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Six Feet Under (EndGame) por Yuki_Eiri

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Notas del capitulo:

Hoy finaliza esta historia. Ojalá les guste tanto asi como a mi me gustó escribirla y si es así dejen reviews! siempre me motivan a seguir escribiendo. 

Sin más que decir, disfruten la lectura! 

**********

 

-          Hey, realmente eres difícil de encontrar – Bucky lo miraba cruzado de brazos con aquellos enormes ojos claros, había ocultado casi inmediatamente la preocupación de su rostro una vez que Steve le abrió la puerta y eso lo llevó a preguntarse ¿Tan mal se veía?

-          Lo siento – dijo apenas, haciéndose a un lado para dejarlo pasar.

-          No es reclamo ¿Cómo estás?

-          ¿Cómo luzco?

-          Horrible, incluso peor que antes del suero – sonrió ligeramente intentando hacerlo reír y Steve alargó los labios en un torpe intento de devolverle la sonrisa.

Cerró la puerta y se dirigió al baño. Se miró fríamente para confirmar lo que acababa de decir Bucky, sonaba extraño pero había evitado el espejo por días. Ni si quiera se había rasurado en mucho tiempo.

Tenía la piel casi grisácea, enormes ojeras moradas debajo de los ojos hundidos, la mirada apagada, el rostro delgado, las clavículas marcadas y los músculos flácidos consecuencia de su mala y casi nula alimentación, además de su desbalance en el sueño. Bucky tenía razón, se veía terrible.

Salió del baño rascándose la nuca y miró a su amigo que lo esperaba sentado en el viejo sillón de la sala, junto a la montaña de ropa sucia que tenía en el mismo. Bucky le recriminó el desorden con la mirada pero no dijo nada más.

-          ¿A qué has venido?

-          A visitar a un amigo, ver si todo está bien

-          Estoy bien – el otro alzó una ceja en señal de reproche.

-          Claro – dudó un poco y chasqueó la lengua – aparte de eso, abrieron el testamento de Stark la semana pasada, Pepper intentó contactarte pero actúas como si te hubiera tragado la tierra.

-          ¿Pepper? ¿Qué necesita? ¿Está todo bien?

-          Si todo está bien pero… – buscó algo dentro de su chaqueta y al encontrarlo lo puso sobre la mesa de centro.

Se trataba de un pequeño cubo negro de unos 8 cm con un botón del mismo color que sobresalía de uno de los lados.

-          Escucha Steve, él dejó esto específicamente para ti, por eso Pepper ha estado buscándote y luego buscando a alguien que pudiera encontrarte. Nadie sabe lo que es.

Abrió los ojos sorprendido y un nudo se formó en su garganta.

-          Creo que lo mejor es que lo revises a solas. Vendré de nuevo ¿está bien?

-          S… si, gracias

-          Sé dónde está la salida. Nos vemos.

 No respondió. Sus ojos no podían apartarse del pequeño objeto que acababa de recibir. Lo tomó entre sus manos y palpó el botón con sus dedos aunque no se atrevía a presionarlo.

Pasó una mano por su cabello desordenado y suspiró con pesadez. Tratándose de Tony podría ser cualquier cosa y él no estaba listo para saber algo al respecto. Colocó el cubo en la mesa y batalló internamente sobre qué hacer.

Noventa minutos pasaron lentamente en los cuales Steve solo se dedicó a rasguñar de manera nerviosa y constante el tapiz del sillón, a dar vueltas en círculos, golpetear sus piernas y suspirar. Se sentía como quien ya ha aceptado la muerte y de repente le ofrecen un pequeño rayo de luz, nunca sabes si puede librarte de ella o fulminarte en un instante.

Corrió al baño y de nuevo vio su aspecto, sintió lástima por lo que se había convertido. Palpó su ya muy crecida barba y levantó el cuello para medir la extensión.

 

-          Creo que es sexy – dijo Tony desde el marco de la puerta del baño.

-          ¿Qué? – bajó la crema de afeitar y el rastrillo cuando escuchó la voz del otro.

