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51. Jin (02) por dayanstyle

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Suga levantó la cabeza cuando Jin llegó al dormitorio de Nam Joon. Debería estar enojado con su pareja por haberse salido de la cama, pero también estaba malditamente aliviado de que Jin estuviera bien. Se encontró a sí mismo corriendo por la habitación y lanzando sus brazos alrededor del cuello de Jin. -Pensé que algo te había sucedido.
 
Se necesita más de un perro para tumbarme, zaterio -dijo Jin pasando un brazo alrededor de Suga . -Estoy bien.
 
¿Cómo está tu pierna?- Suga preguntó mientras se apartaba y veía hacia abajo.
 
-Ya no se siente como si alguien me la estuviera aserrando.
 
Entonces creo que voy a ir a buscar a mi pareja -dijo Jungkook mientras se apresuraba hacia la puerta .- A un perro lo puedo manejar. Son los demonios los que me tenían temblando en mis botas de lobo.- Jungkook se detuvo en la puerta, mirando al par . -No lo perdí esta vez, tu vigílalo.
 
-Yo lo vigilo- dijo Jin . -Gracias.
 
Suga abrazó a Jin con fuerza, sintiendo como si pudiera respirar de nuevo. El hombre estaba a salvo. Cuando oyó a Jin decirle que había perros en el castillo, Suga pensó que iba a perder la cabeza. En realidad trató de luchar con Jungkook para llegar a la puerta.
 
El lobo ganó.
 
Hay que acostarse.- Suga empezó a jalar de la mano a Jin hacia la puerta . -El doctor dijo que descansaras, no unas horas, unos días. Además tengo que revisar tu herida.
 
Suga estaba agradecido como el infierno de que Jin no discutiera con él. No tenía la fuerza para luchar con el hombre grande. Incluso herido, sabía que Jin iba a ganar. Eso sólo dejaba la opción de lanzarle cosas, y Suga no podía herir a un hombre herido.
 
No es que no lo hiciera si era por la salud de su pareja.
 
Ellos hicieron su camino por el pasillo y de regreso a la habitación de Jin. -Entonces, ¿que sucede?- Suga le preguntó dando un paso a la vez. A ese paso, llegarían a la habitación de Jin al atardecer. El hombre tenía dolor, pero era demasiado terco para admitirlo. Suga podía ver el sudor en la frente de Jin.
 
-Rae Hwan consiguió entrar.
 
-¿Quién es Rae Hwan?
 
-Es uno de los perros, en realidad él iba tras Jungkook por ser pareja de una bestia alada. Ahora nos dijo que el Rey decretó que todas las parejas debían ser sacrificadas en cuanto las encontraran.
 
Suga estaba mejorando en no volverse loco, pero sabiendo que tenía una sentencia sobre él, una sentencia que no podía ser cancelada y que estaba cumpliendo cada criatura del infierno, no era exactamente una buena sensación. Era francamente aterrador. Pero Suga tenía que cuidar a Jin. Él se hundiría en un rincón más tarde.
 
-¿Lo mataron?
 
-Nam Joon fue tras él. Pero Rae Hwan dijo que siguió a una pareja al castillo, lo cual es imposible, ya que cualquier humano que se acerque a esta montaña siente una compulsión para alejarse lo más rápido posible.
 
Suga se detuvo para tomar el picaporte y abrió la puerta de la habitación. -¿Los hechizos de las puertas se sienten de esa manera?
 
Jin asintió.
 
-Entonces, ¿dónde está? -Suga ayudó a Jin a llegar a la cama y jaló las mantas. Jin se sentó y Suga se arrodilló delante de él a desatarle las botas. Liberó una bota y la arrojó a un lado, trabajando en la otra.
 
-Nadie lo sabe. Las bestias aladas están buscando en el castillo.
 
Suga le quitó la otra bota a Jin y luego se detuvo cuando Jin metió un dedo debajo de su mentón y le levantó la cabeza. -Te ves muy bien allí, amor.
 
Suga tragó saliva. Los ojos verde esmeralda de Jin se habían oscurecido y realmente se llenaron con tanto calor que Suga sintió su pene endurecerse.- N-no sexo.
 
Una mamada no es demasiado ejercicio de mi parte.- La voz de Jin era tan sensual y profunda, que el corazón de Suga latía con fuerza al imaginar sus labios envolviéndose alrededor del pesado pene del hombre. Recordaba el pene de Jin del reclamo, no era pequeño. De hecho, el hombre había sido bendecido en el departamento de la ingle.
 
