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51. Jin (02) por dayanstyle

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-Es la más repugnante mierda que he visto dijo el doctor Kim Jaejoong mientras cerraba la puerta de la habitación silenciosamente . -Creo que he intentado todo lo de mi arsenal para evitar que la saliva del demonio carcoma el músculo del muslo. Después de vivir entre fenómenos paranormales durante tanto tiempo, pensé que lo había visto todo.
 
 
¿Y?- Nam Joon preguntó, sintiendo que su paciencia se agotaba. Quería oír cómo lo estaba haciendo Jin, no acerca del más reciente descubrimiento del doctor.
 
El doctor Jaejoong se rascó la mandíbula, viéndose totalmente confundido. Esto no era una buena señal. Nam Joon había enviado a Hyun Won de regreso al castillo por plantas curativas, y sabía que Jin no iba a morir por el veneno en la saliva, pero era algo desagradable, sin duda iba a quedar alguna cicatriz y posiblemente algún daño muscular. La parte de los daños era lo que le preocupaba más. Nam Joon nunca había visto a uno de sus guerreros recibir un golpe así. Ninguno de ellos se había desmayado nunca. Si Jin quedaba con daños permanentes, Nam Joon no estaba seguro de lo que iba a hacer.
 
-Me las he arreglado para evitar que la saliva se siga comiendo más de su piel. Pero no hay nada que pueda hacer sobre el músculo destruido sin llevarlo al hospital para una cirugía.
 
No puedes hacer eso.- Nam Joon suspiró.
 
No, no puedo. -El doctor Jaejoong puso su mano sobre el brazo de Nam Joon, ofreciéndole una sonrisa cálida .- Lo siento pero no pude hacer más.
 
Nam Joon podía ver la sinceridad en los ojos color avellana del médico, pero la sinceridad no iba a conseguir que Jin se levantara y caminara de nuevo. Inclinó la cabeza hacia el doctor y luego se dirigió al dormitorio para ver a Jin acostado en la cama con la parte superior de su muslo envuelta en una gasa. Suga estaba sentado junto a la cama, con los codos apoyados en los muslos, con las manos juntas como si estuviera rezando. Los ojos del pequeño humano estaban pegados a Jin mientras estaba ahí sentaba en silencio.
 
Dioses, cómo se habían invertido los papeles ahora.
 
-¿Cuándo va a despertar?- Suga preguntó sin apartar la mirada de Jin.
 
Nam Joon deseaba tener una respuesta. Nunca se había ocupado de la saliva venenosa excepto esquivándola. Ninguno de sus guerreros había estado alguna vez tan dañado.
 
Hasta ahora.
 
-No estoy seguro.
 
Suga dejó caer sus manos, su cabeza giró lentamente mientras veía con odio a Nam Joon. -Nunca pedí entrar en este mundo- bufó mientras se ponía de pie, con los puños apretados a los lados .- Pero ahora estoy aquí y lo único que tenía era a Jin, y ahora ¿no puedes decirme si se va a recuperar?
 
¡Lo dejaste!- Nam Joon gritó antes de que pudiera mantener su ira controlada. No podía creer que Suga, básicamente estaba acusándolo de que Jin resultara herido. Él haría lo que fuera con tal de garantizar la seguridad de sus bestias. Todos habían estado a su lado en Zanthar y unidos en el exilio. No había una maldita cosa que no hiciera por ellos, incluyendo tomar el lugar de Jin en estos momentos .- No uses tu poderosa lengua conmigo, humano. Él estaba luchando para mantenerte a salvo.
 
Suga abrió la boca y se dio la vuelta, con los hombros caídos mientras veía hacia abajo, a la cama.- Lo siento.
 
Nam Joon no estaba seguro de si Suga estaba hablando con él o con Jin. Se acercó aún más dentro de la habitación, parándose al lado opuesto de la pareja de Jin. Se pasó una mano por la cara, sintiendo una molesta sensación en su estómago al ver los vendajes que cubrían la parte superior de la pierna de la bestia. No se suponía que sería así, el Rey Julien no debía ganar.
 
Ellos eran los buenos.
 
Los buenos no pierden.
 
