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Siempre fuiste mi meta por DeiitaElric

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Notas del capitulo:

Aquí os dejo el nuevo capítulo cargado de acción y sentimientos, espero que os guste.

- ¿El anillo de Itachi? – Naruto estaba confuso.

- Oh, el joven Itachi. Ese querido niño. - Sasuke le dedicó una mirada de advertencia. - Tranquilo. Siento cierta admiración por tu hermano. Después de todo, se resistió y le cortó un brazo a esa horrible serpiente…

- Orochimaru - susurró Naruto.

- Niño, - En un segundo, estaba delante de Naruto – no vuelvas a pronunciar ese nombre. - Dicho esto, le propinó una bofetada que tumbó al rubio de vuelta en el sofá. Sasuke se movió, apareciendo detrás de ella, con la katana apretada sobre su cuello. En décimas de segundo, estaba amenazado por los ninjas que había notado al entrar en la sala. Naruto intentaba volver a sentarse en el sofá, con la cara roja allí donde había recibido el golpe, y los surcos hechos anteriormente volvían a estar abiertos, dejando salir gotas de sangre. Sasuke, con un odio infinito reflejado en su mirada carmesí, con su katana en el cuello de Akao, que ahora sonreía maliciosamente. A su alrededor, diez ninjas con multitud de armas y las manos formando sellos.

- Baja el arma, Uchiha.

Sasuke no movió ni un músculo de su cuerpo. Su cerebro pensaba con rapidez pensando en sus opciones. No le importaba que esos ninjas se abalanzaran sobre él, pero le preocupaba el rubio. Sin duda lo atacarían a él y el chico no podría defenderse por sí mismo, no ahora. Bajó el arma lentamente, sin apartar la vista de Akao. Esta se dio la vuelta y volvió a sujetar la caja frente a sus ojos.

- Ábrela. - Los ninjas volvieron a sus puestos entre las sombras, pendientes de los movimientos del portador del sharingan.

- ¿Qué poder tienen esos anillos?

- Tú sólo ábrela. El resto solo tendrás que observarlo. Os dejaré vivir para verlo.

El chico miró al rubio, que se encontraba medio incorporado en el sofá. Esos anillos juntos le darían un poder enorme. Y desconocido. Dirigió sus ojos hacia las manos de Akao. Vio que solo un dedo estaba vacío, lo que significaba que solo le faltaba el de su hermano. Si abría esa caja, podría ser la ruina, el fin del mundo tal y como lo conocían. Era arriesgarse a perder el mundo o a Naruto. Sus ojos centellearon rojos activando el magenkyo sharingan.

- Sasuke, no – la voz de Naruto surgió en un leve murmullo.

La caja crujió y se abrió, dejando frente a sus ojos el preciado objeto que guardaba de su hermano. La única pertenencia suya que conservaba.

- Oh, es maravilloso. – la mujer agarró el anillo, colocándolo en el dedo anular de su mano derecha. - Ahora ya está completo. - Akao giró sobre sí misma y se dirigió hacia la parte posterior de la sala. Sasuke se acercó a Naruto.

- ¿Estás bien?

- ¿Por qué lo has hecho, Sasuke? No deberías haberlo hecho.

- Lo he hecho por ti, idiota. Te hubiera matado.

- Ahora puede que muramos todos… - los ojos azules se dirigieron a la pelirroja.

- No lo haremos – Sasuke agarró la cara del rubio para que lo mirara a los ojos – Solo hay que esperar que te recuperes un poco, y juntos, tú y yo, podemos acabar con ella.

- Tienes razón – la confianza se vio en sus ojos azules, provocando un suspiro interno de alivio en el moreno – Gracias, aunque has sido un idiota.

- Cállate, tú hubieras hecho lo mismo.

- Sin duda. - Una sonrisa se insinuó en los labios de los chicos.

- Que conmovedor. Pero os advierto que no os será posible vencerme. – se dio la vuelta y los miró fijamente. – Y esos compañeros vuestros no llegarán hasta aquí. – soltó una carcajada y se giró, dándoles la espalda de nuevo.

