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90. Buscar y Seducir (04) por dayanstyle

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—¿Qué diablos paso? —Preguntó Chaejin, cuando entró en la cocina de su casa. El suelo estaba empapado, y Taeyang estaba bajo el fregadero, haciendo golpeteando alrededor. Taehyung estaba apoyado en el mostrador, con los brazos cruzados sobre el pecho.

—Pregúntale a tu amigo —, dijo Taehyung. —Pensó que era una buena idea, arrojar la comida por el desagüe.

Taeyang salía de debajo del fregadero, con una llave en su mano.

—Me pareció que era un triturador de basura. ¿Qué casa no tiene un triturador de basura?

Al parecer, no lo tenían. Taeyang se sentó en el suelo, empapado. Se veía como una rata ahogada.

—La primera pista, debió ser el hecho de que no había ningún agujero en el fregadero, donde un triturador de basura debería haber estado —, se quejó Taehyung.

—Semántica —, se quejaba Taeyang.

—Mierda comenzó a salir y rompió la tubería —, dijo Taehyung a Chaejin.

—Ahora debe reparar su cagada.

—No sé...

—Menos palabras y más acción —, Taehyung señaló el armario, debajo del fregadero. —A menos que quieras pagar más por los daños causados por el agua.

Taeyang gruño, se apoyó sobre su espalda y se deslizó debajo del fregadero.

—¿Está calificado para jugar con las tuberías? —Preguntó Chaejin. Le parecía como solo estaba golpeándolas.

—No tengo ni idea —, dijo Taehyung. —Simplemente trata de solucionar el problema.

 

 

 

Taeyang se arrastró de nuevo, hacia fuera. —No me dijiste, que podíamos llamar a un profesional.

—No lo pediste —, dijo Taehyung. —Por lo menos cierra la puta llave del agua.

Chaejin vio el lago que cubría el suelo de la cocina, antes de darse la vuelta y dirigirse a la parte trasera. Estaba acostumbrado, a que los compañeros limpiaran cosas como esas. Donde estaban Ho Seok y Jay era una incógnita. Xiao no sería capaz de bajar, dado que estaba tan grande debido a su embarazo, que apenas podía caminar al baño sin la ayuda de Hwan Hee.

El chico, pronto daría a luz. Youngmin se había presentado a menudo, para comprobar a Xiao. Chaejin, nunca había visto al feroz vampiro, tan preocupado. Era algo completamente extraño.

Cuando un coche patrulla se detuvo en la puerta trasera de la casa, Chaejin esperaba ver a Gun Woo. No era él.

Era Byung Joo.   

No eran los buenos días que estaba esperando.

—¿Qué pasa contigo y el jefe? —Preguntó Byung Joo, mientras salía a la terraza y se cruzaba de brazos. Su radio graznó, pero Byung Joo la cogió de su cadera y la apagó.

—Eso, —Chaejin señaló al Adjunto, —no es de tu incumbencia. ¿Viniste hasta aquí solo para acosarme? —Se dejó caer en una silla y se quitó sus botas.

—Ya desearías, ser tan especial—dijo Byung Joo. —No eres más que un idiota, con una chaqueta de cuero y pantalones vaqueros.

—¿Qué demonios he hecho para hacerte enojar tanto? —Preguntó Chaejin.

—Fuiste tú, quien remolco mi motocicleta y la retuviste durante dos días.

—Eso no es... —Byung Joo agitó su mano a Chaejin. —No importa.

—Estás a molesto por que tengo la atención del jefe —, Chaejin agitó un dedo hacia Byung Joo. —Tengo su número, hombre. Eso es, ¿verdad? ¿Le consigues los chicos a tu jefe?

 

Byung Joo se acercó más, apretando la mandíbula. —El Jefe es un buen tipo. No juegues ningún puto juego mental con él. Déjalo en paz.

