado cuenta que desde que Yokozawa llegó a su casa casa ella y su padre eran más felices, al principio realmente creyó que solo era un excelente amigo de su padre y luego notó la forma en que se veían y se trataban y empezó a reconocer patrones que había visto otras veces entre los padres de sus amigas, cómo cada vez que Yokozawa le arreglaba el desparpajo de ropa a su padre para que fuera presentable a trabajar, o que cuidara de ella con tanto cariño, que asistiera a eventos escolares como si fuera su tutor, poco a poco se dio cuenta de que ellos funcionaban como una familia, el agente ventas era más que un amigo de su padre o al menos eso era lo que ella esperaban, en aquel entonces cuando apareció aquella molesta autora que había intentado quedarse con su padre y que resultó ser más falsa que un billete de un trillón de dólares, intentado ser dulce con ella solo para llegar a su padre, de recordarla se enfermaba, literalmente esa mujer había hecho doler su estómago en la exposición fotográfica aquella vez, fue ahí que notó que no quería que nadie rompiera el cuadro de su familia, no quería ni necesitaba una mamá teniendo a su Onii-chan.

Al principio estaba un poco confundida, era verdad, así que decidió buscar en Internet si era posible acaso que ella, su padre y su Onii-chan pudieran ser una familia normal, y para ello escribió en el buscador la pregunta "¿Dos hombres pueden casarse?" había encontrado muchísimas cosas, leyes de otros países que apoyaba eso pero también así había encontrado alguno de esos enlaces prohibidos los cuales había cerrado tan pronto como los había abierto aterrada de que su padre pudiera enterarse de que había terminado en una de esas páginas, luego había escrito en el buscador las palabras boy x boy solo porque notó que había salido sugerido después de las búsquedas anteriores y así terminó en foros, imágenes y en animes sencillamente hermosos.

Ella amaba el Shoujo en aquel entonces, y tras esa búsqueda encontró que en la misma página donde ella veía sus animes tenían una pestaña de boyxboy o yaoi y decidió darles una oportunidad a esa series, se enamoró, eran historias de amor tan trágicas a veces pero tan hermosas entre hombres e impulsada por esos romances ficticios había decidido prestar más atención a su papá y su amigo, intentado descifrar en sus acciones si ahí había algo más ahora que sabía que efectivamente dos hombres podían amarse exactamente igual que una mujer y un hombre.

Día tras día, semana tras semana, mes tras mes fue dándose cuenta de que si, ellos eran más de lo que decían ser, hasta los había atrapado besándose un par de veces o había escuchado a su padre decirle algunas cosas vergonzosas a su Onii-chan cuando creía que estaban solos en el salon y ella justo había ido a buscar algo a la cocina, todas esas veces había intentado ser tan discreta como se era humanamente posible para luego encerrarse a en su cuarto a chillar contra su almohada, sus padres eran tan lindos.

Hacía solo un año había descubierto que existían páginas donde las personas escribían historias de sus personajes favoritos como parejas, y descubrió que esas cosas se llamaban fanfiction, así también descubrió el mundo del shippeo y en solo dos días de navegar en una de esas páginas había aprendido lo que era el lemmon.

Sintió su rostro arder al recordar la primera vez que había leído uno y se había preguntado si eso era lo que sus padres hacían cuando ella no estaba en casa.

La verdad ella había pensado muchas veces en encarar a los adultos y decirles directamente que sabía que ellos eran pareja, pero luego había pensado que eso podría molestarlos y que lo mejor sería esperar a que ellos confiaran lo suficiente en ella como para decirle la verdad.

En el perfil de su página muchas veces había pensado en subir pequeñas historias que había escrito basada en lo que veía de sus padres mezclado con su propia imaginación pero no quería que alguien pudiera por alguna casualidad darse cuenta de que hablaba de personas reales o algo similar, aun le daba mucha pena eso.

Sin embargo ese día estaba animada, sus padres se veían particularmente alegres y ella había notado los chupones por los que su padre estuvo molestando a su Onii-chan durante la cena y sabía lo que eso significaba. Sus mejillas se tiñeron al pensar en eso pero sonrió, por eso había decidido ir a casa de Shinka onee-san después de la merienda para devolverle sus mangas, pedirle otros y darles algo más de tiempo solos a sus padres.

Había encontrado a la mujer acompañada de un matrimonio de su edad y un niño pequeño pero aún así había sido dulce con ella y tras eso le había permitido elegir otros mangas, avergonzada había decidido volver a preguntar por las novelas BL de la mujer, había fingido la mayor inocencia posible la primera vez que había visto que ella tenía ese tipo de libros y había preguntado al respecto como si realmente no supiera de qué se trataban, aunque a decir verdad ella no sabía que había escritores famosos que hicieran eso, ella había visto los animes y leído algunos doujinshis y también fanfictions pero estaba algo impresionada de que esas cosas se comercializaran fuera de internet en el mundo real.

Esta vez había vuelto a insistir con que le prestara alguna de las novelas y la colorada había sido muy amable al decirle que sí pero que ella misma elegiría que darle porque había cosas inapropiadas para su edad entre su colección.

Le daba algo de culpa jugar tan bien el papel de inocente frente a los adultos, además si que le avergonzaba reconocer que varias veces terminaba metida leyendo cosas inapropiadas por gusto.

Miró la bolsita donde había guardado las novelas y mangas prestados y sonrió recordando la escena que había hecho la amiga de Shinka onee-san:

-Bueno creo que estos tres están bien para vos, Hiyo-chan, este es más bien triste pero los otros dos son comedias.- Explicaba la colorada mientras le enseñaba las tres novelas con una sonrisa en sus labios.

-¡Deja de sobreproteger a la niña! - Había interrumpido la mujer de cabellos castaños parándose junto a ellas para tomar uno de los libros de la biblioteca. -¡Préstale éste! ¡Tiene que leerlo!

-¡Aki-chan! ¡¿Estas loca?! ¡No le voy a dar las novelas de Akikawa Yayoi! ¡Solo tiene trece años!- Ella observa a las mujeres con confusión, ladeando un poco su cabeza.

-¡Pero por favor, a los trece años yo publicaba fanfictions aptos para mayores de veintiuno y vos los leías!- Alegó la mujer mientras agitaba las manos en el aire con el libro aún en una de ellas.

-¡¿Ah?! ¿Usted escribía fanfictions Aki-san? - Preguntó ella sorprendida ganandose que ambas mujeres giraran a verla, su vecina sorprendida y la otra mujer bajita con un aspecto casi victorioso.

-¡Ja! ¡Sabe lo que es un fanfiction! ¡Seguro que ya leyó lemmon! - Acusó la mujer inclinándose un poco a ella con ojos entrecerrados. -Confiesa, niña.

-¡Aki-chan!- Quitándole la novela de las manos le dió un suave golpe en la cabeza con el ceño fruncido. -¡No todos son unos pervertidos como vos, mujer! Me da vergüenza pensar que sos madre y aun así seguís siendo una pésima influencia para el mundo. - Alegó ofuscada.

