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En la guerra y en el amor todo se vale. por Sioa Shun

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En la guerra y en el amor todo se vale.


Capítulo 3: ¿Para qué están los amigos? ¡Para dar malos consejos, por supuesto!


by Sioa Shun Uchiha-san


Estaba lo que se dice destruída, después de un fin de semana cargando y desarmando cajas, moviendo muebles, armando muebles, acomodando sus pertenencias, limpiando y un primer día de trabajo infernal donde había sentido su cerebro explotar con toda la nueva información que metieron a presión en su sistema, desde como pegar fondos de mangas, detalles de edición, sus funciones como editora hasta estar hasta las dos de la mañana ayudando con un manuscrito mientras conversaba con el mangaka para mantenerlo animado.


Al llegar a su casa había caído rendida al colchón en el suelo y apenas había podido dormir unas cuantas horas, su alarma sonó a las seis y media de la mañana, estuvo tentada a arrojar el teléfono contra una pared ¿Por qué bosta había elegido ser editora? ¿No podía ser algo más sencillo? ¡No sé! ¡Pastelera! ¡Algo que no le quitará años de vida por día laboral cumplido!


Se levantó con pesadez del colchón, fue a bañarse y luego miró su armario con desgana, ese día no le importaba verse "bonita" solo quería estar cómodo, iba a tener un largo día, menos mal que su jefe vivía enfrente para llevarle a trabajar, se vistió con un largo pantalón palazo de vestir en color azul marino, zapatos negros, una camisa blanca y un blazer del mismo que el pantalón, buscó su maletín y fue a hacerse un café mientras se miraba en el espejo, haciéndose una coleta alta para luego mientras esperaba que se hiciera su desayuno, maquillandose solo lo necesario para disimular sus ojeras. Kirishima iría a buscarla en cualquier momento, primero había sido un gran shock saber que su vecino era su jefe pero luego se había relajado, era un hombre agradable y carismático además parecía ser un buen jefe, paciente y entregado a sus labores.


Pasaban de las siete y cuarto cuando escuchó los golpes a su entrada y caminó con la taza de café aun en la mano para abrir.


-Buenos días, Kirishima-san.- Saludó con alegría. -Lo esperaba un poco más tarde, pase me terminó el café y nos vamos.- Dijo la joven dándole entrada a su vecino.


-Permiso.- Murmuró entrando tranquilamente en la casa mientras la chica terminaba su bebida. -Buenos días, perdón por venir temprano pero le dije a Takafumi que iría a recogerlo para que fuéramos juntos a trabajar.- Comentó el hombre mirando curioso el apartamento, ya que el sábado apenas si había prestado atención, encaminandose al salón para ver curioso las bibliotecas de la jove.- Oh, veo que es una gran fan en serio de Ijuuin-sensei.- Comentó mientras recorría con la vista los lomos de los mangas y los libros. -Ah ¡También de Usami-sensei!


-Si, si, me encantan.- Afirmó alegre mientras terminaba su café y enjuagaba su casa, mirándolo desde su cocina.


-Veo que también es fanática del BL y el horror.- Comentó mientras miraba impresionado la basta colección de la chica, recorriendo los lomos con sus dedo índice derecho.


-Si, a Hiyo-chan le llamó la atención un par de mis títulos BL y Yaoi, pero le dije que no podía prestarselos.- Comentó algo sonrojada. -No dejé que los viera bien en realidad, no quería tener problemas con su padre en cuyo caso descubriera que alguien le había dado algo así.- Admitió algo nerviosa. -Aunque tampoco le iba a dar algo tan subido de todo, es una nena.


Kirishima lo miró boquiabierto un segundo antes de comenzar a reírse. -¿En serio te pregunto por BL?


-Creo que en realidad no debería decirle esto, no la regañe por favor, solo se emocionó cuando vio mi colección de mangas y muchas cosas que ella no conocía y cuando me despisté notó que tengo varios de BL, me pidió que le explicara qué era y luego me pidió prestado algo para leer.- Comentó apenada -Le expliqué más o menos, espero que no le moleste.


-No, no, esta bien, me guste o no está creciendo pero me sorprende un poco que le llamara la atención, puede prestarle algo mientras no sea muy atrevido, tiene mi permiso Shinka-san.


-Oh, bien, me alegro entonces.- Dijo tomando su maletín con tranquilidad, acomodándose un mechón tras su oreja. -¿Nos vamos, entonces?


-Si, vamos, antes de que se nos haga tarde y Takafumi decida irse en lugar de esperarnos. - Comentó alegremente saliendo del departamento con la chica y pronto estaban charlando animadamente en el auto del mayor camino a la casa del agente de ventas.


-Es bueno ver que son amigos tan cercanos.- Comentó la mujer mientras estacionaba frente a un edificio departamental. -La gente en Marukawa es tan amable.


-Pffff - El editor en jefe no pudo evitar empezar a reírse a carcajadas. -Eso pasa porque todavía no conoces a nadie, ya cuando tengas tu primeras reuniones y veas a gente de otros departamentos vas a cambiar de idea ¿Has hablado con nuestro director? Marukawa es un manicomio.