 
 
Se puso de rodillas, viendo a Jin a los ojos mientras su pareja se acostaba sobre su espalda y se desabrochaba sus pantalones, sus ojos casi suplicándole a Suga que no lo rechazara. Suga debería. Jin necesitaba descansar. Realmente lo necesitaba. Pero Suga no podía conseguir que su boca formara las palabras de protesta. Estaba tan emocionado en ceder ante Jin como Jin parecía querer que él cediera.
 
Suga se echó hacia atrás, observando a Jin, los dedos llenos de cicatrices bajaban sus boxers y sacaban su pene libre. Estaba duro y escurriendo, y la cabeza estaba tan roja que estaba empezando a cambiar a color púrpura.
 
Jin se acarició un par de veces, apoyándose en un brazo.- Mira, no hay esfuerzo -dijo, con la voz un poco gruesa.
 
 
 
Suga asintió sin pensar mientras se inclinaba hacia adelante, poniendo las manos sobre las rodillas de Jin. Sus ojos seguían cada movimiento, observando como la mano de Jin alcanzó la cima de su pene, y luego frotó con el pulgar la cabeza del pene, el líquido claro corría hasta que era una masa pegajosa.
 
Suga pasó la lengua por los labios.
 
Pruébalo- lo alentó Jin mientras levantaba el pulgar, con una larga cadena irrompible de pre-semen. Suga se inclinó y pasó su lengua sobre el pulgar de Jin, gimiendo fuerte cuando el sabor estalló en su lengua.
 
Lame la cabeza del pene, Suga.- Jin jadeaba .- Limpia mi desorden.
 
Suga lamió la esponjosa cabeza del pene de Jin, tratando de lamer hasta la última gota que escurría por la gran y bulbosa cabeza del pene. Pero cada vez que la limpiaba más presemen se filtraba.
 
-Chupa la cabeza, bebé. Envuélvela en tus labios.
 
Suga se acercó más, haciendo exactamente lo que Jin exigía. Jin presionó su erección hacia abajo, hacia su boca, alimentando con su pene a Suga. Él succionó con sus labios y limpió la hendidura con su lengua. Jin gimió.
 
Suga aferró el pene de Jin en su boca mientras Jin maniobraba en bajar los pantalones por las piernas. Suga vio la gasa blanca con el rabillo del ojo y casi se aparta, pero Jin agarró la parte posterior de su cabeza y lo sostuvo firmemente en su lugar.- No te detengas.
 
Suga oyó la desesperación en la voz de Jin. Oyó la necesidad tan claramente que tomó el eje un poco más duro en su boca. La piel sedosa fácilmente pasó por entre sus labios cuando Jin empujó la cabeza de Suga hacia abajo, sólo un poco más. Se empujó hacia atrás, y Jin liberó su cabeza.
 
Suga no iba a dejarlo ir, pero quería ver si Jin lo estaba presionando o simplemente descansaba su mano. Le gustaba la idea de que Jin descansara su mano. Al llegar abajo, la mano de Jin regresó a la cabeza de Suga quien estaba entre las piernas de su pareja y pasaba los dedos por el suave saco. Jin le dio un ligero empujón, y Suga sintió la punta del pene de Jin en la parte posterior de la garganta.
 
Sus ojos comenzaron a lagrimear.
 
Apartándose un poco, Suga se concentró en lamer el duro pene con su lengua, siguiendo la gruesa vena que corría por el costado. Cuando Jin tomó la cabeza de Suga en su puño y lo jaló, Suga persiguió el pene de Jin con sus labios.
 
-Desnúdate. Quiero chuparte al mismo tiempo.
 
-Pero no puedes hacer ejercicio.
 
Las ventanas de la nariz de Jin se movían mientras veía a Suga. -Joder, tus labios se ven tan condenadamente bien húmedos e hinchados.
 
Suga sintió su cara ruborizarse.
 
-Me acuesto sobre mi espalda, lo prometo.
 
Suga se puso de pie, se quitó la ropa y ayudó a Jin con sus pantalones. Los musculosos muslos del hombre eran una belleza. Las líneas eran tan marcadas que Suga tenía ganas de lamer cada maldito centímetro. Jin se quitó la camiseta por la cabeza y la arrojó a un lado, acomodándose rápidamente en medio de la cama. -Vamos móntate a horcajadas en mi cara.
 
