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Harry Potter y el profeta de plata por MikaShier

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Notas del capitulo:

N/A: Este fanfic no es mensual. Lamento mucho la tardanza, espero actualizar más seguido.

Capítulo 1

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La primera vez que confrontó a Harry Potter fue gracias a Pansy. Draco leía tranquilamente mientras la seguía, sosteniendo el libro en una mano y una manzana con varias mordidas en la otra. Todos sabían, a esa altura, que él era todo menos tonto. Pero el niño pensaba, para sus adentros, que obviamente debía ser así. Severus Snape jamás le compraría un perrito o lo llevaría a jugar con otros niños voluntariamente, así que Draco había pasado años entreteniéndose con los libros que Severus estaba dispuesto a comprar. Era normal que Draco leyese en cada ocasión.

 

Ugh, aquí apesta —dijo Pansy. Draco desvió la mirada del libro cuando ella le cortó el paso, observando ahora a los tres niños frente a ellos. Sus ojos se clavaron en la niña, ¿no había hechizos para controlar todo ese desastre que llamaba cabello? No dijo nada, solo esperó a que Pansy terminase— ¿Alardeando, Potter? Ya que ahora eres miembro del equipo de Quidditch, me preguntaba por qué será, ¿algunos privilegios que no nos han contado?

 

¿En serio? Bueno, Draco pensaba que eso ni siquiera era un insulto. Había muchas fallas, por ejemplo, si Potter tuviera privilegios, ¿por qué los contaría? Él tenía privilegios con Snape y no había razón para mencionárselo a alguien. Tampoco era como si nadie lo supiese. Pero para los Gryffindor había sido suficientemente ofensivo, porque Potter enrojeció.

 

—Hazte a un lado, Parkinson —bramó un pelirrojo antes de que Potter pudiese contestar. Draco lo miró a él ahora. Tenía un letrero que gritaba “Weasley” por todas partes. Sabía que compartían algunas clases, por supuesto, pero nunca lo había visto de frente. Pasó de hoja.

 

— ¿Te defienden, Potter? ¿Te habrá comido la lengua el ratón? —Pansy puso los brazos en jarras. Draco suspiró y cerró su libro.

 

—Déjanos tranquilos, Parkinson. Nosotros solo íbamos de pasada —intentó Harry. Draco alzó una ceja, estaba de acuerdo con eso, ellos no habían hecho más que tener la desgracia de toparse con una Pansy enojada. Al parecer, su gesto fue malinterpretado, pues Weasley saltó de inmediato.

 

— ¿Algún problema, Malfoy? —el aludido suspiró y miró con aburrimiento la chica a un lado de Weasley. ¿Ella entendería? Al parecer, sí, porque jaló el brazo del otro— Por supuesto, un Malfoy. Haz de creernos poca cosa como para dirigirnos la palabra, ¿no?

 

Draco entendía tranquilamente que a Weasley le habían arruinado el día con la palabrería absurda de Pansy y que podía llegar a creer que él también intentaba molestarlos. Sabía, además, que se cargaba una miradita bastante maliciosa sin proponérselo, Severus ya se lo había dicho, pero a veces es inevitable. Así que entendía que Weasley fuera tonto y se llevara por la primera impresión, no era razón para odiarlo. Además, era muy consciente de que también es culpable quien está ahí y, si bien no ataca, tampoco detiene.

 

—Tal vez ni siquiera sabes hablar —Draco ladeó la cabeza. Escuchó a Pansy rezongarle algo a Potter y a Granger hablándole a Weasley con tonos de advertencia—. Como no tienes p…

 

— ¡Ron! —Potter lo empujó, impidiendo que dijese lo que estaba por decir. Le vio dar una mirada de urgencia, para que se callase, y el aludido enrojeció. Comenzó una disculpa, pero entonces Harry miró a Draco con tanta lástima. Y eso era algo que le molestaba.

 

Le cabreaba muchísimo.

 

— ¿Porque no tengo padres, Weasley? —Pansy se calló de inmediato, mirándolo de reojo pero cuidándose de mantener la pose orgullosa— Es extraño, porque aun así tengo más clase que cualquiera de ustedes, supongo que es algo que se hereda, o tal vez la falta de padres nos haría a todos un poco más educados, ¿no, Weasley? ¿Te parece un buen motivo de burla?

