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102. Kidoh (05) por dayanstyle

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Yano estaba aterrado. No creía que Kidoh entendiera completamente lo despiadada y solapada que era la hiena en realidad. Kang Hyun pensaba que Yano era de su propiedad y el hombre no se detendría ante nada para recuperarlo. Eso y el hecho de que Kang Hyun estaba empeñado en obtener la fortuna Kim hacía de la hiena un hombre muy peligroso.

Todo esto era culpa de Yano. Le había permitido a Kang Hyun trabajarle con alcohol, y Yano había dejado escapar algo sobre la fortuna de su familia. Recordó los ojos de Kang Hyun iluminándose después de eso, pero había estado demasiado borracho de Red Spanking para darse cuenta de que acababa de convertirse en víctima del hombre.

A-Tom tenía razón. Yano tenía el peor gusto en los hombres. Yano no podía quedarse allí. Tenía que correr tan lejos y rápido como pudiese hasta que Kang Hyun encontrase un nuevo juguete que le interesara. No había manera de que pudiera poner en peligro a esta familia. Lo que había dicho era cierto. Yano había intentado escapar más de una vez, y fue entonces cuando el idiota había decidido mantenerle drogado.

Obediente y babeando. No era una mirada que Yano quisiera volver a llevar de nuevo.

 

- Sí, muchas hienas trataron de sacarnos, y también un demonio. Se necesita mucho más que un idiota cabreado para hacerme temblar.

¿El tipo tenía piedras por cerebro? Era como si Kidoh se negara a creer lo que Kang Hyun era capaz de hacer. El shifter oso estaba loco si pensaba que podría enfrentarse a Kang Hyun y ganar.

- No puedo quedarme aquí.

- Y yo te dije que no era seguro para ti salir en este momento.

- Kidoh puso un dedo bajo la barbilla de Yano y le inclinó la cabeza hacia atrás hasta que se miraron el uno al otro- Sé que no confías en mí, Yano. Has pasado por mucha mierda, y te mantuvieron drogado durante la mayor parte de eso. Pero te puedo prometer que estás a salvo aquí.

Parte de Yano quería creer en Kidoh. Estaba cansado de luchar por su libertad, cansado de pelear. Yano estaba agotado y sólo quería un descanso de la vida. Si se quedaba allí con Kidoh, entonces tendría otro plato de problemas para tratar. Nadie había sido amable con él o se preocupaba por él, por lo que aceptar la protección que le ofrecía Kidoh se sentía extraño. Yano no confiaba en él, no sabía cómo confiar, pero discutir no le llevaría a ninguna parte. Tenía que pensar en otra manera de salir de allí, además de luchar contra el gran oso. No iba a ganar contra Kidoh, no físicamente.

- Está bien, no me iré.

Kidoh le miró como si el hombre no confiara en la palabra de Yano. Poco sabía el hombre que no podía. Yano esperaría el momento oportuno, y en la primera oportunidad, se largaría.

Yano quería confiar en alguien. Quería creer que podía confiar en al menos una persona en este mundo. Estar solo apestaba, ya pesar de que se reunía con un montón de gente en los clubes que frecuentaba, y sus vecinos parecían agradables, no había una sola persona a la que pudiera llamar cuando necesitaba un amigo.

Incluso el material electrónico que Kidoh había colocado a Kang Hyun, no sería suficiente. Independientemente de lo desesperadamente que Yano quería confiar en el hombre, tenía que cuidar de sí mismo.

- ¿Tienes miedo de mí? - preguntó Kidoh, como si pudiera sentir la incomodidad de Yano.

- No eres tú, en particular - admitió Yano- En este momento tengo miedo de la vida. He pasado por mucho en las últimas dos semanas. Ahora me encuentro en un lugar extraño y descubro que fue mi compañero quien me rescató. Eso es mucho para asimilar, y estoy aterrorizado por que Kang Hyun me encontrará, sin importar lo que me prometas.

- ¿Así que sientes el tirón, también?

Yano asintió soltando una carcajada sin humor. - Y déjame adivinar, piensas que ser compañeros implica confianza y amor automáticos. - Se apartó de Kidoh y se trasladó a unos metros de distancia. Yano necesitaba la distancia para pensar y respirar. Estar tan cerca del hombre afectaba a sus neuronas.

Kidoh sonrió. - No. Eso lleva tiempo. Nosotros no nos conocemos.