-          Tu barba, cuando empieza a crecer. Quizá un día deberías considerar no rasurarte

-          Perecería un vagabundo

-          Un vagabundo al que yo podría besar – se acercó y le acarició el rostro con ambas manos – además te enseñaría a recortarla, soy un experto – sonrió burlonamente y junto sus labios con los del otro.

-          Tal vez lo haga – susurró entre besos – si un día tú te rasuras toda la barba

-          ¡¿Qué?!Por supuesto que n… – la sonrisa clara de Steve detuvo su intento de réplica -  Uhmm ya, está bien. Un día de estos pasará…

 

Pero ese día nunca pasó.

Enjuagó su cara con agua fría y se secó con una toalla. Decidió que tenía que enfrentarse a ese cubo. Trató de regular su respiración conteniendo el sentimiento de ansiedad que comenzaba a amenazarlo y se dirigió de nuevo hacia la sala. Se dejó caer en el sillón y armándose del “poco” valor que aún le quedaba, presionó el botón y dejó el cubo sobre la mesa.

Después de emitir algunas vibraciones, un sonido electrónico salió del objeto para luego disparar una línea de luz azul hacia el otro extremo del cuarto. La figura de Tony en holograma apareció frente a él.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Tenía la misma apariencia que en la grabación que había visto hace varias semanas junto con Pepper, su hija y los amigos cercanos de Tony, así que dedujo que debió haberla grabado el mismo día. Realmente había pensado en todo, incluso en él.

-          Hey Cap – le saludó intentando sonar casual pero luego pareció arrepentirse.

Dudó un poco apoyando una mano sobre sus labios y desviando la mirada, para finalmente retirar los lentes de sus ojos, enfocar de nuevo hacia al frente y soltar:

-          Hola Steve... Sé que, esté mensaje llegará a ti y si lo hace es porque algo muy malo me ocurrió, aunque realmente espero que jamás tengas que escuchar esto. No soporto la idea de dejarlos ni a ti ni a nadie. No sé por dónde comenzar – hizo un movimiento con su mano en el aire en señal de pregunta – ha pasado tanto tiempo y la última vez que nos vimos fui realmente duro contigo, me desmayé y luego desaparecieron.

Mañana, por fin vamos a reencontrarnos formalmente después de muchos años. Mentiría si dijera que no estoy emocionado pero no tengo idea de lo que te voy a decir – soltó una pequeña risita, Steve hizo lo mismo como un reflejo. El holograma de Tony se pasó una mano por el cabello.

-          Tienes que saber que a pesar de todo este tiempo no he olvidado nada de ti, ni de todo lo que vivimos juntos, ni las cosas que me decías… todo lo que nos prometimos.

Te pienso a diario. Y la verdad es que, ese día, yo debí haberte dicho que también te amaba y tú no debiste molestarte por mis titubeos cuando me lo preguntaste. No debiste irte y yo debí alcanzarte. Al final solo fuimos un par de idiotas. Un par de idiotas que no pudieron hablar como se debía, aunque bueno, el tema de los tratados y tu amigo sólo empeoraron las cosas. Se nos salió de control, Cap y realmente lo siento.

No voy a decir que me arrepiento por Pepper o Morgan, ella es una de las mejores cosas que he hecho, pero siempre sentí que vivía una doble vida. En una intentaba ser un buen padre, un marido amoroso – dudó un poco – espero haberlo logrado… pero en la otra, no podía dejar de pensar en ti y en una vida juntos, en todo lo que pudimos tener. Cada día deseaba salir a buscarte y debí haberlo hecho – suspiró – y cuando me di cuenta, ya habían pasado 5 años.

Lo lamento tanto. Lamento haberte lastimado.

El holograma de Tony se inclinó sobre sí mismo apoyando sus codos sobre sus piernas y Steve sintió que lo miraba a los ojos.

-          Tú sabes lo impulsivo que soy y que no suelo arrepentirme de nada pero, contigo… - suspiró una vez más – contigo siento que, solo deseo regresar el tiempo y hacerlo bien – chasqueó con la lengua y luego recorrió el piso con la mirada antes de observar de nuevo hacia al frente. Le dedicó una pequeña y triste sonrisa – Como sea, sólo tienes que saber que, aunque nunca lo dije y a pesar de todo y de todos, te amo Steve Rogers.

La grabación se detuvo.