No  quise gritarte- dijo  Suga  cuando  se  giró, secándose  los ojos  . - Pero Jin  es  el  primero  que  se  ha
interesado en mí. Y para ser honesto, me asustó, junto con todos los monstruos locos que vienen tras de mí.
 
«Mierda». ¿Qué se suponía que podía decir Nam Joon a eso?
 
Toc, toc- dijo Hyun Won al entrar en el dormitorio, con un pequeño recipiente con tapa en la mano . -Tengo lo que querías.
 
¿Quién eres? -Suga preguntó mientras se acercaba a Jin, como si protegiera al hombre. Nam Joon pudo haber tenido malos sentimientos por el humano cuando dejó a Jin, pero podía ver que Suga estaba con él. Jin, como las otras bestias, merecía encontrar a su zaterio, como Nam Joon lo hizo. Si Jin hubiera tenido un poco más de tiempo para aclimatarlo a su mundo, Nam Joon no tendría nada contra el humano.
 
Soy Hyun Won -dijo mientras le entregaba la cataplasma a Nam Joon.
 
-¿Y quién eres?
 
Suga se enderezó un poco más, sacando el mentón y colocando su mano sobre la de Jin como si obtuviera algo de comodidad al tocar a su pareja.- Soy Suga, el Cheerio de Jin.
 
Nam Joon inclinó la cabeza hacia Suga cuando Hyun Won se carcajeó.
 
-Cheerio, me gusta eso.
 
-¿Qué vas a hacer con eso?- Suga preguntó, señalando con la cabeza el recipiente en la mano de Nam Joon.
 
-Es una pasta hecha para curación con plantas naturales- Nam Joon le respondió . -Y estás a punto de aprender cómo aplicarlo.
 
-¿Yo?- Suga preguntó, su voz tambaleante mientras elevaba sus cejas.
 
Sí- dijo Hyun Won en ese momento . -Si vas a quedarte y ser el Cheerio de Jin -Hyun Won se río ante la palabra ,- entonces tienes que aprender acerca de las bestias aladas.
 
-¿Algo así como Jin 101?
 
-Algo así -respondió Hyun Won cuando Nam Joon le entregó a Suga el frasco y le mostraba cómo extender la pasta en la pierna de Jin. Nam Joon se tensó y su estómago dio un vuelco cuando le quitó el vendaje. La herida ya había sido limpiada por el médico, pero seguía siendo un lío muy desagradable. La piel se veía como si hubiera pasado por una picadora de carne, y había manchas negras que parecían como si hubieran sido quemadas hasta carbonizarlas. No estaba seguro de si Jin siquiera tendría pleno uso de su pierna después de esto.
 
Nam Joon se quedó muy impresionado cuando Suga ni siquiera hizo una mueca de dolor, pero escuchaba todo lo que le decía, asintiendo y tomando la pasta y aplicándola hasta que el recipiente estaba vacío.
 
¿Y ahora qué? -Suga preguntó mientras colocaba el recipiente abajo. Miró a Nam Joon, esperando.
 
Coloca la venda en su pierna, Suga.- Nam Joon sonrió mientras le entregaba al humano vendas nuevas . ----Ten cuidado de no… -Nam Joon se estremeció cuando Suga golpeó la pierna de Jin y Jin abrió los ojos.
 
¡Joder!- Jin gritó agarrándose la pierna y luego gritó de nuevo.
 
¡Suelta la pierna! -Suga gritó mientras luchaba por conseguir retirar los dedos de Jin que se enroscaban alrededor de la pasta.
 
¡Jin!- dijo Nam Joon en voz alta y la bestia inmediatamente se detuvo. Era el comandante de las bestias aladas. La primera bestia creada. Todas las otras bestias escuchaban sus órdenes. Ellos habían sido creados de esa manera. Él normalmente no usaba el tono de mando para conseguir lo que quería, pero Jin había estado tratando de arrancarse la piel de la pierna.
 
Acuéstate, mientras te la vendo.- Suga dijo en un tono directo y autoritario mientras palmeaba la mano de Jin retirándola. Hyun Won se río mientras que Nam Joon curvaba los labios, escondiendo su sonrisa.
 
Solo no golpees mi pierna de nuevo -Jin contestó.
 
