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Siempre fuiste mi meta por DeiitaElric

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Un par de horas después iba de camino al edificio del Hokage, cuando escuchó como lo llamaban. Dio un respingo al reconocer la voz.

- ¡Sasuke, espérame!

Miró por encima de su hombro y vio cómo Naruto se acercaba corriendo. No se detuvo. Naruto por fin lo alcanzó y empezó a andar junto a él, manteniéndose en silencio mientras recuperaba un poco el aliento.

- Te he estado buscando. ¿Dónde estabas? – había un ligero tono de preocupación en su voz.

- No tengo que darte explicaciones.

- ¿Pero por qué te fuiste de mi casa a hurtadillas?

- Te repito que no tengo por qué darte explicaciones. - Naruto lo miró con el ceño fruncido y no pudo evitar suspirar. Sasuke lo miró de reojo un momento, y entonces habló. - Dobe, solo fui a casa a dejar mis cosas y a comer algo que no fuera ramen.

- Podría haber ido contigo. – Replicó Naruto.

- Lo sé.

Hubo un pequeño e incómodo silencio entre ellos, que Naruto decidió romper.

- Entonces tu casa ya está libre, ¿hm?

- Hm.

Otro pequeño silencio.

- No te han dicho nada, ¿verdad? – ante la negativa, Naruto continuó - Vayamos junto Kakashi-sensei, entonces, a ver si ya sabe algo.

 

Nada más llegar, Kakashi los puso al día.

- Esta mañana llegó un mensaje de una patrulla que envié tras una pista. Parece ser que estos eran más fuertes que los que enfrentasteis vosotros, están teniendo problemas para atraparlos. Debemos esperar más noticias.

- ¿Por qué no nos has avisado? - Sasuke chasqueó la lengua, molesto. – Voy a ir yo mismo.

- No. – replicó el Hokage.

- ¿Por qué no? – su ceño se frunció al máximo mientras hablaba.

- He dicho que les está costando, no que no podrán con ellos. En lo que tardarías en llegar hasta allí ya estaría todo solucionado.

Tenía razón, pero no participar en algo que tenía que ver directamente con él… era completamente… molesto. No soportaba quedarse sin hacer nada.

- Por el momento, descansad y estad preparados. Cuando sepa lo más mínimo, mandaré a alguien a buscaros. – dijo el Hokage mientras cogía unos papeles, mirándolos con cara de cansancio. Tenía cientos de esos papeles encima del escritorio.

Naruto sonrió; al ver esas cosas, se le quitaban un poco las ganas de convertirse en Hokage. Giró hacia Sasuke y se fijó en la expresión de impotencia que tenía. Sabía lo horrible que era la idea de no poder hacer nada tratándose de algo personal. Se acercó a él y le puso una mano sobre el hombro.

- No te preocupes, seguro que lo recuperan.

Sasuke se sacudió la mano de encima.

- No necesito tu compasión.

Naruto bufó, molesto. Se dio media vuelta, caminando hacia la puerta. Levantó una mano en forma de despedida, sin mirar atrás.

- Nos vemos, Kakashi-sensei.

Sasuke se quedó allí plantado, mirando la puerta que se cerraba tras la espalda del otro.

- Veo que seguís peleándoos por todo.

- No pretendía…

Kakashi levantó la mirada, sorprendido.

- Ehh… bueno. Ya sabes cómo es, rápido se le pasará – sacudió una mano queriendo quitarle importancia – Siempre habéis sido así.

- Supongo... – Kakashi mantuvo el silencio, sorprendido y curioso. – que nada ha cambiado.

- Definitivamente algo ha cambiado – El chico lo miró, sin expresión en su cara, pero con extrañeza en sus ojos. – No estarías aquí si no fuera así. – Y Sasuke sabía que “aquí” significaba varias cosas.

- ¿Y qué hago aquí?

- ¿Por qué te fuiste? – sabía que hablaba de la última vez.

- Por varias razones.

- ¿Y por qué has vuelto?

- Por… las mismas razones.

- ¿Y por qué volviste después de la guerra?

- Por… - Naruto. Su nombre se atragantó y no salió. Suspiró. – él. Pero he estado lejos mucho tiempo, y ahora no tengo mi venganza, no tengo…

- Refugio – completó su antiguo maestro. Aunque sus situaciones hubieran sido distintas, entendía a ese chico como si se estuviera viendo en un espejo. – Lo que no tienes es un refugio donde esconderte. ¿Pero crees que lo necesitas? ¿De verdad crees que necesitas esconderte de Naruto?

