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87. Seducido por los Gemelos (01) por dayanstyle

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—¿Eso   en   serio   sucedió?   —Jong Bin   preguntó,   mientras   regaba   sus numerosas plantas.


Revoloteaba por la habitación soleada, regadera en mano, alas revoloteando detrás de él. Sólo en su casa o alrededor de la gente que confiaba en verdad dejaba que sus coloridas alas se mostraran. Le había dicho a Ho Seok, que era demasiado peligroso en público. Si sus alas alguna vez eran destruidas, moriría. Era un triste recordatorio de que, mientras que algunos seres sobrenaturales desafiaban las leyes de la naturaleza con su fuerza u otras habilidades, algunos aspectos de ellos eran tan frágiles como en los seres humanos.


—Pensé que estaba muerto anoche —dijo Ho Seok, mientras se dejaba caer en el sofá floral y se limpió la cara. Sus manos aún temblaban, y lo habían dejado hace más de doce horas.
Jong Bin chasqueó la lengua.


—Te dije que mantuvieras una mente abierta cuando me dijiste que ibas a una discoteca, pero no tan abierta que tu cerebro se cayera. ¿Qué estabas pensando tomar un aventón con extraños? ¿No has aprendido tu lección  con Sang Il? Ese bruto debe ser el muchacho del cartel para los machos dominantes y por qué debes permanecer lejos de ellos.


—No necesito una lección.


Tampoco quería que se le recordara su encantador ex.


—No—dijo Jong Bin cuando golpeó una mano sobre su cintura. Parecía ridículo, desde que el hada era tan pequeño. Ellos no crecían mucho, pero lo que les faltaba en altura lo compensaban con impresionante belleza.


—Lo que necesitas es una patada en los pantalones. Tienes suerte de que ellos no querían hacerte daño.
 

Seok tenía la sensación de que ellos lo habrían jodido si hubiera dicho    que  sí, sobre todo Jimin. El chico había sido todo  insinuaciones  y miradas  calientes. Si los dos no hubieran demostrado ser unos  completos chiflados, Ho Seok podría haber reunido el coraje para intentarlo.


—¿Eran guapos? —Jong Bin preguntó, mientras fruncía el ceño suavemente.
—¿Por qué importa? —Ho Seok observó a Jong Bin abrir los ventanales.


Él siempre amó venir aquí. Su mejor amigo era dueño de una pequeña casa de campo, que le recordaba a Ho Seok a los Hobbits. Aunque la casa no estaba escondida debajo de una colina, había un montón de habitaciones, y casi todo era de madera. Había plantas que colgaban por todo el lugar, como si alguien hubiera rociado de polvo de plantas y simplemente habían explotado por todas partes. Le daban al lugar un agradable toque hogareño.


—No hay nada peor que ser abordado por alguien feo, y mucho menos  por dos “alguien”.


Dejó caer su delgado cuerpo en el sofá, junto a Ho Seok y se relajó, cruzando las piernas en los tobillos. —¿Y se están mudando aquí?
—Eso es lo que dijeron.


Ho Seok no estaba seguro de lo que había sido peor, el miedo por el que Taehyun y Jimin lo hicieron atravesar o el interrogatorio que Jun Yeon le había hecho aguantar cuando por fin había llegado a casa. Ambos habían sido igualmente angustiosos.


—Bueno, y vas a evitarlos a toda costa o a follarlos—dijo Jong Bin.
—Yo votaría por follar, a menos que te hayas unido a algún grupo de derechos de virgen, que, después de Sang Il, no te culpo.


Su amigo metió sus brazos detrás de su cabeza, tirando un poco de su cabello largo y rubio de alrededor su rostro. Con el pelo hacia atrás, las orejas puntiagudas se mostraban. La de la izquierda estaba perforada de arriba hacia el lóbulo, haciendo a Jong Bin parecer rudo, lo que no lo era.

