Arthur se dio cuenta de como la expresión bien manejada del chico rubio bajó la intensidad, revelando su verdadera fachada de inseguridad. Su amigo del alma, Lucas, tenía a un chico nuevo comiendo de la palma de la mano. En vez de disfrutarlo y dejarlo ir, se tardaba mucho en dar pie a cosas nuevas. Lucas nunca anduvo con alguien plenamente del colegio, siempre era con personas ajenas y duraban una sola noche.
Era consciente de las cosas que decían sobre Lucas, él no mencionaba sobre sus andanzas, prefería callar y continuar con la doble vida que traía entre manos. Su amigo ya era lo suficiente grande para saber en lo que estaba metiendo y él no era nadie para juzgar. El acontecimiento del siglo, era ese tipo que confundía a Lucas.
--¿Por lo menos ya lo has besado?
Lucas olvidó reírse y se ruborizó como un virgen, cosa que no era.
--Todo a su debido tiempo-- manifestó él, flexionando los brazos.--Estoy en la cuerda floja con ese chico.
--Perdón, pero tú en menos de 1 hora te llevas a un hombre a la cama. ¿Derek es tan complicado?
--Yo soy el complicado-- el sudor hacía que el cabello este pegado en la frente y su expresiones estaban a flote-- Bien sabes que ignoro a cualquiera que intente tirarse encima mío, pero este. Derek es diferente.
No tenía el corazón para reírse de Lucas. Ese chico no tenía nada de especial, era bajito fuerte y el carácter que se cargaba era insoportable.
--Si él no te hubiera hablado, nunca ese chico tendría espacio en nuestras conversaciones.
--Lo que pasa, es que no lo conoces tanto como yo lo hago,
--Tampoco me gustaría hacerlo-- increpó Arthur con enojo-- Ese niño no me interesa.
--Que bueno, sería un gran problema si el muy heterosexual Arthur se empezara a fijar en Derek el irlandés.
Usaba su modo posesivo en una circunstancia no adecuada. Mejor sería tomarle el pelo.
--¿Entonces, si yo me enamoro del tal Derek, él a quien preferiría? ¿A ti o a mi?
Lucas le miró con algo de terror, para luego reírse a todo pulmón.
--¿Dejarías a tu preciada novia, para fastidiarme?
Arthur se encogió de hombros.
--Solo sería unos agarrones y besos, durante unos días. Al final de cuentas, todo bajo la mesa, sin que nadie se entere.
--No puedes jugar con los sentimientos de las personas.
--Ambos tenemos mucho recorrido a la hora de jugar con las personas, por eso somos populares. Dime, lo hago o no.
Lucas puso mala cara.
--Tú no puedes enamorarte de él, Derek es mío.
Arthur vio con disgusto los moretones en sus brazos. Lo tiraron al suelo a lo largo del partido, las faltas culminaron en la expulsión de uno o dos jugadores.
--No quiero quitártelo. Solo quiero jugar. --
Pero Derek.
--Él no es tuyo, ni de nadie. Se pertenece a si mismo-- sus pies empezaban a arderle por las ampollas-- Depende de tu grandioso Derek, si me quiere seguir el juego. Yo no soy un cualquiera, si le hablo a alguien, debe sentirse afortunado.