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Circus Of Dust (2020) por Uruhasa_13

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Notas del capitulo:

Buenas chicos, he estado algo ausente por causas de fuerza mayor, pero aquí está el siguiente capitulo. Por sierto, siempre les digo que me sigan en tw para cualquier aviso y de hecho avisé del retrazo del fic, pero pues no muchos de mis lectores me siguen por allá también así que hice una página de fb para avisar cualquier cosa y se estén pendientes de los proyectos que se vienen una vez que se termine este fic. ¡Gracias!. 

Les dejo el link de la página de fb

https://www.facebook.com/Cinder-WitchUruhasa_13-102768394812092

Treceavo acto


 


Los tornillos se caen todo el tiempo, el mundo es un lugar imperfecto


-          John Bender (The Breackfast Club)


 


Ese día nadie se atrevió a molestar a Okami, ni siquiera se plantearon el acercarse al camper de los gemelos y mucho menos al de Itachi. Sasuke y Kiba salieron de este pasando el medio día; el vampiro tenía una cara de tan pocos amigos que hasta Naruto decidió darle su espacio; en cuanto a Kiba, él había salido del camper de Itachi en su forma lobuna.


-          No vayas tras él


Naruto se detuvo casi en seco, Shikamaru se acercó a él tan sigilosamente que ni siquiera lo notó, o quizá solo estaba muy distraído después de pasar gran parte del día consolando a Okami que finalmente se había dormido después de casi un día entero en vela.


-          Pero él…


Shikamaru negó con la cabeza, los dos licántropos corrieron fuera del campamento, yendo a solo Dios sabía dónde.


-          Quienes tenemos una contraparte animal – repitió casi como letanía, mientras se quitaba la camisa – nos es más fácil lidiar con el dolor siendo animales – suspiró – qué molestó… pero yo iré por él


Tener que ignorar a Shikamaru desvistiéndose había sido de los momentos más incomodos en los que se vio envuelto, el castaño le dio su ropa y, sin decir ni una sola palabra, se transformó en un ciervo ante los ojos atónitos de Naruto. Era un animal majestuoso, poseía unas astas enormes y un pelaje tan brillante que parecía oro, lo último que vio el ojizarco fueron sus patas corriendo en la dirección de Kiba.


Naruto sintió como le palpitó el corazón, se dio cuenta de que Shikamaru era, de hecho, uno de los últimos (si no era que el último) ciervo de oro, una criatura mitológica cuya captura, decían las creencias, traería riqueza pues su pelaje estaba hecho de seda de oro. Se sintió como un completo idiota por no haberse dado cuenta antes.


Apretó la ropa de Shikamaru soltando un suspiro pesado, resignado a regresar al campamento y seguir con lo que le correspondía.


 


 


 


-_


 


 


 


 


El atardecer se deshizo en el cielo junto con los animos de todos, Naruto decidió que sería un buen momento para buscar a Sasuke que, había pasado el día entero encargándose de cualquier cosa tonta. El ojizarco lo pescó mientras el azabache estaba sentado en una de las mesas del comedor, cuando le dio la impresión de haberse tranquilizado.


-          ¿Estás bien? – dijo Naruto, con sumo cuidado


-          Si – suspiró – es solo que ha sido un día muy largo


Ambos guardaron silencio, el camper de los gemelos se había abierto dejando salir a una Okami totalmente demacrada. La pérdida de sangre había sido peligrosa, la vampiresa apenas podía mantenerse de pie, Sasuke se paró casi que de un salto para ir por ella y llevarla hasta la mesa con ellos. Era obvio que los demás integrantes del circo miraban de reojo, curiosos.


-          Dios – susurró Naruto – si necesitas beber yo…


-          En el estado en que está – intervino Sasuke – te va a dejar seco


-          ¿Saldrán a cazar?


-          No, no – suspiró –  lo mejor es que…


Un alarido de sorpresa colectiva se hizo escuchar, desde la puerta venía el ciervo de oro, galopando en sus majestuosas pezuñas doradas. Tras el mítico animal, venía la pareja de licántropos que, con sus hocicos, arrastraban lo que parecía ser una especie de antílope. Naruto se preguntó si esa clase de animales existía en los alrededores, de hecho, se percató de que la bestia colosal seguía respirando.


-          Bueno, eso servirá – musitó Sasuke


Sasuke tomó a la vampiresa en brazos para llevarla donde la presa, Naruto los siguió de cerca curioso, aunque la mirada de todos los demás parecía ser de alivio.


