Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Buscando la belleza por OldBear

[Reviews - 18]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 35. La indecisión.

La música y la conversación de los invitados llegaban atenuada hasta ellos. Desde su posición, Steve podía ver a algunos invitados conversando, y divisó a Pepper hablando con Thanos, quien parecía estar feliz con el resultado de aquella presentación de la nueva colección. Podría hasta deducir, si se concentraba lo suficiente y entrecerraba los ojos, lo que estarían conversando los invitados.

Pero, en definitiva, aunque no estaban tan lejos de la fiesta principal, la música y la conversación no eran tan fuertes, y por consiguiente no interferían a su conversación con su amigo. Era por eso que Steve ni siquiera podía referir que había escuchado mal debido al ruido, porque no sería cierto. Entendió perfectamente cada una de las palabras dichas por el hombre frente a él, aunque ciertamente habría preferido no hacerlo.

“Lo he estado pensando Steve, y tú tienes que enamorar a Tony Stark.”

Esas fueron las palabras de Barnes, que lo veía con una seriedad indescriptible. Quizás todo aquello se debía a que el vicepresidente había tomado demasiado y hablaba sin sentido. Pero Bucky lo miraba fijo, con la compostura y estoicismo que un ebrio no puede mantener.

Entonces eso quería decir que no estaba ebrio, o por lo menos no lo suficiente para hablar incoherencias.

—Te has vuelto loco, Bucky. —Fue lo único que pudo decir al darse cuenta que había escuchado bien y que su amigo no estaba ebrio.

Loco, eso era lo único que le faltaba: James Barnes, el vicepresidente de Shield, se había vuelto completamente loco.

James negó repetidas veces y se le acercó aún más sin querer que nadie pudiera alcanzar a escuchar lo que diría.

—No Steve, al contrario. He tenido varios días para pensar en esto, y sé que es nuestra única salida. Tú debes de enamorar a tu asistente para asegurarnos de tener la empresa en nuestras manos.

Steve miró a Bucky. Estaba bastante seguro de que su amigo se había vuelto loco, porque eso que le estaba diciendo no podría decirlo nadie en sus cinco sentidos.

— ¿Acaso te estás escuchando? —le preguntó con una sonrisa nerviosa— ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo?

—Es nuestra única opción.

— ¡A Tony, quieres que enamore a Tony!

Si bien Rogers mantuvo un tono de voz bajo mientras apretaba los dientes, parecía estarse alterando. A ninguno de los dos les convenía llamar la atención ni que algún invitado escuchara de lo que estaban hablando, así que Bucky pensó que lo mejor era esperar a que todo se acabara y seguir hablando en algún otro lugar más privado.

—Vamos a esperar a terminar con todo esto y hablamos en otro sitio.

De todas formas Pepper fue a llamarlos en ese momento, pues uno de los inversionistas extranjeros quería hablar con el presidente de Shield.

Steve intentó mantener la calma y hablar con los invitados de forma natural, pero en todo momento en su mente solo revoloteaban las palabras de su amigo. Simplemente no podía relajarse o apartar esas ideas por un rato, porque todo lo que su mente repetía era “enamorar a Tony”, como si de un disco rayado se tratara.

Thanos y Nébula se habían retirado casi con los primeros invitados, pues Thanos se sentía ligeramente cansado y deseaba llegar a su departamento. Sharon se alejó un segundo de Pepper—a quien daba las gracias repetidas veces por todo su duro trabajo— y se acercó a él para preguntarle si irían a su departamento o al de ella.

—Bucky quiere hablar unos asuntos conmigo primero. —Le respondió Steve pasando una mano por su cabello—. Si quieres después puedo pasar a tu apartamento.

Sharon entrecerró los ojos con cierta molestia.

—Espero que no sea a buscar a alguna de tus amantes —su cara se contrajo en un rictus de asco mientras lo miraba fijamente—. Si es así avísame, para no esperarte despierta.

—No empieces ahora.

Steve resopló y dio media vuelta sin decirle más nada, teniendo demasiadas cosas en la cabeza como para ponerse a pelear con Sharon en aquel momento. Para su suerte por lo menos no tuvo que aguantar a T´Challa, quien había decidió no asistir, sabiendo que de todas formas su hermana le contaría todo los pormenores del evento.

Cuando tuvieron la oportunidad de irse, Barnes pensó que podrían ir a algún bar tranquilo, pero sabiendo lo delicado que sería aquella conversación decidió que irían a su departamento. De todas formas no había quedado con Sam y podrían hablar de forma más tranquila. Además de que su reserva de alcohol no tenía nada que envidiarle a ningún bar, por lo que Steve podía beber todo lo que quisiera para amortiguar aquella información; aunque estaba muy seguro que ni siquiera el alcohol más fuerte sería capaz de amortiguar aquella información.