Steve contuvo la respiración y trató de asimilar todo lo que había escuchado. Sentía un nudo en el pecho y apretó los nudillos sobre sus piernas.

Ahí estaban las palabras que deseó escuchar por tanto tiempo y que nunca pasó. Tony lo amaba, realmente lo había hecho. Y ellos habían sido tan estúpidos como para pelearse por lo no dicho, por los sentimientos no aclarados para después, separarse definitivamente. Comenzó a llorar de manera áspera y sonora, justo cuando creía que se había quedado sin lágrimas. Afuera, la noche ya había comenzado a caer.

Los siguientes dos días se negó a comer. Sólo se arrastraba al baño de vez en cuando pero se rehusaba a usar la ducha. Su aspecto empeoró aún más.

 

-          ¿Me amas? – preguntó Steve de la nada después de permanecer un largo rato pensativo y en silencio.

-          ¿Disculpa? – se giró sorprendido pausando la lectura de unos gráficos en holograma que tenía en su mano.

-          No juegues con esto Tony, por favor. Sólo contéstame… ¿Me amas?

-          Ah… yo… ¿Está es alguna especie de juego Cap? ¿Pusiste cámaras en la torre? – hizo ademán de querer recorrer el lugar buscando algo inexistente.

-          ¿Es que no puedes tomarte nada en serio? – había comenzado a desesperarse.

-          Es lo que intento, pero de la nada empezaste a atacarme

-          ¿Preguntar lo que sientes por mí es atacarte? ¿Qué significo yo para ti?

-          Yo…yo… ehh… - comenzó a balbucear nerviosamente – ¿Ves? Eso también es un ataque

-          Cada que intento hablar contigo de algo parecido, huyes

-          No… yo n…

-          Suficiente

-          ¿De qué hablas?

-          Siempre es lo mismo y ya estoy cansado. Me voy.

-          Claro que no

Pero Steve no respondió, tomó su chaqueta negra y sin decir nada más azotó la puerta tras de él. Tony sintió un ligero pánico. Observó la puerta esperando a que su compañero regresara a arreglar las cosas como había sucedido en anteriores peleas.

-          Ya volverás Rogers – dijo para sí mismo, en un pobre intento de controlar su nerviosismo y negar las consecuencias del error que acababa de cometer – volverás y quizá sea yo el que no quiera verte…

Pero Steve no volvió.

 

Un puñetazo se estrelló contra la pared de la sala, sus nudillos volvieron a sangrar. Lanzó un grito grave, desgarrador, cargado de frustración. Hizo lo que hizo porque estaba dolido por no ser correspondido. Se sentía estúpido, ilusionado y se había cansado de esperar. Y, cuando por fin se armó de valor para preguntar qué significaba para el otro, Tony había huido vilmente y él se había sentido utilizado, engañado.  Por eso se fue, por eso había terminado su relación. Luego los acuerdos, Bucky y aquella pelea final.

Las imágenes de la ruptura comenzaron a invadirlo rápidamente.

El tiempo no los había perdonado, en dos años nunca se buscaron. Él le ofreció un acuerdo de paz en forma de carta, un viejo celular y una inquebrantable promesa:

“Si me necesitas, ahí estaré”

Pero Tony, nunca llamó. Sabía que no lo haría, su orgullo era demasiado grande y aun así él lo había hecho como una muestra del no correspondido pero constante e intenso amor que aún le tenía.

Las cosas siguieron empeorando, la pelea con Thanos, el chasquido. Buscó desesperadamente a Tony en otros planetas, suplicó a Carol para que fuera por él. Le esperó.

Y cuando por fin regresó, después de un terrible mes de búsqueda y expectativas, corrió hacía él sólo para verlo besar y abrazar a Pepper, recordándole su lugar en la historia. Tony jamás lo amaría, jamás se trataría de él.

Para él sólo habría insultos y reclamos por haberlo abandonado, para él no existía el perdón.

Tuvo que soportar cinco años sin estar a su lado, aguantando las ganas de buscarlo, intentando convencerse de que estar separados era lo mejor para los dos. Y, cuando el destino acompañado de Scott Lang los había obligado a reunirse y Tony por fin lo perdonó, sintió que podía volver a respirar.

