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95. Indiscutiblemente Tuyo (09) por dayanstyle

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Para Sun Youl, los dos últimos días habían sido de ensueño. Woo Shin le había mostrado el pueblo, habían ido a nadar y a pasear a caballo, hasta había montado en la parte de atrás de una motocicleta y todo parecía demasiado perfecto. Tan perfecto, que no había pensado en su inminente reunión con el Sr. Oota. Tampoco en su línea de trabajo. Y definitivamente, no había pensado en la amenaza de Cresil. Cada mañana, Woo Shin le había llevado el desayuno a la cama. Habían ido a cenar al pueblo y había hecho nuevos amigos. También habían hecho el amor, tanto que su cuerpo se sentía deliciosamente usado y abusado. Y ya era tiempo de volver a su vida y al trabajo.

 

Tomar unas vacaciones había sido genial, ¿pero realmente podía creer que su vida con Woo Shin sería tan feliz y despreocupada? Ni en sueños, porque cada vez que la vida te sonríe así y las cosas son tan perfectas, luego siempre, encuentra el modo de abofetearte quitándote la sonrisa del  rostro. Ese golpe vendría en dos días, cuando fuera con su padre a la casa del líder del cartel, quizá antes, si ese demonio cumplía su promesa y lo encontraba. 

—Estás muy tranquilo—Woo Shin apoyó su mano sobre la de Sun Youl, mientras conducía de regreso a Sugar Creek. Era cálida y por un instante, hasta reconfortante. Pero el sinfín de pensamientos no le permitían disfrutar las caricias de Woo Shin. Su cerebro le recordaba los problemas que aún tenía que enfrentar. No serviría de nada, si le contara a su pareja sobre el Sr. Oota. Woo Shin no le dejaría ir y eso metería en problemas a su padre. No podía hacerle eso. No podía permitir que su padre enfrentara la ira del capo de la droga. Podría contarle sobre Cresil, pero entonces, tendría que explicarle porque el demonio estaba tras él, lo que significaba que tendría que contarle cómo había iniciado la pelea. Estaba en serios problemas y no veía ninguna salida de su dilema. 

—Sólo exhausto —dijo. Era cierto. Habían estado levantándose al amanecer y no se iban a dormir hasta altas horas de la noche. Para él se había sentido como unas mini vacaciones. En cierto modo así había sido. Un descanso de la realidad y de su apestosa vida. Cuando Woo Shin frotó con su pulgar los nudillos de Sun Youl, soltó un suspiro de aversión. Detestaba sentirse amenazado y más que cualquier otra cosa, deseaba tener una vida aburrida, una que no importunara al shifter lobo.    Woo Shin era un gran hombre, alguien bondadoso, con una familia afectuosa y agradables amigos. Sun Youl traía tanto equipaje, que sus hombros se hundían con la carga. Si Woo Shin realmente supiera lo que pasaba en su vida... cerró los ojos, la idea de perder al hombre era muy dolorosa. 

Se había enamorado profundamente de Woo Shin durante los últimos días. Ya era demasiado tarde para su corazón, pero estaba decidido a tratar de mantener una barrera entre ellos. No tan obvia, pero tenía que haber una cierta distancia. Si se permitía disfrutar esos cálidos y maravillosos sentimientos, el sufrimiento sería diez veces peor cuando Woo Shin descubriera la verdad. La cuestión no era que lo averiguara, sino cuando. Si todo salía a la luz, lo abandonaría y lo dejaría devastado y con el corazón roto. Y esa sola idea lo puso de mal humor. Frunció el ceño cuando Woo Shin tomó la salida a Dalton Falls. —Creí que me llevarías a casa. —Y lo haré —Woo Shin dijo, mientras conducía por la pendiente. —Sólo necesito pasar primero a la casa y verificar un par de cosas. Le apretó sutilmente la mano. —No me tomará mucho tiempo.—Agradécele a Rasa por toda la comida. Fue grandioso.  Woo Shin sonrió. —Intentamos convencerlo de mudarse a Dalton Falls, con nosotros, pero creo que mi familia se moriría de hambre si se va —la sonrisa de Woo Shin se hizo más pronunciada. —Además, Jongin vendría para llevárselo de regreso.

