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48.El Lado Oscuro del Amor (06) por dayanstyle

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KwangMin se despertó, sabiendo de inmediato que algo andaba mal. Por un lado, tenía tanta hambre que casi se sentía como cuando recién se despertó del sueño oscuro. El hambre estaba en la vanguardia de la mente de KwangMin, pero sabía que había algo más que estaba mal.

Girándose en la cama, KwangMin vio que Jeongmin no estaba acostado a su lado. Buscó a su gemelo mentalmente y encontró a YoungMin, pero no sentía a su pareja con su hermano.

KwangMin se levantó de la cama, vio alrededor. No podía sentir a Jeongmin en el palacio. El miedo, la ira y el hambre al instante lo llenaron ante la idea de que Jeongmin estaba en el mundo por sí mismo. Necesitaba alimentarse antes de ir a cazar a su pareja, pero KwangMin estaba preocupado de que algo le hubiera pasado a Jeongmin.

Era una extraña sensación preocuparse por alguien más. KwangMin nunca tuvo esa responsabilidad antes. Era cierto que Jeongmin le atraía, solo hacía falta verlo, pero la necesidad de tener a su pareja cerca era abrumadora.

Al abrir los sentidos a la llamada de la sangre, KwangMin se acercó a su pareja. Era bueno que hubiera probado la sangre de Jeongmin. Eso le permitía encontrar a su pareja en cualquier lugar. Jeongmin podría estar en cualquier lugar del planeta y KwangMin sería capaz de encontrarlo. Pero KwangMin estaba tan cerca de su pareja, que KwangMin también sentía la ira y malestar que Jeongmin sentía, y KwangMin no estaba ni un poco feliz con lo que encontró.

Su compañero estaba siendo malo, una vez más.

 

La ira de KwangMin escaló a un nuevo nivel mientras se difuminaba y reaparecía  en  una  pequeña  vivienda  que  estaba  bañada  en   la oscuridad. Estaba sorprendido por lo pequeño que era el lugar. ¿Los humanos vivían en estas pequeñas cajas? Sacudió el pensamiento a un lado mientras revisaba la pequeña vivienda y lo encontró en el suelo de una habitación que tenía una cama y una pequeña mesa. Los ojos de Jeongmin estaban cerrados, su respiración superficial, y su frecuencia cardíaca era más lenta que la que debería de ser en un humano.

KwangMin se arrodilló junto a su pareja, olió su piel, sus labios se retrajeron ante el ofensivo olor. La  sangre  de  Jeongmin  olía nociva. KwangMin tenía tanta hambre que consideró buscar a otro humano para beber, pero tener tan cerca a Jeongmin estaba empañando su mente. Hasta que no comiera, no sería capaz de pensar con claridad. Había pasado demasiado tiempo sin alimentarse adecuadamente debido al sueño. Si KwangMin no tenía el sustento suficiente en su cuerpo, podría pensar como un animal, siendo impulsado solo por el instinto.

Todo había cambiado, por lo que Jaehyo le había transmitido, KwangMin sabía que encontrar un donante no iba a ser tan fácil como los días de antaño. Los humanos ya no sabían que  los  vampiros existen. Ahora era solo una especulación. KwangMin sabía eso por la memoria de la sangre de Jeongmin. Los humanos con vampiros en una luz romántica en algo que llamaban películas, e incluso en los libros.

«Qué tontos».

 

Los vampiros eran criaturas letales que usan a los humanos para saciar su sed y someterlos. No había nada romántico en ese concepto. KwangMin entendía a los humanos de hace dos mil años. No estaba tan seguro de entenderlos ahora.

KwangMin levantó la cabeza de Jeongmin, agachándose para oler su nariz y los labios. Podía oler por dónde la droga entró en el cuerpo de su pareja. Lo que fuera que hubiera utilizado Jeongmin, lo había inhalado por la nariz.

KwangMin se sintió disgustado, mientras dejaba la cabeza de su pareja en el suelo. Miró a su alrededor. Con los recuerdos de Jeongmin a través de la sangre que había ingerido pudo encontrar lo que los humanos llaman parafernalia. Los dedos de KwangMin trazaron los elementos en el suelo, que estaban cerca de su pareja, KwangMin sabía exactamente lo que Jeongmin había hecho.