- No es que me fuera a dejar, de todos modos.

- Cierto. - Kakashi soltó una pequeña carcajada. - ¿Y cuál es el problema? – miró al chico con su expresión habitual – Si sientes que te falta algo. Búscalo. Y deja a tus amigos ayudarte con ello. - Sasuke no contestó. Miró a Kakashi a los ojos. Le resultaba extraño verlo sin su ojo tapado, o sin su sharingan. A él también le faltaba algo. Escuchó cómo suspiraba bajo la máscara – Escucha... Yo no te juzgo. Nunca te he juzgado por ser como eres. Pero no te cierres. – Kakashi apartó la vista, mirando por la ventana - Yo también perdí a mucha gente importante para mí y me refugié en mí mismo para no sufrir. Pero así solo me lo estaba perdiendo todo. No dejes que te pase lo mismo. – lo miró a los ojos con esto último - Yo os tuve a vosotros tres como alumnos, y me disteis muchos dolores de cabeza, pero aprendí a quereros. Dejé que entrarais en mi vida y no me arrepiento. Abristeis una puerta que ya no quise cerrar. – se inclinó sobre la mesa y lo miró fijamente – Sé que es difícil, créeme, pero… Deberías intentar perdonarte a ti mismo, Sasuke.

- Ya, ¿cómo?

 

 

- Será… – Naruto vagaba sin rumbo por la villa, molesto. Había salido del despacho del Hokage sin saber a dónde se dirigía y había acabado caminando por la calle principal.

- ¿Naruto? – detuvo sus pasos y se encontró con Sai y Sakura, mirándolo fijamente, asomados entre las telas del local donde se encontraban. - ¿Qué ha pasado?

- Sasuke.

- Eso lo explica. – dijo el chico. Sakura le hizo un gesto para que se uniera a ellos. Naruto se sentó con sus amigos y les explicó la situación.

- No te lo tomes a pecho, ya sabes cómo es.

- Pero después de todo lo que hemos pasado… me cabrea. – dijo el chico, apretando los puños – Le he demostrado de sobra que siempre estaría ahí. No me he dado por vencido con él nunca a pesar de… ¡todo! – continuó, levantando los brazos exasperado - Porque sé que él no es así… Sé que se refugiaba detrás de su venganza, pero ahora… Lo tengo aquí, en casa, pero sigue sin dejarse querer. – suspiró.

- Naruto… - sus amigos lo miraron fijamente, poniendo una mano cada uno en uno de sus brazos.

- ¿Qué? No… no me refiero a eso… - suspiró. – Quiero que me deje ser su amigo. Creía que… - volvió a suspirar – Aquel día, en el valle del fin, se abrió conmigo y expresó con palabras lo que sentía…  y creía que había dejado esa puerta un poco abierta, por eso no entiendo que me la cierre en las narices.

- Ya sabes cómo es, no es de los que hablan de sí mismos. Tiene su propio mundo.

- Pero no le pido que salga de él, solo que me deje entrar – pasó una mano por su pelo y apartó la vista hacia el suelo – No… le pido que hable, lo que necesito es que me deje estar a su lado.

- No lo entiendo – Sai lo miraba fijamente.

- Sé que es raro, pero muchas veces… solo con mirarlo a los ojos, puedo entender cómo se siente. Aunque no sepa por qué se siente así. Tenemos esa conexión, esa empatía… Claro que prefiero que lo exprese, pero me importa más que me deje estar a su lado… - Sus amigos seguían mirándolo fijamente, con las cabezas ligeramente ladeadas. Se rascó una mejilla, pensando en cómo explicarlo. – Es… como si una persona te contara todos sus problemas… y luego se fuera, sin más. Sin dejarte siquiera dedicarle unas palabras de consuelo.

- Nunca lo había pensado así – los ojos verdes de Sakura se posaron en él. Naruto pudo ver que lo entendía – Pero si nos necesita, él sabe que puede contar con nosotros. Especialmente contigo – le puso una mano en un brazo. Naruto suspiró.

 

Cerró la puerta de su apartamento y soltó un “tadaima” al vacío. Suspiró.

- Okairi…

El chico pegó un brinco. Se dio la vuelta y buscó el origen del sonido. Al asomarse vio una cabeza de pelos negros erizados y un rostro pálido, con unos ojos negros de mirada penetrante. Sintió algo en su interior, una calidez indescriptible.

