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Siempre fuiste mi meta por DeiitaElric

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Notas del capitulo:

Hi! Aquí estoy de nuevo!

Aquí os dejo un nuevo capítulo :D

Por cierto, he hecho un backup de esta historia en AO3 por si esta página me vuelve a dejar tirada. Voy a ir actualizando a la vez que aquí, así que si veis que pasan los días y no actualizo aquí, podéis ir a ver allí.

(https://archiveofourown.org/works/24734260/chapters/59792479) (Siempre fuiste mi meta (Narusasu) por DeiitaElric)

Naruto estaba viendo cómo Sasuke perdía la paciencia. No supo cómo duró tanto. Veía como sus hombros empezaban a temblar y su cara se empezaba a llenar de tics por el enfado. Hasta que ya no aguantó más. El sonido de la bofetada que le propinó al prisionero resonó en toda la habitación. A punto estuvo de caerse de la silla. Naruto quiso acercarse y tranquilizarlo, pero vio como el ninja levantaba la cabeza hacia el moreno. “Es tu oportunidad”. Se fijó en la mirada que le echó a Sasuke, llena de odio, y luego su cara se quedó quieta en una mueca. Lo había conseguido. Apenas unos segundos después volvió en sí.

Después de escuchar lo que decía, Naruto se sentía confuso. ¿Qué plan? ¿Seis qué? Empezó a sentirse mal. Aquello parecía más grande de lo que había pensado. Cuando oyó como mencionaba a Itachi, sí que se acercó. Le rozó un hombro. Cuando sus ojos se encontraron, el moreno suavizó su expresión y salió de la sala sin decir nada.

Miró a las personas que había allí presentes un momento, dudando. Al cabo de unos segundos, salió en busca de Sasuke y lo encontró sentado en un asiento con la cara tapada por su mano. Odiaba verlo así. Cuando Sasuke se fue, él no podía sentirse peor. Tenían que hacer algo. Con un suspiro, abrió la puerta para volver a entrar. Pudo ver como alguien más había cogido las riendas del interrogatorio.

- ¿Por qué lleváis bandanas con el símbolo de la aldea que él creo?

- Quiere arrebatarle todo lo que alguna vez fue suyo. Es todo parte del plan.

- ¿Cuál es ese plan del que hablas?

- Lo único que sé es que es necesario reunir unos 10 objetos y obtienes un poder inigualable. Y eso es lo que va a conseguir, no podréis hacer nada.

Naruto abrió los ojos al doble de su tamaño. Definitivamente aquello era más grande de lo que pensaban. Mucho más grande. Salió de la habitación de inmediato y corrió en dirección al edificio del Hokage. Entró por la ventana, no había tempo para la educación.

- Kakashi-sensei, esto es grave.

Vio que Sasuke también estaba allí, genial, así solo tendría que decirlo una vez. Lo soltó todo, sin saltarse una palabra. Vio como la cara de Sasuke perdía el poco color que tenía en ella, y como Kakashi se ponía tenso y apretaba la mandíbula debajo de su máscara.

- También han comprometido a ambu.

- ¿Qué? – preguntaron los dos al unísono. Sasuke se sintió irritado. Aquello se estaba poniendo muy feo. Solo les quedaban 4, y él no tenía ni idea de dónde podían estar, no creía que nadie lo supiera.

- Quien hizo posible que el grupo de ese hombre burlara la barrera tiene que estar ahí. Ellos son los que conocen las entradas y las salidas – Kakashi se pellizcó el puente de la nariz, cansado. - Reuniré toda la información que pueda y mañana a primera hora trazaremos un plan para encontrar al causante de todo esto. Vosotros dos formaréis parte de esta misión, volved a casa y prepararos.

- De acuerdo – dijo Naruto y miró al moreno desde la ventana antes de salir por ella.

Sasuke se quedó allí en medio, con el puño y los labios apretados. Odiaba no poder hacer nada.

- Sasuke, vamos, vete a casa. Ahora no puedes hacer nada más. Descansa. Mañana será un día muy largo. - El moreno lo miró. Kakashi sintió un pinchacito en el corazón, se le veía derrotado.

- Debí… haberlo protegido mejor.

- No pensabas que tuviera ningún valor, no puedes sentirte culpable por eso.

El moreno asintió, aunque esas palabras no lo calmaron en absoluto.

- Por lo menos, les será un problema abrir la caja que lo contiene. - Kakashi lo miró con duda en sus ojos. - Solo se puede abrir con el Mangekyou.

- Bien hecho. Quizá así ganemos algo de tiempo. Pueden destruir la caja nada más tenerla, pero tenemos algunas posibilidades de que se lo piensen dos veces.

