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95. Indiscutiblemente Tuyo (09) por dayanstyle

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Sun Youl había conocido a bastantes hombres atractivos. A fin de cuentas, trabajaba en un club nocturno. También tenía la costumbre de no coquetear con ninguno de ellos, pero no estaba en el club de strippers. Se paró frente al taller de reparaciones, mientras el caliente sol veraniego caía sobre él y miró hacia la puerta, por donde Woo Shin acababa de pasar. Sí, había conocido a suficientes hombres bien parecidos, pero generalmente, eran unos imbéciles, siempre intentaban metérsele en los pantalones. Creían que el ser un stripper equivalía ser prostituta. Lo cual no era. A sus veintitrés años de vida, se había acostado sólo con dos hombres. Dos. Nunca lo mencionaba, porque nadie jamás le creyó.Después de todo, era un stripper. Pero acababa de conocer al más sexy y agradable hombre.

 

Woo Shin no había intentado metérsele en los pantalones. En vez de eso, el hombre se ofreció a ayudarlo con la chatarra de coche que tenía y además llevarlo a casa. Estaba acostumbrado a que los hombres coquetearan con él, no al revés. Había sentido que se ruborizaba y quería decirle algo más, pero no tuvo el suficiente valor para coquetear. Él, Sun Youl, nacido en una familia italiana quienes podían conversar incluso con una persona sorda, había estado tan nervioso como para decirle a Woo Shin que le parecía un hombre muy guapo. Había maldecido a su coche miles de veces por lo que ocurrió, pero luego de conocer a Woo Shin, no le importó que su coche muriera. El mecánico lo llevaría de regreso a casa. Tendría media hora e incluso más, si había mucho tráfico, como para ser lo suficientemente valiente y pedirle que salieran. 

 

Sun Youl levemente entrecerró los ojos cuando Woo Shin regreso. El hombre traía unos jeans que tenían deshilachados agujeros, en bastantes lugares y una camiseta color azul oscuro, con el logotipo del taller en el pecho izquierdo. Le quedaba perfectamente la camiseta, mostraba lo bien definido que estaba. Sus bíceps eran del tamaño de las toronjas y sus pectorales sobresalían. Pero eran esos ojos verde jade, los que lo atraían. Estaban llenos de calidez y mantenían un atisbo de alegría. 

 

—¿Listo? —Woo Shin preguntó.    —Claro—Se mordió el labio inferior, mientras Woo Shin lo guiaba hacia una hermosa camioneta nueva, con brillante carrocería y de color bronce. La cubierta del asiento era de lona negra y todo el tablero era color plateado. Estaba muy alta y de no ser por el estribo, hubiera necesitado que lo alzaran para poder subirse. La camioneta de Woo Shin, hacía que su coche pareciera sólo una lata oxidada con ruedas. Espera, era una lata oxidada con ruedas lisas. Aunque ganaba lo suficiente trabajando en el club, estaba ahorrando para comprarse una casa. Aún vivía con sus padres, así que exprimía cada centavo que ganaba. 

Vivía en Sugar Creek, pero su meta era encontrar en Dalton Falls una bonita casa de campo, con mucha tierra e incluso quizás adquirir unos caballos. No sabía nada sobre esos animales, ni siquiera había montado uno, pero aun así, quería tener unos cuantos. Se había enamorado de Dalton Falls desde el primer instante que pisó el pueblo. El ritmo de vida era más lento y le parecía perfecto. Sería una ventaja encontrarse a alguien, con quien tener una vida, pero hasta el momento no había sucedido. Y aunque Woo Shin le parecía alguien guapo, no quería adelantarse a los hechos. Sun Youl tuvo que apoyarse en la carrocería de la camioneta para subirse, incluso con el estribo.

 —Confías en los coches grandes, ¿no es así?  —Es mi bebé —Woo Shin declaró y encendió la camioneta. Ronroneaba como un gatito y Sun Youl se sintió celoso. Que mal que su coche no se encendía fácilmente. La mitad del tiempo imploraba para que encendiera, y la otra mitad lo golpeaba, mientras se la pasaba maldiciendo. La camioneta de Woo Shin estaba tan pulcra, que tenía miedo de moverse. No quería dejarle una marca de sudor o romper algo, por accidente. 

