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Identidad. Post Cherik. Xavierine por midhiel

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Identidad

 

Regalo de cumpleaños para mi amiga KiKaLoBe.

 

Seis

 

Desde el ventanal de su despacho, Charles siguió con la mirada a la pareja mientras subían a su coche y abandonaban Westchester. Continuó conectado a la mente de Stryker para fijarle la idea de dejar a Jason en paz. Lejos estaba de imaginar lo que el militar le había hecho a David. Esperó a que el automóvil se alejara de la avenida y se dispuso a ir a ayudar al hijo del coronel. De repente, la puerta se abrió y Logan entró cargando a un desconsolado David.

 

-¡Dios mío! – exclamó el telépata y extendió los brazos para que Howlett pusiera al niño en su regazo.

 

David se colgó del cuello de su padre sin dejar de llorar. Charles le masajeó la espalda al tiempo que entraba en su mente para saber lo que había pasado. Vio lo que su pequeño había sentido a través de Stryker, y se mordió el labio con fuerza. Por primera vez se planteó si Erik no había tenido razón cuando sostenía que los humanos eran los enemigos de su gente. También percibió la confusión de Logan ante los recuerdos que el militar había sacudido. Pensó en ayudarlo más tarde pero ahora lo primordial era tranquilizar a su propio hijo.

 

-Lo siento, Dave – suspiró, mientras lo apretaba contra sí. Cerró los ojos con fuerza y le besó el cabello. David comenzó a dar hipidos -. Creí tontamente que escondiendo la verdad protegería a nuestros amigos, me protegería a mí mismo y especialmente te protegería a ti. Ahora siento que actué como un cobarde, merecías saber que él era tu padre desde que tuviste uso de razón y ser reconocido como su hijo tanto como mío, mi pequeño. Perdóname tú y que Erik me perdone.

 

Logan parpadeó. Charles hablaba desgarrado por la culpa. El lobo no entendía qué estaba pasando pero se daba cuenta de que los dos necesitaban estar a solas y se retiró en silencio. El telépata no dejaba de apretar y besar a su niño. David se encontraba desbordado porque Stryker le había transmitido que su padre le había ocultado su identidad por miedo y vergüenza.

 

-¿Te avergonzaba que él fuera mi padre y tenías miedo de que me lastimaran porque lo era? – preguntó el pequeño con inocencia y temor.

 

Charles gimió porque lo que preguntaba era cierto, a medias, pero cierto. No había sentido vergüenza pero sí miedo.

 

-Fui un tonto y un cobarde, hijo – confesó, dolido -. Me equivoqué.

 

David no se animó a seguir interrogándolo. Estaba nervioso y solo deseaba no haber corrido a tratar de ayudar a Jason. Si hubiese permanecido en el comedor con Logan, no estaría sufriendo. Pero ya era tarde. Como su padre estaba angustiado, no controlaba todas sus emociones y el niño sintió el amor que aun le tenía a Magneto. Charles lo amaba y estaba confundido por el sentimiento que Logan le estaba despertando. Esto fue demasiado para David que se apartó de él para mirarlo a los ojos.

 

-¿Lo amabas, papá? Me dijiste que sí pero ese hombre pensó que sentías vergüenza.

 

-No, jamás sentí vergüenza de él – aclaró el telépata con calma -. Sí, tuve miedo de lo que pudiera pasarnos cuando naciste porque eres el hijo de dos mutantes masculinos, ahora comprendo que fui un cobarde, pero nunca me avergoncé de Erik – pronunció el nombre con un ligero temblor -. No nos habíamos visto por un tiempo por una discusión sin importancia que habíamos tenido y por eso yo no sabía que él te esperaba.

 

-¿De qué habían discutido?

 

-Ya no lo recuerdo – sonrió Charles con remordimiento y tristeza. Le hizo una caricia en la mejilla -. Fue algo tan tonto que ya lo olvidé. Si no hubiéramos sido tan tercos, quién sabe, la historia hoy sería diferente – suspiró -. Tal vez seguiríamos juntos, él seguiría vivo – esto último lo dijo conteniendo un sollozo.

