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Momentos KakaGai / GaiKaka por InuKidGakupo

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No es el miedo lo que lleva a Kakashi a pensar en eso. Hay un poco de melancolía entre sus pensamientos en realidad, quizá incluso un poco de incomprensión.


¿Cómo pasó?


La falta de respuestas es lo que lo hace quedarse pensando en esa idea.


El conocimiento de que Gai está delante de él y lo mira lo perturba y lo hace dudar. Luego, el eco constante de los recuerdos golpeándose uno a uno hasta que se vuelven irreales, difusos, tiene la certeza de que si parpadea lo suficientemente rápido se desvanecerán.


La forma en la que Gai lo mira le dice algo. Es una clave. A Kakashi no le sorprende entenderlo pero quiere pensar que aún hay más secretos. Es necio. No los hay, solo se está haciendo viejo.


Kakashi aparta la mirada a un lado. Gai también la aparta, pero en su gesto hay una risa que a Kakashi le disgusta un poco. La forma de la curvatura de su boca le anuncia a Kakashi que de alguna manera se está burlando de él.


Él deja ir esa idea e intenta una vez más concentrarse. Las manos le sudan y el disgusto sube y baja en una burbuja extraña que se queda atorada sobre su lengua junto a las palabras.


La certeza de los hechos se vuelve densa. La escena parece coagularse lo suficiente para que Kakashi sea capaz de tomarla con la punta de los dedos y examinarla.


Todavía puede sentir la risa suave de Gai cuando Kakashi se vuelve una vez más. Tiene un extraño sentimiento, como si quisiera escapar de ahí, como si quisiera marcharse y no mirar atrás. El hilo suspendido se tensa en su dedo. Es lo contrario al hilo rojo del destino, quiere creer.


Pero no se va. No quiere generar de forma involuntaria una reacción ruidosa de Gai y se queda de pie en su sitio. Sus piernas ahora lo suficientemente frágiles parecen a punto de tirarlo y sabe perfectamente que Gai delante de él puede notarlo.


Kakashi ha sabido eso siempre. Lo ha notado con la misma intensidad cada día que se queda ahí delante de ese hombre y por alguna razón tiene la certeza de que es capaz de leer su pensamiento. En el fondo, infantilmente, Kakashi está seguro de que así es. Teme muchas veces a que lo vea. Tiene miedo de tenerlo cerca.


Pero entonces está el hecho inevitable de que no importa a donde corra Gai estará ahí delante de alguna manera. Por años había intentado sacudírselo, había atravesado un metafórico mar para alejarlo.


Sorprendentemente, Gai llegaba navegando, mareado, asustado y confundido. El vómito regado sobre el piso antes de elevar su mano y alcanzarlo.


Gai no conocía el descanso.


La solución había sido casi obvia. Era más fácil ceder que lidiar con él.


De este modo Kakashi asentía y se tiraba al vacío. Encogiéndose de hombros se dejaba arrastrar por Gai alrededor de la aldea siguiendo cada una de sus innecesarias aventuras.


Es capaz de sentirse ahora como en cualquier otra de esas situaciones. Su vida común y tranquila siendo interrumpida por su voz y de pronto el ajetreo de su propio cuerpo entre las calles, entre carreras que no recuerda en qué momento comenzó a tomarse lo suficientemente en serio.


El calor de sus mejillas contra el sol vuelven a atormentarlo. Las nubes de tierra a sus espaldas, sus manos sangradas, la sonrisa de Gai haciendo eco en su espalda mientras lo acusa de hacer trampa.


En un momento, Kakashi ya no podía simplemente rodar los ojos frente a él y decirle que estaba perdiendo el tiempo al intentar superarlo.


De alguna u otra forma, Gai siempre lograba vencerlo. Kakashi sabía que Gai se obsesionaba con las cosas y era capaz de intentarlo e intentarlo hasta que fuera lo suficientemente capaz de suspirar y ganar.


De forma limpia cada vez. Se dice, cree que sus empates han servido, pero ahora mismo ve esa sonrisa presuntuosa y orgullosa, entonces solo puede rodar los ojos y entender que es así porque se trata precisamente de Gai.


En todo ese tiempo, Kakashi podría haber hecho algo al respecto. No lo ha hecho. Gai era como la goma de mascar y entre más trataba de alejarlo más se le pegaba a los dedos.


Quizá el camino fácil había parecido ese, simplemente hacer lo que Gai quisiera solo para ganar un momento de tranquilidad, para variar.


Aun así, no puede recordar ahora una sola competencia que no haya disfrutado. Kakashi ya ni siquiera puede contarlos, parece una progresión larga e interminable, un recuerdo tras otro empalmado, el sudor, las risas, la emoción.


Eso no significaba que no seguiría siendo quién era. Se aseguraba de rodar los ojos y bufar, su rostro una mueca disgustada antes de decidir bajar las manos a la tierra y comenzar a caminar de manos al lado de Gai. Las risas detrás de ellos haciéndose más y más delgadas.


Las cosas que hago por él. Solía pensar Kakashi cada vez. ¡Los sacrificios que hago por él! Negando y de brazos cruzados sonaba harto y fastidiado antes de reírse de aquella forma secreta en la que el mundo no se daba cuenta.


Ceder.


Ahora mismo Kakashi se pregunta si eso es parte de su plan, del camino fácil, de las cosas que hace porque cree que es mucho mejor que intentar lidiar y pelear con Gai.


La gente debajo de la tarima lo mira expectante. Kakashi podía escuchar los susurros colectivos de la multitud y sus rostros que saltaban del miedo a la diversión.


Pero no importó nada de eso. Ni los jadeos sorprendidos, ni la tensión, ni el regaño silencioso de más de uno.


Cuando Kakashi vuelve la vista al frente encuentra la risa activa y tranquila de Gai bajo la luz del día. Valió la pena por ver ese rostro inquieto. Piensa, y ríe, porque se siente animado de alguna manera.


El hombre a su derecha carraspea y le lanza una mala mirada. Kakashi sabe que ha perdido demasiado tiempo y es consciente de su audiencia mortífera y boquiabierta que lo mira ansiosa de su respuesta.


Kakashi sonríe aún más, la nostalgia apoderándose de él como una corriente que acompañaba un puñado de lágrimas y palabras. Por un momento incluso extrañó el color verde del traje común de Gai. Por supuesto, el traje negro le quedaba demasiado bien para ese momento, algo que combinaba demasiado con su propio traje de gala blanco.


— ¿Entonces…? — el hombre lo llama. El pequeño libro de sus manos balanceándose entre su frágil y anciano cuerpo.


No hay mejor lugar para estar. Se dice Kakashi, y cuando su mano se mueve y toca los dedos de Gai puede suspirar.


Esto ha sido lo más lejos que lo ha arrastrado Gai.


Kakashi no puede evitar pensar que ha cedido más de lo que ha creído.


— Acepto — dice finalmente.


Luego, los aplausos de los invitados se alzan como una ola extraña entre los pétalos que caen del cielo.


Juntos, comenzaron en ese punto una nueva vida con el sol que se ponía.

Notas finales:

Estaban en su boda, por si no se entendió xd


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