Eso era una muestra de que la vida le daba una oportunidad de enmendar su error, de estar con su amado, aunque sólo fueran viejos amigos, decidió que él podría vivir con eso, ya no importaba más que sus sentimientos no fueran mutuos.

Y sorpresivamente un día en el complejo, justo después de finalizar algunas pruebas para la máquina, Tony lo había mirado con ojos iluminados. Había entrelazado suavemente sus dedos con los de él en un gesto cómplice, íntimo.  Y se habían besado.

Entonces el tiempo no existía, los años no habían pasado. Nunca habían discutido y él nunca se había alejado. Su cabello no tenía aquellos reflejos blancos, ni las arrugas marcaban sus ojos. Seguían siendo aquel par de idiotas jóvenes que se besaron un día por casualidad. Aún era él, su amigo, su amante, su todo. Era como por fin volver a casa después de mucho tiempo, el corazón le explotaría de felicidad.

Y habían reído, entendiéndose completamente, justo como una vieja pareja de casados que se cuenta un chiste al azar mientras desayunan. Aún eran ellos, juntos, siempre.

Otro puñetazo aterrizo en la pared y un pedazo de escombro le golpeó el rostro. Lo amaba. Lo amaba tanto. Todo su interior ardía frente al arrepentimiento. El cuarto se llenó del sonido de sus sollozos y golpes secos.

Afuera se escucharon gritos. Y por la ventana observó como una joven era perseguida por dos hombres. La furia lo había cegado y completamente fuera de sí, salió en su búsqueda; en un intento desenfrenado de desquitar su frustración, tristeza y enojo con cualquier imbécil que se atravesara en el camino.

Se plantó valientemente frente al par de maleantes, dándole la oportunidad a la chica para escapar. Pero nunca fue consciente de las terribles condiciones en las que se encontraba su cuerpo y de que el simple hecho de alcanzarlos y gritarles, lo había agotado.

Los dos hombres soltaron sonoras carcajadas mientras lo golpeaban una y otra vez.

Al principio había intentado atacarlos pero ahora, una vez derribado, ni siquiera se defendía. Los puñetazos se clavaban en su rostro y cuerpo amoratados y comenzó a pensar que ese dolor físico por fin estaba eclipsando al que le había provocado la pérdida de su amado.

Su labio se reventó y notó el sabor de la sangre deslizarse por su garganta. Otro le pateó el estómago fuertemente y cuando sintió que ya no podía respirar, una silueta apareció al final del callejón donde se encontraban.

Estaba perdiendo el conocimiento y aun así reparó en la figura de Tony que se veía tan clara a lo lejos. Deseaba tanto alcanzarlo, quería gritarle pero no tenía voz. Quería levantarse y correr hacia él pero su cuerpo no respondía. Le faltaba el aire y sólo pudo mirarlo, suplicante.

Y Tony le había sonreído, paciente y amoroso; con aquel gesto, con aquella mirada que sabía, solo le dedicaba a él. Estaba tan radiante, tan pacífico, ojalá él pudiera morir también. Así estarían juntos de nuevo y por siempre.

Una lágrima solitaria se escapó por su mejilla cuando notó que la silueta comenzaba a desvanecerse.

-          Quédate… – le suplicó con el único hilo de voz que había conseguido juntar, pero la figura ya se había desvanecido.

Finalmente, en medio de aquel callejón vacío, abandonado por los hombres que ya se habían aburrido de maltratarlo, a la intemperie y completamente ensordecido por los golpes y el sonido del tráfico; Steve perdió el conocimiento.

 

**********

 

Despertó en el viejo apartamento, estaba recostado en su cama. El cuerpo le dolía horriblemente, sentía la garganta seca y la cabeza le punzaba. Notó que sus extremidades estaban vendadas y sus heridas habían sido tratadas.

En la esquina de la habitación Bucky lo miraba expectante. Estaba sentado en un sillón individual con las esquinas desgastadas y sostenía un libro entre sus manos. Cayó en cuenta de que era la primera vez que lo veía en ese grado de destrucción y debilidad y sintió vergüenza.