Esa no había sido la respuesta que Yano esperaba. La mayoría de los no humanos pensaban que encontrar un compañero era amor y felicidad instantáneos. Yano pensaba que esas personas necesitaban ir al psicólogo. Sus padres eran un buen ejemplo de que una pareja acoplada podía vivir juntos, pero ser tan fríos el uno con el otro como un gélido invierno. A sus espaldas, les había llamado esculturas de hielo más de una vez.

- Al menos no estas delirante.

- Me han llamado muchas cosas, pero nunca delirante- dijo Kidoh.

A Yano le gustaba la sonrisa del chico. Era cálida y amable, y sus ojos color avellana brillaban. Kidoh parecía auténtico, pero Yano había sido engañado más de una vez. Kang Hyun había sido amable y dulce al principio, pero se había convertido en un psicópata tan pronto como había conseguido llevar a Yano a su casa.

Eso le hizo preguntarse cómo actuaría Kidoh cuando Yano no se doblegara a su voluntad. Yano no iba a quedarse para averiguarlo. Lo que más le sorprendió en todo esto fue A-Tom.

 

Su hermano normalmente no habría movido un dedo para ayudarle. Durante todo el tiempo que Yano podía recordar, se había arrastrado detrás de A-Tom, desesperado por la atención de su hermano, pero A-Tom siempre había alejado a Yano. Después de toda una vida de rechazo de su hermano, Yano había dicho al infierno con él. Había empezado a moverse por sí mismo y se había metido en una mala situación tras otra. Yano todavía no podía entender lo que motivó a A-Tom a pedir ayuda para rescatarlo.

- ¿Tienes hambre?

- No - Cualquiera que fuse la droga que Kang Hyun le había dado tenía el poder de acabar con el apetito. No podía recordar la última vez que había comido, pero aún no tenía hambre. Sin tener que subirse a una balanza, Yano sabía que había perdido algo de peso. Por el momento, no le importaba. Todo lo que quería era que la vida dejara de lanzarle bolas curvas.

- Deberías comer algo.

La comida era la última cosa en su mente. - Necesito algunas de mis cosas de casa.

Kidoh negó con la cabeza. - La última vez que intentamos eso, los hombres de Kang Hyun estaban esperando. Apenas conseguimos sacar a A-Tom vivo.

- No puedes mantenerme prisionero aquí. - Al diablo con esperar su momento. Yano había pasado de una prisión a otra, aunque el director actual era mucho más sexy que el anterior. Se quedó allí de pie con una mezcla de emociones. Yano quería creer que Kidoh podría mantenerlo a salvo, y quería atravesar al otro lado del mundo para escapar de la hiena.

 

Kidoh había abierto la boca para decir algo cuando sonó un pitido en algún lugar de la cocina. Yano observó mientras Kidoh sacó el teléfono del bolsillo, se quedó mirando la pantalla, y luego maldijo.

- ¿Qué es? - preguntó Yano nervioso.

- Kang Hyun está en movimiento, y su coche apunta en esta dirección.

Yano comenzó a temblar cuando el miedo se apoderó de él. Sabía que ese bastardo vendría detrás de él. A Kang Hyun no le gustaba perder, y que Kidoh rescatara a Yano era perder.

- Tengo que salir de aquí. - Yano corrió hacia la puerta, pero Kidoh lo detuvo, utilizando su cuerpo bien tonificado como escudo.

- Correr ciegamente lejos de aquí sólo va a lograr que te capturen de nuevo.

- Viene hacía aquí - señaló Yano- . ¿Qué vas a hacer, simplemente ignorar su llamada a la puerta?. Eso no funcionará, Kidoh. Créeme. He intentado ignorar el tipo. Simplemente no desaparece mágicamente.

 

Yano lo deseaba. Habría mantenido los ojos cerrados todo el tiempo en casa de Kang Hyun, si ese truco realmente funcionara. Ahora, el sátiro venia hacia allí, y Kidoh no dejaría que Yano corriera gritando de la casa. ¿Cómo seguía metiéndose en estas situaciones?

- Tengo esto cubierto - le tranquilizó Kidoh. Marcó en el teléfono, habló rápidamente y luego colgó. Ni siquiera tres minutos más tarde, la cocina estaba llena de hombres fornidos. Yano sólo pudo contemplarles a todos. ¿Cómo no hacerlo? Sólo esperaba que no estuviera babeando demasiado.