Lo siento, eso fue un accidente. Soy nuevo en esto, ¿de acuerdo? -La voz de Suga se había vuelto suave mientras pasaba la mano por el brazo de Jin .- Recárgate para que pueda hacer esto.
 
Los ojos de Jin fueron hacia Nam Joon, con una expresión suplicante. Nam Joon levantó las manos y negó con la cabeza mientras se alejaba. Jin lo fulminó con la mirada.
 
Chúpate eso. -Hyun Won bromeó.
 
Chúpate esto.- Jin le respondió a Hyun Won.
 
Compórtate Suga- regañó a Jin cuando empezó a vendar las heridas de Jin.
 
Nam Joon sacudió la cabeza asombrado de Suga y la forma en que había dejado de lado sus temores y manejaba este asunto. No tenía nada más que respeto por el humano ahora.
 
Vamos- dijo Nam Joon a Hyun Won .- Tenemos un pueblo que recomponer.
 
Y algunos cuerpos que quemar -Hyun Won le recordó un poco demasiado alegre.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Suga era un manojo de nervios. No sólo estaba aterrorizado de lastimar la lesión de Jin de nuevo, sino que algo se había roto dentro de él cuando le dijeron que Jin había resultado gravemente herido. Suga había pensado que su corazón dejaría de latir.
 
No podía entender la atracción que sentía por el hombre. Era una locura. Era confuso. Y Suga sabía que él era un idiota por seguir alrededor de toda esta locura. Pero no podía negar que cuanto más tiempo estaba junto a Jin, más fuerte era la atracción que sentía.
 
Su cabeza aún estaba conmocionada por descubrir que Jin se volvería loco si no jodía a Suga. Eso no era algo con lo que Suga se topara cada día. No quería que Jin se volviera loco y tuvieran que matarlo, pero maldición. ¿Por qué él? Suga no podía entender cómo había sido elegido para Jin de las miles de millones de personas que habitan la tierra.
 
 
 
Sabía lo que Jin le dijo que eran las parejas, pero a Suga todavía le era difícil creer que todo esto existía.
 
Deja de temblar- dijo Jin mientras colocaba su mano sobre la de Suga. Él ni siquiera había estado consciente de que sus manos estaban temblando.
 
Tengo miedo de lastimarte de nuevo -admitió Suga exhalando y comenzando a vendar la pierna de Jin.
 
-La única manera de hacerme daño es dejándome de nuevo.
 
«Auch». Hablando acerca de ir directamente al grano. Suga no tenía ni idea de qué decir. Había sentido que estaba justificado el irse, pero cuando Jin le recordó el hecho de que se había ido, dolía como el infierno.
 
-¡Ven aquí!- Jin le tendió la mano, y Suga la tomó .- Siéntate.
 
Suga cuidadosamente se sentó, asegurándose de no golpear accidentalmente la pierna de Jin de nuevo.
 
-No lo dije para lastimarte. Sólo quería que supieras lo que podría paralizarme, zaterio. Nunca te lastimaría, nunca.
 
Jin se acercó y apartó el cabello de Suga a un lado, frotando la mejilla de Suga con el pulgar .- Fuiste creado sólo para mí. ¿Sabías eso?
 
No- murmuró Suga mientras veía las brillantes gemas verdes de Jin .-¿Cómo lo sabes?
 
-Debido a que los dioses me lo dijeron.
 
Suga no estaba muy seguro acerca de que los dioses le dijeran algo a Jin, pero había sido testigo de algunas cosas muy extrañas en los últimos dos días. No tenia duda de que Jin le estaba diciendo la verdad. Ahora que Suga no se estaba volviendo loco y estaba pensando las cosas, se dio cuenta de que —con tal de que nadie estuviera tratando de atacarlo— a él, le gustaba estar con Jin. El hombre era afable, cariñoso y muy atractivo. Jin era alguien a quien Suga le gustaría llegar a conocer mejor. Él no era como nadie que Suga hubiera conocido antes, su inteligente personalidad, no toda esa cosa del otro mundo.
 
Jin le sonrió a Suga con una sonrisa de infarto. -Te lo dije, fui creado, no nací como tú.
 
