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08.
Mover todas las criaturas me tomó una semana completa. Era el único que sabía transportarse así que tuve que hacer muchos viajes solo, cuando nadie pudiera notar mi ausencia, es decir durante la noche.
Tenía tan poco aprecio por esos animales que no podía entender como alguien podría gastar su tiempo en cuidarlos y mantenerlos.
.Estos son los últimos – Apenas aparecía en su cuarto él estaba estirando los brazos para recibir cualquiera de las cosas que llevara en la mano. - ¿No hay que traer tus cosas también? – me sacudí todo el pelo de animal que había acumulado en mi suéter.
.No hace falta, seguiré haciendo mis mesclas en la guarida. Así puedo verte practicar.
Fruncí el ceño, creí que por cómo había hablado con él, me daría el uso exclusivo de la pieza, pero al parecer quería compartirla. No dije nada porque en realidad seguía sintiéndome incómodo a su lado, y era fácil llegar a practicar cuando él ya se fuera. No era algo que necesitara discusión, no quería relacionarme con él más de lo necesario.
Estaba amarrando un cordón de mi zapato cuando como una revelación comprendí por qué estaba tan ansioso a su lado, habían cosas que no se habían zanjado por completo. Esta espina era sin duda parte de la causa de mi rechazo hacia Daw.
.Hey – Me miró, su ojo izquierdo estaba bien abierto y fijo en mí, el otro estaba tapado por su pelo siempre alborotado – le dices algo de esto a la tal Edith o a quien sea, y mato a todas tus mascotas aquí, ¿Entendiste? No me vas a fallar dos veces.
.No tienes que amenazarme – Su cara de indignación le hacían parecer una persona más seria – Esa vez solo le conté a Edith porque su anillo quizás/
No lo estaba viendo. Estaba terminando de atarme los cordones cuando lo escuché. La furia hizo que cuando levantara la mirada él ya estuviera frente mío. Lo tenía suspendido, amarrado con el nombre de la sangre.
.No quiero escucharlo. – Volví a sentirme tiritar como aquella vez, eso me asustó un poco, no quería que se me escapara el nombre del dolor de nuevo. Viradecta me torturaría si tenía más sanciones desde rectoría.
.Solo quería ayudarte – Mis ojos se abrieron como dos platos, él seguía hablando. Inconscientemente aumenté la presión. Sus ojos llegaron a enrojecerse. - Quizás no fue la mejor forma, no sabía que no querías que hablara con nadie. Pero, ¡te juro que solo quería ayudar! ¡No haré más tonteras! Lo prometo.
Al final la voz a penas le alcanzaba. Lo único que quería era cerrar la mano. Pero recordé todo lo que viví por culpa del patio rojo. Si lo hacía ahora las consecuencias serían terriblemente peores, para Viradecta y para mí, sobre todo para mí.
Abrí mi mano y cayó como plomo al suelo. Tosió roncamente por largo rato. Estaba sobándose la garganta cuando vi que se había cambiado el anillo al dedo anular, al dedo de Blanquet que le había hecho. Seguro canalizaba mejor las conexiones por ahí, como la mayoría.
.Practicaré todos los días a las 19:00 horas. No te quiero en la guarida cuando yo entre. - Sentí que quería responderme, pero antes de que lograra verme, me fui.
Cuando aparecí en mis estancias se me olvidó por completo la forma en la que iba viajando. Al ir parado choqué con los durmientes del camarote. El estruendo fue tan fuerte que mi compañero de cuarto se asomó para ver qué pasaba.
.¡Mierda! – Sentía un zumbido en la cabeza, realmente me había pegado fuerte.
.¿Estas bien? ¿Qué fuiste a hacer?
Ya estaba enojado por lo de antes, esto simplemente me hizo sentir estúpido. Me quede viendo a Mark con una cara tal que apenas me vio se escondió bajo la sábana.
Cuando abrí la boca salió un nombre que nunca había escuchado. Fueron de esos que de la nada me venían a la mente cuando los necesitaba. El bulto de Mark se desplomó en la cama, como un muerto.
Sentí una ansiedad tremenda. Más de asombro que de preocupación por haberlo matado. Hacia un tiempo que no me venían nombres a la mente. Definitivamente recuperar mi anillo mejoraba mis conexiones. Me acerqué lento, evaluando mis posibilidades. Cuando por fin lo destapé quede muy satisfecho, él estaba durmiendo. Era el nombre del sueño.