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102. Kidoh (05) por dayanstyle

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El tipo que entró en la habitación de Kidoh era delgado. Tenía el pelo castaño, ojos color avellana, y era casi tan alto como Yano. - ¿Quién eres tú?

El chico sonrió mientras se sentaba en la silla junto a la ventana. - El hombre al que te negaste a ver en la guarida.

Yano comenzó a levantarse y marcharse. No necesitaba ningún consejero. No quería hablar de lo que pasó, y mucho menos a un extraño. Yano sabía el nombre del hombre del tiempo que había pasado en la guarida, pero eso no les hacía amigos, y sin duda no le hacía querer derramar sus tripas.

- No quise hablar contigo entonces, y no quiero hablar contigo ahora - dijo Yano mientras caminaba hacia la puerta de la habitación- Necesitas irte.

- Me siento bien aquí. - Xiu Min se golpeó el pecho- Se siente como un peso pesado en mi pecho. Mi boca se llena de saliva caliente, y se hace difícil respirar.

Yano hizo una pausa. - ¿De qué estás hablando?

- La necesidad de drogarte - dijo el chico- Ese anhelo que te come hasta los huesos. Esa necesidad que te hará mendigar, mentir, robar, o hacer cualquier cosa que tengas que hacer para conseguir tu próxima dosis.

 

- ¿Eres un adicto a las drogas? - ¿Cómo demonios se suponía que este tipo iba a poder ayudarlo cuando era un adicto?

- Lo soy. - Xiumin asintió con la cabeza- Pero he estado limpio durante  tres décadas.

Yano se movió lentamente hacia la cama y luego se sentó en el borde. - ¿Cómo puedes ser un adicto si no las has utilizado en todo ese tiempo?

- Siempre serás uno - dijo Xiumin- Es decir, si lo eres en algún momento, y por lo que he oído, lo eres, Yano. - Xiumin se inclinó hacia delante y apoyó los brazos sobre las rodillas- Me golpeó cuando llegó la llamada para venir a ayudarte.

- ¿Qué te golpeó?

- La necesidad de drogarme.

- Pero pareces tan tranquilo. ¿Cómo estás luchando con eso?

- ¿Además de la pura voluntad? - preguntó Xiumin- Llamo a Chen . Es mi compañero. Y si eso no funciona, entonces llamo a mi padrino, pero contarle a Chen lo que está pasando por lo general funciona.

- ¿Por qué no llamas primero a tu padrino?

- Porque no funciona de esa manera en el mundo no humano. Chen es mi pareja, pero también es mi mejor amigo, mi amante, una agitación a veces, y una roca sólida en la que puedo apoyarme cuando más lo necesito. Me conoce de adentro hacia afuera y de arriba hacia abajo. Él sabe lo que hay que hacer cuando esas ansias me golpean, y está allí para traerme de vuelta y tranquilizarme. Tuvimos una larga conversación en nuestro camino aquí.

Yano deseó tener algo remotamente parecido. Pensó en Kidoh y en la forma en que su compañero había estado allí para él, no le había juzgado, y no paraba de decirle cosas alentadoras, incluso cuando Yano estaba en su peor momento.

- Sí, puedes tener eso con Kidoh, pero primero tienes que trabajar en ti.

Yano se sorprendió de que Xiumin supiera lo que estaba pensando. - Pero Kidoh y yo acabamos de conocernos hace unos días.

- Unos días, toda la vida, no importa cuando se trata de parejas, Yano. Va a estar allí para ti, permanecerá a tu lado, y te ayudará a través de los tiempos difíciles.

Yano se burló. - Lo siento si no compro ese concepto. Mis padres se tratan con una helada corrección.

- ¿Y te han tratado de esa manera, verdad? - preguntó Xiumin- ¿A quién tienes en tu esquina, Yano?.

Pensó en A-Tom, pero eso nunca sucedería. - A nadie.

- Te equivocas. Tienes a Kidoh y, por lo que he visto, a sus hermanos, también. Deberías haber escuchado la preocupación en la voz de Dong Wan cuando hablé con él. Al tipo le importas.

- ¿Cómo? - Yano casi gritó la palabra- Ni siquiera le conozco.