—¿Por qué? —KwangMin preguntó con los dientes apretados—. ¿Por qué te has dejado llevar por el lado oscuro con esto? ¿Por qué has manchado no sólo tu cuerpo, sino tu sangre?

Los parpados de Jeongmin se agitaron. KwangMin podía ver los iris café cuando Jeongmin abrió lentamente los ojos. Sus pupilas pequeñas, casi inexistente. KwangMin cerró los puños deteniendo el impulso de matar a su pareja.

El mal era el mal, no importaba en qué forma se aparecía. Pero Jeongmin era su pareja. Las dos emociones luchaban dentro de él, KwangMin se movió lejos de Jeongmin, retrocediendo hacia la pared y luego sentándose mientras veía lo que Jeongmin se había hecho a sí mismo.

KwangMin nunca se había detenido a considerar una vida, cuando él había matado antes. Lo único que le había importado era que la persona fuera mala.

¿Qué más había que tener en cuenta?

 

La gente mala tenía que ser detenida. Pero no podía masacrar a Jeongmin, no importaba lo que creyera. El instinto de conservación era un mecanismo fuerte que todos los organismos vivos tenían y los lazos de las criaturas paranormales cuando encontraban a su pareja eran muy fuertes. No, KwangMin no podía matar a Jeongmin, pero no podía arriesgarse a que esto volviera a suceder.

KwangMin levantó a Jeongmin del suelo, llevando a su pareja al cuarto con agua corriente. Giró el grifo del pequeño cubículo y lo colocó bajo el chorro. Jeongmin gimió, pero no abrió los ojos. KwangMin pasó la mano por el cabello de Jeongmin, dejando que el agua empapara la piel de su pareja. —Despierta, Jeongmin.

Jeongmin gimió y abrió los ojos, viendo a KwangMin con esas bellezas oscuras. —Lo siento —susurró su pareja y comenzó a temblar. KwangMin no estaba seguro si era por el frío del chorro del agua o por las drogas que su pareja había metido a su cuerpo.

—¿Por qué? —Tenía que saber la respuesta.

Jeongmin se hizo un ovillo en los brazos de KwangMin, temblando. — Simplemente no podía decir no. No me puedo resistir, tienes razón. Soy malo.

—No —dijo KwangMin mientras se sentaba en el interior del cubículo dejando que el chorro cayera encima de ambos mientras acunaba en sus brazos a Jeongmin. Jeongmin lloraba en voz baja mientras lo estrechaba. KwangMin sacudió a su pareja, con el deseo de que Jeongmin fuera más fuerte, pero no lo culpaba por su debilidad—. Voy a ser fuerte por los dos.

—¿Por qué me quieres, KwangMin? —Jeongmin le preguntó viendo a KwangMin—. Mírame. ¿Cómo puedes querer a alguien como yo? Estoy roto, soy lamentable. ¿Por qué alguien tan fuerte como tú quiere a alguien como yo?

KwangMin vio a los ojos a Jeongmin, viendo el futuro que esperaba tener. Jeongmin era frágil, delicado, pero fuerte, mucho más fuerte de lo que ni siquiera él podía imaginar. ¿Por qué no podría el hombre ver lo fuerte que realmente era? Jeongmin podía vencer esa maldita droga.

Besó un lado de la cara de su pareja y luego colocó su mentón en la cabeza de Jeongmin. KwangMin meció a Jeongmin cuando su pareja comenzó a llorar. Se sentía impotente para ayudar al hombre.

Después de que las lágrimas de Jeongmin disminuyeron, KwangMin se levantó y salió. Llevó a Jeongmin de nuevo a su habitación y lo acostó en su cama. —Te quiero porque puede que no seas perfecto, pero eres mío.

Jeongmin giró la cabeza, pero no antes de que KwangMin viera vergüenza en los ojos de Jeongmin. Se sentó en el suelo, de nuevo preguntándose qué mas hacer por su pareja. Jeongmin no quería esta enfermedad, pero KwangMin no tenía ni idea sobre cómo salvar al hombre del que estaba cada vez más enamorado.