Los chicos analizaron rápidamente la situación. Había once enemigos en la sala, y Naruto no estaba en buenas condiciones para luchar. La mejor opción sería atacar a los que la protegían para no tener obstáculos. Se miraron y entendieron que los dos estaban pensando lo mismo.

- Ve – susurró Naruto fingiendo estar más débil de lo que estaba.

Akao seguía al final de aquella sala, en medio de las sombras, de espaldas a ellos, murmurando algo inteligible. El chico formó unos sellos con la mano, y un destello violeta se percibió entre su pelo. Los ninjas leyeron las intenciones del muchacho y se interpusieron en el camino que llevaba a Akao. Lo que no sabían era que contaba con ello. Aprovechó que sabía hacia donde se moverían para atacarlos. Definitivamente eran fuertes, pero no lo suficiente. Una combinación de combate cuerpo a cuerpo y genjutsu le dio la victoria en unos minutos. Solo quedaba Akao. Esta se dio la vuelta cuando su invitado acababa con el último de sus esbirros. Los dos chicos vieron como un rayo de tantos colores como existen salía de las manos de la mujer. Los anillos brillaban cada uno de su color, juntándose y formando un negro extraño. Al desaparecer la luz, los anillos no estaban, se habían transformado en dos brazaletes con las joyas de los anillos incrustadas alrededor. La pelirroja sonrió, victoriosa. Sasuke estaba alerta, con la mano en la empuñadura de su katana, sharingan y rinnengan activados. Naruto seguía actuando más enfermizo de lo que estaba, apenas incorporado para mirar por encima del sofá lo que pasaba. Intentaba reponerse lo antes posible para poder atacar por sorpresa cuando pudiera.

Una mano se levantó en el aire, haciendo titilar la luz en uno de los brazaletes, y de ella se elevó una pequeña bola de fuego. Ese fuego se extinguió con una ráfaga de viento que provenía de la otra mano, quedando solo una bola de aire revuelta. Ese aire se convirtió en agua que empezó a girar sobre sí misma, llegando a una velocidad vertiginosa. De la mano contraria surgieron rayos que se confundían con el agua hasta hacerla desaparecer. Los rayos se retorcían entre si mientras cambiaban de color hasta convertirse en tierra. Los cinco elementos. Sin sellos. Una mirada fugaz de estupefacción se cruzó entre los ojos de Naruto y Sasuke. Pero aquello no era todo. Rápidamente la tierra se convirtió en hierba, luego en madera, luego en roca, en cristal, en diamante que luego se desintegró en lava, convirtiéndose en chakra rojo y azul. Cerró las manos, haciendo desaparecer todo. Su sonrisa no podía ser mayor.

- Os dije que os dejaría vivir para verlo. - Se escucharon unos pasos apresurados, que ninguno de los dos chicos escuchó. Sus cabezas intentaban asimilar lo que acababan de ver. A Sasuke se le bloqueó la mente, pensando en si realmente había tomado una buena decisión. Una pequeña burbuja de miedo se empezó a instalar en su cuerpo, temiendo por la vida de su amigo y por la suya propia. - Ahora que ya lo habéis visto, no tengo porqué dejaros vivir más.

Esa frase quedó perdida en el aire mientras un relámpago de diamante se dirigía hacia Sasuke. Tenía una rapidez increíble, y él se sentía congelado en el sitio. Debería arrepentirse de haber abierto la caja, pero no era así, lo había hecho por Naruto. Ese ataque estaba muy cerca ya, pero era incapaz de moverse. Que irónico que fuera a morir así. Dirigió su última mirada hacia el sofá para ver por última vez esos ojos azules que tanto apreciaba, pero antes de llegar a hacerlo, el chico estaba parado delante de él. Vio esos ojos azules abiertos, enormes, expresando gratitud, rivalidad, amistad, amor. Y pedían perdón.

- ¡Sasuke! ¡Naruto! – desde la puerta los llamaban sus compañeros mientras los chicos se miraban fijamente a los ojos. Unos ojos azules sonrientes frente unos ojos horrorizados.

El rayo impactó en la espalda de Naruto, atravesando su cuerpo en multitud de sitios con sus afiladas puntas de diamante. Cuando el rayo desapareció, el chico cayó sobre el cuerpo estupefacto del Uchiha.

