Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre fuiste mi meta por DeiitaElric

[Reviews - 28]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hi!!

Aquí os dejo el nuevo capítulo, espero que os guste! Muchas gracias por el apoyo!!

Naruto abrió sus ojos despacio, una sombra enorme le caía encima. Se incorporó como pudo, notando como dolía cada parte de su cuerpo. Enfocó su mirada hacia la figura junto a él.

- ¿Hmm? ¿Kurama?

- Hola, chico.

- ¿Qué hago aquí?

El chico se intentó levantar, pero no pudo. Su cuerpo debía estar realmente débil. Recordó lo que había pasado.

- Tengo que despertar – dijo y el zorro lo miró burlón. – Tengo que sobrevivir.

- ¿Por ese Uchiha? Nah, estará bien solo.

- No, no lo estará. Y no quiero que esté solo, quiero estar con él. Le prometí que nunca lo dejaría solo.

- Cuéntame algo que no sepa, mocoso.

- Si sabes lo que siento, debes ayudarme a sobrevivir. – los ojos azules brillaban esperanzados.

- Ya lo estoy haciendo – Naruto sonrió agradecido – pero no lo hago por ti. Ya me he acostumbrado a vivir aquí. Esta es mi casa, ¿vale? Además, si salgo de aquí, habrá gente que vendrá a por mí, y ya estoy cansado de eso.

Naruto sonrió, lo conocía bien.

- Gracias, Kurama. Por la razón que sea, me estás ayudando.

- Solo no te acostumbres, enano. No pienses que estaré salvándote el culo cada vez que te metas en problemas.

Naruto sonrió y se recostó, concentrándose en recuperarse. Kurama se encontraba junto a él, reuniendo todo su chakra para ayudar a reparar el cuerpo del chico. La calma duró más de lo que se esperaba, pero ahí estaba su recipiente, caminando impacientemente de un lado al otro, murmurando mientras se preguntaba qué estaría pasando, en como estarían sus amigos.

- Oye, Kurama. ¿Qué está pasando? ¿Están todos bien?

- Puedo oír a tu amiguito provocando a esa mujer, por lo demás, no oigo que nada vaya mal.

- Sasuke… Espero que no acabe herido.

- Aquí el único que está herido eres tú, mocoso. Ah, de verdad… Estate quieto y callado un minuto, necesito concentrarme.

- Está bien – refunfuñó el joven arrugando los labios y dejándose caer pesadamente al suelo, quedando sentado.

Un bufido salió del hocico del kyubi, que cerró los ojos y volvió a concentrarse.

 

Naruto abrió los ojos, esta vez en el mundo exterior. Se incorporó y acto seguido volvió a caer donde había estado. Le dolía todo.

- Sasuke – murmuró - ¿Dónde está Sasuke? ¿Está bien? ¿Están todos bien?

Sakura se encontraba a su lado. Había algo en sus ojos que indicaba que pasaba algo, pero de su boca solo salió un “están bien, tú descansa”, y eso fue todo lo que pudo advertir antes de caer inconsciente de nuevo.

Volvió a abrir los ojos, días después. Ya no se encontraba en aquella cueva. Se incorporó de golpe y lo lamentó, notando como un dolor punzante se centraba en diversas zonas de su cuerpo. Estaba en el hospital de Konoha. Intentó levantarse, pero algo hizo que se detuviera. En una mesita junto a su cama había un pequeño sobre con su nombre escrito. Lo recogió rápidamente al reconocer la caligrafía.

Sakura entró en la habitación de Naruto para comprobar su estado y se encontró la cama vacía. Vio que el sobre que había dejado allí un par de días atrás estaba sobre la cama, vacío.

Naruto corría, aguantándose el dolor que recorría su cuerpo, a través de la villa. Había parado en la recepción del hospital a preguntar. Había obtenido una negativa. Ahora corría por la calle. Corría hacia un punto en concreto. Al llegar, aporreó la puerta sin ninguna respuesta. Se desplazó alrededor de la casa mirando por todas las ventanas, pero allí no había nadie. Corrió de vuelta por donde había ido, desviándose hacia su piso. Allí tampoco había nadie. Una hora después fue encontrado, hecho trizas, por su antigua compañera de equipo.

