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Circus Of Dust (2020) por Uruhasa_13

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Notas del capitulo:

Gracias por su paciencia 

Quinceavo acto

 

Si esperamos hasta estar listos, estaremos esperando por el resto de nuestras vidas

-          Lemony Snicket

 

 

Se despertó al sentir como apretaban su muñeca derecha, encontrando el rostro de su hermana preocupada. Comprendió que había estado sumido en una de esas pesadillas recurrentes que lo estuvieron aquejando desde días antes. Le tomó un momento incorporarse, dejando que su hermana subiera a la litera, tenía que ser de madrugada seguramente.

-          No deberías estar despierta – dijo, con los dientes aún apretados – mañana es un gran día

-          Volviste a tener esas pesadillas – interrumpió – deja que la vea

Sasuke apretó los labios hasta hacerlos una fina línea, pero no habría poder humano sobre la tierra que hiciera que su hermana desistiera. Le había contado sus sueños, pero eran demasiado complicados como para que el los explicara simplonamente, además también eran demasiado pesados como para que ella los leyera con simplicidad, era ese tipo de recuerdos que requería una inmersión más profunda.

Pudo negarse, decir que no quería, su hermana protestaría, pero finalmente no accedería a ese recuerdo sin su permiso, pero de alguna manera necesitaba que alguien más viera lo que estaba pasando por su mente.

-          Prométeme que solo abrirás esa caja

-          Lo prometo

El azabache se recostó boca arriba nuevamente, dejando que su hermana se sentara en sus caderas, mirándolo directo a los ojos, esperando la invasión.

 

 

 

 

-_

 

 

 

 

En un instante, había sido transportada a un lugar familiar, la mente de su hermano gemelo con quien había practicado hasta pulir esa habilidad suya de introducirse en los subconscientes de las personas. A diferencia de los recuerdos de Naruto, que, al ser una persona tan simple, se reducía a un corredor de puertas, la mente de Sasuke había encontrado una manera más sofisticada para almacenar décadas y décadas de recuerdos.

Era un salón grandísimo, como si fuese una biblioteca llena de estanterías, pero en lugar de libros, había cajas que se apilaban en estantes infinitos.

El eco de sus pies descalzos sobre el piso pulido le daba una parsimonia casi desesperante. Había cajas de todos tamaños y colores, incluso pudo ver una caja reluciente y nueva con un candado bien puesto, supuso que serían los recuerdos con Naruto que estaba tratando de alejar de ella. Sonrió de medio lado sabiendo que nada la detenía de ir, tomarla y burlar el candado, más, sin embargo, prefirió seguir buscando.

Finalmente, en uno de los estantes más nuevos, hasta arriba, había una caja pequeña. Trepó por la estantería vacía, la posición del recuerdo solamente denotaba la desesperación de Sasuke por reprimirlo. Cuando la tuvo en sus manos, bajó de un salto, solo para mirar bien al pequeño contenedor con forma de cofre, forrado de terciopelo rojo.

No lo pensó mucho y simplemente lo abrió.

 

 

 

El frio le calaba los huesos, había despertado en una cama húmeda, en la misma habitación que otros diez o quince niños igual que él. Las paredes grises y el suelo pulido eran como una capsula, un cajón en donde fue abandonado, aturdido y sin saber qué estaba pasando.

Su cuerpo se estremeció, apenas y podía recordar su propio nombre, las monjas del orfanato le dijeron que simplemente hubo llegado un par de días atrás, en una especie de trance e inconsciencia.

Los demás niños se reían de él, ni siquiera les ponía la suficiente atención como para saber por qué.

Todo lo demás pasó en cámara rápida, tanto que se mareaba.

Una rutina, despertar, rezar, baño, desayuno, estudio, rezar, comida, patio, rezar y dormir.

Una y otra vez, como un robot.

Hasta que un día apareció un cuaderno en su cama, junto con un lápiz. Al principio no los usó, los dejó en la mesa de noche encontrando que los demás niños, a pesar de las burlas, no se acercaban al cuaderno.