-¿Y los que te crearon te dijeron que yo fui creado para ti? Yo ni siquiera había nacido hace dos mil años señaló.
 
Jin se carcajeó.- No, tu no lo hiciste. Los dioses nos dijeron a las bestias aladas que sabríamos cuando encontráramos a nuestra pareja, que lo íbamos a sentir en lo más profundo de nuestros huesos. Se nos concedía solo una pareja, y se le conocería como el elegido- dijo Jin como si estuviera recitando algo que había oído, pasando sus dedos por las mejillas de Suga todo el tiempo . -Y tú, mi Cheerio, eres mi elegido.
 
Suga estaba jadeando pesadamente cuando Jin lo jaló hacia él y rozó sus labios con los de Suga. Era suave y vacilante, como si Jin estuviera esperando a que Suga le diera el visto bueno. Su mente le decía que tenía que irse de nuevo, que esto era una locura, pero Suga no estaba seguro de si podría apartarse. Por mucho que quisiera que las cosas fueran más despacio, otra parte de él, la mitad inferior, por supuesto, estaba gritando para que se moviera a toda velocidad. Suga no estaba seguro de qué escuchar, así que ignoró a ambos y selló sus labios sobre los de Jin.
 
Jin no presionó por más ni lo dominó como Suga habría pensado. El beso se mantuvo a fuego lento, con sólo un borde de deseo. Suga se deslizó un poco más cerca, y pasó sus dedos por el cabello de Jin. Se sentía tan suave como parecía. Parecía que sus dedos tuvieran mente propia, ya que seguían recorriendo los hilos de seda mientras Suga lamía el labio inferior de Jin.
 
-Estoy herido, pero no puedo dejar de pensar en tomarte.
 
Suga oyó la voz de Jin en su cabeza, pero no dejó que eso lo asustara en estos momentos. Él se había acostumbrado un poco a eso. Y de cierta manera, se estaba volviendo reconfortante. Pero la idea de dejar que Jin lo tomara era un poco intimidante. El hombre no era pequeño por ninguna parte.
 
Más despacio.- Suga empujó el pensamiento a la cabeza de Jin . -Por favor -añadió.
 
Jin sonrió en la boca de Suga mientras le mordía su labio inferior. -Sé que necesitas tiempo, zaterio. Te daría todo el tiempo del mundo.
 
-Pero tienes una fecha límite.
 
Jin asintió.
 
Suga se apartó lo suficiente para ver los muy verdes ojos de Jin. Pudo ver las pequeñas manchas negras que nunca había notado antes. La coloración era increíble.- ¿Cuánto tiempo hasta que pierdas la cabeza?
 
-Veinticuatro horas.
 
Suga cerró los ojos y suspiró.- Eso no es suficiente tiempo, Jin.
 
-Lo sé.
 
Mordiéndose el labio inferior, Suga miró al hombre. -Te diré qué. ¿Puedes manejar doce horas más?
 
Jin se encogió de hombros, retirando el cabello de Suga de sus ojos. El hombre parecía que amaba tocar el cabello de Suga. -No estoy seguro. Nunca he pasado por el calor del apareamiento antes. Pero sólo va a empeorar cuanto más tiempo esté sin reclamarte.
 
«Dioses». ¿Tenía un nombre? ¿Por qué tenía que ser llamado calor del apareamiento? Se oía como algo que le sucedía a un gato. -Bueno, tal vez doce horas puede no ser lo mejor, pero no quiero decir sí y terminar con un idiota.
 
Jin se carcajeó y acunó la cara de Suga.- Te he mostrado mi verdadero yo, zaterio. Pero si quieres ver a mi bestia, puedo mostrártela.
 
-¿La aterradora cosa verde a la que cambiaste cuando saliste a luchar contra los demonios?- Sí, Suga recordaba la bestia de Jin. Lo había asustado, y fingió que no lo había visto realmente. Si él iba a quedarse y ser pareja de Jin, entonces Suga necesitaba empezar a aceptar las cosas a su alrededor, incluso al Increíble Hulk. Sus sentimientos eran cada vez más fuertes hacia un hombre al que apenas acababa de conocer ayer, y Suga no podía entender eso, pero no podía negar que había sentido una gran pérdida cuando huyó de Jin.
 