El pene de Suga palpitó ante esas palabras.
 
Subiendo cuidadosamente sobre el cuerpo de Jin, Suga se colocó sobre la cabeza de Jin, sintiéndose un poco avergonzado de que su pene estuviera colgando sobre la boca de Jin. Esa sensación no duró mucho cuando Jin agarró las caderas de Suga y lo jaló hacia abajo, tragando el pene en su garganta.
 
Los ojos de Suga se cruzaban.
 
Agarró la base del pene de Jin y comenzó a lamer el endurecido eje, y luego se lo llevó a la boca. Jin abrió las piernas más, mientras chupaba el pene de Suga como un profesional. Suga la tenía difícil para concentrarse en lo que estaba haciendo. Jin estaba tratando de chupar el pene de su cuerpo.
 
Jin palmeó la cadera de Suga, y él sabía que estaba descuidando a su pareja. Usando su dedo pulgar y dedo índice, Suga descubrió la cabeza del pene de Jin, abriendo la ranura, y luego metió la lengua dentro, moviéndola a su alrededor. Jin palmeó su cadera.
 
Masajeó la parte inferior, donde un cúmulo de nervios descansaba justo debajo de la cabeza del pene, y luego tragó el pene de Jin, repitiendo cada movimiento que Jin hacía. No era como si hubiera hecho algo como esto antes, e imitar lo que Jin estaba haciendo le ayudaba a Suga dándole una guía.
 
El sonido que vibraba en el pecho de Jin animó a Suga a tomar más, empujar un poco más. Una vez que casi detuvo las arcadas, Suga tomó el sedoso eje duro en la garganta y luego rápidamente hacia atrás.
 
Jin pasó las manos por culo de Suga, sus dedos jugando con el orificio de Suga, y luego deslizó un solo dedo dentro de él. Suga se empujó, desesperado por sentir más. Gimió alrededor del pene de Jin, y Jin gruñó alrededor del suyo. Suga sonrió a Jin realmente le tenía que gustar esto. Él gimió de nuevo y luego presionó las caderas de Jin hacia abajo para evitar que el hombre empujara su pene hasta la garganta de Suga.
 
«Encontré algo que realmente enciende a Jin».
 
Suga fue recompensado con otro dedo. Cabalgó los dedos de Jin duro mientras gemía alrededor del pene del hombre, sintiendo que su orgasmo se acercaba. Suga quería que Jin se corriera al mismo tiempo. Redobló sus esfuerzos, chupando duro y rápido, jalando las bolas de Jin mientras tragaba al hombre completamente.
 
Los dedos de Jin se encajaron en las caderas de Suga mientras soltaba chorros de esperma que golpearon contra la parte posterior de la garganta. Suga tragó hasta la última gota. Cuando Jin metió un tercer dedo en el culo y empezó a joderlo con esos gruesos dedos, el cuerpo de Suga estalló en mil pedazos mientras un caleidoscopio de colores llenaba su visión. Jin no aflojó. Tomaba a Suga hasta el fondo de su garganta, mientras jodía febrilmente su culo.
 
Suga rodó fuera de Jin, cayendo sobre su espalda, su cuerpo temblaba mientras jadeaba en busca de aire. Nunca imaginó que chupar el pene mutuamente podría ser tan malditamente fantástico. Quería reír mientras su cuerpo seguía zumbando.
 
-Viste- dijo Jin mientras descansaba su mejilla en la pantorrilla Suga ,- ningún esfuerzo.
 
Suga sonrió mientras se giraba, besando cada tobillo de las piernas de Jin antes de moverse alrededor hasta que estuvo en los fuertes brazos de Jin. Le encantaba sentir desnudo a Jin, musculosos brazos envueltos alrededor de él.
 
-Zymtalium, zaterio.
 
Suga levantó la cabeza. -¿Qué significa eso?
 
Jin pasó la mano por el cabello de Suga y luego lo besó en la frente. -Moriría mil muertes si te perdiera, pareja.
 
Zymtalium, Jin -contestó Suga, al ver el orgullo y el amor brillar en los ojos de Jin mientras repetía la palabra.
 
Zymlye -dijo Jin mientras acercaba a Suga . -Te amo.
 
 
Suga tragó con fuerza, apoyando su mano sobre el pecho de Jin, sintiendo el corazón de su pareja latir lentamente.
 
-Z-Zymlye, Jin.
 