-¿Qué editorial no es un manicomio? - Bromeó alegremente. -¿Se refiere a Isaka-san? A mi me pareció una persona divertida en la entrevista.- Comentó despistada la joven.


-Ya verás lo que es ese hombre...- Contestó alegremente Kirishima riendo ambos con alegría.


Yokozawa al ver el auto de su pareja estacionarse frente al edificio salió apresuradamente, enfundado en uno de sus elegantes trajes grises pero cuando logró acercarse lo suficiente notó con desagradable sorpresa que el asiento del acompañante no estaba libre, que en el que era su lugar estaba esa mujer, su ceño se frunció inmediatamente mientras los veía hablar animadamente entre risas y con enfado al llegar junto al vehículo abrió la puerta trasera. -¿Qué mierda hacías que llegas tarde? ¡Estaba a punto de irme a tomar el tren!


-¡Ey! ¡Takafumi! ¿Por qué tan enfadado tan temprano?- Preguntó divertido el editor en jefe girando su cabeza para saludar a su amante, notando entonces que debió haberle dicho que Shinka que se pasara para atrás antes de que su oso se subiera al auto. -Perdón, perdón, me desperté algo tarde. Buenos días.


-Hmp...- Contestó escuetamente ¿Por qué mierda Kirishima estaba llevando a esa mujer? ¿Por qué no le había dicho nada respecto que pasaría a buscarlo junto a ella? Era desagradablemente temprano para sentir sus órganos internos jugando a la guerra por culpa del revoltijo de celos. ¡No podía creerlo! Comenzaba a odiar a esa chica.


-Buenos días, Yokozawa-san.- Saludó alegremente la joven, ignorando por completo que el jefe de ventas estaba casi planeado su homicidio en su cabeza, para ella ese hombre siempre se veía mal humorado, al menos todas las pocas veces que se lo había encontrado tenía esa expresión amarga en el rostro, no se lo tomaba personal, suponía que solo era alguien difícil de tratar pero no tenía problemas con eso.


-Buenos días.- Saludó casi mordiendo las palabras mientras Zen arrancaba el vehículo para dirigirse a la editorial.


No demoraron mucho en llegar a su lugar de trabajo entrando juntos sin embargo mientras Shinka estaba caminando al ascensor notó que los otros dos hombres se retrasaban un poco. -¿No vienen?- Preguntó curiosa.


-¡Adelantata Shinka-san! Tengo que arreglar algo con Takafumi.- Alegó el castaño despidiéndose mientras tenía al agente de ventas tomado del brazo, hablando por encima de él antes de que proteste, la mujer solo se encogió de hombros y subió al ascensor para dirigirse a su puesto de trabajo, donde sus compañeros le indicarían el cubículo que ocuparía de ahora en adelante ya que el día anterior no había salido de la sala C en todo el día.


-¿Se puede saber que quieres, Kirishima?- Cuestionó de mala manera Yokozawa mientras veía a la chica marcharse sin ellos de reojo. -No tengo tiempo para tus estupideces.- Alegó cruzándose de brazos, alejándose un poco de las chismosas de las recepcionistas para no volver a convertirse en rumor de pasillo como ya era casi habitual.


-¿Qué te ocurre? Estás más gruñón de lo normal.- Contestó el castaño arqueando una ceja.


-Nada.- Contestó simplemente frunciendo un poco más el ceño ¿Cómo era posible que siempre pudiera ver a través de él?


-Ey, Takafumi no sé qué ideas estás teniendo pero...


-¡Kirishima-san! ¡Yokozawa-san! ¡Buenas días! - Interrumpió un sonriente Henmi, totalmente ignorante de la situación entre ellos como siempre. -Hoy tiene junta con el departamento de finanzas, ya tengo los informes que me pidió ayer. - Alegó sonriente. -Los dejaré sobre su escritorio apenas llegue a la oficina.


-Déjame verlos ahora Henmi, vamos.- Contestó el jefe de ventas dejando a Kirishima con la palabra en el boca mientras se alejaba con su subordinado que revisaba el maletín para entregarle los papeles con una sonrisa alegre.


Zen frunció el ceño, Henmi le agradaba pero odiaba esa capacidad para ser inoportuno que tenía el chico y algo molesto se encaminó tras ellos al ascensor escuchándolos hablar de trabajo mientras miraba a Yokozawa con un claro mensaje en sus ojos "Vamos a hablar de esto después" y cuando el ascensor paró en el piso de ventas sonrió ante la despedida de Henmi. -Hasta luego Henmi-san y Takafumi, te veré en la hora del almuerzo. - Se despidió sonriendole mientras la puertas del aparato se cerraban.


-Ey, no decidas por vos... mismo.- Terminó de decir luego de que las puertas estuvieran totalmente cerradas con la maquinaria siguiendo su curso. -Tsk, este idiota. - Murmuró molesto para luego disponerse a irse a continuar con su trabajo.


-.-.-.-.-


Japun era el infierno en vida, tras la llegada de Ijuuin a la editorial y la presentación de otros manuscritos todos los editores estaban corriendo para todos lados, se escuchaban las voces de varios discutiendo por teléfono con la imprenta, con autores, Shinka, Kirishima y Yamada estaba metidos en de nuevo en la sala C trabajando junto al mangaka estelar rodeados de ayudantes que lucían agotados, rodeados de tazas de café y latas de bebidas energéticas.