- ¡¿S… Sa… Sasuke?! – obtuvo un gran suspiro como respuesta. - ¿Qué… qué haces aquí? ¿Cómo has entrado? Cerré con llave. ¿Qué haces aquí?

- Lo has preguntado dos veces – Sasuke levantó la mano y señaló con el pulgar hacia la ventana – y has dejado la ventana abierta de par en par, usuratonkachi.

Naruto miró hacia la ventana y se sonrojó levemente. Puso la mano derecha detrás de su cabeza, alborotándose el pelo de la nuca y sonrió. Vio como Sasuke apartaba la vista.

- Pero no has respondido a mi pregunta. ¿Qué haces aquí?

- Eh, bueno, venía a… pedirte disculpas, o algo así – dijo bajando cada vez más el tono de voz.

- ¿Qu… qué?

Sasuke frunció el ceño, molesto.

- Sabía que era mala idea… - Se levantó y se dispuso a irse, pero el rubio lo sujetó del brazo y tiró de él, haciéndolo caer de nuevo en la silla. Sasuke lo miró con unos ojos que podían haberlo matado.

- Lo siento. Solo… no te vayas. – el rubio lo miraba fijamente con sus grandes ojos azules.

Se acomodó en la silla, con el ceño todavía fruncido. El rubio se dejó caer en una silla cercana.

- Lo siento, – repitió Naruto – es que no me lo esperaba. No…

Se quedaron en silencio, mirando la mesa como si fuera la primera vez que veían una. Hasta que el moreno perdió la paciencia.

- ¿No vas a decir nada?

- Yo… lo siento. – miró al otro y le dedicó una pequeña sonrisa, ligeramente nerviosa. - No tienes que disculparte, no debería haber reaccionado así, pero… Sasuke, somos amigos, ¿verdad? No me apartes. No quiero que te sientas solo.

- Nadie ha dicho que me sienta solo. – su voz resonó en un tono más bajo del que pretendía.

- Yo también me siento solo a veces, aún ahora. - Sasuke le miró a los ojos y se encontró con una tristeza azul. Conectaron con entendimiento y esa tristeza se disipó un poco - Pero tener algo de compañía en casa no está mal. Me hace feliz tenerte aquí. – Sasuke lo miraba fijamente con unos ojos tan negros que lo absorbían. – Me refiero… ya sabes… Tener a alguien más en casa… En fin, se siente bien. – continuó, nervioso.

El Uchiha se estiró y una bombilla se encendió en la calle. Naruto miró por la ventana y se levantó.

- Se está haciendo tarde. Voy a preparar algo de comer. ¿Quieres… emm… quieres quedarte? – preguntó. - No sé si ya han acabado en tu casa o si Kakashi-sensei ha dicho algo más, solo digo que, bueno, que puedes quedarte… - farfulló el rubio mientras Sasuke sopesaba sus opciones, sin prestarle mucha atención.

- ¿Por qué no nos quedamos hoy en mi casa? – dijo, como si nada - Kakashi recomienda que permanezcamos juntos, así que... – puntualizó, sin mirarlo a los ojos.

- Pero tu casa… ellos saben dónde vives. ¿No sería…

- Ya se llevaron lo que querían. Además, hay una patrulla ocupándose de ellos en este momento, - puntualizó - y el otro grupo está entre rejas.

- ¿Entonces para qué…? - Naruto se arrepintió al momento.

- Era una sugerencia. Tampoco es que yo quiera estar con un idi… - dijo, apartando la cara y levantando el mentón.

- Vamos.

- ¿Qué? – ahora miraba a Naruto fijamente.

- Vamos. – se acercó y tiró del brazo del otro para que se levantara - A tu casa.

- ¿No acabas de decir…?

- Lo ha dicho el Hokage, ¿no? Y será más fácil si tenemos que salir rápido a por ellos o algo – respondió el entusiasmado ninja mientras seguía tirando de su amigo hacia la puerta - Además, siento curiosidad por ver tu casa, aún no he tenido la oportunidad de entrar.

El Hokage, sí. Tendría que evitar que Naruto hablara sobre eso con Kakashi. Se sintió estúpido por mentir a Naruto, pero…

Cuando llegaron, el rubio abrió sus ojos azules al máximo. Aquello era hermoso. El abanico que simbolizaba al clan estaba por todas partes en esa preciosa casa de madera. Empezó a andar, mirando por todos los rincones. La casa tenía un jardín muy bien cuidado y unas amplias habitaciones. Pero todo se veía tan vacío… Sasuke se quedó apoyado contra el marco de la puerta, observando como su compañero inspeccionaba las estancias cercanas. No entendía cómo podía tener tanta energía. Cuando quedó satisfecho, Naruto lo miró y le dedicó una sonrisa.

