---Días después---
Suspiraba cansado, revisando algunos papeles sobre su escritorio, se tocaba el hombro, por el agotamiento que presentaba.
-Espero que les vaya bien en esta misión- cerraba sus ojos, últimamente se sentía adolorido de su cuerpo, tal vez demasiado estrés.
-Si quieres te doy un masaje- La voz del caballero de Libra se hizo presente en la sala patriarcal, mostrando una sonrisa amplia y acercándose al pontífice.
-Eso no sería apropiado- niega con la cabeza, sonriendo por el comentario.
-Jajaja, ¿Desde cuándo ayudar a un amigo, es o no es apropiado?- Se acercó por detrás del peliverde y comenzó a tocar sus hombros.
Aquel tacto aun con la túnica, le ponía nervioso, era algo tibio y reconfortable.
-Dohko… ¿Has venido a algo especial?- Pregunto, pues si expresaba lo que sentía de verdad tendría la cara roja de vergüenza y no era digno del patriarca.
Seguía masajeando aquellos hombros de la persona que amaba en secreto, sabía que provocaba una reacción en él y le encantaba probar sus límites, pero no era el lugar –Solo quería peguntarte si, pasarías a mi templo más tarde-
Suspiraba, por aquel masaje, se sentía bien… -No creo… Tengo muchas ocupaciones y…-
-Ho vamos Shion, por los viejos tiempo, hace mucho que no hablamos los dos solos y quiero ponerme al día contigo-
¿Cómo era posible, que ese tono de voz, entre dulce y sensual, surtía el efecto deseado?
También quería estar lo máximo posible, ese castaño, le provocaba tanta felicidad, la cual tuvo que ser negada en el pasado y en el ahora, podría resultar, solo dependía de el mismo.
Un leve tinte rojizo en esas mejillas se apodero de ellas, pero asintió tranquilo –Esta bien… Después de cumplir mis deberes, iré a Libra- Sonrió con pena.
Sus ojos se iluminaron, aprecia un niño emocionado, hasta abrazo por detrás al peliverde, el cual aun estando en el gran asiento del patriarca, sintió que la fuerza lo haría caer.
-Do…Dohko, cuidado… Nos vas hacer caer-
-Me alegra tanto que aceptaras- Aunque el trono patriarcal le estorbaba un poco, pudo posar su cara en la cabeza del Ariano mayor.
Aun el tiempo que ha transcurrido, no ha hecho que cambiara su corazón, jamás se atrevería a traicionar sus sentimientos, los cabellos verdes, desprendan un delicioso aroma, jazmines… amapolas… Olía tan bien, que no pudo negarse a la tentación de aspirar más.
-¿Qué estás haciendo?- Sonrió como ese chino hundía su cara más en su esponjoso cabello, le causaba escalofríos pero de manera agradable.
-Hueles realmente bien…- Parecía hipnotizado por la fragancia de su amigo de años.
Aunque le gustaría seguir con ese momento y ver a donde los llevaba, sabía que dentro de cualquier momento los cuatro caballeros dorados que había citado, harían uso de presencia y podría todo verse mal.
Haciendo uso de su voz autoritaria, y poniéndose de pie de igual forma, para alejarse del agarre –Dohko, será mejor que te vayas hacer los deberes que te pedí, para que tengas la tarde libre también- Parecía que estuviera haciendo un leve puchero, no quería pero debía tranquilizarse ambos.
Aunque le desagrado es, saber que lo tendría para el solo más tarde, le hizo aceptar aquello, pero eso no significaba que escaparía de él, después. –Está bien, nos vemos en mi templo más tarde-
Salió por la puerta principal, le regalo una sonrisa de aquellas que solo él podía provocar tanto nerviosismo en su ser –Le tengo que decir, lo que siento…- Dejo escapar un suspiro –No puedo seguir callándome estos sentimientos-
Noto como aquellos cosmos se estaban acercando, aunque… No los captaba muy tranquilos que digamos, parecía como si dos de ellos, estuvieron deseando matarse y los otros dos, se notaban realmente tristes.
Solo unos segundos fueron los que pasaron, para que los cuatros entraran al recinto del patriarca, posicionándose enfrente de este, haciendo la reverencia por respeto.