 

—Ya dije que lo…

 

—Y ya te escuché —lo cortó, con el enojo vibrando en su voz—. Debes estar muy agradecido porque alguien como Potter se haya dignado a mirar un poco más abajo para poder considerarte su amigo. Aunque no me sorprende, a fin de cuentas, eso hacen los santos, ¿cierto, Potter? Te congracias con las desgracias.

 

—Malfoy, yo no…

 

—No me sorprende que seas tan elocuente —interrumpió nuevamente—. Seguro llenas todas las expectativas del titulito ese que te cargas, ¿no?

 

Enredó el brazo con el de su amiga y pasó de los chicos, dirigiéndose hacia las mazmorras. Marcando una nueva ruta en el destino que él ya había previsto.

 

____________

 

Draco no supo cómo quitar el dedo del renglón cuando los sueños se detuvieron. Se sintió a la deriva y eso debía ser culpa de Potter. No le bastó con molestar esa vez, sino que, en cada oportunidad, él arrojó la primera piedra. Tontamente se veía así mismo coronándose como el príncipe de las Serpientes. Claro que ningún Slytherin lo llamó así jamás, eran las otras casas quienes susurraban. Y a Draco esa mala fama le agradaba.

 

A pesar de los meses transcurridos, “es culpa de Potter” pareció convertirse en su frase favorita desde entonces. Por ejemplo, por culpa de ese odioso cararajada estaba llegando tarde a su clase de pociones de ese día. La parte lógica de Draco le decía que, incluso si pudiera seguir soñando con el futuro, no había posibilidades de saber que hoy llegaría tarde, porque los sueños eran aleatorios. Pero prefería agarrarla contra Potter. Hasta se le hacía sano.

 

Sus pasos resonaban en el corredor semivacío. Si bien no corría, iba tan rápido como sus piernas lo dejaban. Había pocos alumnos fuera de clases a esa hora, y aunque Draco escuchaba sus murmullos, alcanzó a distinguir un sonido algo… anormal.

 

Se detuvo y talló sus ojos. El pasillo había tomado un matiz gris, aunque él estaba seguro de un cielo abierto hoy. Agitó la cabeza, olvidándolo. Al parecer todos los demás alumnos ya se habían retirado y él era el único idiota parado en medio del pasillo. Soltó el aire y continuó caminando, aunque algo más… cauteloso.

 

— ¿Sabes? —escuchó a lo lejos. Se erizó por completo, ¿se podía describir una voz como “fría” sin referirse a alguien siendo cortante? No sabía cómo más tomarse aquello—Solo alguien que quisiera encontrar la Piedra… encontrarla, pero no utilizarla… sería capaz de conseguirla.

 

Draco alzó la ceja y, por mera precaución, se pegó a un muro cuando estuvo por llegar a una puerta. Intentó identificar si las voces venían de ahí dentro, pero al darse cuenta de que no, solo se decidió a continuar el camino.

 

— ¿Siempre fue tan largo esta basura? —se quejó al alzar la mirada. El pasillo era interminable, ni siquiera podía ver dónde virar. Pero… se giró hacia atrás. El mismo resultado.

 

Intentó no entrar en pánico y aceleró el paso hasta que terminó corriendo. Por más que avanzaba, el pasillo parecía no terminar. Las voces se hacían inentendibles y Draco comprendió que de alguna forma estaba teniendo una visión. Eso no le quitó el miedo, sobre todo cuando un grito se escuchó claramente, por encima de todo lo demás.

 

¡Un troll! ¡Un troll en las mazmorras!

 

Cayó de bruces cuando se enredó con su propia túnica. El mundo recobró su color, pero el rubio jadeante en el piso parecía haber corrido un maratón.

 

— ¿Estás bien? —cuestionó un chico de cuarto cuando el menor abrió los ojos— Estábamos por llevarte a la enfermería, Malfoy. Parece que te desplomaste a medio pasillo…

 

Una mirada hacia una de las ventanas le hizo saber que la clase de Snape había terminado hacía mucho. Todos debían estar en el comedor. ¿Cuánto tiempo había…? Su cabeza dejó de maquinar cuando recordó su visión. Se deshizo del agarre del mayor y echó a correr por el pasillo.