—Puedo llegar sin problemas a Sugar Creek —Woo Shin dijo y puso el aire acondicionado. El aire frío llenó el interior y la piel de Sun Youl empezaba a picar por el sudor, secándose en su cuerpo—. Pero una vez que lleguemos allí, tendrás que indicarme hacia dónde ir. 

—Está bien. Pensaba iniciar una breve charla, pero no quería que le preguntara donde trabajaba. No es que se avergonzara de lo que hacía. Sólo que no quería lo viera de un modo diferente. Todos los tipos cambiaban de parecer, cuando descubrían lo que hacía para vivir. Por una vez, quería ser tratado como si no fuera algún tipo de estrella porno. No creía que fuera mucho pedir.

 —¿Hace cuánto eres propietario de ese coche? El tipo quería hablar de coches. La tensión se desvaneció, haciendo más fácil hablar de un tema seguro. —Hace como un año. Lo conseguí por un robo.    Woo Shin gruñó. —Sí, sé que es una chatarra —Sun Youl admitió. —Pero funciona y me lleva a donde necesito ir. En ocasiones. Es lo único que puedo costear. 

—No te ofendas, pero el propietario es quien debió pagarte por quitárselo de encima. Ese coche es una trampa mortal. —Es lo único que tengo —Sun Youl se defendió—. Y lo necesito. —Sólo que no es seguro. Eso es todo. —Ya lo dijiste —Sun Youl indicó. No sabía porque le importaba al tipo. Pero la firmeza con que lo dijo, le indico que no estaba contento. ¿Pero por qué? —Agradezco que te tomaras el tiempo para revisarlo. —Sun Youl apretó las manos en su regazo. —No muchos chicos habrían sido tan amables. —Entonces has estado saliendo con las personas equivocadas. —Woo Shin dio la vuelta para meterse en la autopista. —Los chicos que conozco, se desviven para ayudar a otros. Sun Youl deseaba tener amigos así. El único amigo que tenía era Jong Bin, y el hada estaba en casa disfrutando de sus recién nacidos. Desde hacía casi dos meses que estaba ausente. Lo había visitado una o dos veces, pero no le gustaba entrometerse.

Extrañaba a Jong Bin y esperaba que volviera pronto al trabajo. —Los chicos que conozco, no lo harían—Aparte de Jong Bin, los únicos chicos que conocía eran los hombres que iban al club. Tenía dos hermanos mayores, pero ambos estaban muy ocupados con sus propias vidas. Su hermano Brad era un abogado muy capaz que hacía planes para visitar a su familia, que luego cambiaba. Thomas se había mudado a California con su esposa e hijos. Ahora sólo eran sus padres y él, y aunque se llevaba bien con ellos, nunca les contaba nada de lo que sucedía en su vida. 

Una vez que llegaron a la ciudad le dio las indicaciones a Woo Shin. Y cuando se detuvo en la calzada, silbó. —Lindo —Es la casa de mis padres. —Su mamá y su papá eran adinerados. Sun Youl no.

Tenían la idea de que sus hijos debían labrarse su propio camino en la vida, y él estaba de acuerdo. —¿Vives con tus padres? Sun Youl frunció el ceño mientras apartaba el brazo de Woo Shin. —Hey, soy pobre. No te burles. Woo Shin levantó los brazos con las palmas hacia afuera, mientras sonreía. —No me estoy burlando de ti. Lo juro.  

  Apretó los labios y abrió la puerta de la camioneta. No estaba listo para que Woo Shin se fuera. No quería precipitarse, pero llegar a saber más del hombre, no hacía daño. Además, en la camioneta no había coqueteado con él, así que esperaba que invitarlo le diera más de tiempo para hacer un movimiento. 

—Entonces, entra por algo de beber. Es lo mínimo que puedo hacer, después de que te desviaste de tu camino por mí. Apresurándose a subir los escalones de la entrada, Woo Shin dijo —Te dije que no es para tanto. —Lo es para mí. —Sun Youl abrió la puerta y dejó que Woo Shin entrara. El aroma del estofado estaba en el aire junto con el perfume favorito de su madre. El cual era Hypnotic  Poison de Dior. Se escuchó que alguien venía de la cocina. Era su madre, quien era tan bajita como él, llegó a la entrada y puso las manos en sus caderas. —No escuché tu horrible coche. ¿Al fin te deshiciste de él? —Murió. —Ya era hora. —Su madre se llevó la mano al pecho—. Tengo un ataque cardíaco, cada que te metes en esa cosa. Uno de estos días, va a desmoronarse contigo dentro. Siempre era la misma cantaleta y no tenía ganas de escuchar esos argumentos,sobre su trampa mortal.