Comenzó a escribir. Sobre su día, sobre los demás, sobre la punzada dolorosa que aquejaba su espalda, sobre esa sombra que lo seguía a todas partes. Una sombra que se alzaba a su espalda con una creciente vehemencia, tanto, que llegó a temerle.

Una sombra que lo aquejó día y noche, todos los días, en bucle. Solo hasta que salió de ahí dejó de ver la sombra, pero su interior lo lamentó, como si ese armatoste fantasmal necesitara de su presencia.

Todo daba vueltas demasiado rápido, hasta que simplemente terminó en un callejón, siendo seguido por un grupo de hombres.

Lo demás no lo tuvo muy claro, sintió dolor en cada centímetro de su ser, un dolor punzante que le envolvía el cuerpo entero. Finalmente, se desconectó.

 

 

La pequeña caja de terciopelo cayó al suelo, en cuanto tocó este, ella despertó en la misma posición, sentada en las caderas de Sasuke, mirando a su hermano directo a los ojos. Solo entonces se dio cuenta de que había estado llorando, haciendo que sus lágrimas cayeran en el rostro inmaculado de Sasuke.

-          ¿De dónde sacaste esos recuerdos? – musitó

-          No lo sé, solo empecé a tener esas pesadillas

Ella no era tonta, solamente necesitaba unir el punto A con el punto B. se acomodó a su lado, obligándose a ambos a verse a los ojos a la misma altura. Sasuke salía de caza con ella y con Itachi, pero siempre estaba radiante, decía llevar chicas para alimentarse de ellas, pero sabía que no era verdad.

-          Has estado bebiendo de Naruto – musitó, había sido una afirmación

Sasuke no le contestó.

-          Cuando bebía de Joe, jamás pude ver sus recuerdos

-          Pero siempre sabías en donde estaba – respondió – y eso dejó de pasar cuando dejaste de beber su sangre… ¡Sasuke!

El azabache prácticamente saltó de la litera para escapar de la interrogación de su hermana gemela quien obviamente no se quedó quieta.

-          Sasuke, por eso Itachi te prohibió que bebieras su sangre, no sabemos cómo reacciona cada humano con…

Se interrumpió, dándose cuenta de aquel pequeño detalle en el que no se detuvo a pensar. Ella había estado dentro de la cabeza de Naruto, vio sus recuerdos, recuerdos que no llegaban más allá del orfanato.

-          Sasuke – musitó

-          Bien, si, he estado bebiendo su sangre, pero no creo que estos sean los recuerdos de Naruto, varios están ligados con cazadores Dhampir

Al escuchar esto, se puso pálida, no necesitaba nada de eso en el día de su boda, a unas horas de que llegaran los cazadores Dhampir a reclamarla como la esposa de Obito. Pero era obvio lo que estaba sucediendo, el sello en los recuerdos de su amigo y la actitud de Tsunade al conocerlo.

-          Hay algo que tengo que decirte – soltó en un hilo de voz

-          ¿Qué cosa?

-          Aquí no

 

 

 

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Estaba emocionado por muchas cosas, la primera y más importante, habría una boda, él nunca había ido a la boda de ningún amigo. La segunda, ya no podía compartir el camper con Kiba y se vería en la necesidad de tener que mudarse con Sasuke, lo que no le parecía una idea para nada despreciable tomando en cuenta no solo que ahora podría vivir con su pareja, sino que no tendría que oler a Kiba por las noches nunca más.

Ino le había dado la tarea de permanecer junto a Kiba, sospechó que simplemente estaba dejando fuera a todos los hombres para que no fuesen estorbos en la magnífica organización de la fiesta de ensueño, viéndose reducidos a mulas de carga. En fin, fijarse en el trabajo de los demás le daba mucha pereza, saber que los demás iban por allí colgando arreglos florales mientras él solamente tenía que hacerle compañía a Kiba.

El castaño no estaba precisamente contento de tener que estar encerrado en el camper casi que todo el día, incluso intentó escapar en su forma de lobo, pero fue Akamaru quien lo regresó dentro.

