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Buscando la belleza por OldBear

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Capítulo 15. Cuidado con las amenazas.

Steve se dio cuenta que había dejado a Tony en visto unas 3 horas después. Mientras hablaba con el menor abrió el documento que le había enviado y se quedó revisándolo, ya para cuando se fijó en que fue muy descortés al no contestar prefirió no hacerlo. No mandaría un mensaje a un empleado a esas horas de la noche— era más de media noche—y además seguramente Tony le había contestado por cortesía y no estaba esperando una respuesta realmente.

De todas formas se reprochó y decidió pedirle unas disculpas al día siguiente. Si había algo que odiaba era que lo dejaran en visto, y él había hecho exactamente lo mismo.

Terminó de ver la película mientras revisaba los documentos que su asistente le había enviado. Bucky tenía razón, una de las clausulas estaba diferente a lo que habían acordado. Seguramente había sido un error cuando reescribieron el documento original porque, de no haber sido por Bucky, ni siquiera Steve lo hubiese notado. Llamaría al gerente de Greco Group para resolver eso en la mañana.

Terminó durmiéndose casi a las dos de la mañana pero levantarse temprano no le suponía ningún peso, estaba más que acostumbrado desde los días en los que estuvo en el ejército. Cuando la alarma sonó antes de las seis saltó de la cama dispuesto a correr un poco en un parque cercano, casi una hora después ya había vuelto para ducharse rápido e irse a la empresa.

Steve se vio en el espejo del baño a través del vapor luego de su ducha y, por un momento, sintió que el hombre del reflejo no se trataba de él. A veces le sucedía eso, se sentía ajeno a su propia realidad. Y es que, cuando estaba en soledad, se preguntaba si realmente quería todo lo que tenía.

Cuando era más joven había soñado con ser un gran empresario, el más importante y mientras fue creciendo, soñaba con tener a su lado la más bella de las mujeres y tener una gran familia. Ya era el presidente de Shield, una de las empresas más importantes de moda, y pronto iba a poner en marcha sus planes, demostrándole a todos lo bien que podía manejar la empresa, aun cuando Thanos no había confiado del todo en él. ¿Pero en verdad era aquello todo lo que deseaba? Quizas nunca se permitió seguir un camino diferente…

También tenía a Sharon: la rubia era una mujer innegablemente hermosa, inteligente y con una buena posición, además de que se conocían de toda la vida… y aun así Steve la engañaba. ¿Y por qué la engañaba? No sabía, ¿Y por qué seguía con ella? Ni eso sabía tampoco. Estaba muy seguro que a Sharon no la amaba, la quería mucho, y la deseaba como la mujer hermosa y sensual que era, pero no la amaba.

Quizás por eso la engañaba, porque sabía que no podía soportar el hecho de intentar, de obligarse a amarla, sin una especie de escape. No se engañaba pensando que era la víctima, porque él mismo sabía que era un maldito bastardo haciendo eso, pero Sharon jamás lo iba a dejar por eso. La misma rubia decía que aunque hubiese mil mujeres detrás de Steve, ella las a alejaría todas, así que Steve simplemente seguía.

¿Pero hasta cuando eso podría seguir? ¿Verdaderamente podrían llegar a casarse? ¿A tener hijos? ¿A vivir juntos? Tenían años de noviazgo y Steve nunca había querido que vivieran juntos, siempre le decía a su novia “cuando nos casemos viviremos juntos, no quieras adelantar las cosas”. Dormían juntos en el apartamento de uno o del otro, podían durar uno o dos días, pero al tercero cada quien a su departamento, y sin dejar ninguna pertenencia que buscar más que un cepillo de dientes o un par de pijamas.

Bucky era el primero en decirle que rompiera con ese compromiso, que aquello no era vida, que solo obtenía los reclamos de Sharon. Pero de todas formas Bucky no era el idóneo para dar consejos de pareja, su amigo jamás había estado en una relación mayor a tres meses.

Sintió un pequeño dolor de cabeza comenzar cuando terminó de cambiarse, luego de volver del ejército los sufría con demasiada frecuencia, así que decidió preparar un café, eso a veces ayudaba y así no tenía que estar bebiendo tantos analgésicos.

Cuando se su café estuvo listo y vio la hora, se apresuró a salir con la taza en mano. Quería llegar bien temprano a la oficina, aquel era un día bastante importante para el resto de su vida.

 

 


 

 

Mientras bajaba de su auto en el estacionamiento de Shield, vio a Bucky entrando. Esperó hasta que su amigo se estacionara y caminaron juntos para subir a sus oficinas.

— ¿Alguna novedad? —preguntó Steve. La sonrisa amplia de Bucky le dio la respuesta.

El vicepresidente saco su teléfono y buscó una foto en la galería.

