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Dulce Fantasía por Nova22

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Notas del capitulo:

>3< Actualización >3<

Capítulo 3


— Entonces ¿Le hiciste algo?


— ¿Eh?


Kuroo abrió y cerró los labios sin saber que decir, sin ser capaz de comprender una frase que debería ser simple y de pronto el ritmo de sus pensamientos fue tan lento que terminó siendo paralizado por completo. De verdad  no estaba seguro de que entendiera esto o quizá no quería hacerlo, esta situación era muy extraña. En este momento no estaba seguro de nada, su mente aun procesaba la información y deseó con toda el alma estar en un sitio distinto a este, incluso si entendía que era imposible. Aun así ese conocimiento no lo detuvo. Siempre se reconoció como alguien muy persistente después de todo.


— ¿Le hiciste algo? — ese chico ¿Cuál era su nombre? Terushima ¿Verdad? Estaba comenzando a estar seguro de que no podría olvidar su nombre pronto, era ¿Cómo debería definirlo? ¿Intenso? O quizá debería llamarlo raro; lo había arrastrado hasta la esquina más alejada de la cafetería escolar y lanzado aquella pregunta sin sentido después de todo ¿Qué quería decir? ¿Qué era lo que esperaba que sucediera? Y ¿Por qué tenía la impresión de que estaba malhumorado u ansioso?


Esto no tenía una sola pizca de sentido para Kuroo.


— Pues...— lo meditó, sus labios contrayéndose en una mueca algo confusa — Tiré sus palomitas por accidente y le compré nuevas — también le había robado unos cuantos nachos mientras estaba distraído, no era como si se hubiera tratado de un delito grave o algo así y le había comprado un helado después — ¿Eso cuenta?


— Dijiste que estabas saliendo con él ¿No?


— ¡Oh! Por supuesto...ustedes estaban ahí — pero salir era un término algo relativo, este chico no debería ser demasiado listo si no lo había considerado. Kuroo no estaba quejándose en absoluto, resultaba muy beneficioso — Hemos estado saliendo desde entonces, todo va bien entre nosotros.


— Entonces...


¿Entonces? ¿Pedía por más información? No había pasado mucho tiempo, pero hasta ahora todo lo que él y Tsukishima habían hecho fue reunirse un par de veces en alguna cafetería. No había mucho de qué hablar y a veces resultaba un poco incómodo, sin embargo tampoco era malo. Generalmente iban al cine y sostenían una acalorada discusión sobre la función, eso era más agradable aunque el rubio tratara de parecer un sabelotodo arrogante la mayor parte del tiempo; era bastante divertido verlo gruñir cada vez que era vencido. Visitaron el árcade una vez, las largas jornadas de juegos a las que su amigo de la infancia lo sometió habían rendido frutos, quería darle una lección a ese chico, aun así resultó más difícil de lo que creía.


Se frustró, pero no, tampoco fue malo.


— Tomé su mano — en realidad solo habían chocado los cinco en el árcade, pero una vez, mientras estaban intercambiando dulces y comiendo palomitas en el cine, sus dedos se habían rozado ¿Eso contaba? — Hacemos eso muy a menudo...en el cine.


Pero este chico no estaba muy satisfecho que digamos ¿Verdad? ¿Cuánto tiempo había pasado? Solo unas cuantas semanas, dos o tres. Seguía sin estar muy entusiasmado con todo esto, ir hasta ahí era una batalla interna cada vez, sin embargo era mucho más fácil no pensar en lo que Tsukishima era cuando estaban discutiendo sobre alguna nueva o vieja entrega cinematográfica. Se sentía menos incomodo de esa manera, pero Kuroo no estaba bajando la guardia con él, no podía.


No estaba tratando de ser prejuicioso, el rubio era un buen chico, algo gruñón y malhumorado y había pensado entes que podían ser amigos, sin embargo no estaba seguro. La idea lo entusiasmaba, sin embargo sus pensamientos eran conflictivos, no quería que sucediera alguna clase de malentendido o que pudiera malinterpretar las cosas en algún momento. Aunque tampoco parecía que le agradara mucho, aun así lo inquietaba.