- Na… Naruto – susurró Sasuke aun en trance por lo que acaba de pasar. El peso del chico lo hizo reaccionar y lo agarró contra su cuerpo mientras se dejaban caer al suelo- ¡NARUTO!

La escena y el posterior grito del moreno, heló la sangre de los presentes, exceptuando a Akao. Esta se disponía a atacar de nuevo, pero fue interceptada. Algunos de sus compañeros sí habían podido llegar, aunque se veía que habían tenido problemas de camino.

- Naruto. ¡Naruto! – el chico intentaba hacer reaccionar al rubio. Este abrió los ojos y lo miró con una cara de sufrimiento que viviría por siempre en la cabeza del moreno. – ¿Qué has hecho? ¿Por qué lo has hecho, idiota?

- No tengo suficientes fuerzas como… - tomó aire para poder continuar – como para poder apartarte. Nos habría dado a los dos.

- No tenías que salvarme. No tenías que hacerlo, maldita sea, Naruto. – las lágrimas se agolpaban en sus ojos.

- Soy un egoísta. No podía permitirme verte morir. – hizo una pequeña pausa – No podía quedarme solo de nuevo.

- Lo siento, Naruto.

- Yo soy quien lo siente. - el rubio pasó una mano por la cara del moreno, limpiando las lágrimas que empezaban a deslizarse por sus mejillas. – Ahora soy yo quien te está dejando solo. - las lágrimas empezaron a desbordarse de sus ojos azules. – Sasuke, yo… no podría vivir sin ti.

- ¿Y qué te hace pensar que yo sí puedo vivir sin ti? – respondió Sasuke, pero el chico ya no estaba consciente. Sasuke notó como alguien llegaba junto ellos. El equipo médico estaba allí, preparados para atender al rubio. Sakura arrastró al Uchiha, alejándolo de Naruto para dejar espacio.

- Naruto… – El chico se resistía.

- Sasuke, cálmate. Deja que veamos si podemos hacer algo – pudo ver como Sakura se aguantaba las lágrimas. Se quedó sentado en el suelo, cerca de ellos, mirando todo lo que hacían. Naruto volvió en sí unos segundos, profirió un grito ensordecedor cuando le empezaron a limpiar las esquirlas de las heridas y se desmayó de nuevo. Estaba inconsciente, pero seguía teniendo una cara de sufrimiento que impedía a Sasuke moverse de allí. Había visto a Sakura ponerle un sedante, pero aún no le hacía efecto. Continuó allí, expectante, hasta que la cara de Naruto se relajó.

- ¿Se pondrá bien?

- No lo sé – respondió Sakura. Las lágrimas empezaban a caer por sus mejillas mientras trataba las heridas. Sasuke se levantó del suelo, dolido, furioso, buscando con la mirada a aquella pelirroja. Los pocos compañeros que habían podido llegar hasta allí estaban reunidos en un punto, ya con múltiples heridas y la ropa rasgada. Se dirigió hacia allí.

- No te confíes. Esta mujer no es nada fácil. – Le advirtió alguien, pero no se molestó en comprobar quién era.

En ese momento, un ataque igual que el anterior fue directo hacia él. Pero esta vez estaba más lejos y concentrado, por lo que le dio tiempo a apartarse y aprovechar la posición de la mujer para atacarla con su katana. Un brazo cayó al suelo. Un grito de irritación y dolor flotó en la habitación mientras Akao miraba el vacío más allá de su muñón ensangrentado.

 

Sakura estaba sudando. Luchaba por controlar el temblor de sus manos mientras usaba su chakra para cerrar las heridas de Naruto. Habían tenido suerte de haber llegado justo en el momento del ataque, pero no sabía si sería suficiente. Los demás integrantes del equipo médico también ayudaban, prestado chakra para regenerar las zonas rasgadas y sacando las esquirlas de diamante de los músculos. La chica rezaba por lograr salvarlo, no podría superar ver a Naruto morir así. Sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos. Ella podía salvarlo, llevaba años estudiando y era buena en ello. Dio varias indicaciones al equipo para ser más eficientes, debían darse prisa, podía oír con claridad que a sus compañeros les estaba resultando duro luchar contra aquella mujer.