- No es necesario conocer a alguien para querer ayudarlos. Eres el compañero de su hermano, lo que significa que va a cuidarte. Está en el ADN de un shifter.

- Una vez más, mis padres.

- Por lo tanto, son una excepción a la regla. Pero no son la norma. Yo vivo en una casa con más de cuarenta hombres, y confía en mí cuando te digo que, si te metes con uno, entonces tienes a toda la manada en el culo.

- Es vergonzoso.

- Sí, lo es. Pero tienes que aprender a dejar tu orgullo a un lado y pedir ayuda. Tienes una casa llena de hombres que están dispuestos a ayudarte si les dejas. Conocí a mi compañero cuando estaba enganchado. ¿Crees que quería que los hombres con los que vivía supieran que era un perdedor?

Yano se sentía como un perdedor.

- Pero se quedaron a mi lado, nunca me hicieron sentir menos hombre, y me ayudaron a atravesar lo peor.

- No es como si hubiera ido a buscar que me sucediera esto.

- No, sé que te secuestraron y te forzaron a consumir las drogas. Pero, ¿puedes decirme honestamente que no has consumido nada antes de esa fecha?

 

- En ocasiones, pero nunca algo tan potente.

- Así que el deseo ya estaba allí, solo que en una dosis muy pequeña.

Yano asintió.

- Y tener esa potente droga empujada en tu vena hizo tus adicciones cien veces más fuertes.

Cuanto más tiempo hablaba el hombre, más veía Yano que Xiumin sabía de lo que estaba hablando. Aun así, no estaba seguro de estar listo para enfrentarse a sus problemas. El tipo podría decir que debía dejar su orgullo a un lado, pero eso era más fácil decirlo que hacerlo.

- Voy a pensar en ello. - En honor a la verdad, Yano quería que lo dejaran solo. No conocía a este tipo prácticamente de nada, y discutir sus jodidos problemas con un extraño era lo último que quería hacer.

- Y yo no voy a ninguna parte.

Yano frunció el ceño mientras encrespaba el labio superior.

- ¿Vas a obligarme a aceptar tu ayuda?

- Justo como me obligaron a mí. Si espero hasta que estés listo, en realidad podrían salirme canas.

- ¡No quiero tu jodida ayuda! - La cabeza de Yano se sentía como si un enano estuviera dentro de su cráneo, martillando. Tenía el pecho oprimido, y el corazón le latía como loco. Yano sintió el deseo arañándole, y sólo quería que lo dejaran solo.

 

- No eres tú el que habla, Yano. Son las drogas.

- ¡Que te jodan! - Yano se levantó de un salto y paseó por el dormitorio- Deja de hablar como un maestro de escuela.

La cabeza lo estaba matando, y Yano empezaba a sudar. Xiumin se rio entre dientes. - Suena así, ¿eh?

- ¿Te estás riendo? - La ira de Yano se hizo más intensa.

- ¿Qué, quieres que nuestra conversación sea profunda y meditativa? ¿Debo conseguir un retiro para ir?

- Eres un asno, y no me gustas. - Mierda. Mierda. Mierda. La saliva comenzó a acumularse en la boca de Yano.

Por primera vez desde que entró en la habitación, Xiumin perdió su tranquila compostura. Sus ojos se estrecharon cuando apoyó las manos en las caderas. - Y tú eres un bebé malcriado de fondos fiduciarios que necesita dejar de hacer berrinches.

- ¿Qué sabes de mi vida?

La cólera desapareció de la expresión de Xiumin. De nuevo parecía relajado y controlado. - Yo tenía un fondo fiduciario y casi lo gaste todo en las drogas. ¿Es eso lo que quieres? ¿Estar arruinado y ser un drogadicto?

Esas palabras tenían el poder de golpear a Yano en la cara.

¿Un drogadicto? ¿Era realmente un drogadicto? - ¡Lárgate de mi habitación antes de que te saque!

Xiumin se levantó y dio una larga mirada a Yano. - Estaré aquí para ti cuando estés listo.

La bondad y la comprensión del tipo solo sirvieron para enfurecer aún más a Yano. - Vete.

En cuanto Xiumin se fue, Yano cayó de rodillas y vomitó.