Naruto intentaba mantenerlo entretenido acomodando ambas camas que terminaron por juntar, el ojizarco aprovechó también para poder recoger sus cosas. Su equipaje no era mucho, en la estancia en el circo solamente se había hecho de algunas prendas de vestir que a Kiba ya le venían grandes. En su mochila ahora solo cabían un par de camisas y su diario, lo demás lo llevaría al camper de Sasuke más tarde, ni siquiera tuvo mucha necesidad de deshacer su mochila desde el principio, simplemente recuperó el diario que volvió a poner en su bolsa.

-          Oigan

Kiba y Naruto voltearon a la entrada del camper en donde estaba Shikamaru parado, inexpresivo. Para el rubio, no era una visita nada grata, pero se quedó callado mientras invadía el que consideraba su espacio, pero parecía no estar ahí por él sino por Kiba.

-          Ten – le dijo, dándole una corona de flores adornada con una ornamenta de venado

Estuvo a punto de decir algo antes de darse cuenta de que, de hecho, el silencio que llenaba el camper no era incomodo, al contrario. Kiba parecía conmovido con el regalo que su amigo había hecho para él, aunque no comprendería la magnitud de lo que representaba hasta que finalmente Kiba decidiera romper el silencio.

-          ¿Son tus astas? – preguntó en un hilo de voz

Fue cuando Naruto entonces puso un poco más de atención en el arreglo de flores, no supo cómo es que no se le había ocurrido que Shikamaru había sacrificado sus propias astas.

-          Crecerán de nuevo – chasqueó Shikamaru, quitándole importancia

El castaño salió del camper después de que Kiba murmurara un agradecimiento escueto. El rubio salió del camper tras él, dispuesto a tratar de volver a darle el beneficio de la duda a Shikamaru.

-          ¿Ahora tú me sigues a mí? – escupió junto con una sonrisa ladina

-          Fue un gesto bonito – le dijo, ignorando completamente su comentario

-          Las astas se caen en esta época del año, no es gran cosa

Shikamaru dio un paso adelante hacia él, pero se detuvo en seco, Naruto se dio cuenta de que había alguien que los observaba. Neji se detuvo unos escasos segundos que bastaron para desistir a Shikamaru de sus intenciones, logrando hacer que retrocediera sobre sus pasos. Para Naruto, ya se había hecho costumbre, no tenía la certeza de lo que pudo haber sucedido entre esos dos, pero era más que obvio que Shikamaru lo estaba usando como una especie de bálsamo en contra de una indiferencia que era obvio que dolía más de lo que le gustaría admitir.

-          Bien – bufó el rubio – regresaré con Kiba

 

 

 

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-          Podemos esperar hasta después de la ceremonia – dijo Itachi

Para Sasuke, la cara de angustia en el rostro de su hermana no combinaba para nada con su vestido blanco, Hinata se hubo esmerado una semana entera confeccionando un vestido de novia con un estilo bohemio, con los hombros descubiertos y caída recta. Ino se apareció muy temprano por la mañana para trenzar el cabello de la vampiresa y adornarlo con flores, hacerle un maquillaje que repetiría un par de veces hasta que quedase como ella quería. Pero todo eso se miraba opacado por las inminentes noticias.

-          ¿No se les pasó por la cabeza decirme lo del maldito sello? – escupió el azabache

-          Fue Naruto el que nos pidió que no te dijéramos nada, además – lo miró muy serio – eres el menos indicado para hablar

El azabache apretó los labios hasta hacerlos una fina línea, claramente irritado de que, de hecho, su hermano tenía la boca llena de razón.

-          Itachi – dijo Okami – ¿Está bien que sigamos con esto?

-          Tenemos que – suspiró – los cazadores van a llegar mañana muy temprano, ni siquiera esperarán a que amanezca, después de eso ya podremos pensar con la cabeza más fría – pausó, acercándose a su hermana para poner sus manos sobre los hombros de ella – disfrutemos este momento ¿Si?