Y el amor por Jeongmin había crecido en un período muy corto de tiempo. KwangMin no estaba seguro si era porque nunca tuvo a nadie a quien llamar  suyo,  o si era  el desamparo  que vio  en  su pareja. Cualquiera que fuera la razón, sabía que no podía abandonar a Jeongmin. Él ayudaría a su pareja a salir de esto y asegurarse de que no volviera a suceder.

Jeongmin tenía tanto potencial que le dolía a KwangMin el corazón el verlo así. El hombre era mucho más del crédito que se daba.

—¿Podrías prescindir de él? —La voz de YoungMin le murmuró a KwangMin antes que su hermano apareciera en la puerta—. Él huele a inmoral decadencia, y te sientas en tu culo y me pregunto ¿qué haces?

—Él es mi pareja, YoungMin —murmuró KwangMin viendo a su gemelo querer ser juez y jurado, ya los ojos de YoungMin se estaban volviendo azul frío—. No puedo matarlo. —Su voz era temblorosa, incluso vacilante. KwangMin se maldijo por su debilidad, pero él simplemente no podía matar a su pareja. No podía levantar la mano contra Jeongmin.

—Entonces yo haré el juicio de él —dijo YoungMin mientras  agarraba a Jeongmin de la cama, su calma exterior se resquebrajó alrededor de los bordes mostrándole a KwangMin la razón por la que fueron perseguidos en otro tiempo. Podrían haber sometido a los humanos hace miles de años, pero también hubo humanos que eran tan feroces que mataban a un vampiro en cuanto lo veían. El ver ahora a YoungMin con Jeongmin en sus manos le recordó a KwangMin lo que realmente eran.

KwangMin rodó del suelo, poniéndose de pie frente a su gemelo cuando alcanzó a Jeongmin. —Me juraste que no le harías daño.

—Lo hice —admitió YoungMin—. Pero él se ha infectado de nuevo, KwangMin. Él tiene que ser detenido. Él tiene que ser castigado. —La voz de YoungMin era dura como piedra, mordió en el cuello de Jeongmin antes de lanzarlo por el cuarto. KwangMin escuchó un chasquido y temía que su gemelo hubiera matado a su pareja. KwangMin empujó a YoungMin tan duro que su gemelo se estrelló contra la pared, dejando tras de sí un gran agujero mientras YoungMin caía en la cama de Jeongmin.

—¿Me harías daño por ese humano? —YoungMin preguntó mientras se limpiaba la sangre de sus labios—. ¿Puedes defender a alguien que ha demostrado ser el mal?

 

—Yo defenderé a mi pareja —respondió KwangMin mientras se arrodillaba junto a Jeongmin—. Yo te mataría, YoungMin, para evitarle cualquier daño a Jeongmin. —KwangMin se inclinó, lamiendo la sangre que manaba de la herida del cuello. La sangre era amarga en la lengua a causa de las drogas, pero aun así era comida. KwangMin luchó una guerra en su cuerpo para no beber de Jeongmin. Una vez más, se encontró a sí mismo haciendo algo que nunca había hecho antes.

Nunca se obligó a no beber de una herida que estaba derramando tan preciada sangre. KwangMin lamió lo suficiente para detener el sangrado antes de apartarse.

—Incluso su sangre te desagrada —señaló YoungMin que estaba detrás de KwangMin. Su gemelo se arrodilló junto a KwangMin, señalando con su mano a Jeongmin—. Ven, hermano, vamos a cenarlo y terminemos con este asunto.

KwangMin se balanceó hacia atrás, saboreando el sabor cobrizo de la sangre que se quedó en su lengua mientras sostenía el cuerpo de Jeongmin. Su pareja estaba despertando, sus ojos viendo de KwangMin a YoungMin, pero aun estaban desenfocados. —No, YoungMin, no. —KwangMin sacudió la cabeza—. No puedo.

YoungMin se acercó más, frotando su mejilla en el hombro de KwangMin, casi de forma felina. —Oh, hermano. ¿Hueles su sangre? Está contaminada, pero aun así me llama. Lo podemos comer juntos, como lo hicimos una vez hace mucho tiempo. No hay vergüenza en lo que hacemos, KwangMin. Merece morir por sus pecados.