— Creo que me estoy haciendo más viejo — murmuró Kuroo, para sí mismo, al mismo tiempo que se frotaba el cuello con una mano, esta conversación había terminado al menos por ahora y estaba feliz de poder volver con sus compañeros habituales. Les sonrió con entusiasmo.


Incluso si no lo parecía ahora, estaba bastante entusiasmado con la idea de que esos dos chicos comenzaran a encontrar aburrida la situación. Deberían haber imaginado desde el momento en el que Kuroo decidió involucrarse que esto estaba destinado a ser menos entretenido de lo que creían. Le emocionaba la idea de que comenzaran a comprenderlo y esperaba que estuvieran considerando seriamente dejar este juego pronto. No le importaba mucho si no obtenía dinero al final del día, estaba seguro de que tanto él como Tsukishima estarían bien con eso, sin embargo ese otro chico lo inquietaba.


Tenía la impresión de que esto le interesaba demasiado. Era extraño. Estaba tratando de no poner demasiad de su atención sobre el asunto, a veces sentía escalofríos, pero Kuroo no era un idiota y tenía algunas teorías. Una en realidad y era lo suficientemente descabellada como para siquiera ser considerada, sin embargo la actitud de Terushima le parecía fuera de lugar. Esto le importaba más de lo que debería; ese chico había sido quien se ofreció como primer sacrificio en este absurdo juego, se estaba preguntando porque habría querido tomarse tantas molestias para molestar a Tsukishima...pero ¿Podría ser posible que solo estuviera tratando de acercarse a él?


— ¿Podrías dejar de comerte mi almuerzo?


Kuroo miró a Yaku quien, incluso si había recibido su advertencia, no se tomó la molestia de detener el bocado de curri que viajaba a su boca — ¿Por qué? No vas a comértelo y no creo que sea buena idea desperdiciarlo.


— Voy a comerlo, es mi almuerzo.


— ¿Te das cuenta de cuánto tiempo ha pasado desde que te sentaste ahí? Todos terminamos excepto tú.


¿En serio? Kuroo se irguió para comprobar las palabras de Yaku al mismo tiempo que tomaba una cucharada de curri con recelo, algunos de sus acompañantes incluso se habían marchado. No era una broma ¿Verdad? Había perdido la noción del tiempo con pensamientos sin sentido, hablar con esos chicos, especialmente con ese tipo, lo había afectado más de lo que debería. Toda la situación en general lo había hecho, no sabía que podía llegar a ser tan difícil o que podría generarle tal dolor de cabeza o agotamiento mental.


Suspiró con cansancio, al mismo tiempo que picoteaba sus alimentos. Decidió evitar la mirada de Yaku observando sin mucho interés la cafetería, no estaba para nada hambriento, sin embargo eso no lo detuvo de llevarse unos cuantos bocados a la boca mientras buscaba algo interesante para ver. No estaba dispuesto a desperdiciar la comida. Había un grupo muy ruidoso a unos metros de ellos, reían escandalosamente.


Todo el lugar en general parecía muy animado, cubierto de metálicos ruidos, crujidos y murmullos que se esparcían por todo el espacio. Algunos estaban yéndose, la próxima hora iba a comenzar pronto, sin embargo, al igual que él, también debía haber algunas personas libres para este periodo. Aun así tenía tantas cosas por hacer y muy poca energía y motivación.


— ¡Oh! — Kuroo se irguió ligeramente, los ojos entrecerrados como si de esa manera su visión pudiera ser mejor. Arrugó el entrecejo.


¿Era quien creía que era? Estaba algo lejos, pero estaba bastante seguro de que conocía esos anteojos; eran la misma arma mortal que casi lo había dejado ciego y muy mareado una vez. No era una cosa que pudiera ser olvidada tan fácilmente, se asustó. Su flamante dueño también estaba ahí por supuesto, con la misma usual aburrida y cansada expresión.


