Capítulo 1- Las escondidas
El departamento de Yamida Raito era muy agradable. No hacía mucho se había mudado, cuando las sospechas de que él era Kira desaparecieron por completo.
Claro que, conociendo al verdadero Raito, sólo significaba una nueva manera de mantener en secreto su verdadera identidad. Además, quién no estaría a gusto con una casa sin nadie que diga lo que debes hacer. No había horarios ni límites, sin contar que tenía privacidad al 100%.
Eso tampoco significaba que Death Note estaría tirada por ahí juntando polvo en algún rincón. Esta vez, Yamida-kun se las había ingeniado para no sólo crear otra manera de protección sino también reforzarla.
Raito abrió la primera página del periódico mientras tomaba su café con una expresión serena. Revisó las secciones de siempre, comprobando que aún su nombre, se encontraba por así decirlo, en el primer puesto.
- Oye, Raito… estos últimos meses no ha pasado nada divertido… ya comienzo a aburrirme.
- No quiero levantar sospechas otra vez, Ryuuk.- comentó continuando su lectura.
- Estoy de acuerdo contigo…- Ryuuk se ubicó sobre la mesa con las piernas cruzadas. Cerró sus ojos y sostuvo su mentón con la mano derecha, dando a entender que pensaba en algo- Pero dos meses es mucho. No vayas a negarlo. Comienzo a pensar que te agrada este “tiempo libre” que te has tomado.
- Ryuuk…- llamó por última vez, sin dejar de prestar atención a las noticias- ya cállate – cerró el diario y tomó una de las manzanas que estaban cerca. Rápidamente, se la arrojó al dios de la muerte, quien la hizo desaparecer de un mordisco.
Raito corrió la puerta del balcón y sintió por primera vez en la mañana la frescura del día.
Suspiró. El sol recién comenzaba a salir.
- Has escuchado alguna vez… sobre la calma antes de la tormenta… L?
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“Mhh… delicioso.” Pensó para sí mismo lamiendo su tercer helado. Ryuuzaki era un fanático de los dulces, era increíble la cantidad que consumía y aún sí, no engordaba ni un kilo. Sentado de cuclillas observaba la televisión con gran interés, le alegraban bastante esas “vacaciones” que Kira se había tomado, pero sin muertes, no había pistas, sin pistas, no había Kira. No había Yagami Raito.
Así bien como su amigo lo había dicho, quería que Raito fuese Kira. Cerró los ojos por un momento. ¿No podía tener acaso un amigo normal y corriente?
- Kira… ¿Quién…? – No pudo terminar la oración. A su lado sonaba impacientemente su celular.
Antes de recogerlo lo miró detenidamente.- L desu.- dijo sin ganas- R-Raito-kun… Hai… - L cerró el celular y clavó la mirada en sus pies. Al pasar cerca, Watari lo notó preocupado.
- Sucede algo?- L sonrió
- Sabes que día es hoy, Watari?- El hombre negó con la cabeza.
- No, lo siento- Ryuuzaki buscó sus ojos como esperando algo: Una respuesta. Si algo se había mantenido desde el principio, esa era su posición en el tablero.
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19 de Septiembre. Casa de Raito. 18:00 hs. No había rastros de tormenta, tampoco posibilidades de pasarla mal junto a él.
Esa noche seguramente la aprovecharían para poner al día ciertas cosas sobre Kira y quizás en algún momento libre jugar una partida de ajedrez, o ponerse a prueba uno al otro con preguntas que sólo dos genios pueden responder, o esquivar.
Kira se había tomado 8 semanas de descanso y a pesar de querer hacer un mundo relativamente feliz, para un adicto al libro como él era frustrante no tocarlo por tanto tiempo.
Abrió la caja que estaba a su derecha, ya casi terminaba. Tomó cuidadosamente un paquete hecho de papel de diario y de adentro sacó una copa. Con la mirada perdida se dejó llevar por unos instantes, suspiró.
- Cuánto tiempo más debo esperar?- se preguntó inconcientemente.
- Eso depende… -Raito frunció el ceño.
- Depende de qué?- Preguntó confuso.
- Depende de lo que esperes- Abrió los ojos bruscamente, esa respuesta no se la esperaba. Al ver su reacción Ryuuk no contuvo una risa exagerada. Ese chico lo divertía de sobremanera, a pesar de eso, a pesar de estar tanto tiempo con él, no cruzó en ningún momento la línea que los separaba. No quería ningún tipo de conexión, aunque recapacitaba en la idea de convertirlo en un Shinigami.
- En qué piensas?- Interrogó Ryuuk dándole un mordisco a su quinta manzana en tres horas.
- Realmente eres molesto, ¿Sabías eso?- Respondió presionando la base de la copa. Ahora que lo mencionaba, no sabía bien que estaba esperando.-Creo que es tiempo que use a Death Note.
- Ya era hora muchacho…
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-Watari…
-No se preocupe, señor. Hice todo lo que me pidió.
-Ahh… - suspiró y se rascó la cabeza aliviado. Pero Watari no se movía y seguía con esa estúpida sonrisa de mayordomo. L lo miró de reojo- ¿Qué esperas?
- Cierto – respondió seriamente. Caminó hasta la limusina y abrió la parte trasera. De ahí bajó una caja del mismo tamaño de un televisor de 24’’- Aquí tienes, Ryuuzaki. Te ayudo a cargarlo?
- No, está bien. Gracias Watari, ya puedes irte.
- Hai, arigatou- realizó una reverencia y se marchó con el auto. L lo observó hasta que la figura del transporte se desvaneciera completamente al final de la calle. Estuvo a punto de girar en dirección al departamento pero recordó la caja. No obstante, se agachó de cuclillas, como siempre lo hacía y se llevó un dedo pulgar al labio inferior.
- Ahh… y ahora que hago contigo?
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La casa estaba silenciosa. Sólo una luz estaba encendida y ésta provenía del baño. Yagami se daba una ducha, cuando en eso, sonó el timbre.
Tomó una toalla y con ella se cubrió la parte inferior, mientras salía del lugar.
Seguramente era L, parecía ser que se había entretenido bastante y se le había pasado la hora. En su recorrido encendió la luz principal y verificó el reloj.
-Qué extraño…-susurró aún era temprano- Acaso L…?- abrió la puerta de entrada dudoso, llevándose una gran sorpresa. Del otro lado no había más que un pasillo oscuro. Raito frunció el ceño, segundos después, una sonrisa se formaba en la comisura de sus labios.
…L estaba adentro…
Quizá lo estaba probando, o tal vez era alguno de esos juegos estúpidos que tanto disfrutaba. Le gustaba ser la víctima y estar en desventaja, de esa manera, debía esforzarse el doble para no perder.
Si L quería jugar… entonces jugaría.
“Veamos… debe estar escondido en alguna parte… Tonto, no hay muchos lugares ¿Qué se trae este idiota?”
Caminó hasta la cocina y de la heladera sacó una botella de agua. Bebió un poco del pico y pudo ver claramente a Ryuuk como le señalaba con el dedo su dormitorio.
Eso sería bastante divertido. Esta vez, quería llegar lejos, más lejos que Kira.
“Mucho más…”
*continuará… continuará? xDD