El rubio comprendió que, en ese momento, Okami era instinto puro al verla lanzarse sobre el pobre animal que yacía en el suelo, perdiendo la vida a merced de los colmillos de la vampiresa. Akamaru fue el único que se quedó, Kiba y Shikamaru siguieron de largo, seguramente a conseguirse algo para vestirse.


Se le quedó viendo al licántropo mientras hacia el recorrido hacia el camper, repitiendo las palabras de Shikamaru en su mente, una y otra vez. Comprendía muy poco de todo, pero fue en ese momento que cayó en cuenta de que, de hecho, Akamaru había estado en su forma animal siempre.


Decidió concentrarse en Okami que, poco a poco recuperaba su semblante habitual. Naruto se dio cuenta de que ella hacía un esfuerzo por no devolver el estómago y tampoco llorar, la Uchiha menor siempre hacía hincapié en su postura vegana.


-          ¿Pueden alimentarse de animales? – inquirió Naruto en un susurro, sonando, sin querer, como un reproche


-          Es una solución parcial – explicó – compáralo con las sopas instantáneas, son malas para la salud, pero te sacan de un apuro


Finalmente, la muchacha se puso de pie, tambaleante, enjuagándose la sangre del animal que yacía muerto a sus pies con el antebrazo.


-          Vamos – dijo Sasuke


Las luces de los campers ya estaban encendiéndose, la vampiresa se desplomó en una de las sillas frente a la mesa de plástico. Naruto quiso acercarse, sentarse a su lado, pero el azabache lo detuvo, sosteniéndolo del codo.


-          Sasuke…


-          Shh – le calló, poniendo su dedo índice en los labios – solo observa


Kiba apareció junto con Shikamaru, ya en su forma humana, acercándose lentamente hasta ocupar el asiento al lado de Okami que él mismo planeaba usar. Naruto miró a Sasuke para poder encontrar alguna explicación, pero el azabache simplemente se limitó a sonreír satisfecho. Le bastó echar una mirada alrededor para darse cuenta de que los miembros del circo, incluyendo a Shikamaru, estaban guardando su distancia.


-          Esto es una mierda – lanzó Kiba, finalmente


Okami no respondió. Kiba dudó en verla a la cara, pero finalmente logró acomodarse en el asiento para encararla, él le tomó las manos para que así ella encontrara su mirada también.


-          Te amo desde el primer momento en que te conocí – musitó Kiba, aprovechando para buscar en el bolsillo de su pantalón – Okami


La vampiresa se quedó sin palabras, olvidándose por completo de estar rodeada de personas, de estar en medio de una situación que la había destrozado al punto de haber llorado toda la sangre en su sistema. Porque Kiba estaba hincado frente a ella, sosteniendo un pequeño anillo modesto, una pieza de joyería insulsa que daba la impresión de ser invaluable en esas manos.


-          ¿Te casarías conmigo?


Silencio


-          Por favor, no llores – susurró Kiba – ese animal fue difícil de encontrar


Lo demás pasó muy rápido, una felicidad embargó a Naruto al ver como su amiga aceptaba la propuesta, dejando que su, ahora prometido, le colocara el anillo. Miró de reojo a Sasuke quien, parecía sospechosamente satisfecho, como si ya estuviera esperando precisamente eso.


-          Es un vacío legal – explicó el pelinegro, adivinando los pensamientos de su compañero – si ella está casada para cuando regresen, entonces ya no tendrán derecho de llevársela


La noticia del compromiso venidero había hecho que todos se juntaran a felicitar a la pareja, incluso Itachi apareció junto con Akamaru. A Naruto le pareció algo malvado de parte de todos ellos dejar que Okami sufriera hasta literalmente caer casi muerta (si es que los vampiros podían morir de hambre).


-          Bien, bien – los hizo callar Itachi – tenemos una semana para preparar la boda, hay mucho qué hacer


 


 


 


 


-_


 


 


 


 


 


 


Después de que Ino tomara el control de la organización de la boda, empezó a lanzar ordenes que tuvo que comprender que necesitarían más de un solo día. En lo que correspondía a Naruto, decidió que no quería ser parte de nada de eso, al menos no todavía, estaba más interesado en poder estar a solas con Sasuke.


Ese campamento no era tan grande como el anterior, Sasuke lo llevó detrás de la pequeña construcción, en donde estaban completamente solos y a obscuras. No tardaron mucho tiempo en deshacerse de sus ropas, ocupándolas como una suerte de alfombra para sus cuerpos.


 Ya era una rutina, Sasuke se dejaba llevar por sus libidinosos deseos y Naruto no lo detenía ¿Por qué hacerlo?