KwangMin estudió el rostro de Jeongmin, viendo por primera vez los labios fruncidos y la ligera hendidura en el mentón de su pareja. Era como si KwangMin hubiera abierto por fin los ojos a la belleza de su pareja. Jeongmin tenía rasgos oscuros, sus ancestros venían de México o de algún otro lugar exótico. Su oscuro cabello estaba alrededor de su rostro, por lo que Jeongmin se veía como un ángel oscuro. —No puedo comerlo, YoungMin. —La voz de KwangMin era débil, insegura.

YoungMin se inclinó hacia adelante, con los dedos trazando las líneas de las gruesas cejas de Jeongmin. —Entonces regálamelo, KwangMin. No tienes que ser parte de esto. Yo puedo protegerte de la culpa.

 

Los ojos de Jeongmin comenzaron a enfocar, y lo que vio KwangMin era miedo. Su pareja entendía lo que estaba sucediendo, lo que se decía. Sus ojos se movían entre YoungMin y KwangMin violentamente mientras trataba de apartarse, pero ya estaba contra la pared, así que no había un lugar a donde ir.

—Dime, pareja. ¿Por qué has manchado tu sangre? —KwangMin preguntó con un toque de ira en su pregunta—. Ayúdame a apartarte de YoungMin.

Jeongmin hizo un giño de dolor, sentándose, su piel oliva palideció. —Se llama adicción —murmuró Jeongmin mientras veía a YoungMin.

—¿Así que admites que no es sólo un uso recreacional?— KwangMin preguntó.

—Yo… —Jeongmin se humedeció los labios y luego vio a KwangMin—.¿Qué puedo decir para salvarme?

—Dinos la verdad —gruñó YoungMin—. Dile a mi gemelo lo que necesita oír.

—Yo no soy una mala persona —comenzó Jeongmin, YoungMin resopló—. Pensé que podía tomarlo y dejarlo, pero últimamente, no puedo. Necesito ayuda, KwangMin, pero eso no quiere decir que no soy redimible.

—¿Redimible? —YoungMin se burló—. No existe tal cosa.

 

—Sí —dijo Jeongmin girando la cabeza bruscamente hacia YoungMin—, si existe.

—¿Cómo puedes redimirte? —KwangMin preguntó mientras se movía secretamente para colocarse entre su pareja y YoungMin.

—Puedo detenerme.

 

—Mentiras —dijo YoungMin poniéndose de pie—. Si pudieras, no hubieras sido tan indulgente.

Jeongmin se arrodilló viendo a YoungMin. —¿Quién te hizo Dios? — preguntó—. ¿Quién te da el derecho a juzgar a alguien?

 

YoungMin gruñó mientras agarraba por el cuello a Jeongmin, levantándolo del suelo. KwangMin colocó su mano sobre el brazo de YoungMin, advirtiendo a su gemelo con los ojos que no iba a permitir que YoungMin dañara a Jeongmin.

YoungMin asintió, y luego se giró hacia Jeongmin. —Yo soy YoungMin. Hijo de Marsian. El primer humano para crear el linaje de los vampiros hace más de dos mil años. Yo nací del noble linaje, y eso me da derechos, no solo a juzgar, sino también a ejecutar la sentencia.

—Nunca he oído hablar de Marsian —Jeongmin gritó mientras YoungMin lo sostenía.

—¿Te burlas de mí? —YoungMin preguntó mientras sacudía a Jeongmin. KwangMin gruñó mientras apartaba a su pareja de YoungMin.

—Basta ya —dijo KwangMin mientras retrocedía—. Yo soy tu gemelo. Nací momentos antes, YoungMin. También tengo el derecho  de juzgar. Juzgo a Jeongmin... —KwangMin buscó la palabra que su pareja había utilizado—, como redimible —concluyó.

—Te voy a dar a este, hermano —dijo YoungMin mientras veía con malicia a Jeongmin—. Pero nadie más será salvado. —YoungMin desapareció de la habitación, dejando solos a KwangMin y Jeongmin. KwangMin en silencio exhaló un suspiro de alivio.

—Uh —dijo Jeongmin, mientras miraba hacia donde YoungMin había desaparecido—. ¿Significa esto que no voy a morir?