-Esa es mi bestia, sí. Nuestro color depende de nuestra edad y nuestro rango. La bestia de Nam Joon es roja porque él es nuestro comandante. Mi color es verde porque indica que yo soy uno de los zenyons de nuestro grupo de doce.
 
-¿Qué significa?
 
-Traduciendolo, quiere decir que era el responsable de la custodia del Rey mientras éste dormía. T.K. y Red también tenían ese honor. Era el más alto honor que un rey podía otorgar a una bestia alada. Dejar su vida en nuestras manos, cuando cerraba los ojos y descansaba. Pero eso fue antes de que Julien se hiciera cargo. Él desterró a todos de su alcoba. No confiaba en nosotros.
 
-Puedo ver por qué -comentó Suga . -Pero si ustedes fueron creados, ¿no deberían de tener la misma edad?
 
-No, se necesitan cien años para crear a una bestia alada. El proceso es largo e implica mucho. No todos han sobrevivido a su creación. Fui creado cuatrocientos años después de Nam Joon.
 
Suga sentía como si Jin le estuviera contando un cuento de hadas. No parecía ser posible que todo esto fuera real. Pero tenía que ser ya que Jin no le estaría mintiendo aquí en la cama. -Tengo miedo como el infierno, Jin. Por lo que tengo entendido, una vez que lo diga, eso es todo. No hay vuelta atrás.- Y Suga no estaba seguro de lo que haría si Jin resultaba ser un imbécil. El vampiro alado se había convertido en su centro. ¿Habría un lugar a donde pudiera huir si quisiera escapar de este hombre?
 
-Si te niegas en cualquier momento durante la reclamación, el enlace no se formará. Eres mi única oportunidad de ser feliz, Suga. Nunca te haría daño. Sería el mayor tonto vivo si hiciera tal cosa.
 
-Bonitas palabras, pero ¿tenían significado para el hombre? Si resultas ser un imbécil, ¿qué puedo hacer al respecto?
 
-Decirle a Nam Joon- dijo Jin con un oscuro tono en su voz. El hombre tenía una expresión feroz mientras veía a Suga . -Nam Joon me torturaría durante un milenio si te hago daño de alguna manera. Él, junto con todas las bestias aladas, sabe cuán precioso es un zaterio. Deben ser atesorados, no abusados. Vas a entender una vez que te aparees que serás quien tenga el poder en esta relación. Eres la única persona que tendrá mi corazón, zaterio.
 
Dioses, Suga quería decir sí. Honestamente quería, pero estaba tan malditamente asustado de poner su confianza en las manos de otro. Vivir en este mundo, hacer parte de este. Él tendría que tratar con los perros del infierno y con cualquier otra cosa que llegara. ¿Podría hacer eso? ¿Podría soportar todo lo que vendría tras él sólo por estar con Jin?
 
-¿Me rechazas, Suga?
 
-No deseo hacerlo.
 
-Entonces ven a mí, pareja- dijo Jin mientras yacía allí. Suga esperaba que Jin lo jalara más cerca, pero Jin no se movió. Quizás el hombre temía que Suga se resistiría. Él dijo que si Suga lo rechazaba en cualquier momento durante el reclamo, el lazo no funcionaría.
 
Suga apoyó su mano sobre el ancho pecho de Jin, preguntándose qué debería hacer.- ¿Cómo funciona esto?
 
-Voy a reclamarte con el centro de mi ser -dijo Jin mientras giraba sobre su costado, jalando a Suga a su lado . -Estoy herido, por lo que no será muy agraciado para ti.
 
 
 
A Suga realmente no le preocupaba que Jin fuera agraciado. -Lo único que me importa es que te tomes tu tiempo conmigo.- No podía creer haber dicho eso en voz alta.
 
-Planeo tomarme mi tiempo, zaterio. Planeo explorar cada centímetro de tu sexy cuerpo- murmuró mientras pasaba la mano por el costado de Suga hasta que sintió la bastilla de la camisa de su pareja. Deslizó los dedos por debajo del material y se estremeció al sentir el contacto de la suave seda de la piel de su pareja bajo sus dedos.
 
