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Soy tu yo... por La_Oscura_Reina_Angel

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Capítulo 5: Besos

 

 

 

Seto alcanzó a Joey en uno de los tantos pasillos de la mansión y, agarrándolo del codo, lo hizo voltearse hacia él, pero un más que furioso Joey, con la misma vuelta que le dio el castaño, alzó la mano que este no le agarraba y se la plantó de una dura bofetada en la cara, dejándole los dedos marcados.

 

 

 

-Hasta el día que me acosté contigo era virgen, no tienes ningún derecho a tratarme como si fuera una vulgar ramera.

 

 

 

Le escupió Joey a la cara con rabia.

 

 

 

-Pues no te comportes como una.

 

 

 

-Soy un adolescente, no un monje, por bailar no le haré daño a nadie.

 

 

 

-Sí, si bailas de forma tan indecente.

 

 

 

Joey volvió a levantar su mano, pero Seto Kaiba nunca tropezaba dos veces con la misma piedra y le agarró de la muñeca en pleno vuelo antes de que hiciera contacto con su mejilla.

 

 

 

-Que dios ampare a mi hijo por tener semejante basura como tú, por padre.

 

 

 

Le soltó el rubio con rabia. Eso ofendió a Seto, no lo pensó, ni siquiera lo analizó, en esos momentos Joey no fue para él un doncel, fue un hombre que lo había ofendido, levantó la mano y lo abofeteó.

 

 

 

El impacto mandó a Joey contra el suelo. Desde su posición, Joey levantó sus ojos dorados y lo miró con los ojos cristalizados de sorpresa y rabia.

 

 

 

Al darse cuenta de su acción, Seto se horrorizó de sí mismo, y se arrodilló junto a Joey para asistirlo.

 

 

 

Pero furioso Joey, se lanzó contra él con un grito, pegándole con sus puños en el pecho, Seto lo dejó sintiendo que se lo merecía, hasta que el rubio mismo se dejó caer sobre su pecho hecho un mar de lágrimas.

 

 

 

-Lo siento, por favor discúlpame, no quise pegarte.

 

 

 

-¿Por qué me torturas?

 

 

 

Le preguntó Joey alzando sus lagrimosos ojos, y mirándolo a la cara.

 

 

 

Ambos estaban de rodillas en el suelo, Joey entre los brazos de Seto que lo rodeaban, ambos mirándose a los ojos. No lo pensaron, no lo analizaron, simplemente siguieron sus instintos, ninguno supo cuál dio el primer paso, sólo supieron que al momento siguiente se estaban besando, con las mismas ansias y la misma pasión de dos amantes que no se veían en mucho tiempo.

 

 

 

***

 

 

 

-Tú y yo no tenemos ninguna plática pendiente, ya nos hemos dicho todo lo que teníamos que decirnos.

 

 

 

Dijo Duke a Maximillian cruzándose de brazos y mirándolo a la cara.

 

 

 

-Me vas a oír, Duke Debblin, por una vez en tu vida lo vas a hacer. Sí, me duele muchísimo lo de nuestro hijo, si hubiese sabido yo... diablos Duke, te hubiese secuestrado y sacado de tu casa, pero yo no sabía nada. Yo no maté a nuestro hijo, no me acuses de eso, porque sabes que yo no fui.

 

 

 

-No, a lo mejor no lo mataste directamente, pero sí indirectamente al dejarme solo, al no apoyarme. Al faltar a tu promesa.

 

 

 

Susurró Duke bajando su cabeza y su mirada con dolor al recordar a su hijo no nacido.

 

 

 

-Tienes razón, me arrepentiré toda mi vida por haber faltado a esa promesa Duke, pero seguiré viviendo, no haré como tú.

 

 

 

-Yo sigo viviendo.

 

 

 

-No, no lo haces. No has vuelto a tener una pareja, ni a tratar de rehacer tu vida, sigues aferrándote al recuerdo de nuestro hijo y por mucho que duela está muerto.

 

 

 

Duke miró a Maximillian con rabia.

 

 

 

-¿Cómo puedes hablar así de nuestro bebé?

 

 

 

Le gritó pegándole. Maximillian lo tomó de las manos mientras Duke forcejeaba por liberarse. Al final se derrumbó dejándose caer sobre el pecho de Maximillian, quien lo abrazó en silencio dejándolo llorar.

 

 

 

Duke agarró con sus suaves puños la camisa del peli-plata, mientras en su desesperado llanto le rogaba.

 

 

 

-Devuélveme a mi hijo, devuélveme a mi bebé.

 

 

 

Ese ruego le partía el alma a Maximillian, quien sabía que por mucho que quisiera no podía hacerlo.

 

 

 

-Tienes que superarlo Duke, tienes que hacerlo.

 

 

 

-No, no quiero, no quiero hacerlo, sólo quiero tener de vuelta a mi bebé.

 

 

 

Negó el oji-verde sollozando. Maximillian tomó la barbilla de Duke entre sus manos y lo miró a los ojos.

 

 

 

-Déjame ayudarte. Déjame ayudarte a superarlo Duke.

 

 

 

Le pidió y selló los labios del peli-negro con un tierno y apasionado beso, al que Duke no dudó en responder recordando viejos tiempos.

 

 

 

Continuará...

 

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