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Educando a una bestia por Black_Puppy

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Notas del capitulo:

Hola de nuevo, ¡espero les agrade el capítulo de hoy pequeños!

 La nieve que caía era la misma que en su pueblo y sin embargo lucía tan diferente dentro de los jardines de ésa mansión, su cuello debía estirarse para observar el final de aquél lujoso lugar. 
Sus pasos se detuvieron justo en la entrada a la vez que su agarre se apretaba en la mano de Allen.

— ¿Qué sucede?, ¿te da miedo?— Preguntó el mayor desviando su mirada hacia el pequeño a su lado.

— Es grande... — Respondió en voz baja a la vez que evadía los ojos del de cabellos rubios.

Tras un suspiro por parte de Allen, las puertas se abrieron para darles la bienvenida. El interior era delicado, el color blanco resaltaba al igual que el dorado en pequeñas cosas, el aroma era extrañamente agradable y los sirvientes parecían alegres de recibir a su señor.
Caminaron hasta llegar a las habitaciones más privadas, antes de los cuartos de invitados.

— Éste será tu hogar desde ahora Elias — Habló con una sonrisa al niño que no parecía tan impresionado ya, esto causó una ligera decepción en Allen.

— ... ¿mi madre vivía en un lugar así?— Había cambiado la pregunta, anteriormente preguntaría sobre cómo conocería este hombre su nombre ya que siempre fué llamado "Karma" por su madre luego del abandono por parte de su padre, sin embargo guardo ésa tonta pregunta, estaba claro que él sabía bien todos los detalles de su vida.

— Ella vivió en una mansión mucha más grande que ésta, después de todo ella iba a ser la siguiente condesa — Respondió guiándolo escaleras arriba que se dividían en dos pasillos.

Al ver lo que Elias tardaba en subir, fruncio ligeramente el seño para luego levantarlo y dejarlo sentarse en su brazo como un muñeco.

— Eres muy lento, ¿no se supone que los niños a ésta edad son muy... ¿activos? —

— ¿Es una forma más delicada de llamarme inútil?— Preguntó Elias con mala cara. 

— ¿De verdad tienes 9 años? — Volvió a preguntar extrañado.

— Haces muchas preguntas ¿verdad?— Volvió a responder desviando su mirada hacia adelante dando por terminada la pequeña charla, dejando a Allen con la necesidad de matar a ése pequeño mocoso.

Siguieron caminando en un incómodo silencio hasta llegar a una habitación. Tras la puerta de castaños colores había una cama grande, parecía matrimonial, un ropero de color beige, unas grandes ventanas que invitaban a entrar la luz del sol, dos mesas de luz a cada lado de la cama de color café, también un escritorio oscuro. A un lado había otra habitación, Usui mencionó que se trataba del baño.

— Ésta será tu habitación, las sirvientas te ayudarán a bañarte y a vestirte, me tomé el atrevimiento de conseguir ropa a tu talla. Cuando termines de alistarte, un mayordomo vendrá a buscarte para que comas algo ya que supongo que tienes hambre. Estás muy delgado. — Explicó saliendo de la habitación — Nos vemos en la cena — Despidiéndose, cerró la puerta tras él con una sonrisa satisfecha.

Las tres jóvenes sonreían haciendo una reverencia para quien sería su joven maestro a partir de ahora. Nos las había notado paradas a un lado de la puerta.

— Es un placer conocerlo joven maestro, desde ahora puede contar con nosotras para lo que necesite. Como pidió nuestro señor, nosotras lo ayudaremos a alistarse — Dijeron amablemente a la par acercándose a Elias para comenzar a desvestirlo.

Entre forcejeos y quejidos, al final entre las tres sirvientas no pudieron tratar con la pequeña bestia que había llegado a la mansión del duque.

— ¡Puedo hacerlo solo, no me toquen!— Elevaba la voz el niño de ojos afilados echando a las tres derrotadas sirvientas del cuarto.

De mala gana decidió bañarse por su propia cuenta, sin embargo al llegar a la tina no pudo hacer que se llenara con agua, sólo habían una especie de ruedas que no se atrevía a tocar.

—¿De dónde diablos sacan el agua? — Se preguntó en vos alta rodeando en su cintura una toalla blanca, buscando por el cuarto un balde y algún lugar de donde sacar agua.

— ¿No vas a bañarte? — Allen apareció de repente detrás del menor cruzando sus brazos.

Sabía que había cometido un error al echar a las sirvientas por lo que su cuerpo se quedó tieso unos momentos, aun que tenía muchas agallas para su edad... por alguna extraña razón sentía que no debía molestar mucho a Allen, tal vez un sentido de supervivencia.

— Ahh... ven aquí — Con seriedad tomó al niño y lo dejó en la tina, girando el grifo derecho el agua tibia comenzó a llegar la tina— Tuve que terminar de firmar documentos financieros con prisa para venir ya que las sirvientas estaban llorando por los rincones, desde ahora debes aprender a comportarte, yo no voy a venir por cada berrinche que hagas — Lo regaño tomando una jarra blanca y remangandose las mangas para comenzar a mojar el cabello azabache de Elias.

— ... Ellas no me gustan, son ruidosas y molestas — Se justificó bajando la cabeza, cerrando los ojos al sentir el agua en su cabeza — Tú tampoco me gustas—

— ¿Seguro que no te gusto?— Preguntó acercando su rostro con una sonrisa deslumbrante y atrayente.

— ... — Sus ojos ámbar se entrecerraron unos momentos y luego se pusieron en blanco.

— Oye, muchas damas dicen que soy un caballero muy guapo — Dijo orgulloso pasando un dedo por su barbilla.

— Deben estar ciegas — Con un tono asqueado, el menor arrojó agua a la cara de su contrario con la mano derecha — Mm, ahora te ves un poco mejor — Reía con burla debido al rostro molesto de Allen.

Tomando un poco de jabón en sus dos manos, Allen comenzó a resfregar el cabello oscuro de Elias como venganza. Sólo los quejidos del menor y el agua desbordarse de la bañera se podía escuchar detrás de la puerta, las sirvientas debatían entre ellas si debían ponerle un freno o dejar que su señor se divierta.  

Notas finales:

Tengan un buen día, serán publicados dos capitulos por semana, por lo tanto nos vemos la semana que viene pequeños.


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