 

* * * *

- Me quedaré con ellos - dijo Chen mientras Kidoh paseaba por la sala de estar. - Ve tras el vendedor. Tienes que cortar el suministro de Yano.

Kidoh no quería dejar a Yano, pero lo que Chen decía tenía sentido. Él quería al tipo de todos modos, pero Yano estaba haciéndose daño. Kidoh lo sentía en los huesos.

- Ve - dijo Sung Hak- Me aseguraré de que no le pase nada a tu compañero.

- No tardaremos - prometió Dong Wan.

- Me aseguraré de eso - agregó Hoojoon- El hijo de puta tiene que aprender acerca de empujar ese veneno en Sugar Creek.

 

Kidoh miró hacia el techo cuando oyó el grito de Yano. No podía entender lo que decía su compañero, pero Kidoh estaba a cinco segundos de subir allí.

Chen puso la mano en los brazos de Kidoh. Kidoh nunca había conocido a nadie con los ojos plateados. Eran inquietantes y hermosos a partes iguales. - No puedo dejarlo.

- Y Xiumin sabe lo que está haciendo. Yano está en buenas manos.

Dong Wan y Hoojoon salieron por la puerta principal. Kidoh miró al techo una última vez antes de seguir a sus hermanos. Todo en Kidoh le dijo que no fuera, pero Kidoh no tenía idea de cómo ayudar a su compañero. Tal vez dejarlo en manos de Xiumin era la mejor opción.

Mierda, Kidoh no lo sabía.

 

* * * *

- ¿Y bien? - preguntó Chen a Xiumin cuando bajó las escaleras- ¿Cómo te fue, cachorro?

Su compañero parecía agotado ya, y había estado allí sólo una hora. Chen lo tomó en sus brazos y abrazó a su compañero, a sabiendas de que Xiumin luchaba contra su propio demonio. Cada vez que Xiumin luchaba en su propia batalla, Chen volvía a la época en que le había acechado fuera de Midway Mall con el fin de impedir a su compañero drogarse.

 

Recordaba ese tiempo como si hubiera sucedido ayer. Había cosas que se quedaban con un hombre durante un largo tiempo. Pero no importaba lo que pasaron, Chen no podía imaginar su vida sin su cachorro. Xiumin era el latido del corazón de Chen.

- Esto va a ser duro - dijo Xiumin mientras descansaba su mejilla contra el pecho de Chen- Está muy enganchado.

- Si alguien puede ayudarlo a través de esto, eres tú. - Chen dio un beso en la cabeza de Xiumin y luego se volvió hacia Sung Hak- Puede que quieras subir las escaleras con Yano. No necesitamos que cambie y huya a esconderse.

- Eso es lo último que quiero. - Sung Hak subió las escaleras, sólo para volver a bajar un segundo después- No está en la habitación, y su ventana está abierta.

Mierda. Chen y Sung Hak comprobaron toda la casa. Yano se había ido.

* * * *

Kidoh aparcó en la calle. No quería que Arnie supiera que venían. Lo último que quería era que la hiena escapara. Kidoh y sus hermanos habían estado luchando contra los traficantes de drogas de Sugar Creek durante mucho tiempo, y se sentía como si se libraran de uno sólo para que surgiera otro.

Era una batalla sin fin, una de la que Kidoh estaba enfermo y cansado. Pero esta era la primera vez que el problema había golpeado tan cerca de casa. Esta era la primera vez que el problema le había afectado tan íntimamente. Seguía viendo la mirada desesperada en los ojos de Yano, la necesidad de drogarse, el sudor, la palidez, los temblores, e incluso todavía podía oler el vómito.

Kidoh había soñado con encontrara su compañero. ¿Qué no- humano no lo había hecho? y no era tan tonto como para pensar que su compañero sería esa persona perfecta, sin problemas. Todo el mundo tenía al menos uno o dos temas que tratar en su vida personal.

Sólo deseaba que el problema de Yano no hubieran sido las drogas. Kidoh cerraría a Arnie, sin importar lo que tuviera que hacer para lograrlo.