 

David bajó la cabeza. Le costaba asimilar que por un altercado sencillo entre adultos, hoy tuviera la vida que tenía. Era feliz, pero desde que conociera la identidad de su otro progenitor, su ausencia le dolía.

 

-Ese hombre pensó que mi padre estaba herido y que por eso falleció – recordó lo que Stryker le había enviado -. ¿Dónde tenía la herida?

 

-En el hombro – contestó Charles y se palpó el izquierdo para señalárselo.

 

-Nadie se muere por una herida en el hombro – exclamó el niño con lógica -. No es una parte, ¿cómo se dice? – buscó el término -, vital.

 

-No, pero puede infectarse y una herida infectada es muy peligrosa, David. ¿Recuerdas por qué te curo cada vez que te lastimas aunque no sea una zona vital como dices?

 

El pequeño asintió.

 

Charles lo acomodó entre su pecho otra vez, fundiéndolo en un nuevo abrazo. El niño cerró los ojos, de a poco iba enterándose de nuevos secretos sobre su pasado, sobre su existencia y sobre su propia identidad.

 

-Entonces, eso quiere decir que Magneto fue mi madre – murmuró lo que acababa de deducir.

 

-Sí, porque te llevó en su vientre – contestó el psíquico -. Hay mucho de qué hablar, tengo tanto que contarte. Guardé silencio pero no por miedo y vergüenza, sino por cobardía y amor. Lo amaba y por eso no podía pensar en él, recordar nada, fue muy difícil para mí perderlo. David – lo apartó para observarlo -, te prometo que platicaremos y de a poco conocerás a Erik, a tu padre, a través de mis ojos. Quiero que sepas quién fue, lo que significó para mí y lo que nos sentíamos el uno por el otro. Me equivoqué al negártelo durante tanto tiempo y ahora por eso, cuando leíste sin querer a esta otra persona, te asustaste y creíste algo que no es cierto. Prometo de ahora en más decirte toda la verdad.

 

-Siempre me dices la verdad – argumentó el niño con una confianza ciega en él, tal, que emocionó a su padre.

 

-Gracias, hijo – y lo abrazó de cuenta nueva.

 

Afuera del despacho, Logan se había quedado recostado contra una pared. Pensaba en lo que él mismo había sentido al cruzarse con Stryker. Vio que Hank se acercaba con Jason, más calmado, de la mano para que platicara con Charles.

 

-Ahora Charles está con su propio hijo – explicó el lobo antes de que el científico golpeara a la puerta -. David se puso mal después de ver a ese hombre – miró a Jason y se percató del parecido -. Por eso lo traje al despacho, para que su padre lo consolara.

 

-Comprendo – murmuró Hank un tanto confundido -. Vamos, Jason, ¿quieres tomar helado mientras tanto?

 

El niño asintió.

 

Logan seguía observándolo.

 

-El hombre que estaba allí, ¿quién era? – preguntó finalmente.

 

-Es el coronel William Stryker – respondió el científico nervioso. No quería que Jason entrara en crisis al mencionarlo -. Regresaremos más tarde – y se retiró antes de que Howlett hiciera más preguntas.

 

Wolverine quedó aturdido. Era la primera vez el nombre le sonaba, provocándole una conexión en su memoria, y tenía que tratarse de alguien de su pasado. Recordó dolor y angustia y, por instinto, se masajeó los brazos con escalofrío. Volteó hacia la puerta del despacho. Tenía que platicar él también con Charles, o marcharse a buscar a ese hombre. Sacudió la cabeza, no, lo mejor sería conversar con el psíquico. Confiaba en él y estaban creando un vínculo especial. Además, no quería alejarse de su lado. Con esta sensación, enfiló hacia al patio para respirar aire fresco y acomodar las ideas.

 

…………….