—Te presento a Regina y Rosseta Morgan, gemelas. Hermosas ¿verdad? Les enseñé una foto tuya y Regina, o Rosseta… no, —dudó por un momento mientras parecía pensar—. Regina, fue Regina, ella se interesó en conocerte, y déjame decirte que ambas les gusta el rollo de superhéroes y villanos. —Bucky levantó ambas cejas y agregó —: piensa en las posibilidades.

Steve vio la foto más de cerca sin evitar reír y tuvo que admitir que eran muy bellas, quedó con Bucky en que los cuatro podían salir una noche a “pasear” simplemente.

Acababan de entrar al ascensor cuando Bucky cambió de tema.

— ¿Cómo sigues de los dolores de cabeza?

—Se han incrementado—dijo haciendo una mueca—. Pero supongo que es por todo el trabajo que he tenido estos días.

—Y por T´Challa.

—Él siempre me da dolores de cabeza—afirmó—pero ahora está más insoportable que nunca, queriendo quitarme del cargo de la presidencia.

Cuando llegaron al sexto piso se separaron para ir cada uno a su oficina, Steve se sorprendió cuando vio a Tony colocando unos paquetes en su escritorio. Era bastante temprano en verdad, le sorprendía la puntualidad del muchacho cuando Wanda llegaba casi siempre después de las ocho.

—Madrugaste.

Tony se sobresaltó cuando sintió la voz del mayor a sus espaldas, pues no lo había esperado. A Steve le causó gracia ese pequeño brinco que había dado, pero se adelantó a pedir disculpas por haberle asustado.

—No fue nada. Le dejo unos catálogos que llegaron a recepción el sábado, pero se equivocaron de departamento y los llevaron al taller del señor Loki.

Steve asintió dando las gracias y recordó lo que había pasado la noche anterior. Quiso disculparse por haberlo dejado en visto, en verdad fue algo bastante maleducado y descortés, pero en cuanto empezó, Tony lo paró en seco.

—No tiene nada que decir—dijo con una sonrisa notoriamente forzada—entiendo lo que pasó y está bien.

Dio media vuelta y entró en su propia y pequeña oficina cerrando la puerta tras de sí.

¿Qué era lo que había entendido ese pequeño asistente? Steve se quedó sin comprender lo que pasó. Esa reacción había sido algo extraña en verdad pero, sin darle muchas vueltas al asunto, decidió sentarse en su escritorio y ponerse a revisar los catálogos que habían llegado.

 

 


 

 

Por su parte, Tony estaba más que furioso mientras trabajaba sentado en su propio escritorio, no había querido escuchar ninguna posible excusa de Steve, porque él sabía muy bien que todo era simple: no le interesaba lo suficiente a Steve para hablar con él. Quizás le había respondido al estado por pura curiosidad o quien sabe qué.

Intentó calmar su frustración, porque era demasiado estúpido que se sintiera enojado por eso. Steve Rogers en un principio no tenía obligación de mantener una conversación fuera del trabajo con él, no eran amigos, ni siquiera compañeros de trabajo; eran jefe y asistente, nada más. Y eso lo hacía sentirse aún más estúpido. Tomó los audífonos de su mochila—que por suerte había decidido guardar— y los conectó a su teléfono. Se colocó uno en un oído y encendió la música, no creía que su jefe se enojara por que escuchara algo de música mientras hacia su trabajo, eso hacía que se concentrara mejor de todas formas.

Gracias a que habían logrado aplacar a T´Challa y a Killmonger, Steve estaba más que decidido a iniciar con su plan de negocios de una vez, el cual entre otras cosas incluía ampliaciones de infraestructura, del personal y la compra de los materiales para la nueva colección de Loki, pues no podía perder más tiempo si quería llegar a las metas en el tiempo que se había propuesto. Para eso había encargado a Tony de realizar los formularios y hacer las gestiones ante los bancos.

Stark se pasó gran parte de la mañana llenando esos formularios y estableciendo las cantidades que debían solicitar para ir cumpliendo lo que su jefe se había propuesto, pero a eso de las once se fijó que unos formularios en específico no estaban en el paquete que estaba llenando. Creyendon que quizás los habían empaquetado en sobres distintos, tomó el teléfono y llamó a la extensión de recepción.

—Sí, llegaron unos formularios de ese mismo banco, —escuchó decir a Natasha— pero tenían de destinatario el departamento del señor Killmonger y Clint se los llevo.

Tony le dio las gracias y colgó. ¿Por qué Killmonger no se los había llevado si sabía que Steve le dio la autorización para que Tony los llenara?

—Killmonger quiere ponerme las cosas difíciles—dijo, al tiempo que se levantaba para ir al quinto piso.