Sin duda alguna. Sun Youl había crecido en un hogar cariñoso y se había llevado bien con sus hermanos, la mayor parte del tiempo, pero no eran cercanos, no como lo era la familia de Woo Shin. Lo envidiaba. Tenía a muchas personas con quienes podía contar. Él no tenía esa buena suerte. Su padre trabajaba para el cártel. Sus hermanos vivían sus propias vidas y sólo tenía un amigo, quien estaba ocupado con su pareja y sus bebés. Nunca antes se había sentido tan solo y aislado. Pronto, ni siquiera tendría una pareja con quien contar. Woo Shin se detuvo en la calzada y se estacionó al fondo. Sun Youl habría esperado en la camioneta, pero la naturaleza llamaba. —¿Importaría si uso tu baño? Woo Shin se le quedó viendo, como si su pregunta fuera de lo más absurda.—Saca tu sexy trasero de la camioneta. Cuando llegó a la puerta de atrás, vio a algunos hombres descansando en la terraza.  

Reconocía a Taeyang y sabía quién era Dong Wan, pero no entendía porque el motociclista propietario de Creative Customs estaba ahí.  

  La casa era preciosa y le encantaba el lago que fluía detrás de la propiedad. La terraza era amplia y había muchas plantas a su alrededor, haciéndola parecer una florería. Woo Shin subió los escalones y dio esa clase de saludo que hacen los amigos, chocar las manos y los puños. —¿Cómo están todos? —Taeyang preguntó. —De haber sabido que irían a casa, te hubiera acompañado. Jiyong ha estado molestando con que Jay no lo visita. Jay tenía que ser el chico sentado en el regazo de Taeyang. Eso o tenía un tumor en el muslo que necesitaba atender con el médico. Woo Shin se echó en una de las sillas y separó las piernas acomodándolas a ambos lados del asiento. —Esas odiosas parejas, están tan locas como siempre—Woo Shin miró hacia donde estaba Sun Youl que estaba moviéndose de un pie al otro. —Llevaron a mi pareja al Reino de los Demonios. —No me digas—Taeyang se rió. 

—Escuché que te emparejaste—El hombre que dijo eso era precioso. De complexión grande, con una abundante cabellera negra y unos penetrantes ojos grises. Echó un vistazo a Sun Youl y sonrió.

—Soy Taehyung.—Jong Hyun —el otro hombre dijo. —Mucho gusto.  —Él es Jay—Taeyang le dio un apretón en el hombro al chico.—Sun Youl —asintió a todos. —Gusto en conocerlos. Dong Wan hizo una breve inclinación de cabeza. Y Sun Youl le devolvió el gesto.—Siéntate—Woo Shin le palmeó el muslo.—Baño —Sun Youl le recordó.—Yo lo llevo —Jay se ofreció. —De todos modos, quiero algo de beber. Inmediatamente, los hombres empezaron a pedir lo que querían beber. Jay rodó los ojos antes de caminar por el patio hacia la puerta. Sun Youl lo siguió.—Lo juro, ellos piensan en sus parejas como si fueran sus esclavos —Jay se quejó, pero agarró todo lo que los hombres le habían pedido. —El baño está al final del pasillo. La última puerta a tu derecha. Al cerrar la puerta, Sun Youl se sentó en el excusado cerrado y le marcó a Jong Bin.—¿Divirtiéndote con tu pareja? —Jong Bin preguntó en cuanto contestó. Sun Youl había llamado unos días atrás, para decirle a su jefe, y amigo, que iba a pasar algo de tiempo con la familia de Woo Shin. Sun Youl estaba a punto de llorar, pero se contuvo y se enfocó en una parte deshilachada de sus shorts —A lo grande.    

—Bueno. Te he programado para trabajar esta noche. Eso sí Woo Shin te permite salir de su vista el tiempo suficiente. —Al fondo se escuchaba un bebé llorando y eso hizo sonreír a Sun Youl. —Necesito hablar contigo antes de mi turno —le dijo. Tenía que desahogarse con alguien. Y dado que Jong Bin era su mejor amigo, eso tenía sentido. Quería contarle al hada sobre su padre, la reunión, el demonio y lo aterrado que estaba de que Woo Shin se enterara de lo que hacía para ganarse la vida. Jong Bin tenía una forma de hacer que los problemas parecieran menos de lo que realmente eran y vaya si no necesitaba eso ahora mismo. Quizá hasta se estaba preocupando por nada. Tras haber pasado tiempo con Woo Shin, conociéndolo, era probable que no aprobará el que fuera un stripper. Era posible que no lo tratara como una estrella del porno. Era posible. Y esa posibilidad, lo hizo sentir un poco mejor. 