- Tu casa es preciosa, Sasuke. - Este se encogió de hombros como respuesta.

- Iré a preparar algo de cenar. Te sentará bien comer algo que no sea ese veneno envasado al que tú llamas ramen.

Naruto soltó un gritito ofendido.

- Oyeee. Me encanta ese “veneno”.

- Siempre has tenido mal gusto.

- Sí, definitivamente debo tenerlo – el tono sarcástico de su voz y esos ojos azules clavados directamente en él le produjeron un nudo en la garganta. Se lo tragó.

- Eres... un idiota. – susurró Sasuke mientras se giraba y se dirigía hacia la cocina. Escuchó como Naruto soltaba una risita antes de seguirlo.

- ¿Qué hago? – se remangó las mangas de la chaqueta mientras paseaba la mirada por la cocina.

- Por ahora, mantenerte alejado de mi cocina.

- ¿Eh? ¿No quieres que te ayude?

- No. – Naruto le dedicó una mirada con el ceño fruncido – Eres mi invitado, yo me encargo. – abrió la nevera, buscando los ingredientes - La próxima vez.

Naruto sonrió ampliamente. La próxima vez. Sonaba bien.

 

Mientras dejaba la comida al fuego, se asomó por la puerta, apoyándose en el marco mientras veía a Naruto en el jardín, entrenando. Su chaqueta estaba tirada de cualquier manera en una de las piedras. Su cinta resplandeciendo sobre ella. Había oscurecido ya y la luna estaba brillante en el cielo. Después de una última mirada al concentrado ninja, volvió a la cocina. Minutos después, Naruto apareció junto a él, respirando exhausto.

- Ahora me muero de hambre – soltó una risita mientras inspeccionaba qué estaba haciendo el otro chico. – ¿De verdad no quieres que te ayude? Parece que cocinar lleva más tiempo del que pensaba. – ladeó la cabeza inocentemente.

- Ya casi está. Puedes darte una ducha, si quieres, mientras acaba de cocinarse.

Le indicó dónde estaba el baño y el rubio se encaminó hacia allí rebuscando en su mochila. De repente, paró en seco e hizo una mueca. Volvió a la cocina, asomándose por la puerta.

- Emmm… Oye, - Sasuke lo miró, interrogante - he cogido la mochila de las misiones sin mirar lo que tenía dentro y no tengo ninguna camiseta. Volveré a mi apartamento y estaré aquí enseguida. – Naruto vio como Sasuke tapaba la olla y se dirigía hacia él. Le dejó paso.

- Seguro que tengo algo que pueda dejarte.

- ¿Eh? ¿Estás seguro? No me importa volver. – siguió al chico hasta su habitación y se quedó plantado en la puerta. – Hala. Solo tu habitación es la mitad de mi apartamento.

Sasuke le dio una camiseta, las más grande que tenía, y volvió a la cocina, sin responder. Naruto entró en el baño y comprobó que era igual que el resto. Todo en esa casa parecía estar perfectamente limpio y ordenado. Se sentía bien. Era la primera vez que pasaba la noche en casa de otra persona. Y era nada más y nada menos que la casa de Sasuke. Se sentía muy bien. Al cabo de unos minutos, salió del baño vestido con unos pantalones cortos, su camiseta negra prestada, y una gran sonrisa en la cara. Avanzó por el pasillo y movió su nariz, allí empezada a oler tremendamente bien. Despacio, se fue acercando a la cocina. Allí vio al moreno probando la comida.

- Mmmmm, huele muy bien.

Sasuke se dio la vuelta y vio una cabeza de un rubio intenso, con el pelo todavía mojado y unas gotitas desprendiéndose de sus desordenados mechones. Bajó un poco la mirada y se encontró con unos bonitos ojos azules que lo miraban contentos, y un poco más abajo se topó con una gran sonrisa radiante. No fue consciente de cuánto tiempo estuvo allí, quieto, mirándolo. Cuando quiso darse cuenta el otro chico ya estaba junto a él. Sintió cómo le cogía la muñeca suavemente pero firme, y se quedó completamente quieto, viendo cómo se inclinaba sobre él. Naruto puso sus labios sobre la cuchara que tenía en la mano y sorbió un poco.