Las manos del azabache se paseaban por su torso, seguidas de cerca por los labios de este, besando suavemente cada centímetro de piel que le permitía. Su corazón se aceleró en cuanto Sasuke llegó a su miembro, regalándole una felación, Naruto sentía que estaba en el quito cielo, pero lo mejor estaba por venir.


Sentirlo dentro era siempre lo mejor, Sasuke lo llenaba en tantas formas, pero esa era definitivamente una de sus preferidas. Lo miraba desde abajo, cada estocada movía su mundo completamente, iluminado únicamente por el resplandor de los astros nocturnos. Cerró los ojos disfrutando de las sensaciones.


Los labios de Sasuke reclamaron los suyos, con una tenue mordida que se desplazó a su mentón, Naruto se preparó mentalmente, había aprendido a asociar la mordida de Sasuke con el clímax. Aprender a disfrutar del dolor fue uno de los procesos más rápidos que jamás tuvo, la semilla cálida de Sasuke llenaba su cavidad al tiempo que los colmillos se hundían en su piel.


Él también llegó al orgasmo.


Eran solo unos instantes, podía sentir con una claridad casi alarmante como era que sus venas eran vaciadas. Sasuke no bebía demasiado, él también logró aprender a contenerse, aunque, beber regularmente le facilitaba dicha actividad pues, ya nunca estaba sediento.


En algún libro quizá, Naruto llegó a leer que los humanos podían reemplazar la sangre perdida sin ningún problema, por eso jamás se oponía. Y era que, la mordida de Sasuke representaba más que solo alimento, para él, era una especie de símbolo de una unión más carnal que inclusive el sexo, todo eso iba más allá. Una relación de presa y predador, se trataba de un deseo hambriento capaz de ir hasta lo más recóndito, el involucrar la supervivencia de uno.


Entonces, justo después de que Sasuke se despegara de su cuello después de saciar su hambre, volvió a sentir esa punzada en la espalda. No había sido como las demás veces, simplemente se quedó quieto, sin siquiera respirar, le parecía que incluso esto desataría el dolor. Confió en que su compañero estaría más ocupado con su propio asunto.


-          Vaya – susurró Sasuke sobre el cuello de Naruto, sin percatarse de su rigidez – si está empezando a dejar marca


El dolor se fue tan rápido como llegó, haciendo que se hiperventilara, no estaba poniendo una real atención a lo que su pareja estaba diciendo.


-          Es casi como la que tenía Joe – musitó, apenas audible


Eso si lo había escuchado, Naruto se incorporó rápidamente, mareándolo en el proceso, la perdida de sangre lo dejaba algo mal, siempre. Estaba dispuesto a pasar el malestar para complacer a Sasuke, pero siempre era el mismo cuento, Joe siempre estaba entre los dos. Pensaba que después de descubrir lo de su muerte, ese circulo quedaría cerrado.


-          ¿Me escuchaste? Perdón yo…


-          Tengo mucho sueño – tajó el rubio


Sasuke no se atrevió a ponerse en su camino, lo observó vestirse mientras él lo imitaba, simplemente no podía dejar de mencionarlo, después de todo, fue un hito en su vida.


-          No te enojes conmigo


El ojizarco se enojó aún más con Sasuke pues, en cuanto el azabache lo abrazó por la cadera, acercándolo a él, la ira desapareció. Terminaron en un beso casto, pero sin decir una sola palabra.


-          Te necesito fuerte conmigo, Naruto


-          Bueno, deberías empezar por cuidar tu boca


-          Perdón, ya me disculpé – suspiró – son momentos complicados


Hacer un esfuerzo por no flaquear era inmenso, sus sentimientos por Sasuke hacían complicadísima la tarea de poder pasar por alto las comparaciones. Tenía que cerrar los ojos y contar hasta diez, cien, un millón si era necesario; entendía que su sola presencia había desatado en el azabache.


Comenzaba a hartarse, quería que la felicidad del circo y de la boda venidera lo invadieran. A decir verdad, se sentía un poco frustrado por el hecho de no comprender al cien por ciento lo que estaba pasando alrededor. Todos le decían que El Consejo era peligroso, que los Cazadores eran una plaga, pero él no era capaz de ver el peligro como todos.


-          Oye – persuadió Sasuke mientras ambos regresaban al campamento – ¿No te pone feliz mudarte conmigo?


Esa noticia sí que lo había tomado por sorpresa, Sasuke simplemente se reía como si con eso borrara todo el malestar latente (y funcionaba).


-          No pensarás que mi hermana casada seguiría viviendo conmigo ¿Verdad?


