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Buscando la belleza por OldBear

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Capítulo 39. Mentiras

 

La música genérica de su alarma comenzó a martillearle la sien de forma incesante y supo que, lamentablemente, era hora de despertar. Buscó su celular a tientas entre las sábanas hasta que logró desactivar la alarma sin necesidad de mirar la pantalla, y hundió su cabeza aún más en la almohada sintiendo el inconfundible dolor de cabeza que llega después de beber sin control. Lo peor de todo es que no recordaba haber tomado tanto, ni siquiera lograba recordar gran parte de lo que había hecho la noche anterior.

Bucky hizo todo su esfuerzo por sentarse en la cama, pues corría el riesgo de volverse a dormir si se quedaba como estaba. Se levantó como pudo y se encaminó hasta el baño para verse en el espejo: lucía completamente desastroso. Se duchó con el agua más caliente que pudo soportar y se cambió rápidamente, pensando que quizás podría invitar a Sam a alguna cafetería a desayunar.

Organizó un pequeño plan en su mente: comprar alguna aspirina para el dolor de cabeza, llevar a Sam a desayunar y buscar a Steve tan pronto llegara a la empresa para ver cómo había marchado todo. Pero sus planes crujieron cuando un par de notificaciones resonaron en su teléfono, y al ver la pantalla se dio cuenta que muy probablemente había metido la pata.

Trato, nos vemos el domingo. Por cierto, me divertí mucho anoche.

Remy LeBau

Se congeló por un instante, esforzándose en recordar lo que había hecho la noche anterior. ¿Cómo se divirtieron? ¿Qué tan lejos llegaron? ¿Acaso llegó a besarlo? O, peor…

Por más que lo intentaba sus recuerdos solo llegaban hasta cuándo el chico francés apareció en el bar y se sentó junto a ellos, nada más. Después era solo una masa de luces y sonidos amorfos que le taladraban el cráneo.

Se frotó las manos en la cara con fuerza, ignorando la punzada en la sien al hacer eso. Antes se habría sentido orgulloso de su poder de conquistador, no le habría importado engañar a la persona con la que estuviese en aquel momento, pero ahora se sentía totalmente diferente, y no le gustaba aquel nuevo sentimiento.

Se sentó a la orilla de la cama, pensativo. Ya no se sentía en condiciones de pasar por Sam.

 

 


 

 

Tony tuvo que pellizcarse aquella mañana para sentir que se había despertado del todo y que no seguía envuelto en la bruma del sueño. No pudo evitar que una sonrisa boba aflorara en sus labios con el recuerdo de lo que había sucedido el día anterior. Abrazó su almohada con fuerza, con el deseo de poder rememorar el abrazo que él y Steve habían compartido en la oficina.

Se sentía feliz, feliz como no se sentía en mucho tiempo. Feliz como no se sentía desde…

Sacudió sus pensamientos antes de que aquel hombre apareciera en sus recuerdos. No quería ensuciar la imagen de Steve con aquellos recuerdos que solo deseaba olvidar, así que decidió levantarse y alistarse para trabajar.

Tan solo quería llegar a trabajar para poder ver a su jefe.

 

 


 

 

Steve encendió su auto y aceleró saliendo del estacionamiento del departamento de su novia sin mirar el retrovisor por un segundo. Había logrado deshacerse de la insistencia de Sharon de ir juntos a la empresa con una de sus habituales mentiras. Conectó su teléfono con su carro y subió la música a todo volumen, sin importarle realmente qué canción escuchaba.

Quizás debió haber intentado tratar un poco mejor a Sharon aquella mañana, después de todo debía recordar que no podía hacerla sospechar más de lo habitual, pero la verdad es que ya no soportaba tenerla cerca cuando en lo único en que pensaba era en los sucesos del día anterior. Por otra parte tampoco quería llegar a la oficina y ver a Tony, pero sentía que su asistente era el mejor de los dos males.

Al llegar a SHIELD utilizó el ascensor casi de forma automática mientras mensajeaba a Bucky para que le buscará tan pronto llegara. Era bastante temprano aún, así qué grande fue su sorpresa cuando, al entrar a la oficina de presidencia, se encontró con que el vicepresidente estaba sentado tras su escritorio.

Steve cerró la puerta de su oficina tras de sí y se acercó.

—¿Eres el nuevo presidente y no me había llegado la información?

Bucky solo pudo encogerse de hombros.

—Necesitaba esconderme.

—¿De que?

—De la culpa. Creo que hice algo de lo que me estoy arrepintiendo.

