Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

95. Indiscutiblemente Tuyo (09) por dayanstyle

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cuando Woo Shin se paró en los escalones, de la entrada a la casa de Sun Youl, sintió el calor de la mañana. Vino sin avisar, pero no había podido mantenerse lejos. Se había tomado el día libre y quería pasarlo con Sun Youl. En dos días no había visto al hombre y se moría por un beso ... y con suerte algo más. Estuvo esperando que su pareja lo llamara, después de su picnic, pero no lo hizo y eso lo confundía. Pensó que habían pasado un buen momento, además Sun Youl no se había alterado por la noticia de que eran pareja. Quizá se había equivocado. Era posible que Sun Youl hubiera tomado las cosas con calma, hasta que regresara a casa, y luego enloqueciera. Aunque podría no haber sido la mejor decisión, ya que no había sabido nada del hombre, hubiera querido darle tiempo para entender las cosas. La madre de Sun Youl abrió la puerta. Sonrió como un gato que finalmente había conseguido su plato de leche.

 —Regresaste.  Con la mirada lo recorrió de forma seductora. Él había sido educado la primera vez que se conocieron. Intentaba impresionar a Sun Youl, pero por la forma en que lo  estaba mirando había dejado una gran impresión en ella. 

—Vine a ver a Sun Youl —Woo Shin afirmó. —¿Está en casa? Ella retrocedió, permitiéndole entrar. En cuanto pasó junto a la madre de Sun Youl, ella soltó un sutil gruñido. El sonido le sorprendió y lo hizo alejarse de ella. Era humana. La había olido, pero el ruido que hizo lo sorprendió. ¿Se le estaba insinuando? ¿En serio? Echó un vistazo al resplandeciente vestíbulo y deseó que Sun Youl se apareciera. Jamás en su vida se había sentido tan incómodo. Excluyendo el hecho de que era una mujer casada, también era la madre de Sun Youl. Ella avanzó hacia él y le tendió la mano, como esperando que se la tomara. Lo hizo. ¿Qué más podía hacer? Le besó el dorso de la mano y ella bajó la mirada. Mierda. 

—¿Sun Youl? —Con esa sola palabra, rápidamente le preguntó cuándo le soltó la mano. No pudo hacerlo tan rápido y la pregunta no sirvió para alejarla.    —¿Seguro que es a mi hijo a quien vienes a ver? —Se acercó, forzándolo a retroceder. Fue retrocediendo, hasta que sintió que algo sólido chocaba contra su la espalda. Un muro. —Señora... —Woo Shin levantó las manos. Nunca le había preguntado su apellido a Sun Youl. Ahora no le importaba. Tenía que quitársela de encima. —¿Por favor, podría decirle a Sun Youl que venga? Si a Taeyang le pareció divertida la primera reacción que tuvo con Sun Youl, ahora mismo estaría riéndose histéricamente viendo a su hermanito. Al parecer a la madre de Sun Youl le gustan los hombres más jóvenes. Estaba enfrentándose a una cougar. ¿Dónde diablos estaba el marido? Ahora mismo, de verdad, le encantaría ver al tipo.

 —No te hagas el tímido. —Con los nudillos le acaricio la mejilla. Retrocedió, como si su mano fuera a reprenderlo y se golpeó la cabeza contra el muro. —No estoy jugando —Woo Shin dijo. —Usted es hermosa, pero está casada. Ella curvó sus labios con una amplia sonrisa. —Si Dante no se entera, no va a dañarlo. Ella retrocedió y con ese movimiento repentino, lo empujó hasta que vio a Sun Youl bajando la escalera. Jamás en su vida se había sentido tan feliz de ver a alguien. Estuvo tan cerca de tropezarse, con sus propios pies, para alcanzar a su pareja. Sun Youl lo reconoció y se sorprendió un poco. —¿Woo Shin? ¿Qué haces aquí? Acortó la distancia y jaló a Sun Youl entre sus brazos, intentando demostrarle a la madre de su pareja realmente a quién pertenecía. Sun Youl pareció un poco aturdido, antes de que disimuladamente lo golpeara en el brazo antes de apartarse.

—Deja de bromear. «Tienes que estar bromeando». Los padres de Sun Youl, no sabían que era gay. La tarde de Woo Shin iba cada vez mejor. La mirada de su madre hizo a Sun Youl reír con nerviosismo.—Siempre está bromeando.—Pero pensé que era el chico que te trajo a casa. —Su mirada se volvió desconfiada—. ¿Entonces, por qué regresó?   