Hoojoon se deslizó hasta la parte trasera de la casa para asegurar la puerta de atrás. Dong Wan y Kidoh subieron al porche ruinoso. La casa de un solo piso parecía que había visto días mejores. La pintura blanca estaba manchada y descamándose, y los escalones que conducían al porche se hundían. Había manchas de hierba seca en todo el césped delantero, y una de las ventanas en la parte delantera de la casa tenía cinta adhesiva gris corriendo en diagonal, como si cubriera una grieta.

 

Kidoh intentó abrir el picaporte tambaleante. Giró y empujó silenciosamente la puerta principal. Él y Dong Wan tenía las armas fuera, en las manos, Kidoh entró el primero.

- Mira, te dije que tendría tu dinero el viernes - decía Arnie desde algún lugar de la casa- ¿Por qué me estas presionando por él ahora?

Kidoh miró a su alrededor y se atragantó cuando vio juguetes esparcidos en la sala de estar. Por lo que sabía de la hiena, Arnie no tenía hijos. ¿Alguien más vivía allí? Kidoh señaló los juguetes. Dong Wan asintió.

- Voy a revisar la casa por si hay cualquier otra persona - articuló Dong Wan hacia él.

Lo último que cualquiera de los hombres Remus quería era que algún inocente quedara atrapado en el fuego cruzado. Si se llegara a eso.

Con movimientos lentos y medidos, Kidoh se deslizó por el pasillo.

- Ese no es mi puto problema - dijo Arnie. Kidoh vio una cocina más adelante y asumió que era donde estaba la hiena- . Tu cagada no me concierne. No puedes arrojarme en esa mierda. No voy a caer por algo que hiciste.

Kidoh presionó la espalda contra la pared. Quería esperar hasta que Arnie dejara de hablar por teléfono. No quería alertar a quienquiera que la hiena estaba hablando sobre ese problema de que estaban en la casa del individuo.

 

Dong Wan apareció junto a Kidoh y negó con la cabeza. No había nadie más allí. Bien.

- Trata con esa mierda por tu cuenta - dijo Arnie. Kidoh echó un vistazo alrededor de la esquina para ver que la hiena había colgado el teléfono. El hombre se calmó, olfateó el aire, y luego se volvió, pero Kidoh se movió demasiado rápido y tenía su pistola en la cabeza de Arnie antes de que el hombre pudiera reaccionar.

- ¿Qué diablos es esto? - gruñó Arnie pasando su mirada de Kidoh a Dong Wan.

Dong Wan agarró el arma que había apoyada en la mesa y la metió en la parte trasera de la cintura del pantalón.

- Vendiste tu veneno a la persona equivocada, hijo de puta.

- Kidoh presionó el cañón de su arma más fuerte en la cabeza de Arnie. Destellos de Yano en el piso del baño azotaron la mente de Kidoh. Su ira creció. Apretó los dientes cuando dijo - ponte de rodillas.

- No me pondré de rodillas para ti o cualquier otra persona.

- Arnie se lanzó hacia él, y Kidoh golpeó el cañón de la pistola contrala sien de Arnie. El tipo se tambaleó hacia los lados, pero se mantuvo de pie. Kidoh le golpeó el estómago una y otra vez mientras la rabia lo inundaba.

- Kidoh. - Dong Wan agarró el brazo de Kidoh cuando lo levantó de nuevo- No de esta manera.

Arnie se precipitó hacia la puerta trasera, pero cuando la abrió, Hoojoon entró, con la pistola levantada apuntando al pecho de Arnie. - Inténtalo, perra.

Arnie retrocedió, su mirada de acero estrellándose entre los tres hombres. - ¿Qué quieren de mí?

- Tu muerte - dijo Kidoh- . Vendiste Paradise a mi compañero.

- ¿Yano es tu pareja? - Los ojos de Arnie se abrieron un poco- Mira, no lo sabía.

- Como si eso te hubiera detenido - Kidoh se moría por poner una bala en la cabeza del tipo, pero Dong Wan tenía otros planes.

- Dinos quién es tu proveedor.

- Que te jodan - dijo Arnie y escupió en el suelo- No te voy a decir una mierda.

Kidoh disparó a Arnie en la rodilla. El hombre maldijo cuando fue derribado. - ¡Pedazos de mierda! - Aulló y luego se puso de pie.