El azabache mayor lanzó un suspiro pesado antes de despedirse y salir del camper, tenía también cosas que hacer. Así, se quedaron los gemelos solos. Okami se sentó en la cama preocupada, haciendo un esfuerzo visible por no llorar y arruinar el maquillaje que tanto trabajo le había costado a Ino.

-          Si El Consejo está involucrado…

-          No lo sabemos – tajó Sasuke – Itachi tiene razón, preocupémonos por eso mañana, hoy es un día especial y te ves hermosa

Ella sonrió, pero fue una sonrisa triste, de esas que se dan cuando no se quiere externar la angustia que en verdad se siente.

-          Nuestra prioridad es proteger a Naruto – musitó Sasuke, como si quisiera poder creérselo también – solo debemos resguardarlo de los cazadores

-          Ni siquiera voy a disfrutar mi noche de bodas – suspiró – no podre relajarme hasta que los cazadores se vayan

-          Bien – dijo, poniéndose de pie y ofreciéndole una mano a Okami – vamos, todos estarán esperando

 

 

 

 

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La ceremonia que había organizado Ino se miraba como si hubiese sido sacada directamente desde alguna revista de decoración. Naruto pensó que era un acierto ese aire campirano y precario por el que muchas personas en las ciudades gastaban una cantidad inmensurable de dinero para poder emular.

Las tradiciones vampíricas eran mucho más sencillas que las humanas, aunque Ino se decantaría por una ceremonia relativamente moderna y convencional. Según por lo que Kiba le habría contado, la posición de Itachi haría que la unión fuese legal ante los ojos de El Consejo, no les interesaba estar en los registros humanos, ese ritual de firmar documentos se convertiría en algo un poco más dramático.

-          Tengo que beber la sangre de Okami y ella la mía – le explicó el licántropo antes de que se fueran del camper

Itachi esperaba detrás de una mesa que decorarían con un mantel, flores y dos copas de metal. El ojizarco ocupó un lugar junto a Sai, la ceremonia empezaría en breve y Kiba ya estaba en su sitio así que simplemente tomó asiento junto a su amigo.

La ceremonia comenzó, Okami apareció del brazo de Sasuke, acercándose despacio sobre el pasto, alzando su vestido para dejar ver sus pies desnudos. Lo demás no fue más que una reproducción austera de una celebración cristiana, aunque más corta, quizá por los discursos de Itachi quien presidía la reunión como una suerte de ministro.

Parecía que Kiba iba a llorar en cualquier momento, su rostro se miraba sonrojado a pesar del bronceado de su piel. Pero sus ojos iban detrás del novio, en donde estaba su propio novio, Sasuke Uchiha. Verlo así, desde lejos, le daba una perspectiva extraña pues estaba acostumbrado, como si fuese un extraño.

Su rostro inmaculado, blanco como la leche y cabellos de tinta, labios finos y ojos tan profundos como la misma noche. El azabache se dio cuenta de que estaba siendo observado así que le regaló una sonrisa ladina, de esas que le daba durante esa faceta de vampiro casanova. No correspondió el gesto, se limitó a volver su vista a los novios, importándole más bien poco si el azabache se había enojado.

Quería arreglar las cosas, él mismo no soportaba estar así y arruinar su pequeño pedazo de paraíso en la tierra. Hablaría con Sasuke durante la fiesta, quizá serían ellos quienes disfrutaran la noche de bodas.

Aunque también estaba el asunto de los Cazadores Damphir que regresarían esa misma madrugada. Durante la semana también pensaron en una especie de estrategia que pudiera protegerlo de la visita pues sospechaban que la chaqueta de Shikamaru ya no sería suficiente, tendría que quedarse sumergido en donde Lee dormía, el agua taparía cualquier rastro de aroma. La ejecución de un plan tan alocado no le quedaba claro, tenía que ver con ingerir algo cuyo nombre no recordaba.

Okami sostuvo entre sus manos un pequeño cuchillo de metal, nada especial, quizá y hasta era un cuchillo sacado de la cocina, pero en sus manos, en ese momento, se miraba como la daga ceremonial más invaluable del mundo. Un pequeño corte en su mano, lo suficientemente grande como para provocar un sangrado, el cual dejó caer sobre la copa en la mesa. Kiba repitió dicha acción, dejando caer su propia sangre en la copa, después Itachi vertió algo de vino en estas. Ambos bebieron, seguido de un beso y la declaración de haber sido unidos en matrimonio.