—Mierda. Tú... —Chaejin había colocado sus pies en la cubierta, a ambos lados, dispuesto a pelear, cuando Taehyung salió de la cocina. Miró entre ellos y luego dejó escapar un profundo suspiro.

—¿Ustedes dos están llevándose bien?

—No. —Chaejin y Byung Joo dijeron al unísono.

Byung Joo dio a Chaejin una mirada de advertencia, antes de volverse hacia Taehyung.

—Vine aquí para hablar con usted acerca de...—Miró a Chaejin.

—Oh, lo siento. No soy parte de su club de súper-secreto. —Chaejin se quedó dónde estaba. No le importaba qué Byung Joo estuviera allí. Ese idiota, no lo iba a echar de su propio porche.

—Uno de estos días, voy a plantar algunas drogas en tu motocicleta y luego te  arrestare —, dijo Byung Joo.

—¿Debería estar escuchando esto? —Preguntó Taehyung.

—Así que, ¿eres un policía corrupto? —Preguntó Chaejin, sonriendo.

—No, pero por ti, me gustaría serlo —, dijo Byung Joo.

—Y por ti, me convertiré en un entrenador de perros —, respondió Chaejin, ofendiendo la herencia lobo del hombre.

Byung Joo saltó hacia él. Taehyung agarró al adjunto. Chaejin brincó de su asiento, preparado para agarrar al bastardo.

—¿Qué, puedes repartir, pero no tomar? —Preguntó.

Byung Joo señaló con el dedo a Chaejin. —Uno de estos días, idiota.

—Ve adentro —, le gruñó a Taehyung a Byung Joo, antes de señalar a Chaejin.

—¿Qué? —Preguntó Chaejin. —El empezó.

 

—Suenas como un puto niño, de cinco años de edad —, dijo Taehyung, antes de cerrar las puertas del patio.

Chaejin se pasó una mano por el pelo y dejó escapar un largo suspiro. No iba a dejar que Byung Joo llegara a él. Tenía una cita para cenar con Gun Woo y su hijo, Byung Joo no le iba a poner de mal humor.

—¿Qué te trae por aquí? —Preguntó Taehyung, cuando Byung Joo miró el piso mojado. La tubería había dañado el suelo de madera. Saldría una fortuna repararlo. Ya podía ver el agua filtrándose en las baldosas, debajo del gabinete y a lo largo de las paredes.

 

Byung Joo contempló, una toalla empapada, en el suelo. — ¿O tu casa tiene una fuga, o Chaejin todavía no está entrenado?

Taehyung trató de ser comprensivo con Byung Joo y su relación hostil con Chaejin, pero había crecido con el semielfo y no iba a dejar que el adjunto hablara mal del chico, cuando no estaba allí para defenderse.         

—No me importa que los dos no se lleven bien. Pueden intercambiar todos los insultos, que quieras, siempre que estén cerca uno del otro, sino guardarlo para cuando él esté aquí, para defenderse.

—No vine a quejarme contigo —, dijo Byung Joo. —Ese chico me irrita.

—¿Por qué? —Preguntó Taehyung, aunque no estaba de humor para una sesión de terapia. —¿Qué puedo hacer por ti?

Byung Joo relajó su peso, sobre la pierna derecha, las manos ahuecadas en las caderas. Se quedó mirándolo con los ojos más azules que había visto nunca.

—No es lo que ha hecho, sino a quien me recuerda —, dijo Byung Joo. —Pero no es por eso que estoy aquí.

Taehyung quería preguntar a quién le recordaba Chaejin al adjunto, pero lo dejo pasar.

—Por favor, no me digas que tienes un problema —, Taehyung miró el piso mojado. —Tengo bastantes de ellos, en este momento.

 

 

 

—¿Qué diablos pasó? —Preguntó Ho seok, mientras entraba junto con Jay a la cocina, con bolsas de compras en la mano. Sus ojos, de color verde oscuro, se elevaron desde el suelo, hasta Byung Joo y luego a Taehyung.