Lo miró más detenidamente al mismo tiempo que se inclinaba hacía el frente. No estaba solo, un chico y una chica, los había visto alrededor de él antes, era agradable saber que tenía amigos, pero eso no era todo lo que sus ojos veían y su ceño comenzó a fruncirse aún más mientras su cuerpo continuaba inclinándose insistentemente hacía el frente. Hizo un sonido de sospecha, volvió a fruncir el ceño, más sonidos vibraron en su pecho.


Había tres chicas más en la mesa. No debería ser un problema ¿No? Si Tsukishima era de ese tipo, entonces debía ser más sencillo y cómodo relacionarse con mujeres. Debía sentir que pertenecía al grupo o algo así y podrían hablar sobre cosas como ropa o moda...o sus actores favoritos ¿Verdad? Hombres. Era lo que los atraía. Parecía perfectamente natural para Kuroo, pero la situación o la atmósfera que los rodeaba era algo inquietante.


¿Esas chicas no estaban tratando de coquetearle? ¡Lo hacían! Una jugaba graciosamente con el cabello, su mirada tan encendida como la sugerente dulzura de aquella sonrisa de sonrosados labios. Era preciosa y las otras dos chicas parecían estar en un nivel similar, tanto en belleza como en interés y prácticamente saltaron de sus asientos cuando el rubio tomó la bandeja con sus alimentos y se levantó. A estas alturas lo que buscaban de él era obvio ¿Qué demonios? ¿No era eso muy injusto? Se sentía como un desperdicio ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?


Porque su apariencia era buena, era muy alto y parecía arrogante e inaccesible. Eso les encantaba ¿No? No era como que no hubiera notado como algunas chicas lo miraban en el cine o la calle, pero seguía siendo muy injusto y un desperdicio.


— Kuroo ¿Qué es lo que pasa contigo? ¿Por qué parece que estás a punto de llorar? — Yaku le golpeó la cabeza con el borde de la mano. Dolió, no fue amable — Ya te volviste loco...estás llamado la atención, mírate.


Miró a Yaku con los labios fruncidos. Odio que el hecho de tener casi la mitad de su cuerpo sobre la mesa le hubiera impedido replicar nada e impulsándose hacia atrás, se dejó caer sobre su asiento, provocando que este se tambaleara ligeramente — No pasa nada...eh...— carraspeó — Solo trataba de...hacer algo.


Yaku lo miró con una ceja alzada. Kuroo sintió que quería preguntarle algo, sin embargo desistió a la mitad del camino — ¿Estás enfermo?


— Estoy perfectamente bien — volvió a carraspear, estaba un poco avergonzado — Lo que hice estuvo fuera de lugar, lo siento.


Suspiró y volvió a evadir la confusa y perturbada mirada de su castaño amigo observando al rededor. Apoyó un codo sobre la mesa y la barbilla sobre la palma de una mano como soporte de este. Pronto su mirada se topó con la de una adorable chica; su corto cabello oscuro estaba atado en una coleta alta, sin embargo algunos mechones le acariciaban gentilmente el rostro. Sostenía la bandeja vacía de su almuerzo, aun así se detuvo para mirarlo. Era muy linda y se permitió sonreírle al mismo tiempo que ella también lo hacía.


Esto había mejorado su humor por mucho, sin embargo algo cambió cuando fue empujada por un grupo de chicos en medio de su apresurado camino.


Ella se tambaleó hacía el frente, perdía el equilibrio, era posible que cayera y que un desastre fuera orquestado. Kuroo pensó que quería ayudarla a pesar de que la distancia lo hacía imposible, se lamentó, aun así no sintió que quisiera detenerse. Sin embargo, antes de que pudiera hacer alguna clase de movimiento, alguien la sujetó; el mismo alto chico rubio que había captado su atención minutos atrás y con ello la fascinación de aquella chica le había sido arrebatado por completo.


Entonces fue el fin para Kuroo ¿Podía solo llorar?


— Creo...— la voz Yaku captó nuevamente su atención, no estaba haciendo nada raro otra vez ¿Verdad? — Ese chico me parece familiar — Kuroo miró al castaño, veía en dirección al rubio, Tsukishima, con los ojos entrecerrados — Creo que te vi con él antes ¿Hiciste un nuevo amigo?