- Se ha ido. – susurró. - No ha vuelto.

Sakura lo llevó de vuelta al hospital, mientras intentaba sin éxito hablar con él. Le recomendó quedarse un día más, pero el chico solo recogió sus cosas y se fue. Sakura pudo ver como se iba, despacio, con la cabeza baja, sus cosas en una mano y el contenido del sobre en la otra. Naruto llegó a su casa y se sentó en su cama. Se tapó la cara con las manos, intentando calmar su ansiedad. El papel que había tenido agarrado desde que lo había leído se arrugó contra su cara. Volvió a escuchar en su cabeza la voz de Sakura, explicándole lo que había pasado en aquella cueva mientras él había estado debatiéndose con la muerte. Akao había desaparecido sin dejar rastro, así como Sasuke. Habían destinado a todos los que quedaban en condiciones a la búsqueda de cualquier pista mientras unos pocos volvían a la aldea cargando con los heridos, entre ellos Naruto, y uno de los brazaletes. Los refuerzos habían llegado y nadie había encontrado nada que indicara dónde se encontraban. No habían cesado la búsqueda, pero no tenían nada. Los subordinados que tenían encarcelados no sabían dónde podría estar. Estaban en blanco. El chico se dejó caer de espaldas en la cama, con la nota pegada al pecho, la mirada perdida. El día llegó a su fin y la soledad volvió a cubrirlo todo. Las lágrimas escaparon de sus ojos y cayeron por su cuello, mientras el cansancio hacía mella y lo dormía. Despertó tan solo un par de horas después, gritando. Se agarró el pecho, intentando calmar el terror que sentía. Seguía teniendo la nota agarrada contra él, la única señal de vida de Sasuke después de haberse ido solo detrás de esa mujer. La separó de su cuerpo y volvió a leer su contenido. Había perdido la cuenta de cuántas veces había leído aquellas palabras.

“Prométeme que no vendrás. Necesito solucionar esto por mi cuenta. Necesito probar algo y necesito hacerlo solo. Si de verdad te importo, déjame ir.”

Se había vuelto a ir. Había vuelto a dejarlo atrás. El dolor había vuelto a él como una avalancha y no era capaz de salir de ella. Se levantó de la cama y se acercó a su armario. Recogió la camiseta de su amigo, y acarició el logo que había en su espalda. La estrechó contra su cuerpo unos momentos antes de ponérsela. Salió de casa. Era tarde y las calles estaban vacías. Caminó sin rumbo, mirando sus pies, hasta que vio que se había dirigido a casa de Sasuke. Volvió a llamar a la puerta. Volvió a mirar por las ventanas y se quedó plantado delante de la que daba a su habitación. Echó una mano a la ventana y vio que esta se abría. Se introdujo dentro y se quedó mirando el recuerdo de la última noche que pasaron allí. “Si de verdad te importo, déjame ir”. Se dobló sobre sí mismo. Quería creer que todo saldría bien, que volvería a su lado, pero… se había ido solo a enfrentar un poder que desconocían, no había ni rastro de él… y había ido… solo, sin dejar ni enviar alguna pista de dónde estaba. Quizá había sido su oportunidad para volver a irse. Cada vez que lo miraba podía ver que algo rondaba su cabeza, que algo no estaba del todo bien, pero no había tenido el coraje de preguntárselo. Lo había tenido con él tan poco tiempo… Se incorporó y se metió en la cama, notando el aroma de su huido compañero. Se tumbó, agarrando fuerte la almohada, arrugando la nota. Se quedó dormido con una mano agarrando la nota y la otra agarrando su camiseta. Se aferraba a lo que le quedaba de él.

No supo cuánto tiempo después, Naruto notó que no estaba solo. Abrió los ojos. Todo lo que había era oscuridad, interrumpida vagamente por la luna que se veía a través de la ventana. Notó un peso en la cama, en el extremo contrario. Ni siquiera se movió. Notó como se acercaban a él por debajo de las sábanas, hasta llegar a tocarlo. Un brazo lo rodeó, posándose sobre su mano, encima de su pecho. El chico dio un respingo, reconociendo esa piel, ese olor. Iba a darse la vuelta cuando notó que otro brazo aparecía por debajo de su cabeza, abrazándolo también. Suspiró, era un sueño. No quiso ahuyentarlo, así que se acurrucó con mucho cuidado contra el cuerpo ajeno y permaneció así, quieto, todo el tiempo que pudo recordar.