Steve entró al departamento de Bucky con la confianza de quien va a la casa de su mejor amigo. Había ido bastantes veces a aquel lugar: a terminar algún trabajo cuando se cansaban de la oficina, a escaparse de Sharon cuando no quería verla o simplemente para hablar.

Estaban sentados en el sofá de Bucky, ambos sacos de los trajes habían caído en algún respaldo junto con las corbatas. Steve solo podía mirar la botella de alcohol sobre la pequeña mesita de centro enfocando su vista en los bordes y en la decorativa tapa, mientras escuchaba a su amigo repetir una y otra vez la misma frase: “Enamorar a Tony para asegurar el control de Shield”.

—Es una locura. —fue lo único que pudo decir dando un trago a su vaso —. Es una completa locura.

—Locura es que nos quedemos de brazos cruzados mientras alguien se roba nuestra empresa—refutó su amigo, quien había bebido menos que Steve para poder analizar bien la situación—. Cuando contemplamos esta idea del embargo falso ese tal Strange no estaba en la ecuación. Lo más peligroso de todo era mantenerlo en secreto, que nadie se enterara. Pero eso era porque estábamos seguros de que Shield estaba en buenas manos.

—Shield está en buenas manos, —declaró con una furia inusitada quizás gracias al alcohol —. Tony es confiable.

—Tony, Rogers. Tony es confiable. Pero no Strange.

— ¿Acaso crees que yo no sé eso? —protestó colocando el vaso de cristal en la mesita frente a él con más fuerza de la necesaria, produciendo un golpe seco. Se frotó las piernas con ambas manos, sintiéndose extrañamente nervioso—. Ya hemos hablado de esto, si a ti no te gusta la cercanía que tienen ellos mucho menos a mí. Además de que Strange parece tener fuerzas en Marvel, porque cada vez que le digo a Tony que mantenga algo en secreto, resulta que su amiguito ya lo sabe.

—Por eso es necesario esto que estoy diciendo.

Steve volvió a pasar las manos por sobre sus piernas varias veces, sintiéndose no solamente nervioso, sino también acorralado. Se puso de pie sin poder aguantar un segundo más estar quieto en aquel sofá. Sentía que se ahogaba ante aquella simple idea. Tuvo que deshacerse de los primeros botones de su camisa para intentar respirar mejor, pero no parecía funcionar.

—Pero… ¿enamorar a Tony? —preguntó casi con miedo. Una cosa era que Bucky dijera esas palabras, otra muy diferente era decirlas él mismo. — ¿Enamorar a Tony Stark?

Barnes tomó un trago de su vaso con lentitud, sintiendo el líquido quemante resbalando por su garganta. Él tampoco se lo estaba tomando a la ligera aunque pudiese parecer lo contrario, pero no tenían otra opción.

—Es nuestra última salida —sentenció.

Steve se quitó los lentes y se frotó la cara al tiempo que una imperiosa necesidad de seguir bebiendo lo inundó. Buscó su vaso y se sirvió nuevamente, pero en ningún momento se sentó en el sofá. Necesitaba estar de pie para no sentirse tan asfixiado.

— ¿Por qué yo? —vio a su amigo con cierto recelo, casi como dudando de lo que diría a continuación. —Tu… a ti por lo menos te gustan los, ya sabes, los hombres.

Barnes lo miró con ganas de hacer un comentario que involucraba el servicio militar de Steve y a un soldado, pero se lo ahorró sabiendo que a Steve no le gustaba demasiado que tocaran aquella tecla. Y, además, necesitaban concentrarse en ese tema. Así que solo levantó el dedo índice, dispuesto a enumerar los puntos importantes de su decisión.

—En primer lugar a mí no me gusta tu asistente.

— ¿Y a mí sí? —preguntó con una ceja alzada—. A mí tampoco me gusta.

—Le tienes más aprecio—respondió James como si fuese una obviedad— tú lo contrataste por sobre todos, ¿no?

—Eso no tiene que ver. Yo no quería a Wanda como mi asistente personal, ella es floja, no sabe de nada y solo serviría de espía para Sharon. Él estaba mejor capacitado.

—Segundo, —continuó, sin hacerle caso a Rogers mientras elevaba un segundo dedo —, él te aprecia más a ti que a mí. No, lo diré de otra forma, él siente algo por ti, Steve.

— Te has vuelto completamente loco.