KwangMin liberó a Jeongmin, se sentó en la cama mientras se frotaba los ojos. —No va a ser YoungMin quien te mate. —Estaba cansado, cansado de luchar con YoungMin, cansado de tratar de entender  el  mundo exterior. Muchas cosas habían cambiado, y KwangMin no estaba seguro de seguir conociendo las reglas. Todo era diferente. Nada ya le era familiar.

Jeongmin se acercó un poco más y luego se arrodilló a los pies de KwangMin. —Entonces, ¿quién me va a matar?

—El veneno que infecta tu cuerpo —dijo KwangMin, cansado. En un tiempo KwangMin había sido una fuerza a tener en cuenta, alguien del que se  murmuraba  en  la  oscuridad. Pero  hoy,  hoy  KwangMin  sentía cada pedacito de su edad y algo más. No sólo estaba en un mundo que había cambiado las reglas, sino que ahora tenía que cuidar a Jeongmin.

—Si te infectas de nuevo, no podré ser capaz de influir en el juicio de mi gemelo. —KwangMin dejó que Jeongmin conociera la verdad de lo que había sucedido. Había detenido a YoungMin, pero sólo si Jeongmin no sucumbía a la seducción de las drogas de nuevo.

De alguna manera sabía que podría tener que matar a YoungMin por Jeongmin, ya fuera que lo supiera o no, ya era una víctima de las drogas con las que él mismo se infectaba.

 

 

 

Hong Bin estaba sentado ante una de las mesas del segundo piso del The Manacle, con vistas a los bailarines mientras hablaba con Jun y Dong Woon. Hong Bin era el segundo al mando, Jun el tercero. Dong Woon era un vampiro recién convertido que seguía disfrutando de su nueva vida. El hombre era cool y ayudaba en el club cuando era necesario. Eso era una ventaja teniendo en cuenta que Dong Woon nunca tenía reparos en nada que los vampiros necesitaban que hiciera para terminar algún trabajo.

—¿Crees que los gemelos van a continuar donde lo dejaron? — Jun preguntó—. Si es así, ¿no podríamos utilizarlos para encargarse de nuestro pequeño problema con los rebeldes bajo la ciudad?

Hong Bin resopló. —Estamos hablando de dos antiguos vampiros, Jun. No pueden ser atados como perros. La única persona que los controla es Jaehyo.

—Pero si pudieran ir con correa, ¿crees que sería fácil que pudieran deshacerse de los rebeldes? —agregó Dong Woon.

Si sólo pudieran utilizar a los antiguos gemelos de esa manera. Jaehyo había traído lo mejor de cada Aquelarre para erradicar a los rebeldes, llamándolos el grupo de los aniquiladores, pero el número de rebeldes era demasiado elevado. A pesar de que los aniquiladores habían matado a una buena cantidad, el problema estaba empeorando. Los rebeldes tenían que ser detenidos. El número de rebeldes se había triplicado, y el número seguía creciendo.

—¿Qué pasa si los gemelos continúan donde lo dejaron? —Jun preguntó mientras bebía el resto de su carmesí—. ¿Qué va a hacer el Príncipe entonces? No es que él vaya a matar a sus hermanos menores…

—Él cree que KwangMin atiende razones, sin tomar medidas drásticas. YoungMin está en el aire en este momento. Él no va a escuchar  a Jaehyo. Él cree que tiene derecho a matar a los humanos y paranormales malos.

—Eso es la mitad de la población —dijo Dong Woon con asombro.

 

—Escuché que se comieron a alguien en la cueva donde estaban durmiendo —dijo Jun.

Hong Bin asintió. —A un humano que planeaba lastimar a la pareja de KwangMin.

—Espera —dijo Dong Woon levantando la mano—. ¿KwangMin tiene una pareja?

—Sí —dijo Hong Bin—. Uno de los espeleólogos que accidentalmente los despertó.

—Maldición, me gustaría que mi pareja cayera a mi regazo. — Jun se rio, pero Hong Bin podía ver la verdad en los ojos de Jun. El hombre quería desesperadamente encontrar a su pareja. Todos ellos lo querían. Pero hasta que Hong Bin descubriera quién era su pareja, él seguiría jugando.