 

 

 

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Después de la conclusión de la ceremonia simbólica, todos se congregaron en una suerte de fiesta que simplemente era lo mismo que siempre hacían a la hora de la comida, pero con música y todos gritando. Ino había hecho que todas las chicas usaran vestidos largos a juego, Hinata se había lucido al confeccionar tantas piezas diferentes en tan poco tiempo. Él estaba sentado junto a Lee y a Sai en una de las mesas, riéndose de cualquier tontería, no había visto a Sasuke desde que simplemente decidió que iría con los demás.

Kiba y su ahora esposa compartían un baile en medio de todos, mientras él solo podía pensar en Sasuke. Seguramente el vampiro estaría en uno de los campers, decidió que sus cosas serían una buena excusa para poder empezar una charla amistosa, seguía emocionado por compartir dormitorio con Sasuke después de todo.

Esa misma mañana había dejado la mochila con la que llegó al circo afuera del camper de su amigo, a pesar de que ahora tenía un par más de posesiones, además de un par de mudas de ropa. Buscaría la bolsa para irla a dejar al camper del azabache, se disculpó con sus amigos y se puso de pie para ir en busca de sus cosas.

-          ¡Maestro Kakashi!

Un escalofrió le recorrió la espina dorsal, en ese instante Sasuke ya estaba a su lado con una mano sobre su espalda, mirando hacia donde Okami había gritado emocionada.

Todos parecieron reaccionar al unísono con ella, solo Sasuke se quedó a su lado, mirando como cada uno se acercaba a saludar a un sujeto envuelto en una capa raída. Finalmente, fue el turno de los recién casados para poder saludar al extraño, siendo el momento cuando, descubriendo su cuerpo de la prenda vieja, dejaba al descubierto un hombre maduro. Aun teniendo el rostro cubierto con una especie de mascarilla de tela, en la experiencia de Naruto, podría decir que rondaba los cuarentas, cincuentas quizá.

-          No pensé que vendrías – Escuchó decir a Okami cuando se acercaba junto con Sasuke – Tsunade no lo hizo

Él la abrazó con uno de sus brazos mientras con el otro, apretaba el hombro de Kiba en un gesto amistoso, acción que logró conmover al licántropo lo suficiente como para que se le llenaran los ojos de lágrimas.

En ese instante sintió que estaba viendo algo lejano, de repente la vampiresa milenaria y el licántropo ancestral, eran un par de chiquillos abrazados a su papá. Miró de reojo a Sasuke para descubrir que él también miraba añorando el contacto. Eran esos pequeños instantes en los que se convencía a él mismo que quizá estaba siendo demasiado duro con el vampiro, seguramente habría razones de peso que no conocía y Sasuke estaba en todo su derecho de no revelar.

-          Ven – musitó Sasuke empujando su espalda suavemente con la palma de su mano

En cuanto los ojos negros del mago se posaron en los suyos, pudo sentir que una corriente eléctrica iba desde sus tobillos hasta la nuca, podría jurar que se formaba una sonrisa por debajo de la tela que le cubría el rostro.

-          Sasuke – dijo él, con aire de añoranza

-          Maestro – saludó el aludido

Naruto sintió que el agarre de Sasuke se estrechaba en su cadera, se quedó mudo sabiendo que estaba siendo estudiado por unos ojos extraños. El mentado maestro Kakashi expiraba un aire muy parecido a Itachi y Tsunade, como si su sola presencia fuese capaz de calmar cualquier situación complicada.

-          Naruto, él es el maestro Kakashi, fue quien me enseñó todo, es el Fénix original

-          Vaya, vaya – dijo el peliplata mientras estrechaba su mano – si es un humano – miró a Sasuke con una ceja levantada

-          Si – se apresuró – Maestro, él es Naruto, mi novio

No debía de sorprenderle, ellos eran pareja desde hacía un buen rato y todos en el circo lo sabían, pero evitar sonrojarse hasta las orejas le fue imposible al escuchar la frase “mi novio” salir de los labios del vampiro, era la primera vez que lo presentaba así.

