Ciel hubiera preferido que le echaran un balde de pintura encima antes que lo realmente ocurrido, detestaba la atención innecesaria y allí estaba, siendo el centro de la comidilla estudiantil.
No sólo se había ganado la imagen de depravado sin decoro, sino que además se habí ganado trabajo comunitario por haber insultado a la escuela con el escándalo.
Todos se preguntaban quién había sido esa rubia candente, nadie la había visto antes y nadie la volvería a ver ¿o sí?
Finny iba parloteando al lado de Ciel intentando distraerlo, sin embargo el pelinegro no ponía atención a ninguna de sus palabras, estaba que echaba humos.
De pronto Finny ya no pudo aguantar más la curiosidad.
- Ciel, no me dijiste que estabas viéndote con una chica tan sexy ¿de qué curso era? Claramente era mayor, bueno, tú eres bajito pero de todas formas ella lucía...
- Finny. - La fría y cortante voz de Ciel lo cortó en seco, no estaba de ánimos.
El chico se detuvo unos segundos antes de decidirse a alcanzarlo a paso rápido.
- Eh Ciel, espera un segundo
Obviamente el chico hizo caso omiso.
- Ciel espera, estás a punto de... - Las palabras se le quedaron atoradas cuando de improviso Ciel se volteó y casi le grita en su cara.
- En serio, ya basta, no quiero escuchar una palabra más del asunto ¿entendido?
Finny asintió obediente y justo cuando Ciel se disponía a seguir su camino, Finny intentó detenerlo.
- Ciel espera, estás a punto de...
- ¿QUÉ? - nuevamente fue interrumpido por el pelinegro.
Ciel no comprendía qué mierda quería ahora, al menos no lo entendió hasta escuchar la inconfundible voz de Sebastian.
- Vaya qué función diste Ciel, honestamente no me lo esperaba.
Ciel no pudo disimular su expresión sorprendida, de toda la gente que había en la escuela era con Michaelis con quien se topaba y encima se atrevía a hablarle tan casualmente.
- Por un segundo creí que darían una obra sexual o un sketch sobre sexo seguro, dejaste a todos atónitos.
El rubor le subió hasta las orejas, no era el momento, definitivamente nunca lo sería, se rehusaba a hablar de ello y mucho menos con Sebastian.
Finny rápidamente comprendió que era el momento de irse y sin hacer ruido se retiró rápidamente por el pasillo. Ciel le envió una mirada gélida mientras gesticulaba "TRAIDOR" a lo que Finny sólo sonrió fugazmente y desapareció.
Una vez estuvieron solos, no tuvo más opción que enfrentarlo.
- Sea lo que haya sido, no es de tu incumbencia Michaelis.
- Wow, alguien está de mal humor.
Ciel sólo le devolvió una mirada que habría incomodado a cualquiera.
Sebastian ni se inmutó, sus ojos negros eran difíciles de escrutar, le sacaba más de dos cabezas a Ciel y sus cejas se levantaron levemente junto a una seductora sonrisa de medio lado.
- Aún te queda algo de Lipstick.
Ciel se limpió con el torso de la mano.
- No, aquí - con el dedo pulgar limpió la comisura de sus labios, el chico quedó petrificado ante el inesperado contacto.
- Así está bien.
No pudo evitar extrañar el tacto cuando su mano volvió para tomar un anticuado reloj de bolsillo que observó detenidamente.
- Bien, ya es hora de que me vaya, asegúrate de no montar otro espectáculo ¿quieres?
- Como sea.
- No al menos sin que yo esté para verlo, pequeño enano.
Sin esperar un berrinche, emprendió camino hacia donde fuera que tuviera algo que hacer.
- ¡¿A quién llamas enano?! Maldito freak.
- ¿Es en serio? No pudiste salir con otro insulto mejor? Esperaba más de ti.
De pronto un chico que jamás había visto en su vida se plantó a su lado como quien no quiere la cosa.
- ¿te conozco? Espera, ¿Estabas espiando? - Ciel ya estaba perdiendo la cabeza con tanto contacto indeseado.
No acababa de recuperarse de una cosa para toparse con otra.
- ¿Qué? ¿Ahora te haces el desentendido? - El chico rubio le guiñó un ojo de tal forma que Ciel sintió escalofríos por todo el cuerpo.
- No tengo ni la más mínima idea de qué estás hablando, pero ¿sabes qué? No importa.
Rápidamente tomó el camino contrario que había tomado Michaelis y se marchó sin decir más. Su mente no dejaba de pensar en ese toque tan íntimo y tan insignificante a la vez, la cabeza le daba vueltas intentando comprender, no había espacio para pensar en chicos rubios psicópatas y raritos.
- ¡Ciel!
- ¿Ahora qué? - se preguntó a sí mismo, derrotado como se sentía no lograría llegar a su habitación por un poco de paz?
Los rizos rubios revotaban mientras la chica más cotizada de la escuela caminaba con paso firme hacia él, las miradas involuntariamente se giraban al verla pasar.
Con paso decidido ella iba directo hacia él y a juzgar por su expresión, no quedaba más opción que correr por su vida, eso o soportar otro escándalo.
Rápidamente se escabulló entre los otros alumnos intentando ocultarse, pero no tenía a dónde ir, estaba perdido, cuando ella lo alcanzara seguro sería un griterío o algo por el estilo.
- Porfavor no... - Su rostro estaba más pálido que de costumbre, sólo quería llegar a su habitación sin mayores incidentes, pero eso parecía imposible.
De pronto una mano lo agarró del cuello de la camisa y lo jaló tan fuertemente que no pudo evitar atragantarse.
Una mano le cubrió la boca justo cuando Elizabeth pasaba por fuera hecha una furia, nadie ozaba escaparse de ella!
Ciel observó desde la rendija sin hacer ni un sólo sonido.
Cuando al fin el peligro había pasado, de pronto notó que apenas había espacio para las dos personas ocultas en ese armario de limpieza.
- Uff eso estuvo cerca ¿No crees?
- Pero qué mierda?! ¿Quién eres?
- Auch, eso duele en el orgullo sabes? Soy Alois Trancy