—Los dejo solos, para ir de compras y destrozan el lugar.

Taehyung señaló con el dedo a Taeyang, cuando el hombre entró en la cocina.

—Habla con el chico de allí.

Jay se volvió hacia su compañero y frunció el ceño. —¿Qué hiciste ahora?

—¿Por qué tengo que ser el malo? —Preguntó Taeyang. Todo el mundo se quedó mirando al cambiaformas lobo, y Taeyang rodó los ojos. —Está bien, voy a ser el malo de la película.

Taehyung negó con la cabeza, mientras miraba a Taeyang. —Eres el malo de esto.

—¿Podemos hablar en un lugar más privado? —Preguntó Byung Joo.

Taehyung aún no había tenido la oportunidad, de poner su oficina. Había estado demasiado ocupado, con el taller y de ponerlo en marcha. Pasaba todo su tiempo libre allí. Sus zapatos escurrían agua, mientras conducía a Byung Joo hasta el porche y luego cerró la puerta detrás de ellos.

Taehyung se sentó, antes de sacarse los zapatos y ponerlos a un lado, para que se secaran. —¿Qué está pasando?

Realmente esperaba que fuera algo sencillo, porque todavía tenía una cocina inundada que atender. Escucharía a Byung Joo. Había tomado la ciudad como propia, y era su responsabilidad. Eso incluía al departamento de policía.

—Dos de los chicos se marchan, porque no quieren vivir o trabajar en una ciudad, donde una manada de lobos está asumiendo el control.

Byung Joo tomó asiento junto a Taehyung. —Sé que tus hombres no quieren ayudar, pero en la estación, estamos hundidos de trabajo. Pensé, que ya que deseas esta ciudad, debes encontrar una manera de convencer a tus hombres sobre que ayudar a los policías, no es algo malo.

 

—Ayudar a la policía, no es la razón por la que nadie se ha ofrecido —, dijo Taehyung, mientras se quitaba los calcetines y los arrojaba a un lado.

—Y fue Chaejin, quien rechazo la idea.

Byung Joo abrió la boca, como si quisiera decir algo contra el semielfo, pero volvió a cerrarla. Se aclaró la garganta. —No es que estamos tan ocupados, como algunas grandes ciudades, pero tenemos nuestra justa cuota de llamadas.

Taehyung se echó hacia atrás y lo miró. El tipo no le estaba diciendo algo. Los ojos del adjunto, lo evadieron.

—¿Qué es?

—El jefe dice que no es gran cosa, —dijo Byung Joo, —pero anoche, salió de la estación para ir a casa y a uno de sus neumáticos lo han cortado. Esta mañana, cuando se puso a trabajar, se encontró con un extraño poema de amor, en su escritorio. Nadie en la estación vio a alguien entrar en su oficina.

—¿No tienes cámaras?                     

—Es una estación de policía. No debemos necesitar las cámaras —, Byung Joo resopló un suspiro de frustración, antes de echarse hacia atrás.

—No tiene ningún sentido. El Jefe es un buen tipo. ¿Quién lo acosaría de esa manera?

Taehyung había estado ayer, en la parte de atrás, cuando el Jefe Lee y Chaejin estaban en la cocina. No había duda de que algo caliente y pesado estaba pasando entre los dos. ¿Podría tener algo que ver, lo del neumático y el poema, con el jefe y Chaejin? Tenía una mala sensación, en la boca del estómago. No estaba seguro de por qué. Sólo era un neumático roto y podría no tener nada que ver, con el interés del jefe en Chaejin.

Taehyung no creía en las coincidencias.

—Todo lo que digo, es que no sería una mala idea tener ojos y oídos adicionales—, dijo Byung Joo.

 

—Voy a tener una charla con los chicos —, dijo Taehyung. Byung Joo asintió y se puso de pie.

—¿Tienes algún sospechoso con lo del jefe?

Byung Joo negó con la cabeza. —Todos estamos quebrándonos la cabeza, sobre esto.