—Tu nunca te has arrepentido de nada que yo sepa. -- Respondió más que sorprendido. —¿Quieres contarme?

Barnes lo pensó por un momento, pero después negó con la cabeza y le hizo una invitación a Steve de sentarse delante de él.

—Lo mío puede esperar para después, lo tuyo tiene a la empresa en juego, así que empecemos por eso. ¿Cómo te fue ayer con Tony?

Steve suspiró y al mirar la hora notó que aún quedaba tiempo antes de que Tony llegará a la empresa, así que se sentó frente al escritorio y apoyó los codos frente a él.

—No sé cómo empezar.

—Empieza por lo esencial. ¿Lo convenciste ?

—Sí, lo hice — Cuando escuchó que Bucky soltaba un suspiro de alivio, Steve dejó caer su cabeza entre sus manos mientras se desahogaba—. Fue difícil, no te imaginas cuánto. Pero al final lo convencí.

—¿Difícil? ¿Para un Casanova como tú?

—Sí, sí. —Levantó el rostro y miró a su amigo de forma atenta— Comenzó a decir que era imposible. Que yo estaba confundido, que aquello no podía ser. En algún punto llegué a pensar que lo que siente por Strange sí era real, y que aquella era la razón por la que se negaba.

—¿Ves que esto no fue en vano? —La seriedad inundó el rostro de Bucky, había estado realmente preocupado de que Strange les ganara la partida con Tony—. Imagínate lo que hubiese sucedido de no haber hecho esto. Nos tocaría esperar el momento en el que Strange nos sacara a la calle con las manos vacías.

Se quedó pensando por un momento, calculando sus posibilidades.

>> Pero eso no significa que podamos bajar la guardia. El que haya aceptado estar contigo no quiere decir que se vaya a olvidar de aquel mequetrefe, no. Necesitamos hacer que se olvide de él, que no le preste atención y mucho menos que le manifieste nada de la empresa.

—¿Y cómo pretendes que yo haga eso.?

—Facil, mi estimado presidente. —Sonrió como un lobo experto, y se acercó a su amigo para susurrar—: Detalles. Con los detalles correctos puedes convencer hasta al ser mas dificil, y ahi es donde nos vamos a enfocar. Nadie se resiste a las dedicatorias, a los regalos inesperados, a las cartas…

—¿Cartas? —Steve tuvo que controlar la risa que lo sobrecogió en ese momento tan solo con imaginarse aquello —¿Pretendes que yo le escriba una carta?

—O que le pintes algo bonito. ¿No te dio un hermoso regalo de pinturas acaso? ¿Qué más detallista que le pintes algo solo para él?

—Eso sí que no. —Se puso de pie de forma brusca mientras negaba con la cabeza. La idea le parecía absurda, ¡Ridícula! ¿Él regalando rosas? ¿Pintando un cuadro para Tony? Ni siquiera en sus inicios con Sharon hizo semejantes acciones, y Sharon era una mujer hermosa—. Nunca he hecho algo así por ninguna mujer, ni siquiera por Sharon . Mucho menos lo haré por Tony Stark...

—Eso ya lo veremos Steve, tenemos que hacer sacrificios si queremos que este plan funcione. Te recuerdo que, a diferencia de las demás mujeres, Tony representa nuestra empresa.

—Hablas de sacrificio cuando el único que se está sacrificando soy yo, déjame decirte.

—A ver a ver, recuerda que no estás solo, yo te ayudaré con esto. —Bucky se acomodó mejor en la silla, analizando todo el trabajo que tenía entre manos—. Además, tenemos que ir pensando en los sitios a donde lo vas llevar.

—¿De qué está hablando ahora?

—¿Acaso planeas que todo quede en las paredes de esta oficina? ¿Crees que lo vas a convencer con eso?

—Él y yo concordamos en que esto debía ser un secreto. Que ni él se lo contaría a nadie, mucho menos a ese tal Stephen, y que yo tampoco abriría mi boca, ni siquiera para decirte nada a ti. Eso incluía mantener un bajo perfil aquí o en cualquier sitio.

—Eso me parece excelente, pero no será suficiente. Debes sacarlo, que él crea que no te avergüenza estar con él, que solo se esconden por tu situación con Sharon. Sácalo a bailar una que otra vez, o a algún restaurante.

—¿Y que me vean todos los que me conocen agarrado de la mano con mi asistente?

Bucky respiró exasperado, creyendo que Steve hacía las cosas más difíciles de lo necesario.

—No te digo que lo lleves a los sitios que frecuentamos, estoy muy seguro que él no te pedirá nada ostentoso.