—¿Pasa algo? —Jong Bin preguntó. El bebé ya no lloraba. Sun Youl escuchó al fondo una voz de hombre. J.Jun debió calmar al bebé. Lo había conocido y le agradaba, aun cuando Jong Bin había intentado mantener alejado al vampiro cuando se habían conocido. Se alegraba de que las cosas se  hubieran resuelto para los dos. —Amigo, no tienes ni idea—dijo, dando un largo suspiro. —Mi vida se derrumba y necesito alguien con quien hablar. —¿Y no puedes hablarlo con Woo Shin? —Jong Bin conjeturó. —No de eso—Se mordió el labio inferior—. Es una de las cosas sobre las que necesito hablar contigo. —Entonces, ven antes de tu turno y hablamos —Jong Bin dijo—, pero por favor no me digas que es sobre el acoplamiento con el tipo. —No, eso ya ha sido atendido. —Eso hizo que se estremeciera al recordar la forma en que Woo Shin lo había tomado, de todas las formas y en todos los lugares posibles. Incluso habían tenido sexo en el baño de la cafetería del pueblo. —Detalles —Jong Bin dijo con una risita—. Proporcióname los detalles. —No, no lo hará —J.Jun dijo al fondo—. No necesitas saber cómo tiene sexo Woo Shin. Jong Bin resopló. —No exageres. No me interesa el lobo, cuando tengo un sexy vampiro con quien lidiar. —Adulador. —Sun Youl sonrió. —Tienes toda la razón —Jong Bin dijo. —Nos vemos cuando llegues.    —Entonces iré a hablar contigo—Se despidió y colgó.

 Ya se sentía mejor. Esperaba que el hada pudiera brindarle su perspectiva y él pudiera ver las cosas desde un ángulo más atractivo. Ocupándose de su asunto, se lavó las manos y salió del baño. Sus pasos fueron más ligeros cuando iba de regreso a la terraza de atrás. Dobló la esquina de la entrada a la cocina y de repente se detuvo, el corazón se le subió a la garganta. Al otro lado de la puerta de cristal vio a Jung Shin observándolo con una expresión de disculpa. Tenía la boca abierta y sutilmente negó con la cabeza. Parado junto a él estaba Woo Shin. Y el hombre lo vio con tal disgusto, que finalmente supo que el gato estaba fuera de la bolsa.   

  Si a Woo Shin le hubieran disparado, apuñalado y luego arrastrado por entre brasas, le hubiera lastimado menos que enterarse que su pareja era un stripper, y uno muy popular por lo que acababa de decirle el cisne Experimentó escepticismo, así como ira, dolor y traición cuando vio a Sun Youl al otro lado de la puerta. No quería pensar que era verdad, pero por la expresión en el rostro de su pareja, supo que Jung Shin no le había mentido. Antes, le había dicho a J.Jun que necesitaba emoción en su vida, pero no de este tipo. Nunca así. Incluso había ido a Silk Room con el vampiro, cuando el rey de las hadas había capturado a Jong Bin, pero allí no lo había visto. Lo habría recordado. 

 

—La verdad es un buen chico —Jung Shin trataba de enmendarlo. —Sun Youl es tierno, divertido y... —Déjalo—Woo Shin gruñó. Se acordó de cómo Jewels le había roto el corazón y como Cherry lo había engañado con la mitad de los hombres de Villa Kim. Pero como siempre, ¿qué podía esperarse de los hombres que se quitaban la ropa para ganarse la vida? En su mente, evocó imágenes de Sun Youl chupando penes en los callejones y abriendo las piernas con cualquiera que le pagara, cuántos hombres habían visto al humano desnudo y retorciéndose en el escenario como una ramera. Hasta se acordó de JongJin, el costoso acompañante que había estado engañando a Taeyang. Las apariencias contradecían lo que había aprendido de Sun Youl, pero ahora sabía que toda la semana pasada no había sido más que una mentira, sólo una actuación de parte del chico.   

 Sun Youl tan sólo era otro JongJin. Lo había engañado haciéndole creer que era tierno e inocente, cuando, lo más seguro era que había jodido con la mayor parte de los hombres en el club. Dios, había sido tan imbécil. En tres pasos, Woo Shin abrió de golpe la puerta del patio. —Sal de aquí. Sun Youl parecía un ciervo encandilado por los faros. Desvió la mirada hacia los hombres en la terraza, antes de enfocarlos en Woo Shin. Rápido cruzó la puerta para evadirlo y se detuvo cuando llegó a los escalones de la terraza. Se quedó viendo esos ojos claros y su pecho se sintió tan constreñido, que le costaba respirar. —Dime porque se inició la pelea. Sun Youl torció la boca. —¡Ya! 