Al pasar junto a Steve este le preguntó específicamente por esos papeles, y él le respondió que ya casi se los entregaba. Cuando llegó al escritorio de Clint Barton frente a la oficina de Killmonger, este le dejó pasar de inmediato.

Erik no estuvo muy contento cuando Tony le pidió esos formularios para llenarlos él.

—Le recuerdo, niño—dijo Erik mirándole con mala cara—que yo soy el encargado de llenar ese tipo de documentos y hacer los trámites con los bancos.

Tony puso sus puños en la cintura y frunció el entrecejo, odiaba que le trataran como un niño cuando claramente era mucho más capaz que el mismo Killmonger y ya lo había demostrado.

—Y yo le recuerdo, anciano, que el mismo presidente de esta empresa fue quien me autorizó a llenarlos. Pero está bien, llamaré al banco a pedir otros, porque los que TÚ vas a llenar, no servirán ni para limpiarse el culo.

Ok, quizás decir eso, y más la palabra “viejo” y “culo” en una misma oración había sido un poco inmaduro, pero en verdad que le molestaba mucho que no le quisieran respetar por su edad o su físico. Los ojos de Erik demostraban las ganas de matar a Tony que tenía y, con mala gana, tomó un sobre y casi se lo tiro en la cara al asistente de presidencia.

—Mira tus malditos formularios—dijo Killmonger con los dientes apretados, Tony dio media vuelta para irse pero, antes de salir, Erik agregó —: escúchame bien, espero que no cometas ni media falla, porque si no, tú y tu queridísimo presidente caerán de ese pedestal.

El moreno terminó su oración con una forzada sonrisa y con una mano le hizo una seña a Tony para que saliera. Tony no lo pensó demasiado y cruzó la puerta.

 

 


 

 

Tuvo que explicarle a Steve por que había tardado tanto con esos formularios, ya que Rogers debía firmarlos antes de enviarlos y quería hacerlo lo más temprano posible.

Al presidente de Shield no le hizo mucha gracia escuchar la amenaza de Killmonger hacia Tony y hacia él mismo. Incluso Bucky, que también estaba en la oficina de presidencia, se dio cuenta que ya no tenían un espía infiltrado: era un enemigo declarado y podían tener problemas futuros.

Por lo menos pudo firmar los documentos, y eso era un paso gigante: su época de presidente de Shield comenzaba oficialmente.

Bucky se fue a su oficina cuando Wilson le informó que tenía una llamada, y mientras terminaba de firmar, Steve no pudo evitar mirar a Tony.

— ¿Pasa algo? —preguntó. Pensaba que había cometido un error en algo.

—No, pero…—Steve sonrió, fue la sonrisa más sincera y hermosa que le había visto al hombre, y Tony no pudo evitar sentirse inquieto ante eso. —Te debo un millón de gracias, Tony. Esto que está pasando ahora, yo no podría estarlo haciendo sin tu ayuda.

—No tiene que agradecer nada. —Dijo sintiéndose en una nube al recibir esas palabras y esa mirada de Steve.

—Si tengo, por supuesto que debo agradecerte. Sin ti ni yo sería presidente ya, ni estaría a punto de iniciar mi plan de negocios. Tenemos poco tiempo trabajando juntos y créeme, has hecho más por mí que ninguna otra persona.

Steve se acercó a Tony y el menor juró que le volvería a besar la mejilla como lo había hecho antes, pero no, fue peor o mejor —depende como se piense—, lo abrazó.

—Gracias de verdad, —dijo Steve en el abrazo, no se dio cuenta del pequeño estremecimiento de su asistente—. Sé que no la has pasado muy bien desde que estas aquí, pero prometo que eso cambiara, porque quiero que estés junto a mí por mucho tiempo.

—Yo lo apoyaré, no se preocupe.

Steve se separó de él y le dedicó una mirada suave.

—Quiero que sepas que no estoy bromeando. Tu trabajo fue lo que le dio solidez a mi propuesta, y ahora que comenzaremos con esto, quiero que te quedes a mi lado en todo este camino, que será largo, pero que sé muy bien que podremos lograrlo.

Esas palabras, esa mirada… Tony le entregaría su alma en ese mismo instante si Steve se lo pidiera, pero no diría eso, así que se limitó a contestar simplemente—: Yo siempre estaré con usted, en serio. Siempre podrá confiar en mí.

Steve le dedicó una sonrisa aún más amplia y Tony no pudo soportar más y se levantó excusándose con que tenía algo que terminar.

Necesitaba estar a solas un momento.

Por suerte el resto del día transcurrió de forma tranquila, Steve no se le volvió a acercar demasiado, todos los papeles fueron enviados a los bancos para pedir los préstamos, Killmonger se mantuvo tranquilo—aunque le avisó de la situación en la que estaba a T´Challa— y ni Wanda ni Sharon no molestaron demasiado.

 


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