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90. Buscar y Seducir (04) por dayanstyle

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Chaejin estuvo momentáneamente desorientado, cuando abría los ojos. No estaba seguro de dónde estaba, ni de dónde venía el irritante pitido. Bostezó y trató de incorporarse, sólo para gemir, cuando el dolor atravesó su cuerpo. Con el, llegó la memoria.

Le habían disparado. Dos veces.

Miró a su alrededor, mientras su mente comenzó a centrarse. Estaba en una habitación de hospital, y el irritante pitido eran las máquinas a las que estaba conectado. Su brazo izquierdo le dolía como el infierno, junto con su pierna derecha. Necesitaba medicamentos para el dolor. Tan duro como él era, no iba a lidiar con el dolor, si no tenía que hacerlo.

—Estas despierto.

 

Chaejin volvió la cabeza, para ver a Taehyung, sentado en una silla junto a la ventana. El hombre parecía estar agotado, mientras se estiraba y se ponía de pie, caminando hacia la cama de Chaejin.

—¿Cómo te sientes?

—Como si me hubieran disparado un par de veces. —Chaejin, intento una vez, más sentarse. Tuvo que usar el brazo sano, y no fue fácil, pero se las arregló para moverse un poco. Taehyung jugo con los botones, que estaban a un lado de la cama, levantando la parte superior de la cama a una altura cómoda. Eso era mucho mejor.

—Tal vez, porque lo fuiste. —Taehyun se sentó en el borde de la cama de doble tamaño. —¿Viste quién te disparo?

Chaejin movió la cabeza, en señal de frustración. —Pero supongo que es la misma persona, que daño mi motocicleta.

—Tengo a los mecánicos trabajando en ella —, dijo Jimin.

Chaejin dio un vistazo hacia el reloj circular, que estaba en la pared, para ver que estaban cerca del mediodía. —¿Dónde está el jefe Lee?

 

Una sonrisa, asomo en la esquina de la boca de Taehyung. —El chico se quedó aquí, la mayor parte de la noche. Dijo que no se iría hasta que salieras de cirugía, y sólo te dejó, porque dijo que tenía que volver a casa. Sospecho que volverá.

Su compañero tenía un hijo al que cuidar.

—Necesito algunos medicamentos, para el dolor—Chaejin trató de acomodarse en la, incómoda, cama. Cada vez que se movía, arrugaba la cama. El sonido era tan molesto, como la mierda. La peor cosa fue la almohada de plástico. Era más plana que un maldito panqueque.

Taehyung dio unas palmaditas en la rodilla. —Voy por la enfermera.

Chaejin observó cómo Taehyung se iba, antes de volverse a acomodar y se quedara mirando los azulejos blancos del techo. Aunque Gun Woo había estado cabreado con él, el tipo había arriesgado su propia vida para cargarlo desde el bosque y luego llevarlo a la sala de emergencia.                     

Sonrió, al pensar, en lo ridículo que probablemente los dos se habían visto. Debió parecer como si una montaña llevara otra. Estaba bastante seguro, de que las enfermeras anoche habían sacudido sus lenguas.

Y el jefe había permanecido junto a él, vigilándolo toda la noche. Eso decía más sobre el hombre, de lo que estaba dispuesto a admitir. Habían estado en una maldita cita y estaba empezando a desarrollar sentimientos hacia el hombre. No había vuelta de página. La gente no se apoyaba de esa manera, a menos que hubiera algo entre ellos.

Pensó en la discusión que habían sostenido y cómo lo había acusado de tener miedo. Eso era cierto, pero también reflexiono sobre el haber querido dejar que Gun Woo tomara las riendas.

Chaejin hecho un vistazo a la puerta, cuando entró una sonriente morena.

—Es bueno ver que ya estás despierto. —Comprobó sus signos vitales, sin perder nunca su alegre sonrisa. —Soy la enfermera Baker, y seré quien cuide de ti.

 

 

 

—¿Medicamentos para el dolor?

Ella levantó una jeringa. —Todo cubierto, guapo.