- Estos hombres son mis hermanos - dijo Kidoh. Maldita sea si la reserva genética del hombre no estaba plagada de un ADN magnífico- Excepto Sang Do, Andy, y Se Hyuk. - Kidoh señaló a los hombres. Notó que A-Tom tenía el brazo envuelto protectoramente alrededor de Se Hyuk. Una punzada de celos corrió a través de Yano. A-Tom nunca había sido protector con él, ni un día en su vida.

Pero espera. ¿A-Tom no le había dicho anteriormente que el tipo grande era su compañero? ¿Qué diablos estaba pasando con su hermano?

- ¿Por qué estamos aquí? - preguntó Dong Wan.

Kidoh levantó el teléfono. - Ese rastreador en el coche de Kang Hyun indica que está conduciendo en esta dirección.

- No significa que vaya a venir - señaló Sung Hak. Yano estaba contento de recordar todos sus nombres. Eran muchos para recordar, y su cerebro no estaba exactamente enfocado.

Kidoh miró el teléfono, arrugas tenues entre sus ojos. - Está dando la vuelta.

Yano casi se hundió del alivio. Había sido una falsa alarma.

 

* * * *

Kang Hyun se pavoneaba en el aparcamiento del centro comercial, sonriendo para sí mientras se deslizaba en su coche. Había colocado el dispositivo de rastreo en otro vehículo. Dejaría que los hombres Remus persiguieran ese coche por todas partes. Le molestaba que los osos pensaran que podían engañarle.

También había encontrado dispositivos de escucha alrededor de su casa y había eliminado todos menos el de su oficina. El dispositivo podría servir a un propósito. Kang Hyun podría alimentarlos con información falsa, llevarlos a una emboscada, y luego, recuperar su propiedad.

Nadie le quitaba nada, y se aseguraría de que esos osos pagaran por irrumpir en su casa, matando a algunos de sus hombres y tomando lo que no les pertenecía.

Cuando un hombre y un niño pequeño se acercaron al coche, Kang Hyun observó el padre tirar algunas cosas en el maletero y luego atar al joven humano en la sillita. Se fueron, y Kang Hyun sonrió.

 

* * * *

Yano tenía los nervios de punta. Observar que el pequeño punto se acercaba a la casa le había aterrorizado, y lo único que quería ahora era una bebida... o diez. Vivir con una amenaza constante sobre su cabeza le hacía querer gritar de frustración, pero en el lado positivo, al menos no estaba drogado y babeando.

- Muy bien - dijo Dong Wan- Quiero que todos estén en estado de alerta. Si alguno sale de la casa, que vigile su espalda y llame si ve a Kang Hyun o sus hombres.

Después de ver lo cerca que Kang Hyun había llegado en su búsqueda, Yano decidió que tal vez mantener su trasero en la casa de los hermanos Remus no era tan mala idea. No necesitaba que la hiena o sus hombres lo atraparan accidentalmente. Si Yano nunca veía a Kang Hyun, sus hombres, o esa casa, nuevamente, sería demasiado pronto.

- Necesitas descansar, gatito. - Kidoh agarró la mano de Yano y se dirigió a las escaleras.

- ¿Cómo me llamaste? - Tiró y tiró de su mano hasta que Kidoh, finalmente se detuvo- No soy un gatito. Soy un hombre adulto.

Kidoh echó un vistazo por encima del hombro y le dirigió a Yano una sonrisa maliciosa. - Soy plenamente consciente de ello, pero me gusta el apodo cariñoso.

Yano se quedó momentáneamente silencioso. Nadie le había dado un apodo antes, y mucho menos lo utilizó como una muestra de cariño hacia él. Una burbuja de risa se abrió camino hasta el pecho de Yano. Kidoh también sonrió, pero era una sonrisa de satisfacción. Volvió a tirar de la mano de Yano, y no impidió que su compañero lo llevara a su dormitorio.

Cuando Kidoh cerró la puerta de la habitación, Yano se puso nervioso. Kidoh querría reclamarlo. Era natural. Era una fuerza motriz interna para todos los no humanos cuando encontraban a su compañero. Yano también lo sentía. Su gato ronroneó ante la idea de que el oso le reclamara, pero Yano no estaba seguro de nada de esto.

- Deja de mirarme como si fuera a derribarte y montarte.

- Kidoh soltó su mano y tomó un mando a distancia, encendiendo la televisión que estaba montada en la pared.

Las palabras de Kidoh tuvieron el efecto deseado. La polla de Yano se endureció al pensar en su compañero tomándolo de todas las formas posibles. Estaba agradecido de que los pantalones cortos que llevaba fueran holgados y escondieran su erección.