-Me alegra ver que está de mejor humor hoy, Ijuuin-sensei.- Comentó Shinka con una sonrisa cansada pero dulce dejando junto a él una taza de café. -Siga así, vamos a buen ritmo, si se sigue esforzando llegaremos a tiempo con el plazo..


-Gracias Shinka-san.- Contestó con voz algo arrastrada mientras tomaba la taza para darle un leve sorbo antes de dejarla en la mesa. Kirishima parado junto a él revisaba las hojas que ya habían avanzado para luego interrumpiera la charla.


-Tienes que cambiar esto Ijuuin, el ángulo está mal, se ve extraño.- Alegó señalando el fallo mientras ponía la hoja frente a él, la mujer estiró un poco su cuello para poder observar los errores que su jefe marcaba y la conversación que sostenían con el artista mientras éste accedía a hacer algunos cambios en el dibujo antes de ser llamada por otro de los asistentes para terminar sentada nuevamente pegando fondos y hacer delineados.


La hora seguía corriendo y estaba segura de que no iban a parar pronto para descansar un poco, había demasiado que hacer en poco tiempo.


-.-.-.-.-


Yokozawa gruñó, le había escrito a su pareja dos mensajes para preguntarle si pensaba bajar a comer o no pero ni siquiera le había contestado, eran más de la una de la tarde y ahí estaba él, almorzando solo como un imbécil.


-¡Takafumi! - Se sobresaltó al escuchar su nombre y se giró para encontrarse el gesto cansado y la sonrisa arrogante de su viejo amigo. -Me alegra verte aquí, si no es en el trabajo no nos vemos jamás.- Alegó sentandose despreocupadamente a su costado.


-¡Ey, Masamune! ¿Quién rayos te invitó a sentarte? - Se quejó mientras lo veía acomodarse a su lado.


-¿Ah? No me digas que esperabas a alguien más.- Contestó acomodándose con su bandeja de almuerzo de forma totalmente descontracturada. -¿A cierto editor de Shounen, quizás? - Preguntó con saña y burla con una sonrisa ladina y mal intencionada.


-¡Pudrete, Masamune!- Escupió su respuesta con fastidio.


-¡Ey, ey! ¿Qué te pasa? ¿No te tocó anche? Estás más irritado de lo normal.- Alegó divertido.


-¿No deberías estar molestando a Onodera en lugar de venir a romperme los huevos a mi?- Devolvió el ataque sonriendo con satisfacción cuando notó el gesto de enojo de su viejo amigo.


-Ese desgraciado se me escapó, no sé como lo hizo.- Contestó rodando los ojos mientras se disponía a comer.


-Deberías dejar de acosarlo en la oficina, ya suficiente con que invades su casa.- Alegó encogiéndose de hombros. -No sé cómo te soporta.


-Wow, en serio andamos de amargada hoy ¿No? ¿Qué pasó? - Contestó agudamente mientras lo miraba de reojo divertido.


-Nada, déjame en paz.- Protestó mientras intentaba concentrarse en comer su almuerzo.


-Hump, claro... y yo soy la reina Isabel primera.


-Claramente lo eres, al menos lo caprichoso te va ¿Cómo te verías con vestido, Masamune?- Consultó arqueando una ceja.


-No mejor que tu amigo, aun tengo guardada esa foto con vestido de novia que envio tu querido Kirishima.- Contestó soltando una sonora y burlesca carcajada al ver el rostro del agente de ventas mutar a morado en pocos segundos.


-Deberías borrar ese pedazo de mierda.- Contestó con notorio enfado. -¡No lo llevaba puesto, Kirishima solo lo puso delante de mi! - Se defendió ofuscado.


-Claro, claro, oso gruñón ¿Cómo está Sorata?- Consultó cambiando de tema, podía darse cuenta que algo no andaba bien con su viejo compañero y no quería tirar demasiado de la tensa cuerda.


-Bien, es un gato viejo, mañoso, mimado y feliz, Hiyori cuida bien de él.- Contestó encogiéndose de hombros. -Esta bien, su último control salió perfecto.


-Ya veo, sabes hace mucho no salimos a beber, si tengo suerte terminaré con todo a tiempo hoy ¿Salimos esta noche? Yo invito.- El agente de ventas arqueó una ceja ante sus palabras pero luego dejó ver una leve y relajada sonrisa.


-Esta bien, cuando termine pasaré a buscarte para irnos juntos.- Contestó encogiéndose de hombros.


Ambos terminaron de almorzar entre charlas laborales y tribales para luego subir juntos al ascensor para volver a sus respectivas áreas.


-.-.-.-.-


Para cuando había logrado tomar un descanso, Kirishima notó preocupado que ya pasaban de las tres y media de la tarde y al ver su teléfono resopló resignado al ver que Yokozawa le había escrito hacía un par de horas para almorzar.


Desganado le escribió una escueta disculpa mientras bajaba a comer algo y fumar un cigarrillo antes de regresar a su condena persona.


"Ositoooo, lo siento mucho, estaba tapado de trabajo apenas puedo bajar ¿Dónde estás? ¿Paso a verte?" Rezaba el mensaje.