Inyecto el claro líquido, en la vía de Chaejin. Cuando terminó, le dijo: —Voy a dejar que el médico sepa que estás despierto.

Chaejin asintió y se acomodó, mientras ella salía y Taehyung entraba.

—Gracias —, le dijo a Taehyung.

—¿Por qué? —Taehyung acerco la silla a la cama y se sentó. Miró por encima de las máquinas y luego contempló la IV de Chaejin. Si este no lo conociera mejor, pensaría que Taehyung se sentía culpable por lo que había sucedido.

—Por ser mi alfa —, dijo Chaejin.

—No te sientas mal, porque me hayan disparado.

—No puedo evitarlo —, dijo Taehyun. —Eres mi responsabilidad.

Chaejin rió y luego hizo una mueca.

—No soy un niño. No tienes que vigilarme 24/7. ¿A que no sabías que había un loco suelto?

—Tengo a los hombres buscando en la ciudad —, dijo Taehyun. —Hasta ahora nada.

Chaejin sentía que los medicamentos empezaban a surtir efecto. El dolor comenzaba a ceder, cuando su boca empezó a secarse. Chasqueó los labios, moviendo su lengua alrededor, mientras trataba de humedecerlos. Taehyung le sirvió un poco de agua y luego le pasó una paja, con el vaso de plástico de color rosa.

Chaejin tomó un sorbo, pero la boca se sentía tan seca, como nunca antes. Tenía que ser por los medicamentos.

—Deberías sentirte mejor en un minuto —, dijo Taehyung, mientras dejaba la taza a un lado.

 

Chaejin ya se estaba sintiendo muy bien. Cuando sus inhibiciones bajaron, dijo,—Eres un buen hombre, Tae. —Sintió que daba una sonrisa tan amplia, que le dolían las mejillas. — Espera, no te gusta que te llamen Tae.

Taehyung le devolvió la sonrisa. —Veo que los medicamentos están empezando a trabajar.

Lo estaban. La mente de Chaejin se hizo borrosa, mientras palmeaba su sábana, tratando de aplanar el material.

—No me gustan las arrugas. Son pequeños y molestos bultos, que aparecen sólo para joder conmigo.

—Oh, sí. —Taehyung rió. —Estas sintiéndote muy bien, ¿verdad?

Chaejin chasqueó los labios, de nuevo. Su lengua estaba pegada a su paladar. La despego de allí, antes de asentir. —Necesito a Gun Woo.

 

—Va a estar aquí.

Los ojos de Chaejin se cerraban mientras gruñía. Había un zumbido en su cabeza, y la habitación no dejaba de girar. —El hombre me odia.

—No    parecía   enfadado   contigo   —,    dijo   Taehyung.  —Anoche,  parecía francamente asustado. Se preocupa por ti.

Chaejin escuchó sinceridad, en la voz de Taehyung. —Se preocupa ahora, ¿pero y si no quiero estar debajo de él?

Su cerebro gritaba que cerrara la boca, pero se sentía demasiado bien, en este momento y no le importaba.

—No estoy seguro, de que debamos estar hablando de esto —, dijo Taehyung, mientras se movía en su asiento. —Al menos no mientras estás drogado.

Chaejin dio un largo y dramático suspiro. —Tienes razón. Voy a arruinar mi apareamiento, debido a mi silencio.

—¿Arruinar tu apareamiento? —Preguntó Taehyung, cuando Chaejin parpadeó lentamente y observó a su alfa mirar hacia otro lado, como si le diera vergüenza ese tema de conversación.

 

 

Chaejin reía, mientras señalaba en Taehyung. —Estás ruborizado—Chasqueó los labios secos, de nuevo. —Ahora ya sabes cómo me siento. No soy un idiota.

La mirada de Taehyung giro hacia él, y vio la ira nublar los ojos grises del hombre. —¿Crees que es un movimiento idiota darle a tu compañero lo que quiere?

Cuando Chaejin volvió la cabeza, la habitación empezó a girar de nuevo. Parpadeó un par de veces para ver a dos Taehyung sentado junto a él.

—¿Alguna vez dejas que Ho seok este en la parte superior?