Kidoh olisqueó el aire. Yano sintió que su piel se calentaba con un intenso rubor. El hombre podía oler su excitación. Kidoh se rio entre dientes, y sonaba como sol líquido. ¿Cómo alguien podía ser tan guapo y encantador? Yano se sintió atraído por el sonido y la sonrisa.

 

- Siéntate, gatito.

Echando un vistazo alrededor de la habitación de Kidoh, se dio cuenta de que había fotografías en la pared. Tenía una hermosa sonrisa, y estaba de pie entre dos versiones más viejas de sí mismo. La mujer era bonita, y el hombre mayor era fuerte y guapo.

Había ropas esparcidas por el suelo, una toalla arrojada sobre un aparador lleno de libros, una barra de desodorante, y cosas al azar como un juego de llaves y una cartera, un paquete de chicles, y otras menudencias.

Esta habitación estaba habitada. Tenía personalidad, a diferencia de la habitación donde Yano había estado encerrado. Solamente había un sofá, una pequeña mesa redonda para comer, y un baño tan pequeño que debería haber sido un armario en su lugar.

Se sentó en la silla junto a la ventana y enroscó las piernas debajo de él. Kidoh se detuvo en una película llena de acción. Dejó el mando a distancia, se quitó los zapatos, y se metió en la cama, acostado sobre la espalda con las manos metidas debajo de la cabeza.

Mientras transcurría la película, los ojos de Yano seguían vagando hacía Kidoh. Esta vez, cuando su mirada aterrizó en el hombre, se dio cuenta de que Kidoh se había desabrochado el botón de los pantalones. Con los brazos metidos detrás de la cabeza, la camisa se le había subido, revelando una franja de carne bronceada y musculosa. Yano apartó rápidamente la mirada, solo para regresarla lentamente a su compañero.

Una sensación de hormigueo corrió por entre sus dedos. Yano quería tocar la piel bronceada, lamer ese perfecto abdomen y montar la cintura de Kidoh a horcajadas.

Volvió a apartar la mirada.

- ¿Por qué no te unes a mí? - preguntó Kidoh. Cuando Yano miró a su compañero, Kidoh estaba viendo la película- Prometo no morder.

Eso fue todo para él. Quería que Kidoh lo mordiera... y lamiera, chupara, tocara, babeara, y cualquier otra cosa que el tipo quisiera hacer con el cuerpo de Yano. Se sentó allí presionando secretamente la palma de la mano en su erección dolorida, diciéndose a sí mismo que no fuera.

No era que no quisiera follar. Por primera vez en la vida de Yano, estaba intimidado por un hombre. En los clubes que frecuentaba, Yano era todo descarado y respondón, sin un hueso tímido en su cuerpo. Pero este era su compañero. No podía tener relaciones sexuales con Kidoh y luego irse, y no volver a ver al chico de nuevo. Esto era permanente, el único hombre con el que tendría relaciones sexuales por el resto de su vida.

Sus piernas se deslizaron por debajo de él. El labio inferior de Yano estaba atrapado entre los dientes mientras miraba fijamente la televisión y luego echó un vistazo a Kidoh. Su compañero no estaba mirándole. Simplemente dio unas palmaditas al lugar junto a él en la cama.

El tipo sabía el efecto que tenía en Yano. Había una ligera sonrisa en la cara de Kidoh, como si supiera que Yano iba a ceder.

Y cedió.

Yano se sentó en el borde de la cama, con las manos entrelazadas entre los muslos. Miró fijamente la película, pero no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Su atención se centraba en Kidoh.

Yano aulló cuando Kidoh se dobló, lo agarró por la cintura y tiró de él. Esperaba que Kidoh fuera al grano, pero el tipo coloco a Yano contra su costado y se relajó de nuevo. El hombre no hizo un solo movimiento para tocarlo.

Acomodándose, Yano apoyó la cabeza sobre el pecho de Kidoh, sus cuerpos formando una T. Yano estaba rígido, con los tobillos cruzados mientras miraba a la pared en el lado opuesto de la habitación, preguntándose si Kidoh iba a hacer algo, o sí en realidad iban a ver la película.

- Relájate, gatito. - Kidoh puso su mano sobre el pecho de Yano- Te dije que no voy a tumbarte y montarte.

Uf, las cosas que decía este tipo. La polla de Yano se puso imposiblemente más dura a medida que se movió. Esto era peor que la tortura de ser bombardeado y llenado de drogas porque Yano quería esto. Lo deseaba con una desesperación abrumadora.