La luz de la mañana lo despertó. Se giró rápidamente, con la esperanza de que Sasuke realmente estuviera allí. Pero la cama estaba vacía. Se levantó y decidió que debía hacer algo para no perder la cabeza. Se dirigió a su casa, recogió su bandana, su mochila y salió hacia el despacho de Kakashi. Sabía que este no aceptaría darle una misión, pero debía intentarlo. Necesitaba salir de allí, quizá pudiera pensar en cómo encontrar a Sasuke si no sentía como la soledad lo engullía. En eso pensaba cuando se encontró con Konohamaru. El chico se dirigía a la salida de la villa, debía encargarse de una misión. Después de una rápida conversación y de un montón de escusas, Naruto consiguió que se la transfiriera.

- Gracias, Konohamaru. Ve a avisar a Kakashi-sensei de esto. Te lo encargo.

- Naruto nii-chan… - Pero el chico ya se encontraba corriendo a toda velocidad.

- Naruto… - Sakura no tuvo tiempo de decir nada más. Naruto pasó por su lado sin mirarla. Esta se giró, siguiéndolo con la mirada, y se quedó mirando el emblema en la espalda del chico mientras este se alejaba corriendo.  Sonrió. – Veo que ya lo sabe.

- ¿El qué? – preguntó Konohamaru, que había ido a encontrarse con ella.

- Que Sasuke ha vuelto.

 

Naruto dedicó todo el día a la misión, sin pararse mucho y sin ni siquiera tratarse las heridas que había sufrido. Envió un mensaje a la aldea informando de que había cumplido la misión y pidiendo perdón por lo de Konohamaru. Alquiló una habitación en el pequeño pueblo de al lado para pasar la noche. Se sentó en el alfeizar de la ventana, pensativo. Había comprobado de primera mano lo fuerte que se había hecho Sasuke, pero no podía evitar preocuparse por su seguridad. Sacudió la cabeza. Seguro que vencía a Akao y volvía sano y salvo. ¿Volvería? Intentó recordar todos los detalles que podrían indicar que había algo, que volvería junto a él. Pero también conocía su faceta huidiza, que escapaba de cierto tipo de problemas, que no sabía manejar muy bien sus emociones… Y su última pelea. Suspiró, intentando echar de su cuerpo el dolor exhalándolo. Se disponía a tumbarse para ver si dormía cuando vio una sombra moverse por los tejados, dirigiéndose hacia el bosque. La siguió, con curiosidad, pero la perdió entre los árboles. Se concentró para encontrar algún rastro de chakra y se quedó sin aliento. Giró sobre sí mismo y notó un puñetazo en la cara que lo hizo caer al suelo.

- ¿Sa… suke? – murmuró casi para sí mismo.

El otro no abrió la boca, solo se dio la vuelta y se fue. Naruto no sabía si seguía despierto o si había caído inconsciente por el golpe y el cansancio. Siguió al moreno, llamándolo, intentando captar su atención, preguntándole si estaba bien, qué había pasado con Akao y cómo era que estaba allí. No obtuvo ni una sola respuesta. Aquello estaba empezando a molestarle. Se acercó a paso rápido y lo hizo girar hacia él agarrándolo del brazo.

- ¿Se puede saber qué te pasa? ¿Por qué vienes hasta aquí y luego me ignoras? - Sasuke seguía sin mirarlo y solo apretó el puño. Naruto sintió la tensión en los músculos del brazo y su preocupación aumentó. - Sasuke. – Naruto lo soltó y pasó la mano por su pelo, apartándoselo para poder ver sus ojos. Este apartó su mano con un golpe. Naruto bufó y lo agarró por el cuello de la capa con su puño – Idiota, ¿qué demonios te pasa?