 

Una vez que David se calmó, Charles llamó por el intercomunicador a Hank para que le trajera a Jason. El niño ya estaba tranquilo después del helado y sabiendo que seguiría en Westchester. Charles le explicó que si lo deseaba, él vería la forma de que su madre lo visitara de seguido. Terminó asegurándole que lo protegería de Stryker y de quien quisiera hacerle daño como cuidaba de los demás habitantes de la casa. El psíquico tenía el don de consolar sin usar su poder porque sabía utilizar las palabras justas y dar lo que la gente angustiada estaba necesitando.

 

Después de ayudar a los dos niños, Charles quiso platicar con Logan. Había visto cómo la presencia del militar le había sacudido los recuerdos, y, también, quería estar a solas con él. Antes de decidirse a llamarlo, miró el tablero de ajedrez y pensó en Erik. Suspiró. Realmente se había enamorado de este mutante con garras y su corazón todavía se dividía por la devoción que había sentido hacia Magneto durante tanto tiempo. Suspiró otra vez y tomó la decisión que en ese momento más lo aliviaba: llamar a Logan.

 

El lobo no tardó en llegar. Aturdido como se había quedado, estaba esperando ansioso a que el psíquico lo llamara. Entró y se sentó frente al escritorio, donde Charles seguía ubicado. Lo miró a los ojos, recordando el nombre del militar que Hank le había dado. Sacó un cigarro pero en lugar de encenderlo, se puso a jugar con él entre los dedos para distraerse.

 

Charles se echó hacia atrás en su silla.

 

Logan finalmente preguntó.

 

-¿Quién es William Stryker?

 

-Te refieres a qué relación guardas tú con él – corrigió Charles y apoyó los codos sobre el escritorio. Logan asintió -. Fue el militar que te mantuvo prisionero, el que experimentó contigo, amigo.

 

El lobo parpadeó. La respuesta no lo descolocó tanto como hubiera imaginado porque desde que Hank le revelara el nombre se había estado haciendo la idea lentamente. Un militar que le causara tanto dolor del pasado, que le produjera escalofríos, tenía que estar asociado a la tortura que había borrado su memoria.

 

Charles lo observó para estudiar el efecto de sus palabras. Había tenido que ser directo para que a Logan no le ganara la ansiedad y pudiera procesarlo más rápido.

 

-No estás tan sorprendido.

 

-No – respondió Wolverine escueto y guardó el cigarro -. En cuanto Hank me dijo que se trataba de un coronel, más temprano, deduje algo parecido – lo miró intensamente -. Tú no apruebas la violencia así que supongo que descartas la venganza. Sin embargo, deberías entender que en mi caso, es necesario que busque a esos hijos de puta, empezando por ese Stryker. Tú hubieras hecho lo mismo en mi lugar, Charles.

 

-Nunca busqué venganza – confesó el telépata, claro y conciso -. Ni aun cuando perdí a Erik.

 

Logan se levantó del sofá, furioso. Fue hasta el ventanal, abrió una de las hojas y encendió un cigarro.

 

Charles lo siguió con la mirada.

 

-¿Te molesta que lo nombre? – preguntó, creyendo que había sido la mención de Erik lo que lo había exasperado.

 

-Me molesta que busques ser tan jodidamente perfecto, Charles – aspiró y soltó el humo -. Siempre haces lo políticamente correcto como el sujeto que nunca se equivoca. ¿Me estás diciendo que cuando perdiste al amor de tu vida, que te dejó con un recién nacido en brazos, no pensaste en rastrear a los culpables, meterte en sus cabezas y explotarles el cerebro?

 

-No hubiera servido de mucho – replicó Xavier con calma. No se sentía herido con la acusación porque la percibía como la reacción natural de Logan para desahogar su ira -. Me di cuenta de que ya nada me permitiría recuperar a Erik. Pensé en enfocarme en David y así luchar contra el dolor.

 

El lobo volteó para mirarlo.

 

-¿Te das cuenta de lo arrogante que suenas?

 

Arrogancia, Charles parpadeó, recordando que las peleas con Magneto se habían centrado en una petulancia que a él le costaba reconocer.

 

-Es tu mecanismo de defensa para no asumir que hoy conociste a la persona que tanto daño te hizo – quiso el telépata, en cambio, hacerlo razonar.