Jin no dijo ni una palabra. Él sólo abrazó a Suga hasta que oyó los suaves ruidos de los ronquidos en el pecho de su pareja. Suga suspiró mientras cerraba los ojos, agradecido de que Jin hubiera ido por él y lo trajera a casa.
 
 
 
 
 
Peniel siguió a Eddy a la sala verde, viendo cada esquina y cada maceta, en busca del hombre que era una de las parejas destinadas. Peniel estaba tan ansioso por saber como las otras bestias de quién exactamente el hombre era pareja, y temiendo las noticias al mismo tiempo.
 
Si Rae Hwan estaba diciendo la verdad, entonces el hombre yacía en algún lugar, muriendo por la letal mordida del perro del infierno. El estómago de Peniel estaba hecho nudo, rezando para que no fuera su pareja. No quería que el destino le diera a nadie eso, una de las bestias aladas iba a volverse loco cuando encontraran a ese hombre.
 
¿Alguna cosa?- Eddy preguntó.
 
Peniel negó con la cabeza mientras movía unas grandes hojas de una planta que había crecido tan grande que subía por la pared y miró detrás de ella. No he encontrado ni una pista dijo al tiempo en que lanzó la planta. Se estaba volviendo loco sin saber a quién le pertenecía el hombre. Todas las bestias sin pareja buscaban con frenesí.
 
Todos querían saber.
 
Todo el mundo estaba horrorizado de saber.
 
Y todo el mundo se preparaba para hacer frente a la bestia que se enterara de que su pareja estaba muriendo o muerta. Era una búsqueda solemne y seria, pero el humano tenía que ser encontrado.
 
He encontrado algo- dijo Eddy desde el otro lado del cuarto. Se puso de pie, con las manos en las caderas, mirando hacia el suelo, con el rostro sombrío. Peniel no estaba seguro de lo que Eddy estaba viendo, pero dado el ceño fruncido en el rostro de Eddy, no le iba a gustar.
 
Rodeó la mesa que tenía un buen número de las plantas en el cuarto y miró hacia abajo, viendo un reguero de sangre. Había pequeñas manchas de sangre que habían salpicado en el suelo, que conducían de nuevo hacia la salida al exterior.
 
¿Crees que es suya?- Eddy preguntó mientras tragaba tan fuerte que Peniel podía oír el corazón del hombre latir en la garganta. Sabía a lo que se refería Eddy. Sólo podía ser la sangre de la pareja. La de los perros del infierno era negra.
 
Sólo hay una manera de averiguarlo- dijo Peniel. Arrodillándose sobre una rodilla, Peniel pasó su dedo a través del pequeño punto carmesí y luego se lamió el dedo, saboreando la sangre en su lengua.
 
Peniel cerró los ojos mientras todo su mundo se vino abajo alrededor de él.
 
Probó a su zaterio.
 
Su elegido.
 
La otra mitad de su alma.
 
Peniel se puso de pie y dejó escapar un rugido desgarrador, sintiendo su bestia rasgar su camino hacia la superficie cuando saboreó el desagradable sabor del perro del infierno mezclado con la esencia de vida de su zaterio. Su cuerpo se sacudió y convulsionó con la mezcla, con el pecho oprimido por lo que su pareja debió de haber pasado en manos de Rae Hwan.
 
Se tambaleó hacia atrás mientras las lágrimas llenaban sus ojos y luego salió volando, olfateando el aire a su alrededor. Olía el bosque, la humedad en el aire, y sintió la suave brisa mientras se deslizaba junto a él, pero nada del perfumado olor que lo llevaría a su pareja.
 
¿Qué sucede?- Eddy le preguntó saliendo corriendo del castillo detrás de Peniel, con los ojos muy abiertos mientras levantaba la cabeza.
 
Peniel sentía una pérdida tan grande que se dejó caer de rodillas. El perro del infierno lo había condenado a la locura al morder a su zaterio. Mataría hasta el último de ellos, aunque fuera lo ultimo que hiciera antes de volverse loco.
 
¿Es el tuyo?- Eddy preguntó amablemente.
 
En lugar de responderle a Eddy, Peniel salió al aire, en busca de su moribunda pareja.
 
 
 
 
 
 
Jin salió de la cama cuando oyó gritos. Dejó a Suga aún dormido, y tomó sus jeans. Le tomó un momento ponérselos, pero se las arregló para conseguirlo y salió cojeando de su dormitorio.
 