Aunque los cuatro saludaran al unísono al pontífice, podía notar que sus timbres de voz eran diferentes a lo que cotidianamente halábamos.
Sentía necesidad de investigar un poco más, después de todo lo preocupaba lo que sucedía, más porque su alumno estaba implicado en ello, pero la orden de Atena había sido clara. Y debía limitarse a ello, pues esta misma se lo advirtió.
Cosa rara, la jovencita, no era así de autoritaria ejerciendo su poder como Diosa.
-Buenos días caballeros- constando el saludo, siguió camino hacia el gran escritorio, tomando un pergamino en sus manos, para dictarles la nueva misión que debían cumplir los cuatro.
Otra cosa más rara, una misión para cuatro caballeros dorados, sin duda algo muy malo debía ocurrir.
-Los he llamado hasta aquí, para darles su nueva misión que deberán cumplir de manera inmediata- Aclaro su voz un poco, de hecho no había mucha información de la misma, salvo la ciudad, el tiempo que se les daría y ya.
-Nuestra Diosa Atena, ha sentido un fuerte cosmos maligno proveniente de unas de las ciudades cercanas, más precisamente Santorini, a lo cual me ha pedido que específicamente ustedes cuatro vallan a investigar- Al terminar solo los miro de manera fija a los cuatro.
-¿Qué clase de cosmos malignó, es el que ha sentido la señorita Atena?- Pregunto Sagitario.
Suspiro, sabía que los jóvenes preguntarían aquello, pero no el miso tenía esa respuesta –No podría especificar aquello, salvo que es necesario que vallan a investigar-
No era normal una explicación tan vaga de parte del patriarca, pero era lo que había por el momento, solo debían acatar la orden y salir de manera inmediata como se les ordeno.
-Por lo tanto, les pido que tengan sumo cuidado, ante todo estén atento y cuídense entre ustedes- Dijo esto de manera seria, pero con un tanto de preocupación, al fin de cuenta en algún momento él fue quien cuido de todos ellos.
Estos dorados, solo asintieron, y se retiraron de manera igual respetuosa, saldrían lo más rápido posible, pero eso no quería decir que su misión llegara hacer placentera para nada.
-¿Nos vemos en Aries, para partir?- El primer guardián propuso aquello, pues al fin de cuenta, todos llegarían a sus templos primero para levar lo que necesitaban, y el seria el ultimo.
-Está bien Mu, allí nos vemos- El castaño acepto la propuesta sin más, con una sonrisa.
-Si- Un rubio malhumorado contestó de manera cortante.
-Por mi está bien- Confirmando aquel peli azul.
Dicho esto, todos bajaron a sus respectivos lugares, cada quien llevaría lo indispensable, y rápidamente para reunirse con los demás.
Salvo por Aioros, los otros tres tenían un conflicto entre sí, que se notaba mucho.
Pero para el pobre castaño de la cinta roja, las cosas tampoco serian fáciles, amaba tanto a Saga, que había aceptado hace mucho que estuviera enamorado de Mu, y a este no le guardaba rencor alguno, no tenía la culpa de nada. Aunque fuera amarga su vida, dejaría una sonrisa en sus labios para enfrentarla.
No paso mucho, rápidamente se encontraron en donde habían pactado, y al estar todos, comenzaron así su recorrido a pie hasta Santorini.
Todo estaba realmente con un ambiente muy denso, caminando de la siguiente manera, de izquierda a derecha, teníamos a Shaka, luego Aioros, seguido por Mu y al final Saga.
Era normal que el rubio, muy apenas hablara en el santuario, y aunque fuera e grupo, no le gustaba hacer conversación para nada, además llevaba el pesar que la persona que ama, estuviera alejada de él, por el simple hecho de cometer el error de rechazarlo, le quemaba e verdad que prefiriera caminar a lado de ese Géminis que de él.
Para el peli azul, las cosas no iban también, desde su confesión con Mu, este había estado de igual forma lago más alejado, quería dejar las cosas claras con él, no decíamos que no se hablaran, mínimo tenían mayor comunicación que el borreguito con Virgo, pero no eran conversaciones iniciadas por Aries.
Mu iba en las mismas, no molestaría a Shaka, no daría falsas ilusiones a Saga, ya solo quería estar tranquilo con su vida, aunque estuviera solo y marchito su corazón, lo aceptaría total, no pasaba nada.