 

Su piel era del color caramelo y lo hacía ver extrañamente exótico, pero  de nuevo, las hadas llegaban en todas las formas y colores. En una ocasión había visto a uno con un Moicano púrpura y piel color chocolate.

         
Ho Seok amaba a las hadas. Eran tan únicos como los copos de nieve y eran extrañas criaturas. También eran un grupo muy unido que mantenía a los forasteros... bueno, fuera. La única razón por la que él y Jong Bin eran amigos era porque Ho Seok había ahuyentado a un atacante una noche, cuando Jong Bin había sido acorralado. Ho Seok no era valiente, pero odiaba ver a alguien arrinconado, especialmente, a alguien más bajo que él. Simplemente no estaba bien.


—¿Tú quieres que tenga sexo con dos chicos que me asustaron como la mierda? —Preguntó con incredulidad.


—Más bien asustaron el sentido en ti —dijo Jong Bin.
—No me gustas ahora mismo. Jong Bin sonrió. —Sí, lo hago.
Ho Seok podía sentirse a sí mismo sonriendo. Esto era ridículo. No iba a cazar  a Taehyun y Jimin para tener sexo con ellos. Iba a tomar el primer consejo de Jong Bin y evitarlos a toda costa.


—Podría ser divertido—dijo Jong Bin. —Te puedo decir, por experiencia, que el sexo es increíble. Deberías probarlo alguna vez. Puede convertirte en un fan.


—O podría terminar en un contenedor de basura en algún lugar—dijo Ho Seok.
—Tú no viste lo grandes o lo espeluznantes que eran.
—O cuán magníficos—Jong Bin le guiñó un ojo. —Intenta vivir al límite alguna vez.
Frunció el ceño. —¿Eran humanos?
—No tengo ni idea—Ho Seok se encogió de hombros. —No es como si pudiera olerlo como tú—Se tocó la nariz. —Nariz humana, ¿recuerdas?

 

—Los seres humanos son tan... humanos—dijo Bin y luego agregó:
 —Sin ánimo de ofender. No veo como tu especie vive tanto tiempo como lo hace sin magia o habilidades.


—Tengo la capacidad de disparar un arma —dijo Ho Seok. —Eso va a superar  a cualquier súper ser que me encuentre.


Jong Bin echó la cabeza hacia atrás y rió. El sonido era ligero y despreocupado. —Es cierto, pero nunca has cogido una pistola ningún día en tu vida.


Tal vez había llegado el momento de que Ho Seok aprendiera. Su padre era un experto cazador. Él y sus amigos iban a Alaska una vez al año. Siempre pensó que era una excusa de su papá para escaparse y holgazanear. Tal vez le pediría que le enseñara lo básico. Eso haría que el anciano sonriera y  Ho Seok se sintiera mejor al saber que tenía algunas habilidades en su haber.


El problema era que sabía que no iba a llevar un arma por ahí con él. Con suerte, accidentalmente se dispararía a sí mismo. Un Taser podría ser más su estilo. Al menos podía ocultarlo, pero podría ser que no derribaría nada grande. Sin embargo, podría cabrearlo. Había un montón de cosas grandes que vivían en Dalton Falls, aunque la ciudad se componía principalmente de sobrenaturales tranquilos.


—He sobrevivido veintiún años—Ho Seok palmeó la pierna de Jong Bin. Con suerte sobreviviría hasta una edad avanzada.


—Y con esa nota, me voy. Tengo que hacer unos recados.


—Como perseguir a esos buenorros y arrojarte a ellos—dijo Jong Bin  mientras deslizaba sus piernas con elegancia del sofá y se sentaba.
—En serio, Ho Seok. Ten sexo.
—Voy a tomar tu consejo en consideración.
—No, no lo harás—Jong Bin le había dicho como si su estado virginal fuera una causa perdida.

 

—No voy a empujarte a ellos. Todo lo que estoy diciendo, es que tomes   la oportunidad,  si no  es  con ellos,  entonces  con  alguien.   Necesitas experimentar el amor al menos una vez en tu vida.  