-¿Qué es lemmon, Shinka onee-san?- Preguntó ella intentando controlar el rubor en sus mejillas, debía pretender que no tenía idea de lo que hablaban podría tener problemas si su vecina le contaba a su padre lo que ella leía en internet.

-Oh, no es nada Hiyo-chan, es algo de adultos, por favor no le hagas caso a esta mujer, es una pésima influencia y creeme no quieres ser como ella.- Alegó mirando con reproche a su amiga. -No intentes buscarlo en internet ¿De acuerdo? ¿Puedo confiar en ti, Hiyo-chan?

-Si, Shinka onee-san te prometo que no voy a buscarlo.- Se sentía pésimo, era triste saber que le estaba mintiendo pero ella no tenía que saberlo.

-Pff, si claro, yo no te creo nada.- Alegó la castaña mientras sonreía divertida. -Pero contestando a tu pregunta, si, solía escribir fanfictions cuando era más joven y no tan joven, lo hice hasta que nacio mi bebe, tuve que abandonar eso porque un hijo y una empresa te consumen hasta la ultima gota de vida, te doy un consejo: cuando un hombre te quiera tocar sin un condón le arrancas las pelotas, creeme, no quieres tener hij-

-¡AKI POR EL AMOR DE DIOS!- Gritó la mujer dándole un fuerte golpe en la nuca con una mano. -¡Dios santo! - Se quejó la colorada carraspeando para luego negar con su cabeza.-Es una bestia, perdonala, de todas modos su consejo es valido hasta cierto punto. - Alegó con una leve mueca en sus labios.

Ella solo reía divertida al ver a las dos mujeres discutiendo y ella sonrió alegremente. -Bueno yo he escrito algo parecido a fanfictions pero me daría mucha pena publicarlos.

Las dos mujeres se giraron a mirarla y sonrieron mientras Shinka onee-san se agachaba para acariciar sus cabellos. -Animate cariño, una encuentra buenos amigos en páginas así, es divertido y no tiene nada de malo, además si te gusta escribir seguramente encontrarás a gente que te ayude a mejorar y que les guste leer lo que tienes para compartir.

-Es cierto, animate niña, creeme te divertiras, yo disfruté mucho mis tiempos de fanficker. - Alegó Aki con una sonrisa.

-Quizás tengan razón, gracias por darme ánimos Shinka onee-san, Aki-san pero es que mis fanfics son de personas de verdad y no sé si debería...- Admitió con cierta pena y ambas mujeres comenzaron a reírse alegremente.

-Solo cambia los nombres, Hiyo-chan y todos felices.- Alegó Shinka con alegría.

-¿Te acuerdas cuando escribimos esa historia de nuestros compañeros de clases, Rei-chan?

-Si, toda la escuela se enteró

Ellas las miraba con una sonrisa y tuvo que reconocer que la idea de su vecina era buena. -Bueno creo que podría hacerlo, lo intentaré.

-Así se dice Hiyo-chan.- La animaron ambas mujeres con alegría.

Volvió a mirar la pantalla de su computadora y sonrió, le haría caso a su vecina y su extraña amiga, buscó entre los archivos de la pc una de sus historias que se titulaba "El día que papá convenció a onii-chan de dormir con él" donde narraba la primera vez hace más de año y medio que su padre había convencido a su onii-chan de dejar de dormir en el cuarto de invitados y dormir juntos en el cuarto de su papá.

Sonrió y cambió los nombres para luega subirla a la plataforma que usaba para leer antes de irse a dormir, rogando que alguien le gustara su historia.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Despertó y comenzó con su rutina, despertó al tronco que dormía del lado derecha de la cama matrimonial y lo obligó a levantarse, sacandoselo de encima casi a patadas cuando el castaño había decidido que quería cariño esa mañana y lo regañó en voz alta pidiéndole que se vistiera de una vez mientras salía en dirección al baño para ducharse.

Tras salir de la ducha se vistió aún dentro del baño, se afeito y se peinó mirando en el espejo la marca en su cuello que resaltaba jodidamente demasiado ¿Cómo iba a hacer para dicimularla? Había sonado a tan buena idea hacerle una marca a Zen pero ahora se arrepentía tanto, no podía presentarse en el trabajo con una marca así, a él nadie le haría preguntas pero a Zen seguro que sí cuando vieran que él también tenía y ese desgraciado no iba a hacer otra cosa que alimentar rumores con sus respuestas de mierda.

Resopló y fijó su vista en su peine, recordaba vagamente de sus años de adolescencia que solían decir que la mejor forma de sacar marcas de besos era raspar la piel con un peine.

A situación desesperada, medida desesperada.

Frotó con el peine tanto como pudo pero lo único que había conseguido era que doliera como el demonio y que la piel se enrojeciera aún más, al menos ahora podía decir que tenía un sarpullido de alergia o algo.

Lo único bueno de ese día era que al menos esa mañana no tendrían la presencia de Shinka-san en la parte de atras del auto, aún estaba rumiando entre dientes su enfado por esa interacción tan innecesaria entre su novio y esa mujer el sábado en la noche. La había visto sonrojarse, podía ser que Kirishima solo estuviera siendo él mismo con su forma altanera y juguetona de ser pero ella se había sonrojado por ese guiño de ojos y eso le daba una mala espina terrible.

Gruñó entre dientes de nuevo y salió del baño para ir a la cocina a terminar el desayuno con Hiyo que parecía más feliz esa mañana que de costumbre, seguramente por el increíble fin de semana que había tenido con sus amigas.

El desayuno entre los tres fue tan alborotado como siempre y la pequeña se había retirado antes para bajar con su amiga Yuki porque la madre de ella las llevaría a clases como cada semana.

Cuando la hora llegó, él y Kirishima bajaron al auto de este último para dirigirse a la editorial y fue entonces que notó que su pareja usaba su camisa con los primeros dos botones sueltos dejando ver no solo el chupón en su cuello sino que también el de su clavícula.

-Deberías cerrar la maldita camisa, no puedes ir a trabajar pareciendo un vago.

-¿Qué pasa, osito? ¿Temes que me miren de más?- Preguntó el castaño con una pose casi seductora mientras sonreía encendiendo el motor del vehículo.

-¡Yo no dije eso!

-Tranquilo ¿Está tan mal querer presumir de que fui bien atendido el fin de semana?- Consultó soltando una mano del volante para acariciar la marca en su cuello débilmente.

-¡Esa clase de mierdas no se presumen, idiota!

-Eres un aburrido, Takafumi.- Alegó mientras fijaba su vista en el camino. -Igual ¿Acaso me crees tonto? Intentaste borrar la que yo te hice, no vuelvas a hacerlo.

-Zen ¡No puedo ir a trabajar con un beso en el cuello! ¡Claro que iba a intentar borrarla!

-No, nada de eso, todos tienen que ver que tienes dueño, osito.- Alegó severamente mirandolo apenas de reojo aún atento al tráfico.

-Estas loco en serio, por eso nunca dejo que dejes marcas.