Él salió volando- Eddy estaba gritando .- ¿Qué demonios vamos a hacer?
 
¿Qué sucede?- preguntó Jin al entrar en la sala.
 
-El humano mordido es la pareja de Peniel- contestó Lumin con tristeza .- Peniel se volvió loco y salió volando.
 
Los ojos de Jin fueron hacia Nam Joon. -¿Y nadie lo está buscando?
 
 
Hyun Won y Wen Han salieron, y yo estaba emparejando a todos los demás, si eso está bien para ti- bufó Nam Joon.
 
Jin sabía que todos estaban bajo mucha presión no solo por encontrar a Peniel, sino también por que sabían que aun había un demonio brimstone por ahí. Además Nam Joon estaba escupiendo clavos porque los perros del infierno habían logrado entrar a su seguro castillo.
 
Y el comandante sentía el peso de Peniel volviéndose loco.
 
Lo siento. -Jin inclinó la cabeza .- No quise faltarte al respeto.
 
Nam Joon suspiró mientras alejaba la disculpa de Jin con un gesto.- Todos estamos cansados. Pero tenemos que encontrar a Peniel. Incluso si se vuelve loco, tiene que ser traído a casa. No quiero que esté causando estragos en ningún lugar, solo aquí, entre nosotros, las bestias.
 
Las bestias serían capaces de acabar con Peniel. Jin hizo una mueca al pensar en terminar con la vida de Peniel. Aparte de perder a tu zaterio, la locura era la única cosa que preocupaba a las bestias.
 
Tenemos que encontrarlo- dijo Nam Joon . -Yo sé que él está buscando a su pareja, pero si Peniel lo encuentra y está muerto, no sabemos qué tipo de caos pueda crear.
 
No hay ninguna posibilidad de que su pareja aún pueda estar vivo -dijo Lumin, frunciendo el ceño .-¿La hay?
 
Si él no está muerto, lo estará pronto.- Nam Joon suspiró mientras se frotaba los ojos con los dedos .- Los humanos no pueden sobrevivir a la mordedura de un perro del infierno.
 
Jin cruzó los brazos sobre el pecho para protegerse del frío que esas palabras le causaron. Suga era humano. Aunque estuviera acoplado, Suga aun así moriría si fuera mordido por un perro del infierno. Y eso era algo que Jin no quería ni considerar.
 
Podría estar vivo- dijo Jin, sólo  porque necesitaba creer que había una posibilidad para su propia pareja. Nam Joon se giró y lo miró.- Está muerto - gritó  .- Ustedes lo saben y yo lo sé. En toda nuestra historia, ningún ser humano ha sobrevivido a la mordedura de un perro del infierno. Eso es imposible.
 
Tampoco era posible que un humano cruzara los muros del castillo- dijo Jin enseguida .- Y, sin embargo, de alguna manera, la pareja de Peniel lo hizo.
 
-¿Hay alguna manera de que pudiera conocer nuestros antiguos hechizos?- Lumin preguntó . -*Quizás contrarrestó los hechizos escudo que Nam Joon colocó alrededor del castillo.
 
 
Mira- dijo Eddy mientras daba un paso frente a todos y agitaba la mano entre ellos en el aire ,- no importa cómo se metió en el castillo en ese momento. Podemos descubrirlo después. Lo que importa es encontrar a Peniel y a su pareja antes de que ambos terminen muertos.
 
No, no - dijo  Nam Joon  mientras se  frotaba  la parte posterior de su cuello  .- Tienes razón. Tenemos que encontrarlos a los dos, vivo o muerto.
 
-Esperemos que vivo- dijo Eddy.
 
El brillo en los ojos tristes de Nam Joon decía que no creía que eso fuera posible. Jin prácticamente sabía que Nam Joon estaba en lo correcto, incluso si deseaba que fuera diferente. Y su corazón le dolía por su amigo. Había conocido a Peniel durante siglos. Había luchado, reído y soñado con encontrar a sus parejas junto a él.
 
Ahora, ambos habían encontrado a sus parejas, sólo que la de Peniel estaba muerto o moribundo mientras que la de Jin yacía dormido en su habitación. Aunque Jin estaba encantado con la presencia de su pareja, tenía el corazón destrozado por la idea de que Peniel nunca sentiría esa alegría.
 
-¿Qué puedo hacer para ayudar?
 
 
 
 
 
 
 continuara....


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