James se acercó a la cama y comenzó a revisar cada una de sus lesiones. Al parecer estaban mejorando rápidamente gracias al suero.

-          Pudiste haber muerto de hipotermia… o desangrado si tus heridas hubieran sido un poco más graves y yo no te hubiera encontrado.

Steve desvió la mirada y apretó sus labios en una mueca de dolor cuando Bucky le ajustó los vendajes. Tomó un par de pastillas del buró y le ayudó a tomarlas junto con un vaso de agua.

-          ¿No vas a decirme nada?

-          Debiste dejarme morir – susurró con voz ronca.

-          Steve ya basta – bufó molesto, azotando el vaso contra la madera.

-          No lo entiendes. Yo no puedo

-          ¿No puedes qué?

-          No puedo vivir en un mundo donde él no exista, en serio no puedo… Lo amo tanto y él también me amaba, nunca lo dijimos y yo…  – varias lágrimas amenazaron con salir.

-          ¿Y crees que él se sentiría satisfecho viéndote morir como un idiota? Para empezar ¿Quién te hizo esto?

-          No me importa lo que él quiera, ya no está aquí – comenzó a impacientarse – y no lo sé, unos hombres perseguían a una chica. Yo solo hacía mi deber.

-          Ya es suficiente. Creí que estarías bien si respetaba tu espacio, pero me equivoqué y ahora mira lo que te han hecho.

No respondió. Estaba siendo irresponsable. Pensó que, definitivamente Tony se enfadaría si lo viera en ese estado pero poco le importó porque al final de cuentas, Tony no estaba vivo, ese era el maldito problema. Bucky entrelazó sus dedos con los suyos y lo miró a los ojos.

-          Las cosas no tienen que ser así, Steve

-          Él no va a volver…

-          Así es, pero tú puedes ir a buscarlo.

Sus ojos se abrieron de par en par intuyendo lo que su amigo estaba a punto de sugerir.

-          Si no puedes “vivir en un mundo donde él no exista” entonces lo único que tienes que hacer es encontrar uno donde esté vivo y hacerlo bien.

-          ¿A qué te refieres? – se atrevió a preguntar, deseando no obtener la respuesta que pensaba.

-          Bruce ya casi termina de construir la máquina. Llegó el momento de devolver las gemas a su tiempo, sabes lo que tienes que hacer.

-          Eso solo crearía una realidad alterna.

-          La cual puedes solucionar después.

-          Pero no sería correcto.

-          ¿Podrías, por favor, ser un poco egoísta por primera vez en tu vida?

-          Yo no… debería…

-          ¿Siempre tienes que ser tan correcto? ¿Incluso en esta situación? Mírate.

-          No puedo.

-          Ve, Steve – apoyó una mano en su mejilla – ve y alcánzalo –  Steve sonrió penosamente.

-          ¿No vas a extrañarme?

-          Jamás extrañaría a un idiota – sonrió – además sólo serán algunos minutos – mentía, lo extrañaría siempre, así fueran 5 minutos o 70 años, pero tampoco soportaba verlo así.

-          Quisiera intentarlo…

-          Entonces sólo hazlo… todo estará bien – apretó los labios en una sonrisa, intentando ocultar el dolor que le provocaba hacerle aquella propuesta.

Sin decir nada, volvió a acomodar a Steve sobre sus almohadas y le sugirió dormir. Él sabía que parte de sus deberes como mejor amigo eran rescatarlo y apoyarlo, cuidarlo siempre. Se quedaría con él los siguientes días, le ayudaría a reponerse física y mentalmente. Sanaría sus heridas, le haría de comer, lo ayudaría a descansar y cuando estuviera listo, lo acompañaría a aquella misión de la que ya no habría marcha atrás.

Haría todo eso y lo apoyaría en su decisión aunque su alma se partiera por dentro.

 

**********

 

El sol anaranjado del amanecer se había colado por un pequeño espacio de entre las persianas, cayendo de manera directa sobre sus parpados y comenzando a despertarlo.

Tony se removió entre las cobijas estrechando ligeramente el brazo que lo apresaba. Se estiró hacia el buro que estaba junto a la cama para ver la hora en su celular. Eran las 6 am.

-          No quiero ir a esa maldita junta – gruñó.

