Hace un par de días la tía Rachel se ha ido a la clínica en Gales para atender su oportunidad y yo he comenzado a cuidar de sus hijos como míos, si yo fuera su padre realmente seria uno muy malo, si no me crees mira a Ciel. Tan solo los traje a él y a su hermanita al parque a jugar un rato y mira la situación; Ciel con un buen golpe en la cabeza, Sullivan llorando en el piso con las rodillas raspadas y al menos una docena de personas paradas alrededor nuestro cuchicheando quien sabe que tantas cosas.
Tsk! Idióta emberek, akiknek semmi köze (*)
Padre santísimo perdona mi mente pecaminosa agrediendo al prójimo verbalmente. Tratando de ignorar a esa gente levante a Ciel en un brazo y en el otro a Sieglinde para llevarlos a casa.
-Tranquilos, todo va estar bien.- susurro para calmarlos mientras nos alejamos del parque. Sé que levantar a Ciel en su estado actual no fue la decisión más prudente que he tomado, pero si lo ponemos así tampoco habría sido buena idea quedarnos allí así que con mucha ayuda de Dios todopoderoso Ciel está intacto, un poco desorientado por el golpe, pero intacto a fin de cuentas.
Después de algunos minutos me encuentro en la sala de la casa con ambos niños sentados mientras limpio sus heridas. Ah! Es tan triste el tener que regañarles por ser imprudentes hoy, después de todo solo eran dos niños jugando tranquilamente en el parque.
-Ciel, Sieglinde, para ser honesto no me hace muy feliz el tener que decirles esto, por ello es que les pido que no piensen en ello como un regaño, si no más bien como un consejo para no actuar de forma imprudente en el futuro. Cielo, agacharse detrás de un columpio no es buena buena idea, gracias a Dios hoy no fue un golpe tan grave. Y tú pequeña Sieglinde en caso de que un accidente como el de hoy vuelva a suceder tienes que tratar de conservar la calma para poder ayudar a tú hermano.-
-Lo siento Sebastián. Es solo que me asuste mucho cuando vi a mi hermanito en el piso sin moverse.-
-No pasa nada Sieglinde, lo de hoy solo fue un accidente, así que les pido que en un futuro solo traten de cuidarse mas. - acaricio las mejillas de ambos. -¿Tienen hambre o prefieren ir a descansar un poco?-
-Tengo tarea de historia, yo me voy a estudiar. - dice Ciel antes de levantarse e ir a su habitación.
-Y yo si iré a dormir un poco. Nos vemos más tarde Sebastián. - sonríe sullivan antes de irse.
Y yo... Creó que solo me quedare un rato a orar tranquilamente.
Tomé mi rosario y me concentré en orar. .... Y es que cuando digo que estaba concentrado en mis oraciones es totalmente que ni siquiera me percate del momento en el que Ciel salió de su habitación y llego a la sala. Tampoco me di cuanta en que momento se sentó frente a mí hasta que escuche un jadeo proveniente de él. Abrí mis ojos y camine hacia el notando su respiración agitada, esto es preocupante, se que Ciel padece asma, sin embargo no hay un motivo aparente para provocar una crisis.
-¿Te sientes bien Ciel?- me acerco a él con la intención de revisar su temperatura debido a lo rojo de su rostro. -¿Acaso tienes fiebre?- acerco mi mano con la intención de revisar su temperatura, sin embargo sus manos alrededor de mi muñeca me detienen a unos centímetros de su rostro, entonces es cuando lo miro a los ojos y veo un extraño brillo en ellos.
-Por esta razón deje de ir a la iglesia.-
-Pero a tu edad este es un fenómeno fisiológico perfectamente normal, no es una razón para que te auto-excomulgues y abandones la igle…-
-No lo entiendes Sebastián, esto comenzó a pasar únicamente cuando estaba en misa escuchando el sermón o aquí en casa cuando por algo había que orar. Cuando supe que mamá estaba enferma en verdad intente rezar por ella pero fue lo mismo.– de un momento a otro su mirada cambia y antes de que me dé tiempo a hacer algo me empuja por los hombros haciéndome caer sentado en el suelo. –Tenias que llegar tú con tu apariencia siempre perfecta y la fantástica noticia de que te has convertido en un sacerdote.-
-Mi vocación al señor no tiene nada que ver con las cosas que pasan por tu cabeza Ciel, así que te pido amablemente que dejes de decir todo es…-
-Cállate!!! – grita con un tono de voz ¿excitado? –Tú tienes la culpa de todo. Yo había estado muy tranquilo hasta que el señor predicador vino con sus 30 oraciones diarias y arruino todo mi auto control. –
Santo padre, ruego tu consejo ¿Qué debo hacer para que este niño se calme?
-Te haré pagar por ello…
-¿De qué hablas?- trato de preguntar calmado aunque en el fondo estoy más que nervioso, esa mirada en Ciel no es la de un niño de su edad, es como si cada que lo veo en sus ojos solo se refleja Lujuria.
-Desde que tú llegaste me ha costado mucho el controlarme gracias tu vestimenta y tu montón de cosas religiosas. Estoy en mi límite.- antes de que yo pueda reaccionar Ciel se encuentra sentado sobre mis piernas estampando sus labios contra los míos…
Your vows and principles do not matter When lust appears before you To tempt you to sink into sin. How far does your love for God come? Will you be able to resist temptation, preacher Sebastian?
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