-          Novio ¿Eh? – rio el brujo – es un gusto conocerte, Naruto

-          El gusto es mío – musitó de regreso

Kakashi se retiró con un ademan de mano, dejándolos solos. Naruto se le quedó viendo un rato antes de sentir que Sasuke lo miraba insistentemente, sabía que el rubor de sus mejillas aún no desaparecía y que el vampiro estaba muy complacido con su reacción.

-          ¿Qué pasa? – dijo Sasuke, ansioso por la respuesta

-          Nada – suspiró – creo que es mejor que regresemos a la fiesta

Pensó que el asunto de sus cosas podría esperar un poco, dejó que Sasuke lo tomara de la mano para regresar a donde todos los demás. Sabía que el azabache estaba convencido de que su enojo se habría esfumado al cien por ciento cuando la verdad era que simplemente se sintió incluido, el circo era su hogar, Sasuke era parte de ese hogar, aunque fuese complicado lidiar con los fantasmas del pasado.

 

 

 

 

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El camper de Itachi no estaba tan silencioso como siempre lo era, la fiesta afuera parecía no tener fin pues el sol ya se habría escondido un par de horas atrás. Itachi y Kakashi se retiraron cuando los demás dejaron de prestarles atención para poder charlar tranquilamente de asuntos más apremiantes.

-          Así que un humano –  dijo el brujo, nada sorprendido – por eso es que Tsunade no asistió ¿Verdad?

Explicarle toda la situación tomó un par de minutos, Itachi no escatimaba en detalles para saber qué es lo que podría estar pasando en realidad, Kakashi era la única persona capaz de superar los conocimientos de Tsunade pero, así como era sabio, era muy inaccesible.

Kakashi era conocido como “El brujo nómada” por una razón, jamás se quedaba en un solo lugar por mucho tiempo y eso incluyó el circo. A lo inicios de la Segunda Guerra Mundial, se rehusó a quedarse en los túneles energéticos y en su lugar peleó en la guerra al lado de los soldados japoneses. Desde entonces, sus visitas eran intermitentes y su presencia imposible de rastrear, aun así, poseía información valiosa y un motivo por el que seguir vagando.

-          Obito – suspiró pesado – siempre es Obito

-          Kakashi ¿Qué deberíamos hacer?

-          Por el momento, esperar

-          ¿Te quedarás?

El brujo lo miró seriamente, pensativo de su respuesta, Itachi estaba impaciente pero no lo demostraría por temor. Necesitaba que se quedara, pero no podría obligarlo, la razón del viaje interminable de Kakashi era una mujer que jamás dejó de buscar y que desaparecía en algún punto de la historia.

-          No lo sé – dijo pensativo – después de todos estos años, siempre regreso al principio

-          Obito – repitió, cuidadoso, como si le dolieran las letras

-          Estoy cansado y frustrado, El Consejo siempre es la razón de todos los problemas – suspiró – no sé si sea buena idea enfrentar a Obito aún

Itachi suspiró pesado, sabía que la respuesta definitiva sería que el mago desaparecería a mitad de la noche, tan sigiloso como había llegado.

 

 

 

 

 

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Se dijo él mismo que evitaría tener sexo con Sasuke al menos esa noche, ni siquiera Okami y Kiba se atreverían a intentarlo sabiendo lo que estaba a punto de pasar. Faltaba poco para el amanecer y la fiesta los mantendría ocupados a todos, casi olvidando que tendrían que enfrentarse a los cazadores Damphir cuando el sol saliera.

Pero ahí estaba, semidesnudo, con solo su ropa interior puesta, acostado en la litera de Sasuke, dejando que el azabache besara su cuello con una intensidad casi molesta. Pero estaba bien, aferrado al cuerpo de Sasuke podía sentir que todo a su alrededor desaparecía, convergía en los labios del vampiro que reclamaban cada centímetro de piel que pudiera alcanzar.