Kuroo parpadeó ¿Por qué de pronto se sintió como si estuviera hablando con su madre? — No se trata de eso.


— Pero lo conoces ¿Verdad?


— Algo así — Kuroo hizo una mueca con los labios, todavía no había hablado sobre este asunto con nadie. No estaba seguro de como comenzar, no quería mentirles, pero la situación era una muy extraña y no tenía idea de la clase de problemas que podría generar. No quería que ellos pensaran mal de él o que tuvieran una idea equivocada, esta nueva amistad podría prestarse a malentendidos — Nos involucramos en...en un incidente antes, pero no es tan importante...no somos cercanos.


Si les decía que era amigo suyo los demás querrían conocerlo ¿Verdad? Había pensado en esto antes, pero no era una buena idea. Era posible que notaran que algo estaba fuera de lugar con Tsukishima. No tenía ese aspecto, pero había ciertos detalles que podrían hacerlo parecer sospechoso y en consecuencia era posible que también mancharan a Kuroo.


No quería que esto fuera un problema para nadie ¿Si? Las personas como Tsukishima también tenían vidas muy difíciles ¿No? Esto también era un medio para protegerlo de algún posible evento desagradable. Kuroo estaba haciendo lo correcto, lo mejor aquí era mantener la discreción hasta que todo esto terminara. Estaba seguro de que el rubio pensaba de la misma manera. Sonrío.


— ¿Vas a ir también a la biblioteca?


— No lo sé, tengo que hablar con un profesor antes...deberías ir primero, supongo que vamos a vernos más tarde en clase si no puedo estar ahí.


Tanto Yaku como Kuroo y las pocas personas en la mesa comenzaron a levantarse con charolas en mano. Comenzaba a sentirse más sereno y tranquilo, sus pensamientos eran claros y fluidos como la corriente de un rio. Y una vez que el dolor de su herido orgullo masculino disminuyó, su mente fue llenada con preguntas que alimentaron su curiosidad.


Tsukishima parecía ser muy popular con las chicas ¿De verdad no estaba interesado ni un poco en ellas? ¿No lo había pensado ni una sola vez o lo había intentado? Habría sido muy fácil para él llegar a cualquiera. Las oportunidades estaban ahí para que las tomara a placer. Kuroo no estaba tratando de ser prejuicioso, no era tan tonto o cerrado de mente como para no imaginar que había de todo en este loco mundo enorme. Estaba bien. El rubio no estaba cometiendo ningún delito o estaba haciendo nada malo a nadie.


Sin embargo Kuroo no lo entendía ¿Cómo alguien podría cambiar la tentadora figura de una mujer por...por algo como eso? Era prácticamente insensato.


No parecía posible para él imaginar algo como eso y tratar de hacerlo resultaba en desagradables escalofríos. Era imposible y hasta ahora no sabía que lo había llevado hasta ese extraño punto. Todo esto iba más allá del entendimiento del moreno.


Quería creer que podrían ser amigos. La mayoría del tiempo no pensaba en las preferencias sexuales del rubio o de nadie más en general. Esas eran cosas muy personales. Ese no era un impedimento para nada, se llevaban bien y tenían intereses en común, hasta ahora no había hablado con nadie como con él, pero tal vez estaba precipitándose...tal vez lo mejor para ambos era cortar toda relación una vez esto terminara, por el bien de ambos.


*****


— Tsukki ¿Pasa algo? Te ves un poco inquieto.


— Tal vez se siente mal ¿Quieres ir a la enfermería?


Tsukishima, cuya mirada de pronto se había perdido en el interior de la amplia cafetería escolar volteó en dirección a Yachi y Yamaguchi ¿Por qué parecían tan agitados? Solo se había detenido un momento, por un motivo que realmente no podía entender del todo — No es nada — pero se sintió como si lo fuera a pesar de que no había nada inusual o interesante al rededor.


Tal vez debió haber sido una impresión suya, anoche se había quedado hasta tarde por un ensayo y la falta de sueño estaba pasándole factura.


— ¿Seguro? Antes dijiste que tenías tiempo libre antes de tu próxima clase — dijo Yamaguchi, los tres reanudaron su camino dejando atrás el comedor — ¿Por qué no vas a la enfermería y descansas un rato?