Sasuke asintió y salió por la puerta, despacio. ¿Qué iba a hacer ahora? Caminaba absorto en sus pensamientos cuando se encontró al rubio sentado en un banco. Tenía la cabeza baja, mirando al suelo. Se acercó a él y le dio un toque en el hombro para llamar su atención.

- ¿Qué haces aquí?

- Te estaba esperando. – le respondió el rubio levantando un poco la cabeza.

Al ver que el rubio no se levantaba, decidió sentarse a su lado.

- Sasuke. - El moreno lo miró, Naruto estaba actuando de una manera extraña. - ¿Puedo pedirte una cosa? – continuó hablando.

- ¿Qué quieres?

- ¿Podría volver a quedarme en tu casa? – notó como evitaba mirarlo a los ojos, pero habló con confianza. - Bueno, no, ¿sabes qué? Voy a quedarme contigo, porque quiero apoyarte en esto y no te voy a dejar solo. – lo miró de reojo para ver su reacción, pero Sasuke permanecía impasible - Preferiría que estuvieras de acuerdo, pero si no es así me da igual. – su actitud titubeó, mirando hacia otro lado – De hecho, Kakashi-sensei no…

- Deja de farfullar, dobe. Puedes venir. – le interrumpió el otro. Naruto giró la cabeza de golpe hacia él, mirándolo con los ojos brillantes. – Kakashi me acaba de…

- ¿De verdad? – le interrumpió el otro, con los ojos todavía brillantes. No le importaba la razón, Sasuke estaba de acuerdo y era cuánto importaba. Sasuke asintió. Naruto se levantó del banco de un salto y agarró la mano de su compañero, tirando de él para que se levantara.

- Vamos, te invito a cenar – le dijo el rubio con una gran sonrisa en la cara.

- Está bien, pero yo elijo el sitio. - El rubio volvió a sonreírle, dándole a entender que estaba de acuerdo.

 

 

Cenaron en un pequeño restaurante con buena comida. Pasaron toda la cena hablando de los viejos tiempos, de las aventuras que habían vivido cuando eran más jóvenes. Rieron juntos, y Naruto se sintió fascinado al oír la risa de Sasuke.

- Nunca te había oído reír así. Bastardo, hasta tu risa es bonita. – le dio un golpe en el brazo con la parte posterior de la mano - Deberías reírte más.

El moreno agarró lo primero que encontró en la mesa, que resultó ser un poco de pan, y se lo tiró a la cara. El rubio atrapó con su boca el trozo de pan al vuelo. Sasuke no pudo evitar reír ante aquello. Naruto decidió que tendría que escuchar ese hermoso sonido tantas veces como pudiera durante el resto de su vida. Después de cenar fueron tranquilamente hacia la casa de Naruto para recoger sus cosas. Habían decidido olvidarse por unas horas de las misiones y ahora Sasuke escuchaba como Naruto le relataba el duro entrenamiento que había llevado a cabo en el Monte Myobokuzan con un sapo llamado Fukasaku.

- Y entonces conseguí quedarme quieto encima de aquella tabla, después de haberme caído miles de veces. – soltó una pequeña carcajada al recordarlo. – Después me resultaba tan fácil… Pero lo más difícil de todo aquello era comerme lo que ellos llamaban comida – su cara se puso un poco verde y Sasuke sonrió, sacudiendo la cabeza – En serio, aquello no había quién se lo comiera.

- ¿Y qué has estado haciendo este último año? – preguntó curioso.

- Nada en especial.  Tuve que hacer pruebas y pasar por la adaptación al nuevo brazo – dijo levantando este. – He ido a todas las misiones que he podido y he seguido entrenando por mi cuenta. Alguna vez he quedado con los chicos para entrenar juntos, pero poco más.

- Entonces, ¿no ha cambiado nada? – Naruto se encogió levemente de hombros, sacudiendo la cabeza negativamente. - ¿Porque no has querido o porque no has podido?

- Hmm… No sé muy bien a qué te refieres. He estado haciendo algunas cosas pensando en el futuro, en cuando sea Hokage y eso, pero… – se encogió de hombros, no acabando la frase. Lo miró un momento antes de seguir - Lo que quería cambiar no dependía de mí. – Sasuke lo miró, curioso, preguntando a qué se refería. – Ya no importa, estás aquí, ¿verdad? – le dedicó una sonrisa enorme.

- Usuratonkachi – farfulló, apartando la mirada. – Prometiste seguir adelante.

- Y lo hice. Pero eso no quita que quisiera tenerte aquí. – Sasuke lo miró de reojo. – Tú no me has contado mucho sobre tu viaje.