- Aquí el único idiota eres tú. – El moreno ahora lo miraba fijamente, con ojos desafiantes. Se soltó del agarre del rubio y lo empujó hasta acorralarlo contra el tronco grueso de un árbol - ¿Qué te crees que haces? Acabas de salir del hospital, ¿y te vienes a una misión tú solo? – sus ojos eran tan negros como la noche. Su cara se contrajo en una expresión de dolor que dejó mudo al rubio.

- ¿Qué…? – empezó, pero se vio interrumpido por el Uchiha.

- Te creía a salvo, en casa, y cuando vuelvo… – sus ojos brillaban amenazantes y con miedo al mismo tiempo – ¿Sabes el miedo que he pasado mientras venía hacia aquí? Podían haberte malherido, podías estar… - se interrumpió.

- ¿Y qué hay de mí? ¿Eh? ¿Sabes el miedo que he pasado yo? – respondió el otro, apretando las manos en los costados. – ¡Dijiste que me necesitabas, pero me dejaste tirado!

- Naruto… - Sasuke levantó el brazo para tocarlo, pero Naruto le dio un golpe, impidiendo el contacto. El moreno frunció el ceño - Joder, Naruto, solo te pedí que no vinieras, ¡no te estaba abandonando!

- ¿Y por qué te fuiste solo? – Sasuke recibió una mirada enfadada y un empujón - ¿A qué venía esa estúpida nota? – otro empujón. - ¿Por qué no pediste refuerzos?

- Siento haberte dejado atrás. – contestó poniendo su mano sobre el pecho ajeno, evitando que volviera a empujarlo - No podía dejarla escapar y… necesitaba hacerlo por mi cuenta.

- ¿Por qué? – respondió el chico, menos enfadado, pero agarrando la muñeca ajena para apartar su mano de su pecho. Sasuke hizo contacto visual con ese brazo y se soltó del agarre para agarrarlo él. Naruto pudo ver cómo inspeccionaba su piel y supo lo que estaba mirando. Apartó el brazo bruscamente.

- ¿Por qué lo hiciste? - Lo miraba fijamente con unos ojos de un negro roto, tierno y aterrador. - No… no sabes cómo me sentí al pensar que habías muerto por mí. - El chico bajó la cabeza y Naruto dejó de ver su expresión a causa del pelo azabache que cayó en cortina delante del pálido rostro.

- No podía dejarte morir, Sasuke - El brazo del moreno se movió con la respuesta, aún enfrascado dentro de la chaqueta naranja de Naruto, para dar un fuerte golpe en el tronco del árbol, al lado de la cabeza de Naruto.

- Joder, Naruto. – volvió a dar otro golpe.

- Tu hiciste lo mismo por mí una vez, ¿recuerdas? – Sasuke levantó la mirada. Los ojos negros titilaban, húmedos, aunque con cierta ira en ellos. Naruto reconocía aquella mirada, aquel sentimiento, aquel dolor. Se quedaron quietos mirándose el uno al otro, entendiéndose.

- No quiero que te veas envuelto en estas cosas por mi culpa. – susurró, mirando el brazo vendado de su amigo. Naruto pudo ver algo pasando en el interior de esos ojos negros mientras lo miraba. Tristeza. Vio como apartaba esos ojos tristes de él – Ya has perdido suficiente y ya has pasado por suficiente por mi culpa.

- Ya te he dicho que nada de eso importa ahora.

- A mí sí que me importa. – miró a esos ojos azules - Cuando me encontré con que te habías ido, aun estando herido… Te habías maltratado y puesto en peligro. De nuevo. Por mi culpa. – Cerró los ojos con fuerza - No dejas de salir herido. Una y otra vez. Físicamente. Emocionalmente. – Abrió los ojos, que titilaban, con la tristeza amenazando con salir. – No deberías estar conmigo, no entiendo por qué sigues dejando que te haga daño.

Un puñetazo en su cara volvió a abrirle la herida del labio. Se tambaleó, intentando mantener el equilibrio, mientras se limpiaba el rastro de sangre de la barbilla. Vio como Naruto se abalanzaba contra él y se preparó para el impacto. Pero no llegó. Abrió los ojos y vio unos ojos enfadados y húmedos que lo miraban fijamente. Una mano lo agarraba por el cuello de la ropa para obligarlo a mirarlo.