Sasuke se acercó peligrosamente, reclamó sus labios con suavidad, tomándolo por su cadera y acercándolo a su cuerpo. Naruto se dejó ser, prefería diluir todas sus preocupaciones en la saliva de Sasuke. El beso profundizó aún más, en un contacto todavía más íntimo, como si sus cuerpos estuvieran dispuestos a fundirse nuevamente.


-          Si bebo más de ti, no voy a poder parar – musitó Sasuke besando el cuello de Naruto


-          Entonces para ya, tonto – le respondió Naruto, divertido


-          Por hoy


 


 


 


 


-_


 


 


 


Miraba desde abajo el cielo distante a través de una ventana percudida, su estómago se encogía por la angustia, fue solo entonces que entendió que tenía miedo. Quiso mirar a los rededores para poder ubicarse pero su cuerpo no se lo permitía, en cambio, se dirigió a una habitación contigua, en donde un hombre de aspecto demacrado estaba sentado en un sofá sucio.


-          ¿Qué tienes? – peguntó él


-          Hambre – respondió sin siquiera pensarlo – y frio – añadió


Los ojos del sujeto eran cristalinos, este extendió sus brazos para que, de alguna manera que no logró entender del todo, fuera a su encuentro. Comprendió también que su cuerpo era muy pequeño, el de un niño quizá.


Los sueños eran lugar curioso.


Sabía que soñaba, pero no podía controlar nada.


Finalmente, se dejó llevar por la calidez del sujeto que lo estrujaba contra su cuerpo, con una parsimonia casi dolorosa. Eran sensaciones que no le pertenecían y lo sabía, el alivio que enjuagaba las preocupaciones de sus entrañas pertenecía a aquel pequeño que no había comido desde el día anterior.


-          Solo tenemos que aguantar un par de horas ¿Está bien?


-          Está bien, papá


El sujeto (que ahora reconocía como su padre), acarició su cabello, con una mirada celeste tan extrañamente familiar.


Entonces empezaron a escucharse gritos desde el otro lado de la pared, su pequeño cuerpo se tensó entero ante el peligro que su homónimo también había sentido.


Lo demás pasó estrepitosamente rápido.


Simplemente estaba en los brazos de su padre, recorriendo un camino inundado de penumbra, bajó la húmeda brisa que avisaba de la proximidad de la lluvia. Miraba sobre el hombro de quien lo sostenía, figuras en capas los perseguían, figuras que reconoció casi enseguida como cazadores Damphir.


Sabía que los pies del sujeto no le ganarían a los cazadores. Él jamás había tenido miedo de ellos, no de esa forma, pero la angustia proveniente de su huésped se coló en su subconsciente, dejándolo a merced de lo que sea que estuviera pensando su pequeño huésped. Cerró los ojos sin querer hacerlo, asustado.


No le parecía justo, después de todo era su sueño, uno horriblemente vivido, no entendía por qué se regía por una especie de guion bastante estricto.


-          Te voy a llevar a un lugar más seguro esta vez – decía el hombre – te lo prometo, te lo prometo – repetía con la mandíbula apretada


Un resplandor incandescente, visible aún a través de sus parpados hizo que quisiera abrir los ojos, se aferró a la espalda de quien lo sostenía y, lo último que vería, serían plumas blancas volando por el aire.


-          ¡Sasuke!


Se despertó finalmente, con el corazón a mil por hora. Su cuerpo estaba completamente entumecido y, por un segundo, no comprendía que había estado soñando, ya no estaba en peligro, no lo perseguían los cazadores Dhampir, solamente estaba ahí, acostado y mirando al techo del camper.


Parpadeó despacio, permitiendo que su cuerpo se acostumbrara nuevamente a su rededor, repitiéndose a si mismo que había sido solo un sueño. Su hermana estaba parada sobre las escaleras de metal que lo llevaban a su espacio, con expresión preocupada, así que se incorporó lentamente para demostrarle que estaba bien.


-          Estabas quejándote – le dijo


Él no respondió, abrió la boca para poder decir algo pero el aliento se escapó de entre sus labios, solo entonces fue capaz de respirar con normalidad, como si todo ese rato hubiese tenido un peso sobre el estómago que le obstruyera.


-          ¿Estás bien? – insistió la muchacha, terminando de subir las escaleras y sentándose apretujada a los pies de la cama


-          Si – contestó quedo


Ambos se acomodaron en la litera para quedar sentados, habían sido unos días muy difíciles y extraños, el anillito que brillaba en el dedo de su hermana era solo una especie de parche temporal para lo que se vendría. Era una semana en la que se lo tomarían con calma, la boda de Okami anularía las órdenes de Obito pero no su ira.


