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87. Seducido por los Gemelos (01) por dayanstyle

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—¿Quieres dejar de preguntarme si estoy bien? —Ho Seok espetó, mientras se sentaba en la mesa de la cocina, una bolsa de hielo contra su cara.
—Es sólo un ojo negro.


Ya se sentía como de siete clases de estúpido, por desmoronarse como lo había hecho. Desde que fue un niño nadie lo había acunado en sus brazos. Se sentía como si necesitara ir a luchar con un oso salvaje para recuperar su tarjeta de hombría. Ho Seok también quería que Jimin lo dejara en paz, mientras cuidaba de su ego herido.


—No es sólo un ojo negro—Jimin argumentó. —Estuviste  asustado hasta la mierda. Eso no es nada sobre que bromear.


No lo era. Ho Seok todavía podía ver los ojos mortales de Sang Il afilándose sobre él, cuando el tigre lo atrapó en el suelo. No podía sacar la imagen de su cabeza. Sang Il había tenido intención de matarlo. Si Jimin no hubiera llegado a tiempo, Ho Seok estaría muerto en ese campo.
—¿Crees que no sé qué esto no es una broma?


El hombre que ha sido presentado como Kyung Il, agarró una cerveza de la nevera y se subió a la terraza trasera. Todo lo que Ho Seok quería hacer, era ir a casa y olvidar que esta noche había pasado. Pero la idea de estar solo en casa, lo asustaba aún más.


Jun Yeon había llegado diez minutos antes, blasfemando y escupiendo fuego sobre Sang Il, pero Jimin había convencido el hermano de Ho Seok de que  este estaba bien.


Después de que Jimin había calmado a Jun Yeon, con sus amenazas de ir  tras Sang Il, este se había marchado. Ho Seok aún no estaba convencido de que no iría detrás del shifter tigre. Sólo podía rezar para que su hermano no lo hiciera.
Sang Il mataría a Jun Yeon.

 


La madre de Ho Seok había llamado dos veces, pero Ho Seok ya le había asegurado que  estaba  bien  y  necesitaba  estar  solo  ahora,  por  lo  que  ignoró    las llamadas algo que nunca le había hecho a su madre antes de esta noche. Todo lo que Ho Seok quería era que todo el mundo lo dejara en paz.


Jimin estaba desparramado en su silla y se pasó la lengua por el labio inferior, mientras miraba fijamente a Ho Seok.


—Voy a matarlo, cariño. Puedes apostar tu dulce culo a eso. Sang Il va a lamentar el día que puso una mano sobre ti.
Antes de que Ho Seok pudiera responder, Jimin se levantó de su silla y tiró a Ho Seok en sus brazos. No había duda del calor en los ojos grises del hombre,  la lujuria nadando muy dentro de ellos. Ho Seok tragó bruscamente.


—Tengo un ojo negro, ¿y quieres tener sexo?—Preguntó, mientras Jimin deslizaba sus manos arriba y abajo de la espalda de Ho Seok.
—Podrías estar enyesado, y todavía me gustaría tener sexo contigo, cariño—Jimin le guiñó un ojo.
—Es cosa de parejas. No puedo evitarlo, y no voy a pedir disculpas por quererte cada segundo de cada día.


Ho Seok no sabía qué decir a eso. Él no había querido estar alguna vez con otro depredador, y las acciones de Sang Il solamente solidificaron su creencia de que los depredadores eran peligrosos, pero en el fondo de su corazón, sabía que Taehyun y Jimin nunca le harían daño.


—Verte lastimado únicamente me dan ganas de reclamarte—Jimin dijo, mientras agarraba la mano de Ho Seok y lo llevó a las escaleras.
—Y yo planeo hacer precisamente eso.
Ho Seok levantó el pie para dar el primer paso, cuando oyó algo que sonaba como un profundo y retumbante estruendo. El ruido llenó la casa y despertó su curiosidad.
—Mierda —Jimin dijo en voz baja. —No hay una jodida manera.

 

Con  el  ceño  fruncido,  Ho Seok  miró  a  Jimin.  —¿Qué  pasa?  ¿Qué  está pasando?


—Quédate aquí—Jimin dijo, mientras caminaba por la cocina y salía por la puerta de atrás.


Ho Seok frunció el ceño y lo siguió. Él no estaba quedándose donde estaba. Quería saber qué era todo ese ruido. Sonaba como una docena de motocicletas, pero... se detuvo cuando miró por la puerta del patio.
Santa. Mierda.
—Impresionante vista—Kyung Il dijo, mientras entraba en la cocina. —Amaba ver eso cuando era más joven.


Ho Seok miró al chico y luego se giró para estudiar al grupo que tenía el  aspecto más duro sobre el que alguna vez había puesto los ojos.
—¿Quiénes son?
—La familia —dijo Kyung Il.