Taehyung vio como el adjunto dejó el porche y se dirigió hacia la parte trasera de la casa. Sacó su teléfono celular y llamó a Kyung Il. —Tengo un trabajo para ti.

—Ya era hora —, dijo Kyung Il. —Aunque me gusta pasar el rato, estoy listo para ser de utilidad.

—Trae tu culo al porche delantero. Tenemos que hablar —, dijo Taehyung, antes de colgar. No estaba seguro de cómo iba a averiguar quién era el culpable, pero tener un par de ojos extras, sobre el jefe, no haría daño.

 

Chaejin salió de la tienda de reparación de automóviles, listo para llegar a casa y ducharse antes de su cita con Gun Woo. Estaba sucio de pies a cabeza, por haber trabajado, durante todo el día, con los motores. Necesitaría una buena media hora, sólo para fregar el negro de debajo de sus uñas.

Mientras conducía, pensaba en su conversación con el jefe. Gun Woo había dicho, que podrían tomar las cosas con calma, y él había saltado ante esa idea, pero ahora que había tenido tiempo para reflexionar las cosas, no estaba tan seguro de estar listo, para ese tipo de relación.

Gun Woo estaba caliente. No había marcha atrás sobre eso. El tipo era el sueño húmedo, de todos los hombres homosexuales, pero no era del tipo al que él consideraría No es que le importara ser homosexual. Fue el hecho de que le dieran por el culo. 

 

 

Sabía a ciencia cierta, que Jongin no estaba en la parte inferior, y no quería ni pensar en sus padres teniendo relaciones sexuales, para averiguar quién ponía que y en dónde. No quería esa imagen en su cabeza. ¿Sus padres teniendo sexo? Yuck.

Por mucho que quería salir de la sombra de Jongin, la opinión del hombre todavía le importaba mucho. No lo odiaba. Por el contrario, quería ferozmente a su abuelo. Simplemente no quería que Jongin lo viera con nada menos que respeto y admiración mutua.

Chaejin amaba a toda su familia. Simplemente, era difícil vivir en una ciudad donde todo el mundo te besaba el culo, debido con quienes estaba relacionado. Por mucho que no le gustara Byung Joo, o incluso la camarera en el Carla’s, le agradaba el hecho de que no contuvieran sus verdaderos sentimientos, por temor a conseguir estar del lado equivocado, de Jongin.

Era francamente refrescante y con  toda  sinceridad,  Chaejin  disfrutaba profundamente, sus discusiones con Byung Joo. Ahora con Rosé, era diferente, y   no podía entender por qué no le agradaba. No es que quisiera tener algo con ella, pero si iba a tener a alguien enojado con él, le habría gustado saber la razón.

Lo mismo con Byung Joo. No había ninguna lógica detrás de la hostilidad del adjunto.

¿Y le advirtió que se alejara de Gun Woo? Eso no tenía ningún sentido. Había más en Byung Joo, que solo simple preocupación por su jefe.

Chaejin entró en la rotonda y tomó la salida, que conducía a Webster Road. Pasó la gasolinera que estaba a su izquierda y luego la estación de policía a su derecha. Su mirada recorrió la zona de aparcamiento, y vio el Ford azul oscuro de Gun Woo aparcado en el lado del edificio.

También vio el VolksWagen.

Esa era otra cosa. ¿Estaba preparado para ser padre? El apareamiento, con Gun Woo, le daría una familia instantánea. ¿Estaba listo para ese tipo de responsabilidad? Aún era joven y se sentía como si aún tuviera avena salvaje, que sembrar.

 

 

Volver a casa, después de trabajar duro todo el día y de fiesta por la noche, jodiendo todo lo que no estuviera clavado, como un conejo en celo.