"¿Cómo que "osito"? ¡Madurá idiota! No estoy en la editorial, salí a hacer unas rondas." Le llegó apenas unos segundos después la contestación cortante que le hizo sonreír, al menos Takafumi no parecía tan molesto como esa mañana.


"Solo es un apodo cariños, deberías ponerme uno ¿No te parece? Esa clase de cosas las hacen las parejas ¿Qué tal si me dices "cariño"? ¿Sugar? ¿Honey? Ese último tendría sentido, tu eres mi osito y yo soy tu Honey" Contestó con una sonrisa ladina mientras imaginaba la cara que pondría su malhumorado novio al leer ese mensaje.


"¡ESTAS LOCO! ¡Y UNA MIERDA! ¿Terminaron de morir las pocas neuronas que te quedaban, infeliz?" Tuvo que controlarse para no comenzar a reírse como idiota en medio de la cafetería donde cualquiera podría verlo haciéndole caras bobas al celular como si fuera un adolescente hablando con la chica que le gusta pero antes de que pudiera contestar un segundo mensaje entro. "De cualquier manera, quería avisarte que me iré con Masamune a beber esta noche, no iré a tu casa tampoco, no creo que bebamos demasiado pero no quiero llegar a ver a Hiyo oliendo a alcohol y tabaco"


Hizo una leve mueca, no le molestaba que Takafumi fuera a beber con su amigo, no tenía celos de Takano, sabía que eso era agua vieja y le parecía de hecho genial que el oso hubiera podido recuperar su relación con su mejor amigo después de todo lo que había pasado, eso era algo que muchos no lograban y hubiera sido triste que su oso perdieran a alguien tan importante totalmente, pero ya era el segundo día seguido que su pareja se escabullia con excusas tontas para no ir a dormir a su casa y eso sumado a su mal humor aumentado le estaba haciendo sospechar que de nuevo el menor estaba lidiando con problemas por su cuenta, inventando fantasmas donde no los había y cuando eso pasaba las cosas podrían ponerse feas de la noche a la mañana por simples tonterías. "De acuerdo, le hablaré a mi madre para que cuide de Hiyo también hoy pero ¿Estás bien? ¿No está pasando nada extraño por tu cabeza?"


"Solo saldré con Masamune ¿Qué diablos insinuas? Déjame tranquilo" La respuesta le hizo torcer el gesto, si, definitivamente algo olía mal en todo eso.


"Bien, fingiré que te creo, solo si vienes a despedirte de mí antes de irte con Takano ¿De acuerdo?"


"¿Qué tienes? ¿Cinco años? Zen, estoy por llegar a librería no me vengas con estupideces." El editor miró seriamente la pantalla por unos segundos y luego contestó rápidamente mientras tomaba un poco de su refresco.


"Ayer dijiste que ibas a despedirte de mí y no lo hiciste, si no vienes hoy creeré que me estas ignorando, Takafumi."


"Eres peor que un mocoso, Zen, por el amor de Dios, bien, iré a despedirme, ahora no me jodas que tengo trabajo que hacer, ve a trabajar también y deja el celular."


"Estoy almorzando, no me regañes osito. Te amo, Takafumi" Esperó la respuesta, sonriendo divertido al ver que su mensaje se había quedado simplemente en visto y decidió solo terminar su alimento para poder fumar un cigarrillo después antes de volver a sus funciones con la imagen de su seguramente abochornado novio murmurando insultos por lo bajo por su último mensaje.


-.-.-.-.-


Ijuuin miraba de reojo a la nueva editora a su costado mientras él continuaba con sus dibujos, Kirishima había bajado a almorzar así que se sentía un poco menos presionado sin su viejo editor respirandole en la nuca y señalándole correcciones. -¿Qué edad tiene Shinka-san?- Preguntó al aire fingiendo no prestarle atención.


La mujer que continuaba haciendo delineados contestó sin levantar la vista de su trabajo. -¿Cuántos cree que tengo?


-Cualquier respuesta que tenga a eso va a ser incorrecta, así que me abstengo, las mujeres son susceptibles con eso.- Contestó el mangaka con serenidad pero una sonrisa ladina en su boca.


-Al menos tiene sentido de la prudencia, Ijuuin-sensei, es bueno saberlo.- Contestó la broma mirándolo apenas de reojo sin distraerse demasiado. -Debe creer que soy joven, todos piensan que tengo menos edad de la que cargo.- Alegó la mujer. -Pero tengo treinta años.- Explicó con tranquilidad.


-Ah, no es mucho menor que yo.- Contestó con cierta sorpresa. -Solo me dio curiosidad, dijo que lee mi manga desde los diecisiete años.- Dijo al aire, ignorando la mirada curiosa de sus ayudantes que estaban sorprendidos por esa interacción, él no era conocido por ser precisamente comunicativo o agradable mientras estaba trabajando.


-Si, desde su primera publicación que lo sigo.- Alegó ella sintiendo que la mirada del otro editor en la sala, un tal Shizuku Ishi, la vigilaba con profundo desprecio y gesto un tanto perturbado, nos sabía cuál era el puto problema de ese chico, pero desde que los presentaron esa mañana se había portado demasiado desagradable con ella. No lo entendía. -Si quiere le explico la historia de cómo llegó a mis manos su manga.