- Escúchame bien. Si me hieren por protegerte, que me hieran; si tengo que morir por ti, lo haré, te lo he dicho muchas veces. Y si no quieres estar conmigo, no lo hagas. Pero no digas que es por mí. Creía que ya te había dicho que no puedo vivir sin ti. Nunca he podido. – lo soltó bruscamente y este cayó al suelo, todavía mirándolo. Naruto continuó hablando, mirándolo fijamente a los ojos – Los dos hemos salido heridos de todas las maneras posibles durante toda nuestra vida, y no es culpa nuestra. No es culpa tuya, imbécil.

Después de un par de minutos farfullando cosas mientras daba vueltas por el lugar, se acercó a Sasuke, que seguía en el suelo. Le tendió una mano para ayudarlo a levantarse. Este la aceptó y susurró un “lo siento”.

- Más te vale sentirlo. – dijo seriamente. Cuando el otro estuvo en pie, soltó su mano, dándose la vuelta. - Y ni se te ocurra volver a dejarme. - Sasuke lo agarró y le obligó a encararlo. Lo miraba fijamente a los ojos.

- No lo haré. No te voy a volver a abandonar.

Naruto olvidó todo su enfado de un plumazo. Dio un paso hacia él. Rodeó los hombros del chico con sus brazos y lo estrechó contra su cuerpo. Tan fuerte que lo dejaba sin respiración. Pero eso era algo que a Sasuke no le importaba lo más mínimo en ese momento. El chico correspondió al abrazo, rodeando la cintura ajena. Unas pequeñas vibraciones sacudían al rubio, y Sasuke intentó apartarse, pero no le fue permitido. Naruto lo aferró más fuerte, si eso era posible. “¿Me lo prometes?” Sasuke lo abrazó más fuerte él también, entendiendo la situación, dejando que desahogara las lágrimas necesarias en su cuello. “Te lo prometo”. Un par de lágrimas cayeron. Cuando se separaron, Sasuke se quitó la chaqueta naranja que llevaba bajo la capa y la puso sobre los hombros de su amigo.

- La he destrozado un poco…

- Como si fuera la primera – Naruto sonrió un poco, limpiándose las lágrimas con lo que quedaba de la manga de su chaqueta. Sasuke le devolvió la sonrisa. Levantó la mano y recogió con la punta de un dedo una pequeña gota colgada de las pestañas rubias de su compañero y continuó el trayecto hacia el cuello, donde tiró suavemente hacia él. Naruto notó una paz interior y una felicidad inmensa al notar la suave boca de Sasuke sobre el flequillo rubio esparcido por su frente.

 

Llegaron a Konoha de día. Naruto prestó atención a la dirección que estaban tomando y pellizcó al moreno.

- Ni se te ocurra.

- ¿Qué? Te estoy llevando a casa. – dijo acariciándose la mejilla allí donde había recibido el pellizco.

- No. Lo prometiste.

- No prometí estar contigo todo el tiempo. – dijo en su defensa.

- Ni lo intentes. No me vas a apartar de ti. Sé que sigues pensando en esa estupidez y no te voy a dejar. – Naruto se cruzó de brazos - O te quedas conmigo o me llevas contigo. Tú eliges.

Sasuke suspiró y cambió el rumbo hacia el distrito Uchiha. Bajaron de su transporte improvisado y Naruto se acercó al animal.

- Gracias, halcón-san. – dijo mientras le dedicaba una gran sonrisa y le acariciaba el pico. El animal restregó la cabeza contra el hombro del chico y soltó una especie de ronroneo estrangulado.

- Le caes bien. – el Uchiha se acercó para acariciar también al animal. – Gracias. – Cuando el animal desapareció, los chicos entraron en la casa. El moreno se deshizo de su capa y armas.

- Como si estuvieras en tu casa.

- Gracias. - Se dirigió directamente hacia la habitación, solo quitándose los zapatos en la entrada. Se dejó caer bocabajo en la suave y cómoda cama de Sasuke. Ni siquiera fue consciente de quedarse dormido.

Notas finales:

Nos leemos <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).