Una vez más, en algún lugar en el fondo de su mente, estaba gritándose a sí mismo, que guardara silencio.

—No, —dijo Taehyung, —pero no hay nada de malo en que compartir algo tan especial con el jefe. No tienes que ser menos hombre.

 

—Sí lo hace.

—No, no lo hace

—¿Quién es primero? —Chaejin rió y luego se olvidó, que era lo divertido.

—Voy a decir esto, y probablemente que no vayas a recordar la conversación—, dijo Taehyung. —Los dos sabemos que creciste bajo la tutela de Jongin, y por alguna razón, que no entiendo, crees que hay que ser como él. Noticia de última hora, no lo eres. Si lo fueras, serías alfa de Dalton Falls.

—Deja de darme un discurso —, gimió Chaejin. Su cabeza empezó a palpitar, y la bilis le subió a la parte posterior de su garganta.

—¿Piensas menos de Suho Wu? —Preguntó Taehyung.

Chaejin se tomó un segundo para recordar quien era Suho. Maldita sea, su mente estaba más dispersa, que la pelusa que encontró en sus bolsillos después de que había hecho la lavandería. —No, Suho es genial.

Se palmeó la cara y gruñó, cuando la sintió entumecida. Ni siquiera podía sentir su nariz. Maldita medicina de elfos.

 

Le habían inyectado medicamentos para el dolor, solo una vez, y fue cuando se había roto la pierna, como un adolescente. La medicación le había afectado, de la misma manera en aquel entonces.

Se sentía más borracho que una cuba, como si hubiera estado consumiendo, excesivamente, alcohol durante toda la noche.

—Suho permite que Lay este arriba de él, y a ninguno de nosotros le importa.

Chaejin rió. —Siempre traté de imaginar cómo alguien tan pequeño, podía hacérselo a alguien tan grande.

Taehyung sonrió. — Creo que todos, con el tiempo, lo tratamos de imaginar, en algún momento.

Chaejin arrugó la nariz. —No trates de imaginarme a mí y a Gun Woo, o te daré un puñetazo en el ojo. —Señaló con un dedo el ojo de Taehyung, pero no pudo llegar a él.           

Taehyung levantó las manos, con las palmas hacia fuera. —No quiero tu imagen teniendo sexo, y punto.

Chaejin volvió la cabeza, cuando oyó abrirse la puerta. Gun Woo entró. El hombre parecía apetitoso, en su feo uniforme marrón. Chaejin sonrió de oreja a oreja.

—Gun Woo —, dijo la segunda sílaba en el nombre, alargándola, un poco como demasiado.

—¿Medicamentos para el dolor? —Le preguntó Gun Woo a Taehyung. —Elevado como una cometa. —Taehyung asintió.

Chaejin se volvió de nuevo a Taehyung y presiono con el dedo los labios.

—Shh, no le digas lo que hablamos.

Taehyung negó con la cabeza. —Voy a ir con los chicos.

Su alfa se levantó y se fue, y Gun Woo se sentó junto a la cama. —Preguntaría cómo te sientes, pero puedo ver que no sientes, más dolor.

 

 

—Nop —Hizo un sonido con los labios en la “P”, y luego su sonrisa se hizo más amplia. —Eres tan guapo.

Gun Woo sonrió, antes de tomar la mano de Chaejin y le diera un beso en la palma.

—Me alegro de que te agrade mi feo hocico.

—Tienes la grande verga —, dijo Chaejin. —La vi anoche.

Gun Woo trató de ocultar su sonrisa, pero Chaejin la vio tratando de liberarse.

—Espero que vieras todo lo que hicimos anoche.

—Lo hiceeeee —, rió Chaejin. —Tan grande.

—Está bien. —Gun Woo le palmeó el brazo. —¿Por qué no intentas descansar?

—¿Dolerá?

Las cejas de Gun Woo se fruncieron. —¿Que dolerá, cariño?

—Sexo.—Chaejin cerró los ojos y se imaginó como sería dejar que Gun Woo lo tomara. 

Sonrió ante la imagen y luego hizo una mueca. Cuando abrió los ojos, la expresión de Gun Woo se había suavizado.