Kidoh tenía que concedérselo a Arnie. El tipo no caía fácilmente. La mandíbula de Arnie se flexionó de un lado a otro mientras sus fosas nasales se ensanchaban. - Puedes culpar a Kang Hyun por Yano. Cuando Yano me llamó, pidió esa basura. Tenía que ir a Kang Hyun para conseguirlo. Cuando Kang Hyun preguntó para quién era y se lo dije, sus ojos se iluminaron como el puto árbol de Navidad. Dijo que tenía algo nuevo y me lo dio.

 

- ¿Y no preguntaste qué era ese algo nuevo? - preguntó Kidoh- ¿Vendiste ese veneno sin darle un segundo pensamiento?.

Kidoh estaba confundido. Si Kang Hyun quería recuperar a Yano tan mal, ¿por qué iba a darle al shifter gato algo que casi lo había matado? No tenía ningún sentido.

- La oferta y la demanda - dijo Arnie como si debiera haber sido obvio- Si la gente quiere bombear esa mierda en sus venas, es su problema. Yo solo obtengo beneficio de ello.

Kidoh gruñó mientras dio un puñetazo en el intestino de Arnie.

- Son monstruos como tú los que arruinan la vida de la gente.

Arnie jadeó mientras sostenía su estómago. - No, son los drogadictos los que arruinan sus propias vidas. Si yo no le hubiera vendido esa mierda a Yano, la habría conseguido en otro lugar. No soy el único tapón en Sugar Creek.

- ¿Tapón? - Hoojoon parecía confundido.

- Un distribuidor que puede conseguir lo que quiera - explicó Kidoh.

Hoojoon frunció el ceño. - Eres un pedazo de mierda, Arnie.

Kidoh envolvió la mano alrededor de la garganta de Arnie y empujó el cañón de su pistola contra la sien del hombre. - ¿Y dónde consigue Kang Hyun ese veneno?

Bien podría obtener la respuesta que Dong Wan estaba buscando antes de volar los sesos de la hiena por todos los armarios.

- Wang Hao - se ahogó Arnie- Es el nuevo Oota, sólo que todo se trata de negocios. Tiene planes para expandir el tráfico de drogas.

El tipo estaba cantando con una pistola en la cabeza y un oso cabreado listo para apretar el gatillo.

- Busca en la casa - dijo Dong Wan a Hoojoon- . Encuentra cualquier cosa que se parezca remotamente a las drogas y luego limpia la mierda.

- ¿Estás malditamente loco? - Arnie luchó contra el agarre de Kidoh- Wang Hao me pondrá una bala en la cabeza si haces eso.

- ¿Parece que me importa ?- Kidoh gruñó en la cara del hombre- Te estoy sacando del negocio. Si consigo incluso un aroma de que estas traficando de nuevo, voy a llenarte de agujeros.

Arnie gruñó mientras empujaba a Kidoh. El hombre se agachó cuando Kidoh disparó su arma. La bala impactó en el armario detrás de la cabeza de Arnie mientras la hiena se zambullía bajo la mesa y recuperaba una escopeta que, obviamente, había pegado allí debajo.

Kidoh, Dong Wan, y Hoojoon abrieron fuego. En el momento en que se detuvieron, Arnie era un sangriento lío muerto en el suelo de linóleo manchado.

 

 

Dong Wan giró la cabeza y apretó un dedo en los labios. Kidoh corrió por el pasillo. Alguien había entrado por la puerta principal. No sólo tenían que salir de allí, sino que no podían permitir que cualquier testigo fuera corriendo a la policía.

Kidoh se detuvo cuando vio a Yano allí de pie con los ojos muy abiertos y temblando tanto que debería haberse desmoronado. El hombre estaba llorando y abrazándose a sí mismo, y Kidoh no estaba segura de sí era por los disparos o por la necesidad  arañando a su compañero.

Kidoh atrajo a Yano entre sus brazos. - ¿Qué demonios estás haciendo aquí?

Yano luchó para liberarse, luchando contra el agarre de Kidoh antes de desplomarse contra su cuerpo. El corazón de Yano latía erráticamente. Con un susurro bajo y ronco rogó

- Sálvame o mátame. No puedo seguir con esto.

 

continuara...


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