—Pensé que estábamos hablando de sexo.


—Es lo mismo. He caído enamorado de todos los hombres con los que he tenido sexo. Aunque me he desenamorado justo después.
Jong Bin sonrió. —Es una experiencia fascinante que debes intentar.
—No tienes remedio —dijo Ho Seok, mientras se dirigía a la puerta.
—Exacto —Jong Bin dijo, antes de que Ho Seok saliera a la luz del sol, cerrando la puerta detrás de él.
 
 
Jimin sonrió, mientras aparcaba en la acera en frente de Bungle Hardware. Taehyun lo había enviado a la ciudad por algunos suministros. Algunas cosas necesitaban ser arregladas de su nuevo hogar. Vio a Ho Seok caminar hacia él. El humano todavía no lo había visto.


Se deslizó fuera de su Charger y se apoyó en ella, cruzando los brazos  sobre el pecho. Sabía que Ho Seok estaría cabreado de verlo, pero no le importaba. Su mirada se bebió el cuerpo esbelto de Ho Seok, con el  pelo castaño claro, con la boca de Cupido, y los ojos de color verde oscuro. Estaba poniéndose duro sólo mirando al chico. Ho Seok estaba mirando hacia abajo en su teléfono y casi pasó a Jimin. Se aclaró la garganta.
La cabeza de Ho Seok subió, y luego sus ojos se abrieron como platos antes de que se estrecharan. —Tú.


—¿Cuál yo?—Jimin bromeó.
La mayoría de la gente tenía problemas para diferenciarlos. Habían logrado engañar a sus padres en más de una ocasión.

 

 La única persona que nunca pudieron engañar era a su hermana pequeña, Sulli.  Ella podía decir quién  era quién con  los ojos  vendados.   Jimin quería ver si  Ho Seok podía.  El  chico  lo  miró  durante un  largo  momento  y luego sonrió. —Jimin. —¿Cómo      lo    adivinaste?—Jimin estaba  impresionado, y  un  poco caliente.


Ho Seok metió el teléfono en el bolsillo de atrás.
—Porque sigues mirándome como si yo fuera tu almuerzo—explicó.
—Taehyun no me mira de esa manera, no con interés abierto como tú lo haces.

Jimin asintió. —Taehyun es más sutil, mientras que yo no tengo ningún problema en dejar que alguien sepa cuán interesado estoy en ellos.
Se apartó del auto y se acercó más, pero Ho Seok retrocedió. El chico parecía como si pudiera desmayarse en cualquier segundo. Por Dios, Jimin no era tan aterrador. Al menos no estaba tratando de serlo.


—Relájate, no voy a atacarte, ahora mismo, en la calle.
—¿Pero me atacarías si no hubiera ningún testigo?
—Eso no es lo que quise decir—dijo Jimin. —Solo, cálmate.


Jimin sabía por qué Taehyun había asustado a Ho Seok y por qué había jugado a ello, pero para ser honesto, no le gustaba que su pareja tuviera miedo de él. Su lobo gimió por acercarse, pero Jimin sabía que tenía que tomarlo lentamente.
—¿Qué deseas?
Esa fue una pregunta capciosa. Jimin quería todo de Ho Seok, pero por  ahora, quería ver la sonrisa del chico, oírlo reír.
—Un millón de dólares. ¿No lo llevas en tu bolsillo? Ho Seok rodó los ojos. —Cursi.

 

—Me preguntaba si me mostrarías la ciudad. Si no lo averiguaste ayer   por la noche, soy nuevo aquí —dijo Jimin.
—Mentira —dijo Ho Seok, con el rostro apretado. —Ustedes actuaron como si no supieran dónde estaba Dalton Falls, pero Taehyun condujo aquí sin ninguna instrucción de mi parte. Muéstrate a ti mismo los alrededores, gilipollas.


Ho Seok comenzó a alejarse, pero Jimin se movió hasta que bloqueó al chico.