 

Gun Woo pasó su mano, lentamente, sobre su compañero. —Voy a hacer todo lo posible para asegurarme de que sea lo menos doloroso posible. Hasta que te acostumbres a ello.

—Vesssss —, Chaejin levantó la mano y luego la dejó caer sobre la cama, y Gun Woo asumió que el hombre estaba tratando de agitarla. —Eso es lo que me da miedo.

A pesar de que Chaejin estaba medio consiente, Gun Woo sabía que el hombre recordaría la conversación. Así que eligió cuidadosamente sus palabras.

—Y estoy seguro de que será lo mismo para mí, la primera vez que deje que me tengas.

 

Los ojos de Chaejin se abrieron, antes sonreír. —Estoy deseando que lleguemos a eso.

—Así soy yo —, dijo Gun Woo.

Dios, ¿cómo puede, un hombre, parecer tan adorable? El chico, alto, ocupaba la mayor parte de la cama y su cabello negro estaba despeinado, sus orejas puntiagudas sobresalían. Gun Woo nunca había visto un espectáculo más hermoso, en toda su vida.

Gun Woo no pudo evitarlo. Pasó los dedos sobre la punta de la oreja del hombre. Los ojos de Chaejin se cerraron, mientras gemía. Los ojos de Gun Woo se entrecerraron. Había encontrado el punto G de Chaejin. Guardaría la información, para un momento posterior.

—Trata de descansar, cielo—Siguió corriendo la yema del pulgar, sobre la oreja de Chaejin, y para su sorpresa, la sábana comenzó a elevarse. Apartó la mano. Por mucho que le gustaría terminar lo que había empezado, el hombre acababa de salir de cirugía y estaba drogado. No iba a tomar ventaja de su compañero.

—No pares —, se quejó Chaejin. Su mano fue debajo de la sábana, y empezó a masajear su erección.

—Tengo que hacerlo, cariño. —Le dio un beso suave en la mejilla, se agachó y tiró suavemente, de la mano de Chaejin.

—Descansa un poco. —Una vez que Chaejin se durmió, Gun Woo salió de la habitación, en silencio. Taehyung se puso de pie en el pasillo, Kyung Il a su lado.

—Hemos encontrado casquillos de bala. —Taehyung le informó. Levantó una bolsa de plástico transparente, con cuatro cubiertas interiores.

—No tienes una placa de policía —, le dijo Gun Woo, cuando tomó la bolsa.

—¿Alguien, además del tirador, toco estos?

—Se sobre esto —, dijo Kyung Il, como si estuviera ofendido. —Incluso tome fotografías del lugar, donde estaban, antes de recogerlos.

 

Gun Woo estaba impresionado. Recitó su número de teléfono celular, para que Kyung Il le pudiera enviar las fotos, de su teléfono.

—Voy a tener que enviarlas al laboratorio forense —, dijo Gun Woo. —Nuestro departamento de policía, no está equipado para procesar esto. Podría tomar unos días, lograr tener la balística.

—Con tal de que nos damos cuenta de quién es el tirador —, dijo Taehyung.—Quiero encontrar a la persona responsable.

—Y yo quiero procesarlo a través del sistema legal —, dijo Gun Woo. —Nada de mierda de vigilante. Puede ser que hayas llegado a Dalton Falls, para convertirte en el alfa, pero todavía tenemos un sistema judicial, que trabaja en esta ciudad.

—Sin promesas —, dijo Kyung Il, mientras giraba sobre sus talones y se alejó.

—Hay que recordar que, —le dijo Taehyung, —crecimos con Chaejin. Es de la familia. Protegemos la familia.

—Yo también —, dijo Gun Woo, mientras se guardaba la bolsita. —La familia es lo más importante para mí, pero jure cumplir la ley, Taehyung.

Taehyung inclinó la cabeza, antes irse. Gun Woo tenía la sensación de que necesitaba encontrar al tirador primero, porque si Taehyung o uno de sus hombres encontraban al tipo, no habría nada que procesar.