Le pareció divertido que Woo Shin le había dicho lo mismo que su madre. —Má, él es Woo Shin. Se quedó viendo como Woo Shin se acercaba a ella y le tomaba la mano, besándosela en los nudillos. —Es un placer conocerla. Su madre se ruborizó y sonrió levemente, actuando como si nunca antes un hombre la hubiera besado. —Dios, que encantador. Sun Youl asintió y se preguntó a cuántas mujeres habría seducido Woo Shin con sus encantos. El hombre era precioso y ¿quién no se enamoraría de él? Era deslumbrante y tenía una sonrisa jovial que lo atraía. Se había sentido atraído por hombres antes, pero había algo distinto con Woo Shin. Era como si se conocieran de toda la vida, pero acababan de conocerse. Qué extraño.

 —Deja de coquetear con mi madre. —Entrecerró los ojos. Woo Shin parecía tener un don con las mujeres, y eso hizo que se cuestionara si el chico era heterosexual o gay. Nunca se había preocupado por preguntarle, pero por  otro  lado,  le  habían  enseñado  que  hacerle  preguntas  personales  a  un desconocido, simplemente era algo que no se hacía.    También, es que había asumido que Woo Shin era gay, pero podría ser que el chico sólo estaba siendo amable y respetuoso. Tal vez había interpretado mal al hombre. Sería un desperdicio si era heterosexual. Woo Shin volteó a ver a Sun Youl y le dio un guiño. —No estaba coqueteando. —Todos coquetean con mi madre —

Sun Youl señaló. No alardeaba. Sólo era la verdad. Ella tenía casi cincuenta años, pero no aparentaba más de treinta. Aún tenía un vibrante aspecto juvenil con un parecido a la actriz Sophia Loren, cuando era una despampanante estrella del cine. Su madre tenía el pelo negro y caía en ondas por su espalda, tenía los ojos almendrados. Su piel era de un tono más oscuro como la de sus antecesores y hablaba con un marcado acento italiano. Era su madre, así que no la veía de ninguna otra forma, pero más de una ocasión, había escuchado que ella tenía una voz seductora. No quería pensar de esa forma en ella. Pero sin duda, seguía siendo asombrosamente hermosa mientras envejecía con elegancia. 

Woo Shin le volvió a besar la mano antes de soltarla. —Es una mujer muy hermosa. Sun Youl rodó los ojos y en voz baja, dijo. —Adulador.  Su madre lo escuchó. —Ni se te ocurra criticarlo por ser un caballero.—¿Quién  está  coqueteando  con  mi  mujer?  —Su  padre  dijo,  con  voz estruendosa, cuando abría la puerta de su oficina y tras él se escuchaba a Frank Sinatra. Su padre era alto y muy apuesto, pero empezaba a robustecer. Su madre decía que era por su comida y él le creía. —Woo Shin está coqueteando con mamá. —Sun Youl volteó a ver al magnífico hombre que estaba parado a su izquierda. Woo Shin seguía mirando a su madre con ese tipo de nostalgia, que sólo tenía un chico que contemplaba a una mujer que no podía tener. Eso únicamente reafirmó su idea de que el hombre era heterosexual.

—Papá, este chico fue muy amable al traerme a casa. Su padre frunció el ceño, mientras veía de Woo Shin a Sun Youl. —¿Te subiste al coche de un extraño? Dios santo, que alguien le dispare. —Justo después de estrellarme en una tienda. —Como si Sun Youl no supiera distinguir un buen hombre de uno malo. Apuntó con el pulgar al cachorro enamorado—. Woo Shin me ayudó a escapar.

—Listillo —su padre dijo, agarrándolo en una llave de cabeza y despeinándolo. Apartó las manos de su papá. —¿Cómo sabes que no digo la verdad?     