«¿Por qué no hizo esa pregunta antes de insinuárseme?» —Sólo estaba... uh ... —Sun Youl se le quedo viéndolo con una expresión indefensa y confiada. —Vine a verlo por su coche. —Fue lo único que se le vino a la mente a Woo Shin. No le gustaba mentir sobre su pareja. Eso no le parecía bien. Woo Shin creció en una familia y en un pueblo donde las parejas gay eran aceptadas. Nunca había tenido que ocultar quien era y descubrió que eso no le gustaba.

 —¿Qué pasa con esa trampa mortal? —Preguntó. —Es el mecánico —Sun Youl explicó rápidamente. —Fue lo suficientemente amable para revisar mi coche. —Nunca había sabido de un mecánico que haga visitas domiciliarias. —Ella no pensaba soltarlo. Mantuvo su mirada fija en Woo Shin y él tuvo una muy buena idea de lo que pasaba por la mente de esa mujer. —Estaré afuera hablando con el mecánico por si me necesitas—Sun Youl avanzó hacia la puerta y Woo Shin lo siguió. Sus ojos se agrandaron cuando sintió que la daban unas palmaditas en el trasero. No se atrevió a voltear a ver. No quería que ella  pensara que había disfrutado eso. 

Woo Shin salió al porche del frente y soltó un suspiro entrecortado. Podría haberle dicho que no le interesaba, que era gay o darle muchas más excusas, pero no había querido ofender a la madre de su pareja. Pero si ella se le volvía a acercar, sería muy claro al respecto. Hermosa o no, la mujer estaba demente. —Supongo que quieres una explicación, para eso —Sun Youl dijo, mientras metía las manos en los bolsillos de atrás y se mordía el labio inferior. Bajo sus espesas pestañas alzó la vista hacia él y así su ira fue disminuyendo. 

—Hubiera estado bien si le adviertes al chico. —Caminó hacia la camioneta. Seguía nervioso por lo que había ocurrido dentro en la casa, pero aun así, quería pasar tiempo con Sun Youl. Estaba seguro, que había muchos hombres que no habían salido ante sus padres y no debería estar molesto con su pareja porque no había dado ese paso. Pero se negaba a vivir en el armario y no entraría en él, ni siquiera por su pareja. —Woo Shin, espera—Sun Youl corrió hacia él. —Por favor, no digas que estás enfadado conmigo. Woo Shin volteó y con un profundo suspiro, dijo. —No estoy molesto. Sólo... decepcionado. 

   Sun Youl parecía afligido. Asintió cuando dio un paso hacia atrás. Woo Shin seguía estando frustrado y se sentía como un canalla por hacer que Sun Youl lo mirara de esa forma. —¿Me llamarás? —Sun Youl preguntó, aunque no estaba mirándolo. Sino hacia el suelo. Woo Shin gruño para sí mismo.

 —Sube a la camioneta, Sun Youl. El hombre levantó la cabeza bruscamente. —Quieres que ... —Camioneta. —Woo Shin dijo esa palabra como una orden. Rápidamente, Sun Youl avanzó y cuando pasó junto a Woo Shin, él pudo oler los melocotones frescos. Maldita sea. Parecía que no era capaz de seguir molesto con Sun Youl. Condujo una cuadra y luego se detuvo. Sun Youl lo miraba con curiosidad.

Había resistido bastante tiempo. Jaló a Sun Youl de su asiento y plantó al hombre en su regazo, mientras buscaba la palanca para empujar el respaldo. —¿Qué haces? —Sun Youl bajó el mentón, mientras sus ojos se agrandaban. Se tambaleó un poco para acomodarse, cuando, desconfiado se quedó viendo el rostro de Woo Shin.  —Lo que venía a hacer. —Llevó su mano a la nuca de Sun Youl y lo jaló hacia si.     