- Ya te he dicho que no tengo ninguna anécdota que contarte, solo he viajado y entrenado. – ladeó ligeramente la cabeza – Bueno. No sé si lo habrás notado, pero he sellado el rinnengan.

- Claro que lo he notado, estúpido. Te pregunté por ello, pero ni caso.

- Hablas mucho.

Naruto le sacó la lengua como respuesta.

- ¿Por qué lo has hecho?

- Puedo quitar el sello fácilmente en batalla, - se encogió de hombros - así que prefiero llevarlo así. Llamaba demasiado la atención.

- Qué novedad… - Naruto rodó los ojos, divertido. - ¿Y nada más?

Sasuke negó con la cabeza.

- He estado un poco… perdido. – levantó la vista al cielo - Sabes que antes solo me preocupaba entrenar y hacerme más fuerte para poder vengarme. Y eso era todo, pero tenía algo a lo que aferrarme. Pero después… Me sentí tan vacío al saber lo que había hecho…

Naruto lo miró, era extraño que él hablara de eso.

- Tú… No sabías la verdad. Era lo que Itachi había decidido.

- Lo sé. – dejó su miraba fija en las estrellas que salpicaban en cielo – Pero eso no cambió las cosas, fui de venganza en venganza sin encontrar nada en ello. - Se encogió ligeramente de hombros - Y esta vez no tenía un objetivo, un propósito, por lo que solo estuve… perdido.

Naruto mantuvo el silencio, sin saber qué decir, qué hacer. Sasuke habló de nuevo.

- Pude hablar con él en la guerra, ¿sabes? Con mi hermano. Lo revivieron con el Edo Tensei.

- Hmm. Yo también hablé con él. - Sasuke abrió mucho los ojos y lo miró.

- ¿Te encontraste con Itachi?

- Sí. Y no era la primera vez que hablábamos, ya me había encontrado antes con él. – Naruto caminaba con las manos en los bolsillos - Me habló sobre ti. Quería saber si yo sería capaz de matarte por el bien de Konoha. – Sasuke seguía mirándolo, atento. – Por supuesto, le dije que conseguiría traerte de vuelta sin matarte. Y lo conseguí, - hizo una pequeña pausa con una ligera sonrisa - aunque volviste con un brazo de menos, igual que yo – levantó el brazo mientras lo decía y sonrió un poco. Aún lo llevaba vendado, y suponía que así se quedaría. Sasuke se miró la manga vacía. - ¿Por qué no te quieres poner el implante? – preguntó curioso.

- No quiero recuperarlo… - encontró sus ojos con los azules que lo miraban intensamente - al menos no todavía.

- Hmm – “Suficientes preguntas por hoy, Naruto”, pensó este. Sasuke estuvo un buen rato sin hablar. - Perdona por hablar de él, - miró a su amigo de reojo - de Itachi.

- No, me interesa saberlo. ¿De qué hablaste con él en la guerra?

- Le dije que intentara convencerte para no ir contra Konoha, pero me dijo que el único capaz sería yo. – se arremolinó el pelo de la nuca. - Al final no sé quién te convenció, pero no fui yo.

- Los cuatro Hokages volvieron mi odio hacia los kages. – dijo amargamente.

- Oh, ahí sí intervine yo. – puntualizó el rubio, con el índice en alto, sonriendo levemente.

- Sí, me hiciste creer en ti. – dijo el Uchiha mirándolo fijamente a los ojos. El rubio notó como se sonrojaba levemente.

- Gracias, Sasuke. – sonrió ampliamente.

- Dobe, ¿por qué me das las gracias?

- Por creer en mí. – se encogió de hombros - Por confiar en mí como lo estás haciendo– le dedicó una gran sonrisa – Y sobre todo, por estar de vuelta a mi lado. Me hace feliz.

- Tú… usuratonkachi. ¿Por qué dices cosas tan vergonzosas? – le regañó Sasuke.

- No seas tsundere, no tiene nada de vergonzoso. – dijo, divertido.

- ¿A quién llamas tsundere, dobe? – dijo mientras le pegaba un pequeño empujón con su hombro – No deberías ir por ahí diciendo esas cosas, así como si nada.

- ¿Por qué no? Es la verdad, y además, solo te las digo a ti, teme. – le respondió el rubio devolviéndole el empujón con una mano. En lo que duró la charla, habían llegado a su casa. Naruto recogió la mochila que había dejado tirada por la mañana, metió ropa limpia y salió en busca de su compañero, que se había quedado fuera.

- ¿Por qué solo a mí? – preguntó el Uchiha como si nada en cuanto este salió por la puerta. Naruto se atragantó con su propia saliva.