Dado que tomo la decisión de mudarse permanentemente a Dalton Falls, había visitado el Silk Room, en muchas ocasiones y ya se había cogido a la mitad de los hombres que lo frecuentaban. Tenía que mantenerse alejado de los problemas, ahora que estaba acoplado, pero su pene estaba tan duro, que se sentía como si moriría por tener las bolas azules, antes de encontrar alivio.

Quería que su compañero lo aliviara, pero tener relaciones sexuales con Gun Woo suponía más, de lo que estaba dispuesto a dar.

Después de ponerse en el camino de entrada en la casa, Chaejin estaciono su Harley y se dirigió hacia el interior. Disminuyó la velocidad, al ver el daño en el suelo, ocasionado por agua. En algunos lugares, la madera se había burbujeado, mientras que en otros, parecía haberse separado. Los zócalos habían sido arrancados de la pared y estaban en un montón, a un lado de la cocina.    

—¿Qué demonios ha pasado aquí? —Preguntó a la habitación vacía, antes de que Taeyang entrara, con llave en mano. —¿Tú hiciste esto?

—Todo el mundo es un crítico —, Taeyang se quebró, mientras agitaba la llave en el suelo en ruinas. —Jodo una cosa, y ahora soy el malo.

Chaejin tocó una mancha oscura en el suelo, con la punta de la bota. El agua burbujeaba entre las grietas. —Cuando la jodes, lo haces en grande.

—Ya le dije a Taehyung, que pagaría por las reparaciones. Taeyang coloco la llave en el mostrador y se dirigió a Chaejin.

—¿Qué pasa contigo y el jefe?

Si hubiera sido cualquier otra persona, que le preguntara, Chaejin les habría dicho que eso no era su negocio. Pero Taeyang era familia, y todo lo que quería, era mantener su apareamiento en forma tranquila, hasta que pudiera pensar las cosas, las familias eran las personas más desagradables en el planeta.

 

—Todavía no estoy seguro. —Era la pura verdad.

—No dejes que los otros chicos te tomen el pelo. Por lo que he oído sobre el jefe, es un buen tipo. Ve por ello.

Taeyang buscaba en la nevera y sacó un recipiente de plástico.

—A quién le importa la edad que tiene.

—¿Por qué todo el mundo está obsesionado con su edad?

Taeyang se encogió de hombros, abrió el recipiente, olfateó, y luego lo metió en el microondas. Chaejin no estaba seguro de por qué el tipo estaba comprobando la comida. Taehyung había marcado cada contenedor individual en la nevera, con el contenido y la fecha, un hábito que había conducido a Rasa a la locura, por largos años.

 

—Lo único que importa, es si el chico te hace feliz —, dijo Taeyang. —De verdad, hermano.

—Voy a la ducha —, dijo Chaejin, mientras caminaba sobre la madera en ruinas.

—¿Cuándo se reparara este suelo?

—Tengo alguien que vendrá mañana para darle una mirada y me dará una cita.

—El horno microondas sonó, y Taeyang le dio la espalda a Chaejin.

Subiendo las escaleras, Chaejin vio a Xiao. El chico estaba sentado en una silla, junto a la ventana, con el estómago más grande que la pequeña mesa junto a él.

—¿Cómo está el bebé?

Xiao levantó la vista hacia Chaejin, de pie en la puerta, y suspiró.

—Una de dos cosas va a suceder. Ya sea que voy a dar a luz en los próximos cinco segundos, o voy a sobornar al Dr. Jaejoong, para que me ponga en trabajo de parto prematuro.

—No lo creo —, dijo Hwan Hee, mientras salía completamente vestido del baño.

 

—Vas a dejar que nuestro hijo o hija, tome esa decisión.

—Es fácil para ti decirlo —, se quejó Xiao. —No eres quien lleva una pelota de playa, sobre el riñón.

—Simplemente mantenme informado—Chaejin golpeo, con su mano, suavemente la pared dos veces y luego se dirigió a su habitación para tomar una agradable y larga ducha, y preocuparse por su situación con Gun Woo.

 

continuara...

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