Jong Hyun, Taeyang y Taehyung se quedaron mirándolo, como si estuvieran tratando de averiguar si iba a explotar. Necesitó mucha fuerza de voluntad para permanecer ahí de pie y no alcanzar a Sun Youl y sacudirlo. —Había cuatro demonios sentados en una mesa —Sun Youl empezó con voz monótona y la mirada baja. —Uno de ellos me reconoció del Silk Room. Se me  insinuó, preguntando si él y sus amigos podrían tenerme a la vez. Las lágrimas comenzaron a bajar por las mejillas de Sun Youl. El lobo de Woo Shin aullaba por alcanzar a su pareja y consolarlo. Él no quería ceder. Torció el labio superior y aunque se sentía morir por dentro. Las entrañas le ardían, cuando la bilis subió a su garganta. —Apuesto a que la única razón por la que los rechazaste, fue debido a que allí estaba mi familia. —¡Woo Shin! —Taehyung gritó bruscamente, cuando de repente se detuvo. Miró a su alfa y levantó la mano. —Esto no te concierne. —No, tienes razón, pero al carajo si crees que me voy a quedar parado, viendo como le hablas de esa forma —Taehyung dijo con un intenso gruñido. —Es tu pareja. —Era—Barrió con la mirada a Sun Youl.

 Su corazón comenzó a marchitarse por el insoportable dolor. El hombre lo había engañado. Había estado dispuesto a poner el mundo a los pies de Sun Youl y el humano todo el tiempo había estado jugando con él. Su mirada se desvió a Dong Wan. El oso se había parado, parecía dispuesto a derribarlo si se acercaba a Sun Youl. —¿Qué dijiste? —Taeyang le preguntó, observándolo cautelosamente. —¿Es por eso que no decías que me amabas? —Su voz estaba llena de desdén. —Porque no es posible que finjas estar enamorado, ¿no es así? Tan sólo es por la cartera. Lamento desilusionarte, pero no tengo un fideicomiso. Has estado malgastando tu tiempo.    

—Necesitas entrar y calmarte —Taehyung advirtió. Se le acercó con una mirada de simpatía. Simpatía era lo último que quería. De hecho, la compasión de Taehyung sólo lo enfureció aún más. Los colmillos emergieron de sus encías y sus garras salieron. Taeyang, Jong Hyun y Dong Wan se pararon hombro con hombro, creando una barrera muscular con Sun Youl escondido atrás. ¿Pensaban que realmente podría lastimar a su pareja? La posición de protección que mantenían, hizo que mostrará sus colmillos.

 Tan volátil como se sentía, nunca le pondría una mano encima a Sun Youl. Y sus amigos deberían saberlo. Encaró a Taehyung. —¿Por qué, porque podría decir algo de lo que me arrepentiría? Estaba tan molesto, el dolor en su interior era tan sofocante que quería lastimar a alguien, a quien fuera. Comenzar una pelea con su alfa no era una buena idea, pero otra vez, no tenía la mente despejada. —Cualquier cosa que diga, ni se aproxima a transmitir como de verdad me siento. Dolor. Ese era el principal sentimiento que lo controlaba en este instante. No podía negar que lo amaba, pero no volvería a soportar una traición. —Me enfermas —le dijo a Sun Youl, quien seguía estando, detrás de los tres hombres. —Nunca vuelvas a acercarte a mí. Dio la vuelta sobre sus talones y enfurecido entró a la casa. Estrelló su puño contra la pared de la sala de estar e hizo un profundo y amplio agujero.

Descargaba su ira contra la pared, cuando las parejas vinieron a ver lo que estaba pasando. Lo miraron y rápidamente se alejaron.—Woo Shin —Taeyang dijo, al entrar a la sala. Lo tomó del brazo para evitar que derribara la pared. —Tienes que calmarte. —¿Eso fue lo que te dije cuando JongJin te estaba tomando por tonto? —Jaló su brazo y con los nudillos ensangrentados, usó las palmas de sus manos para golpear en los hombros a su hermano e hizo que retrocediera unos pies debido al empujón. —Ni se te ocurra tratar de defender a Sun Youl. Él es como Jong Jin.—Está afuera en la terraza, llorando desconsoladamente—Taeyang lo agarró por la pechera de la camisa y lo volteó, volviéndolo a empujar contra la pared. Sus colmillos surgieron y sus ojos cambiaron a lobo.—JongJin no es la causa de esto. Él era un despiadado bastardo que no se preocupaba por nadie más que de sí mismo. Sun Youl...    

—¡No digas su nombre! —Para liberarse, lo empujó y enojado pasó junto a su hermano, subió las escaleras y azotó la puerta de su habitación cuando entró. Su ira creció, cuando lo único que deseaba era bajar y abrazar a Sun Youl. Debía ser un gran tonto, porque lo destrozaba el saber que Sun Youl estaba sufriendo. Cayó de rodillas, echó la cabeza hacia atrás y aulló.    


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