—Un amigo de la familia vive aquí—Levantó las manos. —Esa es la pura verdad. Pero nunca antes hemos explorado la ciudad, no como residentes. Sería buena idea realizar un recorrido de un residente nativo.


—Pídele a tu amigo que te muestre los alrededores—dijo Ho Seok, mientras su rostro se ensombreció. —No confío en ti o en tu gemelo, no después del truco que ustedes hicieron.


Jimin vio a un hombre salir de la ferretería, con un niño a cuestas. El desconocido miró entre ellos, antes de caminar a su auto. Podía oler a gato en el tipo. Era una especie de shifter. Jimin se metió las manos en los bolsillos delanteros, haciendo todo lo posible para parecer menos intimidante.


—¿Podemos empezar de nuevo?
Un ceño arrugado apareció entre los ojos de Ho Seok. —¿Por qué estás presionando tanto para que seamos amigos?


Porque eres mi pareja, y de Taehyun. —Pareces un tipo bastante agradable, y por lo que me dijo mi amigo, esta ciudad no acepta a los extraños.


—¿Y cómo sé que puedo confiar en ti? —Ho Seok le preguntó, su tono lleno de vacilación, mientras la sospecha destelló también.
—Ustedes dos parecían agradables anoche, hasta que me  metí en el    auto.
¿Qué pasa si lo haces otra vez?

 

Jiimin cruzó su corazón con el dedo. —No sucederá de nuevo. Lo juro.
 Ho Seok se apartó un mechón de pelo de la cara, y miró a su alrededor.        
—¿Qué quieres conocer?


—¿Podemos caminar y hablar? —Le preguntó Jimin. Se hizo a un lado para permitir que Ho Seok se moviera adelante y luego se quedó a su lado, cuando su pareja empezó a caminar.


—No estoy seguro de si este lugar será una opción perfecta para ti—Ho Seok dijo, mientras sonreía a una pareja que pasaba junto a ellos. La mujer le sonrió a Ho Seok. El hombre miro de reojo a Jimin, antes de oler el aire, y luego frunció el ceño. Ho Seok parecía ajeno a todo esto.
—¿Y por qué es eso? —Preguntó.
—Porque este pueblo es... diferente—Ho Seok se detuvo y miró a Jimin,  esos ojos verdes lo cautivaron. Por un segundo, Jimin se perdió en ellos.
—¿Qué?
—Sólo estoy tratando de entenderte —dijo Ho Seok. —¿Cuál es tu ángulo?
—No tengo un ángulo—dijo Jimin. —Sólo soy propietario de un nuevo negocio y nuevo residente, que no conoce a nadie aquí, aparte de Taehyun, a nuestro amigo, y a ti.


Ho Seok se inclinó hacia un lado, mientras metía los brazos sobre su pecho, mirando a Jimin. Sabía que él y su hermano habían roto la confianza de Ho Seok. Fue un precio, que Taehyun había estado dispuesto a pagar, para enseñarle a su pareja una lección. Jimin, por el contrario, estaba molesto porque tenía que ganarla de nuevo. Taehyun pudo haber encontrado otra manera de enseñarle a Ho Seok sobre “tomar aventones de extraños”.
—Todavía siento como que estoy siendo objeto para algún tipo de broma— dijo Ho Seok y luego suspiró pesadamente.


—Está bien, vamos a empezar de nuevo, pero jódeme así de nuevo, y mejor te olvidas de que existo.

 

—Lo tengo. —Jimin sonrió. —No joderte.
Ho Seok dio un bajo, e impresionante gruñido    para un ser humano. —Deja de mezclar mis palabras. 


— ¿Así que podemos joder? —Jimin seguro como el infierno que lo planeaba. Sólo tenía que conseguir poner a Ho Seok a bordo, y eso iba a tomar mucha sutileza y cortejo algo que él estaba dispuesto a hacer. Jimin nunca había trabajado tan duro por un hombre en su vida. Pero este no era cualquier hombre, y estaba dispuesto a ponerse en el trabajo.