-Que buen clima nos tocó… ¿Verdad?- Tratando de romper el hielo, con su sonrisa y sus ocurrencias.
-Sí, está bastante agradable- Contesto Aries, no había problema con Aioros, él era alguien ajeno a todo el problema.
-¿Qué crees que encontremos en Santorini?- Pregunto al único que le contesto su pegunta.
-Puede que sea algún ser errante o entidad como tal- Pensativo ante aquello –Debe ser algo muy fuerte para que Atena, quiera a cuatro caballeros de nuestro rango-
-Tsk, estando todos juntos no habrá ningún problema en derrotar lo que sea- Por fin había hecho algún aporte a la conversación Géminis.
-Tienes razón- Asintió el Lemuriano.
-No debemos de bajar la guardia como quiera, puede ser peligroso- Agrego Sagitario, girándose hacia el rubio -¿Qué opinas Shaka?-
Solo miro de reojo –Nada- tan frio como hielo estaba actuando.
Pero, ¿Lo pueden culpar? El mismo estaba viviendo las consecuencias, por sus miedos y cobardía, por no aceptar lo que en verdad sentía. Sin embargó ya no estaba dispuesto a hacer algo al respecto, solo lastimaba mas a Aries, con lo que fuera y no debían seguir.
Si lo que quería era a Saga, lo aceptaría, porque el mismo dio libre paso a ello.
La contestación del rubio, dejo ya sin nada que agregar a Aioros, solo dio una risita nerviosa.
El pelilila, baja su mirada, se sentía mal por Virgo, pero también él tenía su orgullo, no quería más conflictos.
EL único sonriente era Géminis, estaba logrando algo, separarlos, poco a poco seria cuestión de tiempo para que Mu se fijara en él.
Su incursión siguió como debía ser, Santorini se encontraba ubicada como una ciudad cercana al santuario, pero aun así era un viaje a pie de un día entero, en algún momento debían descansar, no porque lo necesitaran, pero era una orden dada por su Diosa cada que salían de misión, un descanso en la noche se les ordenaba, se preocupaba por ellos y insistía en tratarlo como humanos al fin de cuentas.
Aun con todo ese caminar, todo el día, no lo sentían, debían preparase un campamento improvisado, realmente, solo necesitaban algunas ramitas para hacer algo de fuego, si deseaban algo tibio de comer, el dormir lo podrían hacer en el suelo, no les incomodaba, estaban acostumbrados a un trato más rudo.
Cada uno tomo un camino diferente para ello, buscar un poco de madera, para hacer aquello, realmente era que no querían estar cerca en si los cuatro, bueno no exactamente, pero… Un tiempo a solas, después de esa atmosfera tan densa.
-Tal vez… Debería hablar con el…- Suspiraba, mientras tomaba lo que buscaba del suelo –No debí contestar de esa manera, pero… Shaka, no entiendes como hace daño tu indiferencia… En… Mi…-
Aries, seguía teniendo esa dialogo consigo mismo, se quería hacer el fuerte y el valiente, su instinto orgulloso, no era tan elevado como quería representar, pensaba que el tiempo curaría un poco ese daño, pero… No era posible, amar a Virgo, había sido de casi toda su vida.
Sentía que debía darle una oportunidad para que se explicara, así lo sentía en su corazón… Pero no quería salir herido.
Si solo dejaba que le digiera lo que no permitió aquella vez junto a Saga, tal vez podrían las cosas estar… Aunque fuera normales como antes, ya no pedía nada más… Podía el sellar sus sentimientos, como él lo hizo y seguir la amistad.
Dejo escapar una leve sonrisa, estaba decidiendo algo importante, que podría traerle paz o más dolor, era momento de arriesgarse –Solo una oportunidad más… Se puede-
Apresuro su paso, solo quería encontrarse con Virgo rápidamente, cuando te llegas alejar de algún lugar donde sientes presión, puedes dejar ver lo que realmente son tus emociones.
Un cambio de ambiente ayuda a un corazón, a seguir lo que desea.
Pero a veces existen más pruebas cuando se esta tan cerca del verdadero amor.
-Mu, ¿Por qué corres así?- Fue cuestionado por quien menos deseaba serlo.