-Eso me gustaría me da curiosidad, es bueno conocer las historias de los fans.- Contestó con tono más afable a pesar de lo cansada que sonaba su voz.


-Cuando quiera, pero esas historias se disfrutan más con una cerveza en la mano.- Bromeó la mujer con tranquilidad sin despegar su vista de la hoja en que trabajaba.


-Luego de que terminemos el manuscrito la invitaré a beber, se lo debo por subirme el animo.- Contestó el mangaka ganándose una melodiosa risa de parte de la colorada a su costado.


-Claro, si sobrevivimos hasta el viernes aceptaré encantada.- Alegó escuchando la puerta de la sala abrirse viendo entrar a su jefe con andar más tranquilo.


-¡Ijuuin-sensei ¿Avanzó algo en mi ausencia?! - Preguntó mientras se acercaba.


-Ahí están las dos hojas.- Contestó el hombre señalando las páginas a su costado que aún no habían llegado a manos de sus ayudantes esperando el visto bueno del editor en jefe quien las miró atentamente volviendo a pararse a la izquierda del autor, justo tras él.


-Estan perfectas, continue.- Alegó pasando los papeles a los ayudantes para que siguieran con los tramados, texturas, fondos y delineados.


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Para cuando dió por terminada su jornada eran más de las seis de la tarde, le escribió a Takano un rápido mensaje para preguntar si ya estaba listo para salir y recibió una contestación que rezaba un "Dame media hora, te veo en la entrada."


Tras juntar sus cosas suspiró y se despidió de los pocos subordinados que quedaban en el área para luego dirigirse al ascensor, usaría esa media hora para ir a despedirse de su exigente novio. ¡Las cosas que hacía por ese bastardo!


Marcó el piso correspondiente mientras suspiraba, la imagen de aquella mujer hablando relajadamente y entre risas con el editor aun le revolvía el estómago desde esa mañana pero intentaba ignorar la sensación. No quería pensar en eso, se iría de copas con Masamune espero que eso al menos lograra distraerlo un poco de sus preocupaciones.


Cuando las puertas se abrieron se bajó y dirigió su andar a la oficina principal de Japun donde se supone estaría su pareja más al llegar uno de los editores claramente al borde del colapso le informó que el jefe se encontraba en la sala C supervisando a Ijuuin-sensei y con desgana movió su cuerpo en esa dirección.


No sabía porque Kirishima se empeñaba en despedirlo cuando estaba tan ocupado. Al verse frente a la puerta tocó dos veces antes de abrir. -Buenas tardes, disculpen la interrupción.- Entró haciendo una leve reverencia con la puerta aun en su mano.


-Buenas tardes, Yokozawa-san. - Contestaron la mayoría alzando sus cansadas miradas en dirección al jefe del departamento de ventas y el oso gruñón frunció instintivamente el ceño al ver a esa mujer sentada entre los demás para su gusto demasiado cerca de su editor, aunque siendo justos estaba el autor en medio de ellos.


-¡Ah! ¡Takafumi! ¿Ya te vas?- Preguntó dejando el manuscrito que revisaba desde el principio sobre la mesa para luego acercarse a su pareja con pasos rápidos.


-Son las seis de la tarde, Kirishima-san.- Le hizo notar, sabía que el mayor solía perder la noción de tiempo y espacio cuando estaba trabajando. No lo culpaba, a él le pasaba lo mismo.


-¡Mierda! ¿Tan tarde ya?- Cuestionó girándose un momento a ver a los dejasm. -¡En seguida regreso!- Informó saliendo de la sala junto al menor y cerrando la puerta tras ellos.


-¿Qué crees que haces? ¡Estas ocupado!- Le recordó arqueando una ceja.


-Solo soy un buen novio y te acompaño a la salida.- Murmuró cerca de su oído haciendo que el hombre se sobresaltara y se alejara un par de pasos de él.


-¡No soy un maldito niño que tengas que llevar de la mano a la salida!


-Ey, no digo que lo seas, solo tengo un buen gesto contigo, aprecialo.- Lo acusó infantilmente golpeando su pecho con dos dedos. -Ven, vamos.- Pidió empezando a caminar en dirección al ascensor.


Sabiendo que era una batalla perdido y que cuando Kirishima tenía un objetivo nada de lo que él hiciera lo haría cambiar de opinión, solo suspiró y siguió sus pasos. -Se ve que están con demasiado trabajo ¿Seguro tienes tiempo para esto? - Consultó dentro del cubículo de metal.


Con una sonrisa, el mayor tomó su corbata, tirando de ella para acercar a su pareja una vez las puertas se cerraron y le robó un rápido pero apasionado beso. -Te lo digo todo el tiempo, siempre tengo tiempo para vos.


-¡¿Qué haces infeliz?!- Se quejó sonrojado, retrocediendo todo lo que el limitado espacio le permitía, tapando su boca con una mano mientras fingía fastidio. -Estamos en la oficina ¡¿Cuántas veces tengo que decirte que no hagas eso aquí?!


-Al menos me das permiso para hacerlo en otro lado.- Alegó divertido.


-¡Ey! ¡No des vuelta mis palabras!- Protestó desviando la mirada. -Eres imposible.


