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87. Seducido por los Gemelos (01) por dayanstyle

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Jung Shin y Jong Bin pasaron por el restaurante, cuando el sol empezó a ponerse. Era sábado por la noche, y no había absolutamente nada que ver. Dalton Falls era tan aburrida, que ver la pintura secarse, sería considerado algo emocionante.


—Tal vez deberíamos ir a ver a Ho Seok—Jung Shin sugirió, mientras miraba el pequeño parque al otro lado de la calle, al lado de la ferretería. Un tipo estaba lanzándole un frisbee a su perro, que seguía tratando de huir con la cosa cada vez que la atrapaba.


—Lo que deseas, es ver si puedes coger a Ho Seok teniendo sexo de nuevo— Jong Bin dijo, mientras golpeaba a Jung Shin en su hombro. —Sigo diciéndote que estuvo mal que los espiaras.

—¡Estaban teniendo sexo en la entrada de tu casa!—Jung Shin gimió al  pensar en lo sexy que el gemelo se había visto lo que pudo ver, ya que Ho Seok había obstruido su visión. Había comenzado a salir hacía la calzada, para tener una mejor vista, pero Jong Bin lo había detenido.


—¿Y qué habrías hecho si el lobo hubiera tratado de comerte, por ver a su pareja desnuda? —Preguntó Jong Bin. —¿Hmm?


Jung Shin abrió la boca para responder, cuando la noche relativamente tranquila, se vio interrumpida por el sonido de fuertes motores retumbando. Echó un vistazo a Jong Bin con perplejidad, antes de que ambos se giraran para mirar a la glorieta.


La mandíbula de Jung Shin cayó, mientras observaba una larga fila de motocicletas, entrando por la glorieta. Su mirada se posó en cada hombre que conducía por allí.
—Oh querido señor—Jung Shin dijo, mientras se abanicaba. —Mis oraciones han sido contestadas, y el destino me ha enviado no uno, sino una legión de hombres calientes.

 


Las  motocicletas  salieron  en  Tillman  Street,  y  uno  a  uno,  los hombres detuvieron sus motos, contra la acera frente al parque. Jung Shin se apresuró a cruzar la calle, mientras el hombre con el perro rápidamente salió del parque.


Siete. Había siete motocicletas. Siete magníficos chicos malos. Siete  sueños húmedos. Siete hombres para violar el cuerpo desnudo de Jung Shin. Él había muerto he ido al cielo del arco iris.


—¡Vuelve aquí!—dijo Jong Bin con un siseo, mientras agarraba el brazo de Jung Shin. —No tienes idea de quiénes son esos hombres o por qué están  aquí.


—No me importa—Jung Shin dijo, mientras se lamia los labios y trataba de encontrar al más caliente, para coquetear. Fue una decisión difícil. Había mucha variedad en el grupo. Jung Shin vio a un hombre grande y voluminoso, con un pañuelo alrededor de su cabeza y luciendo una chaqueta de cuero.


Oh sí. Ese era el chico para él. Jung Shin se acercó y de inmediato olio a lobo.


—Hola—dijo mientras se mordía el labio inferior.
El chico se sacó sus gafas de sol, y Jung Shin dio un paso atrás. Bueno, tal vez había cometido un error. El desconocido parecía como si matara gatitos por diversión.


—Yo no me acercaría demasiado a Kris —dijo uno de los otros hombres mientras desmontaba. —No lo hemos alimentado hoy.


El que había hablado era excesivamente alto, delgado, y tenía el pelo negro. Bueno, tal vez Jung Shin elegiría a ese chico en su lugar. Era como si un buffet hubiera sido puesto a sus pies, y Jung Shin preveía muestrear hasta el último de ellos. Le sonrió al, alto, alto hombre.


—Hola, soy Jung Shin, y estoy disponible. El hombre le sonrió e inclinó la cabeza.
—Jongin y estoy tomado. ¿Me puedes decir dónde encontrar a Taehyun y Jimin Lee?


Jung Shin gruñó, cuando Jong Bin tiró de su brazo una vez más, tirando como  si su vida dependiera de que Jung Shin se alejara de estos hombres.
—¿Vas a parar? —Jung Shin le espetó a Jong Bin.—Son lobos—Jong Bin dijo, mientras sus ojos iban hacia Jongin. —No creo que el Taser te ayude con tantos depredadores.