—No, porque estoy cuerdo es que me di cuenta. Creo que ya te lo había dicho, Tony se desvive por ti. Te apoya con las modelos que llegan a la empresa para que Sharon no las descubra y con las mujeres con las que te ves por fuera. Cada vez que le pides algo, ya sea maquillar un informe o crear una empresa para un auto embargo, lo hace sin pensarlo demasiado. Y eso no es algo pequeño, Steve—hizo una pausa tomando de su vaso, dejando un momento para que Steve entendiera toda la información—. Para el intercambio de regalos se pasó tres días persiguiéndome en la empresa, preguntándome acerca de lo más te gusta. Tú le regalas unos chocolates y un peluche genérico y te dice que le encantó cuando él se dedicó a buscarte algo especial. Créeme, de no haber sido por Strange yo juraba que el corazón de Tony estaba en tus manos. De los dos, quien más tiene oportunidad para luchar contra Stephen Strange por el corazón de tu asistente, eres tú mi querido presidente.

Steve tuvo ganas de servirse otro vaso, pero recordó que debía manejar hacia el departamento de Sharon y ya estaba bastante tomado, no deseaba que ella le hiciera alguna escena si lo veía entrar tambaleante o demasiado afectado.

Aunque en honor a la verdad, las palabras de Bucky lo afectaban más que el alcohol.

Steve abrió la boca con la esperanza de insistir un poco más en el hecho de que Barnes era bisexual y así demostrar que él tendría mejor oportunidad, pero se detuvo cuando recordó otro tercer detalle que su amigo aun no mencionaba: la pareja de ambos.

Bucky llevaba unos meses con el hombre que aún no le presentaba, el cual él estaba un 85% seguro de que se trataba de Sam Wilson, su asistente. Según sus cuentas, desde la primera vez que Bucky le pidió un consejo acerca de eso, llevaban quizás unos cinco meses. Eso era todo un logro para alguien como Bucky, y parecía estar muy preocupado de hacer algo que lo arruinara. Él por el contrario tenía a Sharon, a quien en verdad jamás le importó engañar en repetidas ocasiones.

Si seguía insistiendo seguramente Bucky accedería a intentarlo, pero su amigo lo había apoyado demasiado como para arruinarle aquella oportunidad. Si bien era obvio que todo aquello lo mantendrían en secreto, era lógico pensar que el novio de su amigo sabría que le estaban engañando si Bucky comenzaba a ponerle excusas. Con Sharon ya estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, así que podría soportar las escenas de celos que sabía jamás llevarían a nada grave.

Ellos siempre se habían apoyado mutuamente desde que se conocieron, así que Steve pensó que le tocaba sacrificarse en aquel caso. Aunque eso no significara que estaba del todo convencido.

—Es que no creo que pueda Bucky. — soltó, comenzando a caminar lentamente por la sala— Es que piensa, no estamos hablando de algo simple. No es como mis conquistas ocasionales, o las tuyas, por ejemplo. Esas conquistas sabían que no era nada serio: unas copas, una cama y ya. Ahora estamos hablando de e-na-mo-rar— deletreó la palabra, sintiéndola pesada al pronunciarla—. Se trata de hacerle creer a alguien que me importa, que le correspondo, que lo quiero de verdad. Y ese alguien es una excelente persona, un ángel que nos ha salvado de perder nuestros puestos. ¿Para luego qué? ¿Lo tiro a la basura desde que me devuelva la empresa? Le digo después de un año: “¿sabes qué?, realmente no te quiero, era solo para mantener la empresa”. No puedo hacer eso Barnes, no sería justo con alguien que ha hecho tanto por mí.

Bucky asintió repetidas veces, entendiendo el punto de Steve. Él también se sentía como la mierda de estar pensando en aquel plan. Porque, como Steve decía, jamás enamoraron a alguien de esa forma. Sí rompieron muchos corazones, sí fueron unos bastardos, pero nunca jugaron tan alto.

¿Pero que más podrían hacer? Era un hecho —para ellos— que Stephen Strange les suponía un peligro. ¿Quién no se vería tentado en enamorar a una persona que posee una empresa millonaria en sus manos? Y era más que seguro que el chico habría tenido pocas — o ninguna— oportunidades de ese tipo. A Stephen se le haría pan comido enamorarlo y hacer que embargara realmente la empresa para quedarse con ella. Ellos tenían que actuar antes de que eso sucediera.

—Lo sé Steve, ¿crees que no sé eso? ¿Pero qué otra salida tenemos? Ninguna. Si Strange enamora a Tony, por como hemos visto las cosas ¿acaso no crees que nos quite la empresa de las manos?

—No, no, por supuesto que no, sé que si eso sucede ese Strange pondrá sus manos en Shield, ¿Quién no lo haría? — Se desplomó en el sofá junto a Bucky, sopesando el panorama que se les avecinaba— ¿pero y Sharon? ¿Cómo voy a tener un…romance con alguien dentro de mi oficina con Sharon revoloteando alrededor?

—Has llevado a un par de modelos a tu oficia, te recuerdo.

—No es lo mismo. Estamos hablando de alguien que estará todo el día junto a mí.