- ¡Oh! Está muy rico – el rubio levantó la mirada, el moreno seguía sin moverse – ¿Sasuke?

- ¿Hm?

- ¿Estás bien? – ladeó la cabeza y frunció ligeramente el entrecejo. Sasuke le dio la vuelta a la cuchara y golpeó su cabeza con el mango. – ¡Ay!

- Usuratonkachi.

Naruto se frotó el golpe mientras Sasuke le daba la espalda, volviendo a centrar su atención en la comida. Le indicó a Naruto dónde podía coger unos cuencos para servir la comida. Cuando todo estuvo listo, se sentaron el uno enfrente del otro y empezaron a comer.

- ¿Sabes…? – Empezó a decir. El moreno lo miró, esperando cualquier tontería que pudiera salir de su boca. - Esta es la primera vez que alguien cocina para mí. – Vio como le dedicaba una gran sonrisa – Gracias, Sasuke.

Este se lo quedó mirando un momento, hizo un ruido con la garganta parecido a un gruñido y siguió comiendo.

 

Había habitaciones libres de sobra, pero Sasuke preparó un futón para Naruto al lado de su cama. Minutos después, los dos estaban metidos entre sus respectivas sábanas. Todo estaba en silencio. Había tal silencio allí, que Naruto sintió un nudo en el estómago. Su voz rompió por fin el ambiente.

- ¿Te puedo preguntar algo? – miró de reojo al moreno, y al no obtener respuesta, se lo tomo como un sí. - ¿Qué fue lo que se llevaron? - El moreno frunció el ceño y siguió en silencio. Naruto se incorporó para mirarlo. - No tienes que contármelo si no quieres, pero si quieres hablar…

- Se llevaron algo de mi hermano.

Naruto cerró la boca. Había metido la pata.

- Oh. Lo siento, no debería haber preguntado. – se volvió a tumbar en el futón.

El moreno suspiró y se estiró, poniendo las manos detrás de la cabeza.

- Tú conoces la verdad sobre Itachi. Sabes… - se interrumpió - Lo que se llevaron es un objeto sin ningún valor aparente, pero para mí representa su sacrificio.

Naruto se volvió a incorporar y lo miró. Se sentía mal por haber hecho que hablara sobre algo tan doloroso para él. Pero había hablado, y no podía sentirse mal por eso.

- Si no tiene valor, ¿por qué alguien querría llevárselo?

- No lo sé. No tiene sentido.

Naruto mantuvo el silencio un momento.

- No tenías por qué contármelo.

- Lo sé. Quería hacerlo. – dijo mirándolo de reojo desde su cama. Naruto sonrió ante aquello. Aunque realmente no le había dicho qué era, algo era algo.

- Gracias.

El silencio volvió a reinar, pero con un ambiente diferente. Varios minutos después, Sasuke seguía sin tener ni una pizca de sueño. Escuchó el ruido del roce de la ropa cuando Naruto se movió en su futón. Sasuke bajó su vista y vio que Naruto se había puesto de espaldas a él. Abrió mucho los ojos y sus pupilas se dilataron al máximo. El símbolo de su familia. En su espalda. En la espalda de Naruto. No había caído en la cuenta de que le había dado una de sus camisetas, y prácticamente todas tenían ese símbolo. Nunca hubiera pensado ver a Naruto con el símbolo de los Uchiha. Era extraño, y al mismo tiempo aquella tontería… le revolvió algo dentro.

- Naruto. - No obtuvo respuesta. - Usuratonkachi. – Insistió, sabiendo que el rubio saltaría ante el insulto si lo oyera. Poco a poco se levantó y se acercó a él sin hacer ruido. Se agachó y acarició el logo en la espalda de su amigo. Soltó un pequeño suspiro. Miró la cabeza rubia de pelo desordenado y acercó su mano a ella. Enredó sus dedos allí, tal y como había querido hacer al verlo recién salido del baño.

- Ojalá supiera qué pasa por tu cabeza – susurró, todavía acariciando el pelo de su amigo. Se iba a levantar para volver a su cama cuando una mano lo agarró y lo arrastró. Antes de que se diera cuenta, tenía a Naruto con un brazo sobre él, la cabeza dorada en su hombro y una pierna morena estirada sobre las suyas. Miró hacia el rubio y vio que sonreía. “¿Cómo diablos he acabado así?” pensó, totalmente inmóvil. Decidió esperar un poco para salir de ahí; temía despertarlo. Ni siquiera se dio cuenta de cuándo se quedó dormido.


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