- ¿Eh?

- ¿Por qué solo me dices esas cosas a mí?

- N… no lo sé. – tosió un poco, intentando recomponerse. No se esperaba una pregunta tan directa. – Es… lo que siento, no sé… No me lo he planteado – mentía, pero esperaba que no se notara.

- Quizá deberías. ¿Siempre vas soltando ese tipo de cosas y no sabes por qué? – retomaron el camino hacia el distrito Uchiha.

- No es que no sepa por qué, solo que no lo pienso.

- Solo lo sueltas.

- Exacto. – terminó el rubio. Frunció el ceño – Oye, ¿y desde cuándo eres tú tan directo?

- Contigo puedo serlo.

- ¿Por qué? – contratacó Naruto.

- Pues… - Naruto miró de reojo al Uchiha, no esperaba que le respondiera. Este lucía pensativo - Cuando era niño sentía algo por ti que no podía interpretar, y me empeñé en romper ese lazo contigo, olvidarme de ese sentimiento. Pero ya sabes que no fui capaz. O más bien, tú no me dejaste. – Hizo una pequeña pausa – Y es precisamente eso, durante todo ese tiempo que me esforcé por alejarme, tú siempre creíste en mí. Siempre estuviste ahí para mí. – le devolvió la mirada - Si alguien se merece mi confianza, en todos los sentidos, eres tú, Naruto.

- Sasuke. Eso… eso me hace muy feliz. - Naruto aún no había acabado de hablar, cuando se tiró a su cuello. Su impulsividad lo tomó tan por sorpresa, que perdió el equilibrio, cayendo así los dos al suelo.

- ¡Ay! Dobe, eso ha dolido. – dijo Sasuke, apoyado en su codo, intentando levantarse. Pero el rubio estaba encima, y seguía agarrado a su cuello. - Naruto… quítate.

- No quiero.

- Quítate.

- No.

El moreno soltó un suspiro, pero sonrió. Naruto le permitió incorporarse hasta sentarse en el suelo, con él enfrente, agarrado de la misma manera a su cuello. Aquello era bastante incómodo, pero parecía que el rubio no tenía pensado soltarlo.

- ¿Por qué estás haciendo esto? – preguntó mientras se movía para responder al abrazo, pero se quedó quieto cuando Naruto empezó a hablar en su cuello.

- Sasuke, yo… - respiró hondo.

- Hola – le interrumpió una voz.

Con un respingo, Naruto se soltó del moreno y se incorporó. Allí vio a Sai, mirándolos.

- ¡¿Sai?! – gritó Naruto - ¿Qué haces aquí? – intentaba actuar como si nada hubiera pasado, pero sonrió nerviosamente. Sasuke seguía sentado donde lo había dejado. ¿Qué era lo que iba a decir Naruto? ¿Por qué se había callado de repente? En eso estaba pensando cuando escuchó la voz de alguien más.

- La pregunta es: ¿qué haces , Naruto?

Sasuke se levantó y lo miró con hostilidad. Naruto no presentía nada bueno.

- Lo siento, Sai, tenemos que irnos.

- No importa – respondió el chico. – Solo quería saber si estabas bien, te fuiste del interrogatorio muy rápido y no te había vuelto a ver. Como no estabas en Ichiraku, he venido a buscarte aquí. – miró al otro chico.

- Ah, sí, fui a avisar a Kakashi-sensei y luego me entretuve. Estoy bien. – Sai volvió a mirarlo a él.

- Mejor. – respondió. Sasuke empezó a caminar en dirección a su casa, dejando al rubio atrás con su nueva compañía. – Me voy entonces.

- Me has salvado, Sai. Gracias.

- No es nada. Pero no sé por qué te lo pones tan difícil.

- No quiero dejarlo solo, no ahora. – Sai suspiró y se despidió de él. Naruto se quedó allí plantado, regañándose a sí mismo. Sacudió la cabeza y emprendió la marcha detrás de Sasuke.

- ¡Espera! – gritó mientras corría hacia él, poniéndose a su lado.

- ¿Qué se trae ese contigo?

- ¿Eh? ¿Sai? Al final nos hemos acabado haciendo buenos amigos. – se rascó una mejilla con el índice - Yo fui uno de sus primer vínculos y ahora es un poco ¿protector?

- ¿Asique ahora te persigue por ahí, como hacías tú conmigo? – el rubio lo miró indignado, sin entender a qué venía nada de eso.