Yano contuvo la respiración cuando la mano de Kidoh se deslizó por su pecho, quedando peligrosamente cerca de su polla, pero luego volvió a deslizarla y la instaló sobre el corazón de Yano. Ya sea que Kidoh se estuviera burlando de él intencionadamente, o no, Yano estaba listo para arrancar los ojos del hombre por ponerle tan caliente y necesitado.

No había forma de que Kidoh no oliera la excitación pesada colgando en el aire. El tipo sabía que Yano estaba excitado, sin embargo, sólo se quedó allí.

Al diablo con esto. Yano giró y abrió la cremallera de los pantalones de Kidoh. Su compañero le disparó una ardiente mirada por lo que Yano estaba haciendo. Kidoh tenía los parpados pesados mientras observaba a Yano liberar su polla. Maldición,

¿Era parte caballo el tipo? Su eje era grueso y largo, y Yano tuvo que abrir mucho la boca para tomar la cabeza reluciente. La chispa en los ojos color avellana de Kidoh creció mientras Yano trabajó la gruesa circunferencia en su garganta.

Kidoh siseó mientras sus caderas saltaban hacia arriba amordazando a Yano que retrocedió mientras sus ojos se humedecieron. Se aclaró la garganta y lo intentó de nuevo. Esta vez Kidoh movió las caderas en ráfagas cortas, absteniéndose de empujar su longitud completa en la garganta de Yano.

 

Los gruñidos de placer vibraron en el pecho de Kidoh, mientras sus manos se aferraban a la cabeza de Yano. Sus dedos estrangulaban su cabello mientras este lamía un lado de su polla y luego chupaba la cabeza en la boca.

Yano se puso de rodillas para agarrarle mejor, deslizando su otra mano en los pantalones del hombre para jugar con el saco arrugado. Kidoh lo soltó y empujó los pantalones por sus muslos musculosos.

Tener la polla del hombre en su boca era fantástico, pero Yano quería más. Quería sentir a Kidoh golpeando su culo. Mientras lamía y chupaba, Yano trabajó sus pantalones cortos y les dio una patada para quedar libre. Se echó hacia atrás y miró hacia Kidoh. - Jódeme.

- Súbete en mí - dijo Kidoh con un toque ronco en su tono- Móntame, gatito.

- ¿Lubricante?

- Cajón.

Yano se acercó y abrió el cajón. Encontró el tubo y lo agarró. Kidoh se lo quitó y luego se palmeó el estómago. Yano respiró hondo mientras deslizaba una pierna por encima del abdomen esculpido de Kidoh. ¿Estaba realmente sucediendo?

¿Estaba Kidoh a punto de reclamarlo? Todo parecía estar sucediendo tan rápido, sin embargo, Yano no quería frenar. No cuando tenía un hombre tan magnífico debajo de él.

 

- Inclínate hacia delante.

Yano hizo lo que Kidoh exigía. Apretó las manos en el pecho del hombre, metió la nariz en el cuello de Kidoh, y luego extendió sus piernas ampliamente. Su cuerpo se sacudió cuando los dedos mojados tantearon su agujero.

- Relájate, gatito. - Kidoh presionó un beso a un lado de la cabeza de Yano- Vamos a ir despacio si lo deseas.

¿Lo quería lento? Yano estaba tan cerca que no estaba seguro. Todo lo que sabía era que quería a Kidoh dentro de él... como, hace diez minutos. Cuando los dedos del hombre le abrieron, Yano siseo entre dientes. Los dedos de Kidoh no eran pequeños, y lo estiraron ampliamente mientras entraban en él.

Su mandíbula cayó abierta mientras los ojos rodaban hasta la parte posterior de su cabeza. Si los dedos de Kidoh se sentían así, Yano no estaba seguro de sobrevivir a la polla del hombre.

- Bien, está bien. - Yano jadeó fuertemente, casi olvidando lo que estaba a punto de decir- Estoy listo. Juro que estoy listo.

- Se levantó hasta que pudo mirar esas bellezas de color avellana- Jódeme.

Kidoh se rio entre dientes. - Impaciente.

Alcanzando detrás de él, Yano alejó la mano de Kidoh.

- Necesito tu polla dentro de mí.

Una vez que su polla estuvo untada con lubricante, Kidoh agarró la base y asintió. - Móntame, Yano.