-Vos empezaste esta vez osito.- Le recordó con una sonrisa de victoria al notar lo mucho que había logrado avergonzar al agente de ventas que ahora estaba desviando la mirada a la ventanilla con las mejillas sonrojadas.

-Imbécil.- Susurró derrotado, tras llegar a la editorial subieron juntos al ascensor y Yokozawa se bajó en su piso deseandole por lo bajo un buen día a su novio, atreviéndose a dejar un leve beso en sus labios antes de huir a su oficina, agradecido de que nadie los hubiera visto. Aun se sentía inseguro y el plan de Takano parecía ser infructífero, le gustara o no, sentía que necesitaba volver a hablar con el idiota de Masamune, sus inseguridades estaban acosandolo cada vez con más fuerza.

Kirishima por su parte siguió su camino a su sección con una sonrisa en sus labios, estaba de tan buen humor que parecía iluminar el pasillo por el que caminaba tras bajar del ascensor sonriéndole a algunas editoras que lo miraban y cuchicheaban por lo bajo, le parecía divertido que actuaran de esa forma a su alrededor cuando luego andaban chismorreando sobre él y Yokozawa por media editorial.

Entró en su sección saludando en voz alta cuando sus ojos repararon en su nueva subordinada que estaba en su cubículo, tecleando en la computadora mientras tenía un niño sobre su regazo que dibujaba con un lápiz negro sobre un par de hojas sueltas. -Buenos días, Shinka-san, veo que se integró un nuevo miembro al equipo sin que se me fuera informado.- Comentó divertido.

-¡Oh, Buenos días Kirishima-san! Lo siento mucho.- Se disculpó girando su cabeza a él mientras el niño alzaba sus ojos castaños al adulto que lo miraba con una sonrisa alegre y movió su mano libre a modo de saludo antes de volver a poner atención en su dibujo. -En serio lo siento, pero resulto que me están usando de niñera, sus padres no tienen con quien dejarlo y el sitio donde ellos están es inseguro para un niño, espero que no tenga problemas con que este conmigo, le juro que se portará bien, es un buen niño y…

-Tranquila Shinka-san, estamos a principio de ciclo y no tenemos tanto trabajo así que no me molesta para nada que él se quede hoy, supongo que es tu ahijado.- Comentó agachándose para quedar a la altura del niño extendiendo su mano a él con una sonrisa. -¿Cómo te llamas, pequeño campeón? Soy Kirishima Zen, es un gusto conocerte.

-Presentate cariño, él es mi jefe.- Explicó amorosa la mujer mientras sonreía al chico que había alzado sus ojos marrones a ella.

-Soy Kuma Kenji.- Dijo señalandose a si mismo con una mano. -¡Y tengo así! - Dijo alzando dos de sus dedos.

-No amor, ahora tienes así.- Comentó ella alzando un tercer dedo de su mano con una sonrisa. -¿Cómo se dice? tienes Uno… dos… - Contó ella sus deditos mientras sonreía y el niño saltó suavemente sobre su regazo.

-¡Tres!

-Muy bien, amor.- Dijo dulcemente ella despeinando sus cabellos con una sonrisa.

Kirishima los miró todo totalmente conmovido, recordaba aun cuando su pequeña era así de chiquita, con sus dos colitas y su osito bajo el brazo, una belleza adorable y ahora la muy mala persona ni siquiera quería besarlo porque ya estaba grande ¿Quien había decretado que los niños debían crecer tan rápido? Apenas sentía como el día de ayer que su nena se metía en su cuarto pidiendo dormir con él con sus ojitos llorosos. -Es un gusto conocerte, Ken-chan, tu madrina tiene mucho trabajo que hacer ¿No te gustaría ayudarme a mi?

-Kirishima-san, por favor, no tiene que cuidarlo yo estoy acostumbrada a hacer cosas con él no tiene que preocuparse en serio.- Se apresuró ella a negar con su cabeza, su jefe era demasiado amable pero usarlo a él de niñero era un abuso.

-En realidad Shinka-san necesito que vayas a casa de un mangaka, tienes que llevarle las propuestas para el tomo unitario de este mes, él será tu autor asignado desde ahora y detesta a los niños así que yo cuidaré de Ken-chan mientras tú atiendes eso.- Aclaró estirando sus brazos al niño que retrocedió algo inseguro.

-¿Ma? Kishima Oniichan.- El niño señaló al mayor con cierta desconfianza.

Suspirando ella asintió y tomó en brazos al pequeño para tenderselo a su jefe que acababa de pararse frente a ella. -Ken-chan, ma tiene que trabajar, te quedaras con Kirishima-san ¿Si? Portate bien amor, por favor no le traigas problemas.

-Si, ma.- Contestó el niño alegremente.

-Así se dice Ken-chan.- Alzandolo contra su cadera, Kirishima avanzó hasta su escritorio. -Sígame, Shinka-san.- Dijo para luego revisar con su mano libre sus cajones y sacar una carpeta de papeles para entregarle a la colorada. -Ahí tienes tres propuestas diferentes para el tomo unitario de este mes, intenta que acepte alguna de ellas y asegurate de que trabaje, Makoto-sensei puede ser un poco complicado, pero si pudiste con Ijuuin-sensei, no dudo que puedas con él.

-Bien, entonces estas son la propuestas, dijo que lo vería en su casa ¿Dónde es?- Consultó con tono profesional mientras guardaba los documentos en su portafolios.

El mayor escribió la dirección en un papel y la conección de subtes que tendría que tomar la mujer para llegar sabiendo que ella sola podría perderse por no conocer aún la ciudad, sonriendo levemente mientras sentía las manos pequeñas del niño jugar con sus rizos, casi había olvidado lo complicado que era hacer las cosas con una sola mano teniendo a un pequeño en brazos pero eso le traía agradables recuerdos. -Aquí tiene la dirección, la espera a las nueve y media, yo que usted me apuraría.- Comentó mirando que pasaban de las ocho y media de la mañana.

-Bien, entonces me marcho, Kirishima-san.- Aseveró ella haciendo una leve reverencia antes de sacar de su portafolios unos cuantos lápices de colores y un peluche. -Esto es de Ken-chan, en serio espero que no le traiga problemas. - Tras sus palabras acarició la mejilla de su ahijado y se inclinó a besar su mejilla. -Volveré pronto cariño, portate bien.- Insistió antes de salir de la oficina con paso apresurado, no podía creer que tan pronto tendría un autor a cargo quizás Kirishima-san la estaba sobreestimando pero no quería defraudarlo y aceleró sus movimientos, quería llegar a tiempo, leería las propuestas en el subte para estar al tanto de a qué atenerse a la hora de convencer al autor.

-Bien, campeon, nos quedamos solos así que me ayudaras ¿Quieres ser mi secretario Ken-chan? - Preguntó al niño mientras tomaba asiento y acomodaba al pequeño en su regreso.