-Ho, Saga… Por nada- Sonrió tenuemente, no quería perder mucho tiempo con ese hombre.
-¿Podrías acompañarme un momento?- Sujeto suavemente el brazo del Lemuriano.
-Lo siento… Saga, pero necesito hacer algo antes- Se zafo del agarre del mayor, retrocediendo un poco.
-Lo que te dije aquella vez ¿Te incomodo mucho?- Tenia una mirada baja, reflejando la tristeza que su corazón sentía.
-Sí, un poco…- Sintió mucha pena por Géminis, pero debía ser sincero.
-Dijiste que podríamos seguir siendo amigos- Camino más cerca de Aries, deseaba acorralarlo.
Automáticamente, dio algunos pasos para atrás, pero topo contra un árbol de aquel lugar, quedando entre este y Saga.
-Se lo que dije, y lo podemos seguir siendo, pero… Quiero que te quede claro… Que…- Esta desconcertado, el peli azul, estaba acercando peligrosamente su cuerpo hacia el –Saga, por favor apártate… Esto, no me está agradando-
Parecía que acataría su pedido, se aleo unos centímetros de él, sabía que cometería muy mal por lo que sus deseos le dictaban.
-Esto, es lo que quiero evitar, que pienses que podríamos estar juntos…- Suspiro pesadamente –Saga, yo amo a Shaka, y es algo que no lo puedo cambiar, por eso… Yo…- No término de hablar, fue callado por un beso del tercer caballero de la orden dorada.
Sin darse cuenta lo había aprisionado contra ese árbol, incluso lo que había estado reuniendo lo dejo caer por la sorpresa.
Solo unos segundos pasaron, cuando pudo sentir un cosmos familiar, que aunque oculto, lo reconoció de inmediato reacciono, apartando con brusquedad a Géminis, cuando quería podría expresar una gran fuerza, suficiente para derribarlo.
-Mu… Perdón… No puede…- Robarle un beso, era lo que deseaba y tal vez más, pero no lograría jamás capturar el corazón ajeno, cometió un error que no se lo perdonaría Aries.
Limpio sus labios con el dorso de su mano, estaba realmente molesto, pero se notaba preocupado, girando su vista hacia donde sintió a aquel hombre.
-Saga… No quiero que te me vuelas acercar más- Frunció el ceño y salió corriendo, alejándose del peli azul, que había perdido por completo lo poco que gano.
-Soy un idiota…- Su voz se escuchaba demasiado decaída, posiblemente sintiera decepción de sí mismo y podría ser que deseara derramar lágrimas.
-No debiste hacer eso-
-Sé que no debí, pero no pude resistirme a sus labios- Contesto el que se encontraba en el suelo.
-Siento mucho lo que paso amigo- Aunque le dedicaba una sonrisa, le dolía el sufrimiento ajeno.
Niega con la cabeza –Debo aceptar que… Mu, ya ama a otra persona y aunque…- Dejo escapara algunas lágrimas, le dolía el rechazo del Lemuriano –Este lo lastime, no puedo hacer que sus sentimientos cambien, aunque lo ame con todo mi corazón-
El amor te hace vulnerable, sin importar que tan fuerte seas, te hace cometer tonterías e idioteces, incluso perder tu dignidad en ocasiones, apoyar a quien amas para que sea feliz con otra persona.
No contesto nada, solo le dio un abrazo al peli azul que se encontraba sangrando de su corazón el amor que tenía tantos años guardado.
No hay palabras que ayuden a un corazón roto, pero tal vez si acciones.
-Shaka… Espera por favor- Había logrado alcanzarlo, tomándole del brazo, con fuerza.
No hubo contestación alguna, solo se dejó sujetar, aún tenía su cabeza abajo, su irada clavada en el suelo.
-Escúchame… Lo que viste, eso no...-
-No tienes que darme explicaciones- Quería sonar frio y serio, como era su costumbre, pero tenía un timbre demasiado triste, para ocultarlo.
-Sí, si tengo… Saga…- Estaba angustiado, quería aclarar aquello, no era verdad nada de lo que vio.
-Por favor, no digas su nombre…- Apretaba sus puños, odiaba lo que acababa de ver, Mu había sido besado por el… No importaba lo que había pasado antes, el escogió a otro. –Si es lo que quieres, está bien… Espero que te haga muy feliz-