-          Entonces no vayas – respondió el otro ligeramente adormilado – y cuida tu lenguaje.

-          Blah blah, basta de regaños anciano. Debería llamar para cancelarla.

-          ¿No sería bastante irresponsable de tu parte? – le reprendió sin animarse a abrir los ojos aún.

-          Acabas de decir que no vaya…

Steve rio suavemente contra su nuca y comenzó a dedicarle cortos besos, bajando hacia sus hombros y apretando el abrazo.

Tony le acarició el dorso de la mano con la punta de sus dedos y pasados unos segundos giró sobre sí mismo para quedar frente a él.

-          A veces siento que podríamos estar así para siempre, realmente no tengo ganas de despertar

-          Teóricamente ya estás despierto

-          Sabes a lo que me refiero – se mordió el labio y desvió la mirada, pensativo.

El rubio le sonrió tiernamente y le acarició el rostro.

-          Ven – susurró, jalando el cuerpo del otro hacia el suyo. 

Él entendía a lo que Tony se refería. Cuando estaban juntos de aquella forma, encerrados secretamente en una pequeña habitación, sujetados el uno del otro, completamente alejados del caos de afuera, de sus vidas ordinarias, de sus responsabilidades, de sus prejuicios; se sentían como si estuvieran suspendidos en un sueño. Un sueño del que el capitán tampoco quería despertar.

Tony le miró fijamente a los ojos azules y le recorrió el rostro con los labios para finalmente posarse sobre los de Steve y besarlo. Lento, suave, profundo. Sintiendo como el calor que emanaba el cuerpo del otro se mezclaba con el suyo. El tacto de su piel, su respiración pausada.

A veces abría los ojos ligeramente y en la cercanía de esos roces, apreciaba las pestañas rubias y sus cejas del mismo tono que se contraían ligeramente cuando mordisqueaba a propósito su labio inferior o la forma en que sus pómulos se pronunciaban en sus mejillas y su nariz recta, en la que recién había notado que un par de pecas claras la decoraban.

Otros días se habría levantado justo después de terminar y se habría ido. Pero últimamente no le apetecía hacer eso, prefería quedarse un poco más y aunque no era algo constante, en ese momento decidió que no pasaría nada si cancelaba la reunión de las 8 am.

-          No iré, esa junta puede esperar a mañana.

-          Tony no deberías…

-          Shhh, se te olvida que yo soy el jefe – levantó una ceja y sonrió de lado – haré lo que yo quiera Rogers.

Y para reafirmar sus palabras, se enderezó con cierta pesadez solo para posicionarse sobre las piernas del capitán, apoyando las manos sobre sus hombros, impidiéndole que se moviera.

El rubio bufó quejándose un poco al sentir el peso del otro. Pero ningún reclamo pudo salir de sus labios ya que este volvió a besarlo.

Cuando estaban juntos, cuando lo sentía a su lado, cuando acariciaba su espalda y besaba sus labios, cuando le escuchaba; se sentía tan pleno. Nada más importaba. Todos sus sentidos se llenaban de Tony y se de pronto él se convertía en todo su mundo.

Fue ese día, cuando Steve Rogers se dio cuenta de que se había enamorado irremediablemente de Tony Stark.

 

El día había llegado. Los cuidados de Bucky tuvieron efecto y su cuerpo se había repuesto. Despertó solo, en su habitación, alcanzaría a su amigo más tarde. El corazón aún le dolía, la duda lo amenazaba y aun así un pequeño halo de esperanza había nacido en su interior.

Se obligó a desayunar aunque el nerviosismo le obstruía el estómago, pero tenía que comer. Las cosas se pondrían difíciles a partir de ahora.

Tomó su uniforme, el cual no había usado en demasiados días, se vistió, se peinó el cabello y se rasuró para finalmente salir del departamento.

 

**********

 

La máquina estaba lista y Bruce se dedicaba a ingresar los datos finales dentro de ella. El sol brillaba, la calma se respiraba en el ambiente. Y por primera vez en mucho tiempo, se sintió listo.

-          Si quieres, puedo acompañarte – le había sugerido su amigo.

-          Eres un buen hombre Sam, pero esto es algo que debo hacer solo – respondió armándose de valor.