-¡Si! ¡Yo ayudo!- Declaró el menor con energía cosa que lo hizo carcajearse y se dispuso a revisar lo necesario en su computadora mientras le daba unos papeles al niño para que dibujara diciéndole que necesitaba que los firmara y el chico parecía tan concentrado en hacer lo que le había pedido que casi parecía que si estaba trabajando, era tan adorable.

Por su parte las mujeres que habían visto la escena intentaba rejuntar los restos de su cuerpo derretido por la imagen y pronto la editorial bullía en comentarios de pasillo respecto a que tan lindo se veía Kirishima-san con el niño hijo de su subordinada nueva, los chusmerios que iba de: ¡Dios, es tan buen padre! ¡Mirenlo es adorable! ¡Pero no puede ser tan buen jefe para hacerse cargo del hijo de su subordinada, Kirishima-san es tan buena persona! hasta: Ojala me diera una oportunidad, no me molestaría ser yo quien le diera un hijo comenzaron a correr como maratonista olímpico por cada pasillo de Marukawa, no había faltado incluso la indiscreta que había tomado una foto del castaño que trabajaba con el pequeño sobre sus piernas.

Cerca del mediodía Yokozawa había decidido llevar personalmente el informe de ventas del mes anterior a Kirishima y escapar de las preguntas incómodas de Henmi que consultaba sobre su sarpullido alérgico en su cuello y consultaba con preocupación si no consideraba mejor idea ir a casa a descansar si no se encontraba del todo bien.

Las mujeres ese día parecían estar más alborotadas que de costumbre, no quería escucharlas había pocas opciones para su energía, o bien otro de los hombres bien parecidos de la editorial había salido en una sesión de fotos en una revista o bien estaban comentando sobre los chupones que su pareja estaba exhibiendo tan orgullosamente, maldito idiota.

Había subido al ascensor cuando dos chicas entraron tras él, ignorándolo mientras veían embobadas un teléfono. -Oh miralo, en serio se ve adorable.

.-Si, totalmente, sabía que él tenía una hija pero esto es ¡Ay! ¡Es tan precioso!

Eso lo hizo fruncir el ceño y parar su oreja, siendo lo más discreto que pudo alzó un poco su cabeza para poder ver lo que esas dos estaban viendo en su teléfono.

-Kirishima-san sería seguro un buen partido, seguro sería un esposo increíble.- Comentó casi soñadoramente una de las mujeres, la que sostenía el celular. -Además pasa y resulta que es un buen padre.

-¡Olvidalo querida! Tiene pareja.- Alegó la morocha que estaba parada frente a su amiga.

Sintió que su corazón se detenía ¿Cómo podía...? ¿Por qué esa mujer acababa de aseverar tan tajantemente que el castaño tenía pareja? ¿Acaso sabía…? ¿Cómo podía saberlo? Alzó un poco más su cabeza y logró ver que era lo que estaban comentando, en la pantalla pudo divisar a su pareja sentado en su escritorio con un pequeño niño en su regazo que dibujaba mientra Zen estaba firmando unos documentos.

-¿Cómo qué pareja?- Alegó la chica mientras guardaba su celular. -¡Si ya no usa sortija! Dicen que está disponible.

-No nada de eso, yo apuesto a que tiene pareja, un hombre así no anda soltero por la vida.- Alegó la morocha soltando un largo suspiro. -Además ¿viste bien la foto? ¿Quién dices que te la mandó? Si te fijas tiene un beso en el cuello.

-¡Eso no significa nada! Puede que esté durmiendo con alguien pero hasta que no vuelva a ver un anillo en su mano entonces él sigue disponible.

-No tienes remedio.- El ascensor se detuvo y ambas bajaron dejándolo a él con la boca abierta y una sensación de pesadez en su estómago ¿Hasta que no volviera a usar un anillo en su mano...? Esa clase de mujeres le daban asco ¿Se puede ser tan zorra?

De todos modos ¿Por qué tenía ella que denigrar su relación con Zen? Ellos no solo "dormían" juntos, ella no debería cuestionar eso, pero por otro lado ¿Quien era el niño de la foto? ¿Por qué Zen estaba con un pequeño?

Al llegar al piso de Japun encaminó sus pasos directamente al sector donde sabía que estaba el castaño y al entrar vió con sorpresa que el hombre estaba parado junto a su escritorio con un niño en brazos, apoyado sobre su costado derecho mientras firmaba con su mano libre unos papeles que un subordinado ponía frente a él mientras parecía estar hablando con un autor por telefono, presionando el aparato contra su oreja con su hombro.

Avanzó hasta él deteniéndose a unos pocos pasos de distancia de él y le sonrió un poco al pequeño en cuanto este estiró su brazo a él, mostrándole un peluche remendado que sostenía en su mano.

-¿Quien es?- Preguntó el niño ladeando un poco su rostro, apoyándose en el hombro del editor que lo sostenía en brazos sin dejar de señalar al agente de ventas con el peluche.

-Hola, soy Yokozawa Takafumi.- Se presentó en tono moderado para no interrumpir la llamada de su pareja que cubría ahora el micrófono del teléfono con su mano disponible tras haber terminado de firmar lo pedido por su subordinado evitando que todo el sonido ambiente se colara en la llamada.

El niño entonces tiró suave del cabello del hombre que lo tenía en brazos. -Kishima onii-chan… el señor.- Insistió tratando de llamar la atención del castaño.

Yokozawa sonrió un poco, enternecido al escuchar al pequeño pronunciar mal y torpemente el apellido del mayor para llamar su atención y aunque seguía pensado que las mujeres de la editorial eran una parvada de urracas molestas, esta vez, al menos esta vez, tenía que admitir que ver a Kirishima girándose para murmurar al niño que ya iba atender mientras le besaba la frente era algo digno de andar comentando en los pasillos.

Zen era un excelente padre para Hiyo pero era la primera vez que lo veía interactuar con un niño tan pequeño y ciertamente era enternecedor, cuando finalmente el castaño colgó lo vió sonreir.

-Lo siento, Takafumi, justo llegaste en el momento en que estaba un poco ocupado pero ya está.- Comentó alegremente. -¿Qué haces aquí? ¿Vamos a almorzar?

-Venía a traerte el reporte de ventas del mes pasado.- Explicó tendiendole los documentos que el castaño revisió con calma para luego dejarlos sobre el escritorio. -Gracias, los revisaré después, ahora voy a presentarlos, Ken-chan, él es Takafumi, Takafumi él es Ken-chan.- Los introdujo con una sonrisa divertida.

-Oye Kirishima-san ¿Quién es el niño?

-Es el ahijado de Shinka-san, la mandé a hacer una diligencia con su nuevo autor y yo me quede cuidando del pequeño, después todo el trabajo está muy tranquilo a principio de ciclo. - Comentó encogiéndose de hombros. -Sabes, Ken-chan a Takafumi también le dicen oso ¿No es divertido?- Preguntó alegremente haciendo reír al menor.

-¡Es kuma-san, como papá!- Comentó con una sonrisa alegre el niño haciendo que el castaño estallara en carcajadas.

-¡Kirishima-san deja de confundir al niño! - Chilló el agente de ventas con el ceño notoriamente fruncido y resopló. -No le hagas caso, Ken-chan.