- ¡OYE! Primero, yo no te perseguía, o intentaba estar a tu lado o intentaba traerte de nuevo a casa. – dijo, pinchándole con un dedo en el hombro con cada frase - Segundo, Sai tampoco me persigue, solo se preocupa por mí y sabe dónde encontrarme. – continuó - Tercero, lo que hay entre Sai y yo no es lo mismo que hay entre tú y yo. – terminó, cruzándose de brazos.

- ¿Y qué hay entre Sai y tú, si se puede saber?

 - ¿Eh? Somos amigos.  ¿A qué te refieres?

- Igual que tú y yo. – susurró el otro.

Naruto abrió la boca y la cerró enseguida. El resto del camino lo hicieron en completo silencio, y Naruto no sabía si era culpa suya o de Sai. De todas maneras, sentía que se había estropeado el ambiente que tenían antes de su impulsividad. Llegaron a casa, y estando ya metidos en cama, el silencio continuaba. Ninguno de los dos podía dormir. Naruto no podía permanecer más tiempo callado e intentó recuperar el buen ambiente.

- Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien. – No oyó respuesta, malas noticias. – Y perdona por tirarte al suelo, no era mi intención. – dijo con esperanza de que sirviera de algo.

- No te vengas arriba, solo me has tirado al suelo porque no me esperaba que hicieras tal cosa. – Se escuchó desde la otra cama, seguido del ruido de las sábanas. Este se había girado para mirarlo desde arriba. “Temee…” susurró Naruto, sintiendo la rivalidad, pero se le pasó enseguida cuando Sasuke siguió hablando. – Pero yo también me lo he pasado bien. – Naruto soltó una risa, feliz. El otro hizo una pequeña pausa. - ¿Qué estabas diciendo antes de que apareciera ese?

- No… no lo sé. Me he olvidado – soltó una risa nerviosa mientras se revolvía el pelo.

- Mentiroso – le reprochó el Uchiha tirándole un cojín a la cara.

- Es cierto – respondió Naruto lanzándole el cojín de vuelta.

- Usuratonkachi.

Una hora más tarde, Naruto seguía sin poder dormir. Miró hacia la cama, pensando. Sacudió la cabeza; no debía. Pero necesitaba dormir, ¿verdad? Tampoco es que no pudiera estar cerca él. Se levantó y se acercó a Sasuke, que estaba de espaldas. Se subió a la cama, que era bastante grande para una sola persona, y se recostó boca arriba en un extremo. Sasuke no movió ni un pelo, asique Naruto se tumbó de lado. Se acercó hasta quedar a escasos centímetros de su cuerpo. A esa distancia, notaba el calor manar de su espalda, y notaba el sube y baja de las sábanas por su respiración. Empezó a adormilarse enseguida. Por pura rutina, conseguida a base de años durmiendo agarrado a su almohada, puso un brazo sobre el cuerpo del Uchiha, arrimándose un poco más hacia él.

- Naruto - El rubio pegó un brinco al escuchar la repentina voz en el silencio de la noche. - ¿Qué demonios haces?

- Ah. Perdona, no podía dormir.

- ¿Y eso es excusa para que te metas en mi cama?

- Ayer te metiste en la mía, y dormí mejor que nunca en mi vida. – se apartó el pelo de los ojos - Llevo todo este rato sin poder dormir y pensé que quizá contigo si podría – bostezó notoriamente. - ¿Lo ves? Funciona.

- Me da igual. – Naruto era siempre tan directo... - Vuelve a tu cama.

- Venga, Sasuke. No seas malo. – dijo, incorporándose con las palmas juntas delante de la cara, casi suplicando - Tienes una cama muy grande, no te molestaré.

- Vuelve al futón.

- Pues déjame tu almohada, le pondré ropa tuya y haré un muñeco de Sasuke para dormir con él. – dijo mientras tiraba de la almohada para hacerse con ella.

- Ni se te ocurra – le contestó el moreno, tirando del otro lado de la almohada. - ¿Sabes lo mal que suena eso, dobe?

- Venga. Sabes que cuando me empeño en algo es difícil hacer que cambie de opinión.

Sasuke soltó un suspiro y pudo ver la resplandeciente sonrisa de su compañero. Este se volvió a tumbar, esta vez bocarriba, y se tapó. En cuestión de minutos, ya estaba dormido. Sasuke giró sobre sí mismo, apoyando la espalda en la cama, y lo miró. Recordó la interrupción cuando Naruto intentaba decirle algo y volvió a molestarse. ¿Qué le habría querido decir? Cuando pensaba que no podría dejar de darle vueltas, se quedó dormido.

Notas finales:

Este fin de semana subiré el siguiente capítulo!! Espero que os haya gustado <3

 

 

Backup -> AO3 - Siempre fuiste mi meta (Narusasu) by DeiitaElric


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