Lo meditó. Parecía una idea agradable, no habría nadie ahí dentro que tratara de robar su atención. No era algo que sucediera habitualmente, pero era una situación que conocía. Las chicas de antes trataban de invitarlo a una reunión o una fiesta este viernes por la tarde, fueron muy persistentes y evadirlas tomó mucho de él. Estaba cansado, sin embargo su humor era bastante normal.


Un respiro no le vendría nada mal, sin embargo no tenía tanto tiempo libre como parecía en realidad. No esta semana. Los exámenes estaban a la vuelta de la esquina y necesitaba prepararse apropiadamente.


— Tengo que ir a la biblioteca — respondió. Era un lugar tan tranquilo como la enfermería, generalmente nadie lo molestaba en ese lugar. Era silencioso, fresco, gracias al aire acondicionado y le gustaba — Adelántense, su próxima clase va a comenzar pronto.


Los dos chicos a su lado no parecían muy convencidos, sin embargo no trataron de persuadirlo.


— Puedes llamarnos si algo pasa ¿Está bien?


Tanto Yachi como Yamaguchi lo miraron esperando una respuesta afirmativa que Tsukishima no tuvo más remedio que ofrecerles y se despidieron una vez sus caminos tuvieron que verse separados. Les había dicho antes que no tenían que preocuparse tanto por él, nada estaba sucediendo aquí y nada lo haría tampoco. Su vida era tan ordinaria y tranquila como era su deseo, pero ya sabía que tratar de persuadirlos solo era una pérdida de tiempo.


Ellos ya estaban acostumbrados y aunque le doliera admitirlo, Tsukishima también. Le daba un toque de agradable familiaridad a su vida monótona.


Empujó. Su rutina le gustaba mucho, pero...


— ¿Qué es lo que ese chico está haciendo?


Tsukishima detuvo sus pasos después de cruzar la pesada puerta de la gran biblioteca escolar. Aquí había encontrado algo un poco desconcertante, a alguien oculto detrás de uno de los altos estantes cubiertos de libros, como si tratara de minimizar su presencia incluso si su tamaño lo hacía difícil ¿Se trataba de alguna clase de juego o una broma? ¿Se ocultaba? ¿Observaba a alguien?


Esto no habría ido más allá de una ínfima sorpresa inicial si no se tratara de alguien conocido para él. No tenía que manejar eso, no era un asunto de su incumbencia, él y Kuroo no tenían una relación cercana ni nada parecido, pero estaba un poco curioso por la situación en la que se encontraba y se acercó discretamente en su dirección.


No estaba tratando de ser entrometido, sin embargo una acción como esta no parecía algo que alguien como Kuroo haría y tenía ganas de entender que era lo que estaba pasando. Sus pasos fueron lentos y tranquilos, el sonido fue amortiguado por la suavidad de la alfombra en el suelo. Se deslizó cuidadosamente detrás del moreno, fue muy discreto, sus ojos buscaron en el estante como si no tuviera nada que ver con el asunto, como si en realidad no estuviera fisgoneando y la miró. A ella. Una chica.


Estaba sentada en una mesa ubicada junto a los ventanales, la luz se derramaba sobre su ondulado cabello rubio. Parecía brillante y dorado como hilos de oro y el reflejo del sol la cubría de un agradable halo dorado. Ella sola destacaba mucho a pesar de la sencillez de su aspecto, sus labios eran tan jugosos como un durazno fresco, lo adornaba una tranquila sonrisa gentil que encendía la miel de sus ojos. Era dulce y distante como una perfecta muñeca de porcelana y de pronto Tsukishima se encontró un poco absorto en ella.


— Es linda — Tsukishima parpadeó ¿Que había sido eso? ¿Esas palabras habían sido para él? Probablemente este chico solo estaba hablando consigo mismo, pero volvió a suceder — Muy linda ¿No lo crees?


El rubio volvió a parpadear. El moreno había reparado en su presencia, sus sentidos eran más agudos de lo que parecía a simple vista, Kuroo nunca dejaba de sorprenderlo. Tsukishima decidió que estaba dispuesto a cambiar su concepto de él, este chico estaba haciendo méritos.