-Vamos, te gusta, deberías ser más honesto, osito.


-Qué te jodan.


-Lo estás diciendo mal.- Contestó bromista pero antes de que el otro replicara se encogió de hombros. -Solo avísame cuando estés regresando a casa, quiero saber que llegas bien.


-No voy a embriagarme, Zen, solo son un par de copas.- Contestó rodando los ojos. -No soy un niño, soy perfectamente capaz de cuidarme solo.


-Solo me preocupas, Takafumi, avisame por favor, quizás pueda irte a buscar si de casualidad coinciden nuestros horarios. - Contestó escuchando el tintineo del aparato que les avisaba que habían llegado a planta baja y bajaron juntos para dirigirse a la entrada de la editorial, Takano aun no llegaba, asi que Kirishima aprovecho para una vez afuera encenderse un cigarrillo.


-Te preocupas demasiado.- Alegó algo apenado, encendiendo también su vicio negando levemente con su cabeza con aparente resignación. -Bien, te avisaré cuando esté por volver a casa.


-Bien, oye, Takafumi, sobre lo de esta mañana...- Comenzó a hablar pero se vio interrumpido cuando la puertas se abrieron y Takano se apersonó entre ellos.


-Listo, Takafumi, nos vamos.- Alegó reparando entonces en el castaño. -Ah, buenas tardes, Kirishima-san.


¿En serio? ¿No podía tener un puto momento para hablar tranquilo con su Oso? ¿Por qué todos interrumpían? -Buenas tardes, Takano-san.- Saludó con gesto amable, conteniendo su fastidio.


-Se ve de la mierda.- Comentó Takano con una sonrisa ladeada al notar el agotamiento escrito en toda la cara del jefe de Japun.


-Es un ciclo difícil.- Contestó soltando una leve risa, había llegado a tener cierta afinidad con el jefe de Emerald después de que Yokozawa le contara abiertamente al morocho sobre la relación que ellos sostenían, no eran amigos, pero sí que había un trato amistoso. -Usted tampoco se ve tan bien.


-Si bueno, pero al fin todo se soluciono, espero que también se solucione lo suyo en su departamento.- Alegó encogiéndose de hombros. -Me secuestraré a Takafumi esta noche si no le molesta.


-Todo tuyo, solo cuidalo y vigila que no se pase de alcohol.- Pidió con divertida complicidad.


-¡Oigan ustedes dos, imbéciles! ¡No hablen como si no pudiera escucharlos, no soy un maldito niño que necesita niñera!- Se quejó con fastidió el agente de ventas.


-Lo que digas Osito.- Contestó condescendiente pero cuando estaba a punto de recibir el grito de su pareja, arrojó la colilla de su cigarrillo a un lado y se acercó a robarle un casto beso, no había nadie más que ellos tres así que no había problemas. -Bueno, me regreso al trabajo. - Y con la agilidad de un competidor olímpico se escabulló dentro de la editorial antes de recibir reclamos.


-¡Maldita sea, Zen! - Gritó molesto al verlo huir con el rostro aun ardiendo de vergüenza y se giró a ver aún más ofuscado a su amigo que se reía a gusto a su costa. -¡Tu callate, infeliz!


-Como digas, Osito.- Contestó el jefe de Emeral con toda la burla y el cinismo impresos en la última palabra.


-Muévete antes de que decida empujarte debajo de un auto en movimiento. - Ladró mientras comenzaba a caminar en dirección a un bar cercano que solían frecuentar para ese tipo de salidas.


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Después de varias charlas triviales, burlas, ponerse al día con sus respectivas vidas y unas cinco cervezas entre la comida que habían ordenado, Yokozawa Takafumi comenzaba a sentirse ligeramente ebrio y su amigo sonrió ladino al notar ese estado, el oso era más colaborador cuando no estaba en sus plenos cinco sentidos.


-Y bien, Takafumi...- Comenzó con una sonrisa ladina mientras encendía un cigarrillo, a Dios gracias por el sector habilitado para fumadores de es bar. -¿Me vas a contar que te tiene tan malhumorado como si fueras una vieja mal atendida?


-¡Podes irte bien a la mierda, Masamune!


-¡Vamos hombre! ¡Soy tu amigo, por Dios!- Se quejó entre risas divertidas, levantando sus hombros con despreocupación.-Se supone que estoy para ayudarte.


-¡Ja! ¿Vos? ¡No puedes ni ayudarte a vos mismo! ¿Qué te hace pensar que quiero un consejo tuyo?- Alegó arqueando una ceja. Empezando la sexta lata mientras encendía su propio cigarrillo.


-¡Ey! ¡Tengo mi vida bien ordenada, gracias!- Contestó ganándose una carcajada sarcástica.


-Si, claro, señor acosador. - Contestó rodando los ojos.


-Bueno, ese no ese el punto ¡Quiero saber que carajos te pasa! - Contestó apoyando el codo derecho en la mesa y levantó su antebrazo para apoyar su barbilla sobre la mano que sostenía su lata de cerveza a medio consumir.


-No es nada, solo estupideces mías, Masamune.