Kuma onii-chan!- Pronunció el infante sonriente haciendo que el rostro del agente de ventas se coloreara aún más mientras escuchaba las risas divertidas y escandalosas de su pareja.

-Voy a matarte después.- Protestó mirando al castaño con los ojos entrecerrados en advertencia. -Vamos a almorzar de una vez.

-Claro, osito.- Mofó el castaño entre ahogadas carcajadas, encaminandose al ascensor con su pareja.

Yokozawa suspiró, el pequeño no tenía la culpa, su novio era el imbécil pero es que al mismo tiempo le molestaba soberanamente que de todas las posibilidades ese pequeño estuviera relacionado con aquella mujer, al menos no la vería porque aparentemente no estaba en la editorial, algo era algo.

-.-.-.-.-.-.-.-

"¿Y qué haces? ¿Qué tal empezó tu semana?" Acababa de subirse al subte y no pudo evitar sonreír al ver aquel mensaje en su teléfono, había logrado convencer a su autor designado para que aceptara una de las propuestas y lo había dejando trabajando en algunos bosquejos, finalmente podía volver a la oficina y se sentó en un asiento vacío para volver a leer el mensaje de Ijuuin antes de contestar.

"Esto trabajando Kyo-san, y empezó tan estrambótica como siempre, estoy de niñera y ya me asignaron un autor con quien acabo de terminar una reunión, estoy volviendo a la editorial" Se quedó con la vista fija en la pantalla mientras sonreía al ver la palabra escribiendo bajo el nombre del contacto.

"¿Quién es tu autor? ¿Y cómo que niñera de nuevo?"

"Makoto Kotaro-sensei es mi autor, y Aki-chan y Renji-kun tenían que ir hoy ambos a la construcción, es peligroso para un niño de tres años asique lo llevé conmigo a la oficina" Explicó con una sonrisa suave alzando apenas la vista de su teléfono para asegurarse de no pasarse de parada.

"Ah, te tocó un idiota como autor, que lastima. ¿Y dónde lo dejaste mientras saliste?"

"Kirishima-san está cuidado de él hasta que yo llegue." Contestó apresurada dando un leve suspiro de resignación. "Siento que me estoy aprovechando, él es un buen hombre."

"La próxima vez que no tengan con quien dejarlo puedo cuidarlo yo." Volvió al leer el mensaje varias veces antes de bajarse del subte y salir de la estación para caminar a Marukawa.

"No puedo pedirte eso, Kyo-san, pero de verdad gracias."

"El viernes iremos a beber ¿o no? Invitame vos y estaremos a mano, mientras tanto yo puedo cuidar de él esta semana si lo necesitas" No pudo evitar sonreír al leer aquello, le alegraba que el hombre estuviera tan dispuesto a ayudarla con algo que no le correspondía en lo más mínimo pero era cierto que Ijuuin no solo era bueno con Kenji sino que se llevaban bien, se sentía feliz había estado asustada al principio al hacer un cambio tan grande como mudarse de ciudad para un trabajo nuevo totalmente sola sin familia o amigos en Tokyo pero resultó que su ámbito de trabajo era agradable, tenía un buen jefe que además era buen vecino y su hija era un encanto y además había conocido a un autor que admiraba muchísimo desde muy joven y estaba consiguiendo ser amigos.

Eso último era sinceramente lo que más la emocionaba, nunca creyó tener esa oportunidad pero ahí estaba, con Ijuuin ofreciéndose a cuidar de su ahijado si era necesario.

"De acuerdo, te avisaré si es necesario y respecto al viernes ¿A dónde me llevarás? Yo pago, no hay problema pero no conozco nada aquí, tendrás que escoger vos el lugar." Contestó tras llegar a la editorial y subir en dirección a Japun para darle el informe de los resultados de su reunión a su jefe, pasaban de la una de la tarde sin embargo el gran escritorio estaba vacío y tras preguntar a sus compañeros pudo saber que su jefe estaba abajo en el comedor, apresurada se dirigió allí y no fue difícil para ella divisar al su jefe que almorzaba felizmente con el jefe de ventas y su ahijado que estaba haciendo un soberano enchastre.

Apresurada se acercó a ellos. -¡Kirishima-san! ¡Ya volví! Me disculpo por haber demorado tanto.

-¡Ma! ¡Ma! ¿Querés? ¡Esta rico!- Dijo el niño alzado una cuchara de plástico con lo que parecía ser gelatina pero en su torpeza y brusquedad había terminado tirándosela encima al castaño que lo sostenía.

-¡Ken-chan! ¡Despacio mi amor! - Apresurada tomó al pequeño en sus brazos tomando una servilleta de la mesa para limpiar el estropicio de la camisa del castaño. -En serio, Kirishima-san, lo siento mucho.

-Tranquila, Shinka-san, se portó muy bien y solo es gelatina, no importa.- Alegó el castaño mientras se dejaba limpiar. -En realidad es un gran secretario, cuando crezca puede venir a trabajar aquí.- Comentó giñandole un ojo al niño que ahora se abrazaba a su madrina.

La colorada comenzó a reírse suavemente dejando la servilleta sobre la mesita luego de haber logrado limpiar un poco la camisa de su jefe, sentanose junto a él. -En serio gracias, siento que estoy abusando un poco de usted, pero solo es por hoy ya no lo traeré.

-¿Por qué no? Es una gran compañia en serio.- Contestó divertido el casaño mirando al niño. -Nos divertimos juntos ¿Cierto, Ken-chan?

-¡Sii! ¡Trabajé, ma!- Alegó comenzando a contarle entre balbuceos la historia de como había ayudado a Kirishima y Shinka sonrió alegremente.

-¿De verdad todo eso hiciste? ¡Wow! Ken-chan, me vas a quitar el trabajo, amor.- Bromeó ella alegremente mirando a su jefe con una sonrisa. -Que bueno que haya tenido un asistente tan eficiente entonces.

-Por supuesto, él mejor desde que traía a mi hija a trabajar conmigo.- Alegó el castaño entre risas. -Son tan bonitos a ésta edad.- Comentó despeinando un poco al chico. -Extraño a mi Hiyo pequeña, quisiera que volviera a tener tres añitos.

-Bueno, los niños crecen, son cosas de la vida.- Comentó divertida la colorada viendo a su ahijado volver a robarse de la gelatina del editor en jefe de Japun. -A veces me imagino como será él cuando crezca y sufro, quiero que se quede así para siempre… - Lamentó dando un largo resoplido.

Entre risas Zen negó suavemente con su cabeza. -Te entiendo, uno no quiere que sus tesoros se alejen pero bueno, como dijiste, la vida es así desgraciadamente.- Alegó tomando la servilleta para limpiar los labios y barbilla del niño totalmente manchados y ambos editores compartieron una sonrisa dulce, cómplice y nostálgica. -Serías una buena madre, Shinka-san.