 

-Hoy le pediste perdón a tu hijo – le recordó Logan -. Todo este tiempo que compartimos, me conmovió cuánto te llenabas de culpa por lo que le había pasado a Magneto. Pero tienes una parte de ti, en medio de toda esta bondad de entregarte a los demás, que no sé, ¡me saca de quicio, maldita sea!

 

Charles no reaccionó porque seguía sosteniendo que todo se trataba de un mecanismo de Howlett para no sacar a flote los recuerdos que el encuentro con Stryker debía haberle removido.

 

Logan apagó el cigarro y se acercó a las zancadas hasta la silla. Xavier lo miraba, expectante. El lobo estaba confundido, exasperado y desbordado de pasión. Detestaba la actitud de Charles pero que estuviera a su lado lo tranquilizaba. Sin saber por qué, se inclinó y lo besó. Lo estrechó con fuerza con un brazo y con el otro le sostuvo la cabeza para apretarlo contra su rostro. Necesitaba esos labios ardientes para calmar la furia que Stryker había despertado en él.

 

Charles se asombró un instante de su reacción porque enseguida abrió los labios para acompañar el beso. Que le ejerciera presión en la cabeza para intensificarlo fue un aliciente para que su miembro se irguiera. Confundido, lo apartó suavemente. Se miraron a los ojos, los dos tenían las pupilas expandidas de emoción.

 

-Te amo – soltó Logan sin saber por qué. Fue una sensación que le salió del pecho.

 

Xavier parpadeó y no pudo ahogar la sonrisa. ¿Cuánto hacía que no escuchaba una declaración de amor?

 

El lobo quiso volver a besarlo pero el telépata lo empujó apenas.

 

-¿Qué pasa? – preguntó Howlett -. Dije estupideces porque estoy enojado, pero verte me da paz. Te llamé arrogante para desahogarme pero te amo.

 

Charles estaba que estallaba. Arrogante, sí, una arrogancia que le exigía una castidad que él ya no quería seguir cumpliendo. ¿Por qué tenía que ser jodidamente perfecto y mantenerse casto? Erik habría querido que fuera feliz, no un amargado que se contenía ante los sentimientos más fuertes. ¿No podía volver a amar, no podía enamorarse otra vez como cualquier ser humano? ¿No podía estar desbordado de ganas de hacerle el amor a este mutante que cada vez lo fascinaba más?

 

-Cierra la puerta con llave – ordenó, jadeando.

 

Logan obedeció rápido y además pasó el pestillo para asegurarse de que no los interrumpieran. Corrió las cortinas del ventanal y regresó a su lado. Comenzaron a abrazarse y a morderse los labios. El lobo se apartó para desabrocharle los pantalones. Mientras lo hacía, notaba el miembro erecto del psíquico. Acto seguido, se desabotonó los suyos. Se arrodilló junto a la silla con las piernas un tanto abiertas para adquirir una posición relajada. Se miraron y los dos contuvieron un jadeo. Logan bajó la cabeza para succionarle el miembro y masajearse el propio.

 

Charles echó la cabeza hacia atrás. Jadeaba con la voz ronca. Le acarició con fuerza la cabellera negra enmarañada, mientras el placer crecía a través de las venas. El lobo saboreaba y su lengua recorría la piel erguida y caliente. Las manos del telépata en su pelo, sacudiéndolo, lo llamaban a intensificar la masturbación. Él que no había conocido más que el sexo casual desde que despertara con amnesia, ahora sentía la mezcla del regodeo y la emoción de complacer a alguien amado. Alcanzaron el clímax y Logan retiró la boca a tiempo antes de que Xavier eyaculara. Luego liberó su propia simiente entre los dedos.

 

Charles reía y le pasó el pote de pañuelos descartables que tenía sobre el escritorio para que se limpiara. Anexado al despacho, había un baño personal, cuya entrada estaba camuflada por un mueble. Allí entró Howlett a higienizarse. El telépata esperó a que saliera para hacerlo él. Después se despidieron, la ansiedad de Logan se había evaporado, y Charles se sentía más feliz que nunca.

 

………………………

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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