-Claro que son estupideces tuyas, por eso pregunto, siempre te ahogas en un vaso de agua. - Contestó con suspicacia. -¿Tiene que ver con Kirishima-San, verdad? Es lo único que puede aleterarte tanto. - Agregó con aire de victoria al ver a su amigo desviar la mirada con enfado mientras chasqueaba la lengua.


-Odio cuando andas de metido, pareces una vieja chusma y cuarentona.- Alegó rodando sus ojos. -No debí decirte que estaba saliendo con él, te vuelves un dolor en el trasero.


-Soy tu amigo, iba a terminar enterandome, de todos modos para cuando me lo dijiste ya tenía más que sospechas de que ustedes eran algo más. Kirishima-san no es precisamente discreto con las fotos que envía y toda la editorial rumorea sobre ustedes en especial la sección zafiro, esas mujeres hablan tanto de ustedes como de Isaka-san y Asahina-san.- Comentó con diversión, bebiendo un sorbo de cerveza. -Así que deja de hacerte el otro y soltá la lengua de una vez ¿Qué paso?


-Te odio.- Protestó dejándose caer contra el asiento, apurando media cerveza de un trago para luego dejar la lata sobre la mesa, respirando profundo, quizás no era mala idea hablar con Masamune, tenía que hablar con alguien o se iba a volver loco. -Hay una mujer...- Comenzó mirando de reojo al moreno que estaba ahora serio con el ceño fruncido y prestandole toda su atención. -¡Es una estupidez lo que voy a decir!- Aclaró antes de continuar, dando una calada a su vicio con nerviosismo.


-Solo suéltalo.- Lo apresuró el poco paciente editor.


-El sábado se mudó una mujer frente al departamento de Kirishima, no sé explicarlo pero simplemente me dá mala espina.- Contestó con un leve gruñido. -Zen ha estado jodiendo con que me mude con él desde hace una semana pero no estoy seguro de muchas cosas se supone que él debería estar con una mujer que pueda criar a Hiyori como corresponder, formar una familia bien constituida no estar conmigo.- Soltó con enojo y cierto tono herido que no pasó desapercibido para él de ojos avellana. -Y justo cuando estoy pensado en eso apareció ella, hermosa y alegre...- Escupió casi con desprecio, no se sentía del todo bien al estar siendo tan despectivo con alguien que realmente no conocía pero es que simplemente no podía controlar, el veneno salía disparado por su boca sin poder contenerlo. -Se lleva bien con Hiyo, apenas compartieron un día juntas y parecen super amigas, a Hiyo nunca le caen bien mujeres extrañan y luego ayer en el almuerzo aparece el imbécil de Zen todo feliz, llenándose la boca con halagos para ellas que pasa y resulta que es su nueva subordinada.. - Continuó masticando las palabras como si le costara pronunciarlas, con la expresión fruncida como si le hubieran puesto ante él la cosa más asquerosa del mundo. -Que es impresionante, que será buena editora, que está feliz de tenerla en su equipo y yo qué sé que bostas más, y esta mañana, cuando me avisó que pasaría a buscarme para venir juntos a la editorial ¿A qué no adivinas con quién estaba? ¡Ella! ¡Esa mujer estaba sentada en mi lugar, charlando y riendo con Zen como si fueran putos amigos de toda la jodida vida!


Iba a seguir despotricando si no fuera porque las carcajadas exageradas de Takano lo interrumpieron cortando el aire mientras el morocho tenía los ojos cerrados e intentaba contener el acceso de risa, sosteniendo su estómago con ambas manos. -¡¿DE QUÉ MIERDA TE REÍS?!


-¡Te estás poniendo verde!- Contestó entre carcajadas casi descompuesto de la risa. -¡Ay Dios! ¡Me muero! ¡Espera, espera!- Pidió intentando recomponerse pero al ver el gesto desconfigurado de ira de su amigo el ataque de risa volvía con más fuerza.


-¡Y POR ESTO ES QUE NUNCA TE CUENTO UNA MIERDA, MASAMUNE!


Takano se forzó a dejar sus carcajadas como pudo, cubriendo su boca con una mano. -Perdón, perdón, es que sos un imbécil, no puedo contra eso.- Alegó totalmente divertido. -Nunca creí ver al Oso salvaje verde de celos, es un espectáculo digno de ver, no es mi culpa.


-¡Morite!


-¡Vamos, vamos! ¡No seas así!- Pidió totalmente divertido, cruzándose de piernas.


-¡Esto es serio, idiota! ¿Qué haré si...?- Se interrumpió, silenciandose y toda su furia desapareció mientras su gesto se volvía serio, triste. -Masamune ¿Qué haré si la prefiere a ella? En serio es una mujer hermosa, puede darle cosas que yo no podré no puedo contra eso...


-¡Y por eso digo que eres imbécil!- Lo interrumpió el editor, ganándose una mirada asesina.


-¿Y a qué mierda viene eso? ¿Qué sugieres que haga? - Preguntó harto de la actitud melindrosa y burlista de su amigo, en momentos así se apiadaba de Onodera, había que tenerlos bien puestos para soportar a ese malnacido.


-Es muy simple Takafumi ¿Lo amas, o no?- Consultó arqueando una ceja. -¡Entonce ponete los pantalones y demostrale que vos sos mejor que cualquier puta mujer de la tierra!