Sonrojada por el comentario rió nerviosamente esta vez. -¿Usted cree? No esté tan seguro, no tengo la suficiente paciencia.- Alegó dando un resoplido. -Pero quién sabe, quizás algún día…

-Mmm ¿Tiene treinta, cierto? Se le va a ir el tren.- Bromeó con tono casi insinuante, arqueando una ceja. -Estoy seguro de que debe tener varios candidatos ¿Cierto?

-¡Kirishima-san!- Chilló ofendida con las mejillas en llamas, sabía que el hombre estaba por empezar a fastidiarla de nuevo con Ijuuin. -Mejor metase en sus…

-¡Me voy!- El golpe en la mesa hizo sobresaltar a ambos adultos que se giraron a ver el rostro molesto del jefe de ventas. -Se acabó mi hora del almuerzo, Kirishima-san, Shinka-san. -Tras una breve reverencia se levantó salió apresurado de la confitería.

Yokozawa no podía creer el show que acababa de presenciar, no podía controlarse, sabía que si se hubiera quedado un minuto más ahí iba a matar a esa mujer y de paso iba a reventarle su hermosa cara al estúpido editor. Sus pasos se dirigían por sí mismo al ascensor mientras su mente se nublaba de pensamientos oscuros.

¿Por qué? ¿Qué clase de juego sucio era ese? Se trataban con familiaridad a pesar de ser formales al hablarse sin embargo verlo ahí, con un niño entre ellos, sus palabras Zen sonriendo mientras limpiaba la barbilla del niño, era el cuadro de la familia perfecta ¡Encima el cabello castaño del niño realmente lo hacía ver como hijo de Kirishima!

Tuvo que desviar su camino al baño y encerrarse en un cubículo, sentándose sobre retrete apoyando sus codos en sus rodillas mientras cubría su rostro con sus manos.

Sentía su pecho tan sobrecargado de angustia pero no iba a llorar, se veían tan naturales juntos esos dos, Zen se veía tan feliz de tener un pequeño niño con él ¿Y si el editor quería tener otro hijo? A sus treinta y seis años sería normal quisiera tener un segundo hijo, Hiyo seguro estaría feliz de tener un hermanito pero ¿Era necesario insinuar eso frente a él? Estaba casi seguro de que las palabras de Kirishima podían interpretarse como una insinuación descarada para con aquella mujer.

Quería llorar, sus ojos le ardían ¿Cómo le ganaba a eso? ¿Era posible siquiera? Una familia normal, un segundo hijo, él no podría darle eso jamás porque era biológicamente imposible que ellos pudieran tener un hijo propio además de que a pesar de que a él le gustaban los niños realmente no había pensado nunca en hijos propios.

La angustia le atenazaba la garganta, llegados a ese punto ¿Qué podía hacer? Llorar no le serviría de nada, pero es que no podía pensar en nada más y se dejó llevar por esa necesidad básica de desahogarse, dejando correr lágrimas silenciosas por sus mejillas.

Mientras tanto en el comedor, Shinka había comprado su almuerzo comiendo relajadamente mientras le daba también al niño que tenía sentado sobre las piernas.

-¿Y qué hacía Ijuuin-sensei con usted el sábado?- Preguntó divertido el castaño mientras se alimentaba con aquella insípida comida de la cafetería, habría deseado tener mejor un bentou hecho por su hija o su osito pero desgraciadamente esta vez ninguno de ellos había tenido tiempo de prepararlo.

La colorada casi se ahogó pero evitando la humillación, carraspeó negando suave con su cabeza. -Me dejaron sola con Ken-chan el sábado, en mi desesperación fui a tocarle a la puerta para que me ayudase pero no había nadie así que le pedí ayuda a Ky-Ijuuin-sensei.- Se corrigió negando con su cabeza. -Pasó el día conmigo y esta pequeña ardillas trepa paredes.- Comentó viendo al pequeño en su regazo. -Terminó por quedarse a cenar, ya se estaba yendo.

-Ah, ya veo, si el sábado no estaba, salí a casa de Takafumi, se la veía muy cómoda hablando con Ijuuin-sensei.- Alegó sonriendo ladino. -¿Solo hablaban? Se la veía un poco nerviosa

-¡Ay! ¡Cállese por favor!- Suplicó frunciendo el ceño y negando con su cabeza. -Solo charlabamos, yo baje a fumar y nos quedamos conversando.

-¿Usando su chaqueta?- Presionó un poco empezando a reírse al ver que la chica efectivamente se ahogaba esta vez con su jugo.

-¡Kirishima-san! Solo me la prestó porque hacía frío y yo salí sin abrigo.- Alegó frunciendo el ceño. -¿Por qué le explico esto? ¡No debería decirle nada! ¡¿Y ahora qué?! - Se quejó para tomar su celular con una mano y sonreír un poco ante el mensaje que acaba de entrar. "Será una sorpresa, tu solo preocupate por estar lista a las ocho de la noche en tu apartamento, iré a buscarte yo invitaré la cena esta vez."

-¡Oh! ¿Una cita? Tiene mucha suerte de que en esta empresa no estén prohibidas las relaciones entre empleados. - Alegó Kirishima entre risas al ver el rostro de la chica competir con el tono de su cabello.

-¡No es una cita! ¡No miré mi celular, Kirishima-san! - Alegó alejando el aparato de la mirada metida de su jefe.

-¿En serio? Te acaba de invitar a cenar, a mi me suena a cita.- Comentó divertido señalandola con sus palillos en un gesto divertido -Y lo tienes agendado simplemente como "Kyo" eso es adorable, Shinka-san

-¡Metase en sus asuntos por favor, Kirishima-san! -Pidió con el ceño fruncido y sus mejillas aún acaloradas. -Es solo una salida de amigos, y no moleste, yo no estoy preguntando por las marcas de besos en su cuello. - Alegó ya molesta por el acoso.

El editor en jefe se carcajeó negando apenas con su cabeza. -Es que no hay nada que preguntar, solo tuve un sábado increíble.

-¿Sábado?- Preguntó ladeando su cabeza. -Pero ¿No dijo que el sábado estuvo con Yokozawa-san? Yo los ví llegar juntos en la noche…- Recordó algo pensativa.

-Exacto. - Y con una sonrisa divertida se levantó de su asiento. -La veré en Japun, tiene que decirme cómo le fue con Makoto-sensei. - Se despidió alejándose mientras la chica estaba cada vez más roja mirando boquiabierta a su jefe mientras él se alejaba.

-Oh Dios mío… ¡Lo sabía!- Susurró al conectar las ideas en su mente, finalmente el hombre acababa de admitir que entre él y el jefe de ventas había más que amistad y por unos segundos había quedado totalmente idiotizada con la idea de que esos dos había tenido un agitado fin de semana. Cuando salió de sus delirios y fantasías personales negó con su cabeza y terminó de comer para después ir al baño y lavar las manitos y la carita del niño antes de regresar a la oficina para continuar con sus labores.