-          No sé si estemos preparados para lo que venga – sinceró Okami tras un suspiro pesaroso


-          No habrá otra manera de averiguarlo más que yendo por ello


-          Suenas más seguro de lo que estás – afirmó – tienes miedo de lo que le pueda pasar a Naruto


-          ¿Y tú no?


Todo se había complicado tanto que ni siquiera se habían dado cuenta de lo lejos que llegarían tanto ellos como El Consejo. El objetivo del circo era simplemente poder vivir en paz, pero el de El Consejo no era precisamente garantizar la seguridad de sus vampiros, lo sabían porque la cabeza de todo eso era su primo, un ser capaz de desposar a su propia prima para garantizar su lugar.


-          Hemos pasado mucho tiempo en paz, creo que ya era hora de que algo así sucediera


-          Tuvimos que llegar a estos extremos, yo sé que no te gusta la idea de casarte


-          Yo sé – rio – Kiba lleva proponiéndome matrimonio desde que nos conocimos… esta no era la manera en la que quería aceptar


 No se dijeron nada más, parecía que sería una de esas noches largas en las que les sería imposible dormir. A veces, cuando el peso de los años caía en sus hombros durante el insomnio, sus mentes divagaban en preguntas existenciales para las que jamás tenían una respuesta.


Era cansado, siempre llegaban a la llegaban a esa conclusión, la eternidad no era nada más que una carga que se prolongaba indefinidamente.


 


 


 


 


 


-_


 


Su encuentro esa noche no duraría demasiado, ni siquiera les daría tiempo de poder tener una sesión de caricias como siempre. El auto de Deidara estaba aparcado al lado de la carretera, con las luces apagadas para que no se dieran cuenta de su posición, se había asegurado de dejar el vehículo en un descanso para los viajeros con muy poco uso. Se aseguraría también de haber escogido una ruta poco transitada.


Finalmente, vio a lo lejos una figura negruzca acercarse, olisqueó el aire para percibir el dulce aroma a sangre de Strigoi. Poco a poco, Itachi fue tomando forma ante sus pupilas, finalmente lo tuvo en frente.


Itachi lo besó sin siquiera decir una sola palabra, Deidara no lo detuvo porque también quería sentirlo cerca, habían sido días muy complicados para ambos, pero más para él. Sentía que sus compañeros estaban tramando algo, sabía que ellos sospechaban de él, especialmente Hidan que, tras el movimiento de señalar la prorroga en las reglas, supo que estaba conspirando con el circo.


-          Creo que ellos saben que trabajo para ti – musitó el rubio, necesitaba simplemente dejarlo salir


El azabache lo miró cuidadosamente, sabía que eso pasaría tarde o temprano y que, necesitaría resguardar la seguridad de Deidara.


-          ¿Cómo lo sabes?


-          Itachi – le dijo, poniendo los ojos en blanco – Hidan es un estúpido, pero no tonto, tuve que insistirle mucho a Obito sobre la prorroga


-          Entonces ¿Qué te parecería unirte al circo?


Reír fue inevitable, Deidara no podía comprender una idea tan descabellada, aunque tenía que admitir que sonaba demasiado utópico. El circo estaba hecho para amparar a criaturas a las que se les dio la espalda, él definitivamente calzaba en la descripción, siempre fue el más débil de los cazadores al servicio de Obito y como tal, los demás no dejaban que lo olvidara.


Pero no podía dejar a los cazadores tan fácilmente, no en ese momento de tanta tensión cuando todos sospechaban de él. Inclusive estaba poniendo en riesgo a todos viendo a Itachi durante este periodo que representaba una especie de normalidad a la que tuvo que acostumbrarse muy a la fuerza.


-          Creo que no es muy sensato irme al circo en este preciso momento


-          Ni en ningún otro – agregó Itachi, recordándoselo a él mismo


-          Soy el que mantiene tu trasero informado de lo que haga Obito


-          Pero no me servirá de nada que Obito sospeche de ti


Deidara prefirió no hablar más del asunto, el resto de la noche simplemente charlaron sobre tecnicismos. Después de todo, se despedirían para regresar a ser completos extraños, dejando atrás esa pasión que les desbordaba cuando se encontraban, al menos hasta que las cosas se calmaran.


Entonces, cuando ya llevaba un buen tramo del camino recorrido de regreso a casa, con las ventanas abiertas y su música a un volumen moderado, una ráfaga de gélido aire nocturno lo puso alerta, revelando en él, rastros del aroma de compañeros cazadores.


-          Mierda – musitó, al darse cuenta de que las luces del auto iluminaban dos figuras enfundadas en capas negras


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