Luego miró a Bucky, había visto ese rostro antes. Tenía miedo, sentía su tristeza y aun así parecía que se esforzaba tanto por mantenerse firme y seguirlo apoyando. Le dedicó una triste sonrisa, al ser consciente de sus planes. Steve se la devolvió, le debía tanto, jamás podría agradecerle todo lo que había hecho por él. Las muchas veces que lo había cuidado, siempre.

-          No vayas hacer estupideces hasta que yo vuelva – intentó animarle.

-          ¿Cómo podría? Todas las estupideces se van contigo – respondió con camadería.

Lo abrazó sintiendo un enorme pesar en su corazón y su amigo lo apretó fuertemente.

-          Gracias – le susurró bajito y Bucky lo había apretado un poco más como respuesta.

-          Te voy a extrañar mucho – confesó, al separarse.

-          Todo estará bien – respondió automáticamente, como el mantra que se había estado repitiendo estos últimos días.

Se miraron a los ojos, entendiendo y aceptando la despedida. Alargando sus labios en un pobre intento de sonreírse mutuamente.

Steve se giró con determinación y subió a la plataforma.

-          ¿Y esto cuánto tardará? – preguntó Sam en tono impaciente.

-          Para él lo que necesite, para nosotros 5 segundos – respondió Bruce.

Tomó el Mjolnir con una mano.

-          ¿Listo Cap? Te estaremos esperando aquí ¿está bien? – escuchó a sus espaldas y él solo asintió como respuesta intentando regular su respiración.

-          Bien – dijo al fin y el casco del traje cubrió su rostro.

Le dedicó una última mirada a Bucky y la cuenta regresiva comenzó. Su corazón se aceleró violentamente.

La imagen de Tony apareció en su cabeza. Y todos sus recuerdos juntos comenzaron a llenarlo.

 

Su primer beso.

“Si tanto te preocupa entonces bésame y compruébalo.”

Su terrible sarcasmo.

“No es necesario pagarme con sexo cada que le hago mejores a tu traje ¿sabes?”

Su sonrisa burlona.

“Un vagabundo al que yo podría besar, además te enseñaría a recortarla, soy un experto”

El roce de sus manos.

“No tienes que tener miedo de perderme Cap. Somos un equipo, no voy a abandonarte”

Su ciega confianza.

“Si sigues dejando el escudo, me lo voy a quedar. Ahora de pie, ese es mi hombre”

Su aliento, sus labios.

“Siete años sin besarte ¿soy el único al que le fue difícil? O es por esos músculos que lo soportaste”

Sus ojos castaños, su mirada dilatada al observarlo.

“A veces siento que podríamos estar así para siempre, realmente no tengo ganas de despertar”

Sus últimas palabras, los sentimientos confesados.

“Como sea, sólo tienes que saber que, aunque nunca lo dije y a pesar de todo y de todos, te amo Steve Rogers.”

 

-          Espérame, Tony – le dedicó un último pensamiento – Estaremos bien.

 

Y finalmente, desapareció.

Notas finales:

Hola de nuevo, para quien le haya gustado la historia, le invito a leer el otro fic en el que estoy trabajando basado también en el MCU y en esta linda pareja (Stony por siempre).

http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=202332

También pueden encontrarla en Wattpad

https://www.wattpad.com/story/190130039-six-feet-under-endgame

Y les dejo mi perfil en de la misma página :)

https://www.wattpad.com/user/YukiEiri93

 No, estos dos fics no están conectados y Tightrope definitivamente no tendrá este final.

Respecto a este, aún me estoy debatiendo si hacerle una continuación basada en el viaje que hizo Steve para poder estar con Tony, al inicio no quería, pero igual ahora tengo varias ideas y bueno uno nunca sabe. Si les gustaría una continuación no duden en comentarlo y estén pendientes.

También me gustaría compartirles la canción cuyo título me gustó y me pareció más adecuado para la historia. (Esto no es un songfic, solo me gustó el título)

https://www.youtube.com/watch?v=IuYmi6Y1p40

Muchas gracias a todxs por leer y espero que hayan disfrutado la historia así como yo disfruté (y sufrí) al escribirla.

Abrazos!


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