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Las reuniones de planificación con Masamune eran un puto infierno, el exceso de confianza que el morocho tenía en sí mismo era irritante y sus pedidos totalmente descabellados, para peor ni siquiera estaba del todo en sus cinco sentidos como para poder aguantar toda la bola de incoherencias que ese desgraciado de su amigo proponía para la reunión entre su autora y sus fans para promocionar una edición especial del manga.

Como siempre, Takano pedía una cantidad de ejemplares del tomo ridícula y una cantidad de entradas para el evento aún más inverosímil, si estuviera de mejores ánimos quizás podría pelear más con él, al menos la jefa de finanzas estaba tan inflexible como siempre y la batalla campal que se desarrollaba frente a él le era casi totalmente ajena.

Odiaba estar tan perdido de todo, lo hacía sentir irresponsable con sus obligaciones pero es que simplemente su mente se negaba a enfocar, la imagen de familia feliz entre Shinka, Kirishima y el niño no se borraba de su mente, estaba grabada dolorosamente como marca de ganado hecha con hierro al rojo vivo.

Para cuando la junta terminó, el jefe de Emerald se acercó a él con sus documentos firmados por Isaka con la autorización para menos ejemplares de los que él hubiera querido pero estaba preocupado, Yokozawa no se veía bien, Henmi había sido quien más había intercedido en aquella junta y eso era algo extraño, además había notado los ojos enrojecidos de su amigo y eso solo podía significar que había estado llorando algo que rara vez hacía aquel orgulloso hombre.

Se paró a su lado pero el oso salvaje de Marukawa parecía ausente así que gruñó y golpeó su cabeza con la carpeta de documentos que sostenía.

-Tierra llamando a Takafumi ¿Qué rayos te pasa?

-¿Y ahora qué quieres, Masamune?- Preguntó incorporándose de su asiento, tomando su portafolios antes de girarse a ver a su amigo. -Dame la copia de la planificación aceptada, tendré que ir a libros marimo para arreglar los por menores de todo esto.

Con el ceño fruncido el hombre le entregó la copia de los documentos pero su atención seguía puesta en él. -Takafumi ¿Qué ocurre? No estabas prestando atención en la reunión. - Preguntó seriamente al notar que estaban efectivamente solos en la sala de juntas. -Y luces como si hubieras llorado.

-Este no es lugar para hablar de eso, Masamune. - Cortó el tema tajante revisando los documentos sin alzar su vista a él.

-Entonces iré contigo a tu casa hoy.

-¡No te invites solo!- Reprochó frunciendo el ceño, alzando su vista a él.

-Ya lo hice, cocinaré yo, además podemos ir ultimando detalles de esto. - Dijo poniendo de excusa el trabajo antes de irse de la sala dejando solo al agente de ventas.

Yokozawa resopló, en serio necesitaba nuevos amigos, Masamune era un dolor de culo constante. Volvió a su sección y se sentó en el escritorio leyendo la propuesta una y otra y otra vez sin conseguir entender más que un renglón, su cabeza se negaba a procesar información y con frustración frotó sus ojos con sus dedos, le ardían bastante, tenía la vista cansada después de ese brote en el baño.

Resopló bajito y miró la hora de reojo, tenía muchísimo trabajo pero quedarse ahí no era productivo, ya pasaban de las cinco de la tarde así que se levantó, se despidió de sus subordinados y se fue a casa. Ni siquiera tenía energías de despedirse de Kirishima, no quería verlo después de la escena en la confitería, estaba molesto con él, todo aquel show había sido innecesario y no entendía cómo ese hombre podía ser tan insensible como para insinuarse así esa mujer en su cara. Una parte de él agradecía estar tapado de trabajo, al menos de esa forma podía escabullirse de él sin sentir culpa al respecto.

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Tras llegar a su casa merendó un insípido café en un intento de despavilar su mente pero servido de mucho así que en un intento por reponer algo de energias o al menos sentirse más despierto y menos atolondrado fue a ducharse.

Se tomó su tiempo bajo la lluvia de agua caliente, dejando que despejara un poco sus ideas tórridas para luego ir a su cuarto a vestirse con ropa de entrecasa sin embargo cuando estaba terminando de cambiarse un ruido en su cocina lo alertó y caminó hasta ellas con paso cauteloso sintiendo que le volvía el alma al cuerpo al ver parado a su amigo cortado vegetales.

-¡Masamune! ¡Casi me matás de un infarto!- Reprochó con el ceño fruncido.

-Toqué pero como no atendías creí que estabas fingiendo demencia así que usé mi llave y me di cuenta que estabas duchandote.- Alegó el hombre encogiéndose de hombros.

-¡De todos modos no te dí la llave para que invadieras mi casa!- Alegó masajeando su frente con una de sus manos con agotamiento. -De hecho deberías devolvermela ahora que lo pienso.

-No es necesario dartela, si llegaras a perder tu ya yo tengo un repuesto.- Comentó divertido mientras continuaba cocinando.

-Zen tiene otra copia y sorata ya no vive acá asique deberias devolverme tu copia.- Alegó negando apenas con su cabeza.

-Oh, así que Kirishima-san tiene una copia, interesante.- Bromeó sonriendo ladino.

-No fastidies Masamune.

-Todavía no dije nada.- Se defendió encogiéndose de hombros. -Andá a terminar de vestirte mientras yo termino con esto y luego me cuentas porque tenías cara de entierro hoy.

-Eres peor que una cuarentona .- Resopló el hombre antes de regresar a su cuarto para colocarse una remera y terminar de secar su cabello, regresó a los pocos minutos para ayudar al morocho a terminar la cena y antes de darse cuenta estaban los dos sentados en la mesa de su pequeño comedor, cenando con una lata de cerveza.

-¿Y bien? ¿Me dirás o tengo que volver a emborracharte para que hables? - Cuestionó el editor mirándolo con una ceja arqueada.

-No volveré a emborracharme contigo entre semana, Masamune. - Alegó antes de negar con su cabeza y guardar silencio por unos minutos.

-¿Realmente habías estado llorando?- Preguntó esta vez con más seriedad y cierta cautela, sus ojos chocaron y se sostuvieron la mirada por unos segundos antes de que el agente de ventas hablara.

-Lo voy a perder.- Contestó escuetamente.

Takano frunció más el ceño mirando el gesto entre derrotado y resignado del otro. -¿Por qué dices eso, Takafumi?

-Se le insinuó en mi cara, quizás puedo haber sido una broma pero… - Apretó la mandíbula con enojo y luego resopló.

-Wow, espera ¿Cómo que se le insinuó? ¿Qué dijo ella?

-¡No fue ella! ¡Fue Zen!- Gritó golpeando la mesa con el puño cerrado sin excesiva fuerza.

-¿Qué? Takafumi ¿Me lo decis en serio? ¿Qué fue lo que pasó?- Preguntó bastante serio, no podía creer que Kirishima hubiera hecho algo así, ahí le faltaba información, nada tenía sentido.