Jongin ladeó la cabeza hacia un lado y se quedó mirando fijamente a Jong Bin. —Tienes alas.
Jong Bin le dio una risa nerviosa, cuando sus alas se metieron en su cuerpo.
—No, no las tengo.


Jung Shin vio como el resto de los hombres desmontaban y miraban a su alrededor. Uno que era tan grande como un oso dijo: —Bonito pueblo.


—¿Y tú eres? —Jung Shin se apresuró y se inclinó sobre el manillar del hombre, levantando una pierna, mientras bateaba sus pestañas al desconocido.


—Lee Joon, y también estoy tomado—El chico le guiñó un ojo juguetonamente.


Maldición. Jung Shin no tenía absolutamente ninguna suerte, cuando se  trataba de hombres. Él era bueno en conseguirlos, pero siempre había atrapado a los locos. Este lote se veía como si fueran locos como el infierno, pero tomaría sus posibilidades si podía encontrar un soltero en el grupo.


Jung Shin miró el tipo de al lado, pero el hombre negó con la cabeza.
—La historia de mi vida—dijo Jung Shin, mientras se alejaba de la motocicleta de Lee Joon y dio un paso atrás en la acera, junto a Jong Bin.
El hada se veía como si fuera a huir en cualquier segundo. Sus ojos aún estaban enfocados en Jongin.


—No son todos lobos—Jung Shin le señaló a su amigo. —Olí también a un oso y a un guepardo.
 


—Todos depredadores —dijo Jong Bin con voz cantarina, mientras le daba    a Jung Shin una sonrisa tensa.


—Todos calientes como el infierno—dijo Jung Shin en el mismo tono monótono.


—Todos tomados —dijo Jongin en un tono de voz normal y profunda. Jung Shin rodó los ojos. —Por Dios, la próxima vez que vengas a la ciudad, ¿puedes traer algunos buenorros solteros contigo? Jongin se rió entre dientes.


—Van a estar llegando a tu camino lo suficientemente pronto —dijo el hombre.


—Oh aleluya—dijo Jong Bin en un tono menos entusiasta. —Justo lo que necesitamos, el pueblo inundándose con chicos que prefieren comernos que follarnos.


Algunos de los hombres se echaron a reír. Jung Shin se rió. Jong Bin gimió. Jung Shin se dio unas palmaditas en el bolsillo. —Cálmate. Estás a salvo.


—Una vez más—dijo Jong Bin—ese Taser no derribará a uno de estos chicos, por no hablar de todos ellos.


—Podría intentarlo —dijo Lee Joon. —Podría ser divertido.


—¿Y que pasara cuándo Mir se entere de que estabas jugando con el pequeño cisne? —Preguntó Jongin.


La risa de Lee Joon murió. Jung Shin se echó a reír. No tenía ni idea de quién era Mir, pero amaba las bromas.


El auto de los gemelos llegó a toda velocidad por la calle principal, entró en la rotonda, y luego llegó a un alto en medio de la calle. Pero no fue uno de los gemelos quien se bajó del lado del conductor. Era el hombre más sexy que Jung Shin había visto jamás. El desconocido era alto, ancho, y Jung Shin sentía como si fuera a desmayarse. ¿Quién era esa hermosa criatura? Más importante aún, ¿estaba soltero?

 

—¡Díganme que mi mamá no los envió chicos!—Gritó el hombre, mientras cerraba  la  puerta  del  auto.  —¿En  serio?  ¿No  la  llamo,  y  ella  entra en pánico?


Jongin dio un gruñido y luego suspiró. —Relájate, Chaejin. No estoy aquí para verte. Tengo que hablar con Taehyun.


Chaejin. Jung Shin iba a tatuar ese nombre en su trasero o tal vez no. Él saldría de la lujuria con la misma rapidez, así que no había una utilidad para la marca. Comenzó a cruzar la calle, pero Jong Bin tenía un apretón de muerte sobre él. Trató de soltarse de su amigo, pero Jong Bin estaba decidido a alejar a Jung Shin de estos hombres.


La puerta del pasajero se abrió, y uno de los gemelos salió. Jung Shin no tenía idea de cuál era, pero el chico no parecía feliz. ¿Acaso importaba? No. Jung Shin se habría desmayado al ver al gemelo, si el chico hubiera estado soltero. Una vez más, la historia de su vida.