Jin se inclinó más cerca, inhalando el olor de su pareja. Su bestia se paseaba en el interior de Jin, un gruñido retumbó en algún lugar del interior de Jin, diciéndole que el reclamo había comenzado. Ha comenzado, zaterio.- Si me rechazas ahora, no vamos a estar unidos.
 
Los ojos de Suga se elevaron hasta que se encontraron con los de Jin, su pequeña lengua rosada salió mojando sus labios. -No quiero rechazarte, Jin.
 
Jin podía ver la sinceridad en los profundos ojos color café oscuro de Suga que habían comenzado a oscurecerse con el deseo. Rezó porque Suga estuviera diciendo la verdad. El hombre había estado huyendo de él desde que abrió los ojos ayer. Jin tenía miedo, pero ya era demasiado tarde. El reclamo se estaba desarrollando allí mismo entre ellos. Su pene estaba lleno y palpitante en sus jeans, rogando ser liberado.
 
-Podría necesitar ayuda para desvestirme.- Una pierna de sus pantalones había sido cortada para atender la herida, pero el médico le había dejado los pantalones.
 
Suga abrió los ojos más y vio los pantalones de Jin, sus mejillas se ruborizaron mientras asentía, un mechón de cabello cayó sobre el rostro de Suga y Jin levantó la mano para acomodárselo detrás de la oreja. Amaba la forma en que se sentía el cabello de su pareja. Podría jugar con él durante horas.
 
Suga colocó la mano sobre el pecho de Jin y la movió hacia su espalda. Las alas de Jin se extendieron totalmente, aleteando salvajemente a la espera de reclamar al humano. Suga se acomodó entre las piernas de Jin y desabrochó los pantalones. Jin podía ver los dedos de su pareja temblar ligeramente.
 
No dijo una palabra. Permitió que Suga se tomara tanto tiempo como necesitara. Su zaterio le había pedido ir despacio, y lo haría. Le daría a su pareja todo lo que quisiera y más. Él era la felicidad de Jin, y Jin no iba a arruinar esto por apresurarse.
 
-Levanta las caderas dijo Suga .- Pero hazlo con cuidado.
 
Jin refrenó un silbido cuando Suga jaló la áspera tela de mezclilla sobre su herida. No quería que Suga se preocupara por la pierna de Jin. A pesar de sus buenas intenciones, Jin temía que si se detenían el lazo se perdiera para siempre.
 
Suga tiró los jeans de Jin a un lado y luego le ayudó a quitarse la camiseta sobre su cabeza. Jin yacía desnudo, su fuerte pene erecto y latiendo contra su abdomen. Suga sólo se arrodilló allí por un momento, viéndolo con pasión pura en su mirada.
 
-Por mucho que ames ver mi cuerpo, me gustaría ver el tuyo- dijo Jin y luego tomó la camiseta de Suga. Suga levantó los brazos y le quitó la camiseta. Jin pasó la mano por el firme abdomen de Suga, sintiendo los duros planos, bajo sus dedos. Levantó la mano y rozó con sus pulgares los pezones de su pareja, sonriendo ligeramente cuando Suga se estremeció y sus pezones se convirtieron en dos duras piedras.
 
Suga se apartó del contacto de Jin. Él frunció el ceño hasta que vio a su pareja quitarse los pantalones. Un incendio de lujuria estalló en el interior de Jin cuando el pene de Suga saltó libre, la cabeza del pene ya de un rojo furioso. El cuerpo de su pareja era delgado, pálido, y tan hermoso que Jin casi gimió por estar dentro de su pareja.
 
Suga lanzó sus jeans a un lado de la cama y se quedó viendo a Jin desde su caído flequillo. La prolongada anticipación era casi insoportable. Jin pasó su mano por la parte de atrás de la cabeza de Suga y tomando un puñado de cabello de su pareja, lo jaló hacia abajo, y tomó los labios de Suga. La calma de Jin se rompió cuando el hambre se edificó en su interior. Sus alas se desplegaron y su pene estaba increíblemente duro.
 