Suspirando el agente de ventas negó con su cabeza. -Creo que solo estoy alterandome por nada.- Alegó tirando hacia atrás sus cabellos con una mano. -Pero si vieras cómo se tratan me entenderías, Masamune, hoy en el almuerzo se veían como una pareja.- Dijo con el rostro fruncido en una mueca entre la tristeza y el enojo. -Ella limpiando su camisa mientras Zen le acariciaba los cabellos al niño en sus brazos, él comenzó a decirle que sería buena madre y que seguro tenía muchos pretendientes y las sonrisitas y las miradas… Él se veía tan feliz con el niño ¿Cómo mierda compito con eso? Yo no puedo darle hijos.

Takano se quedó en silencio observando a su amigo cada vez más deprimido y dejó caer sus hombros. -Bien, sé que tenes que estar malinterpretando todo esto porque simplemente no tiene sentido que sea Kirishima-san quien esté buscándola a ella, quizás solo se llevan bien y ya, no suena a que realmente haya pretendido seducirla o algo así.

El agente de ventas torció el gesto y se recostó contra el respaldar de la silla, cerrando sus ojos con ademán derrotado. -No sé qué hacer, además suponiendo que sea yo el que está inventado todo, que lo dudo mucho, de todos modos ella parece interesada, la he visto sonrojarse cuando él la saluda y se lleva bien con Hiyo.

-Bueno en ese caso solo tengo un consejo que darte.- Alegó el hombre mirándolo serio. -Ten a tus amigos cerca pero a tus enemigos aún más cerca, intentá acercarte a ella ser colegas que se llevan bien o amigos así podrás averiguar si ella está interesada en Kirishima-san o no sin montar un espectáculo.

-¿Por qué todos tus consejos suenas a rastreros y enfermos?- Preguntó resoplando mientras lo miraba de reojo.

-Bueno, la vida del adulto no es muy justa que digamos o tienes tus trucos o te devoran los monstruos.- Alegó el editor con una sonrisa ladina.

-Estás chiflado.- Sentenció frotando su rostro con una mano.

-Puede ser, pero eso no quita que tenga razón, intentá acercate a ella quizás así también puedas aclarar un par de dudas, dijiste que habías seguido mi consejo anterior.- Comentó con una ceja arqueada. -No dejes en demostrarle a Kirishima-san que lo amas, mantente en tu postura de dejarle claro que sos su única y mejor opción mientras tanto estudia a tu enemigo y si es cierto que esa perra si quiere tener algo con Kirishima-san entonces así como te le hiciste el macho a Ondera hacelo con ella, plantale cara y dejale claro que él es tuyo y que se esfume.

Yokozawa lo pensó, en realidad lo que decía su amigo casi tenía sentido, ella había intentado conversar con él un par de veces, siendo honestos en realidad Shinka-san en ningún momento había sido desagradable con él o se había mostrado realmente intimidada por su forma hosca de ser, no veía tan loco el poder tener una relación cordial con ella, a pesar de que sus habilidades sociales eran prácticamente nulas tampoco era tan malo, podía intentarlo.

Además era verdad, si le había plantado cara a Onodera podría hacer lo mismo con esta mujer si las cosas seguían avanzando, simplemente no podía permitir que las cosas terminaran mal de nuevo.

Dejaron el tema y la cena concluyó con tranquilidad y un poco más calmado, Yokozawa pudo discutir algunos asuntos de trabajo con el jefe de Emerald y luego usó algunas horas para trabajar en la computadora antes de irse a dormir cuando Takano finalmente se había marchado.

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Luego de su mensaje respecto a la cena no había recibido más respuestas de parte de Shinka y empezaba a preocuparle que su invitación pudiera haber molestado a la colorada de alguna forma, luego se recordó que ella estaba en horario laboral y que seguramente estaría solo ocupada y por eso no contestaba.

Cuando se cansó de esperar una respuesta simplemente se sentó en su computadora para continuar con una investigación para su siguiente manga pero entonces recordó el archivo que había robado de la editora y tomó su pendrive para descargar el documento y retomar su lectura.

Sabía que se suponía que debía estar adelantando trabajo pero esto le parecía más interesante.

Antes de darse cuenta las horas habían pasado y cada vez estaba más enfrascado en su lectura cuando el tono de su celular llamó su atención y estiró su mano para tomar el aparato, sonriendo al ver que se trataba de ella.

"Kirishima-san me vuelve loca ¿Es muy grave matar a mi jefe en la segunda semana de trabajo?" Decía el primer mensaje que había arrebatado una sonrisa de sus labios. "Y si, me parece buena idea cenar antes de ir a beber, espero que no seas de los ricos estirados ¿No me llevaras a ningún lugar exclusivo, cierto? Esas cosas me ponen de los nervios." Aquello lo había hecho reír bastante, gracias a su fama él estaba muy bien acomodado y aunque le gustaban algunos lujos seguía siendo alguien simple, proveniente de una familia normal, no había pensado en llevar a la mujer a ningún lugar tan exclusivo pero sí a un restaurante bueno, ella le había cocinado comida casera dos veces no podía llevarla a un simple restaurante familiar a cambio, eso sería casi un insulto.

"¿Qué hizo Kirishima-san para ponerte así? Solo dejalo, es molesto pero si lo ignoras se cansa y te deja en paz." Contestó primero con diversión. "Y pensaba llevarte a algún restaurante bueno, nada tan elegante pero te conviene ir bien vestida pero descuida no soy un estirado." Envió el segundo texto mientras se acomodaba en la silla con tranquilidad esperando la respuesta.

"¿Qué edad tiene? ¿Quince años? Ay, bien intentaré seguir tu consejo y supongo que está bien a donde elijas ir, confiaré en tus gustos. Recien llego a casa, por suerte Kenji se durmió, acabo de dejarlo en mi cama mientras espero que Aki-chan y Renji regresen ¿Qué haces?"

Antes de notarlo había pasado cerca de dos horas conversando con ella de cosas triviales, se sorprendió al saber que su color favorito era el azul, igual que el suyo propio y que su cumpleaños sería en dos meses, habían terminado hablando un poco de sus familias, él había comentado que sus padres también vivían en otra ciudad y que esperaba poder ir a verlos pronto pero cuando ella se despidió por la llegada de sus amigos volvió a fijar su vista en la pantalla del computador para continuar leyendo la novela.

Realmente era buena, empezaba a tener dudas de porque si ella podía escribir de esa forma había decidido solo ser editora, esperaba poder preguntárselo el viernes.

-.-.-.-Continuará.

Notas de Sioa: Hola gente bonita, bueno no pude escribir un capítulo para Yokozawa por su cumpleaños que fue el 18 de junio, esta cosa me tomó tiempo y no estoy del todo conforme con este capítulo pero espero que el próximo quede más interesante.

Estoy un poco hasta el cuello con la universidad así que si las actualizaciones empiezan a tardar tengan en cuenta que se debe a eso y la inspiración está decayendo a medida que me come el estrés.

Bueno, no tengo mucho más que decir, quizás en la semana publique un one-shot de regalo para Yokozawa por su cumple, esten atentos ;D

Les mando un beso, cuídense y no olviden dejar su comentario que eso me hace feliz.

Sioa Shun Uchiha-san.

 


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