-¿Estás tonto? ¿O qué carajos te pasa?


-Takafumi, amás a Kirishima-san, amás a su hija, ellos te aman ¡Dejate de joder!- Contestó fastidiado. -Si tanto te preocupa que una zorra pueda llevárselo entonces esfuérzate, demostrale a tu novio que no tiene que fijarse en nadie más porque ya te tiene a vos.


-¿Y cómo mierda pretendes que haga eso? ¡Ni siquiera estoy seguro de ser lo mejor para ellos, yo..!


-¡Lo eres!- Afirmó apuntandolo con un dedo. -Deja de torturarte, eres lo mejor y punto y será mejor que te lo creas, tienes que estar seguro de eso para poder convencer también a Kirishima-san.- Alegó rodando sus ojos. -Demostrale que vos podes darle cosas que ninguna mujer puede, que nadie más puede, que lo amas.


-Insisto ¿Cómo mierda pretendes que haga eso?- Preguntó ya harto.


-¡Acosalo tanto que no pueda ver a nadie más!


-¡¿Qué clase de concejo de mierda es ese?!- Preguntó escandalizado.


-A mi me funciona.- Alegó encogiéndose de hombros. -Asegurate de que entre el trabajo, su hija y vos no tenga tiempo para fijarse en nadie más.


-Eres un idiota.- Contestó desganado frotando su cara con una mano.


-Vamos, Takafumi, no es nada difícil lo que tienes que hacer, solo mostrar de qué estas hecho.


-¡No todos somos unos acosadores narcisistas como vos! Además, según vos ¿Qué es lo que tengo de mejor que cualquier mujer?


-Bueno lo amas.- Comenzó a decir como si fuera lo más obvio del mundo. -Demostrale que nadie puede amarlo como vos.- Sugirió con una ceja arqueada. -Además por otro lado, ninguna mujer se lo podría coger como vos, digo, les falta algo para hacerlo.- Bromeó con cinismo.


-¡MASAMUNE!- Chilló indignado por semejantes palabras.


El morocho sonrió de forma casi felina, mirándolo entre la burla y la curiosidad por esa reacción. -Oh, no me digas que... ¿Acaso nunca te lo follaste?


-¡No voy a contestar a eso!


-¡Eso es un no!- Dijo sorprendido y divertido. -¿Por qué nunca lo hiciste?- Consultó curioso.


-No voy a darte detalles de mi vida sexual, Masamune, no fastidies.


-¡Oh vamos!- Suplicó entre bajas y arrastradas risas.


-¡No es no, Masamune!


-En serio ¿No lo intentaste si quiera? Digo, llevan tres años juntos por lo que me contaste.- Pensó en voz alta. -Conmigo solías ser activo ¿Qué te pasó?


-No me vengas con esas mierdas ahora.- Contestó cruzándose de brazos. -¡No te voy a decir nada, asique cortala!


-¡Oh, vamos!


-¡Qué no, imbécil!


-.-.-.-.-.-.-


Entró a su casa con dificultad, mareado como el que más, habían bebido de más ¡Y mañana tenía que ir a trabajar! ¡Maldito Masamune y su mala influencia!


El desgraciado había hecho mofa de él toda la noche, el muy descarado la había pasado muy bien haciendo leña del árbol caído ¿Por qué carajos lo tenía de amigo? ¡Era peor que un enemigo el muy infeliz!


Tomando su celular buscó rápidamente entre sus contactos para escribir un mensaje "Ya estoy en casa, llegué bien, debes estar trabajando aun asi que no te preocupes." Le había costado un poco escribir porque se le nublaba la vista pero finalmente había logrado mandar el texto sin errores, o eso esperaba. No quería a Zen llamándolo entre burlas sobre su ebriedad a principio de semana ¡Era martes por Dios santísimo!


Con desgana se arrastró por su frío departamento hasta su cuarto, se desvistió con torpeza y se recostó en su cama, mirando el techo esperando a que la habitación dejará de dar vueltas.


Cuando consiguió serenarse un poco, ladeó su rostro, encontrando la bella foto de sus primeras vacaciones en familia y una sonrisa suave apareció en sus labios.


Masamune tenía razón. ¡Él era Yokozawa Takafumi, él temido oso salvaje de Marukawa Shoten! ¿Qué había pasado con él? ¿Por qué actuaba como un estúpido adolescente asustado de que le robaran la novia? ¡Tenía que poner pelotas! como quien dice, además, ahora que lo pensaba era verdad ¿Tres años había jugado el papel de sumiso? ¿En serio?


No lo podía creer, estaba casi indignado ahora que pensaba en eso, por otro lado, si él se había esmerado tanto en mantener a Takano a su lado en aquellos viejos tiempos ¿Por qué no hacer lo mismo ahora con Zen?


Lo haría, tenía que hacerlo, su orgullo estaba en juego no solo su amor y su felicidad ¡Le demostraría a ese castaño creído quién era él! ¡Le dejaría claro a esa zorra que ni se atreviera a acercarse a lo que era su familia! ¡No la iba dejar quedarse con su hombre!


Y en medio de la bruma del alcohol y su determinación se quedó profundamente dormido.


-.-.-.-.-.- Continuará. -


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