  Sun Youl se presionó contra el firme cuerpo del hombre y acomodó sus palmas sobre esos amplios pectorales. Woo Shin movió una mano por su costado y luego la apoyó en su cadera. El hombre apretó la mano mientras con su lengua lo exploraba. El corazón de Sun Youl palpitaba tan fuerte. Sun Youl había pensado, que Woo Shin lo abandonaría porque estaba molesto de que su mamá no sabía sobre ellos. Debió haberle dicho, sobre todo, después de lo que se había enterado de su papá. Lamentablemente, ni siquiera la preocupante situación de su padre, le había dado el suficiente valor cuando se trataba de revelar su homosexualidad. Se paralizaba y se sentía muy mal por eso. Pero no tanto, como para dejar pasar el intoxicante beso que lo hizo arquearse contra Woo Shin. Woo Shin movió su mano hasta apoyarla sobre el trasero de Sun Youl. Y metiendo su lengua en la boca de su pareja, sondeó y exploró, esa combinación de lengua y manos hizo que el cuerpo de Sun Youl se pusiera más caliente. A través de sus shorts sintió el duro pene bajo él, y por Dios, lo quería.    

Cuando Woo Shin y Sun Youl se separaron sus sentidos estaban ardiendo y Woo Shin empezó a mordisquearlo por toda la garganta. Cuando llegó a su oreja, el hombre le murmuró. —Te deseo de la peor manera. Desesperado por recobrar el aliento, Sun Youl se apartó del regazo de Woo Shin. Aunque el aire acondicionado estaba encendido, transpiraba. Sentía que el pelo se le pegaba al cuero cabelludo y miró a su alrededor. —Entonces conduce. Woo Shin revisó el espejo retrovisor y luego salió al tráfico.

No dijeron ni una sola palabra. El cuerpo de Sun Youl seguía estremeciéndose de necesidad y notó que las manos de Woo Shin agarraban con firmeza el volante, como si no pudiera salir de la ciudad lo suficientemente rápido. El  corazón  de  Sun Youl empezó  a  desacelerarse  y  de  nuevo a  palpitar normalmente para cuando llegaron a la autopista. Se acordó de lo que Jong Bin le había contado y con la mano se tocó la piel, donde se unía el cuello y el hombro, preguntándose cuanto dolería la mordida.

 «Te unirás con él, y realmente, ustedes ni siquiera se conocen». Sun Youl se sentía como si fuera directo a un matrimonio forzado. No negaría que se sentía profundamente atraído por Woo Shin, pero estaba a punto de acoplarse con el hombre. De por vida.  Sun Youl gimió cuando acomodó el codo en la portezuela y apoyó su cabeza en la mano. —¿Pasa algo malo? —Woo Shin preguntó. Todo estaba mal. Su padre trabajaba para el cártel. El Sr. Oota lo estaba forzando a ir a su casa. No le había contado a Woo Shin lo que hacía para ganarse la vida, lo cual consideraba era la menor de sus preocupaciones, y estaba a punto de acoplarse con este. ¿Qué más podría estar mal? —Solo quisiera que el mundo se detuviera un poco. —Sun Youl replicó. —¿Qué tanto? —Woo Shin preguntó. No parecía molesto porque Sun Youl se cuestionara lo que estaban a punto de hacer. Eso sí, el hombre había percibido su aprehensión. Sun Youl sentía como si su mundo estuviera girando sin control y no pudiera hacer nada para detenerlo. Sentía un fuerte impulso por contarle todo a Woo Shin, pero insistía, no lo conocía tan bien y no estaba seguro de como reaccionaria a todo lo que le contara. No podía perderlo. Él era el único punto brillante en su vida. Sonrió, indeciso, mientras miraba a Woo Shin. —¿Podrías sólo conducir... durante un rato?  

  Woo Shin se estiró y le tomó la mano, dándole un leve apretón. —Conduciré el tiempo que necesites. Ugh. Este chico era demasiado perfecto para su desordenada vida. Frunció el ceño cuando Woo Shin rebasó la salida a Dalton Falls. ¿Realmente seguiría conduciendo? ¿Lo había tomado literalmente? —Um, ¿a dónde vamos? —Te llevo a un sitio, donde podrás relajarte y soltarte el pelo —Woo Shin le dijo —Por así decirlo. —¿Y dónde queda eso? —Es un lugar al que me gusta ir, cuando necesito una pausa de la vida. —Eso fue todo lo que Woo Shin dijo durante la siguiente hora. 