¿Esa era la familia de Taehyun y Jimin? La visión de aquellos hombres lo asustaba aún más que el tío sombrío de Jung Shin.
—¿Exactamente cuántos tíos tienen?


Kyung Il resopló una carcajada. —Más de cincuenta.


¿Quién coño tenía cincuenta tíos? ¿Quién coño tenía cincuenta parientes? Ho Seok tenía sólo a su hermano, a sus padres y algún primo extraño que vivía en un rancho en Mokppo.
Kyung Il se paró a su lado y señaló a cada uno, mientras desmontaba su motocicleta.


—Ese es Lee Joon Moon. Es un shifter oso. Park Chanyeol, un shifter lobo. Los hermanos Wu, que también son shifters lobo. Asegúrate de ocultar las cerillas alrededor de esos chicos. Y el realmente alto es  Kim Jongin, también un shifter lobo.


—¿Y ese tipo?—Ho Seok le preguntó sobre el único hombre que Kyung Il no había mencionado. El hombre gruñó.


—Ese sería mi papá, Lee Hoya, un shifter dragón de mil quinientos años, con un siglo más o menos.


El padre de Kyung Il era musculoso, cubierto de tatuajes, y tenía el pelo del color del carbón, recogido en una larga cola de caballo que le llegaba a la cintura.


—¿Él es un shifter dragón? —Ho Seok preguntó con incredulidad. Dalton Falls estaba compuesta principalmente por criaturas dóciles como shifters cisne, hadas gentiles, unos shifters conejos, y así sucesivamente. Tenían algunos depredadores, pero muy pocos, además de felinos de la variedad más pequeña.
—Los dragones son feroces, hostiles, y francamente a veces son desagradables—dijo Kyung Il.


Ho Seok frunció el ceño. —¿Pero, no eres un dragón?
—Medio—explicó Kyung Il. —Mi otro padre es un shifter guepardo.
Hablando de una infancia confusa.


—¿Tienes dos padres? —A Ho Seok le pareció que estaba siendo golpeado de izquierda y derecha con noticias impactantes. No estaba seguro de que quisiera hacer más preguntas, porque no quería saber nada más, sobre esa extraña familia.


Kyung Il le dio una palmada en el hombro. —Y tú eres ahora una parte de todo. El tipo se rió entre dientes. —Bienvenido a la familia.
Ho Seok dio un paso atrás, cuando Taehyun se acercó a la terraza y entró en la cocina. Kyung Il miró entre los dos y dijo:
—Supongo que debería ir a saludar a mi viejo.

 

Taehyun se dirigió hacia Ho Seok. —¿Cómo te sientes, cariño? —Las puntas de sus dedos rozaron la mejilla de Ho Seok, y aunque el toque era tierno, vio  la rabia todavía al acecho en los ojos grises de Taehyun.


—Estoy bien—dijo Ho Seok. No estaba seguro de por qué, pero mientras que Jimin parecía saber cómo empujar todos sus botones, era Taehyun quien hacía a Ho Seok sentirse... ¿tímido? ¿Sumiso? No estaba seguro de cuál debería ser la palabra correcta. Todo lo que sabía era que cuando Taehyun estaba alrededor, no pensaba en nada más que acurrucarse en los brazos del hombre. Cuando Jimin estaba cerca, lo único que brillaba en la mente de Ho Seok era caliente y alucinante sexo.


Taehyun asintió. —Quiero que te quedes con nosotros, hasta que este asunto con Sang Il sea manejado.
Ho Seok no dijo nada, mientras se doblaba en el cálido abrazo de Taehyun. Él deslizó sus brazos alrededor de la cintura del hombre y apoyó la cabeza contra su fuerte pecho.
—Te juro que estoy bien.
—Lo sé, cariño, pero cada vez que pienso en lo que Sang Il podría haberte hecho, quiero destrozar algo.
Le dio un beso en el cabello. —Sólo para que no me vuelva loco por la preocupación, quédate aquí por lo menos esta noche.
—Esta cosa del apareamiento es intensa.
—No tienes ni idea—dijo Taehyun. —Si fuera por mí, te mudarías esta noche, así Jimin y yo podríamos vigilarte constantemente.
—Eso suena como una prisión —dijo Ho Seok con humor.
—No es una prisión —Taehyun lo corrigió. —Un hogar.


Esa palabra hizo doler el pecho de Ho Seok. A pesar de que había crecido en una familia amorosa y había tenido una gran infancia, algo en esa sola palabra evocaba una profunda alegría en él.