 El hombre se le quedo viendo como si fuera algo obvio. —Porque no le provocarías un ataque cardíaco a tu querida madre. —Gracias por ayudar a nuestro hijo. —Su madre batió sus gruesas pestañas. Caray, esto era embarazoso. Sun Youl se sentía atraído por un hombre que hacía sonrojar a su madre. Lo único que faltaba era que su padre coqueteara con Woo Shin, y entonces sí podría morir de vergüenza. —No hay problema señor. —Woo Shin parecía estar tomándolo con calma. Mientras estrechaba la mano del padre de Sun Youl. Su padre le dio a Woo Shin una palmadita en la espalda, como si estuvieran apunto de pasar un buen rato, fumando y bebiendo brandy. —Bah, no me digas señor. Llámame Dante. —Y yo soy Stella —su madre agregó, mientras le sonreía a Woo Shin.

—Su hermano se llama Taeyang y su padre Seung Hyun. —Sun Youl no sabía porque le había dicho eso a sus padres. Definitivamente quería cambiar de tema, antes de que ambos empezaran a babear. No es que no fueran personas agradables, pero la forma en que su madre miraba a Woo Shin debería ser ilegal. Y su padre lo ignoraba o sencillamente, no le importaba. Dante Bazetti estaba acostumbrado a que los hombres coquetearan con su esposa. De hecho, le gustaba saber que muchos hombres la deseaban. Eso aumentaba su ego. Pero al parecer, a su padre no le parecieron curiosos los nombres. —Err, interesante. A Sun Youl también le había parecido así. Tomó del brazo a Woo Shin y lo jaló hacia la cocina. —Vamos Woo Shin. Te daré esa bebida. —Sin alcohol —su madre dijo tras ellos—. Aún tiene que conducir.

 Una vez solos Sun Youl dijo. —Lo siento. Woo Shin parecía confundido cuando aceptó el refresco que Sun Youl le entregó. — ¿Por qué lo sientes? ¿Tus padres? Me agradan. —Está bien, sí, son agradables, pero a veces son indiscretos y fastidiosos. —¿Los padres de quien no son así? —El chico era demasiado perfecto. Lástima que no fuera gay—. Mi papá Jiyong  te pondría contra la pared. Sun Youl se detuvo cuando iba a darle un sorbo a su refresco. —Espera. Creí que habías dicho que el nombre de tu papá era T.O.P.    —Tengo dos papás. Eso sí era más genial que lo de los nombres. Que mal que habían educado a un hombre heterosexual. Al parecer, ya no hacía falta más tiempo para tener el suficiente valor para ligar. De nada servirá. Aunque... —Entonces, ¿fuiste educado por una pareja gay? —No es como si Sun Youl no hubiera visto eso. Su mejor amigo tenía hijos con J.Jun. Woo Shin carraspeó mientras veía por toda la cocina.

 

—Algo así. —Interesante. —Pero al parecer el tema incomodaba a Woo Shin. ¿Se avergonzaba de que dos hombres lo habían criado? Le avergonzara o no, habían hecho un gran trabajo. Él era amable, respetuoso y se había desviado para ayudarle. Sun Youl se resignó a sólo ser amigo de Woo Shin. Aun si no era gay, seguía siendo bueno tener un amigo, de los cuales carecía. —La verdad no. —Woo Shin agarró un poco más fuerte el refresco. Parecía como si estuviera preparándose para salir huyendo en cualquier momento. —Si tienes tiempo, podemos ir a sentarnos en el porche de atrás. —

No quería que se fuera con una mala impresión, aun si no tenía oportunidad con él. Woo Shin lo miró y asintió. —Tengo tiempo.  Que hombre tan inquietante. Pero era el chico más agradable que había conocido, aunque un poco extraño. No quiso ofenderlo al preguntarle sobre sus padres, aunque Woo Shin parecía complacido de ir al porche de atrás. —Estás siendo demasiado educado. —Para ser un chico que parece no querer quedarse -. ¿Seguro que no te sucede nada malo? Woo Shin le dedicó una rara mirada. —Nuevamente, si piensas que mi amabilidades extraña has estado saliendo con las personas equivocadas. Así era. Acababan de conocerse y Woo Shin hizo el esfuerzo de traerlo.

Incluso fue amable con sus padres, como si estuviera tratando de impresionarlos. Eso no tenía sentido. Guió a Woo Shin al porche de atrás y tomó asiento, frente a la mesa de madera. La sombrilla sirvió para que Sun Youl se cubriera del sol, pero aún tenía calor. Sus padres no tenían aire acondicionado, así que los veranos eran insoportables. El sudor de Sun Youl empezó a humedecer su cuerpo cuando Woo Shin se sentó a su lado. —Recientemente aprendí que nada en la vida es gratis —Sun Youl dijo. Sus padres vivían en un pedacito de tierra que les permitía tener un amplio patio trasero.    