Sun Youl no se había molestado en preguntarle más. Luego de que anoche no pudo dormir, el viaje en la camioneta sirvió para que sintiera sueño y empezó a dormitar. Cuando dormía, tuvo una pesadilla sobre ir a una propiedad y quedarse atrapado por toda la eternidad. En el sueño, la casa del Sr. Oota no tenía ni puertas ni ventanas y el tipo estaba allí, en cada rincón, exigiéndole que se acostara con él, mientras trataba de escaparse de algún modo, desnudo y con las manos esposadas. Sun Youl se despertó con un sobresalto, y una fina capa de sudor cubría su frente. Se incorporó y miró a su alrededor, acordándose que sólo había sido un sueño. Frunció el ceño. —¿Dónde estamos? 

—Me di cuenta que no dormiste mucho anoche —dijo Woo Shin—. Te quedaste profundamente dormido. Luego de lo que había ocurrido fuera del estudio de su papá, Sun Youl se había quedado despierto casi toda la noche, tratando de encontrar la forma de escaparse de esa reunión. De ningún modo iría, pero no se le ocurría nada para evitar que su padre sufriera las consecuencias de su ausencia. Estaba entre la espada y la pared, y eso hizo que sintiera un fuerte dolor de cabeza.

  Sun Youl abrió los ojos, un poco, cuando Woo Shin paso por unas puertas negras de hierro. Fue por un camino de grava y se estacionó junto a una fila de motocicletas. Había una gran área de césped y una enorme casa se ubicaba detrás del camino. Notó que el bosque de atrás la rodeaba por tres lados.—¿Este es el sitio al que vienes cuando necesitas un descanso? —Todo el lugar era impresionante.—Vamos —Woo Shin dijo, mientras bajaba de la camioneta y rodeaba el capó para abrirle la portezuela. —Créeme, cuando te digo, que olvidaras tus problemas después de estar aquí durante unas horas.

    Se bajó y se quedó cerca de Woo Shin, a medida que se acercaban a la puerta principal. El hombre no tocó. Simplemente entró. Lo primero que Sun Youl escuchó, fue el ruido de las bolas de billar chocando. Sonaba música rock, a todo volumen y entre todo eso, escuchó a hombres hablando. Al frente, había unas amplias escaleras y por encima de su cabeza un candelabro de cristal. Los pisos eran de mármol y las paredes eran de madera. Tenía la sensación de que había entrado a un palacio real. Woo Shin le tomó la mano y lo jaló hacia la puerta, a su izquierda. Era un estudio. A la derecha, se ubicaba una mesa de billar, el bar estaba al lado. En el lado izquierdo, de la habitación, había sofás de gamuza y la pantalla de la televisión era la más grande que hubiera visto. De pie, junto a la mesa de billar y detrás del bar estaban los hombres más altos que jamás hubiera visto, mientras hombres más bajitos estaban sentados en los sofás, jugando un videojuego militar. ¿Cómo diantres hacían para escucharse con la música tan fuerte? En SilkRoom ni siquiera la ponían así de alta. 

—Woo Shin —un hombre dijo entre carcajadas, mientras rodeaba la mesa de billar y le daba un rápido abrazo masculino—. No sabía que vendrías. —El tipo se quedó viendo a Sun Youl. —Y que traerías a alguien tan atractivo, contigo. Sun Youl se quedó en la puerta, sintiéndose tan fuera de lugar, que quería regresar a toda prisa a la camioneta. Era obvio que se trataba de la familia de Woo Shin. ¡Oh Dios! El hombre lo trajo a conocer a sus parientes. ¿Cómo se supone que este sea un sitio para encontrarse a sí mismo, cuando se sentía al límite? 

—¿Qué hace aquí, ese cabrón? Sun Youl se dio la vuelta y alzó la vista, más y más arriba. Mierda. El tipo tenía que medir casi 2,10 mts. Tenía el pelo oscuro y además tenía una barba de candado, también tenía los ojos grises más bonitos que nunca había visto. Además, de parecer un rudo motociclista. El hombre le sonrió y él trago con fuerza. Woo Shin era un gigante, pero su pareja se veía bajito en comparación con el hombre que acababa de entrar a la habitación. —Estás asustándolo, Jongin —desde el sofá, uno de los hombres dijo. Se levantó y se le acercó. Este chico era muchísimo más bajito que Jongin, tenía un peinado con flequillo, era delgado y tenía el más extraño color de ojos. El chico le tendió la mano. —Soy Luhan. ¿Por qué sentía como si le estuviera estrechando la mano al demonio? 

 contiuara... 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).