El roce de los labios de Suga contra los suyos era una sensación embriagadora a la que Jin ahora era adicto. No estaba acostumbrado a sentir una barba raspando su piel, pero sabía que podía besar a Suga durante horas y horas y no se cansaría del dulce sabor del hombre. El áspero roce de la barba de candado de Suga sólo añadía placer al explosivo beso. Jin tomó el eje entre sus dedos y le dio un ligero jalón. Suga gimió y abrió los labios y el placer se irradió cuando la lengua de Jin entró en la dulce y húmeda caverna de su zaterio.
 
Las manos de Suga rosaban el pecho de Jin hasta que sus dedos empezaron a jugar con los pezones de Jin. Él gimió ante la sensación. Jin abrió las piernas y jaló a su pareja entre ellas, sus penes rozándose entre sí, por lo que los pensamientos de Jin giraban fuera de control. Sentir el tacto de la piel sin trabas era más exquisito de lo que Jin había soñado que sería.
 
Su pareja rompió el beso y se deslizó por el pecho de Jin, tomando un solitario pezón en la boca. Jin murmuró, pasando los dedos por el oscuro cabello de Suga, raspando suavemente con sus uñas el cuero cabelludo de su pareja.
 
Suga cerró los labios sobre el pezón de Jin y luego suavemente mordió el pezón, rodándolo entre sus dientes. Un gruñido rasgó de la garganta de Jin. Acarició con sus labios el cuerpo de Jin causando que éste estallara en llamas.
 
-Zaterio, torturas mi cuerpo con gran dulzura.
 
Suga miró a Jin, con los labios hinchados y le sonrió. Jin gruñó ante la erótica imagen de su pareja y agarró al hombre, jalándolo hacia arriba hasta que Suga estaba a horcajadas sobre sus caderas. El pene de Suga sobresalía y Jin envolvió sus dedos alrededor de la caliente carne. Su pareja gimió mientras su cabeza se balanceaba hacia atrás sobre su hombro mientras Jin acariciaba lentamente a su pareja.
 
 
-Eres mío por toda la eternidad, Suga. Nunca te dejaré ir. Eres mi zaterio, mi elegido.- Jin llevó su mano libre hacia el trasero de su pareja y circuló el apretado anillo de músculos de Suga, sumergiendo la punta de su dedo dentro y fuera. Se acercó a la mesita de noche y rezó porque hubiera algo de lubricante en el interior del cajón. Después de todo no estaba en su habitación.
 
Tomó la botella y soltó el pene de Suga, extendiendo el claro gel entre sus manos y luego dejando caer la botella. Usó una lubricada mano para jalar la erección de su pareja y la otra regresó al culo de Suga.
 
-Inclínate hacia adelante.
 
Suga presionó sus manos contra el pecho de Jin, su aliento salía más rápido mientras veía a Jin con tanta confianza y deseo que Jin sintió que su corazón se tensaba en su pecho por las emociones.
 
Deslizando un dedo en el culo de Suga, Jin agarró el pene de su pareja con más fuerza, sus ojos nunca se alejaron de los de Suga.
 
-Esto se siente tan malditamente bien, Jin gimió Suga . -Agrega otro dedo.
 
Jin complació a su pareja, insertando un segundo dedo. Odiaba estar herido. Jin quería mostrarle a Suga su resistencia, su destreza cuando se acoplara al hombre. Pero sabía que tenía una movilidad limitada en este momento.
 
Suga se inclinó y mordió el mentón de Jin, rozando con su lengua la mandíbula de Jin. El pecho de Jin comenzó a subir y bajar más rápido ahora, la cabeza de su pene rozaba el culo de Suga con palpitante deseo.
 
Su zaterio le dio un ligero beso en los labios a Jin, sonriéndole. -Pensé que tus labios serían duros, pero son suaves y cálidos.
 
¿Por qué? -preguntó Jin . -¿Porque soy un guerrero?- Suga asintió.
 
Hay muchos lugares en mi cuerpo que son duros zaterio.- Jin empujó sus caderas, rozando con su pene las nalgas de Suga . -Pero mis labios no son uno de ellos.
 
Jin insertó un tercer dedo en el culo de Suga y gimió de cuan sedoso era el canal de su pareja. Chupaba sus dedos con avidez mientras Jin lo estiraba separando los dedos, girando la muñeca y buscando el punto caliente de Suga.
 
-¡Jin!
 