 

Después de pasar unos días en el hospital, Chaejin había sido dado de alta. Era bueno estar en casa. Gun Woo lo había recogido y lo llevó a casa, y cuando entró por las puertas del patio, se quedó boquiabierto.

 

La cocina parecía una zona de guerra. Las tablas del suelo y subsuelo se habían ido, las vigas estaban expuestas. No había manera de que pudiera saltar de un lado al otro, para llegar a su habitación.

—Pensé que alguien vendría a reparar esto—, dijo Chaejin, mientras permanecía de pie, en el umbral.

—El chico todavía no ha aparecido —, dijo Taeyang, mientras caminaba detrás de él. —Dijo que estaría aquí hace dos días, pero no he sabido nada de él.

El chico parecía molesto.

Gun Woo apretó sus suaves labios, en el oído de Chaejin. Su cálido aliento sopló sobre su piel. —Tienes que ir arriba y descansar.

Chaejin todavía se sentía incómodo, como el infierno. Se acordó de su conversación con Taehyung y la que él había tenido con Gun Woo. No le importaría si su cabeza se cayera. Nunca dejaría que le volvieran a dar analgésicos para elfos,  prescritos, de nuevo.                  

Cada vez que Gun Woo lo miraba, Chaejin se sonrojaba. Oró por no toparse con Taehyung en algún momento. Era una pena, que no había un botón de retroceder, la vida. Habría pulsado esa perra, hasta que se rompiera.

—Deja que te ayude—Gun Woo comenzó a alzarlo, pero Chaejin golpeó las manos del hombre.

—No en esta vida.

Gun Woo sonrió. — ¿No quieres que los chicos vean que te lleve?

—Por supuesto que no —, dijo Chaejin, mientras hacia un lado al jefe. —Vamos a ir por el frente.

—Haz lo que quieras. —Gun Woo deslizó, el brazo, alrededor de la cintura de Chaejin, le ayudó a bajar los escalones, por unos de laterales que rodeaban la casa. En el momento en que llegaron a los escalones, de la entrada, Chaejin había empezado a sudar. Se secó la frente y luego se agarró a la barandilla del porche.

 

—Deja de ser tan terco—, dijo Gun Woo. —Es obvio que te estás forzando, a ti mismo.

—No me cargarás. —Alego Chaejin, mientras sus piernas temblaban y la herida, en la parte posterior de su muslo, comenzaba a palpitar. Jalo a Gun Woo y se sentó en uno de los escalones.

—El orgullo puede ser una cosa muy peligrosa —, dijo Gun Woo, mientras se sentaba junto a Chaejin.

—Así que te estoy poniendo de los nervios —, espetó Chaejin. Un dolor de cabeza comenzó a florecer, y lo único que quería hacer, era acostarse. Estaba frustrado por no poder entrar en la casa, por su cuenta. Estaba frustrado, en primer lugar, porque alguien le había disparado. Y en segundo lugar, por que quien le disparo, había herido su Harley.

 

Jimin había transportado la moto, de nuevo, a Villa Kim para tener hecho el resto de la carrocería. Había otras tiendas que podían realizar el trabajo, probablemente mejor, pero Chaejin no confiaba a su bebé a alguien, que no sea de la familia.

—¿Por una vez, vas a dejar que me ocupe de ti?—Preguntó Gun Woo, sacando a Chaejin de sus pensamientos.

Apretando sus manos en puños, Chaejin dijo entre dientes. —Está bien.

—No suenas entusiasmado —, dijo Gun Woo, antes de ayudarlo a incorporarse. Chaejin palmeo su rostro, cuando lo levantó en sus brazos y lo llevó adentro. Para su mala suerte, Jay y Ho seok estaban en la sala, viendo la televisión.

—¡Chaejin! —Ho seok se levantó de un salto y corrió. —¿Cómo te sientes? ¿Estás bien?

—¿Estás realmente cargando su pesado culo? —Preguntaba Jay, mientras miraba a Gun Woo.

—Guarda las preguntas, para más tarde —, dijo Gun Woo, mientras se dirigía hacia las escaleras. —Chaejin necesita descansar.

 

Chaejin atrapo un guiño de Jay.  Esto era tan condenadamente embarazoso.