— Supongo que si — y a Kuroo parecía gustarle mucho ¿No? No lo conocía demasiado, pero si había llegado tan lejos como para suspirar por ella entonces debía ser serio, sin embargo que estuviera ahí parado casi asechándola era un poco...excesivo y raro ¿Debería advertirle? No quería entrometerse en un asunto que no era de su incumbencia, pero comenzaba a pensar en la posibilidad de un delito — Diviértete espiando entonces...solo procura que no se transforme en un hábito — por el bien de evitar malentendidos desagradables. Advertirle discretamente no estaba de más, incluso podría pensar en esto como su buena acción del día.


Tomó un libro del estante, era afortunado por haber encontrado aquel que estaba buscando antes de siquiera comenzar a preocuparse por encontrarlo. La biblioteca estaba relativamente vacía por lo que encontrar una mesa no le fue difícil. Ya había saciado su fugaz curiosidad, estaba preparado para olvidar este asunto, sin embargo comenzó a notar que alguien estaba siguiendo detrás de él a la mitad del camino. Se detuvo y giró en su dirección.


— ¿Necesitas algo?


— ¡Oh! No, también estaba aquí para trabajar en algo...— sonrió nerviosamente — Ella solo me tomó por sorpresa.


Tsukishima asintió y continuó con su camino. Las palabras de Kuroo tenían sentido para él, no podía imaginarlo siguiendo a aquella chica hasta aquí, era un poco aterrador y quería creer que el moreno era un tipo medianamente decente. Sin embargo sabía que podía llegar a ser un poco molesto.


— ¿Necesitas algo? — volvió a preguntar, ya estado sentado, sus dedos tamborilearon sobre la parte superior del libro que había tomado antes.


— No, estoy aquí para trabajar en algo.


La misma respuesta ambigua. Esta vez el rubio entrecerró los ojos ¿Por qué este tipo estaba sonriéndole tan amigablemente? No, había algo aún más importante que eso ¿Por qué se había sentado en su mesa? No había pasado mucho tiempo, pero nunca hablaban en horarios escolares, se sentía como si se tratara de alguna regla entre ellos. Como si trataran de mantener los limites. Tsukishima estaba bien con eso, no pensaba en hacerse su amigo de todos modos y tenía la impresión de que Kuroo tampoco tenía esa intensión a pesar de que había dicho algo inusual una vez. El rubio sabía que no era del tipo que otros tomarían tan despreocupadamente como alguien cercano.


— Creo que te equivocaste de mesa — Tsukishima abrió el libro y comenzó a buscar pacientemente en el índice, no tardó demasiado en encontrar lo que estaba buscando — Deberías estar ahí atrás ¿No?


— ¿Por qué?


— Porque te gusta esa chica.


Obviamente. Esa pequeña afirmación estaba implícita en el monótono y absorto tono de voz de Tsukishima. No sabía que era lo que Kuroo pretendía, pero tampoco era como que estuviera prestando mucha atención a sus acciones, toda su concentración estaba sobre las líneas de aquel libro y su mente se preparaba para tomar todo lo que considerara relevante. Quería ignorar que el moreno estaba ahí, sin embargo no podía hacer mucho si aún se encontraba frente a él ¿De verdad iba a quedarse ahí habiendo aun un par de mesas vacías por ahí? La chica en la que estaba interesado se encontraba detrás del rubio, desde su posición este chico también podía admirarla tanto como quisiera, pero ¿No era mejor ir ahí e iniciar una conversación?


— ¿No vas a intentarlo siquiera? ¿Lo has hecho alguna vez?


Kuroo, quien ni siquiera había tocado los libros que había traído consigo se tensó — Estoy buscando el momento más indicado.


— Y ese sería exactamente cuándo...


Tsukishima dejó la frase al aire con la esperanza de que el moreno respondiera, sin embargo Kuroo se limitó a sonreír nerviosamente. Era complicado, esa chica no era como las demás. Lo había ayudado una vez y con ello había caído en cuenta de lo especial y gentil que era. Estaba un poco asustado y no sabía muy bien que hacer, no quería avergonzarse a sí mismo o que ella tuviera una impresión equivocada. No podría perdonárselo nunca; esto era demasiado importante. 