Jin lo había encontrado, y acarició con sus dedos la glándula del tamaño de una nuez una y otra vez hasta que los brazos de su pareja comenzaron a temblar.
 
-Cuando esté curado, te mostraré muchas formas de hacer que tu cuerpo cante por el placer de mi contacto.
 
-E-está bien -dijo Suga tragando saliva.
 
Jin liberó su mano, tomó las caderas de Suga, y rodó tan rápido que se mordió el labio inferior para evitar el aullido de dolor. Empujando a un lado el dolor, lo llevó hasta el fondo y lo dejó lo más lejos posible para poder reclamar a su pareja correctamente.
 
-Jin…
 
-Mi zaterio- gruñó Jin y luego llevó su pene al bien lubricado agujero de Suga . -Mi pareja.- Él se empujó
 hacia adelante, Suga gritó cuando las alas de Jin se extendieron en todo su metro y medio de embergadura. Comenzaron a aletear y abanicar, el polvo del apareamiento caía sobre ellos como nieve fresca. Era ligero, un ligero y fino polvo, pero era parte del ritual que los uniría para siempre.
 
¡Tienes alas!- Suga gritó mientras sus dedos se clavaban en el pecho de Jin, las uñas rompían la piel y la sangre brotó. Jin gruñó, presionando su pecho con más fuerza contra los dedos de su pareja. Le dio la bienvenida al dolor. Era bárbaro y salvaje y aumentó más las sensaciones de reclamar a su pareja.
 
-Tu me llamaste vampiro alado, zaterio- Jin bromeó.
 
-Pero yo no creía que… Oh infiernos- la cabeza de Suga rodaba de un lado al otro sobre la almohada mientras jalaba sus piernas más atrás hacia su pecho .- Te sientes tan condenadamente bien dentro de mí.
 
Jin aplicó el peso de su cuerpo en la pierna sana, estirando la pierna herida y evitando en lo posible la presión en ella. Él empujó su pene profundamente en el culo de Suga, sintiendo que se hinchaba aún más mientras el pene de su pareja rebotaba libremente entre ellos. Su boca se hizo agua por saborear a su pareja, pero Jin estaba tan perdido en las sensaciones de estar dentro del humano como para apartarse.
 
Mi zaterio- gruñó Jin y luego hundió sus colmillos en el cuello de Suga. El dulce sabor de la sangre de su pareja salpicó sobre su lengua cuando Jin bebió de su pareja, alimentando al vampiro en él y saciando una de sus necesidades.
 
Mientras Jin bebía vio su creación, junto con el nacimiento de Suga. Sus dos vidas corrían una al lado de la otra a la velocidad de la luz, hasta que chocaron y se entrelazaron, ligándolos para siempre juntos.
 
Suga gritó, su pene estalló entre ellos, mojando sus cuerpos con su semilla. -¿Cómo es que puedo ver tu creación?- preguntó en shock .- ¿Cómo es que puedo sentirte en mi mente, en mi alma, y en mi maldito corazón, Jin?
 
 
 
Jin  sacó  sus colmillos, lamiendo la herida  cerrándola.- ¡Porque eres mío!-   rugió, y luego se dejó caer por el borde hacia   el   abismo, colapsando mientras su cuerpo convulsionaba con su liberación. Se estremeció y se liberó del cuerpo de Suga, rodando y llevándose a su pareja con él cuando  se  acomodó  sobre  su espalda, envolviendo  a  su pareja con sus alas.
 
Esto es imposible murmuró Suga .- Tienes alas, y vi tu vida pasar en mi mente.
 
-Esa fue la unión, zaterio. Nos mostró nuestras vidas antes de unirnos, lo solos que estábamos, hasta la reclamación, y luego se unieron las fibras más profundas de nuestro ser juntándonos. Nunca volveremos a ser dos entidades, solo seremos una.
 
Suga se acurrucó al lado de Jin, suspirando feliz.- Me gusta eso, Jin- dijo en voz baja . -Me gusta que te pertenezca.
 
 
 
A pesar de que Suga había luchado en contra de pertenecer a Jin, esas palabras murmuradas significaban más para él de lo que Suga alguna vez realmente supiera.
 
 
 
 
 CONTINUARA....


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