—¿Por qué demonios has venido hasta aquí para verme?- Tenía que ser Taehyun.


—Tenemos que hablar —Jongin dijo, mientras cruzaba la calle.
La atención de Jung Shin fue arrancada lejos de la multitud a su alrededor, cuando vio las luces intermitentes y vio dos autos de la policía detenerse  por delante del auto de los gemelos. Ahora esta era una emocionante noche de sábado.
 
Como si Taehyun no tuviera suficiente en su plato, aparecieron los bastardos más rudos de Villa Kim.
—Ahora no es un buen momento, Jongin—Taehyun dijo, mientras caminaba detrás de su auto.


—Nunca es un buen momento, entre nosotros —dijo Jongin, apoyado en el maletero. El auto se hundió levemente, por el peso del hombre,  mientras los policías salían de sus patullas.
—¿Por qué no atiendes a la policía, y luego tú y yo podemos tener unas palabras.


Asintiendo, Taehyun se detuvo y observó a uno de los policías avanzar hacia él. Su mirada cayó en el gafete del hombre. Jefe Lee Gunwoo. A su lado estaba el Adjunto Byung Joo.


El jefe parecía tener unos cuarenta años, y Taehyun olía a lobo en todo el tipo. Era tan musculoso como un quarterback y alto, con una cabeza llena de pelo negro. Sus pasos eran confiados, del tipo que decía que estaba a cargo, pero Taehyun lo sabía mejor. Sang Il  dirigía el espectáculo en Dalton Falls.


Se detuvo a un pie de distancia de ellos y luego se giró para mirar a los hombres allí reunidos.


—¿Había una  convención  de  motociclistas  de que no  estaba al tanto?  —Preguntó el jefe.


Jongin cruzó los brazos sobre el pecho y miró a Taehyun.
—Tu pueblo. Tu espectáculo.


Eso sorprendió a Taehyun. Había esperado que Jongin se hiciera cargo, como siempre lo había hecho si Taehyun aceptaba o no. Se dio cuenta de que sus tíos miraban hacia él, como si estuvieran listos para intervenir, si Taehyun no podía manejar la situación. Incluso Chaejin había dado un paso atrás, uniéndose a los hombres en motocicletas. Parecía como si todo el mundo estuviera esperando para ver lo que él haría.
—Sólo es la familia de visita—Taehyun le dijo al jefe. —No hay ninguna ley en contra de eso.
—No—El Jefe Lee Gun Woo negó con la cabeza, mientras rodaba la lengua sobre los dientes superiores.

 

—Ninguno en absoluto, pero no puedo tener este tipo de reuniones cerca del parque. Pone a la gente un poco nerviosa.


Taehyun miró hacia el pequeño parque que se encontraba frente a la Ferretería. Estaba vacío. ¿Quién exactamente estaría nervioso, los árboles?
—Hablando de nervioso—Taehyun dijo, mientras se giraba hacia el jefe.—Veo que el pueblo no es muy aficionado a Park Sang Il.


La mención, del nombre de Sang Il, hizo que el jefe se pusiera rígido. La reacción de Lee Gun Woo hizo que una de las cejas negras de Jongin se levantara más alto. La rigidez del jefe, sólo le dijo a Taehyun, que el lobo no era aficionado al matón del pueblo. El Adjunto miró a su alrededor, como si esperara que Sang Il saltara desde detrás de un arbusto en cualquier momento y gritara "boo".


Taehyun comenzó a ver el gran cuadro. Los policías no están consiguiendo sus bolsillos forrados por Sang Il. Este estaba usando algún tipo de táctica de intimidación en ellos. ¿Qué era exactamente lo que Sang Il estaba sosteniendo sobre sus cabezas?


—Sang Il es nuestro negocio—dijo el jefe, mientras recuperaba su compostura, su tono de voz era cada vez más oscuro. —No pueden reunirse en la plaza del pueblo, de esta forma.
Taehyun se acercó más.


El jefe apretó la mano en la culata de su pistola.
El Adjunto sacó el arma y se giró hacia la línea de motos, el cañón dirigido a nadie en particular. Sus tíos emitieron un gruñido bajo, pero nadie se movió. Los otros policías también sacaron sus armas.


