-Es muy sosa, ¿por qué te interesa siquiera?.-Soltó en un tono bastante despectivo.
-¡No digas eso!, ella es.-Hizo una breve pausa como si no supiera con que continuar la oración.-...Es única para mí.-Realmente no parecía convencido, más bien era como si lo haya dicho al azar.
-Por favor.-Respondió su amigo rodando los ojos.-Dices eso de todas de las que te enamoras, luego te generas falsas expectativas, te ilusionas y cuando realmente las conoces, te decepcionas por haberlas idealizado tanto, ya no es cómico es trágico.-Remató para dejar bien en claro su punto.
-Basta, ¿no puedes creer en mí por una vez?, estoy seguro que está vez si es la indicada.-Respondió aunque más bien daba la impresión de que trataba de convencerse a sí mismo.
-¿Sabés qué solo estás pasando por un enamoramiento de verano, verdad?, es solo un enamoramiento, miento.-Contestó como si buscara molestar a su amigo, en especial con esa última palabra.
-Callate, además, ¿por qué te importa tanto a quién amo y dejo de amar?.
-Tienes razón ni siquiera debería importarme.-Dijo mostrando desinterés lo cual al fin logró su cometido de molestar un poco al contrario.
-¡Exacto!, a tí nunca te importo lo que sentía de todas formas.-Respondió con cierto resentimiento latente, que le sacó un bufido al recriminado.
-¿Nuevamente vas a empezar con eso?.
-¿Sabés qué?, ¡Si¡, si, traeré ese tema de nuevo, tanto como tú haces lo mismo cada vez que me enamoró de una mujer. ¿Si tanto te molesta que viva enamorandome de forma falsa, según tú, ¿por qué no correspondistes mis sentimientos?.
-Porque no eran reales.-Contestó de inmediato formando una mueca de ira y frustración en el rostro de su amigo.-Bueno de eso me estoy dando cuenta ahora, decías que yo era único pero parece que lo dices de cada ser por el que caes en el enamoramiento, ¡miento!.-Se burló al final.
-¡Eso no es verdad!, te conozco de hace años, daría mi vida por tí, ¡eres mi alma gemela!.-Su tono ya era casi una súplica porque le creyera mientras sus ojos ya estaban cristalizados por la frustración, rabia y dolor que le causaba ese constante rechazo.
-¿Si es así por qué sigues buscando a alguien más?.
-¡Porque quiero que me amen!, que alguien corresponda mi amor con la misma devoción que yo puedo dar.
-Mentira.-Soltó de forma hiriente.-¿De qué devoción hablas si no puedes olvidarme, ni dejar de pensar en mí?, bastaría con que yo chasqueé los dedos para que dejaras a esa "enamorada" tuya por mi.-Su mirada era altanera y despectiva.
-¿¡Y si lo sabés por qué no me aceptas!?.
-Porque lo tuyo siempre será un enamoramiento, ¡miento!.
Ante eso último no soporto más seguir con esa conversación y simplemente tomó su chaqueta y dejo el cuarto de un portazo.
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Su cuerpo frío yacía sobre su cama, sobre esas sábanas que tanto la avergonzaban al ser de princesas siendo que ella ya era una adolescente, las huellas moradas de unos dedos en su cuello dejaban en claro como fue despojada de su vida, pero aún peor, ¡YO!, yo me encontraba sobre su cuerpo sosteniendo su delicado cuello ahora tenso y duro por el rigor mortis. Escuché los aplausos pausados de él, mi mejor amigo, mi alma gemela haciendo su sarcástica aparición.
-¿Por qué no puedes creerlo?, tú siempre haces esto, para de mentirte cariño.
-¡Basta!, yo, yo no pude ser, yo la amaba, ¡la amo!.
-Y eso fue justamente lo que sucedió, ¡acepta que tú amor es tóxico!.-Espetó con bravura.
-¡Eso no es verdad!, yo nunca le haría daño a alguien que amo.
-¡Eres el rey de las mentiras!, tú única forma de "amar" es a través del daño.-Se acercó a mí tomándome de la quijada para que dejara de verlo a él y apreciará con detalle el rostro de mi difunta amada.-Mírala bien de tanto amor la dejaste sin aire.-Me susurró con malicia al oído.
-No es cierto.
-¿No es cierto?, ¿entonces quien más sería?, solo estamos tú y...
-¡Fuiste tú!.-Lo acuse de inmediato girando mi mirada a él que nuevamente se encontraba en el marco de la puerta, era casi como si se teletransportará.-Ahora todo tiene sentido, estabas celoso, no podías verme feliz y ahora tratas de incriminarme, siempre fuiste posesivo, ¡eres un maldito enfermo!.
-Joe, cálmate, estás perdiendo los estribos.-Por primera vez en tantos años su tono era nuevamente comprensivo, sereno y su mirada tenía esa cierta dulzura que me tranquilizaba y me volvía loco por parte iguales, tan bello y amable, en verdad añoraba esa parte tan cautivante y hermosa de él.-A parte, ¿en verdad quieres enfrentarte a esa verdad?.
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-J-joe.-Se notaba que lo había dejado sin palabras.-Lo siento pero yo... Yo solo te quiero como un amigo y tampoco soy gay, no digo que este mal serlo, te apoyo y te sigo queriendo, podemos ser almas gemelas pero no de esa manera.-Su tono de voz era calmado y comprensivo, hasta algo dulce, el siempre era así, tan amable.
-¡Joe!... Jo... Suélt-tame...-Y su cuello tan terso y delicado, tan pequeño en comparación de mis manos.
-Si, somos almas gemelas Evans.
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