Sasuke se abalanzó hacia Akao, aprovechando la falta del brazo, intentando atacar por allí, pero su sorpresa fue enorme cuando notó un fuerte golpe en la cara. Dio un salto para apartarse y miró a la mujer, desorientado. Abrió bien los ojos, sin creer lo que veía. Akao volvía a tener los dos brazos. Se llevó la mano a la boca, limpiando la sangre que había brotado de su labio roto. Al fijarse bien, pudo ver que el brazo resurgido era irregular, mal hecho, pero allí estaba. Esta se agachó y recogió el brazalete del brazo caído y se lo puso en el nuevo. El moreno maldijo por lo bajo, apretando la mandíbula.

- Estúpido Uchiha.

- Ten cuidado con lo que dices.

- No me das miedo. Ni tú, ni esta patética panda – dijo mientras movía los brazos abarcando a los demás ninjas – y mucho menos ese rubito. – concluyó señalando con la mandíbula hacia el susodicho.

Los ojos del moreno se convirtieron en unas finas rendijas. Poco a poco, todo a su alrededor fue siendo tragado por la oscuridad más absoluta. En aquel espacio no había nadie más aparte de ellos dos. Sus destellantes ojos rodeados de una pálida piel y un pelo tan oscuro que se confundía con el entorno, y unos ojos azules como el cielo, en una cara encuadrada por una mata de pelo rojo como la sangre; era todo lo que se percibía. Allí estaban ellos dos, solos, mirándose fijamente. Akao levantó la cabeza, dejando ver que no le temía en absoluto.

- Si este lugar sigue en pie es porque él está aquí. – respondió el Uchiha.

- No te tienes que preocupar por él. Sé el daño que le he hecho, no sobrevivirá.

El cuerpo del moreno empezó a irradiar luz, una luz morada, que destelleaba de un color negruzco. En cuestión de segundos, y con un ruido ensordecedor, Susanoo se alzaba a su espada, portando su arco y sonriendo fríamente. Este movió su gigante cuerpo y echó una mano atrás, donde apareció una flecha negra. La flecha fue colocada en el arco con la destreza de un profesional, mientras las dos personas inmersas en ese mundo no apartaban la vista el uno del otro, desafiantes. Un silbido rompió el silencio y la flecha fue lanzada directamente hacia Akao, que no movió ni un solo músculo para esquivarla. Simplemente levantó sus manos y creó un escudo. La flecha consiguió clavarse en este, pero no lo atravesó. El chico aprovechó la distracción para salir de su armadura y aparecer detrás de ella, haciendo impacto en su espalda con un chidori negro. Susanoo se deshizo y la mujer salió despedida unos metros. Se incorporó, mirando al chico con odio.

- Mocoso de mierda. ¡Te mataré!

- Quiero ver cómo lo intentas. – desafió el moreno levantando la barbilla, provocándola.

Una risa de superioridad escapó de la garganta de la pelirroja, que se abalanzó hacia Sasuke. Mientras, sus compañeros se tensaban, atentos a la batalla. Debían observar con detalle los movimientos de la mujer para buscar un punto débil. Sasuke interceptó el ataque de Akao, que lo atacaba de manera rápida y feroz. Intentaba arremeter contra él con fuerza bruta.

- No te recomiendo un combate cuerpo a cuerpo. Voy armado. – dijo mientras esquivaba sus ataques.

- Ese juguetito no te valdrá de nada.

- Ah, ¿no?

Sasuke atacó con la katana, yendo directamente a por puntos vitales. La mujer era hábil y esquivaba los ataques. Alcanzó a cortarle una mejilla y del corte salió un grueso hilo de sangre.

- Maldito, acabaré contigo. No pienso permitir que te entrometas en mis asuntos. – soltó furiosa mientras lanzaba un ataque detrás de otro.  – ¡No lo permitiré! Y menos siendo tú, un Uchiha, un esclavo de esa horrible serpiente… - Su discurso se vio interrumpido al tener la katana de Sasuke en horizontal pegada a las comisuras de su boca entreabierta.

- ¿A quién llamas esclavo? – su brazo se movió con fuerza para acabar con esa mujer, pero ella se movió rápidamente, apartándose en el momento justo. Akao dio un par de pasos hacia atrás.