 

—Voy a pasar la noche —dijo Ho Seok, justo antes de que el hombre que  Kyung Il había señalado como Jongin entrara en la cocina. El hombre miró a Ho Seok, y este se empujó más profundamente en los brazos de Taehyun.
—Ho Seok, éste es Jongin, alfa de Villa Kim.
El alfa inclinó la cabeza. —Encantado de conocerte, Ho Seok.


Ho Seok sonrió, pero sentía como si cualquier movimiento brusco, haría explotar a este chico. Había un aura amenazante y letal sobre él.
—¿Pareja? —Preguntó Jongin. Taehyun sonrió. —De Jimin y mía.
La sonrisa del alfa se hizo más amplia. —No jodas.


—¿Querías hablar? —Taehyun le preguntó, mientras liberaba a Ho Seok.
—Cuida a tu pareja, y te veré en el porche cuando hayas terminado— Jongin dijo, mientras caminaba por la casa, mirando a su alrededor.


—¿Estás seguro de que estás a salvo con él?—Ho Seok susurró. —Él parece malo como el infierno.


Taehyun se rió entre dientes. —Sí, lo hace, pero también es el tipo que deseas cuidando tu espalda cuando la mierda cae—Taehyun inclinó la barbilla hacia la puerta del patio.
—Todos esos hombres sacrificarían sus vidas por mí y viceversa. No dejes que te intimiden. Son un grupo hosco pero leal a hasta la muerte.


Ho Seok no tenía intención de estar a solas con ninguno de ellos. Se sentó en la mesa, mientras Taehyun salía de la cocina. Miró por la ventana y trató de imaginar a cincuenta de esos hombres y se estremeció ante la idea.
¿Cuántos de los "amigos" de los gemelos se mudarían a Dalton Falls?
Por favor, no dejes que sean cincuenta.

 

—Para ser honesto —Jongin dijo, mientras los dos descansaban en sillas en el porche, mirando el largo tramo de camino rural, que corría delante  de la casa, —Sólo quería verificar tu nuevo lugar.


Taehyun tenía la sensación de que era algo así. Se había marchado hace unos pocos días, y Jongin tenía que meter la nariz en los asuntos de Taehyun. Él estaba siendo duro, sin embargo, porque, con toda honestidad, el alfa había estado ahí para él, más veces de las que podía contar. Tenía  que cortar al hombre con un poco de holgura, pero sus personalidades siempre chocaban.


—Creo que soy demasiado grande para que puedas estar comprobándome.
No había querido que su tono fuera tan hostil, pero de nuevo, esa había sido la rutina normal durante los últimos años. Jongin se sentó allí, tirando de su el labio inferior, mientras miraba al gran césped delantero.


—Es diferente cuando estás empujando para ser alfa y cuando la posición  te es finalmente confiada.
¿No era esa la verdad? Taehyun no se había dado cuenta de cuánto entraba en ser un alfa. Jongin siempre lo había hecho parecer tan malditamente fácil.—Definitivamente, tienes las bolas y el instinto —dijo el alfa.—Siempre supe que tendrías una manada propia algún día.


El hombre suspiró, mientras cruzaba sus manos sobre su estómago.
—Sólo quiero que sepas que, aunque hemos chocado cabezas, si necesitas algún consejo, o cualquier tipo de ayuda, estoy ahí para ti. No lo he hecho todo por mi cuenta, y tú vas a necesitar hombres en los que confíes rodeándote.
—He crecido con los hombres que están dispuestos a seguirme, y hay algunos que conozco mejor que otros, pero una cosa es segura. Aparte de  mi gemelo, sólo hay una persona en quien confío, y sin duda, eres tú —dijo Taehyun.

—Puede que no nos llevemos bien, pero sé que cubres mi espalda.
Jongin asintió. —Definitivamente.
—¿Pero? —Preguntó Taehyun. —No estoy seguro de por qué, pero creo que la palabra flota alrededor.
Jongin sonrió. —Pero tienes que aprender a confiar en tu círculo íntimo. Sé quién planea unirse a ti, y no podrías pedir mejores hombres. Déjalos ayudarte a liderar.


Taehyun suspiró. —Parece que estoy recibiendo charlas por todas partes últimamente. No deberías haber hecho parecer tan fácil ser alfa.
—No lo ha sido—dijo Jongin.—He tenido que tomar decisiones difíciles, y siempre te preguntas en el fondo de tu mente si estás haciendo lo correcto.
Golpeó el estómago de Taehyun, con el dorso de la mano.
—Confía en tus instintos, hijo.


El alfa se paró y luego se estiró. —Nos vamos a casa.
Cuando llegó a la puerta, miró hacia abajo a Taehyun y sonrió.
—Y le diré a Byung Hyun que ustedes dos tienen una pareja y no dijeron nada. Taehyun se quejó. Byung Hyun iba a matarlo por eso.
 
continuara...


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