— Entonces me estás diciendo que lo lleve a sitios de mala muerte.

—¿Puedes dejar de poner objeción a todo lo que digo?

Hubo un silencio cuando Rogers no contestó. Se quitó los lentes para apretar el puente de su nariz con su dedo índice y pulgar; y decidió sacar algo que le estaba molestando desde que besó a Tony por primera vez.

—Es que no entiendes, aunque creas que soy un insensible hay algo que me está mortificando. Yo no quiero hacerle daño a Tony, él siempre ha sido una persona que me ha apoyado desde el primer dia, y he notado que tiene un corazón puro, cuando me besa, cuando lo abrazo, puedo notar que lo que siente es real, aun si tiene sentimientos por Stephen se que si seguimos asi puedo llegar a enamorarlo y con eso a hacerle mucho daño. ¿Por qué después que? Cuando recuperemos el dinero, cuando salgamos de todas las deudas y recuperemos la empresa, ¿qué voy a hacer yo con Tony?

Bucky se cruzó de brazos sin una respuesta. A decir verdad aquello era algo que no había pensado. Su plan inicial no se basaba en hacerle daño al muchacho, de ninguna manera. Ellos sólo querían salvaguardar la empresa, pero no podía negar que Rogers tenía razón.

—Eso podemos pensarlo después de que estemos a salvo.

—¿Qué vamos a pensar? ¿Me tocará darle una palmada en la espalda y decirle que sus servicios no son necesarios? Piénsalo, después de que toda esta farsa acabe no habrá forma en la que no se entere que esto fue todo una vil mentira.

—Algo haremos, solo déjame pensar en eso. Pero para que llegue ese momento primero debemos asegurar por completo sus sentimientos, pues si no lo hacemos, seremos nosotros los que recibiremos una palmada en la espalda con la noticia de que nuestros servicios no serán más necesarios.

En ese mismo instante el sonido de la puerta abriéndose los hizo guardar silencio, y Tony entró a la oficina con una sonrisa nerviosa, pues los dos hombres se habían quedado viéndole a su llegada.

—Buenos días— fue lo único que pudo decir sin moverse de su sitio.

La tensión se sentía en el ambiente pero, recordando que se suponía que Bucky "no sabía nada", Steve solo asintió hacia su asistente y le dejó entrar a su oficina sin decir nada más. Bucky y Rogers se miraron cuando Tony desapareció hacia la pequeña oficina, quedando de acuerdo, sin hablar, de qué continuarían aquella charla a la hora de la comida.

 

 


 

 

Sam colocó los papeles en los que había estado trabajando en una carpeta y revisó la hora en su teléfono. Era casi hora de comer, así que decidió poner todo su escritorio en orden antes de bajar con sus compañeros al Helicarrier.

Su vista se fijó en la puerta de la sala de presidencia, donde sabía se encontraba su jefe junto a Rogers. Aquella mañana había recibido un escueto mensaje de Bucky diciéndole que probablemente estaría todo el día junto a Steve en la oficina del último atendiendo unos asuntos importantes. Si bien aquello no le resultaba extraño, lo era el hecho de que en aquel mensaje ni siquiera le había dado los buenos días. Incluso, aún si lo de ellos se mantenía en secreto, Bucky siempre encontraba la forma de darle alguna mirada pícara, o de acariciarlo de forma sutil dándole los buenos días cuando no habían dormido juntos la noche anterior. Pero no aquella mañana.

Espantó aquellos pensamientos sin sentido, entendiendo que su jefe tenía demasiado trabajo encima y eso era todo. Quizás en la noche podría recuperar lo que no había tenido aquella mañana, y con esa idea una sonrisa afloró en sus labios. En ese momento una notificación de mensaje se escuchó y revisó su teléfono. Era un número desconocido, pero supo inmediatamente que el mensaje era de Bardock cuando comenzó a leerlo. Había bloqueado tantos números que no sabía cómo era posible que su ex novio los consiguiera.

Bloqueó el nuevo número sin terminar de leer el mensaje y levantó la vista cuando Tony se acercó a su escritorio.

—¿Nos vamos?

Sam asintió levantándose del escritorio y vio de reojo al menor, que parecía ver de forma decidida la puerta de presidencia.

—¿Todo en orden?

Tony lo miró antes de asentir con más entusiasmo de lo usual, y caminó hasta el ascensor mientras cambiaba de tema.

Mientras las puertas del elevador se cerraban, cada uno pensó acerca de quienes estaban dentro de la oficina de presidencia. Y ninguno sospechó lo que les sucedería a partir de aquel momento. 

 


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