— Cuando...cuando lo sea, esas son cosas que se perciben, lo sabré cuando este ahí — Kuroo asintió, sin embargo el rubio alzó una ceja sin estar demasiado convencido de sus palabras — A demás...— comenzó a juguetear con el libro — Si se supone que tú y yo estamos saliendo no puedo hacer algo como eso.


— ¿Es un pretexto cómodo para ti? ¿Te hace sentir menos cobarde?


El rubio volvió a su lectura ¿Cómo se atrevía a hablarle así? Lo más molesto de todo esto era que Tsukishima no estaba equivocado, pero podría haber sido un poco más amable. Ellos eran algo así como compañeros cinéfilos y al menos podría decirse que eso se trataba de un pequeño vínculo que los unía, además de la apuesta de la que eran cómplices. Estaba un poco herido ahora...especialmente porque ese chico tenía razón.


Suspiró y recostó la cabeza y parte del cuerpo sobre la mesa. Esa chica era tan linda que no podía dejar de mirarla, como se mordisqueaba el labio inferior, como ladeaba la cabeza, como su cabello se agitaba a cada movimiento, incluso la gracia de sus dedos cuando estos transportaban aquellos sedosos mechones detrás de su oreja, todo era adorable, dulce y precioso.


— Quiero hablarle...— suspiró como si sufriera, como si ya no fuera capaz de contener las emociones que ardían en su pecho.


— Entonces hazlo — murmuró el rubio, este chico escribía hábilmente sobre su libreta. No pensaba que volvería a responderle, no era una persona de muchas palabras...pero si parecía del gusto de las mujeres.


Apostaba lo que fuera a que nunca había tenido que enfrentarse a un dilema como el suyo y que había recibido muchas cartas durante toda su adolescencia, no era como que las mujeres no consideraran atractivo a Kuroo; las había escuchado decir antes que parecía maduro y agradable, incluso había recibido algunas confesiones en el pasado. Pero su encanto era muy distinto al de Tsukishima.


Ellas lo notaban más y caían por él. Debía ser agradable, sin embargo...estaba pasando por alto un pequeño gran detalle aquí. Lo había olvidado, no era como los demás y si lo pensaba bien, debía ser mucho más complicado, entonces comenzó a sentirse nuevamente curioso.


No podía imaginar a ningún hombre no cayendo frente a los encantos de una chica, era una reacción natural ¿Tsukishima nunca lo había hecho antes? ¿Nunca sintió nada? Nadie iba por ahí y decidía de pronto que le gustaban los hombres ¿No? Debía ser algo ¿Biológico? Tal vez también psicológico o tal vez hormonal ¿Si vio algo traumático durante su niñez? ¿Si alguien le había hecho algo o lo había lastimado de tal modo que fue irreparable? Comenzó a alarmarse y se apretó la cabeza, su mente estaba volando demasiado rápido.


El que no pudiera entenderlo no quería decir que fuera malo, sus preferencias sexuales no lo hacían una mala persona y él hecho de buscar tan desesperadamente una razón, y juzgarlo en el proceso, era un insulto para Tsukishima.


— Idiota...— susurró para sí mismo ¿Por qué estaba haciendo un escándalo de todo esto? ¿Por qué no podía llegar a un acuerdo consigo mismo? — Idiota — volvió a repetir, no entendía la razón por la que pensaba demasiado en esto, ni siquiera era tan importante — Idiota.


— ¿Qué? — Tsukishima alzó su inquisidora mirada y la clavó sobre él.


— No — negó Kuroo rápidamente — Estaba hablando solo, me refería a mí.


Tsukishima lo miró en silencio por un largo instante, Kuroo sintió como si el tiempo se detuviera para él ¿Lo había arruinado? Entonces el rubio sonrió, amigablemente, casi con dulzura — Eso tiene sentido...al fin lo admitiste — bajó la cabeza, sus ojos volvieron su concentración a su lectura como lo había hecho todo este tiempo y el moreno solo pudo sonreír con derrota.