-          Te amo – musitó Sasuke

El estómago de Naruto se revolvió, los ojos le ardieron en señal de que iba a llorar, Sasuke no dejaba de repetir que lo amaba mientras besaba su piel, encaminado hacia su abdomen, cuidando de no desperdiciar ningún lugar alcanzable,  él mismo quería devolver el gesto, decirle que también lo amaba y que estaba contento de estar ahí.

Pasó su mano sobre las hebras azabache, desenredándolas con sus dedos, sintiendo que por fin tendría a Sasuke para él solo. Respetaba la memoria de Joe y todo lo que él representaba, porque entendía lo que era amar a Sasuke, haberse enamorado de una criatura de la noche con sus reglas y todo lo que eso significara. Por él, sería capaz de enfrentar lo que fuera.

-          También te…

-          Te amo, Joe

Hubo un silencio, Sasuke alzó la cabeza apenas dándose cuenta de lo que había hecho, como si esperara que él no hubiese escuchado. Pero lo había hecho.

En un movimiento brusco, Naruto se quitó a Sasuke de encima y bajó de la cama, empezando a vestirse bajo la mirada del azabache quien por unos instantes simplemente se quedó ahí, inmóvil.

-          Naruto…

-          No – tajó, sin dejar de vestirse

-          Lo lamento

-          Ya estoy harto – le dijo, terminando de abrochar sus pantalones y mirándolo a los ojos

Hubo un silencio en el que el azabache aprovechó para vestirse, Naruto tenía demasiadas cosas en la cabeza como para poder pensar correctamente lo que estaba pasando. Asimilar todo de golpe le era imposible, ni siquiera se molestó en llorar, no valía la pena.

-          Naruto, entiéndeme – le dijo Sasuke, ya vestido a su lado

-          Comprendo perfectamente

-          No, no lo haces – soltó – comprende que todo es demasiado nuevo

-          No, ya no – suspiró – esto me rebasa ¿Sabes? ¡Es imposible ganarle a un fantasma!

A este punto, ya había comenzado a levantar la voz, importándole poco que lo pudieran escuchar.

-          Es imposible – repitió – Joe está muerto ¡Muerto!

La reacción del vampiro no fue verbal, lo tomó por el cuello de la camiseta con los puños cerrados, con intenciones claras de empezar una pelea. Naruto lo empujó quedando nuevamente en silencio, sumidos en una bruma exasperante.

-          Maldita sea, Sasuke – le dijo, sobándose la cara

-          Necesito aire

El azabache salió de la estancia cortando el silencio, dejando al rubio solo. Naruto revisó el reloj del camper para darse cuenta de que apenas iban a dar las cuatro de la mañana, aún faltaban dos horas para el amanecer y tampoco quería salir detrás del vampiro porque también necesitaba calmar sus nervios. Se sentó en la litera de abajo, pensando que quizá simplemente tenía que dormir para recargar energías, ya no faltaba nada para tener que ir a refugiarse con Lee.

Se tomó el tiempo de llorar como era debido, normalmente los hombres le eran indiferentes, Sasuke era la primera persona de la que se enamoró después de todo lo que hubo vivido. Pensó en el departamento y lo que dejó atrás, las personas que seguramente se preocuparían por no poder contactarlo, el casero que se enojaría, pero después vería el dinero y sus pertenencias abandonadas. Quería creer que alguna de las ancianas con las que se acostaba estaba genuinamente consternada por su ausencia.

Había pasado poco menos de medio año, estaba lejos de su pueblo natal y de todo lo que conocía. Se arrepintió, por primera vez desde que estaba ahí se arrepentía genuinamente de haberlo dejado todo. Estaba seguro de que, si se iba, jamás sería capaz de olvidar los ojos de Sasuke, sus caricias y su hermosa sonrisa, pero ya no podía más.

Se prometió a él mismo que no volvería a pasar, él tenía que superarlo como siempre lo hacía, porque no hubiese sobrevivido hasta entonces si simplemente se rindiera. Encontraría la manera.


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