Esta no había sido la primera vez que había oído esas palabras, pero había sido la primera vez que sonaban tan condenadamente eróticas. Era increíblemente caliente la forma en que Kidoh lo miró mientras Yano se relajaba descendiendo en la erección del hombre. Y, lo que era aún más caliente, estaba viendo la punta de los colmillos de Kidoh. Sobresalían de su labio superior, añadiendo sensualidad a lo que estaban a punto de hacer.

Cuando la cabeza de la polla de Kidoh apareció más allá de su anillo de músculos, los ojos de Yano se cerraron. Respiró profundamente y se estremeció. La mano de Kidoh descansó en la cadera de Yano.

- Muévete, gatito - dijo el hombre, y sonaba como si estuviera hablando con los dientes apretados- Me estás matando.

La repentina necesidad de complacer a su pareja superó a Yano. Se dejó caer hasta quedar sentado en la polla de Kidoh.

- Joder, tan apretado- dijo Kidoh con un gemido- . Muévete, amor. Necesito que te muevas.

Poniendo las manos sobre el ancho pecho de Kidoh, Yano comenzó a rebotar. La sensación disparó el cerebro de Yano en órbita. Se sentía como si estuviera perdiendo la cabeza y acababan de empezar. Kidoh estaba mirándolo fijamente, y Yano se sentía como si fuera el mundo entero del hombre. Kidoh acarició a Yano por todas partes, y un fuego ardía bajo su piel donde su compañero le tocaba.

 

Gimió cuando Kidoh se hizo cargo, empujando las caderas hacia arriba, mientras Yano empujaba hacia abajo. Yano se perdió en esos ojos color avellana mientras Kidoh le follaba a un ritmo feroz.

Y entonces el hombre se desaceleró. Pasó la mano por el cabello de Yano mientras sonreía. - No puedo esperar a llegar a conocerte.

Yano no estaba muy seguro de eso. Como no esperaba nada de nadie más que de sí mismo, era bastante egoísta y se acostumbró a hacer las cosas por su cuenta. Creía que no era nada y tenía miedo de que Kidoh se sintiera decepcionado con el hombre que llegase a conocer.

Yano apretó el culo, estrechando su canal, haciendo todo lo posible para conseguir que Kidoh dejara de mirarlo todo sonriente.

- ¡Joder! - Kidoh los hizo rodar, colocando a Yano sobre la espalda. El compañero de Yano se estrelló contra él, sus caninos en toda su longitud ahora. Sus manos apretaron los tobillos de Yano con fuerza mientras extendía sus piernas ampliamente.

Yano cerró los ojos y arañó la ropa de cama mientras era follado hasta el olvido. Yano quería olvidar el lío en el que estaba. Quería olvidar su tensa relación con su hermano, y quería olvidar a sus padres de mierda. Pero, sobre todo, Yano quería que el mundo se desvaneciese, dejando sólo a él y Kidoh detrás.

 

Gritó cuando Kidoh hundió los colmillos en su cuello. Yano luchó por respirar mientras se retorcía bajo el hombre. Su orgasmo se liberó, enviando a Yano a las estrellas mientras su cuerpo convulsionaba.

Kidoh liberó sus caninos y besó la herida mientras empujaba más y más fuerte. Se quedó quieto por un instante y luego se movió aún más rápido mientras su polla palpitaba dentro de Yano.

Ambos eran un desastre sudoroso. Kidoh se derrumbó junto a él, lanzando uno de sus brazos sobre el pecho de Yano. El chico se echó a reír. Yano estaba perdido.

- ¿Que es tan gracioso?

- Eso fue un infierno de película.

Yano frunció el ceño mientras aspiraba una bocanada de aire. - ¿Qué película?

La sonrisa de Kidoh creció, haciéndolo parecer diez veces más atractivo. - Exactamente.

Yano sonrió mientras miraba la televisión para ver los créditos finales. - No tengo ni idea de lo que estaban poniendo.

Kidoh tiró de Yano cerca y lo acarició. - Para ser honesto, no tengo ni idea tampoco. Estaba demasiado ocupado esperando que mi compañero tuviera el valor suficiente para venir a la cama.

 

Yano se acurrucó cerca. - Vencí los nervios.

- Sí, es cierto. - Kidoh envolvió los brazos alrededor de Yano, y nunca en la vida Yano se había sentido más seguro o más querido. Se acurrucó aún más, tratando de absorber tanto de Kidoh como pudiese. Su compañero era cálido y olía bien. Su brazo era fuerte, y los latidos de su corazón calmantes.

Si todo esto era una alucinación de las drogas que Kang Hyun le había dado, Yano nunca quería estar lúcido de nuevo.

 

continuara...


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