Echó el cuerpo hacia atrás. Este chico era realmente agresivo y sinceramente tenía muy mal genio, pero de alguna manera tenía un lado adorable. Tomó uno de los bolígrafos del rubio y admiró con una sonrisa la goma de dinosaurio en la parte superior, definitivamente tenía un lado lindo. Lo había visto admirar y comprar, cuando creía que no estaba mirando, este tipo de cosas y si miraba con atención también había una figura similar colgando de su mochila.


Estuvo a punto de reír suavemente, sin embargo su aliento terminó siendo atorado abruptamente en su garganta y su mente entró en corto circuito ¿Que debería hacer ahora? Ella estaba mirándolo ¿Se marchaba? Estaba de pie y sujetaba algunos libros entre sus brazos ¿Ahora qué? ¿No estaba preparado para esto? Comenzaba a sudarle la espalda, su pulso se disparó...entonces se detuvo abruptamente solo por una sonrisa que se permitió devolver torpemente y el movimiento de aquellos labios articulando un tímido hola antes de marcharse.


Quería gritar. Este era el mejor día de su vida, mucho mejor de lo que creyó y de pronto su humor, todo el mundo a su alrededor, sus sentidos y pensamientos se llenaron de optimismo y alegría ¿Qué debería hacer ahora? ¿Qué? Miró al rubio, de pronto le parecía alguien radiante.


— No hay estrenos en el cine esta semana — no podía quedarse quieto, había demasiado energía corriendo por su torrente sanguíneo, demasiada como para ser detenido tan fácil y se levantó, rodeando la mesa hasta encontrar un sitio junto al huraño rubio, quien lo miró fugazmente por el rabillo del ojo — ¿Te gustan las películas viejas?


— Me gustan los clásicos — respondió el rubio con voz monótona.


Kuroo agitó los pies debajo de la mesa, no había dejado de juguetear con el bolígrafo del rubio — ¿Por qué no nos reunimos este fin de semana para ver algunas? Tengo una pequeña colección en casa ¿Qué dices? Podemos ir a comprar comida chatarra primero.


Tsukishima detuvo el movimiento de su mano sobre la libreta y comenzó a golpear el dedo índice sobre la superficie de esta. Parecía estar meditándolo y Kuroo esperó, mirándolo con una sonrisa expectante — Tengo que estudiar este fin de semana, pero...si podemos arreglarlo para el sábado y eso hace que me dejes estudiar de una vez, entonces creo que suena bien.


La sonrisa de Tsukishima fue pequeña y agradable. Lo miró, solo un instante debajo de sus anteojos y a Kuroo le pareció que sus ojos eran más dorados de lo que había pensado, algo brillante, quizá porque la luz del sol caía delicadamente sobre él. Fue una vista familiar al de la chica que había robado su corazón y despertó en él un inquieto sentimiento extraño que fue borrado rápidamente casi sin dejar rastro de su existencia en un instante.


Hoy de verdad estaba de mejor humor y como un niño entusiasmado, se permitió apoyar la cabeza sobre el hombro contrario. La verdad era que no tenía razones para pensar mal de este chico, había estado un poco agobiado antes por toda esta situación, pero si lo pensaba bien solo se había tratado de él mismo haciéndose de ideas extrañas y prejuzgando. Eso estaba mal, se reprendió mentalmente y se decidió a mirar todo de una forma distinta y más optimista, a ser más objetivo e imparcial.


Incluso si terminaban o no siendo amigos, no había nada malo con estrechar su pequeña relación amistosa; al final de cuentas Tsukishima era Tsukishima, no tenía por qué preocuparse por otra clase de etiquetas o atormentarse pensando en ello. El rubio le agradaba, no tenía intenciones de negar eso. Sonrío brillantemente.


Hoy sentía que le agradaba lo suficiente como para simplemente pasar por alto el detalle que más estaba molestándolo últimamente, como para sentir que no era importante y atreverse a admitir sin temor que le gustaba pasar tiempo con Tsukishima.

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


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