Mierda, esto se estaba saliendo de control. Taehyun levantó una mano.
—Yo puedo ayudar.
El jefe se burló. —No necesito tu ayuda.

 

Taehyun bajó su tono. No quería que los demás escucharan. No sería bueno si los hombres del jefe pensaban que era débil y lo harían, si pensaran   que el hombre estaba tomando la ayuda de un extraño. En este momento, Taehyun seguía siendo un extraño para ellos. Planeaba cambiar eso, pero  no iba a pasar de la noche a la mañana.


—¿Puedo hablar contigo?—Taehyun preguntó, mientras  cabeceaba hacia el parque.
El jefe vaciló, y luego los dos anduvieron hasta un camino de piedra, pasando por un bosquecillo de arbustos, un columpio y una fuente de agua potable antes de que se detuvieran bajo un gran sauce.


—Mira, sé que a tu pueblo no le gusta a los recién llegados—Taehyun dijo, mientras miraba entre los nerviosos policías y las expresiones cabreadas en los rostros de sus tíos. El único que no había reaccionado a la exhibición de la potencia de fuego era Jongin.


—¿Y? —El jefe preguntó, con un desagradable tono.
—Corta la mierda—Taehyun espetó, aunque mantuvo su voz baja. —No estoy ciego. Nadie quiere a Sang Il aquí, pero tampoco tienen las bolas para deshacerse de él.


—Hijo, no tienes ni idea de lo que está pasando por aquí, ni en la pila de mierda en la que estas. ¿Crees que no he escuchado sobre un ataque a Jung Ho Seok? Su mamá me llamó justo después de que ocurriera—el jefe dijo, mientras visiblemente relajaba su postura.
—Y Sang Il aún camina libre después de que atacó a alguien—dijo Taehyun.—Eso lo dice todo.
—Eso dice que, incluso si lo arresto, su hermano, simplemente lo rescatará, y luego los dos vendrán detrás de mí, por arrestarlo en el primer lugar.
—¿Quién es Chi Hoon? —Preguntó Taehyun. —¿Un abogado?

El jefe suspiró, mientras se pasaba la mano por la cabeza.


—Es el director del banco y la persona que tiene las escrituras de la  mayor parte de las propiedades en esta ciudad. Él y Sang Il reinan sobre nosotros, usando la posición de Chi Hoon para conseguir lo que quieren. ¿Cómo vas a ir en contra de ellos, cuándo todo un pueblo no puede?


—Porque tengo pensado hacer de esta ciudad mi hogar—dijo Taehyun con vehemencia. —Tengo mi propia manada viniendo, Jefe, y las cosas van a cambiar. Usted puede estar con nosotros o en nuestra contra.


La mueca del jefe se profundizó, mientras sus ojos castaños se oscurecían.
—Quieres que me una a ustedes, entonces es mejor que empieces a probarme que puedes manejar tu posición. Hasta ahora, no estoy impresionado. No voy a tirar todo por la borda, con la esperanza de que eventualmente no rebase tu plato. Eventualmente no es lo suficientemente bueno. Esta ciudad te necesita ahora, si vamos a salir de debajo de los pulgares de Sang Il y de su hermano.


Hablando de un día de charlas. Observó al jefe caminar de regreso a su adjunto, al que le dijo algo al oído, y luego Byung Joo se giró hacia Taehyun, con interés en sus ojos.
El jefe miró hacia Taehyun. —Lleva a tu familia a tu casa. No quiero ver este tipo de reuniones de nuevo.


Las palabras pronunciadas en voz alta, fueron para el espectáculo. Taehyun lo sabía. Caminó de regreso hacia Jongin, que seguía apoyado en su  baúl. —Síganme.


Jongin asintió y se montó en su Harley, antes de que Taehyun y Chaejin  se deslizaran de nuevo en el auto.


—¿Todo bien? —Chaejin le preguntó, mientras arrancaba el auto e hizo un giro en U, en dirección hacia la casa.


—Simplemente inmejorable—dijo Taehyun. Todo lo que necesitaba era  que el Ultionem apareciera y su noche, ya jodida, estaría completa.
 
 
continunara....

Notas finales:

''Chaejin. Jung Shin iba a tatuar ese nombre en su trasero o tal vez no''

 


hahahahahahahahahahahah me meé de la trisa con este comentario

 

dejen rw


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