—Vas a encontrarla a ella —bromeó Dong Woon.

—Si mi pareja es una mujer, no me importa —respondió  Jun—. Yo soy bisexual, Dong Woon. No puedes molestarme por tener sexo con una mujer cuando lo hago de todos modos.

—Pero estarías emparejado con una mujer —dijo Dong Woon con aire de suficiencia.

 

Jun abrió la boca y luego la cerró, entrecerrando los ojos hacia Dong Woon. No tenía gracia.

—Tengo que ir a hablar con los guardianes de día —dijo Hong Bin, poniéndose de pie—. Jueguen bien ustedes dos.

Hong Bin se fue para ir a hablar con los Shifter que Jaehyo había contratado para cuidar al Aquelarre durante el día cuando los vampiros dormían. Después de descubrir que los cazadores de vampiros habían descubierto dónde vivían y trataron de atacarlos, Jaehyo no corría ningún riesgo.

Hong Bin extrañaba los días simples de luchar y joder. Este desorden de los rebeldes, junto con los gemelos, le estaba causando un fuerte dolor de cabeza.

 

Min Su estaba de pie frente al escritorio de Jaehyo, una expresión molesta en su rostro. Jaehyo no culpaba al tipo, no después de lo que Min Su le acababa de decir.

—¿Cómo voy a hacer mi trabajo cuando tengo a tu hermano menor en las alcantarillas comiendo rebeldes? —Min Su preguntó—. YoungMin se está convirtiendo en un problema muy grande. Pensé que sería algo bueno que nos ayudara, pero él vino a mi equipo como si quisiera comernos también. Ponle una correa a tu hermano.

Jaehyo se puso de pie tan rápido que Min Su estaba luchando por respirar antes de que siquiera se diera cuenta de que Jaehyo tenía la mano alrededor de la garganta del tonto. La sorpresa fue evidente en los ojos del hombre. —Háblame de esa forma de nuevo y YoungMin será el menor de tus problemas.

—Mis disculpas, Príncipe —farfulló Min Su, pero no hizo ningún intento de liberarse de Jaehyo—, pero YoungMin es un gran problema.

Jaehyo lo sabía. Tenía que encontrar una manera de detener a YoungMin antes de que matara a un humano. Hasta ahora, su hermano estaba erradicando a los rebeldes que eran problema para Jaehyo, pero como dice el refrán, ten cuidado con lo que deseas. Jaehyo lanzó a Min Su. El hombre había sido grosero, pero no era su culpa que YoungMin se estuviera convirtiendo en una carga que la comunidad de los vampiros no necesitaba.

—No quise ser grosero, Príncipe, pero YoungMin debe ser controlado. Hoy en día son los vampiros rebeldes, mañana serán los humanos. No nos podemos permitir el que los humanos descubran nuestra existencia, y de la peor forma posible. No tiene derecho a asesinar, incluso si las víctimas son la escoria de la sociedad.

Muy cierto. Jaehyo sabía que parte del problema de YoungMin era su hambre. Después de estar dormido durante tanto tiempo, se estaba muriendo de hambre. YoungMin comería a la población de rebeldes y si la sed no se saciaba, los humanos serían los siguientes. Era como si dos mil años no hubieran pasado. Los problemas de la antigüedad eran los mismos problemas que enfrentaba ahora.

Jaehyo se frotó los ojos con las yemas de los dedos, preguntándose por qué el mundo paranormal era un caos. No sólo habían despertado a sus hermanos gemelos, sino que el número de cazadores de vampiros estaba creciendo, la Liquid Wrath15 estaba mutando, y Min Hyuk estaba embarazado de nuevo. Tendría que haberse quedado en la cama. Por lo menos el último problema en su lista era algo bueno.

—Yo me encargo de mi hermano, Min Su. Quiero que te centres en el trabajo por el que te pago.

Min Su dio una leve inclinación de cabeza, pero sus ojos no estaban convencidos de que Jaehyo pudiera ponerle freno a su infernal hermano, Jaehyo tampoco estaba seguro de eso, a menos que hiciera algo que realmente trataba de evitar y eso era matar a YoungMin.

 

 

 Continuara...

 

 

 


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