 

No tardó más de dos minutos en llegar. Abrió las puertas del comedor en par y se dirigió hacia los profesores. El orgullo no le importó al saber que quizá muchos Slytherin estarían en peligro. Un troll. En las mazmorras, tan cerca de su casa que…

 

— ¡Hay un troll! —se detuvo frente a los mayores, que se miraron unos a otros sin comprender. El niño, jadeando, continuó— Un troll… en las mazmorras.

 

_______________

 

Enterró el tenedor en su comida con tanta fuerza que resbaló un poco, haciendo un chirrido irritante. Pansy hizo una mueca, pero continuó hablando.

 

—Cualquiera se equivoca, Draco —intentó consolar, pasando algunas fresas al plato de su amigo—. Seguro fue una pesadilla. De cualquier manera, muchos seguirán creyendo en ti, aunque no seas el niño profeta.

 

El rubio se abstuvo de hacer pucheros. Aunque habían ido a revisar de inmediato, nadie encontró ningún troll en las mazmorras. Draco quedó como un mentiroso. Y de alguna forma, también como un dormilón.

 

—Es que no fue un sueño —se defendió. Blaise dio un trago a su jugo antes de aportar algo a la conversación.

 

—Dicen que te desmayaste, en realidad. Había personas ahí, te vieron caminar y sentarte en una de las bancas. Cuando llegó la hora del almuerzo, te levantaste y… bueno, solo te caíste.

 

— ¿Ves, Pansy? Yo no hice nada de eso. Así que no fue un sueño —la chica ladeó la cabeza a la izquierda, luego a la derecha.

 

—Papá era sonámbulo, ¿sabías?

 

— ¿Perdón? —no solo la voz de Draco sonó incrédula, sino que todo su rostro denotaba que no podía creer que Pansy estuviese diciendo eso.

 

—Es mejor así, Draco —bajó la voz un poco, acercándose al son de confidencia—. Ser el niño profeta te traerá muchos problemas. En cambio, si solo eres un niño que camina dormido… No hay tanto peso sobre ti.

 

—Esto no es sobre quién soy, es… es sobre lo que pasó. El cómo quedé como idiota enfrente de todos. Yo sé que…

 

—Estoy de acuerdo con ella. Draco, tenemos once años. Las cosas de héroes déjalas para Potter. Nosotros… nosotros podemos solo jugar ajedrez y preocuparnos por la escuela. Quedaste como un tonto, quizá, pero eso no es nada en comparación a lo que se dice que te espera en el futuro. No necesitas atención.

 

—No es por atención —siseó, un poco exaltado.

 

Creía que ya era demasiado tarde para decidir que él no era el profeta de la profecía esa. Nunca deseó serlo, e incluso si no lo fuera, el mundo decidió por él. Draco estaba seguro de que sus padres habían sido asesinados por su causa. Era muy tarde para todo.

 

Pero encontró razones en sus amigos que le hicieron aceptar. Bajar la voz. Si había problemas, si él se veía envuelto en visiones… no importaba. La ruta del destino solo era una, ¿no? Quizá no podía cambiarse.

 

______________

 

— ¿Puedes creer que haya hecho eso? —murmuró Ron, llenándose el plato con la cena de esa noche.

 

—Lo que no puedo creer es que le hayas hablado así —debatió Harry, tomando un vaso con jugo de calabaza—. Es nuestra amiga y la hiciste llorar.

 

—Sí, pero es que ella debía estar de nuestro lado, no del lado de Malfoy. No es nuestra culpa si él es un… un cretino… Se buscó todas las burlas por eso del…

 

Las puertas se abrieron en par. El profesor Quirrell, a punto de desfallecer, gritó a todo pulmón.

 

¡Un troll! ¡Un troll en las mazmorras!

 

Muchas miradas cayeron sobre Draco, quien solo removió las verduras en su plato. Algunos profesores se levantaron y comenzaron a dar indicaciones, mientras otros salían a los pasillos. Cuando Draco levantó la mirada, casualmente se topó con Potter, en la mesa de Gryiffindor. Alcanzó a leerle los labios antes de que este se fuera corriendo, con el Weasley pisándole los talones. Suspiró.

 

Hermione.


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