- Eres un monstruo.

- Soy un Uchiha, y los Uchiha no toleramos que hagan daño a las personas que queremos. Eso es todo.

- ¿Querer?  Si eres tan estúpido como para querer a alguien es que eres débil.

- ¿Yo te parezco débil?

- Lo eres si amas – dijo la mujer mientras su cara volvía a transformarse en odio – Yo quise a alguien una vez… Pero por culpa de ese sentimiento, acabé siendo utilizada, acabé en manos de ese horrible hombre…  – su cara volvió a coger un tono demente – Tú eres un chiquillo. Tú no sabes lo que es perder lo que más quieres.

- Eso es lo que único que he sabido hasta ahora.

- Sé lo de tu clan, sé lo de tu familia… - Sasuke la miró amenazante – Pero no sabes lo que es perder lo que te completa.

Sasuke se movió a tal velocidad que la mujer apenas pudo reaccionar. Una patada en su estómago la envió lejos, pero esta recuperó el control y aterrizó de pie, buscando con la mirada su objetivo. Este apareció delante de su cara, a escasos centímetros, con la katana entre ellos, el filo delante de sus ojos.

- Eso es precisamente lo que me has quitado. – dijo justo antes de atacar, pero la mujer ya no se encontraba allí. Escuchó una voz detrás de él.

- Así que por eso has abierto la caja sin que tuviera que pedírtelo demasiado… - el chico se dio la vuelta y pudo ver como esta dirigía la mirada hacia Naruto. – No haces más que darme la razón.

Sasuke quiso destruir la sonrisa en los labios de aquella mujer. Arremetió con toda la fuerza acumulada en una pierna contra su cara. Akao soportó el impacto y agarró al chico de la pierna, quemándole con el fuego que salía de sus manos. El chico soltó un grito y fue lanzado lejos, chocándose con la pared. Mientras se incorporaba, la mujer ya estaba allí.

- Ahora que lo has perdido, por fin podrás hacerte fuerte. Únete a mí y… - no pudo acabar la frase, Sasuke levantó rápidamente su katana.

- Él es quien me hace fuerte – la mujer lo miró, furiosa, desconcertada, mientras se agarraba lo que le quedaba de brazo. Antes de que pudiera reaccionar, recibió una patada que la hizo volar. Esta vez, Sasuke recogió el brazalete antes de que esta pudiera hacerlo. Vio como Akao se levantaba; era dura. Lanzó un Amaterasu, rodeándola. Akao miraba a su alrededor con curiosidad, mientras el Uchiha notaba la sangre brotar de su ojo derecho.

- ¡Eres un estúpido! – gritaba la mujer desde el círculo de fuego negro - ¡Él no te hace fuerte! ¡Eres fuerte porque estás actuando por venganza, antes solo te rendiste!

- Soy fuerte porque estoy actuando por él, para protegerlos a todos tal y como él hubiera hecho, tal y como hubiera querido que hiciera. – sus ojos llameaban. Se disponía a acabar con ella de una vez por todas cuando esta levantó el suelo a sus pies y abrió un agujero en el techo para escapar. Se preparaba para seguirla cuando escuchó como lo llamaban.

- ¡Sasuke! – Sakura lo llamaba a lo lejos. – Naruto… - El Uchiha no supo descifrar el tono de la voz. Dirigió su mirada hacia el grupo de médicos y vio que Naruto seguía inmóvil. Apretó los dientes, mirando hacia el agujero que aquella mujer había abierto en el techo de la cueva.

- ¡¿Está…!?

- ¡¡Está… - la chica hizo una pausa enjugándose las lágrimas y el sudor de la cara - está estable!!

El chico reprimió las lágrimas que gritaban por salir de sus ojos. Lanzó el brazalete hacia donde se encontraban sus compañeros, uno de los cuales lo cogió al vuelo, y salió corriendo por la salida de Akao. Escuchó como gritaban su nombre. Apretó la mandíbula hasta oírla crujir. Otra vez dejaba a Naruto atrás, pero no podía dejarla escapar.

Notas finales:

Me estaba planteando ser realmente mala y dejar la frase de Sakura a medias, pero me he comportado para no haceros sufrir.

Hasta el fin de semana! <3


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