—Ya veremos cómo resolver eso. Además, te aseguro que de la última persona en la tierra de la que Sharon sospecharía es de Tony.

—Ella podría apostar más rápido que tú y yo tenemos algo a que estoy con Tony—admitió con una sonrisa, recordando una conversación que tuvo con su prometida.

Bucky se reclinó hacia atrás, entrecerrando los ojos: —Viéndote desde cierto ángulo no estás tan mal.

—No estamos para bromas. — le cortó Steve, recuperando la seriedad. — Además está el hecho de que Tony sabe que estoy con Sharon, no creo que se crea que de la nada me enamoré de él.

—Mi querido presidente, Tony te ha solapado suficientes aventuras para saber que tú y Sharon se soportan más de lo que se quieren. —Se echó para atrás, acomodándose mejor en el sofá. Sabía que por lo menos ese punto era bastante fácil—. Además te sabes perfectamente todas las excusas que los hombres comprometidos pueden usar con su amante: “Ya no la quiero” “ya no es lo mismo” “Estamos pasando por un mal momento y lo vamos a dejar”. Y de todas formas tu compromiso es más por conveniencia que por amor. Tú lo sabes, yo lo sé, y Tony es un chico muy listo para no haberse dado cuenta.

—Todo eso puede estar muy bien, pero aun así está el hecho de que Tony es una persona muy recta, con unos valores fuertes. Te conté la vez que fui a su casa, eso viene de sus padres. Yo dudo mucho que él quiera ser “el amante”

—Déjame decirte esto Steve, ambos sabemos que tu asistente no es la persona más… agraciada de todas —se encogió de hombros, aquella era una verdad que no podían ocultar—. Ese tipo de personas no suele tener muchos pretendientes, por así decirlo. El hecho de que alguien como tú, un hombre deseado por muchos se interese en él, quien además es su amor platónico, hará que cualquier barrera de pudor caiga, créeme.

— ¿Y el hecho de que yo sea heterosexual no crees que le haga dudar?

—Le será más fácil aceptar que eres bi a creer que te fijas en un feo.

— ¿En verdad crees que acepte salir con su jefe?

James levantó una ceja al tiempo que una sonrisa se formaba en sus labios. ¿Acaso Steve nunca escuchó hablar de las relaciones jefes-asistentes? Pensó en la que él mismo tenía, y su sonrisa se incrementó.

— No serías el primero en andar con un asistente. Solamente serias el primero en no andar con un asistente con buena presencia, es todo.

—Es que ese es el problema, —se quejó, y quizás era el alcohol o el calor de la situación, pero decidió encarar a su amigo—. Por lo menos no es el problema que te pasa con Wilson ¿o me equivoco?

Bucky boqueó, y de haber sido una situación diferente, más relajada, Steve se había reído bastante de la expresión de su amigo: la expresión del temor de haber sido descubierto. Pero aquella no era una situación para reírse demasiado.

—Te conozco Barnes, sé muy bien que estas con Sam Wilson. Para ser sincero me sorprende bastante, pero no puedes decir que me equivoco. —Bucky admitió que aquello era cierto, antes de que Steve continuara—. Wilson por lo menos no es feo. No tiene brackets, ni esos lentes. Tampoco se peina con todo el bote de gel ni se viste de esa forma tan anticuada. ¿Has visto acaso la ropa que usa Anthony? Es horrorosa. Así que no es solo un asunto de jefe seduciendo a un asistente. Es un asunto de yo seduciendo a Tony Stark. Piensa, que tal que lo seduzca y en verdad yo le guste ¿Qué haré? ¿Cómo quieres que lo bese?

Bucky sonrió, si Steve ya estaba pensando en esa parte significaba que estaba cediendo ligeramente a aceptar el plan.

—Puedes hacerlo como todo lo desagradable en esta vida: sugestión. Cierras los ojos y te imaginas que besas a una de tus modelos, a una rubia o pelirroja de unos 90-60-90.

—Desearía que fuera una de esas a las que tuviera que besar, sería mucho más fácil. Cuanto daría por haber tenido un asistente con la inteligencia de Tony y el cuerpo de Wanda, me habría resultado más sencillo enamorarlo.

Steve apoyó su cabeza en sus manos, deseando poder tener una salida diferente a aquella situación. No quería en lo absoluto tener que hacer aquello, eran demasiadas las razones por las cuales podría negarse y sin embargo, al igual que Bucky, él tampoco veía otra salida.

—Piénsalo esta noche y el fin de semana. Puedes darme la respuesta el domingo.

Asintió con la cabeza mientras se colocaba sus lentes de nueva cuenta. Se quedó una media hora más en el departamento de Bucky hablando de asuntos más triviales, hasta que decidió irse pasada la media noche.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).