—Más tarde, te voy a hacer algo de comer, a menos que ahora tengas hambre—, dijo Ho seok.

—No, estoy bien, pero gracias —, dijo Chaejin, antes de que Gun Woo lo llevara arriba.

—¿Qué habitación?

—No te lo diré —, dijo Chaejin.

—Entonces creo que voy a asomarse en todas, hasta que me digas —, dijo Gun Woo.

Sostenía a Chaejin con facilidad. Incluso después de subir las escaleras, el hombre no se había quedado sin aliento. Chaejin podría ser terco, pero tenía la sensación, de que Gun Woo sería capaz de resistir durante mucho tiempo. Chaejin no le daría ese gusto.

—Segunda puerta, a la izquierda.

Gun Woo sonrió con suficiencia, mientras dejaba a Chaejin en pie y abría la puerta de la habitación. Las cejas del policía se fruncieron, cuando entró en la habitación.

—Crees en vivir con pocas cosas.

Había una cama inflable extra grande, en el suelo y una caja de leche, como mesita de noche. Los muebles de Chaejin todavía no habían llegado, pero no se lo dijo.

—No es justo hablar sobre mi maldita habitación —Se sentó en el colchón. — No se puede entrar en la casa de un chico y hablar mierda sobre lo que posee.

—Fue un simple comentario —, dijo Gun Woo. —Saca las malditas bragas de tu culo. Chaejin dio la espalda. —No uso bragas o cualquier otro tipo de ropa interior.

—Lo sé. —Gun Woo se rió entre dientes. —Lo recuerdo.

Lo que Chaejin no daría por un colchón firme en este instante. La cama inflable se hundió, profundamente, con su peso, y no pudo encontrar una posición cómoda.

 

No importaba la forma en que se movía, la cama sonaba como si se tirara un pedo y se hundía, demasiado profundamente, como para que él pudiera instalarse.

—Estás siendo obstinado, de nuevo —, dijo Gun Woo. Chaejin lo miró por encima del hombro. —¿Cómo?

El jefe puso las manos, en las caderas. — Esa cama de plástico, no es adecuada para que duermas, no a largo plazo y, definitivamente, no mientras todavía te estás recuperando.

Chaejin sonreía, mientras arqueaba una ceja. —Y, ¿qué sugieres?

—Hay una acogedora pensión con cama y desayuno en la ciudad. Daisy Inn. Podría registrar la entrada, y estaría más cerca, para que pueda comprobarte durante el día.

Por mucho que quisiera discutir, necesitaba una cama más firme. Su mobiliario debería llegar en un día, más o menos. Afortunadamente, su madre y algunas parejas, habían empacado su habitación y la habían dispuesto, para la mudanza. Si el trabajo de mover sus cosas, se lo hubieran dejado a él, estas aún estarían en su vieja habitación.

No era el tipo que empacaba. A decir verdad, tampoco del de la limpieza. Había pagado, a algunas parejas de la Guarida, cuando su habitación necesitaba una limpieza y su ropa necesitaba lavarse.

Se preguntó si podía pagarle a Ho seok y Jay para limpiar su habitación, una vez que llegaran sus cosas.

—Está bien.

—Tienes una gran cantidad de cosas —, dijo Gun Woo, mientras lo ponía de pie. El jefe agarró una bolsa, de deporte del suelo, y comenzó a llenarlo con la ropa de Chaejin, que estaba apilada en unos cestos, en una esquina de la habitación.

¿Cuánto tiempo, tenía la intención Gun Woo, de que se quedara en la pensión?

—Sí, pero no me cargaras por las escaleras, de nuevo. —Chaejin no cedería esta vez.

 

 

—Puedo manejar los escalones, sin demasiados problemas.

—Está bien, te concedo eso. Pero una vez que bajes los escalones, te ayudare.

Chaejin le guiño el ojo, antes de cojear hacia la puerta de su habitación. —Por supuesto, espero que no seas agresivo todo el tiempo.

—Está en mi naturaleza. —Gun Woo se rió entre dientes y Chaejin salió.

 

continuara...


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