Su madre amaba la jardinería y el patio trasero lo demostraba. Había plantas por todos lados, y había unos altos arbustos que hacían parecer que estaban rodeados de bosque. Que mal que no tuvieran una piscina, porque en este momento le encantaría refrescarse nadando. —Todos tienen expectativas y si hacen algo bueno por ti quieren algo a cambio —terminó de decir. Woo Shin levantó la lata de refresco. —Tengo mi pago. —Eres demasiado fácil. —Sun Youl sonrió. Woo Shin frunció la boca y asintió. —Lo tomaré como un cumplido. Sun Youl se aclaró la garganta mientras jugueteaba con la lata que había dejado en la mesa y preguntó. —Sé que no eres de Dalton Falls. ¿Dónde solías vivir? —En la cueva de un oso —Woo Shin bromeó. La sonrisa del tipo era deslumbrante y odiaba el hecho de que solo podían ser amigos. Le encantaría besar al hombre. De hecho, se moría por hacerlo. —Está bien, estoy siendo indiscreto. Lo entiendo. Woo Shin le dio un golpecito con el dorso de su mano. El toque hizo que todo su interior hormigueara. Estaba siendo castigado. Tenía que ser eso.

Había un hombre  magnífico sentado a su lado y estaba prohibido. —No, está bien. Soy de un pueblito llamado Villa Kim. —Nunca he escuchado hablar de el. Woo Shin se encogió de hombros. —No muchas personas lo hacen. Sin embargo, aún lo adoro. —Entonces, ¿por qué te mudaste? —Si Sun Youl alguna vez compraba una casa en Dalton Falls, nunca se mudaría. —Seguí a Taehyung —dijo Woo Shin—. Él es el nuevo alfa y... —¿Alfa? Fue muy obvio cuando el chico se puso rígido y se levantó. —¿Sabes qué? Olvidé por completo que ya tenía un compromiso. Tengo que irme. Grandioso, tenía que ir y ofender al hombre todavía más. Parecía que hacía un estupendo esfuerzo para eso. ¿Por qué no, simplemente, le golpeaba con un sartén en la cabeza? Podría ser menos doloroso

—. ¿Fue algo que dije? Sun Youl sabía sobre los no humanos que habitaban en Dalton Falls. Después de todo, su mejor amigo era un hada. Si Woo Shin dijo alfa, eso quería decir, que era algo más que humano. Eso no le importaba. Era sólo que, la palabra, lo había tomado desprevenido. 

   —Nah, peque. Está bien. —Woo Shin se dirigía a la puerta de la cocina cuando se detuvo—. Dame tu numero para informarte sobre el coche. —Oh, claro. —El hombre no querría su número por ninguna otra razón. Siguió a Woo Shin al interior y en uno de los cajones de la cocina buscó lápiz y papel. Escribió su número de teléfono y le entregó el trozo de papel—. Aquí tienes. El hombre se guardó el papel en el bolsillo delantero. Qué suerte la del papel. —Supongo que seguiré mi camino. Woo Shin se quedó allí con la lata de refresco en la mano y mirándolo con una extraña expresión. No sabía por qué el chico lo miraba de esa forma y no quería preguntarle. —No estás avanzando. —Sun Youl señaló. Woo Shin asintió, se volteó y dijo por sobre el hombro, —Hasta luego Sun Youl. Sun Youl regresó al porche y se dejó caer en la silla, estaba frustrado con la vida. Algo que había comenzado como una posibilidad se había convertido en exasperación. El hombre no era gay. Supéralo.

   Al menos, podría haber hecho insinuaciones y dejar que Woo Shin le arrancara los dientes. El tipo era alguien muy varonil, y que un tipo gay se le insinuara podría ser lo que lo hiciera estallar. —Qué suerte la mía —murmuró para sí. No tenía ni una sola oportunidad con ese magnífico hombre y, y los siguientes hechos lo demostraban, sus padres ni siquiera sabían que era gay. Ni tenían la más mínima idea de que fuera un stripper. Creían que era un barman. Si alguna vez se enteraban, su madre simplemente tendría ese ataque cardíaco del que siempre alegaba estar a punto de sufrir.   

continuara....    


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