—Eso no es lo que quise decir—Ho Seok destruyó la esperanza de Jimin.
—Es cerca del mediodía. ¿Has almorzado?
—Todavía no—Jimin le sonrió a Ho Seok.
—Se suponía que debía recoger algunos suministros de la ferretería para Taehyun, pero estoy seguro de que puede esperar.


Él iba a tener que hacerlo. Jimin quería pasar tiempo con Ho Seok, para aprender más sobre él. Tal vez incluso llamaría a Taehyun para dejar que su hermano supiera que estaba almorzando con Ho Seok. Nah, Jimin necesitaba conseguir que su pareja estuviera más cómodo a su alrededor, antes de añadir a su gemelo a la mezcla. Un gemelo a la vez era el camino a seguir.


—Podemos ir a Carla´s. Tienen el mejor pastel en el área triestatal.
Ho Seok lo miró, con el rostro moderadamente alegre. Jimin no dijo una palabra, mientras su pareja lo llevaba al otro lado de la calle, al restaurant en Naples Avenue. Vidrio oscuro teñía las ventanas, y un letrero de neón anunciaba el mejor café de la ciudad.


Jimin sostuvo la puerta abierta, para Ho Seok, mientras ambos entraron en el lugar. Fue cegado momentáneamente, esperando a que sus ojos se acostumbraran a la penumbra, cuando una anfitriona sonrió y le preguntó:
—¿Sólo dos?

 

Jimin asintió, mientras se frotaba los ojos y luego la siguió y a Seok, a  una cabina en el extremo derecho del restaurante. Era un sitio normalito igual que el restaurante en Villa Kim. Nada especial, pero un paso adelante    respecto a la comida rápida.


—Su mesero estará con ustedes en breve—les dijo, batiendo sus ojos a Jimin, antes de girar y alejarse, sus caderas balanceándose con cada paso que daba.


—Yo no la miraría demasiado duro —dijo Ho Seok con voz tensa. —Me han dicho que Rose se ha acostado con todos los hombres de la ciudad. A menos que te guste ese tipo de cosas.


Jimin escondió su sonrisa. Ho Seok sonaba celoso. A él le gustaba eso. Se aclaró la garganta y volvió su mirada hacia su pareja, que estaba sentado rígidamente, la piel alrededor de sus labios apretada.


—Bueno, ya dejaste claro que no tenía ninguna oportunidad contigo.
—Esto fue un error—Ho Seok se puso de pie. Jimin levantó su mano.
—Sólo estaba bromeando. Siéntate—Hizo un gesto con la mano hacia el asiento. —Relájate y diviértete un poco.


Ho Seok se sentó y se relajó visiblemente mientras recogía el menú.
—Lo siento. Supongo que sólo estaba... No estoy seguro de lo que estaba esperando, y me tiene tenso.
—No tienes nada más que esperar, que una buena conversación y unas
cuantas risas. “Amigos almorzando”, Ho Seok. Nada más.
Jimin comenzó a decir algo más, cuando notó que Ho Seok se tensaba. Siguió la mirada de su pareja para ver a un hombre de pie, cerca de la anfitriona, con la cara moteada de ira.
—¿Lo conoces?
El desconocido parecía un abogado, con su caro traje y zapatos brillantes. Su cabello estaba peinado a la perfección y exudaba arrogante autoridad.

 
Por  lo  que  vio  Jimin,  el  tipo  también  tenía  un  infierno  de     buena construcción.


Los ojos verdes de Ho Seok parpadearon, del extraño a Jimin.


—No—dijo rápidamente, y Jimin lo reconoció por la mentira que era.
Su lobo gruñó, mientras Jimin miraba sobre su hombro una vez más. Definitivamente había algo sobre el extraño que asustaba a Ho Seok.
Y cuando su almuerzo hubiera terminado, él iba a averiguar qué era ese algo.
 
continuara....

Notas finales:

dejen rw


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